La alarma sonó a un lado de mi rostro, tenía la mala costumbre de quedarme dormida y dejar el móvil debajo de la almohada, en algunas ocasiones, muchas personas me decían que aquello era malo, que podía explotar y bla bla bla, así que me había obligado a dormir a mí misma a comenzar a dejar el teléfono en la mesa de noche, pero aquí no había mesa de noche.
El segundo repique llego a mis oídos, era la alarma de repuesto, así que era hora de levantarse. Me estire dando vueltas por toda la cama hasta que mi espalda y otras partes de mi cuerpo crujieron, no sé si eso era una buena señal o mal, pero mi cuerpo se sentía muy relajado.
Era magnifica la sensación que tienes al levantarte tan plena y descansada, había dormido como un bebe apenas toque la cama con mi cuerpo, quedando casi en estado muerto del cansancio que tenía. Pasar el día anterior en la laguna y nadando era una actividad bastante agotadora, me hacia recordar cuando era muy pequeña y llegaba a casa después de un largo día en la piscina, comer y a dormir, ahora entiendo la felicidad de algunos padres.
Di una vuelta en la cama quedando boca abajo mientras abrazaba un rato más la almohada, está más que despierta, pero soñando como una tonta mientras sonreía pensando en el día de ayer, nunca lo olvidaría.
Por tercera y última vez la alarma sono, tenía siempre puesta unas cinco alarmas con unos cinco minutos de diferencia para evitar quedarme dormida.
Sin abrir los ojos escuche un gemido de disgusto de Mater. Solté una pequeña risa, lo que más odiaba Mater en el mundo, era levantarse temprano y eso era un verdadero problema en circunstancias como estas que, nos levantamos temprano o perdemos el transporte, yo tampoco quería levantarme, pero era hora de irse.
Esta vez sí me quite la sabana de mis piernas y salí de la cama antes que volviera a arroparme y seguir imaginando cosas.
El autobús saldría a las 7 am, y eran un poco más de las 5 y media.
No entendí la razón de salir tan temprano, pero como persona pensante que soy, puedo imaginar que es para llegar antes del mediodía.
Fui hasta el baño para tomar una ducha, cepillarme y orinar, no quería que mi vejiga se antojara durante el viaje y eso sí que era muy malo, el autobús no contaba con baño portátil así que era mejor prevenir ante cualquier incidente.
La mayor parte de las maletas estaban hechas, bueno, en mi caso no llegue nunca a desempacar nada, así que todo estaba perfectamente guardado en las maletas grandes.
Cuando me estaba disponiendo a quitarme la ropa, la puerta de la habitación sonó. Mater seguía durmiendo así que fui abrir, aún era muy temprano seguramente era alguien para despertar a los visitantes.
Al abrir la puerta frente a mí se encontraba un carrito lleno de comida, bebidas y postres. El sonriente muchacho me pregunto si podía entrar, lo mire y luego la comida, le dije al camarero que se había equivocado porque no habíamos pedido nada, y menos esa cantidad de cosas, si fuera a pedir un desayuno sería algo ligero por el largo viaje.
Estaba vez fue el quien negó y dijo que alguien lo mandaba y que estaba en la nota. Lo deje pasar mientras yo leía la pequeña nota verde que estaba doblada.
Buenos días, pequeña intrusa. Espero no haberte despertado, te mando un rico desayuno para que comiences el día con energía, y no te pierdas el autobús, aunque si es así no me molestaría volver a encontrarte.
Buen provecho.
Pd: si quieres verme, estaré abajo antes de que te vayas.
Hero♡
Mi corazón palpitó rápidamente.
Me mordí levemente el labio mientras que pensaba que hacer.
Dejé la nota sobre la mesa nuevamente y tan rápido como pude me fui a bañar, me vestí y me senté a comer. Le di un bocado a mi comida mientras agarra el teléfono para mandarle un mensaje a Hero, pero lo dejé otra vez en su lugar.
Él estaba abajo, así que terminaría aquí rápido y bajaría.
Le deje un poco de comida a Mater para cuando se despertará, seguramente estaría fría pero igual le deje. Tome su teléfono y active la alarma para dentro de media hora, activando el repique de varias veces porque estaba segura que como hizo antes, apagaría la primera.
Antes de salir, me aplique un poco de perfume
Llegue al recibido, pero solo estaban un par de personas, y el encargado. Miré a todos lados, pero no lo vi por ningún lado, la sala de espera no era muy grande así que no estaba aquí.
Solté un suspiró de decepción. Volvería a subir a la habitación y no me quedaría más opción que ver la tv o dormir otro rato, igual ya estaba duchada, comida y vestida.
Por simple curiosidad salí de la posada, hasta la entrada. Todo estaba oscuro por la hora, pero en la calle ya la gente estaba abriendo o acomodando sus locales.
Giré mi rostro y encontré la camioneta en el mismo lugar donde él había aparcado ayer.
Todo debía indicar que él estaba allí adentro.
Baje los dos escalones y camine en línea recta hasta llegar a él. No estaba muy alejado así que en un par de segundos ya me encontraba tocando su vidrio.
