Leyendo: "Harry Potter, una h...

By Mitologia_13

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Obviamente, se leerá la historia de Harry Potter en el pasado con las tres generaciones, pero será diferente... More

1. Volviendo al pasado (Parte 1)
2. Volviendo al Pasado (Parte 2)
3. La mágica verdad.
4. Hogwarts.
5. Fortaleciendo nuestra amistad.
6. Halloween.
7. Quidditch.
8. Navidad.
9. Nicolas Flamel.
10. Norberto, el ridgeback noruego.
11. El bosque prohibido.
12. A través de la trampilla.
13. El hombre de las dos caras.
14. Gryffindor
15.Obligaciones en vacaciones.
16. Cumpleaños en la madriguera.
17. Borgin y Burken. (Parte 1)
18. Borgin y Burken (Parte 2)
19. De regreso a Howgarts (Parte 1)
20. De Regreso a Hogawrts (Parte 2)
21. Los "sangre sucia" y una voz misteriosa. (Parte 1)
22. Los sangre sucia y la voz misteriosa (parte 2)
23. El cumpleaños de Muerte (parte 1)
24. El cumpleaños de Muerte (parte 2)
25. Inscripciones en la pared (parte 1)
26. Inscripciones en la pared (parte 2)
27. Una blugger loca (Parte 1)
28. Una blugger loca (parte 2)
29. El club de duelo (parte 1)
30. El club del duelo (parte 2)
31. Poción Multijugos.
32. El diario secreto (parte 1)
33. El diario secreto (parte 2)
34. Cornelius Fudges (Parte 1)
35. Cornelius Fudges (Parte 2)
36. Aragog (parte 1)
37. Aragog (parte 2)
38.La cámara secreta (parte 1)
39. La cámara secreta (parte 2)
40. El Heredero de Slytherin. (Parte 1)
41. El Heredero de Slytherin. (Parte 2)
42. La recompensa de Dobby.
43. 1G vs 2G
44. Black.
45. El reencuentro.
46. Dementor (parte 1)
47. Dementor (parte 2)
48.Pozos de té y garras de hipogrifo.(Parte 1)
49. Pozos de té y garras de hipogrifo. (Parte 2)
50. El Boggart.
.51 La huida de la Señora Gorda.
.52 La derrota.
53. El Mapa de Merodeador.
.54 Sorpresa en Navidad.
.55 Patronus.
56. Gryffindor contra Ravenclaw
57. El rencor de Snape.(parte 1)
58. El rencor de Snape (parte 2)
59. La final de Quidditch.
60. La profecía de la Profesora Trelawney.
61. El perro, el gato y la rata.
62.Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta.
63. El Vasallo de Voldemort.
64. El beso del dementor.
65. El secreto de Hermione.
66. Más lechuzas mensajeras.
67. Último día.
.68. Disciplina mental.
.69. El traslador.
.70. Bagman y Crouch.
.71. Los Mundiales de quidditch.
.72. La marca tenebrosa.
.73. Alboroto en el Ministerio.
.74.El expreso a Hogwarts.
.75. El torneo de los tres magos.
.76. Ojoloco Moody.
.77. Maldiciones imperdonables.
.78.Beauxbatons y Durmstrang.
.79.El Cáliz de fuego.
.80. Los cinco campeones.
.81. La comprobación de las varitas.
.82. El colacuerno húngaro.
.83. La primera prueba.
.84.El Frente de Liberación de los Elfos Domésticos.
85. Una prueba inesperda.
86. El baile de Navidad.
87. La primicia de Rita Steeker.
88. El huevo.
.90. El regreso de Canuto.
.91. La locura del Señor Crouch.
.92. El Sueño.
.93. El pensadero.
.94. La tercera prueba.
.95. Hueso, carne y sangre.
.96. Los Mortifagos.
.97. Priori Incantatem
.98. El suero de la verdad.
.99. Caminos separados.
.100. El comienzo.
SEGUNDA PARTE.

.89. La Segunda prueba.

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By Mitologia_13

El desayuno pasa tranquilo, observo como Remus le da el biberón al bebé, mientras que habla con el Teddy adulto.

- Es una buena vista - me dice Harry a mi lado.

- Siempre tuvo que haber sido así - le digo y suspiro - Y lo será, me va a costar adaptarme a no estar pendiente del pequeño.

- Lo seguiremos visitando - me dice él - Y unos años más tarde llegará James Sirius y por lo visto vamos a tener bastante con que lidiar.

Eso último me hace reír, sin dudas nuestro hijo nos hará ver las estrellas.

- El primer capítulo de hoy es la Segunda Prueba - les digo cuando ya están todos en sus lugares - ¿Quién va a leerlo?

- Yo lo haré - me dice el abuelo de Harry.

—¡Dijiste que ya habías descifrado el enigma! — exclamó Hermione indignada.

—¡Baja la voz! Sólo me falta... afinar un poco, ¿de acuerdo?

Ocupabamos un pupitre justo al final del aula de Encantamientos. Aquel día teníamos que practicar lo contrario del encantamiento convocador: el encantamiento repulsor. Debido a la posibilidad de que ocurrieran desagradables percances cuando los objetos cruzaban el aula por los aires, el profesor Flitwick había entregado a cada estudiante una pila de cojines con los que practicar, suponiendo que éstos no le harían daño a nadie aunque erraran su diana.

—Olviden por un minuto del huevo ese, ¿quieren? — susurró Harry,
mientras el profesor Flitwick, con aspecto resignado, pasaba volando por su lado e iba a aterrizar sobre un armario grande —. Lo que quiero es hablarles de Snape y Moody...

- Creo que nos estamos perdiendo de algo - nos dice James.

- De bastante cosas en realidad - le afirma Harry.

- ¿Fuiste solo y es por eso que no lo sabemos a través de Hannah? - le pregunta Remus.

- Exacto, pero en poco entenderán más porque les conté todo a ellos - le responde Harry.

Aquella clase era el marco ideal para contar secretos, porque la gente se divertía demasiado para prestar atención a las conversaciones de otros.

Durante la última media hora, en episodios susurrados, Harry nos había relatado su aventura de la noche anterior. Para que estuviéramos seguros que todos los huevos tenían el mismo mensaje, le aconseje que se diera un baño en el de los prefectos. Resultó ser el mismo, pero en su camino de regreso, se topó con Moody y Snape. Aunque sólo Moody se percató de su presencia debajo de la capa, pero también le sorprendió ver en el mapa al Señor Crouch.

- Eso lo aclara bastante, pero ¿Con su ojo puede ver hasta debajo de las capas de invisibilidad? - le pregunta James a Moody.

- Sí, es muy difícil que algo se me pase por algo - le responde Moody.

- Increíble, pero ¿Qué hacía Crouch en medio de la noche en el colegio? ¿No era que estaba enfermo? - pregunta Sirius.

- A eso lo aclaramos casi al final del libro - le respondo - Van a entender muchísimas cosas, pero deben esperar un poco más.

- ¿Y yo que tengo que ver? - pregunta Severus.

- Estabas en su lista negra - le dice Harry.

—¿Snape dijo que Moody también había registrado su despacho? —
preguntó Ron con los ojos encendidos de interés, mientras repelía un cojín con un movimiento de la varita —. Esto... ¿crees que Moody ha venido a vigilar a Snape además de a Karkarov?

