Belleza Oscura [En Librerías]

By JessRe

5.7M 572K 226K

Alayna Novak es una asesina sin corazón, pero cuando su camino se cruce con el de Luca Vitale, despertará en... More

¡Belleza Oscura en Librerías!
Sinopsis 🦋
Prólogo 🦋
Capítulo 1 🦋
Capítulo 2 🦋
Capítulo 3 🦋
Capítulo 4 🦋
Capítulo 5 🦋
Capítulo 6 🦋
Capítulo 7 🦋
Capítulo 8 🦋
Capítulo 9 🦋
Capítulo 10 🦋
Capítulo 11 🦋
Capítulo 12 🦋
Capítulo 13 🦋
Capítulo 14 🦋
Capítulo 15 🦋
Capítulo 16 🦋
Capítulo 17 🦋
Capítulo 18 🦋
Capítulo 19 🦋
Capítulo 20 🦋
Capítulo 21 🦋
Capítulo 22 🦋
Capítulo 23 🦋
Capítulo 24 🦋
Capítulo 25 🦋
Capítulo 26 🦋
Capítulo 27 🦋
Capítulo 28 🦋
Capítulo 29 🦋
Capítulo 30 🦋
Capítulo 31 🦋
Capítulo 32 🦋
Capítulo 33 🦋
Capítulo 34 🦋
Capítulo 35 🦋
Capítulo 36 🦋
Capítulo 37 🦋
Capítulo 38 🦋
Capítulo 39 🦋
Capítulo 40 🦋
Capítulo 41 🦋
Capítulo 42 🦋
Capítulo 43 🦋
Capítulo 44 🦋
Capítulo 45 🦋
Capítulo 46 🦋
Capítulo 47 🦋
Epílogo 🦋
SECUELA DISPONIBLE 👑

Capítulo 48🦋

59.2K 7.6K 3.7K
By JessRe


Luca

No podía quitar mis ojos del arma. Estaba sucediendo y no había forma de volver atrás. Mi parte ingenua deseaba que la bala disparara la cabeza de mi padre y todo terminara. ¿Podría cumplirse? Pero Moretti seguía siendo un problema. No me dejaría ir fácilmente.

Mi corazón se tambaleaba y mi estómago se contrajo mientras compartía una mirada con Alayna. Noté el pánico en sus ojos, el terror en su expresión. Sucedió en un segundo, pero logré verlo. Su mano que sostenía el arma estaba temblando.

—Tú vas primero, Luca.

La orden de Moretti hizo eco en mi mente mientras agarraba el revolver. Alayna gritó mi nombre. No la había visto tan desecha como en ese instante. Su miedo era palpable.

—Si él recibe el disparo... —amenazó Alayna.

—¿Qué harás? —bufó Ignazio—. ¿Matarme? La última vez no pudiste lograrlo.

Inhalé bruscamente y contemplé a la única mujer que había amado en toda mi vida. Necesitaba transmitirle que estaría bien y pronto volvería a ella. Era mi ancla.

—Puedo hacer esto —aseguré—. Déjame hacerlo, Alayna.

Mi padre le dio un sorbo a su whisky con la calma intacta. Esperaba darle una muerte mucho más épica. Torturarlo lentamente como lo había hecho con Carlo y Gregg. Cortarle miembro por miembro. ¿Por qué Moretti me quitó ese derecho? Mi resentimiento hacia ese imbécil era inmenso. Arruinó todos mis planes y yo fui muy ingenuo al creer que contaría con su apoyo.

—Empieza de una vez —espetó Padre. Levantó su vaso con whisky hacia mí, como si estuviera brindando—. ¿Tienes miedo, figlio? Demuéstranos que eres un hombre. ¿O prefieres que tu novia te salve?

Apreté la mandíbula y rechiné los dientes, haciendo fuerza para mantener los ojos en él. No iba a acobardarme justo ahora. La persona que disparaba primero siempre tenía más probabilidades de supervivencia. Comprobé el arma y después apunté mi sien. Alayna contuvo el aliento.

Uno...

Dos...

Tres...

El arma hizo clic.

Pero no disparó.

Alayna respiró con alivio y escuché a mi madre llorar desconsoladamente en la esquina. Ella y Kiara estaban aterradas, aunque me obligué a no mirarlas. Tenía que ser fuerte o me hundiría. No era momento de ser débil.

—Leonardo, por favor... —lloriqueó madre—. Es tu hijo, tu familia...

