—No me creo que volvamos a estar aquí— dijo Ally con lágrimas en los ojos —aún recuerdo el día que nos conocimos.
—El día que te robé tu canción.
Austin miró a su mujer que emocionada no paraba de dar vueltas por ese sitio que tantos cambios había dado. Empezó siendo Sonic Boom donde ambos se conocieron, después Austin & Ally Music Factory y ahora era un museo dedicado a los dos.
—Ahora me alegro de que lo hicieras.
—Debes reconocer que mi versión era mejor, esa canción necesitaba algo de ritmo— rió él mientras veía como Ally ponía una mueca.
—¿Quieres que subamos arriba?— Ally hizo la pregunta a pesar de que no hacía falta, ambos lo estaban deseando.
Austin asintió e increíblemente emocionado tuvo que pararse unos instantes en la plataforma desde la que se veía la tienda por completo y quedarse durante unos segundos disfrutando de la vista justo antes de entrar a la habitación donde componían sus canciones.
El padre de Ally, que ahora regentaba el museo no había querido abrir esa habitación al público, demasiados recuerdos para que un montón de personas la utilizaran como un entretenimiento de usar y tirar.
Desde que su pequeña se convirtió en una estrella se había declarado su mayor fan, no podía seguirla por el mundo y eso le entristecía enormemente ya que su madre, Penny, pasaba la mayor parte del tiempo en la selva y a veces sentían como si hubiesen abandonado a su hija.
—¡Tenemos 18 horas para escribir un éxito!— Austin no pudo evitar volver a repetir la frase gracias a la que empezaron a ser socios.
—Ooooh— escucharon como suspiraba Dez.
El pelirrojo al que nada se le ponía por delante, miraba desde la puerta a la pareja que aún no había notado su presencia.
—Lo se, somos adorables— la sonrisa de Austin al ver a su mejor amigo se convirtió en la más grande que se podía imaginar.
—No no, ese “Ooooh” era por el póster del perrito y el conejo— dijo Dez —no me puedo creer que siga colgado en la nevera.
—¡Adivina quién va a conseguir otro premio a la mejor actriz!
—¡Trish!
Las dos amigas se abrazaron como si no se hubieran visto en un millón de años, todos los recuerdos desde que se conocieron en el jardín de infancia volvieron a inundarlas una vez más.
—He dejado a la pequeña con Lester, se ha convertido en un abuelo de campeonato— dijo Trish —espero que no os importe.
—Por supuesto que no, con nuestros dos torbellinos está acostumbrado a no parar— respondió Austin.
—¿Por qué no vamos a comer todos juntos?— preguntó Dez, al que le estaba empezando a rugir el estómago —tengo ganas de ir a Suzy's Soups.
—Lo siento Dez, me ha dicho mi padre que Suzy se jubiló hace cuatro años.
—Vaya.
Dez se quedó desolado durante unos instantes, aunque en ese momento pareciera que todo seguía igual muchas cosas habían cambiado. Ya no eran los mismos chiquillos de hace diez años llenos de ilusiones y esperanzas; todos habían alcanzado sus sueños, su saga de películas «Claws, Dun, Dun, Dun» era la más taquillera en los cines de todo el mundo y cada vez que estrenaba otra entrega su franquicia se expandía más y más.
—¿Cómo se llamaba ese sitio donde trabajaste Trish?— preguntó Austin, también algo hambriento.
—¿Cuál de todos?
—Como empieces a recordar todos los sitios en los que has trabajado nos vamos a morir de hambre— Ally zanjó la conversación dirigiéndose hacia la puerta —¿por qué no salimos y ya lo decidiremos cuando lleguemos a la zona de restauración?
•••
Los cuatro adultos paseaban por el centro comercial donde habían empezado sus aventuras como adolescentes. Intentaban pasar desapercibidos pero Ally, con su impresionante vestido negro acaparaba todas las miradas. Por suerte y por desgracia la mayoría eran de hombres adultos que no reconocían a la cantante; Austin, algo celoso, agarró a su mujer por la cintura y no dejó de mandar miradas desafiantes a todos los que miraban a Ally con lascivia.
