Vecinas incontrolables | Supe...

By ChicadeOtroRollo

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Lena conoce a su nueva vecina, Kara. Desde el primer momento ambas chicas sabían que no se iban a llevar bien... More

Nota*
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo

Capítulo 28

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By ChicadeOtroRollo

La última fiesta clave antes de ir a la universidad es la graduación del instituto la cual te despides de todos porque escogéis otros caminos debido a carreras diferentes o simplemente os vais a la otra punta del mapa. Algunos tienen la suerte de ir a la misma universidad mientras que otros se separan inevitablemente, aunque eso no quiere decir que sea un adiós.

Para Kara y Lena se sentía así, como si nunca más se volvieran a ver a pesar de que sabían que iban a regresar a Midvale por vacaciones. Siempre habían estado juntas y más siendo vecinas. Al principio para molestarse y ahora eran grandes amigas —por no decir que ahora había sentimientos de por medio—.

No fue el hecho de despedirse, sino el de que no iban hacerlo en la fiesta cuando Lena aseguró de que no iría a la ceremonia. Después de recoger sus diplomas y lanzar el gorro por todo lo alto, la pelinegra fue a casa directamente acompañada de su madre y hermano. Tuvo la mala suerte de enfermarse, llegando a tener fiebre toda la mañana. Aún no sabía cómo podía mantenerse en pie. Hasta en las fotos se la veía con un aspecto macabro.

.

Kara llegó a su casa después de comer con los chicos para celebrar el éxito de aprobar. Para la rubia fue un reto, pero gracias a Lena y las chicas consiguió el aprobado justo, por no decir suficiente para que aceptaran su beca.

Eliza la esperó con el vestido recién planchado. Era plateado y elegante de tirantes con escote en v, ceñido de torso hasta su cintura y falda de volante. Miró a su hija que iba de un lado a otro por el salón sin haber prestado atención para ver su increíble vestido y la frenó al verla con un rostro lleno de preocupación.

—¿Qué ocurre, cariño? —preguntó su madre cogiéndole del brazo y Kara suspiró. Se quedó callada durante unos segundos, mirando el vestido con una mueca.

—¿Si te digo que no quiero ir a la fiesta de graduación me reñirías por haberte gastado tanto dinero en ese vestido?

—¿No te gusta el plateado? —cuestionó mirando el vestido que tenía en sus manos y Kara asintió—. ¿Entonces?

—No es eso... Es que... No vamos a estar todos, por no decir que no va a estar la única que me ha acompañado en toda mi estancia en Midvale.

—¿Lena? —Kara asintió a su pregunta.

—Me da pena, ¿sabes? Es decir, sé que todavía nos queda un verano, pero ella y yo planeamos hacer una despedida al instituto a lo grande...

—¿Y por qué no lo hacéis?

—Porque está mala y su fiebre no baja —encogió de hombros sentándose en el sofá y dejando el móvil encima de la mesa. Su madre dejó el vestido en el respaldo para sentarse junto a su hija.

—No me refiero a que vayáis a la fiesta.

—No lo entiendo.

—Lleva la fiesta a su casa —sugirió con una sonrisa y su hija frunció el ceño. Acto seguido Eliza rodó los ojos sacudiendo la cabeza. A veces la mayor de las Danvers pensaba que Kara era tonta de verdad—. Quiero decir, cómo Lena no puede salir de casa porque está con gripe, ve tú a su casa e improvisa una fiesta de graduación.

—No creo que le haga gracia ni a ella, que está enferma, ni a Lillian que lleve a toda la gente a su casa —comenzó a reírse y Eliza le cogió de las manos.

—Lillian no estará en casa porque llevará a Lex a Metrópolis y se quedará esta noche allí —le recordó la conversación que tuvo con Lex enseguida llamando la atención de la rubia—. De todas formas, no me refería a montar una fiesta descomunal en su casa ni que fueran todos vuestros amigos, sino que tú fueras allí e hicieras como si la graduación hubiera ido a ella.

—O sea, que no vaya esta noche a la fiesta de esta noche, me olvide de los demás y me vaya con Lena, aunque me contagie, ¿no?

—Menos mal que no te he hecho un esquema —se burló la mano ganándose un codazo de su hija—. Además, las chicas ya verán a Lena mañana y disfrutarán esta noche con sus parejas... Y me dijiste que Lena no tenía cita esta noche y tú no ibas con Imra, solo pensé que...