No provocó ninguna reacción compasiva en él. Ni siquiera flaqueaba frente a la posibilidad de mi ejecución. Moretti, por su lado, estaba disfrutando el espectáculo como un sádico. Le encantaba acorralar a sus enemigos y hacerlos sentir como si fueran simples ratas perseguidas por un gato. Él tampoco saldría ileso hoy. Alayna nunca le perdonaría si yo recibía un tiro.

—Eres muy afortunado —El rostro de mi padre era serio y una gota de sudor cubrió su frente. Demostraba nervios por primera vez en la noche—. Veremos hasta cuando dura esa suerte.

Levantó el arma sin rodeos y disparó con sus ojos en los míos. Todo quedó en un profundo silencio y sonrió porque tampoco recibió el tiro. Hijo de puta...

—¡Para con esto, Ignazio! —bramó Alayna.

Moretti sacudió una de sus manos hacia ella y los soldados apuntaron a mi madre

—Tranquila, pequeña malvada. ¿O prefieres ver morir a tu suegra?

Maldita basura.

—Estamos empatados—dijo mi padre.

Enderecé la postura y recogí de nuevo el arma. ¿Podría sobrevivir a una bala en mi cabeza? Ahora no tenía mucho a mi favor.

—Ya no soy tu hijo —escupí.

Sin una pizca de miedo, el arma hizo contacto con mi sien y toqué el gatillo.

No me moví.

No respiré.

No sonó.

Ignazio liberó una sonora carcajada retorcida. Mi familia lloraba, Alayna estaba inerte. ¿Pero Leonardo? Había una chispa de terror en sus ojos grises. La bala le tocaría a él. Mis labios dibujaron una sonrisa y lancé el arma a través de la mesa. Sería hermoso ver sus sesos destrozados en primer plano. Uno de mis sueños se haría realidad.

—Tu turno —susurré—. Dispara, padre.

El odio se expresaba en su cara. ¿Vería a mi padre darse un tiro? No lo creía ni en un millón de años. Era demasiado cobarde para hacerlo. Mis sospechas fueron confirmadas cuando el arma apuntó directamente hacia mí.

—Te equivocaste —dijo Alayna—. Apunta a tu cabeza, Vitale.

Padre soltó un gruñido frustrado. Esos ojos crueles se clavaron en los míos y mantuve el contacto visual a pesar del pánico que retorcía mis entrañas. No apartaría la mirada de él.

—Me encargaré de arrastrarte conmigo al infierno —Se rió fríamente—. ¿De verdad creíste que tú ganarías, Luca?

Moretti suspiró con cansancio.

—Ríndete, Vitale.

—Nunca vas a devolverme mi ciudad —asumió mi padre sin dejar de apuntarme—. Dejaste que él dispare primero. Estás de su lado.

Moretti se quedó en silencio. ¿Qué...? ¿Era posible?

—Mátate de una jodida vez —gruñó Ignazio y esta vez amenazaba a mi padre—. Hazlo o yo mismo te volaré la puta cabeza.

Mi padre apretó el gatillo, pero todo sucedió en un borrón. Una lluvia de balaceras sonó y las ventanas de la mansión estallaron en fragmentos mientras Alayna me tiraba al suelo para protegerme con su cuerpo. ¿Qué salió mal? ¿Por qué el aire acababa de abandonar mis pulmones? Un segundo estaba bien y al siguiente no podía respirar.

Era una completa locura lo rápido que podía cambiar la situación. Hacía segundos pensaba que tendría la oportunidad de sobrevivir, de atravesar la mierda que la vida me había impuesto. Estaba listo para empezar de nuevo. Estaba listo para ser libre con la mujer que amaba. Pero el destino tenía otros planes.

Me equivoqué como el niño crédulo que siempre había sido.

Los disparos retumbaron en mis oídos, mi visión se volvió borrosa y sentí algo cálido inundarme. Pronto el dolor se apoderó de cada músculo y mis venas. Mi boca estaba seca, mi lengua no funcionaba. Alayna gritaba mi nombre con los ojos llenos de lágrimas. Su rostro era una sombra brillante de terror, pánico e ira.

—Volviste—susurré.

—Siempre volveré a ti —sollozó, sosteniendo mi rostro con sus manos—. ¿Luca?