—Bueno, no sé si eso es lo que Dumbledore le pidió hacer, pero desde luego es lo que está haciendo —dijo Harry, moviendo la varita sin prestar mucha atención, de forma que el cojín se precipitó del pupitre al suelo —. Moody dijo que si Dumbledore permitía a Snape quedarse aquí era por darle una segunda oportunidad...

—¿Qué? —exclamó Ron, sorprendido —. Harry... ¡a lo mejor Moody cree que fue Snape el que puso tu nombre en el cáliz de fuego!

—Vamos, Ron — le dijo Hermione, escéptica —, ya creímos en cierta ocasión que Snape intentaba matar a Harry, y resultó que le estaba salvando la vida, ¿recuerdas?

- Gracias por haberles recordado eso - le dice Snape.

- En nuestra defensa, demostraba ser alguien en quien no confiar - le dice Ron - Nos equivocamos, pero tampoco actuaba como un Santo.

- Son buenos argumentos - comenta Reg.

- Intentaré mejorar mi actitud.

Mientras hablaba, repelió un cojín, que se fue volando por el aula y aterrizó en la caja a la que se suponía que estaban apuntando todos. Harry miró a Hermione, pensando... Era verdad que Snape le había salvado la vida en una ocasión, pero lo raro era que no había duda alguna de que lo odiaba, lo odiaba tal como había odiado a su padre cuando estudiaban juntos. Le encantaba quitarle puntos a Gryffindor por su causa, y nunca había dejado escapar la ocasión de castigarlo, e incluso de sugerir que lo expulsaran del colegio.

—Me da igual lo que diga Moody —siguió Hermione —. Dumbledore no es tonto. No se equivocó al confiar en Hagrid y en el profesor Lupin, aunque hay muchos que no les habrían dado trabajo; así que ¿por qué no va a tener razón también con Snape, aunque sea un poco...

—... diabólico? — se apresuró a decir Ron —. Vamos, Hermione, a ver, ¿por qué le registran el despacho todos esos buscadores de magos tenebrosos?

—¿Y por qué se hace el enfermo el señor Crouch? — preguntó a su vez
Hermione —. Es un poco raro que no pueda venir al baile de Navidad pero que, cuando le apetece, se meta en el castillo en medio de la noche.

—Lo que pasa es que le tienes manía a Crouch por lo de esa elfina, Winky — dijo Ron lanzando un cojín contra la ventana.

—Y tú sólo quieres creer que Snape trama algo — contestó Hermione
metiendo el suyo en la caja.

—Yo me conformaría con saber qué hizo Snape en su primera
oportunidad, si es que va ya por la segunda — dijo Harry en tono grave.

- Sospecho que lo averiguaron - nos dice Lily.

- Sí y por culpa de la curiosidad de tu hijo - le respondo.

- Bien recuerdo que estabas a mi lado - me dice él.

- No iba a dejar que te metieras sólo, pero antes te había dicho que no me parecía una gran idea - le digo en cambio.

- Ven que tengo a quien salir - les dice J.S a los de su grupo.

- Gracias a los problemas en que nos metimos nos sirvió para ganar la guerra - le dice Harry - Sospecho que cuando regresemos habremos sido criados diferentes.

Para su sorpresa, el cojín cruzó el aula sin desviarse y aterrizó de forma impecable sobre el de Hermione.

Para cumplir el encargo de Sirius de ser informado sobre cualquier cosa rara que ocurriera en Hogwarts, Harry le envió aquella noche una lechuza parda con una carta en la que le explicaba todo lo referente a la incursión del señor Crouch en el despacho de Snape y la conversación entre éste y Moody. Luego dedicó toda la atención al problema más apremiante que tenía a la vista: cómo
sobrevivir bajo el agua durante una hora el día 24 de febrero.

No quería mi ayuda, su argumento era que ya lo había ayudado bastante al descifrar el mensaje. Me parecía una tontería, pero respetaba su decisión.

- Sabía que pensabas eso - me dice él.

- Pero respetaba tu decisión - le digo en cambio.

- De haberlo aceptado nos habríamos ahorrado las largas horas en la biblioteca - comenta Ron.

- Mal no les venía - le dice Hermione.

De forma que Harry, diciéndose que pronto habría acumulado bastantes sesiones de biblioteca para el resto de su vida, se volvió a enfrascar en polvorientos volúmenes, buscando algún embrujo que capacitara a un ser humano para sobrevivir sin oxígeno. Pero, a pesar de que él, Ron y Hermione investigaron durante los mediodías, las noches y los fines de semana, y aunque Harry solicitó a la profesora McGonagall un permiso para usar la Sección Prohibida, y hasta le pidió ayuda a la irritable señora Pince, que tenía aspecto de buitre, no encontraron nada en absoluto que capacitara a Harry para sumergirse una hora en el agua y vivir para contarlo.

Harry estaba empezando a sentir accesos de pánico, que ya le resultaban conocidos, y volvió a tener dificultad para concentrarse en las clases. El lago, que para Harry había sido siempre un elemento más de los terrenos del colegio, actuaba como un imán cada vez que en un aula se sentaba próximo a alguna ventana, y le atrapaba la mirada con su gran extensión de agua casi congelada de color gris hierro, cuyas profundidades oscuras y heladas empezaban a parecerle tan distantes como la luna.

Exactamente igual que había ocurrido antes de enfrentarnos a los dragones, el tiempo se puso a correr como si alguien hubiera embrujado los relojes para que fueran más aprisa.

- Esa presión habrá sido horrible - nos dice Rose.

- Era desesperante - admito - Quería que ya llegara el día para quitarnos ese peso de encima.

- Ni que lo digas - agrega Harry - Pero también nos preocupaba lo que tendríamos que enfrentarnos bajo el agua.

- ¿Así que gracias a ustedes sabremos que hay en el fondo del Lago? - nos dice Sirius.

- De nada - le digo con sarcasmo - Pero ya les llevamos más terreno ganado a la hora de Merodear.

- No lo tomamos como un insulto, debido que se trata de ustedes y aún tenemos tiempo para hacerlo - me responde James.

- Ni se les ocurra - le advierte su madre.

Cuando quedaban dos días, Harry volvió a perder el apetito. Lo único
bueno del desayuno del lunes fue el regreso de la lechuza parda que le había enviado a Sirius. Le arrancó el pergamino, lo desenrolló y vio la carta más corta que Sirius le había escrito nunca:

Envíame la lechuza de vuelta indicando la fecha de su próximo permiso para ir a Hogsmeade.

Harry giró la hoja para ver si ponía algo más, pero estaba en blanco.

—Este fin de semana no, el siguiente — susurró Hermione, que había leído la nota por encima del hombro de Harry —. Toma, ten mi pluma y envíale otra vez la lechuza.

Harry anotó la fecha en el reverso de la carta de Sirius, la ató de nuevo a la pata de la lechuza parda y la vio remontar el vuelo.

—¿Para qué querrá saber lo del próximo permiso para ir a Hogsmeade? — preguntó Ron.

—No lo sé —dijo Harry desanimado. Se había esfumado la momentánea felicidad que lo había embargado al ver la lechuza —. Vamos, nos toca Cuidado de Criaturas Mágicas.