—¿Me tengo que poner el vestido? —preguntó interrumpiendo a su madre con el ceño fruncido y su madre encogió de hombros.

—Llévale la graduación a su casa —concluyó su madre dándole un beso en la cabeza y levantándose sin más miramientos.

Vio como su madre desaparecía y ella suspiró. No quería hablar de Imra con su madre porque no era nada serio. Siempre que preguntaba o decía cualquier frase con la morena en medio, Kara lo desviaba a otro tema porque no quería que su madre le cogiera algo de cariño especial, aunque la mayor de las Danvers tampoco se preocupó en insistir —ella ya sabía de antemano que su hija no estaba enamorada de Imra—.

Se recostó en el asiento al recordar a la morena. La evitó todos estos días ya que tenía entrenamientos y exámenes que hacer hasta esta mañana cuando le preguntó si iría con ella al baile. Kara negó, excusándose que no sabía muy bien si iba a ir porque no le gustaban las fiestas. No se lo tomó mal, pero la rubia lo estaba pasando peor. Todavía no sabía qué decir para "dejarlo" con ella porque no quería herir sus sentimientos, aunque ese no era el gran problema:

Kara no quería decir la verdad y hablar de lo que realmente sentía porque pensó que no estaba preparada para compartirlo. No quería que sus sentimientos llegaran a los oídos de su vecina y que ella viniese a burlarse de ella o algo parecido después de haberle torturado durante años. Si lo dejaba con Imra, temía de que ella misma fuera en busca de la pelinegra y no quería eso. Y si Kara se inventara cualquier cosa, sabría que habría mentido y sabía que Imra sería capaz de cualquier cosa para buscar la verdad y volvería al mismo tema de que se lo diría a su vecina. 

.

Lena se levantó casi resacosa de las pastillas. Se sentía un poco mejor. La fiebre había desaparecido, pero se notaba más débil que nunca. Miró por su ventana y descubrió que llevaba toda la tarde durmiendo desde que llegó a casa. Ella pensó en cómo ahora lograría dormir.

Bebió un sorbo de su agua y miró su móvil con ojos cansados. Tenía cientos de mensajes de Kara. Soltó un suspiro pesado ya que no quería aguantar ninguna travesura hoy como la de esta mañana cuando le tiró la gorra de broma y acabó estampándose contra su frente.

'Lo siento por lo de esta mañana'. Este mensaje fue justo cuando Kara estaba almorzando junto a los demás. Lena no había cogido el móvil desde esta mañana ya que nada más llegar, comió y se dirigió a su cuarto a descansar.

'Espero que estés mejor'. Ese fue horas después, a pocas horas de la graduación.

'DEJA YA DE DORMIR. Seguro que se te ha pasado la fiebre'. Razón no le faltaba hasta que leyó los siguientes mensajes.

'Ponte el vestido. No quiero ir elegante yo sola'. Vale, ese texto sin duda no se lo esperaba. Frunció el ceño y miró la hora. Ya eran casi las diez en punto, así que supuso que estaría ya allí. No entendió para nada el mensaje cuando se lo envió a las seis de la tarde.

'Hoy te invito a cenar. Avísame cuando estés despierta'. ¡Pero si ya era la hora de cenar! ¿Kara estaba borracha o se estaba riendo de ella?

'Por cierto, ¿quieres ver una película o te apetece una maratón de "Friends"?' Se rascó los ojos por si había leído bien.

'Te doy media hora. Si no me obligarás a echar abajo tu ventana. No por nada, es porque cerrarán los restaurantes sobre las once y yo no tengo nada en mi casa'. Solo habían pasado quince minutos de ese último mensaje.

Se frotó las sienes mientras buscaba "mi vecina incontrolable" en sus recientes. Le dio a llamada y esperó paciente mientras se tomaba la última pastilla que le tocaba. Al tercer timbre, la rubia contestó.

—Por fin, marmota.

—Ká, ¿a qué vienen todos esos mensajes? —preguntó con voz ronca y la rubia se echó a reír.

—Primero... ¿te encuentras mejor? —la pelinegra asintió con una mueca—. Vamos a festejar la graduación.

—No creo ni que pueda andar hasta el instituto —susurró cansada soltando el aire pesadamente.

—No vamos al instituto, Kieran.

—Hum, ¿qué?

—Ponte el vestido.

—Ká... Te aseguro que no estoy de humor.