Muchas cosas habían cambiado pero en el fondo era como si no hubiesen pasado más que unos días desde la última vez que estuvieron ahí.
—¡Ally! ¿De verdad eres tú?— escucharon que gritaba una voz a lo lejos.
—Mirad, ¡pero si es Dallas!
—También llamado el chico de la tienda de accesorios para móviles— dijo Trish mientras daba codazos a su amiga.
El joven tímido del que Ally se había enamorado era ahora un hombre, se había cortado el pelo (y había que admitir que le quedaba genial) y llevaba una camiseta azul en la que se veía dentro de la boca de un tiburón escrito en letras mayúsculas “Dallas' Adventures”.
Al verle algo dentro de Ally se revolvió, de algún modo la imagen de los dos bailando de manera vergonzosa en la quinceañera de Trish vino a su mente. Pero casi al mismo tiempo recordó como Austin había bailado con ella rechazando la oportunidad de actuar delante de un gran promotor musical y como una ola cuando pasa por la arena y borra las huellas, la imagen de Dallas y ella dándolo todo en la pista de baile desapareció.
—¿Que hay Dallas?— saludaron Austin y Dez al unísono —mola tu camiseta.
—Gracias— contestó alegremente él —es de mi nueva empresa de multiaventura.
Dallas empezó a contarles que tras probar muchos trabajos fue contratado en una empresa de submarinismo, ahí aprendió a bucear y se interesó por los deportes acuáticos. Surf, Kitesurf, Windsurf, Paddlesurf y todas las cosas que timan con surf; aparte de esquí acuático, snorkel y kayaking. Dos años después había montado su propia empresa y en menos de cinco meses se habían convertido en el referente de los deportes acuáticos en Miami.
—Ya sabéis, la gente viene aquí a vivir experiencias nuevas.
—Suena genial Dallas— contestó Ally con una sonrisa —me alegro de que te vaya bien.
En ese momento entró una furgoneta Volkswagen cargada de tablas de surf y les tocó el claxon a modo de saludo. Era el vehículo perfecto para ir a la playa y se notaba que llevaba sufriendo el agua del mar muchos años; la pintura descascarillada mostraba varias capas, azul celeste, amarillo, naranja... ese tesoro había pasado por muchas manos y ahora se podía ver el logo de la empresa de Dallas a ambos lados.
—No os vayáis, creo que hay alguien a quien os hará ilusión ver— dijo Dallas emocionado después de tantos años sin ver a sus amigos. —¡Eh! ¡Baja! Mira quien está aquí.
—¿Ally?
Por segunda vez la cantante escuchó su nombre, pero en este caso no supo reconocer a la persona que la llamaba. Un joven alto y fuerte, de pelo rizado y dientes algo torcidos caminaba en su dirección. Sólo cuando estaba a punto de preguntar quien era reconoció a su antiguo alumno.
—¿Nelson? ¿De verdad eres tú?— Ally casi no podía reconocer a su pequeño alumno de música en ese joven.
—Ahora trabajo con Dallas
—Se encarga de las inmersiones con tiburones, es el mejor encontrando los tiburones tigre y martillo.— añadió su jefe.
Austin miró al chico impresionado de que ese torpe niño que no paraba de meterse en problemas tuviera el valor de nadar entre esos comehombres.
Siguieron hablando pero no tardó en formarse revuelo en la zona cuando la gente descubrió a los cantantes, la actriz y el director de cine reunidos en un mismo lugar.
No sin esfuerzo consiguieron zafarse de la masa de fans que les había rodeado minutos antes y agotados se sentaron en una mesa parcialmente escondida tras una gran palmera.
—Creo que ya se lo que voy a pedir— dijo Austin mientras pasaba el menú a su mujer.
—Como sean patatas fritas con chocolate vomito— Trish hizo una mueca de asco al recordar una de las comidas favoritas de su amigo.
Los cuatro empezaron a comer tan pronto como sus platos llegaron a la mesa pero su rincón de calma no fue tal durante mucho tiempo, el sonido del flash de una cámara y un agudo y conocido grito turbaron su momento de calma.
—¡Qué fuerte! ¡Austin y Ally!
