Lovesick Girls

By MasiGG

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Jennie recibirá un castigo por parte de su padre por ser tan mimada, vivir por un tiempo con una de las traba... More

Prólogo
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Epílogo 1
Epílogo 2
Last Game
Especial 400k

1

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By MasiGG

Jennie Kim, una hermosa y joven coreana de diecinueve años de edad, se podría decir que es la persona más adinerada de Seul, es poseedora de una asombrosa herencia que obtuvo gracias a sus padres, se suma que la herencia es de una cantidad aproximada de cien millones de dólares para el resto de su vida, sin contar todos los lujos que recibe desde que era una pequeña niña.

Su vida diaria se resume en autos, hoteles, ropa, joyas, fiestas y viajes. No tiene preocupaciones, no tiene problemas, no necesita trabajar, no se estresa por nada, pues tiene todo lo que quiere y cuando quiere.

Jamás se le ha negado nada.

Pero eso no es lo que la hace popular entre los de su misma clase, más bien se hizo conocida por su actitud con los demás, es una chica arrogante, testaruda, egocéntrica y extremadamente engreída y mimada

Alguien realmente insoportable.

Pero lamentablemente para ella, su padre estaba dándose cuenta de lo mal que hizo en mal criarla de tal manera, sabia que había cometido un error, y eso era algo inaceptable y vergonzoso para él. Pero buscaría una solución, una donde Jennie no pueda escapar fácilmente y aprenda a valorar las cosas y momentos que el dinero no te puede dar, una donde por primera vez, no tenga ningún dominio.

_Lisa Manoban para servirla - sonrió - tengo veinte años, soy alguien joven, fuerte, saludable e inteligente. Soy eficiente para cualquier trabajo y puedo hablar cinco idiomas, me va muy bien en técnicas de combate y defensa personal, soy alguien en quien puede depositar su confianza fácilmente, no tendrá porqué preocuparse en los trabajos que me...

_Lo siento - la secretaria interrumpió - pero ahora no necesitamos a nadie, los puestos fueron tomados ayer.

_¿Ayer? - preguntó dudosa - pero...en el afiche decía que las entrevistas serían dos días.

_Y fue publicado un diecisiete, hoy es veinte - aclaró apenada - creame que sería perfecta para cualquier trabajo, pero ahora los oficios están llenos, quizá el próximo mes tengamos un puesto para usted.

Lisa perdió un poco los ánimos al escuchar aquello, un mes era mucho para ella, necesitaba un buen trabajo ya para seguir manteniendo a su familia, los pequeños trabajos que realizaba no le era suficiente.

_Entiendo - respondió resignada - fue un error mío, debí leer bien la publicación, pero tiene razón, quizá vuelva el próximo mes - se puso de pie - perdón por quitarle su tiempo, permiso - sonrió apenada.

_Espere - Lisa giró a verla, esperanzada - puede dejar su número si desea, aveces se desocupan puestos en los primeros días, y si es así, puedo llamarla para...

_¡Por supuesto! - respondió rápidamente - usted solo llameme y estaré puntual, no importa qué trabajo sea - la secretaria sonrió por lo animada que estaba.

A esa hora, Jennie se encontraba en el gran patio de su mansión como siempre lo hacía todas las mañanas, realizaba su rutina de pilates y ejercicios que venía haciendo desde que tenía solo quince años, durante esos cuatro años a logrado tener un cuerpo de ensueño, un cuerpo que muchas mujeres envidian y que a ella le encantaba presumir.

Pero había algo que la incomodaba, no podía concentrarse por la mirada de idiota que el jardinero tenía sobre ella, era todo lo que había hecho desde que ella había llegado, ya ni siquiera estaba cumpliendo bien su trabajo, se supone que las rosas no se deben de cortar, pero claro, pero él cómo se va a dar cuenta si está cortando mirándola a ella.

Jennie se enderezó dejando incompleto uno de sus ejercicios y se puso las manos en la cintura, suspiró exhausta y frustrada por la repetida situación, siempre era lo mismo, no podía realizar sus ejercicios sin que un baboso se le quede mirando.

_¿Estás teniendo un buen día? - preguntó con normalidad a ese joven, él, extrañado, solo asintió nervioso y mostró una sonrisa, no se había dado cuenta de su acción, Jennie era tan hermosa que cualquiera se quedaría en su mismo estado.

_Perdón, señorita - se disculpó, sabía que lo habían atrapado - no volverá a pasar - estaba avergonzado.

