Sé que fue un error • Mandra

By jjupiterzz

21.9K 1.3K 552

«Desearía que exista una palabra más que amor... Porque realmente la amo.» Luego de un año de lo ocurrido ent... More

1. No puedo más
2. La actitud de Sandra
4. ¿Qué es esto que siento?
5. Aceptarlo
6. Algo mutuo
7. Discusiones y confusiones
1 año de "Sé que fue un error"
8. Amar
9. Sonrisas
10. El apartamento
11. Franco
12. Palm Beach
13. Palm Beach II
14. Tú y yo
15. Navidad
16. Rumbear
17. Cariño
18. Un atardecer
19. El perdón
20. Un comienzo a tu lado
21. Amor
22. Te quiero
23. Visita
24. Un regreso inesperado
25. Una pareja traumada
26. Roomies
27. Sólo tú
28. Colección
29. Estoy seguro
30. Fashion Group
31. Propuesta
32. Jugar sucio
33. Nidito de amor
34. Mejor amigo
35. Insinuaciones
36. Suegros
37. Cerca
38. El gran día
39. Marido y mujer
Final.
Epílogo.

3. La aparición divina

1.8K 110 29
By jjupiterzz

—Bueno, Calderón, deje las idioteces. Vamos a la Sala de juntas.

—Antes de que su mujer nos estrangule.—Río.

—¡Qué le pasa, cretino!

—Es la verdad, Armando.

—Is virdid, Irmindi.—Me imita.

Ruedo los ojos.—Vámonos, Armando.

—Sí, vamos

Tomamos las cosas necesarias para una junta y nos retiramos para dirigirnos a esta.

—Buenos días, Betty.—Sonrío.

—Buen día, Doctor Calderón.—Me devuelve la sonrisa.

—Buenos días, Gutiérrez.—Aquel hombre hace una reverencia.—Buenos días, Nicolás.—El mencionado me devuelve el saludo.—Buenos días, Hugo.

—Buenos días, Mario.—Se dirige hacia mí y me espero lo peor.—¡Esa corbata te queda bombi!, ya te había dicho que el blanco te queda de ututuy.—Toma mi corbata entre su mano.

—Quite sus sucias manos, Hugo, antes de que se las tuerza.—Las quito de mi corbata y me limpio.

—¡Bueno, Mario! No te hagas el difícil.

—¿Cuál difícil, Hugo?—Me encamino hacia uno de los asientos al lado de Armando.

—De acuerdo, compañeros.—Hace una pequeña pausa.—Hoy les venía a comunicar que las telas ya están en producción. Eso quiere decir, que están empezando a hacer los diseños.—Sonríe.—Don Hugo, ¿cuándo desea realizar su ensayo general?

—Doctora, Pinzón, yo lo haré el día anterior. Ó sea, veinticuatro horas antes.

—Perfecto.—Asiente repetidamente.—Doña Catalina vendrá a las doce del mediodía para hablar sobre lo que nos tiene listo.—La esposa de mi mejor amigo dirige su mirada hacia nosotros.—Armando y Don Mario, si desean luego pueden ir a producción para observar las telas con mejor detalle.

—Gracias, Betty. Luego iremos a revisar.

—Listo, nos vemos a las doce del mediodía para charlar con Doña Catalina.—Toma su carpeta.—Gracias a todos por venir. —Sonríe y hace una reverencia antes de pasar a su oficina.

—Hasta luego.—Todos nos despedimos mutuamente.

Pov. Sandra.

El Doctor Calderón se encontraba en sala de juntas con toda la junta directiva.

De pronto, se abrieron las puertas del ascensor. De ahí salió un hombre alto, atractivo, con ojos azules y cabello negro. Prácticamente, ¡era una aparición divina! ¡estaba más guapo que el alemán de 2 metros que siempre deseé!

En ese momento, tenía expectativas de poder casarme con alguien tal cual. Sin embargo, ahora todo es diferente... Me gustan otro tipo de hombres, como Mario Calderón.

—Buenos días, ¿cómo les va?—Me observó con esos bellísimos ojos azules.

—Buen día, ¿Qué necesita?—Sonreí.

—Vengo a hablar con Armando Mendoza, es un amigo mío.—Respondió a mi pregunta con amabilidad.—Disculpa, no me presenté... Un gusto, Franco Mikeri.—Estrecha su mano con la mía.

—El gusto es mío, Sandra Patiño.

No quitó su mirada de mí.

—El Doctor Mendoza en este momento se encuentra en una junta, ¿quiere esperar?

—Sí, claro... Yo espero.—Se sentó en una de las sillas, no había más opción.

—¿Quiere algo? ¿Un café, agua, gaseosa?

—Un café, por favor.—Una pequeña sonrisa se asoma en su rostro.

