Vecinas incontrolables | Supe...

By ChicadeOtroRollo

436K 45.9K 13.1K

Lena conoce a su nueva vecina, Kara. Desde el primer momento ambas chicas sabían que no se iban a llevar bien... More

Nota*
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo

Capítulo 18

7.1K 826 95
By ChicadeOtroRollo

—¡Vamos a patinar sobre hielo! —sugirió Nia con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Sí, por favor! —gritó Querl junto a ella—. Así podrás estrenar los bonitos patines que te regalamos —miró a Kara y ella negó con la cabeza.

—Acabamos de volver al instituto y ya queréis marcha —se quejó Sam casi riendo y Nia le tiró un trozo de papel, molesta.

—Ni hablar —interrumpió Kara y agitó la cabeza con ímpetu—. No quiero que os riáis de mi cuando me caiga.

—Nos reímos de ti hasta cuando no te caes, Kara —bromeó Sam ganándose un puñetazo de la capitana.

—¿Nunca has patinado sobre hielo? —preguntó Imra arrimándose a la rubia mientras ella negaba con la cabeza.

—Todos los años, mi hermana Alex y yo íbamos al lago con Lena y Lex, su hermano, pero ellos disfrutaban mientras yo me quedaba mirando porque una vez me caí y se burlaron los tres de mí. Así que decidí no ponerme más los patines y disfrutaba tirándoles piedras, aunque iban dirigidas a aquella de allí para que se cayese, pero admito que es buena patinando porque las esquivó todas —señaló a Lena mientras todos reían, pero su vecina ni se inmutó ya que estaba distraída con el café en sus manos—. ¿Lena?

—¿Hum? —levantó la mirada y agitó la cabeza—. Perdón, ¿cuál era la pregunta?

—¿Qué te pasa, bicho raro? —preguntó Sam rodeándola con el brazo y Lena observó que todos la estaban mirando. Tensó la mandíbula al ver la mano de Imra en el muslo de la rubia, no comprendiendo muy bien el por qué.

—Nada... Solo pensaba.

—¿Tú piensas? —se burló Kara y Lena asintió para luego levantarse—. ¿A dónde vas?

—Me acabo de acordar de que tenía que coger un libro de la biblioteca.

—¿Me he perdido algo? —preguntó Querl asustado ya que estuvo junto a ella en todas las clases.

—No, es solo que perdí mi libro favorito. Hasta luego.

Lena se apresuró para coger su mochila y desvió la mirada hasta la puerta de la cafetería, despidiéndose con la mano rápidamente con un simple "adiós". Se dirigió a su rincón favorito, subiendo las escaleras hasta adentrarse en la biblioteca y miró por las estanterías hasta hallar su libro, un libro cualquiera en realidad.

Se sentó en la silla, depositó su mochila en el asiento de al lado y suspiró antes de abrir el libro. Le sonaba de algo, puede que ya lo hubiese leído antes. Era algo sobre magia o conjuros y espadas de la época medieval. Miró algunas páginas, concentrándose en leer hasta que notó algo extraño. Se irguió con el ceño fruncido, levantando la vista del libro y miró hacia ambos lados. Negó con la cabeza arrugando la nariz y se enterró nuevamente en la lectura.

—Bu —gritó Kara silenciosamente por detrás, haciendo que Lena se sobresaltara.

—¡Kara! —en cambio, Lena fue la que chilló de angustia al ver su vecina con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Kara Danvers?

La rubia giró los ojos hacia la bibliotecaria quien tenía una cara de pocos amigos. Tragó saliva y a Lena se le escapó una sonrisa. Kara se irguió, levantando la mano para comenzar una explicación, pero la mujer mayor negó con la cabeza. Entonces empezaron a hablar entre susurros.

—He visto cómo la has asustado. Aquí no se viene a jugar, ¿entendido? —regañó antes de despedirse cuando Kara asintió.

—Esto es increíble —murmuró la rubia cogiendo la mochila de Lena para dejarla junto a la suya en otra silla.

—¿Qué pasa? —preguntó Lena casi riendo, mirando el mal humor de su vecina.

—Que siempre me regañan a mí, aunque haga lo mismo que tú...

—No, no lo digo por eso. Digo que qué te pasa, de por qué estás aquí.

—Oh, te noté rara y vine a ver que te pasaba a ti.

—¿Rara? ¿Por qué? —frunció el ceño y cerró el libro poniendo los dedos en medio para no perder la página y para mirar a Kara.

—Te has ido como si te hubieran escupido en la cara. Por no decir que me he metido contigo y me has ignorado hábilmente cuando eres una niña chica contestona. Y porque cuando dicen "vamos a patinar sobre hielo" eres la primera en levantar la mano y ni siquiera te has inmutado.

—Hum... supongo que me estoy haciendo mayor.