_Claro que no - tomó su pequeña toalla y comenzó a caminar para dirigirse dentro de su casa, pero tenía que pasar justamente detrás de él para hacerlo. Se quitaba el sudor de su rostro con la toalla y sin girar a verlo, lo lanzó sobre él y siguió su andar sin importarle - estás despedido - pronunció con serenidad - vete ahora mismo.

_Pero...señorita - se levantó con mirada suplicante - no puede hacer eso, es mi primer día, por favor, en serio lo lamento, pero no me despida.

Jennie ingresaba al interior de la casa, se detuvo en la entrada al ver a una de sus empleadas y señaló con un gesto al jardinero que seguía pidiendo una oportunidad.

_Llama a los de seguridad y echenlo de aquí - iba a seguir pero se detuvo - pero esperen a que termine de ducharme, quiero ver cómo lo echan - sonrió y siguió su camino.

_Entendido, señorita Kim.

Unos minutos después, el señor Kim se encontraba de camino a la entrada cuando vio a los de seguridad llevando a rastras al joven que había contratado como jardinero, por un momento se quedó extrañado e iba a pronunciar algo, pero la voz de su hija le hizo saber lo que había pasado.

_Hola, Daddy - llegaba a él con una brillante sonrisa, estaba vestida con una ropa simple pero cara, el cabello lo tenía suelto y húmedo, señal de que se había dado una ducha - ¿llegaste para almorzar?

_Jennie - giró a ver por un momento como lanzaban al chico fuera de la propiedad - ¿tú les dijiste que lo lanzaran? - preguntó dudoso.

_Se lo merece - alzó los hombros.

_Hija, no puedo buscar cada dos días a un nuevo jardinero.

_Entonces busca a alguien que no sea un pervertido - se cruzó de brazos.

_¿Ese también? - preguntó ya cansado.

_Sí, ese también, se la pasó mirándome durante toda mi rutina, no, ni siquiera pude cumplir con mis horas de ejercicios porque ya no lo aguantaba.

_Hija - suspiró y se mantuvo en silencio unos segundos, pensando - está bien, conseguiré a otro - sonrió resignado - entiendo tu incomodidad, a tu madre le pasaba lo mismo, y creeme, tampoco me gustaba.

_Gracias, Daddy - ambos ingresaron dentro de la casa, el señor Kim siempre intentaba pasar tiempo con su hija, solo se tenían a ellos después del accidente que tuvo la madre de Jennie, no quería que su hija se sintiera sola.

_¿Hoy saldrás? - preguntó su padre.

_Sí, iré con Rosé y Jeongyeon de compras, hoy a salido nuevos modelos de ropa y accesorios channel, sería un pecado no tenerlos. ¿y tú?

_Tendré una reunión con un amigo, es un tema muy importante para ambos.

_¿sobre la empresa? - se detuvieron en la entrada del comedor.

_Es para el futuro de la empresa, ya sabes, estoy envejeciendo y debo asegurar que mis trabajadores queden en buenas manos cuando me jubile - hizo una pequeña pausa - hija...¿segura que no quieres hacerte cargo de la empresa?

_Ay, papá. Sabes que estar en una oficina no es lo mío, además tengo el dinero suficiente para toda mi vida, ¿para qué voy a preocuparme de tu empresa? - caminó a la mesa y se sentó para esperar que la empleaba traiga el almuerzo.

_Es la empresa de la familia - se sentó frente a ella - me gustaría mucho que quedé a tu cargo en vez de un extraño a quien no conozco, ¿puedes al menos pensarlo? Por favor - su voz era tranquila.

Jennie viró los ojos, estaba harta de esa conversación.

_Sí, padre, como digas - no tardó mucho para que los empleados llegaran con un gran festín, de lo cual, solo una pequeña parte sería consumido.

Su padre solo la veía comer, distraído en sus pensamientos, ¿qué sería de su futuro si seguía con esa actitud?

_Entonces, ¿te equivocaste de fecha? - Lisa asintió - eres una tonta - la pequeña rió.

_Hey - siguió su risa - no fue mi culpa, estaba distraída con los envíos y solo tuve tiempo de apuntar la dirección, y por hacer eso casi no entrego a tiempo el paquete.

_Aquí está - su madre llegaba con el almuerzo, un tazón de ramen para cada una, algo simple pero que llenaría el estomago por completo. A comparación de la familia Kim, su mesa era pequeña, solo un pequeño cuadrado pero que era suficiente para las tres - disfruten que ya no hay - rió levemente.

_Gracias, mamá - respondieron ambas hijas - no te preocupes, esta noche traeré la cena - agregó Lisa, comenzando a tomar los fideos con los palitos.

_¿Pollo? - preguntó emocionada la pequeña Suzy de ocho años.