Ambos miramos mi pecho para ver la sangre que manchaba mi camisa. El revolver que mi padre sostenía se encontraba a unos cuantos centímetros. La bala se disparó y me alcanzó después de todo.

—Alayna...

Rápidamente rompió la tela de su escote para presionar la herida. La sangre se acumuló a mi alrededor y mi mente parecía desvanecerse. El impacto fue fuerte y atravesó mi pecho. No podía ver a través de la negrura y el dolor. No podía respirar.

—Hazme un favor... salva a las chicas por mí, ¿de acuerdo? —balbuceé—. Prométeme que las encontrarás y harás que regresen a sus casas.

Me miró con las lagrimas cayendo por sus mejillas.

—No, tú harás que ellas vuelvan a sus casas. Mantén tus ojos abiertos, cariño. No cierres los ojos.

Sonreí débilmente.

—Eres tan hermosa.

—Luca, por favor... —Miró la habitación con desesperación y gritó—: ¡Llamen a una ambulancia!

Jadeando, mis ojos poco a poco se cerraron. El dolor parecía ganarme cada vez más. No solo era físico, también emocional. Estaba tan agotado. La sangre brotaba sin control y las manos de Alayna presionaban la herida mientras mi cabeza caía hacia un lado. Sentí como la vida me abandonaba.

—Por favor, no te vayas. No regresé para este final, no abrí mi corazón para verte marchar. Solo quédate conmigo, no soportaría perderte. Quédate... —Alayna lloró más fuerte y me abrazó—. No te des por vencido. Te amo, Luca. Te amo tanto.

—Yo... también te... amo—balbuceé.

Todo parecía ir en cámara lenta.

Y luego nada.

Solo una inmensa oscuridad.

🦋

Alayna

Me pasé las manos repetidamente por el rostro. No me importaba si manchaba mis mejillas con su sangre. Estaba tan aterrorizada. Luca no podía dejarme. Él no. Estaba inconsciente en mis brazos, su cuerpo y su pulso muy débiles. Lloré sin poder detenerme.

Kiara gritaba por ayuda. Emilia estaba a punto de tener un infarto. No podía ser real. Era una horrible pesadilla de la cual debía despertar. Mi corazón se encontraba destrozado y desesperado. Pensé en lo peor. ¿Qué haría si él moría? No volvería a ser la misma. Perderlo para siempre me destruiría.

—¡Alayna! —Los gritos de Gian me hicieron salir de mi estupor—. Tienes que soltarlo ahora mismo. Lo llevaremos al hospital.

No conseguía hablar, estaba atónita y devastada. Perdería al amor de mi vida. Lo perdería.

—Alayna...

El cuerpo de Luca estaba en mis brazos, la camisa empapada de sangre. Sus ojos grises cerrados, labios pálidos y piel demacrada. Iba a perderlo. Iba a perderlo. Iba a perderlo...

—¡Alayna! —Kiara me sacudió y volví a la realidad—. Por favor, ayúdanos. Él debe ir al hospital.

Un sonido de lamento surgió de mi garganta y me alejé de él con mucha dificultad. Jamás imaginé que me sentiría tan destrozada como ahora. Amarlo me lastimaba. Y perderlo me destruiría.

Gian, Fabrizio y Luciano cargaron a Luca con mucho cuidado. Leonardo se encontraba sometido e indefenso bajo las botas de Ignazio. Tenía sangre empapando su estómago y sus brazos. Había recibido los disparos de Caleb.

—¿Alayna? —Escuché la voz de mi hermano.

—Estoy bien —musité, ahogando el sollozo en mi garganta—. Hiciste un excelente trabajo, permanece en tu lugar.

El odio inundaba mis venas. Agarré mi arma y fui directo a Ignazio. La sonrisa se borró de su cara cuando notó mis intenciones. Me rompí, dándole un puñetazo en la mandíbula. Se tambaleó, sus ojos se abrieron ampliamente y me miró consternado.

—¡¿Qué carajos está mal contigo?! —exclamó—. ¡¡Soy el héroe!!

¡Luca estaba muriéndose y era su culpa por ponerlo en esa situación! Él propuso ese juego sin importar las consecuencias. Mi príncipe recibió el disparo de cualquier manera.

—No te creo, hijo de puta —siseé—. Ya no te creo.

Leonardo se retorcía por el dolor, sin encontrar ningún éxito al tratar de moverse. Luca estaba moribundo y no podría encargarse de él. Yo le daría su venganza más anhelada. Haría que este desgraciado sufriera. No se iría de este mundo sin experimentar la furia de Alayna Novak.