—Oh, Kieran, solo tienes diecisiete años. Casi dieciocho. Y debo decir que patinar sobre hielo no es para nada cosa de niños. Además, vamos a ir todos... hasta Imra viene.

—Mm... realmente no tengo muchas ganas —gruñó silenciosamente mientras abría el libro de nuevo, pero Kara lo cerró.

—Lena... ¿es por lo que pasó? Entre nosotras, quiero decir...

—Kara, no me acuerdo —interrumpió casi chillando, poniendo las manos en su boca— así que dejemos que ha sido un sueño húmedo para ti, ¿vale? Dijiste que no había pasado nada.

—Entonces, ¿qué te pasa? —insistió una vez más, apoyándose en la mesa para mirar a Lena y ella soltó un suspiro.

Eso era lo que se estaba preguntando. ¿Qué le pasaba realmente? Tenía un malestar en el cuerpo desde esta mañana. Desde que habló con Sam concretamente. Kara la conocía muy bien y por mucho que Lena se lo ocultase, algo la delataba: la biblioteca. Siempre que le pasaba algo raro, se refugiaba en los libros. Aunque Kara se dijo que debía apartarse un poco de su vecina para darle espacio y asimilarlo todo, no pudo evitar preocuparse.

Lena se rascó la barbilla pensando en una buena excusa hasta que pensó en Imra. Primero pensó muy bien en las palabras para no parecer lo que siempre decía Samantha sobre aquella situación; que estaba celosa. Simplemente, y realmente, se preocupaba por su amiga.

—Es que esa tal Imra no me da buena espina.

—¿Celosa, Luth...?

—No empieces —interrumpió con un gruñido a la rubia antes de que siguiera hablando—. Solo escúchame.

Le explicó vagamente lo que Sam le dijo esta mañana sobre la noche de la fiesta de año nuevo. Kara abría los ojos de par en par y Lena se sinceró cuando no quería que la trataran objeto o trofeo y que Imra solo quisiese disfrutar de su compañía en vez de conocerla. No tardó en salir una sonrisa maliciosa en el rostro de Kara.

—Sí, me preocupo por ti, ¿contenta? —dijo Lena antes de que Kara hiciese algún comentario, adivinando los pensamientos de la rubia.

—Len, ya lo sabía.

—¿Qué? —preguntó ladeando la cabeza con el ceño fruncido sin entender muy bien a lo que se refería.

—Que ya sabía que Imra es de esas que no quieren relaciones largas y es de un "aquí te pillo, aquí te mato". Anoche estuvimos hablando mucho y me confesó que se acercó a mi simplemente para desvirgar mi sexualidad con las chicas —comenzó a reírse en voz baja y Lena solo alzó las cejas sorprendida, pero no hizo ningún comentario al respecto. Cogió nuevamente el libro y la rubia acercó a ella demandando atención—. Así que tranquila, pero gracias por preocuparte. Además, mi corazón solo te pertenece a ti, chica sexy. No puedo dejar que mi enamorada se ponga triste.

—Deja de ser tan arrogante —le pegó con el libro suavemente con una sonrisa y Kara se echó a reír en silencio—. ¿Y qué vas a hacer? —preguntó después de un largo silencio mirando de reojo a la rubia.

—Pues me la pienso ligar y va a caer a mis pies como tú conmigo.

—Entonces nunca lo hará.

—¿A qué te apuestas? —desafió Kara con una sonrisa burlona de oreja a oreja y Lena cerró el libro.

—La última vez que apostamos me debías un masaje y han pasado siete años. Todavía no has tocado mi espalda —le recordó arqueando la ceja.

—Porque eres como una gatita arisca. Cada vez que te toco, me sacas las uñas.

—¿También lo fui cuando...? —preguntó sin pensar para hacerlo con burla, pero se calló inmediatamente avergonzada porque se dio cuenta de que ella iba a sacar el tema.

—¿Cuándo qué...? —Kara se acercó malvadamente, percatándose de los movimientos nerviosos de la pelinegra, adivinando sus pensamientos y Lena se apartó intentando pensar en otra cosa, pero tenía los ojos de su vecina en ella que no pudo pensar en una excusa razonable.

—Cuando corriste la maratón —lo dijo lo más silencioso posible, apartando la mirada hacia el libro y notando como sus mejillas ardían. Se cubrió su perfil con la mano y se apoyó en la mesa sin mirar a Kara que ella tenía una sonrisa iluminada en el rostro.

—Oh, sí que lo eras, pero en el buen sentido.

Lena casi se atragantó con su propia saliva. En realidad, aunque hubiese sonado como un cumplido, realmente no sabía a qué se refería; ella siempre era muy quieta e incluso se consideraba torpe. Abrió la boca y la cerró un par de veces. Kara notó que Lena no iba a hablar y supuso que estaría incómoda, así que, por primera vez, le dejó un poco de tregua y volvió al tema de antes.