- Potter, déjame ayudarte por favor - le dije mientras bajabamos hacia la cabaña de Hagrid - Apenas estás comiendo o durmiendo como se debe.

- Hannah, no creo que me debas seguir ayudando...

- Eso es una tontería, al menos de mí parte, no estoy compitiendo contigo, solo quiero que salgamos con vida.

- Lo sé y es lo mismo que yo quiero - me dijo, pero conocía bien lo que vendría - Déjame intentar con esto por mi cuenta.

- Eso no es una buena señal, el que no comieras o durmieras como se debe - le dice Lily.

- Me hubieras dejado que te diera el libro correcto - agrego.

- Ya lo sé y tuve mucha suerte aquella vez - nos dice a ambas.

- Al menos no había rivalidad entre ustedes - nos dice Scorp.

- Entre ninguno de los tres en realidad - le digo señalando a Cedric - Howgarts iba a ganar de una y otra forma.

Ya fuera porque Hagrid intentara compensarnos por los escregutos de cola explosiva, o porque sólo quedaran ya dos, o porque intentara demostrar que era capaz de hacer lo mismo que la profesora Grubbly-Plank, el caso es que desde su vuelta había proseguido las clases de ésta sobre los unicornios.

Resultó que Hagrid sabía de unicornios tanto como de monstruos, aunque era evidente que encontraba decepcionante la carencia de colmillos venenosos.

Aquel día había logrado capturar dos potrillos de unicornio, que, a
diferencia de los unicornios adultos, eran de color dorado. Parvati y Lavender se quedaron extasiadas al verlos, e incluso Pansy Parkinson tuvo que hacer un gran esfuerzo para disimular lo mucho que le gustaban.

—Son más fáciles de ver que los adultos — explicaba Hagrid a la clase — Cuando tienen unos dos años de edad se vuelven de color plateado, y a los cuatro les sale el cuerno. No se vuelven completamente blancos hasta que son plenamente adultos, más o menos a los siete años. De recién nacidos son más confiados... admiten incluso a los chicos. Vamos, acercarse un poco. Si quieren pueden acariciarlos... Dadles unos terrones de azúcar de ésos.

- Me encantaría acariciar uno de esos bebés - comenta mi madre.

- Te apoyo en eso - le dice Lily.

- Tal vez cuando terminemos con este libro nos tomemos una tarde libre y las lleve al bosque para que lo hagan - les digo a ellas.

- ¿Es una buena idea? - pregunta papá.

- Conozco muy bien el bosque, sé adónde debo llevarlas - le respondo.

- Yo quiero ir y confío en ella - nos dice mamá - Será divertido.

- Ya vemos el vemos el parecido con su hija - le dice Bill.

—¿Estás bien, Harry? —murmuró Hagrid, haciéndose a un lado, mientras la mayoría se arracimaba en torno a los potros.

—Sí.

—Pero un poco nervioso, ¿verdad?

—Un poco.

—Harry — dijo Hagrid apoyándole en el hombro su enorme mano, lo que hizo que las rodillas de Harry se doblaran bajo el peso —, me preocuparía por ti si no te hubiera visto enfrentarte a ese colacuerno. Pero ahora sé que eres capaz de cualquier cosa, así que no estoy nada preocupado. Lo harás muy bien. Ya has descifrado el enigma, ¿no?

Harry afirmó con la cabeza.

—Vas a ganar — masculló Hagrid, volviendo a darle palmadas en el
hombro — Lo sé. Lo presiento. ¡Vas a ganar, Harry! No lo tomes a mal Hannah, también eres mi campeona favorita.

- Lo entiendo Hagrid.

No tuvo valor para borrar de la cara de Hagrid la feliz sonrisa de confianza. Fingiendo que se interesaba por los pequeños unicornios, hizo un esfuerzo
para sonreír a su vez y se adelantó para acariciarles el cuello, como hacían todos.

- Pudiste haberme preguntado - le dice Hagrid.

- Estuve tentado en hacerlo, pero no quería que te preocuparas o que perdieras las esperanza en mí.

- No lo hubiera hecho, me habría sentido más tranquilo sabiendo que ibas a estar seguro.

- Es lo que quise hacerle entender, pero es muy terco - les digo y escucho varias risas.

- Me amas así - me dice antes de besar mi cabello.

- Lo hago, sabía en que me metía.

La noche precedente a la segunda prueba, Harry se sintió como atrapado en una pesadilla. 
Él, Ron y Hermione estaban en la biblioteca a la puesta del sol, pasando febrilmente página tras página de encantamientos, ocultos unos de otros por enormes pilas de libros amontonados en la mesa. Me mandaron a descansar cuando cayó la noche, acepté solo porque tenía un plan de reserva si no conseguían nada.

- Me sorprende y no a la vez - me dice Harry.

- Me gusta tener un plan de contingencia - le respondo.

- Nuestro planes nunca funcionan, pero que tengas algo bajo de la manga siempre nos sirvió - me dice Ron.

- ¿En serio nunca sus planes salían bien? - nos pregunta Leo.

- La primera parte sí, pero luego algo más surgía y debíamos improvisar sobre la marcha - le responde Hermione.

- Al final sólo teníamos en claro nuestro objetivo e improvisabamos directamente - agrego.

Desayuné temprano y sin la compañía de Harry, Ron y Hermione. No los veía por ninguna parte, pero tal vez se había desvelado y bajarían más tarde.

Me hubiera gustado que desayunaran conmigo, me sentía un poco incómoda estar ahí en traje de baño, por más que no se notara debajo de la capa.

- Eso habrá sido bastante incómodo - me dice mamá.

- Un poco, llevaba puesto la capa que me regaló Sirius y me cubría del cuello a los pies - le aclaro.

- Ese si es un buen regalo Sirius - le dice papá y me hace reír.

- Lo sé, a quedado en claro que tengo un buen gusto - le dice Sirius.

Salí del Castillo y me crucé con mi madre que iba llegando con Leo, pero acompañada por tío Rem. A él lo esperaba, pero me pareció extraño no ver a mi padre. Mamá enseguida me abrazó y Tío Rem tomó mi bolso.

- Me alegra que hayan venido, pero ¿Y papá? - les pregunté tomando a Leo.

- Está atrasado, pero pronto lo verás - me respondió tío Rem, pero había algo más ahí que no me estaban diciendo.

- Hay que ir yendo o llegarás tarde - me dijo mamá desviando el tema.

- Eso es raro, el abuelo sería el primero en aparecer y más en un momento así - comenta Al.

- En eso te doy la razón - le dice mi papá - No llegaría tarde.

- Lo sé, en poco lo vamos aclarar - le digo a ambos.

Al bajar a la carrera por la explanada, vi que las mismas tribunas que habían rodeado en noviembre el cercado de los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo de una de las orillas del lago. Las gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla.

Mientras que esperábamos que llegarán los demás campeones y que Leo jugara con mi collar, me puse a pensar sobre la prueba y el mensaje del huevo.

"Nos hemos llevado lo que más valoras, y para recuperarlo tienes una hora..."

¿Lo qué más valoro?

No era alguien que aferrara a lo material, solo si contaba lo que tenía puesto, el cuadro de Godric, mi Saeta y mi varita. Pero sabía que nada de eso me fue quitado y tampoco tenían un gran peso.