—Escúchame: quiero que te levantes de la cama, te quites tu sexy pijama de hello kitty, te des una ducha rápida y te coloques el vestido que tanto ansiabas ponerte, ¿vale?

—Kara, te voy...

—Hazme caso —interrumpió conociendo a su vecina—. Te doy media hora que será lo que tardará en llegar la cena, ¿de acuerdo? ¡No tardes!

Y colgó. Lena se quedó atónita mirando su móvil. No entendió nada de lo que estaba pasando e incluso creía que Kara estaba drogada o algo, pero su voz era tan irritable como siempre. No tenía fuerzas ni para discutir, pero por alguna extraña razón, se levantó e hizo todo lo que le pidió la rubia.

.

—¡Que ya voy! —gritó Lena con voz seca, bajando las escaleras después de que el timbre sonaba sin parar. Definitivamente era su vecina y se confirmó cuando abrió la puerta.

El enfado de Lena se esfumó nada más ver a la impactante rubia delante de su puerta con dos cajas de pizzas. No era como aquellas veces que iban de fiesta ni en la graduación de Middle School ni en fin de año. Se dio cuenta de que se había convertido en una mujer en toda regla, aunque todavía tenía la actitud de niña traviesa —y tan traviesa—.

—Wow... —susurró Kara sin disimular.

Tenía cientos de comentarios en su cabeza para irritar a su vecina para cuando abriese la puerta, pero se desvanecieron al ver a Lena con el vestido negro, corto y escotado. Ella pensó egoísta y tóxicamente que menos mal que no habían ido a la graduación porque seguramente cualquiera se habría fijado en ella y se habrían acercado para conquistarla. Ella ya no podía soportar más celos.

Se quedaron mirando tontamente como dos idiotas enamoradas hasta que Lena tosió debido a su garganta seca. Y menos mal que lo hizo porque a saber cuanto tiempo se quedarían en la puerta mirándose entre sí. Incluso Kara juró que la pizza se congelaría.

La pelinegra la dejó pasar sin decir nada porque parecía que le habían cortado la lengua al igual que Kara. La rubia llegó al salón posando las pizzas en la mesita de café frente al sofá y se acomodó como si estuviera en su casa, cogiendo el mando para prender la tele. Lena trajo los vasos, apagó la luz dejando una pequeña lamparita y finalmente se sentó junto a ella.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Kara después de un largo silencio cuando por fin se decidió por una película.

—Mejor que esta mañana. Ya no tengo fiebre, aunque mi garganta sigue tocada...

—Ya lo noto... Entonces no te acerques a mi. No quiero que me pegues lo que tengas —agitó la mano en el aire y Lena se la golpeó.

—Ha sido tu idea. Aunque todavía no entiendo... esto... —hizo señas hacia ambas, apuntando el vestido y mirando alrededor de la habitación en la que estaban.

—Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña —expresó con orgullo mientras abría las cajas y Lena arqueó su ceja cuando Kara le ofreció una porción.

—Voy a juntar todas las piezas con tu refrán que no pega en este momento... —carraspeó un poco mientras tomaba la pizza en sus manos y Kara iba a protestar, pero Lena prosiguió—. Has tenido la brillante idea de que cómo no he ido a la graduación, has traído aquí la fiesta. Por eso estamos así ridículamente vestidas y sentadas en el salón viendo... —entrecerró los ojos mirando la tele y se quedó atónita al ver la imagen—. ¿Has puesto "Crepúsculo"?

—No estamos ridículamente vestidas. A ver, yo sí... ¿Pero tú? Dios, ¿te has visto? —dijo sin pensar, aunque sintiéndolo de verdad. Lena sintió que el calor volvía a invadir su cuerpo y negó mientras apartaba la mirada.

—En realidad, tú tampoco estás nada mal —tarareó mientras mordía su pizza.

—¿Puedes repetir eso? —preguntó con burla y su vecina le echó una mirada de: "no sé para qué digo nada" mientras sacudía la cabeza al aire. Kara comenzó a reírse y asintió—. Gracias.

—Entonces... —Lena se quedó un poco pillada, juntando nuevamente las piezas y repasando la conversación, llegando a una conclusión que le hacía latir el corazón violentamente contra su pecho, pero tenía que escucharlo de sus labios—, ¿has decidido pasar esta noche conmigo... en vez de ir con nuestros amigos a la fiesta de graduación del instituto que solo se celebra una vez en la vida?