—Venga, ¿a qué te apuestas?

—Lo que quieras, aunque tampoco tengo ganas de apostar porque perderás seguro —respondió carraspeando un poco y pasando la hoja del libro—. Vas a perder de todos modos como el tiro con arco.

—Si es lo que quiera, no lo harías ni... ¿cómo decías? ¿Hasta arriba de alcohol? —se burló haciendo que Lena le fulminara con la mirada—. ¿No estabas tan segura de que iba a perder? Entonces, ¿por qué te da tanto miedo, Kieran? —alzó las cejas intermitentemente haciendo que rodara los ojos por lo engreída que estaba siendo.

—Bien, adelante, cuál es tu maldita apuesta.

—¡Genial!

Chilló haciendo que Lena le tapase la boca rápidamente y ambas miraron de reojo como la bibliotecaria las observaba con mala cara. Lena le susurró un perdón y ella simplemente rodó los ojos mientras negaba con la cabeza para seguir con el papeleo.

—Quiero que aparezcas en mi casa solo con ropa interior de encaje y que dejes que te pruebe sin ninguna gota de alcohol —bromeó la rubia.

—¿Te has vuelto loca? —casi chilló entre susurros haciendo que Kara soltara una pequeña risa—. ¿Cómo voy a aparecer por tu casa solo en ropa interior y encima... eso?

—Como si no te hubiera visto ya desnuda —contratacó entre risas.

Lena tensó la mandíbula y cerró el libro de golpe. Se levantó con el libro y cogió su mochila. Se dio la vuelta para mirar a una confundida Kara y le golpeó fuertemente con el libro. Kara se quejó después de que Lena dejara el libro y se fuese hacia la salida. Se levantó para seguirla, no sin antes ser regañada por la bibliotecaria. No podía evitarlo; sacarle de quicio era su hobby de verdad.

—Oye, Kieran, eso ha dolido.

—Dijiste que ibas hacer como si no hubiese pasado nada.

—Pero si antes habías sacado tú antes el tema como si nada.

—¡Había sido sin querer porque quería burlarme de ti!

—Está bien, está bien, lo siento —se disculpó con sinceridad y Lena asintió mientras se dirigían hacia las clases ya que el descanso había terminado—. Pero no cambio la apuesta.

—De acuerdo.

Aceptó sin pensar y pronto se arrepintió de hacerlo, pero suspiró sin cambiar de opinión, apretando los dientes con fuerza porque odiaba la sonrisa burlona de Kara. Sin embargo, la rubia no sabía que estaba sonriendo, pareció más sorprendida que gustosa por aceptar la apuesta.

—En cambio —continuó Lena—, yo pido que jamás vuelvas a sacar el tema y que no me harás un masaje, sino que me pagarás un tratamiento de spa.

—Eso suena caro —murmuró la rubia haciendo una mueca.

—¿No estabas tan segura de que ibas a ganar? —se burló la pelinegra deteniéndose en la puerta y Kara tensó la mandíbula.

—Acepto —levantó la mano y Lena la estrechó con fuerza.

—Hay que poner una fecha límite.

—Oh, sí... hum... —Kara se mostró pensativa, pero Lena ya lo tenía claro.

—Tienes una semana.

—¿¡Una semana!? Eso es imposible, Len —gritó incrédula, pero Lena asintió sin importar los reproches.

—¿No estabas tan segura de que yo iba a perder? —vaciló antes de despedirse.

Kara le sonrió con arrogancia antes de marcharse, aceptando definitivamente la apuesta y Lena suspiró agotada al ver que su vecina se marchaba. ¿Por qué demonios aceptó esa maldita apuesta? Se adentró en el aula esperando a que comenzaran las clases y se sentó junto a Querl.

Finalmentesonrió para sí misma, pensando en que ganaría de una manera segura porque sabíaque Imra sería incapaz de pillarse por una imbécil como Kara y haría lo quefuese para sabotear la relación de ambas simplemente para tener su regalo despa.

Continue Reading

You'll Also Like

33.6K 781 13
Todo parecía tan simple. A cambio de su casa de la infancia vendida por los peores amigos, Daniela aceptó casarse con la actriz problemática de Holl...
7.1K 348 31
Eres nueva en tu escuela en tu escuela te avías mudado ya que ya que tus abuelitos antes de morir te dejaron una herencia billonaria y cómo tus tíos...
37K 6.9K 23
🔥Tanto me odia, yo a usted no le he hecho nada para que me odie. 🔥Odio verte al lado de mi hija, no eres el hombre que quiero a su lado. 🔥No me qu...
32.4K 4.7K 19
-¿Te conozco? -Ah... eh... yo soy... eh... ¡Me gustas! Bokuto Kotaro desde hace años se interesa completamente en el vóley. Y hace un año se interesa...