Noté que mi madre no dejaba de mirar hacia el lago y como un balde de agua fría, la realidad cayó sobre mí junto con la última parte del verso.

"Pasado este tiempo ¡negras perspectivas!
demasiado tarde, ya no habrá salida."

- Papá, ¡Se llevaron a papá! ¡Él es mi segunda prueba!

- ¿Es broma, cierto? - me dice Leo.

- No, era cierto. Por eso papá no estaba con ellos - le respondo - Cuando me dí cuenta de eso, me altere bastante.

- No es para menos, eres muy unida a tu padre - me dice mi abuela.

- Sabía que harías un gran trabajo - me dice papá - Confío en ti.

- Lo sé, ese fue tu mensaje.

- Hanny debes calmarte - me pidió mamá tomando a Leo - Con tu padre sabemos que lo harás bien y dijo que no perdieras la cabeza por que iba a estar bien.

- No sólo se han llevado a papá - les dije pensando con una nueva perspectiva - Se llevaron también a Ron y Hermione.

Tenía que calmarme y controlarme para no saltar al agua. Debía tener la mente fría para poder hacer bien las cosas.

- Eso les ponía más presión - nos dice James.

- Demasiada, pero debíamos de esperar - le digo.

- Nadie sabía que era lo que debían buscar - comenta George.

- Nos llevamos una gran sorpresa cuando lo supimos - agrega Fred.

- ¿Y en dónde estabas Harry? - le pregunta Lily.

- Me había quedado dormido en la biblioteca, Dobby me despertó con la solución de mis problemas en sus manos - le responde él.

- Ese elfo sin dudas es increíble - le dice su abuela.

Estábamos todos junto a la mesa de los jueces, pero faltaba Harry, estaba por ofrecerme a buscarlo por si se había quedado dormido, hasta que lo vi venir corriendo.

Cedric, Fleur y Krum se hallaban junto a la mesa, y lo observaban acercarse.

—Estoy... aquí... — dijo sin aliento Harry, que patinó en el barro al tratar de detenerse en seco y salpicó sin querer la túnica de Fleur.

—¿Dónde estabas? — inquirió una voz severa y autoritaria —. ¡La prueba está a punto de dar comienzo!

Miró hacia el lugar del que provenía la voz. Era Percy, sentado a la mesa del tribunal. Nuevamente faltaba el señor Crouch.

—¡Bueno, bueno, Percy! — le dijo Ludo Bagman, que parecía muy contento de ver a Harry —. ¡Dejémoslo que recupere el aliento!

- Lo lamento, me comporte como un idiota - le dice Percy.

- Descuida, estabas en lo cierto, había llegado casi sobre la hora - le responde Harry.

- En realidad, me volví un verdadero cretino desde ese año en adelante - comenta Percy.

- No vamos a negarlo - le dice Charlie - Pero has aprendido de tus errores para ser un mejor hombre.

Dumbledore le sonrió, pero Karkarov y Madame Maxime no parecían nada contentos de verlo... Por las caras, resultaba obvio que habían pensado que no aparecería.

Se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró
hondo.

- ¿Estás bien Potter? ¿Lo conseguiste? - le pregunté tocando su hombro.

- Sí, tengo branquialgas - me respondió y sólo asenti - Ron está ahí...

- También Hermione y mi padre - agregué, se sorprendió y vi como se preocupaba.

- Tienes razón Hannah, seamos un equipo - me dijo enderezandose.

- Siempre lo hemos sido.

- Habrán arrasado entonces - nos dice Sirius.

- Sí y no, un poco de ambos - le digo con una sonrisa.

- ¿Por qué te gusta confundirme?

- Es divertido Black - le respondo - Pero escucha y lo entenderás.

Ludo Bagman iba en aquel momento entre los campeones, espaciándolos por la orilla del lago a una distancia de tres metros. Harry quedó en un extremo, al lado de Krum, que se había puesto el bañador y sostenía en la mano la varita. A mi me dejó entre Fleur y Cedric.

Bagman le dio un apretón en el hombro a Harry y volvió a la mesa del tribunal.

Apuntó a la garganta con la varita como había hecho en los Mundiales, dijo «¡Sonorus!», y su voz retumbó por las oscuras aguas hasta las tribunas.

—Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que
comenzará cuando suene el silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado. Así que, cuando cuente tres: uno... dos... ¡tres!

Miré a Harry y ambos asentimos, sabíamos que nos encontraríamos allí abajo.

- Tenemos padres geniales - les dice J.S a Teddy y Al.

- Teníamos eso en claro desde antes de venir - le dice Al.

- Pero ahora lo estamos reafirmando - agrega Teddy.

- Son muy adorables - le digo a Harry.

- Es señal que serán muy buenos padres - me dice mi abuelo.

El silbato sonó en el aire frío y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de gritos y aplausos. Me quite la capa y mi calzado, antes de crear el encantamiento de casco-burbuja y lanzarme al agua con mi varita en mano.

El agua estaba tan fría que sentí que la piel de las piernas me quemaba como si hubiera entrado en fuego.

A Harry parecía que las branquialgas le estaban demorando en hacerle efecto y eso me estaba preocupando... Entonces, de repente, se llevó las manos a la garganta, y noté dos grandes rajas justo debajo de las orejas, agitándose en el aire frío: ¡eran agallas! Sin pararse a pensarlo, hizo lo único que tenía sentido en aquel momento: se echó al agua y lo seguí.

- Ambos son métodos muy efectivos - nos felicita la Profesora McGonagall.

- De mi parte, fue Dobby quien me lo dio - le dice Harry.

- Y Godric me enseñó como hacer correctamente el encantamiento - agrego.

- No deben desvalorar sus esfuerzo para que funcionaran - nos dice ella.

Fuimos a la par hasta más profundidad, extendió las manos y se las miramos: parecían verdes y fantasmales bajo el agua, y le habían nacido membranas entre los dedos. Se retorció para verse los pies desnudos: se habían alargado y también les habían salido membranas: era como si tuviera aletas.

El agua ya no parecía helada. Al contrario, resultaba agradablemente fresca y muy fácil de atravesar... Harry nadó, asombrándose de lo lejos y rápido que lo propulsaban por el agua sus pies con aspecto de aletas, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitara parpadear. Al percatarse que me estaba dejando atrás con facilidad, regresó y me sostuvo cerca de él para volver a impulsarse. Nos habíamos alejado tanto de la orilla que ya no veía el fondo. Se hundió en las profundidades.

- Impresionante y sin dejar de ser un caballero - le dice Luna.

- Estábamos junto en eso - le dice él.

- Eso nos hace sentir mejor - nos dice Lily.

- Planeamos siempre cubrir la espalda del otro - le digo con una sonrisa - Te sorprenderas de lo que somos capaces los cuatro juntos.

- Sospecho que no tanto, después de lo que han estado haciendo en sus años anteriores - nos dice Reg.

- Esos años fueron fáciles a comparación de este y de los siguientes - le dice Harry.

- ¿Cómo puedes decir que es fácil enfrentarte a un basilisco o a cien Dementores? - le pregunta mi padre.

- Porque nos enfrentamos a cosas peores - le digo con calma - Falta para eso, sigamos con este capítulo.