—No, Lena, luego iré al baile... —volteó los ojos y la pelinegra asintió como una idiota—. ¡Pues claro que sí, tonta! —gritó haciendo que su vecina se sobresaltara—. Mi madre dice que soy estúpida, pero tú cuando estás mala eres peor.

—¡Oye! —le golpeó en el brazo haciendo reír a la rubia—. No estoy al cien por cien, así que no te metas conmigo.

—No lo haré porque ganaría fácilmente y eso no es saborear una victoria... —murmuró comiendo su trozo de pizza y Lena sacudió la cabeza, aunque esta vez con una sonrisa por no decir que se extendió al obtener la respuesta que quería. Kara la miró de soslayo y Lena se dio cuenta que hizo que tuviera que carraspear un poco.

—O sea... "Crepúsculo"...

—Calla y come —protestó la rubia cogiendo la porción de pizza.

—Sabes que hay cuatro películas más, ¿no?

—¿¡Cuatro más!?

—Se nota que tu vida se basa solo en hacer ejercicio y estudiar para no suspender.

—Lo siento por no ser una mente privilegiada como la tuya que hace que tenga tiempo libre —se intentó burlar, pero Lena le guiñó un ojo porque para ella era un halago. Kara asintió en derrota con una sonrisa y prosiguieron la noche.

.

Llegando al final de la película, Lena se giró y observó las lágrimas de Kara. La pelinegra frunció el ceño y miró nuevamente la película. No era un final triste ni nada por el estilo, solo estaban bailando. Se quedó anonadada sin saber porque la rubia tuvo esa reacción y se preocupó por si no tenía que ver nada con la película hasta que su vecina susurró "qué bonito lo que le has dicho, Edward".

—¿En serio, Ká? —preguntó riéndose y Kara se limpió las lágrimas rápidamente.

—No te burles de mí. Es muy duro estos tipos de amores.

—No lo son ya que esos tipos de amores no existen porque aquí en esta Tierra no hay vampiros ni licántropos —siguió riéndose haciendo que su vecina le pegase con la almohada.

—Bueno, si existiera, sería muy duro —se defendió con un gruñido y Lena sacudió la cabeza.

—¿De verdad? Yo no lo veo así. Es más, lo veo muy sencillo porque en las siguientes películas...

—¿Cómo qué sencillo? —interrumpió Kara con incredulidad y Lena se encogió en su asiento casi riendo ante la reacción de la rubia—. Imagínate a un vampiro escondido durante toda tu vida y que por fin se enamora... Que se enamora de ti. Tú le correspondes, pero no comprendes que él no quiere que pases por lo que ha pasado, que no te quiere robar tu alma. Quiere que sientas, que vivas, que tu corazón lata cuando estés nerviosa, tengas miedo, estés enamorada o cualquier cosa similar... Dios, es una decisión muy difícil porque tú no razonas porque estás siendo egoísta y obsesionada con que él quiere que lo haga que no te das cuenta con lo que él te va a provocar si te convierte.

—Jesús, Kara, es una película y te faltan otras cuatro —carcajeó haciendo rabiar a su vecina.

—Si tú fueras vampiro, sabiendo lo que sabes porque te has visto las demás películas, ¿me convertirías? —preguntó de sopetón haciendo que Lena dejara de respirar. Dudó un poco, nerviosa en contestar, pero quiso decir lo que sentía.

—Si nos hubiéramos enamorado, sí —dijo sin mirar a la rubia. Tomó un sorbo de su agua y luego vio sus ojos azules abiertos de par en par, un poco sorprendida—. ¿Piensas que eres egoísta por querer eso? Quizá para los demás sí y puede que me lo pensara dos veces porque realmente es duro robarte tu vida... Bueno, más que tu vida, tus sentidos y el sentido de tu vida —encogió de hombros y prosiguió—, pero sabes que entre tú y yo acabaría pasando porque sé que no podría vivir sin ti... —murmuró dejando el vaso de agua y agachó la cabeza, mostrándose apenada y haciendo que la rubia ladeara la cabeza suavemente.

—Len...

—Me alegro de que estés aquí, Kara... —comenzó con un susurro y miró a la rubia—. Quiero decir, en realidad no me alegro. Me hubiera gustado que hubieses ido al baile y te hubieras despedido del instituto con todos, pero de todo corazón, aprecio de que hayas preferido pasar ese último día conmigo... —su corazón latía contra su caja torácica porque temía que sus sentimientos salieran sin control alguno y no podía. Así que añadió lo que menos quería escuchar Kara—. Eres una gran amiga.

