Año 2002
Cerré los ojos con fuerza y tapándome la boca para no soltar ningún sonido. Tenía la cara empapada, no podía dejar de llorar. Me ardía el corazón, los ojos y la cabeza, había perdido a Cinco, se había ido y parecía que ya no iba a volver. Se me escapó un sollozo que callé rápidamente con la almohada , nadie tenía por qué oirme.
Jamás volvería a ver a Cinco, podría estar muerto y no lo sabríamos, eso me hacía más daño. ¿Por qué tuvo que salir corriendo de la casa?
De repente llamaron a la puerta. Me limpié las lágrimas, tratando de lucir lo mejor posible.
—¿Si? —pregunté, pero me arrepentí al instante al escuchar mi voz quebrada
—Soy yo, Siete. —por suerte no era padre, sino Seis— ¿Estás bien?
Preferí no hablar, o notaría que no estaba bien, así que solo dije "Mmmh" en afirmativo. Pero pareció que no me creyó porque entro en mi cuarto.
—¿Por eso tienes los ojos hinchados? —dijo cerrando la puerta, luego se sentó en el borde de la cama.
—No es nada. —respondí apartando la mirada.
—No está mal llorar, menos si es por nuestro hermano. —me dijo posando su manos sobre mis mejillas y quitándome las lagrimas que caían.
—No va a volver, Seis, seguramente esté muerto. —sollocé
El no dijo nada, simplemente me abrazó, todos pensaban lo mismo.
Presente
Me encontraba con Allison y Luther viendo la grabación del día de la muerte de Reginald. Mamá estaba allí, le dio una taza y luego el murió, ella parecía tranquila.
—¿Ella lo envenenó?
—No sé —respondió Allison.
—¿Por qué querría envenenarlo? Digo, ella es un robot, él podía controlar lo que hacía. —dije tratando de no sonar muy borracha, aun que lo estaba.
Ellos me miraron un tanto inseguros, seguramente pensando que solo eran palabras de una borracha. Luther seguía con su conspiración de que trataban de matarle, yo rodé los ojos.
—¿Podía sospechar que le querían matar y no que fuese mamá?
—Mamá no es capaz de... —añadió Allison. — ¿Lo es?
De repente me sonaron las tripas, por lo que decidí tomar un buen desayuno.
Cuando llegué a la cocina me encontré con mamá, por lo que le pedí que me hiciese algo, después entraron Luther y Allison, los cuales se sentaron conmigo en la mesa, solo que ellos solo observaban a mamá. Estos empezaron a interrogarla, tratando de saber si ella había asesinado a nuestro padre.
—¿Alguna vez te enfadaste con papá? —miré a Allison ante tan estúpida pregunta, era un robot creada por él, no iba a hacer que le odiara.
—Vuestro padre era un buen hombre, siempre fue bueno conmigo —respondió unos instantes después.
—Pero después de que nos fuéramos tuvo que ser difícil.
—Bueno, hubo días. Vosotros me manteníais tan ocupada y luego...
—¿Qué ibas a decir, mamá? —dijo Alisson, pero mamá no respondió y sirvió los huevos para mis hermanos.
Si bien fue extraño, eso no la hacía una asesina, alguien que seguía sirviendo los huevos y el bacon en forma de caras sonrientes a sus hijos adultos no podía ser mala.
—Estáis mal de la cabeza. —les solté una vez mamá se fue.— ¿Por qué no culpaís a Pogo también?
—Iva, ella- —le paré levantando una mano y cuando había terminado mi café de un trago volví a hablar.
—En el caso de que así fuera, ¿qué razón tendría? Su único propósito era obedecerle, tal vez el quería morir.
—¿Por qué querría morir? —preguntó Ali.
—Tal vez sabía lo cabrón que había sido y no podía soportarlo más. —respondí encogiéndome de hombros.
—Sigues borracha —Miré a Luther sin ninguna expresión en la cara.
—Y tu sigues gilipollas. —dicho eso salí de la cocina, un paseo no me vendría mal
Tras unas cuantas copas en el bar volví a la casa. Necesitaba descansar, la cabeza me estaba matando. Cuando llegué no había nadie, lo que agradecí ya que podría estar sola sin nadie que me molestase, pero no duró mucho.
—¿Qué? —refunfuñé tras escuchar los golpes en la puerta. Esta se abrió dejando ver al viejo Pogo.
—Miss Iva, sus hermanos están en la sala, creo que debería bajar. —yo rodee los ojos, no me iba a mover de la cama por ellos.— ¿Qué le ha pasado a su cuarto?
—Quería redecorarlo. —contesté mirando el techo, sabiendo que el cuarto estaba hecho un puto desastre.
—Señorita, ¿esta bien? A usted siempre le gustó compartir tiempo con sus hermanos.
—Ya no —espeté recordando que la última vez que fue así Ben aún seguía vivo.