Al deslizarnos por aquel paisaje extraño, oscuro y neblinoso, el silencio nos presionaba los oídos. No veía más allá de tres metros a la redonda, de forma que, mientras nadaba velozmente, las cosas surgían de repente de la oscuridad: bosques de algas ondulantes y enmarañadas, extensas planicies de barro con piedras iluminadas por un levísimo resplandor. Bajó más y más hondo hacia las profundidades del lago, con los ojos abiertos, escudriñando, entre la misteriosa luz gris que lo rodeaba, las sombras que había más allá, donde el agua se volvía opaca.

Unas algas de color esmeralda de sesenta centímetros de altura se
extendían ante nosotros hasta donde alcanzaba la vista, como un prado de hierba muy crecida. Miraba hacia delante sin parpadear, intentando distinguir alguna forma en la oscuridad... y entonces, sin previo aviso, algo nos agarró por de los tobillos.

Se retorció para mirar y vi que era un grindylow, un pequeño demonio marino con cuernos, nos había aferrado las piernas con sus largos dedos y nos enseñaba los afilados colmillos.

—¡Relaxo! — grité y pude ahuyentarlo.

- Las clases a Tío Rem funcionaron muy bien en ese momento - les digo.

- Bendito seas por eso Lunático - le dice James viendo a su amigo sonreír con el bebé en brazos.

- ¿No los hirió, verdad? - nos pregunta Al.

- No, sólo fueron pequeños rasguños - le aclara Harry - Tu madre los espanto y yo me apresure en que salieramos de allí antes de que llegaran más.

Harry para ser precavido, nos impulsó para alejarnos lo más rápido posible antes de que más grindylow nos alcanzaran.

Aminoró un tanto, guardó la varita en la túnica, y miramos en torno,
escuchando, mientras describía en el agua un círculo completo. La presión del silencio contra los tímpanos se había incrementado. Debíamos de hallarnos a mayor profundidad, pero nada se movía salvo las ondulantes algas.

—¿Cómo te va?

Ambos nos asustamos y Harry me dejó detrás suyo cuando volteamos. Pero se trataba de Myrtle la Llorona flotando vaporosamente delante de él, mirándolo a través de sus gruesas gafas nacaradas.

—¡Myrtle! —intentó gritar Harry.
Pero, lo único que le salió de la boca fue una burbuja muy grande. Myrtle la Llorona se rió.

—¡Deberías mirar por allá! — le dijo, señalando en una dirección —. No te acompaño. No me gustan mucho: me persiguen cada vez que me acerco.

- Nos dio un buen susto, pero nos fue de ayuda - les digo.

- Porque ella está enamorada de Harry - me dice Ron con una sonrisa antes de lanzarle un almohadon - ¡Hannah!

- No me preocupa eso - le aseguro.

- No creo que haya alguna tan delante como para querer hacerte enojar - me dice él.

Harry le hizo un gesto de agradecimiento con la mano, y fuimos en la dirección indicada, con cuidado de nadar algo más distanciado de las algas para evitar a otros grindylows que pudieran estar al acecho.

- Vayamos a un ritmo normal para prevenir cualquier ataque sorpresa - le dije tomando un pequeña distancia entre ambos. Él solo asintió ya que no le salían palabras sino burbujas.

Seguimos nadando durante unos veinte minutos, hasta que llegamos a unas vastas extensiones de barro negro, que enturbiaba el agua en pequeños remolinos cuando él pasaba aleteando. Luego, por fin, percibimos un retazo del canto de las criaturas marinas:

Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora...

Con Harry nadamos más aprisa, y no tardamos en ver aparecer frente a nosotros una roca grande que se alzaba del lodo. Había en ella pinturas de sirenas y tritones que portaban lanzas y parecían estar tratando de dar caza al calamar gigante.

- No deben de bajar allí sin invitación o los verán como intrusos - les aviso a varios interesados en hacerlo.

- No es un lugar seguro para que hagan turismo - agrega Harry.

- Nos tendremos que conformar con su versión - nos dice papá.

- Es lo más seguro y razonable, sin contar de que podrían encontrarse con el calamar gigante - les digo en especial a un par de Merodeadores.

Con Harry pasamos la roca, guiados por la canción:

... ya ha pasado media hora, así que no nos des largas si no quieres que lo que buscas se quede criando algas...

De repente, de la oscuridad que nos envolvía todo surgió un grupo de casas de piedra sin labrar y cubiertas de algas. Distinguí rostros en las ventanas, rostros que no guardaban ninguna semejanza con el del cuadro de la sirena que había visto...

Las sirenas y los tritones tenían la piel cetrina y el pelo verde oscuro, largo y revuelto. Los ojos eran amarillos, del mismo color que sus dientes partidos, y llevaban alrededor del cuello unas gruesas cuerdas con guijarros ensartados.

- ¿Así que las sirenas no son ninguna belleza como lo dicen nuestros cuentos? - pregunta mamá.

- No - le dice Hermione - Ese cuento era uno de mis favoritos de niña.

- También me gustaban los cuento de princesas, mamá me los leía de pequeña antes de dormir - les digo - Pero los cuentos de hadas muggles no se parecen en nada con la realidad del mundo mágico.

- A eso lo aprendí al llegar aquí - comenta Lily.

Nos dirigieron sonrisas malévolas. Dos de aquellas criaturas, que enarbolaban una lanza, salieron de sus moradas para observarnos, mientras batían el agua con sus fuertes colas de pez plateadas.
Con Harry seguimos, mirando a nuestro alrededor, y enseguida las casas se hicieron más numerosas. Alrededor de algunas de ellas había jardines de algas, y hasta vi un grindylow que parecía tener de mascota, atado a una estaca a la puerta de una de las moradas. Para entonces las sirenas y los tritones salían de todos lados y nos contemplaban con mucha curiosidad; señalaban sus branquias y las membranas de sus extremidades, y se tapaban la boca con las manos para hablar entre ellos. Harry dobló muy aprisa una esquina, y vimos de pronto algo muy raro.

Una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se
alineaban en lo que parecía una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. En el medio cantaba un coro de tritones y sirenas para atraer a los campeones, y tras ellos se erguía una tosca estatua que representaba a una sirena gigante tallada en una mole de piedra. Había cinco personas ligadas con cuerdas a la cola de la sirena.

Ron estaba atado entre Hermione y Cho Chang, papá estaba al otro lado. Había también una niña que no parecía contar más de ocho años y cuyo pelo plateado me indicó que debía de ser hermana de Fleur Delacour. Daba la impresión de que los cinco se hallaban sumidos en un sueño muy profundo: la cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de burbujas.

- ¡Papá!

- Sabía que estaban bien, pero no fue agradable de ver - les digo.

- Lo importante es que llegaron en media hora allí - me dice en cambio papá.

- Habrán hecho un gran puntaje - agrega Leo.

- Sí, pero no del todo - les dice Harry.

Nos acercamos rápidamente a ellos, temiendo que los tritones bajaran las lanzas para atacarnos, pero no hicieron nada. Las cuerdas de algas que sujetaban a los rehenes a la estatua eran gruesas, viscosas y muy fuertes.

Levanté mi varita y lancé un hechizo para cortar la cuerda de mi padre, al cual atrape enseguida. Harry siguió mi ejemplo e hizo lo mismo con Ron, ya teníamos lo que buscábamos, pero había algo que nos detenía.