La rubia suspiró asintiendo y finalmente sonrió ampliamente. Aunque dolía escuchar aquello, todo lo que había dicho anteriormente le calentó el corazón de una manera agradable y con eso le bastaba. No tenía que pensar en lo guapa que iba Lena, en todo el amor que le hacía sentir o las ganas que tenía de besarla ahora mismo. Tenía que centrarse y comprender lo que quería decir Lena: que dentro de poco sus caminos se iban a separar.

Se levantó del sofá seguida de los ojos de Lena. Cogió el mando y puso Spotify buscando la banda sonora de "Crepúsculo" y le dio al play. Su vecina observó todos los movimientos con los labios apretados hasta que la música sonó delicadamente por la habitación y luego vio como Kara le tendió la mano.

—Es para que no te sientas mal. Es un baile de graduación... —susurró agitando la mano y Lena sonrió sacudiendo la cabeza, pero aceptando la invitación.

La mano de Kara vagó dulcemente por la cadera de Lena, atrayéndola un poco y susurrando con burla que no pasaba nada si le pegaba algo que hizo reír a su vecina. Sus manos rodearon el cuello de la rubia y comenzaron a balancearse. Ambas se sintieron nerviosas, pero a la vez reconfortantes.

—Esta canción... sé cual es, pero no ha salido en la película.

—Eso es porque has puesto la banda sonora de la "SAGA Crepúsculo". Es decir, todas las películas —explicó mirando la pantalla y la rubia se echó a reír.

—Dios, soy un desastre —se autoinsultó la rubia y Lena asintió con una sonrisa—, pero esta canción es agradable.

—Sí que lo es... Además, "A Thousand Years" es una canción muy bonita, solo escucha la letra —susurró y valientemente se acercó a su vecina y descansó su cabeza en su hombro. Debió admitir que no solo lo hizo para estar cerca suya, sino también para descansar un poco y se movieran lo más lento posible porque se sentía agotada.

Siguieron balanceándose suavemente de un lado a otro. Kara finalmente abrazó a Lena con cariño casi temblando mientras que Lena intentaba controlar y calmar su corazón. Esto estaba siendo todo tan irreal y tan perfecto. Ambas querían que fuese de otra manera, pero ninguna se atrevía a dar el paso. A Lena le daba miedo que Kara se riera de ella al igual que lo pensaba la rubia y no podían con la humillación del NO. ¡Qué difícil es el amor!

—Cuando llegue la boda pondré esta canción...

—Que suerte tendrá Imra supongo...

—¿Qué? —Kara se apartó un poco sin dejar de abrazar a Lena y frunció el ceño—. ¿A qué viene eso?

—Bueno, Imra es tu nov...

—Imra no es mi novia —aclaró con delicadeza como las ciento de veces que lo hacía.

—Pero has dicho que cuando llegue tu boda, pondrías...

—¿Eso lo he dicho en voz alta? —interrumpió. Se preguntó más a sí misma que a Lena.

—¿En quién estabas pensando?

—En nosotras. ¿Acaso no te acuerdas de que yo seré tu mujer? —preguntó con burla haciendo que todos los sentidos de Lena se tornaran al: "otra vez tengo que aguantar a mi vecina".

—Entonces, si nos vamos a casar, ¿por qué estás con Imra?

—Vaya, vaya... ¡Acabas de afirmarlo! ¡Nos vamos a casar!

—Qué feliz eres con tan poco —se burló con una sonrisa haciendo reír a Kara. Después de varios segundos, Lena continuó—. Pero... ¿por qué sigues con ella? —insistió haciendo que la rubia la mirara a los ojos—. Es decir, es que te irrita que te lo digan constantemente cuando claramente esa chica está loca por ti y tú te sigues besuqueando con ella, pero no atas lazos.

—No estés celosa, Luthor, que yo...