—Estoy de tu lado—insistió Ignazio—. Permití que tu novio dispare primero porque lo apoyaba a él.

—No te creo—repetí.

Me dio una mirada de pesar. Tenía el escote roto, lágrimas en los ojos y mi cuerpo manchado de sangre. Era la primera vez que me veía tan vulnerable, pero no me importaba. Quería terminar con esto para ir al hospital con Luca.

—Sí me crees —Ignazio pateó las costillas de Leonardo y éste se dobló en el suelo con un lloriqueo—. Sabes que tengo a las chicas y lo hice por ti. ¿Acaso olvidaste lo que pasamos juntos en Las Vegas?

Otra lágrima resbaló por mi mejilla.

—Tú no me importas, Ignazio. No significas nada en mi vida.

—Entiendo cómo te sientes hacia mí, pero no estoy mintiendo, Alayna. Las tengo a todas. Luca jamás te perdonará si no regresan con sus familias.

Mis labios se crisparon y se me escapó un sollozo.

—No hables de él.

—Ya habrá tiempo para tu sentimentalismo. Aún tengo cosas que mostrarte. ¿O prefieres irte con tu novio?

—Moretti... —Leonardo gimoteó—. Podemos llegar a un acuerdo tú y yo. No es tarde para los negocios. Puedo servirte, tengo hombres leales en cada rincón de Italia. Me respetan.

Acorté la distancia y lo golpeé brutalmente en la cabeza con la culata de mi arma. Quedó inconsciente al instante. No moriría. Era bastante resistente. Yo sería su verdugo, atormentaría su alma hasta los últimos minutos de su vida.

—Nunca cambias, ¿eh? —Se burló Ignazio—. Te concederé lo que desees con él. Es tuyo.

—Ve al grano.

—Tengo una enorme sorpresa para ti —alisó la parte delantera de su chaqueta y me extendió la mano—. Ellas son muy encantadoras. Un poco lloronas, pero valientes. La pelirroja también te echa de menos. ¿Cómo se llama? La guardé para ti. Soy un increíble amigo.

Mi corazón se hundió cuando al fin lo comprendí. Mierda, olvidé a Eloise.

—¿Pudiste verlas? ―Ignoré su mano extendida.

—Por supuesto —sonrió—. Y tú también lo harás. Dile a Caleb que se una a nosotros.

—No puedo creer que actúes como si fuera lo más normal del mundo.

Se encogió de hombros.

—Esto es un gran reencuentro —me guiñó un ojo—. Te echo de menos. ¿Tú no?

Hizo una mueca de dolor cuando le propiné otro puñetazo en el estómago y me alejé. Luca estaba al borde de la muerte, debí irme con él al hospital. ¿Por qué perdía mi tiempo con este idiota?

—Si abres esa boca una vez más...

—Me matarás —Se carcajeó sin aliento—. Conozco tu discurso, Alayna.

—Jódete.

—Esto valdrá la pena —afirmó—. Lo prometo.

🦋

Recibí un mensaje de Luciano avisándome que Luca estaba en urgencias. A salvo y fuera de peligro. Solo necesitaba una hora más y después iría con él. Resiste, príncipe.

Caleb se reunió con nosotros en la vieja fábrica que se encontraba a media hora de distancia. Las luces se encendieron y pude ver varias maquinarias oxidadas, mucho polvo y escombros. Era un lugar ruin, pero un buen escondite. Esperaba que Eloise no me odiara. La involucré en suficientes problemas desde que nos conocimos.

—Qué agradable sorpresa —Ignazio saludó a Caleb con una sacudida de manos—. Ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo está tu hermosa mujer?

Caleb lo observó con aburrimiento.

—Bien, no te extraña en absoluto.

La carcajada de Ignazio hizo eco en la vieja fábrica.

—Siempre tan expresivo, Caleb —dijo con sarcasmo y nos dio la espalda—. Veo que tu relación con Alayna ha mejorado. No estarías aquí en caso contrario.

Caleb me miró.

—¿Por qué sigues soportando a este idiota? —cuestionó.

—Me pregunto lo mismo —Estaba irritándome.

—Qué desagradables son ambos —bufó Ignazio—. Por algo son mellizos.

—Cierra la puta boca y muéstranos lo que tienes.