- No podían dejarlas atrás - nos dice la abuela de Harry.

- No podíamos y menos a Hermione - le dice Harry.

- Y a la niña tampoco, era muy pequeña... Con Cho lo hubiera pensado un poco - agrego.

- Sabemos que no lo harías - me dice Hermione - Va en contra del tipo de personas que realmente son.

Con Harry miramos a nuestro alrededor. No había señal de ninguno de los otros campeones. ¿Qué hacían? ¿Por qué no se daban prisa? Se volvió hacia Hermione, levantó la varita y se dispuso a querer cortarle las cuerdas también a ella...

De inmediato lo agarraron varios pares de fuertes manos grises. Media docena de tritones lo separaban de Hermione, negando con la cabeza y riéndose.

—Llévate el tuyo — le dijo uno de ellos—. ¡Deja a los otros!

—¡De ninguna manera! — respondió Harry furioso... pero de la boca sólo le salieron dos burbujas grandes.

—Tu misión consiste en liberar a tu amigo... ¡Deja a los otros!

—¡Ella también es nuestra amiga! —grité, señalando a Hermione —. ¡Y tampoco quiero que ellas mueran!

La cabeza de Cho se indinaba sobre el hombro de Hermione. La niña del pelo plateado estaba espectralmente pálida y verdosa. Harry intentó apartar a los tritones, pero ellos se reían más fuerte que antes, deteniéndolo. Harry miró a su alrededor, desesperado. ¿Dónde estaban los otros? ¿Nos daría tiempo de subir con Ron y a papá a la superficie y volver por Hermione y las otras? ¿Podríamos encontrarlas otra vez?

- Pobre niña - murmura Molly.

- Ella está bien mamá - le asegura Bill.

- ¿En verdad pensaban en hacer dos viajes? - nos pregunta Ginny.

- El lugar no te irradiaba seguridad y ellos lo habrían conseguido - le dice Cedric.

Entonces los tritones y las sirenas que lo rodeaban señalaron hacia lo alto. Al levantar la vista, vi a Cedric nadando hacia allí. Tenía una enorme burbuja alrededor de la cabeza.

—¡Nos perdimos! — nos dijo, estremecido de horror —. ¡Fleur y Krum vienen detrás!

Muy aliviado, Harry vio a Cedric sacar un cuchillo del bolsillo y liberar con él a Cho, para luego subir con ella hasta perderse de vista.

- Hann, está aliviado porque era una persona menos de la cual preocuparse - me dice antes de besarme - No tienes que sentir celos.

- No estoy celosa - le digo.

- Tú mirada me dice otra cosa - me dice con una sonrisa.

- Idiota - le respondo con un astibo de sonrisa.

Harry miró a nuestro alrededor, esperando. ¿Dónde estaban Fleur y Krum? El tiempo se agotaba y, de acuerdo con la canción, si la hora de plazo concluía, los rehenes se quedarían allí.
De pronto, los tritones y las sirenas prorrumpieron en alaridos de
excitación. Los que sujetaban a Harry aflojaron las manos, mirando hacia atrás.

Harry se volvió y vimos algo monstruoso que se dirigía hacia nosotros abriéndose paso por el agua: el cuerpo de un hombre en bañador con cabeza de tiburón: era Krum. Parecía que se había transformado, pero mal.

El hombre-tiburón fue directamente hasta Hermione y empezó a morderle las cuerdas. El problema estaba en que los nuevos dientes de Krum se hallaban en una posición poco práctica para morder nada que fuera más pequeño que un delfín, y Harry se dio cuenta de que, si Krum no ponía mucho cuidado, cortaría a Hermione por la mitad. Lanzándose hacia Krum, le dio un golpe en el hombro y le entregó la piedra dentada. Krum la agarró y la usó para liberar a Hermione. Al cabo de unos segundos ya lo había logrado. Agarró a Hermione por la cintura y, sin una mirada hacia atrás, se impulsó rápidamente hacia la superficie con ella.

- Agradezco eso Harry - le dice ella - Desconocia esa parte de la historia.

- Lo habremos pasado por alto - le dice él - Recuerda lo que pasó días más tarde, si alguien lo escuchaba iba a ser peor.

- No se preocupen, aproveché de eso para vengarme de Herms - les digo al resto.

- Nunca te vimos reír tanto - me dice Ron.

- En el próximo capítulo lo sabrán - les dice Herms.

-¿Y ahora qué? - le pregunté a Harry, ninguno de los dos sería capaz de dejar a la niña atrás.

Si estuvieramos seguros de que llegaría Fleur... pero no había ni rastro de ella.

Harry agarró la piedra que Krum había tirado al suelo, pero los tritones se acercaron a él y a la niña, negando con la cabeza.

Levanté mi varita.

—¡Apartense!

Sus amarillos ojos estaban fijos en la varita y parecían asustados. Podían ser muchos más que nosotros, pero viendo sus caras comprendí que no sabían más de magia que el calamar gigante.

- Les hubieras dado una paliza igual - me dice J.S.

- No quería llegar a ese punto... al menos que fuera necesario - le respondo.

- Entre su varita y sus ojos que empezaban a brillar de a poco... fueron bastante listas en querer alejarse - le dice Harry.

—¡Contaré hasta tres! — les grité seria —. Uno... —bajó un dedo—, dos... —bajó el segundo.

Se dispersaron. Harry se lanzó hacia la niña y empezó a cortarle las cuerdas que la ataban a la estatua. Y al final la liberó.

- Dame a la niña - le dije y parecía confundido - Lleva a Ron de un lado y entre los dos cargaremos a mi padre.

Enseguida comprendió y nos acomedamos entre los cinco, antes de comenzar a ascender.

- Eso sin dudas no habrá sido fácil - nos dice la abuela de Harry.

- Para nada, sin contar de que estábamos cansados - le responde Harry.

- Parecía que no lo llegaríamos - agrego.

- Al menos sabemos que lo consiguieron - mo dice James.

El ascenso era muy lento, porque ya no podía usar las manos palmeadas para avanzar. Movió las aletas con furia, pero los tres eran como sacos de patatas que tiraban de nosotros hacia abajo... Miré hacia el cielo, aunque sabía que aún debíamos de encontrarnos muy hondo porque el agua estaba oscura por encima de nosotros.

Los tritones y las sirenas nos acompañaban en la subida. Los vi girar a nuestro alrededor con gracilidad, observando cómo forcejeabamos contra las aguas. Las piernas se nos agarrotaban del esfuerzo de nadar, y nos hombros le dolían terriblemente.

Respirabamos con dificultad. Podía ver sobre nosotros la luz del día...

Dio un potente coletazo con las aletas, pero descubrí entonces que ya no eran más que pies... El agua que le entraba por la boca le inundaba los pulmones. Empezaba a marearse, pero sabía que la luz y el aire se hallaban sólo a unos tres metros por encima de nosotros. Teníamos que llegar... teníamos que conseguirlo...

- Potter, aguanta solo un poco más - le pedí preocupada.

- ¿Casi te ahogas? - le pregunta preocupada su madre.

- Hannah se las habría ingeniado para que eso no pasara - le respondo.

- Agradezco tu confianza, por más que cargabamos con tres personas - le digo en cambio.

