Capítulo 84. El peor día en el mejor día

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«Dez eres completamente idiota» pensó Trish al ver el twit de su amigo cuando llegó a su casa.

•••

—Espero que se lo haya dicho a Carrie antes de que se tenga que enterar de esta forma...— dijo Ally cuando se lo enseñó su marido.

Este se encogió de hombros, no habían vuelto a hablar de su exmujer pero en su interior sabía que la posibilidad de que le hubiese confiado su orientación sexual era prácticamente nula.

—Doctor, ¿cuándo podremos volver a casa?— preguntó Austin a uno de los médicos que pasaba por allí.

Este, que iba revisando unos papeles, contestó casi sin pararse.

—Pues recomendamos estar unas 48 horas en observación, así que hasta pasado mañana no.

—Gracias.

Austin se dejó caer de nuevo en el sillón reclinable que habían colocado en la habitación para que los acompañantes pudiesen quedarse a dormir si era necesario.

—¡No puedo creer que me haya perdido el nacimiento de mi nieta otra vez! Lo siento mucho cariño— Penny entró con un bote de pepinillos y una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Mamá! ¡Por fin has venido!— exclamó Ally.

El ruido hizo que Aria se despertarse y rompiese a llorar. La abuela fue hasta ella y la tomó en brazos, tras unos segundos meciéndola se calmó y se volvió a dormir.

—He cuidado de tantos orangutanes y chimpancés huérfanos en la selva que un bebé llorón no es nada para mí.

Ignorando el hecho de que acababa de comparar a su hija con un primate Ally se incorporó y extendió las manos hacia ella.

—Quizás tenga hambre, no ha comido nada desde que nació y han pasado ya cuatro horas.

—No creo, está tan dormida...— dijo Penny sin dejar de balancearse.

—Pero se está chupando los puños, creo que quiere comer.

Enfrascadas en una conversación sobre hábitos alimentarios de recién nacidos Austin recordó que no le había dado la noticia a sus padres.

Agarró de nuevo el teléfono que reposaba sobre la repisa de la ventana y llamó a Mike.

Como no contestaba quiso llamar al móvil de su madre, hasta que recordó que tuvieron que quitárselo porque empezó a hacer compras sin sentido por internet y a hablar con desconocidos.

—Austin, ¿por qué no vas a casa, te das una ducha y te cambias de ropa? Yo me quedaré cuidando de Ally— dijo de repente la señora Dawson mirándole.

En ese momento recordó que estaba vestido con un camisón de hospital, lo que le hacía parecer un paciente más.

Su camiseta, con la que había envuelto a su hija cuando nació, se había quedado abandonada en la cuneta una vez que los servicios médicos llegaron y pudieron ponerle una manta que sacaron del maletero, hasta ese momento bloqueado por los otros coches.

—Tienes razón, me quedaré un rato con los niños para que venga Lester— respondió él —¿necesitas que te traiga algo?

Ally negó con la cabeza y volvió a centrar toda su atención en su pequeña, que había vuelto a despertarse y empezaba a mamar de su pecho con ganas.

•••

—¡Papá! ¿Ha nacido ya nuestra hermana?— preguntó Alex emocionado cuando escuchó a Austin entrar por la puerta principal.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now