—Perfecto, ya vuelvo.

Me dirigí a la cafetería y regresé con el café que me pidió.

—Aquí tiene, Don Franco.

—Muchas gracias.—Recibe la taza de café y toma un sorbo de este. —No me llame “Don Franco”, sólo llámeme Franco, por favor.

—Esta bien, Franco.—Reímos al unísono.

—Venga, siéntese conmigo.—Palmeó la silla de su costado.

Aura María nos observaba atentamente.

—Bueno, si usted quiere eso, sí.

Hablamos mucho y reímos. Es una persona realmente linda y tierna.

—Usted es una mujer muy linda. Me encantaría salir a comer con usted, ¿desea ir a comer conmigo?

Todos salieron de la sala de juntas.

Don Mario nos observaba mucho... Me resultó bastante incómodo y, aún más porque él y Don Armando empezaron a susurrar entre ellos.

Pov. Mario

—Vea, Franco Mikeri finalmente llegó a la Empresa.—Armando lo señala con disimulo.—Tal vez Sandra le pareció bonita y están hablando entre ellos. Qué será, tal vez hasta la invitó a cenar.

Me quedé tieso... Exactamente, tieso cuando escuché la propuesta que le dió Mikeri a Sandra.

Desafortunadamente la alcancé a escuchar. No sé que me pasó, empecé a sentir algo en el pecho, ¿qué me estaba pasando?

—¿Mario?—Me chasqueó los dedos en la cara.

Reaccioné.—¿Qué decía, Armando?

—Mario, ¿en qué Mundo estaba? ¿está celoso o qué le pasa?—Rió.

—No, no, no sé que me pasó.—Negué.— ¿Celoso? ¡Armando, por favor, usted sigue con eso!—Golpeé su cabeza.—No fastidie, voy al baño.

Armando se quedó atrás riendo.

En realidad, no entré... Me quedé en la entrada del baño, escuchando la pequeña conversación que tenían.

Sí, yo sé que está mal escuchar conversaciones ajenas, pero esta vez podría ser una excepción, ¿o no?

—Está bien, Sandra, yo la recojo a las siete.

—Perfecto, Franco.—La azabache sonrió.—Me espera, luego de que termine iré al menos a retocarme.

—Pero si así usted está muy linda.—La halaga.

—Gracias, Franco, pero no me conformo.—Suelta una risa.

—Okey, Sandra. Voy a saludar a Armando.—Finalmente finalizaría la conversación entre los dos.

—Sí, nos vemos más tardecito.

—Adiós, Sandra.—Besa su mejilla.

—Hasta luego, Franco.—Sonrió.

La verdad, no me entiendo... ¿Es sólo un impulso? ¿Sin darme cuenta soy una copia del cuartel de las feas?

Bueno, quién sabe, puede ser.

Si me quedé así de tieso, ¿tal vez fue por el impacto de que al fin Sandra se consiga un tinieblo?

Nadie quita que el temor sea porque no me agradaría que lastimen a mi Secretaria.

La verdad, ni yo sé.

Salgo del baño y veo a Armando con Mikeri, así que decidí caminar hacia mi oficina.

—¡Mario! Venga para acá, espéreme.—Frentoza grita, como siempre.

—Yo entraré a la oficina, Armando. Usted ya viene cuando desee.—Continúo mi camino.

Armando me jala del brazo.—Mario, ¿qué le pasa? Déjese de bobadas y salude a Franco.

—No, Armando. No tengo ganas, no me siento muy bien.

—No, pues... ¿Ya se asustó porque no quiere conocer al que le podría quitar a Sandra?—Pregunta.—Eso le pasa por idiota.

—Ya no me jodas, Armando. Luego hablamos.—Observo a Franco, este también lo hacía con curiosidad.

—¿Sabe qué? Entre, hombre, que con su mirada parece que lo va a matar.—Rió.—Si las miradas mataran...

—¡Joder, Armando! Voy a entrar a la oficina, no siga fastiando.—Entro en ella y tiro la puerta.

—¡El ofendido!

Nunca había estado tan raro... ¿Tal vez es porque no he comido mucho aún? Tengo un problema con sentirme un poco mal cuando no como bien. De seguro es eso, le pediré algo a Sandra.

Llamo a la pelinegra.

Hola, Doctor, ¿Qué necesita?

—Quiubo Sandra, por favor me trae un agua aromática y unos bizcochos.

Sí, Doctor, ya se lo llevo.

—Gracias, Sandra.

La esperé por unos minutos y tocan la puerta.

Rápidamente la abro.

—Doctor, aquí tiene lo que me pidió.—Lo coloca sobre mi escritorio.

—Gracias, Sandra.