- Tratándose de Harry, habrías sacado fuerzas de donde no tenías para poder ayudarlo - me dice Ginny.

Y entonces noté que rompía con la cabeza la superficie del agua. Un aire limpio, fresco y maravilloso le produjo escozor en la cara empapada. Tomé una bocanada de aquel aire, con la sensación de que nunca había respirado de verdad y, jadeando, tiramos de Ron, de mi padre y de la niña hasta la superficie. Alrededor de nosotros, por todas partes, emergían unas primitivas cabezas de pelo verde, pero ahora nos sonreían.
Desde las tribunas, la multitud armaba muchísimo jaleo: todos estaban de pie, gritando y chillando. Tuve la impresión de que creían que los tres habían muerto, pero se equivocaban: tanto uno como otros habían abierto los ojos. La niña parecía asustada y confusa, aferrandose de mí, pero Ron simplemente echó un chorro de agua por la boca, parpadeó a la brillante luz del día y se volvió hacia Harry. Papá parecía confuso despertando.

—Esto está muy húmedo, ¿eh? —comentó; luego miró a la hermana de Fleur —. ¿Para qué la has traído?

—Fleur no apareció. No podíamos dejarla allí — le contestó Harry jadeando.

— Serán ingenuos... —dijo Ron—. ¡No me digas que te tomaron la canción en serio! Dumbledore no nos habría dejado ahogarnos allí.

—Pero la canción decía...

—¡Era sólo para asegurarse de que te dabas prisa en volver! — replicó
Ron —. ¡Espero que no perdieran el tiempo allí abajo interpretando el papel de héroe!

- Ron, no estábamos seguro de eso y no íbamos a dejar a la niña allí - le dije algo cansada - Tal vez si a Cho...

- Sabes que eso no es cierto - me dijo papá divertido - Hicieron un gran trabajo y no pueden dejar de lado su buen corazón.

- Vamos antes de que mamá salte al agua - les dije y ayudé a la niña que parecía no saber nadar bien.

- No se pueden sentir mal por haber hecho lo correcto - nos dice Molly.

-No sabía lo que habían visto, ni tampoco el estado de la niña - nos dice Ron.

- No nos sorprende, nuestro padre son así - comenta J.S.

- A mí me enorgullecen, prefirieron no llegar en primer lugar con tal de asegurarse de que nadie se quedara atrás - nos dice Lily - Eso dice mucho de ambos.

Con la compañía de veinte sirenas y tritones, que hacían de guardia de
honor cantando sus horribles cánticos que parecían chirridos, llegamos hasta la orilla, desde donde nos observaban los miembros del tribunal.

Vimos a la señora Pomfrey prodigando sus atenciones a Hermione, Krum, Cedric y Cho, que estaban envueltos en mantas muy gruesas. Desde la orilla a la que nos dirigiamos, Dumbledore y Ludo Bagman nos sonreían, pero Percy, que parecía muy pálido y, en cierto modo, más joven de lo habitual, fue a nuestro encuentro chapoteando en el agua. Mientras tanto, Madame Maxime intentaba sujetar a Fleur Delacour, que estaba completamente histérica y peleaba con uñas y dientes para volver al agua.

—¡«Gabguielle»!, ¡«Gabguielle»! ¿Está viva? ¿Está «heguida»?

—¡Está bien! —intentó decirle Harry, pero llegaba tan cansado que apenas podía hablar, y mucho menos gritar.

Percy agarró a Ron y tiró de él hacia la orilla («¡Déjame en paz, Percy, estoy bien!»); Dumbledore y Bagman agarraron a Harry; Fleur se había soltado de Madame Maxime y corría a abrazar a su hermana.

- No sabía que Ron formaba parte de eso - les dice Percy - Casi me infarto al verlo salir del agua más pálido de lo habitual.

- Pero estaba bien - le dice Ron.

- Yo no lo sabía y después de lo ocurrido con Ginny... me preocupaban mucho - le dice Percy - También los gemelos, por más que son ellos los sí causan preocupación.

- Eso fue muy tierno - le dicen los gemelos fingiendo secar sus falsas lágrimas.

—Fue «pog» los «guindylows»... Me «atacagon»... ¡Ah, Gabguielle,
pensé... pensé...!

Papá me ayudó a avanzar hasta que mamá se acercó a nosotros con muchas mantas y Tío Rem estaba con un alegre Leo en brazo.

— Ustedes, vengan aquí —dijo la voz de la señora Pomfrey.

Nos agarró a Harry y a mí, nos llevó hasta donde estaban Hermione y los otros, lo envolvió tan apretado en una manta que le pareció que le había puesto una camisa de fuerza, y nos obligó a beber una poción muy caliente que nos hizo salir humo por las orejas.

—¡Muy bien, Harry! — gritó Hermione —. ¡Lo hiciste, averiguaste el modo, y
todo por ti mismo!

—Bueno... —contestó Harry, pero se acababa de dar cuenta de que Karkarov lo miraba. Era el único miembro del tribunal que no se había levantado de la mesa, el único que no mostraba señales de alivio al ver que volvimos sanos y salvos con Harry —. Sí, es verdad — dijo Harry, elevando algo la voz para que lo oyera Karkarov.

—Tienes un «escarrabajo» en el pelo, Herr... mío... ne — dijo Krum.

Con Harry tuvimos la impresión de que Krum intentaba recuperar la atención de Hermione, tal vez para recordarle que había sido él quien la había rescatado del lago, pero Hermione se quitó el escarabajo del pelo con un gesto de impaciencia y continuó:

—Pero se han pasado un montón del tiempo... ¿Les costó mucho
encontrarnos?

—No, los encontramos sin problemas.

- Hermione, el chico sólo quería tu atención - le digo en broma.

- Ya quisiera...

- No te molestes Ro-Ro - le digo riendo junto con Harry.

- Ya tendremos oportunidad de vengarnos Hann - me dice Herms.

- Sospecho que sí - le respondo con una sonrisa.

Harry se sentía más idiota a cada momento. Una vez fuera del agua, le parecía evidente que las medidas de seguridad de Dumbledore no habrían permitido la muerte de uno de los rehenes sólo porque el campeón no hubiera conseguido llegar a tiempo.

- Harry - lo llamé y le sonreí - Hicimos lo correcto, has demostrado el tipo de persona que eres.

- Tú también - me dijo más relajado - Aunque tuvimos que habernos dado cuenta.

- Mi papá y nuestros amigos estaban ahí abajo, no me iba a detener a pensarlo - le dije en cambio viendo como mamá abrazaba a papá - Hacemos un gran equipo.

- El mejor de todos.

- Mi hijo se está ganando tu aprobación, tienes que admitirlo - le dice James a mi padre.

- Papá ya tengo la aprobación de su versión de mi tiempo, no hagas que me la quite - le dice Harry.

- Sólo diré vas por bien camino - le dice mi padre.

- Al menos vas a tener tiempo para aceptarlo - le digo en cambio - Un par de décadas.

Dumbledore estaba agachado en la orilla, trabando conversación con la que parecía la jefa de las sirenas, que tenía un aspecto especialmente feroz y salvaje. El director hacía el mismo tipo de ruidos estridentes que las sirenas y los tritones producían fuera del agua: evidentemente, Dumbledore hablaba sirenio. Finalmente se enderezó, se volvió hacia los otros miembros del tribunal y les dijo:

—Me parece que tenemos que hablar antes de dar la puntuación.