—Mis-
—¿Por qué es tan importante? ¿Acaso vuelven a discutir sobre lo de madre? —pregunté exhausta, Luther jamás lo dejaría ir. El solo asintió con la cabeza, pero algo en su mirada me parecía extraño, como si sintiera culpa.
—Debería bajar. —antes de que pudiera irse me levanté y le agarré del brazo.
—Tu sabes algo, ¿verdad? —pareció sorprendido ante mis palabras, pero luego volvió a su cara relajada.
—Siempre fue la más lista Miss Iva, será mejor que no pregunte más. —dicho eso salió de mi habitación, dándome una pequeña mirada de advertencia. El sabía lo que había ocurrido.
Decidí bajar a ver lo que los idiotas de mis hermanos hacían, ya que era probable que Luther y Diego quisieran matarse de nuevo.
—Y si Ben estuviese aquí, votaría lo mismo que yo. —escuche a lo lejos, ¿votar? ¿De qué coño hablaban?
—La votación no ha terminado ni Cinco ni Iva están.
Justo cuando iba a entrar a la sala todos salieron, todos con cara de mierda. No me dijeron ni una palabra y al único que no vi salir fue a Diego, por lo que entre para verle de pie, mirando como se iban todos. Me acerqué a él quien me recibió con una sonrisa de lado.
—¿De qué diablos hablabais?
—Luther y Allison quieren desconectar a mamá. —no me sorprendí ante sus palabras, por lo que me dirigí a la barra, necesitaba un trago.
—Ellos siempre juntos, era de esperar, ¿ya vieron el video? —dije sirviéndome una copa de whisky.
—¿Ya lo sabías? ¿Y no dijiste nada? —recriminó.
—No estabas, no puedes echarme nada en cara. Sabes que yo siempre te he contado todo. —Le hice una seña con la cabeza para que se sentase en el sofá conmigo.— Mira, madre a estado rara, pero eso no es razón para ser desconectada. Si no, nosotros deberíamos de estar todos en la cárcel o muertos.
—Luther debería. —reí ante eso y le di la razón alzando la copa y luego bebiendo de un trago todo el contenido.
—¿Recuerdas cuando te ayudaba con el tartamudeo? —el asintió, dejando ver en sus ojos la melancolía.— Esa era y es nuestra madre, la que no puede ni matar a una mosca.
—Lo que no entiendo es como si ella era a la que peor trataba puede defenderlo, por treinta años la trató como un objeto. —yo le miré apenada, el ama a madre como ninguno de nosotros lo ha hecho nunca, posé mi mano sobre la suya, la cual apretaba su pantalón.
—Fue creada por él, ella iba a obedecer y creer todo lo que el dijese.
Nos miramos sin decir nada, sabía que entendía lo que decía, pero aún se veía la duda en sus ojos. Sentí el impulso de abrazarle y así hice, hacía años que no pasábamos cinco minutos a solas y realmente lo extrañaba. Tardó unos segundos en reaccionar, pero me devolvió el abrazo y me apretó contra el. Estuvimos abrazados unos segundos, nos separamos lentamente, Diego paró cuando nuestras caras se encontraban a apenas unos centímetros, le miré a los ojos no muy segura de lo que él quería hacer. Al hacer contacto visual mi corazón comenzó a latir más rápido y estaba casi segura que podía oír el suyo a la misma velocidad. Su mano derecha que hace un momento estaba en mi cadera se dirigía hacía arriba por mi brazo, la otra estaba sobre mi muslo. Sin saber que movimientos hacer las mantuve en el mismo lugar. No sabía si Diego iba a besarme, una parte de mi querría que lo hiciese —probablemente la que estaba afectada por el alcohol que aún permanecía en mi sistema— , pero la otra sabía que solo causaría algún problema, de cualquier forma en este momento no iba a impedirlo. Sus ojos se apartaron de los míos, bajaron a lo que supuse que eran mis labios, los cuales se encontraban entre abiertos dejando salir el aire que respiraba. Comenzó a acercarse así que cerré los ojos esperando el contacto de sus labios sobre los míos, pero un ruido hizo que ambos nos apartásemos rápidamente.
—Yo- Yo debería ir a ver a mamá. —dijo nervioso levantándose mientras se rascaba la nuca ante lo que casi pasaba.
—Sí, claro. —asentí con rapidez, acto seguido salió del salón.— Soy idiota.
Me quedé allí, sentada con la cabeza entre las piernas y las manos en la cabeza, sin saber lo que hacer, tratando de averiguar si lo que casi pasa hubiera sido bueno o malo. En parte sabía que no habría sido bueno que pasase, que nos besásemos, lo que tuvimos fue cosa de hace años y no sería bueno traerlo de vuelta, no, no ahora que Cinco había vuelo.
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Siento mucho no haber subido nada en tanto tiempo. Pero sabes que os he leído los comentarios y me hace muy feliz que os guste y que la leáis. Aquí tenéis este capítulo, dentro de poco subiré el siguiente, ya que subirlo todo en este me parecía demasiado denso.
¡Muchas gracias!