Capítulo 72. Los indeseables

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Trish tuvo que mentir a los invitados que no paraban de preguntar dónde estaban Austin y Ally. Les dijo que habían tenido que marcharse para preparar una entrevista y esperaba que todos pillasen la indirecta y se marchasen pero no fue hasta las cinco de la mañana cuando dieron la fiesta por terminada.

—Adiós, muchas gracias por venir— se despidió de todos y suspiró profundamente.

Estaba demasiado cansada para irse a su casa y al recordar el sillón de la sala de ensayo decidió que ese sería el mejor lugar para dormir una siesta.

Se pasó las manos por la cara, a esas alturas el maquillaje, que ahora le hacía parecer un oso panda, le daba completamente igual. Subió las escaleras quitándose las horquillas del pelo pero cuando entró por la puerta se dió cuenta de que alguien le había tomado la delantera.

Dez roncaba en el sillón, tenía un vaso en la mano que descansaba sobre su pecho, el contenido se había volcado formando una mancha de humedad en su camiseta. Al mirar a su alrededor contó nada menos que doce vasos, cuatro de ellos seguían llenos y aunque el color del líquido era suficientemente revelador se lo llevó a la nariz para asegurarse de qué se trataba, whisky.

Estaba furiosa consigo misma, con Andrew, con Herbert Bernson y hasta con Ally. Ella había pasado por algo horrible para ayudarla y así era como se lo agradecía.

Dió un manotazo al vaso que acababa de dejar encima de la mesita y este se estrelló contra el suelo partiéndose en mil pedazos.

—¿A qué viene tanto ruido?— preguntó el pelirrojo frotándose la sien.

Intentó ponerse en pie pero sintió como la habitación daba vueltas a su alrededor y se dejó caer otra vez.

—¿¡Por qué me dejaste sola!? ¡Ha sido tu culpa pero ahora la mala soy yo! ¿¡Y tú solución es emborracharte!? ¡Ally me odia y con razón! ¡Eres un idiota que no sabe mantener la boca cerrada!

Trish empezó a gritar y se acercó al joven que aterrorizado cerró los ojos y se cubrió con las manos.

—¡Yo fui quién descubrió la verdad! ¡Yo fui quién se arriesgó! ¡Yo fui a la que...!

Trish se mordió la lengua, quería decirle que Herbert la había violado, que desde entonces tenía miedo a quedarse a solas con un hombre, que incluso la idea de tener relaciones sexuales con su novio Chuck había empezado a repelerla. Pero se calló, había decidido que se llevaría eso a su tumba, nadie podría saber nunca la verdad.

Dez la miró incapaz de articular palabra, las relaciones sociales eran su debilidad y más en momentos como ese.

Empezó a notar una sensación extraña en el estómago y cuando se dió cuenta de lo que era solo tuvo tiempo para agarrar una papelera y empezó vomitar todo lo que llevaba dentro.

—Te lo mereces— dijo Trish antes de salir y dando un portazo.

El joven se quedó allí, con la cabeza dentro de la papelera y pensando que tenía razón, había sido culpa suya.

•••

El museo Austin & Ally abría sus puertas al día siguiente y aunque a sus protagonistas les hubiese encantado estar allí con los primeros fans que irían a visitarlo, Ally no quería salir de su cama.

—Venga Ally, ¿y si te llevo a la tienda de manualidades? Podríamos empezar algún proyecto divertido juntos— dijo su padre desde la puerta.

—No.

—¿Y si vamos a la playa? Compramos unos helados y damos un paseo hasta el muelle como en los viejos tiempos.

—No.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now