Se puso cómodo en un viejo sofá y sacó un paquete de cigarrillos. Varios de sus hombres permanecían detrás de él

—Vitale me cedió a las mujeres, pero ellas estaban destinadas a otro mercado —explicó—. Iban a ser vendidas en una subasta.

—Esto traerá consecuencias—Caleb habló por mí—. ¿Cuál es el problema?

—Estas chicas saben demasiado y delatarán a grandes líderes de tráfico de mujeres. La policía va a investigar y ellas hablarán.

Serían cazadas por los líderes que no descansarían hasta encontrarlas y asesinarlas.

—Necesitan protección —explicó Ignazio—. Carlo Rizzo y Vitale no eran los únicos involucrados. Hay hombres poderosos obsesionados con estas chicas y conocen todos los datos de sus familias, paradero, apellidos...

—Nunca estarán a salvo—asumí.

El italiano arqueó una ceja.

—Lo estarán, pero con ayuda del programa de protección para testigos. Solo la policía puede cuidarlas.

—Entonces no hay nada que pensar aquí, hablemos con la estúpida policía.

Su risa era estridente y profunda.

—Yo pude salvar a nueve. Dos mujeres tuvieron un destino diferente.

Escuchar eso se sintió como una puñalada en mi corazón y se me hizo un nudo en la garganta

—¿Cómo pudiste permitirlo?

Ignazio le dio una calada al cigarro.

—Vitale las vendió antes de que llegara a ellas.

Yo había visto a esas chicas. Vi a Luca romperse por ellas y prometerles que regresarían a sus casas. Era su sueño salvarlas. No podía abandonarlas.

—Las encontraré —dije—. No me importa ir a cada rincón del mundo.

Caleb finalmente reaccionó.

—Alayna, no puedes involucrarte en esto. Llevará meses y será una búsqueda difícil —sacudió la cabeza—. Sé que te preocupan, pero debes pensar en ti también.

Parpadeé con fuerza, luchando contra una ola de emociones.

—Se lo debo a Luca. Él no podrá hacerse cargo de la búsqueda en sus condiciones. Soy la indicada. Nadie más lo hará. Cometí algunos errores y voy a enmendarlos.

—No puedes sentirte culpable por algo que estaba fuera de tu control—insistió mi hermano—. Los únicos responsables son esos bastardos que secuestraron a las chicas.

—No cambiaré de opinión.

Caleb retrocedió y me dio la espalda derrotado. Él sabía que no podría convencerme de lo contrario.

—Tienes mi apoyo —dijo Ignazio.

—¿Y tú qué logras con esto? —indagué—. Ya tienes toda Italia a tus pies, derrotaste a Luca y su padre. ¿Qué quieres?

Una sonrisa maliciosa asomó a sus labios.

—Solo construyo mi imperio.

—Eres un imbécil ambicioso.

—No hay otra explicación —masculló—. ¿Y qué harás con tu suegro?

Me encogí de hombros.

—Cortar su cabeza y dársela como regalo a Luca, pero antes quiero ver a las chicas.

—Bien —asintió hacia uno de sus hombres—. Tráelas.

Minutos después, vi a once chicas en total. Entre ellas, Eloise. Sus ojos marrones estaban llenos de lágrimas y corrió hacia mí. La estreché en mis brazos mientras cada parte de mí se estremecía. Imaginar que ella pudo terminar así me enfermaba.

—Oh, Dios... —lloró—. Estoy tan asustada, Alayna. Creí que nunca volvería a verte.

—Shh... estoy aquí, Eloise. Lamento que hayas pasado por esto.

Froté su espalda y le permití llorar desconsoladamente. Mis ojos se posaron en las diez chicas. Todas ellas estaban aterrorizadas, confundidas y desesperadas. Aunque me consolaba ver que no tenían ninguna herida. Caleb exhaló y se pasó una mano por el pelo. No podíamos creer la gravedad de la situación.

Ignazio se acercó a una pequeña rubia de ojos verdes y se puso de cuclillas.

—Ella es Yvette y parece que recuerda muy bien a tu novio —comentó a la ligera—. ¿Aún lo esperas, cariño?

—¿Dónde está Luca? —preguntó ella dulcemente—. Tú eres la mujer bonita —añadió, mirándome.

Solté a Eloise y di un paso cerca de Yvette.

—Luca no puede venir, pero lo hará pronto.

Yvette se abrazó a sí misma.