Los vidrios estaban polarizados, así que no podía ver si estaba allí o no. Con los nudillos toque varias veces, pero nada ocurrió, así que no estaba ahí o me había equivocado de camioneta.
Me giré dándole la espalda al carro y decidí volver para seguir lo que antes había pensado de ver tv o dormir.
El ruido de una puerta abriéndose me hizo girar la cabeza y allí estaba él. Parado detrás de mí, tenía los ojos achicados y un poco hinchados, el pobrecillo estaba durmiendo.
Eleve las esquinas de mis labios en una sonrisa, él se restregó los ojos para mirarme.
No lo deje hacer nada más, acorte los metros que nos alejaban y tire mis brazos a su cuello poniéndome de puntillas para tomar su boca en un gran beso que él no se esperaba, pues se quedó con los brazos abiertos y los ojos en forma de sorpresa.
-Buenos días.
Con voz ronquita respondió-Muy buenos días
-Gracias por la comida -sus manos fueron esta vez hasta mi cadera apretándolas un poco para pegarme más a él, llevo su rostro al hueco de mi cuello para olerme, reí al sentir su nariz rozar y hacerme cosquillas.
- no hay de qué -sonrió- hueles riquísimo
Mis dedos inquietos jugaron con los vellos que tenía en la nuca- gracias –me sonroje un poco, y como puedo estar segura de eso, pues sentía mi cara arder- ¿cuánto llevas aquí?
Levanto una mano para mirar el reloj que tenía en la muñeca- una o dos horas.
- pobrecito, eso es muy temprano, estuviste durmiendo en tu auto.
- si -saco su labio inferior haciendo un falso puchero- Por ti, quería verte antes de que te fueras
- qué lindo detalle - bese su mejilla, luego la barbilla y finalice en sus labios, esta vez nos tardamos un poco más besándonos.
- joder llevamos tan solo seis días conociéndonos, pero no te vayas -con ambas manos tomo mi rostro para que no pudiera apartar la mirada- no quiero dejarte ir, en tanto tiempo no he estado en paz como cuando te conocí. ¿Crees en el amor a primera vista? Porque eso es lo que me paso contigo.
Sus pupilas estaban dilatadas y el iris de sus ojos estaba de un color mucho más claro que su color normal. Era hermoso mirar sus ojos, era tan expresivo, demostrando todas sus emociones, por eso dicen que los ojos son las ventanas del alma- Debo irme. Tengo mi casa, mi trabajo, mi familia en la ciudad, no puedo abandonar todo. No así
Inclino su frente contra la mía suspirando poco a poco-lo entiendo.
No quedamos en silencio- Si alguna vez vas a Wellington, llámame. - puse mis manos en su pecho sintiendo como este subía y bajaba con cada respiración, mi mano quedo justo en su corazón que latía con rapidez.
Las pocas horas que quedaban la pasamos dentro de su camioneta hablando sobre cualquier cosa, y besándonos. Ok, nunca había pasado por esta etapa de besos cachondos en el auto aparcado, ni siquiera cuando era una adolescente, nunca algún novio o cita se había dado este paso, no sé si es porque era muy intimidante, inocente o no les gustaba mucho como para hacerlo.
Pero aquí estaba a mis 22 años, en un lugar donde había venido por primera vez, besándome y acariciándome en el auto de un hombre que podríamos decir que lo que más conocía de él era su boca, y para nada me estoy quejando de eso.
El destino no podría ser tan malvado como para ponerte en el camino a alguien que has estado buscando toda tu vida, y quitarte de repente, o quizás sí, quizás el destino era tan malvado que te ponía lo que más querías, pero no te la dejaría fácil, si realmente quieres eso debes luchar por tenerlo, pero que, cuando la otra parte no desea salir de donde se encuentra.
Y ese era el caso de Hero, el no saldría de su zona de confort, el espacio que construyo para mantenerse a salvo y mantener el recuerdo de lo que alguna vez vivió. Y yo no estaba decidida a pelear contra los recuerdos de alguien y menos a soportar nuevamente que me pongan en segundo plano.
Era tan extraño como estos últimos días, pase de terminar una relación toxica, y llorar por alguien que no lo valía, bueno, no podría decir que llore por esa persona porque Mater no me dejo y Hero me mantuvo ocupada para que no pensara en ello.
Pero eso me dio una gran fuerza para aprender que merezco más que solo ser el segundo plato, la chica a la que todos le rompen el corazón, no más, yo merezco algo mejor, soy una gran persona que nunca ha lastimado a nadie, y valgo mucho.
Aún estaba un poco oscuro cuando me baje la camioneta y Hero se fue, no quería verlo cuando yo subiera al autobús y al parecer él tampoco quería aquello, solo faltaba unos minutos para que las personas comenzaran a bajar con sus maletas.
Solté un suspiro que tenía retenido por bastante tiempo mientras lo veía alejarse.
Este seguramente sería el final de una aventura hermosa, tenía su número y él el mío, pero algo me decía que debería olvidarme de lo que paso aquí.
Lo que pasa en Te Anau se queda en Te Anau.
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Te Anau: es una ciudad de las isla del sur de Nueva Zelanda. Queenstown, Te anau y otras ciudades conforman el recorrido Routeburn.