—Hablo en serio, Ká —interrumpió un poco más seria haciendo que la rubia se detuviese al igual que la pelinegra—. O sea, me da igual lo que hagas porque es tu vida, pero me preocupo y quiero que hagas las cosas bien y seas sincera tanto contigo como con ella. A mi no me gustaría que jugaran conmigo y lo sabes de sobra. Se nota que no cuaja la cosa y tú lo confirmas con esa actitud. Lo estás alargando demasiado porque llevas meses diciendo que no es tu novia. No semanas: MESES. Meses de que Imra no para de buscarte, de decirte que te quiere o de cosas similares y tú siempre dices que no. Sabes que no acabará bien si sigues siendo así de idiota. Ella se merece algo bueno y tú también, no entiendo el por qué sigu...

—Vale, Kieran... Creo que tienes razón —la cortó rápidamente porque si seguía hablando sabía que hablaría de sentimientos y ella no sabría si podría controlar los suyos.

—Tengo toda la razón del mundo —sonrió con orgullo y Kara volvió a balancearse seguida de Lena.

—No te eches tantas flores...

—Solo intento que veas las cosas con otros ojos.

—Me encantaría ver con los tuyos para saber lo que piensas de mí.

—Pero si sabes lo que pienso.

—¿El qué? —preguntó entusiasmada y Lena sonrió de lado.

—Que eres una idiota —se burló y Kara borró su sonrisa haciendo reír a Lena—. Pero eres la única idiota a la que voy a echar de menos —susurró con cariño haciendo que la rubia le sonriera y le abrazara. Agradecieron que hubiese poca luz porque ambas tenían las mejillas carmesí.

.

A punto de tocar las doce, Kara se dirigió a la puerta después de recoger todo. Lena se sentía cansada y no quería que empeorase. Además, la noche se dio por concluida siendo un gran éxito cuando su vecina se lo agradeció más de cinco veces.

—Gracias por lo de esta noche, Ká —susurró apoyándose en la puerta nada más Kara salió y se dio la vuelta para mirar a Lena.

—Siempre.

—Ten cuidado por el camino, aunque vivas a diez pasos. Podrías caerte —bromeó haciendo sonreír a la rubia.

—Y tú con subir las escaleras.

Se quedaron en silencio, sonriéndose una a la otra como tontas. No se daban cuenta de que lo hacían queriendo, pero tampoco pensaron mucho en eso. Sus ojos proyectaban una imagen agradable de ver, así que no se podían culpar.

El corazón de Kara bombeó de inmediato. Tenía ganas de estar con Lena. Tenía ganas de acurrucarse junto a ella. Tenía ganas de bailar con ella. Y ahora tenía muchas ganas de besarla para dar por concluido el día. La pelinegra no se quedaba atrás.

La rubia se acercó como si la controlaran. Obviamente no estaba pensando en lo que estaba haciendo, pero lo estaba sintiendo con mucho temblor. Se relamió los labios y su mano acarició su cabello, escondiendo los pelos detrás de su oreja. Lena se dejó llevar, hipnotizada por aquellos inmensos ojos azules que disfrutó toda la noche. Acarició su rostro y Lena sintió el tacto cálido por sus mejillas. La pelinegra deseó con todas sus fuerzas que fuera una señal para que lo que estuviera a punto de ocurrir, pasara, y su corazón latió rápidamente cuando la rubia se inclinó.

—Meow...

—Oh, Haruki... —Lena se volvió al ver al gato en sus piernas y deslizarse entre ellas. Inevitablemente, se agachó y lo cogió. Estando todo el día en la cama, se había olvidado completamente de él—. Lo siento, debes tener hambre.

—Pobrecito —Kara acarició su pequeña cabecita—. ¿Lena te ha abandonado? Qué mala madre...

—¡Oye, que he estado mala! —protestó haciendo reír a Kara.

—Te dejo con el pequeño... —murmuró después de un rato de caricias—. Descansa, bonita.

Se acercó y le dio un tierno beso en la frente. Acarició el puente de la nariz del gato y echó una última sonrisa antes de marcharse. Lena se quedó embobada y maldijo a Haruki por aparecer en un momento que no sabía si iba a ocurrir o no. Ahora nunca lo sabría. Cerró la puerta y echó de comer al gato antes de desvestirse y tumbarse en la cama. Sea lo que sea y a pesar de estar cansada, había disfrutado de la noche como nadie.

.

—Nos íbamos a besar... ¡Nos íbamos a besar! —gritó de felicidad nada más tumbarse en la cama, pero luego se quedó mirando el techo, con el ceño fruncido y razonando las cosas—. ¿Nos íbamos a besar de verdad o me lo habré imaginado?


[Estos eran dos capítulos en uno, espero que disfrutéis]

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