—Anna y Martha no están—sollozó—. Los hombres malos se las llevaron.

Las lágrimas quemaron los bordes de mis ojos.

—Iré por ellas y las traeré de regreso.

Sus inocentes ojos brillaron con pura ilusión. Era increíble que no perdiera la fe. Luca le hizo la misma promesa antes y no pudo cumplirla. Sin embargo, ella estaba aquí depositando su confianza en una desconocida como yo.

—¿Lo juras?

Levanté mi dedo meñique y ella sonrió con emoción. La inocencia en su cara me hizo pedazos. Era un alma pura a pesar de que su infancia estaba arruinada. Juré que recuperaría el tiempo perdido con su familia.

—Lo juro, pequeña.

🦋

No logré apartar la horrible opresión de mi pecho. Ni siquiera se calmó cuando torturé a Leonardo hasta quedarme agotada. Su cabeza estaba en una bandeja y esperaba que Luca lo viera cuando se sintiera mejor.

Caminé por los pasillos del hospital con miles de pensamientos. ¿Por dónde podría empezar? Pronto tendría que emprender un camino y lo correcto era hacerlo sin Luca. Él merecía una recuperación tranquila y no quería arrastrarlo a mi infierno. La búsqueda no sería nada fácil. Haría muchos sacrificios. Era un asunto mío, se había vuelto personal.

—Alayna Novak.

Reconocí a Eric Vitale sentado en la sala de espera. ¿Cómo llegó aquí? ¿Dónde estaba? No lo vi en la mansión durante el enfrentamiento. ¿Estuvo escondido mientras el conflicto se desarrollaba? Qué conveniente.

—Señor—dije—. ¿Cómo está Luca?

—La cirugía salió muy bien y él sobrevivirá —informó.

Una suave sonrisa se extendió por mis labios y suspiré con alivio instantáneo. Yo sabía que él no me defraudaría.

—¿Puedo verlo?

La mirada hostil en sus ojos no era nada sorprendente. Siempre supe que era un hipócrita que mantenía las apariencias para engañar a Luca y ahora mostraba su verdadera cara. Era un enemigo más.

—Sé que lo quieres e hiciste mucho para salvarlo...

Mi respiración se aceleró. Sabía que no me gustaría lo que diría a continuación.

—¿Y?

—¿Sabes en qué estado se encontraba cuando te fuiste a Inglaterra hace semanas? —Sus ojos eran duros, fríos—. Se convirtió en un alcohólico imprudente y entró en depresión. No eres buena para él, Alayna. Lo volviste dependiente de ti.

Contuve mi temperamento, luchando contra la ira que quería explotar. Si no me controlaba mancharía con sangre las paredes blancas del hospital. Además, no tenía tiempo para esto. Quería ver a Luca.

—¿A dónde quiere ir con esto?

—Lo mejor será que te alejes de él —dijo—. Luca aún puede empezar una nueva vida y tú no eres alguien estable. Amas tu libertad y no podrás ofrecerle lo que necesita.

El dolor que provocaba sus palabras me dejó paralizada.

—Usted no me conoce en absoluto.

Se burló.

—¿De verdad? Todo el mundo sabe quién es Alayna Novak. Una asesina rusa que solo deja sangre y destrucción a su paso. Lo que te hicieron en la organización no tiene reparación—agregó con una sonrisa de suficiencia—. Luca necesita una familia y estabilidad. Sé que eres estéril, Alayna. No puedes tener hijos, estás dañada y te lo reprochará en el futuro. Él debe casarse con una italiana y seguir con las tradiciones de la Cosa Nostra.

No respondí. ¿Por qué debería? Él tenía razón.

—Busca a las chicas del prostíbulo, asegúrate de que estén a salvo, pero si realmente lo amas aléjate de Luca. Estarán mejor sin el otro.

🦋

Se veía hermoso a pesar de su estado. Habían pasado unas pocas horas, pero lo echaba de menos. Mi mente se trasladó a ese momento que tuvimos juntos en Inglaterra: besándonos, consintiéndonos, amándonos...

Caí tan perdidamente enamorada de él que apenas lo noté. Cuando nos conocimos por primera vez creí que era un idiota más, pero a medida que avanzó el tiempo vi muchas de sus facetas. Era bondadoso, amable, tierno, compasivo, dulce. No había nada egoísta en Luca. Era el hombre de mis sueños.

—Te ves perfecto —susurré—. Pude verlas, ¿sabes? Yvette aun te recuerda con cariño. Ella no te odia.