—Doctor, ¿Está bien?—Pregunta con preocupación.

—Sí, Sandra. Creo que sí.

—Doctor, me avisa si necesita algo más, ¿sí?

—De acuerdo, gracias por su preocupación.

Sale de la oficina y cierra la puerta.

Me tomé el agua aromática y me comí los bizcochos. Suponía me iba a sentir mejor. Pero no, no tenía nada que ver con el hambre. Continuaba sintiendo aquella cosa en el pecho y no entendía el porqué.

De sorpresa entra Armando.—Mario, lo sigo viendo peor que nunca, ¿qué le está pasando?

—Nada, Armando. Deben ser pequeños malestares, de repente y me pegaron a mí la menstruación, quién sabe.

—Que chistoso.—Ríe sin gracia.—Sin bromas, usted está... ¿Triste? ¿Angustiado?

—¡No, Armando! No sé que tengo, ya le dije.—Suelto un suspiro pesado.

—Cálmese. Sólo digo, usted nunca a estado así.—Alza las manos en signo de inocencia.—Para mí que ver a Sandra con Franco le afectó, usted parece estar enamorado de ella. Eso es el karma, ¡le pasa por idiota!

—Armando, entienda por milésima vez.—Lo señalo.—No no estoy enamorado de Sandra. Es más, le tengo cariño y afecto porque es mi Secretaria.

—Claro, y yo soy virgen.

—¡Carajo, Armando! Cambiemos de tema o hagamos otra cosa que no sea hablar de esto, por favor.

—Sí, tiene razón.—Asiente.—Vamos a producción a revisar las telas.—Armando se para de su asiento.

—Me parece perfecto.—Yo también lo hago y nos vamos.

Bajamos por el ascensor hacia producción.

—Okey, revisemos las telas...—Comencé a tocarlas con delicadeza.—Excelentes, como siempre.

—Exactamente.—Me da la razón.—Usted sabe que Ecomoda se caracteriza por ser una gran marca, con telas de excelente calidad y excelentes diseños.

—Eso es, Armando. Esta colección estará espectacular.

—Efectivamente.

—¿Qué hora es? Déjeme ver. —Observo el reloj en mi brazo derecho que marcaba las 11:50 de la mañana.—Armando, tenemos que subir... Catalina ya debió haber llegado para comenzar la junta.

—Sí, vamos, Calderón.

Subimos hacia el segundo piso y vimos a Catalina hablando con Aura María. De re-ojo observé a Sandra, que se notaba un poco tensa.

—¡Quiubo, Cata! ¿Cómo te va?—Saludé a Catalina y la envolví en un abrazo caluroso.

—¡Hola, Mario!—Sonrió.—Armando, ¿Qué tal?

—Muy bien, Cata, gracias.—El mencionado le dió un pequeño beso en la mejilla.

—Bueno, vamos a la sala de juntas.—Ella continúa sonriendo como siempre lo a hecho.—Hasta luego, Aura María.

—¡Hasta luego, Doña Catalina!—Aura María se despide con entusiasmo.

Entramos a la sala de juntas.

—¡Hola a todos!

—Doña Catalina, ¿Cómo está?—Betty la envolvió en un abrazo

—Muy bien, Betty, gracias.

—Cata, Que delicia verte... ¡Estás de ututuy como siempre!—Ese fue Hugo.

—Tú igual, Hugo, te extrañé.

—Siéntense todos por favor, así empezamos la junta.—Betty replicó y finalizó la frase con una sonrisa.

Hablamos de los invitados, las invitaciones, la comida, los diseños, etc.
Finalizó la junta a las 3:30 de la tarde, cada uno se fue a sus oficinas y Hugo se quedó en el Show Room con las modelos ensayando.

. . .

Más tarde, ya era hora de irnos a nuestros respectivos hogares.

—Listo, Calderón. Aliste sus cosas, ya es hora de irnos.

—Estoy muerto, ya quiero irme. Sigo con el malestar por la menstruación, ya me va a llegar.

—No, pues, angustiado será.—Armando continúa insistiendo con el tema.—Oiga, ahorita debe de haber llegado Franco, porque él invitó a Sandra a comer.

—Sí lo escuché, ¡al fin le llegó el tinieblo!

—¡Eso es lo que lo angustia al señor, que le roben a Sandra!—El idiota ríe.

—Dios mío, Armando.—Digo, ya harto de la situación.—Cuando va a entender que yo... Mario Calderón, no se enamoraría de Sandra Patiño, su secretaria.

—¡Jamás!—Respondió con rapidez.—Porque usted, Mario Calderón, está que babea por Sandra. Por esas razones está angustiado, cree que no me doy cuenta, ¿soy bobo o qué?

—No es bobo, ¡Es idiota y piensa tonteras!—Golpeo su brazo.