_Si eso quieres - sonrió con la boca llena.

_Ayer me ofrecieron un trabajo - pronunció la mayor, de inmediato la mirada de Lisa fue a ella - me pagarían bien si lavo la ropa de una familia.

_No - intervino Lisa seriamente - dije que yo me encargaría, no tienes porqué lavar ropas de otros, si necesitas dinero solo pidemelo.

_Pero hija, tú te esfuerzas demasiado, trabajas en distintos oficios sin descanso, yo también puedo ayudar.

_Tú necesitas descansar, ya me cuidaste lo suficiente, ahora deja que yo cuide de ti y de mi hermana. Ya eres una mujer mayor, yo aun soy muy joven y puedo con los trabajos, y mientras siga así, dejame encargarme de ustedes - no hubo ni una objeción, ni siquiera por parte de la pequeña, ella estaba de acuerdo.

Jennie y sus amigas derrochaban el dinero como si no tuviera fin, miles de dólares se iban en solo zapatos y cosméticos, la tarjeta de crédito no dejaba de pasar una y otra vez en diferentes tiendas de alta categoría. Los precios de los productos sería muy doloroso de ver para gente con una economía común como nosotros, ¿que tanto se parecen un perfume y una casa de tamaño promedio para tener el mismo precio?

De tantas horas eligiendo qué comprar, la tarde se había ido y la noche se hacia presente, era hora de regresar.

_Son 243.536 dólares.

_Vaya, hoy hemos ahorrado mucho - las tres amigas rieron por el comentario de Jennie, la cajera solo sonrió por amabilidad, para ella era demasiado - bueno, solo llevaré estas, ya sabe qué hacer con el resto - los empleados tomaron los bolsos que las chicas señalaron y cada quien camino de inmediato en los autos de cada una.

_Entendido, señorita Kim - cada empleado iba haciendo reverencia conforme ellas iban pasando frente a ellos, todos saben el carácter que tenía Jennie, y si cometían un error frente a ella, perderían su trabajo de inmediato.

Las chicas llegaron a sus lujosos autos y subieron a ellos, Jeongyeon en su Mercedes Maybach Exelero, Rosé en su Lamborghini Réventon y Jennie en su amado auto Bugatti Centodieci, los autos más caros vistos por la ciudad de Seul, solo ellas las poseían.

Los empleados colocaron rápidamente los bolsos en la parte trasera del auto y salieron a tropezones y asustados cuando las tres chicas aceleraron sus coches sin preocuparse de la bienestar de los jóvenes, uno de ellos había sido lastimado al caer y sus compañeros lo ayudaban a levantarse.

_Niñitas de papi - pronunció uno con enojo - son unas idiotas, deberían darles una lección.

En el transcurso por la autopista, las chicas se comunicaban por sus celulares, no dejaban de hablar de cosas triviales y cómo renovar la habitación de sus respectivas mascotas, cuando a unos metros de distancia, tuvieron que bajar la velocidad y detenerse poco a poco, viendo extrañadas la gran cantidad de autos que también estaban detenidos.

_¿Ahora qué? - pronunció malhumorada la castaña.

_Debió pasar algo - se escuchó la voz de Rosé por el celular.

_Chicas, me acaban de decir que ocurrió un accidente, al parecer no hubo heridos pero están tardando en limpiar todo el aceite que expulsó el camión en el momento del choque, debemos de esperar - informó Jeongyeon.

_¿Estás loca? Tenemos cosas muy importantes que hacer como para esperar a que esos mugrosos terminen su trabajo, ¡va a comenzar mi novela! - respondió Jennie.

_¿Alguna idea? - preguntó Jeongyeon.

_Yo tengo una, pero a nuestra querida amiga Jennie no le va a gustar - Rosé comentó con gracia.

_Habla de una vez, quiero llegar a casa ya - Jennie estaba impaciente.

_¿Ves la calle a tu derecha?

_Sí - respondió viendo seriamente el lugar.

_Podemos ir por allí, tardaríamos unos diez minutos pero al final saldríamos por nuestra calle y tomaríamos nuestro ruta nuevamente, es como una curva.

_¿Y el problema es? - esperó su respuesta.

_Qué es un barrio de gente del mal vivir - respondió Jeongyeon - un barrio pobre.

_¿Me están jodiendo? No pienso acercarme ni siquiera un metro a esa gente.

_Allá tú - respondió Rosé - yo quiero darme un baño - la rubia cambió de ruta, comenzando a adentrarse a ese barrio.

_¿Estás loca? - regañó Jennie - ¡¿y tú a dónde vas?! - gritó a su otra amiga que estaba haciendo lo mismo.