La máquina emitía suaves pitidos. Me senté a su lado en la cama y tomé sus manos entre las mías. Escuchar su pulso hizo que estuviera mucho más relajada. Yo sabía que saldría de esto. Jamás fue débil. Era un rey.

—Mi corazón está hecho pedazos por ti. Juro que casi morí contigo cuando recibiste ese disparo. Estaba tan aterrorizada de perderte —Toqué su mandíbula y un sollozo escapó de mis labios—. Lo que tenemos se siente hermoso y correcto. Lamento muchas cosas y desearía que nuestra situación hubiera sido diferente, pero nunca me arrepentiré de amarte, príncipe.

Mi visión se volvía borrosa por culpa de las lágrimas. Me llevó horas pensar, pero era lo correcto. Él necesitaba un descanso, pensar en su vida, tener a alguien que le otorgara paz. Yo nunca podría darle eso.

—Sé que no soy buena para ti y debo calmar esta abundante tormenta que persiste dentro de mí. Tú mereces a una princesa que te trate con amabilidad, paciencia y amor. Yo... no puedo darte nada de eso y lo he comprendido.

Me incliné y uní mis labios con los suyos. Él se movió un segundo, como si pudiera percibir mi contacto.

—Te amo con mi vida y nunca te olvidaré—sollocé—. Sé que me odiarás por esta decisión, pero vas a agradecerme cuando encuentres a alguien mejor. Sigue adelante, Luca. Encontrarás la felicidad sin mí. Te haces querer muy fácilmente. Yo fui atraída por tu luz desde el primer momento en que nos vimos y lamento que esa luz se haya apagado. —Lo besé de nuevo, más suave y despacio —. Gracias por enseñarme lo que significa amar de verdad. Tú siempre serás mi príncipe.

Con el corazón hecho trizas, lágrimas en los ojos y un inmenso dolor en el pecho abandoné la habitación. No podía quitar de mi mente las imágenes de él sonriendo y besándome. Eran maravillosos recuerdos que jamás borraría de mi memoria.

Pero eran solo eso a partir de ahora. Recuerdos.

Cerré la puerta detrás de mí y presioné mi espalda contra ella. Una parte de mí se quedaba con él, pero era lo correcto. No sería egoísta esta vez.

—¿Alayna? —preguntó Kiara cuando me vio—. ¿Estás bien?

Negué con la cabeza y me quebré con un sollozo.

—Yo... vine a despedirme.

Una sombra de tristeza cruzó la cara de Kiara.

—¿Qué? —Respiró, sosteniendo el vaso de café—. ¿Por qué te estás despidiendo? No puedes irte ahora. Luca se pondrá loco si no te encuentra. Tienes que estar con él cuando despierte.

El dolor en mi corazón se incrementó.

—Si me quedo ahora no podré irme. Lo siento, Kiara.

—Si lo abandonas de nuevo él jamás te lo perdonará.

—Es lo mejor.

—Estás cometiendo un terrible error, Alayna —musitó. La empujé hacia mí en un cálido abrazo—. No puedes irte, no puedes abandonarlo.

—Es lo correcto —expuse con un nudo en la garganta—. Yo... tengo otras metas y no quiero arrastrar a Luca.

—Alayna...

Me aparté y le sonreí suavemente.

—Por favor, dile que no me busque cuando despierte —supliqué—. Dile que me deje ir.

Kiara agitó la cabeza.

—Él no te dejará ir. Está locamente enamorado de ti.

—Me superará —aseguré—. Encontrará a alguien mejor. Adiós, Kiara.

Y entonces abandoné el hospital sin mirar atrás.

🦋

Instagram: JessiR17

Twitter: JessiRivas17

Facebook: Lectores de Jess (grupo para fangirlear)

Tiktok: Jessica_Rivas17

Continue Reading

You'll Also Like

1.7M 88K 44
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
The Forest By Alex Castellano

Mystery / Thriller

3.5K 261 12
Alguna vez han sentido que los siguen? Que los observan, que los vigilan? Ese sentimiento de sentirte una presa, tan vulnerable y solitario que cua...
658K 48.2K 51
~TERMINADA~ Libro #3 (Saga Nosotros) CUARTA TEMPORADA PRÓXIMAMENTE ____________________________________________________ Tres hermanos. Hijos d...
343K 36.4K 31
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aqu...