Los miembros del tribunal hicieron un corrillo para discutir. La señora
Pomfrey había ido a rescatar a Ron de las garras de Percy; lo llevó con nosotros, le dio una manta y un poco de poción pimentónica, y luego fue en busca de Fleur y su hermana. Fleur tenía muchos cortes en la cara y los
brazos, y la túnica rasgada; pero no parecía que eso le preocupara, y no
permitió que la señora Pomfrey se ocupara de ella.

—Atienda a «Gabguielle» — le dijo, y luego se volvió hacia Harry y hacia mí — Ustedes la han salvado — nos dijo casi sin resuello —. Aunque no «ega» su «gueén».

—Sí — asintió Harry.

Fleur se inclinó, besó a Harry dos veces en cada mejilla, a mí me dio un feroz abrazo y luego le dijo a Ron:

—Tú también la ayudaste.

—Sí —dijo Ron muy ilusionado—, un poco.

Fleur se abalanzó también sobre él para besarlo. Hermione parecía furiosa, pero justo entonces la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman retumbó junto a nosotros y nos sobresaltó.

- Creo que desde ahí comenzamos a llevarnos bien con Fleur - les digo - Mostró como realmente.

- ¿Y no te molesto que ella besara así a Harry? - me pregunta Sirius.

- Lo supuesto que no, ella estaba agradecida por lo que hicimos por su hermana.

- En cambio Ron no hizo nada - le dice Herms.

- Lamento eso.

En las gradas, la multitud se quedó de repente en silencio.

—Damas y caballeros, hemos tomado una decisión. Murcus, la jefa sirena, nos ha explicado qué ha ocurrido exactamente en el fondo del lago, y hemos puntuado en consecuencia. El total de nuestras puntuaciones, que se dan sobre un máximo de cincuenta puntos a cada uno de los campeones, es el siguiente:

»La señorita Delacour, aunque ha demostrado un uso excelente del
encantamiento casco-burbuja, fue atacada por los grindylows cuando se acercaba a su meta, y no consiguió recuperar a su hermana. Le concedemos veinticinco puntos.

Aplaudieron en las tribunas.

—Me «meguezco» un «cego» —dijo Fleur con voz ronca, agitando su
magnífica cabellera.

- Se sintió muy mal por temor de perder a Gabriella - comenta Bill.

- Al menos no fuimos los únicos que nos tomamos en serio el mensaje - le dice Harry.

- Le dieron una buena puntuación - les digo.

—El señor Diggory, que también ha utilizado el encantamiento casco-
burbuja, ha sido el primero en volver con su rehén, aunque lo hizo un minuto después de concluida la hora.

Se escucharon unos vítores atronadores procedentes de la zona de Hufflepuff. Vi que, entre la multitud, Cho le dirigía a Cedric una mirada entusiasmada.

—Por tanto le concedemos cuarenta y siete puntos.

- Una muy buena puntuación - le dice mi abuelo.

- Gracias, sentía un gran alivio de que la prueba haya terminado y quería que mis padres se enorgullecieran - les dice él.

- No tengo dudas de que lo habrán estado - le dice Leo.

A Harry se le cayó el alma a los pies. Si Cedric había llegado demasiado tarde, nosotros desde luego mucho más.

—El señor Viktor Krum ha utilizado una forma de transformación
incompleta, que sin embargo dio buen resultado, y ha sido el segundo en volver con su rescatada. Le concedemos cuarenta puntos.

Karkarov aplaudió muy fuerte y de manera muy arrogante.

—El señor Harry Potter ha utilizado con mucho éxito las branquialgas y la Señorita Hannah Gryffindor el encantamiento de casco-burbuja — prosiguió Bagman —. Volvieron en último lugar, y mucho después de terminado el plazo de una hora. Pero la jefa sirena nos ha comunicado que el señor Potter y la Señorita Gryffindor fueron los primeros en llegar hasta los rehenes, y que el retraso en su vuelta se debió a su firme decisión de salvarlos a todos, no sólo a los suyo.

Tanto Ron como Hermione nos dirigieron miradas que eran en parte de exasperación, en parte de compasión.

—La mayoría de los miembros del tribunal — y aquí Bagman le dirigió a Karkarov una mirada muy desagradable — están de acuerdo en que esto demuestra una gran altura moral y que merecen ser recompensado con la máxima puntuación. No obstante... la puntuación del señor Potter y la Señorita Gryffindor son cuarenta y cinco puntos.

A Harry le dio un vuelco el estómago. Estábamos empatado en el primer puesto con Cedric.

- Es raro que lo diga, pero ¡Felicitaciones! - nos dice James y eso nos divierte.

- Los tres campeones de Hogwarts en primer puesto, eso sin dudas es genial - agrega Sirius.

- Van a un excelente ritmo, supongo que también arrasaron con la tercera prueba - nos dice papá y eso borra un poco nuestras sonrisas.

- La tercera prueba fue la más difícil s todas, pero hicimos lo mejor que pudimos - le digo no queriendo arruinar el buen momento.

Ron y Hermione, muy sorprendidos, nos miraron; luego se rieron y empezaron a aplaudir muy fuerte con el resto de la multitud.

—¿Han visto? — nos gritó Ron por encima del estruendo —. ¡Después de todo, no fueron tan tontos! ¡Estaban demostrando gran altura moral!

Fleur también aplaudía con mucho entusiasmo. Krum, en cambio, no
parecía nada contento. Volvió a intentar entablar conversación con Hermione, pero ella estaba demasiado ocupada vitoreando a nosotros para escuchar.

—La tercera y última prueba tendrá lugar al anochecer del día veinticuatro de junio — continuó Bagman —. A los campeones se les notificará en qué consiste dicha prueba justo un mes antes. Gracias a todos por el apoyo que les brindan.

- Una semana antes de terminaar las clases - comenta Remus.

- Nos dio tiempo en recuperarnos - le dice Cedric - Esa prueba nos dejó muy agotar a todos.

Agradezco que haya dicho esa verdad a media, todavía no es momento para que lidien con eso.

«Ya ha pasado», pensaba algo aturdida mientras la señora Pomfrey nos llevaba con el resto de los campeones y los rehenes de regresó al castillo, para que nos pusieramos ropa seca. Ya había pasado todo: habíamos superado la prueba, y no teníamos que preocuparnos por nada más hasta el 24 de junio...

- Estoy muy feliz por ustedes y me enorgullecen mucho - nos dijo mamá.

- Gracias tía Marlene - le dijo Harry.

- Vendremos para que almorcemos juntos para el primer año de Leo - nos avisó papá - Les enviaré una carta con Zeus.

- La estaremos esperando.

- Ha sido, dentro de todo, un buen capítulo - nos dice mamá.

- Hay que ver si tenemos la suerte de que se mantengan así - le responde Lily.

- Lo dudo - susurra muy bajo Harry.

N/A: He cumplido con los dos capítulos, quiero que sepan que si demoro es porque hasta que termine este libro, voy hacer lo posible de ir subiendo de a dos.

Espero que les haya gustado.

Gracias por leer. ❤😍😄

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