—Idiota usted, ¡entienda, hombre, por Dios!—Me devuelve el golpe.

—No entiendo nada, Armando.—Tomo mi maletín.—¿Sabe qué? Salgamos de una vez de esta oficina.

Cerramos la puerta de la oficina con llave y ví a Sandra con Franco, dándole un beso en la mejilla.

Sí, de nuevo quedé tieso. Como si de nuevo alguien me haya hechizado. Estoy peor que nunca, aumentó eso que siento en pecho que tengo idea de qué sea.

—¿Mario? Otra vez se quedó tieso.—Me chasqueó los dedos.

—No, ¡No, Armando! Ya me voy, ya me voy.—Fruncí el ceño.

—Mario, siga mintiendo. Al menos disimule que está celoso y le preocupa todo esto.—Lo dice como si fuese muy obvio, pero en realidad, no lo es.

—¿Disimular qué?—Digo.

—¡Celos de tus ojos cuando miras a otra chica, tengo celos, celos!—Canturrea.

Mi mejor amigo hace su debut como cantante, soliciten contratos al #130613.

—Está más loco que su ex, yo no tengo nada de eso.

Continuaba observando a Sandra con Franco, Sandra lo tomó de su brazo. Me observó con remordimiento, como si estuviera haciéndome algo.

No entendía qué carajos ocurría, sólo cada vez que los veía juntos aumentaba esto... Esto que sentía en el pecho.

Intento que Armando no note absolutamente nada.

Aura María los observaba con felicidad. Cuando no, ya de seguro la imaginaron en el altar con él. Quién sabe, tal vez pronto esa mujer alta y bonita, se convertiría en la mujer de Franco Mikeri.

—¡Mija! Mucha suerte, ¿me oye?—Esa fue Aura María.

—Sandra, amiga, mucha suerte. Espero mis astros la acompañen en esta cena tan especial.—Mariana la abraza.

—¡Dios mío, Sandra! Que novedad y que alegría.—Bertha sonríe y le da un beso en la mejilla.

¿Okey...? De la nada todas las integrantes del cuartel de las feas la felicitaban.

—Mijita, que Dios la cuide mucho y me la proteja, que le vaya muy bien. —Inesita le toma las manos.

—Sandra, ¡Que emoción! Suerte. Espero este no sea igual como Efraín, ¡Y no te lo quiten como la Impulsadora, sin vergüenza esa!—Sofía la abraza.

Estoy de acuerdo con ella.

—Sandra, mucha suerte, sabe que puede contar con todas nosotras.—Betty la abraza y le da un beso en la mejilla.

Se despedían de ella como si se vayan a casar, vayan a tener hijos y vayan a ir a su Luna de Miel.

Cuando no, si son “el cuartel de las feas”.

—¡Gracias, muchachas! Las quiero mucho, ¡hasta mañana!

—¡Nos cuenta todo!—Bertha comía de sus papas fritas.

—Sí, muchachas, no se preocupen por eso.—La menor sonríe.

Sandra continuaba observándome. Franco se despidió de Armando y le dijo que volvería mañana.

—Me retiro... Suerte, Sandra.—No volteé y me encamino hacia el ascensor.

—Mario, lo llamo luego.—Frentoza nuevamente atormentando mi miserable existencia.—Responda, por favor.

Yo asentí y me retiré. Se abrieron las puertas del ascensor y continúe caminando en la recepción hasta llegar a las puertas de la salida. Fui hacia mi carro, arranqué para llegar a mi destino, mi apartamento.

Nunca me había sentido de esta manera. No encuentro la razón, solamente quiero llegar, dormir y despertar como nuevo. Que alguien me explique porqué me siento asi, no entiendo que pasa, no entiendo que ocurre conmigo.

Armando dice que son celos, y para mí es lo menos probable.

Editado: 07/08/23

Continue Reading

You'll Also Like

12.4K 369 50
100 cosas que hacer antes de morir..... Tomo 1: 100 cosas que hacer antes de morir. Tomo 2: 100 cosas que hacer cuando estas aburrido.
773K 25.7K 24
[One shots de Enzo Vogrincic | Juani no leas esto, por favor
262K 31.3K 80
✮ « 🏁✺ °🏆 « . *🏎 ⊹ ⋆🚥 * ⭑ ° 🏎 𝙛1 𝙭 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙥𝙚𝙧𝙨𝙨𝙤𝙣 ✨ 𝙚𝙣𝙚𝙢𝙞𝙚𝙨 𝙩𝙤 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨 ¿Y si el mejor piloto de l...
4.1K 317 11
Y si Harry fuera mujer? Si los Potter no fueran tan buenos? DC x Harry Potter Potter malos Albus malo Malfoy buenos