_Nos vemos - sonreía por la cara desencajada de la castaña.

_¡vuelvan aquí! ¡Rosé! ¡Jeong! - Jennie ya hacia berrinche dentro del auto, podía escuchar las risas de sus amigas por el celular y eso la irritaba más - ¡no se rían! ¡esto es serio!

_Oh, vamos Jen, ¿qué podría pasar? Solo son diez minutos - Rosé seguía avanzando - ¡mierda!

_¿Qué pasó? - dijo preocupada.

_Nada, solo era un bache - comenzó a reír - primera vez que siento esto, es divertido, el auto tiembla.

_¿Divertido? ¿Qué clase de amigas tengo?

_¿Vas a esperar allí durante una hora? - preguntó Jeongyeon.

_¿Una hora?

_Es lo que van a tardar. Animate, Jen, no pasa nada.

La castaña miró dudosa y atemorizada la extraña calle, no podía ver muy bien cómo era, tenía que adentrarse, y al parecer muchos autos lo estaban haciendo. Dio un profundo respiro y resignada, comenzó a girar el volante en dirección de la calle.

_Si me roban, las mato - sus amigas rieron.

_¡Hey! ¡Lisa! - la señora que vendía pollo frito en un puesto de comida callejera, saludaba a su más agradable cliente - ¿viene a llevar? - Lisa bajaba de su bicicleta, mostrando su habitual sonrisa, se quitó la capucha de su casaca negra y se acercó al puesto.

_Buenas noches, Doña Lely - miraba la comida - le prometí a mi hermana que esta noche llevaría pollo, así que aquí me tiene.

_¿Lo de siempre? - comenzaba a sacar los platos descartables, los demás clientes comían a un lado, algunos hasta sentados en la vereda.

_Lo de siempre - sonrió.

_Esto parece una calle ambulatoria, no un barrio - Jennie miraba todo con desagrado.

_Tengo entendido que es una costumbre para ellos - respondió Rosé - siempre hay tiendas en todos lados - observaba - chicas, ya voy saliendo.

La castaña estaba nerviosa, practicamente todos los ojos estaban sobre ella, ver un auto tan lujoso en un barrio común como ese, era algo que pasaba pocas veces, o mejor dicho, tres veces, porque ya habían visto los de sus amigas.

El auto tenía que ir un poco lento por la gente que había, además de los niños que jugaban al centro de la pista.

_Ya voy saliendo - informó Jeongyeon.

_¡Quitense, malditos niños mugrosos! - Jennie tocaba la bocina impaciente, pues los niños tardaban en salir, esto hizo que las miradas de asombro por su auto, se convirtieran en miradas de enfado.

Los niños se quitaron y ella aceleró un poco más, cuando un huevo se estrelló en la luna de su auto que la hizo frenar de la sorpresa.

_¡Vieja bruja! - el niño que había tirado el huevo salió corriendo.

Jennie apretó los puños y salió hecha una furia, pero sus pasos frenaron en seco al ver todas las miradas nuevamente sobre ella, advirtiéndole que no se acercara al niño.

Rápidamente volvió a su auto, atemorizada.

_Que miedo - murmuró, volviendo a conducir - yo me voy de aquí - aceleró ante la sorpresa de todos.

_¡Maldita loca!

_¡Conduce con cuidado!

_¡Va a atropellar a alguien! - era el grito de la gente, la mayoría se hacia a un lado, advirtiendo a los demás.

_Chicas, ya voy llegando - miraba la autopista a lo lejos.

_Hasta luego, Doña Lely, muchas gracias - Lisa se despedía amablemente, estaba contenta por llevarle su comida favorita a su hermana, subió a su bicicleta y llevaba las bolsas a cada extremo, pedaleo solo tres veces cuando escuchó el grito de la gente.

_¡Cuidado!

Fue solo un golpe, un leve golpe por el auto que logró botarla de su bicicleta con fuerza, Lisa cayó estrepitosamente contra la pista y su casaca la protegió de los raspones que seguramente hubiera obtenido en su piel.

_Mierda - Jennie estaba perpleja dentro de su auto - ¿la maté? - había frenado al instante en que la vio.

Lisa se levantó entre quejidos, adolorida, se sentó sujetándose él codo por el único raspón que tenía, y fue cuando vio toda la ración de pollo esparcido a un extremo.

Jennie suspiró aliviada cuando se asomó un poco por la luna del parabrisas y la vio sentada y sin algún daño.

_No me voy a la cárcel - sonreía relajada en su auto - todo está bie...

_¡Idiota! - Jennie brincó del susto al ver a la chica a un lado de ella.


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