—¡Qué fuerte! ¡Megan Simms!— gritó Dez imitando el tono de voz de la joven periodista.
—¿Qué tal te va Megan?— Ally no podía creerse la cantidad de conocidos con los que se habían encontrado en unas pocas horas —¿Sigues trabajando para Cheetah Beat?
—Que va, dejé eso hace muchos años, ahora estoy haciendo reportajes para People y Vogue.
—Eso es increíble— dijo Dez —aunque siempre has tenido mucho potencial.
—Mi verdadero sueño es trabajar para Rolling Stone, dentro de un mes tengo una entrevista con ellos y me han pedido que les lleve una exclusiva, pero está siendo imposible.
—No desesperes, seguro que encuentras algo genial— dijo Austin tratando de animar a la chica.
—¿Y si vosotros me ayudáseis? Siempre habéis sido muy reservados con vuestra vida privada y algo así sería revolucionario.
—No se Megan— contestó Ally algo preocupada —nosotros queremos que se hable de nuestra música y solo de eso, no queremos que nos rodee el drama.
—Por favor, os prometo que vosotros tendréis la última palabra de todo lo que escriba, podéis revisar cada punto y cada coma y si algo no os gusta lo quitaré.
Megan veía como la oportunidad de su vida estaba delante de sus ojos y no la iba a dejar escapar aunque le costase convencerles una eternidad.
—¿Pero que quieres saber exactamente?— preguntó Ally algo recelosa.
—¡Todo! Como fue vuestra boda, como es la convivencia juntos, si Ally sigue ayudando a Austin a componer ¿podré ver a vuestros hijos? ¿y haceros fotos familiares? ¿tenéis perro? ¿tenéis una casa en la montaña?
—¡Di que si antes de que explote por favor!— dijo Trish que no era capaz de aguantar la risa.
Tras hablarlo durante unos minutos llegaron a una especie de acuerdo con lo que Megan suspiró aliviada.
—Vale, pero antes tenemos que firmar un contrato, solo aparecerá en la entrevista lo que nosotros creamos conveniente y si Rolling Stone no la acepta no podrá ser publicada en ningún otro sitio.
—Os prometo que no os arrepentiréis, ¿dónde queréis que nos reunamos?
—¿Qué te parece en la antigua Sonic Boom? ¿Empezamos mañana a las 9?
Y cómo si de una señal del universo se tratase Two In A Million empezó a sonar por los altavoces empezó a sonar por los altavoces del centro comercial. El matrimonio se miró a los ojos e inconscientemente se tomaron la mano.
Planets align
Suddenly, I'm alive
Eyes full of stars
Guide me to where you are
Pinch me if
I'm asleep
Cause this feels like
It's a dream
We're like two in a million
Can't even begin just find
Where I found you
What are the chances
And there'll be this
Magic when we touch...
•••
Al día siguiente todo estaba listo para empezar la entrevista, habían tenido que llegar antes de que se abriese el museo ya que su mera presencia allí habría causado un tsunami de fans pero la sala de composición estaba insonorizada y siempre había sido su lugar de relax y trabajo al mismo tiempo.
Tras consultarlo con la almohada Ally estaba segura de querer hacer eso, tras tantos años y tantos rumores sobre su vida personal por fin iban a poder dar su versión, a contar la verdad sobre lo que había pasado entre ellos y como habían llegado donde estaban.
Puntual como un reloj la joven periodista llamó a la puerta a las 9:00, Lester abrió la puerta con una sonrisa y tras dejar sobre la mesa una bandeja con fruta, café y tortitas para que los tres desayunasen abandonó la habitación y bajó para dar la bienvenida a los primeros visitantes del museo.
—¿Por dónde empezamos?
—Austin cariño, deberíamos empezar por nuestro primer tour conjunto ¿no crees?
Megan encendió la grabadora de su móvil y como si fuera una película que pasase delante de sus ojos se sumergió en la historia que la pareja le estaba contando.
Espero que os guste este primer capítulo, si es así no olvidéis votar y comentar con vuestros pensamientos, cualquier opinión que venga con amabilidad será siempre bien recibida. Un saludo ♥️