Kara caminó junto a Lucas en silencio hacia su árbol. ¿A dónde más iría para sacudir el caos en su cabeza? Alguien en el fondo había subido la música mientras la fiesta arrancaba, todavía en pleno apogeo.
–Kara...
–No–. Su voz era dura y baja. Ella levantó la vista. Era otra noche sin nubes, con las estrellas creando un lienzo brillante. Era tan tranquilo y hermoso, pero su estomago estaba agitado. Llegaron al árbol, y Kara se volvió hacia él. –Esa fue la cosa más grosera que hayas hecho.
–Lo escuchaste fuera de contexto.
–No hay un buen contexto para explicar eso. La vi ofrecerte la mano para estrecharla antes de que le digas eso.
Lucas guardó silencio.
–Es lo que pensaba. ¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? ¿La has estado cabreando desde que llegamos aquí? ¿Atacarla cada vez que no estoy cerca?
–¿Qué demonios ves en ella?– Lucas explotó. –Ella es fría, mala y perra. Necesitas a alguien que ...
–¡No! No puedes decirme qué es lo adecuado para mí–. Kara apuñaló el pecho de Lucas con el dedo. –No ahora. Jamas. Mira, ¿podemos cortar la basura y ponerla a la intemperie?
Eso claramente lo bloqueó. Él la miró fijamente. –¿Qué quieres decir?
–No se trata de Lena en absoluto. Se trata de mamá.
–De ninguna manera. Mira, sé que casi me criaste cuando murió, pero eso ahora me hace más protector contigo. Yo solo..
–No te molestes–. Lo fulminó con la mirada. –Con quién elijo pasar mi vida no tiene nada que ver contigo. Nada.
–No estoy tratando de lastimarte, lo juro–. Su tono era suplicante. –Simplemente nadie más puede verlo. No quiero que salgas lastimada, pero Luthor no es buena, amable o decente. Dios, no se parece en nada a la mujer con la que pensé que terminarías.
–La mujer con la que terminarás, quieres decir–. Kara lo miró atentamente. –En otras palabras, ella no es una versión idealizada de mamá. Sé que no puedes verlo, pero Lena también es decente, buena y amable, incluso si no usa su lado más suave en la manga. Pero eso es irrelevante en este momento. Tu actitud apesta. No quiero que entres, actuando como si me estuvieras salvando de mí misma. No eres el héroe en este escenario. Te lo prometo, Lucas, no me hagas elegir entre ustedes dos. Terminaría mal.
Su cara se arrugó en estado de shock.
–Vamos, tenías que saber eso. Te amo, pero Lena es mi vida–. El rostro de Kara se volvió sombrío. –Y no pienses por un momento que estoy lista para perdonarte tratando de arruinar eso por mí. Has cruzado una gran línea esta noche.
Lucas contempló el área de césped en la oscuridad.
Kara miró junto con él. Siguió a una luciérnaga bailando al borde del césped.
–¿Recuerdas cuando éramos niños y solía coleccionarlas?– Murmuró Lucas. –¿Ponerlas en frascos, colgarlas de los árboles? Bueno, solo cuando me estaba disculpando por algo estúpido que había hecho. Le pegaba una nota de perdón. Iba y me escondía hasta que lo vieras y me perdonaras.
–Y siempre lo hice–. Kara recordaba aquellos días. Tiempos más simples. Lo peor que había hecho alguna vez fue escabullirse con su vieja bicicleta y luego, accidentalmente, llevarla lejos de casa. Intentar arruinar su relación era mucho más difícil de perdonar. –Pero ya no somos niños.
Lucas se volvió hacia ella. –A veces desearía que lo fuéramos–. Extendió las manos. –Todos juntos como antes. Extraño eso. Eran buenos tiempos.
–No los extraño en absoluto.
Él la miró fijamente. Su boca se abrió. –¿Por qué no?
–Porque no tuve la infancia que tuviste. Estuve a la par de Alex. Las dos nos encargamos de que ustedes salgan adelante, los cuidamos. Intentaba llorar pero también ser fuerte. Algunos días era muy difícil mantener todo junto. Mejoró cuando Meemaw se mudó después de que el abuelo murió, pero aun así fue muy duro.
–Recuerdo que jugaron con nosotros todo el tiempo y nos enseñaron cosas–. Se veía sorprendido. –¿Realmente estabas triste todos los días?
–Por supuesto que no. Pero hubo muchos días que no quise levantarme de la cama. Eras tan joven que solo viste lo que querías. El problema es, Lucas, creo que te han echado a perder. Todos te hemos protegido por lo duro que especialmente tomaste la muerte de mamá. Pero ahora parece que todavía esperas que el mundo gire en torno a tus sentimientos. Nunca he estado tan decepcionada de ti como en esta noche. La verdad es que ni siquiera estoy segura de quererte en mi boda.
–¿Qué?– Jadeó.
–Una boda es para personas que quieren lo mejor para la pareja. Y Lena es lo mejor para mí. Entonces, si no puedes estar de mi lado y del de ella al cien por cien, no te molestes en presentarte. No te quiero allí.
–¡Kara!– El dolor cruzó por su rostro.
–Vamos–, espetó. –No actúes como la víctima–. Kara lo señaló. –Tu hiciste esto. Una cosa es fastidiarme, pero lastimar deliberadamente a alguien que amo. Eso nunca me sentará bien.
–¿Nunca?– Él parpadeó. –No quieres decir eso.
–Lo dije, ¿no? Mira, solo ... mantente fuera de mi camino por el resto de la semana, ¿de acuerdo? Y deja de molestar a Lena para siempre, o terminaremos para siempre. Lo digo en serio. ¿Entendido?
Él asintió, conmocionado.
Kara se giró y lo dejó en la oscuridad y regresó a la casa.
* *
Parecía que una manada de ñus arrasaban el pasillo cuando la fiesta terminó. Lena había mantenido la oreja abierta mientras leía su último libro, una biografía sobre Elena Bartell, una poderosa magnate de los medios estadounidenses que se había casado con su ex asistente femenina.
Los golpes de las puertas cuando los Danvers, uno por uno, se fueron a la cama resonaron por el pasillo. Pero no había rastro de su prometida. Aproximadamente una hora más tarde, Kara se metió en la habitación y se dejó caer contra la puerta que cerró. –Oye.
–Hola. Me da miedo preguntar dónde has estado. Todos se fueron hace horas.
–Quería comenzar a limpiar para que papá pueda usar su taller mañana. Además, Meemaw es demasiado vieja para hacer frente a todo ese lío, y sé que se levantaría temprano y lo intentaría.
–Deberías haberme llamado para ayudar.
–No, necesitabas un poco de espacio. Y quería pensar un poco más.
–¿Oh? ¿Sobre Lucas?
–Sí. Trajo muchas cosas. Mamá muriendo, criando a mis hermanos, ese tipo de cosas. Despejamos un poco el aire, pero él todavía está en mi lista negra. Creo que pensó que lo perdonaría como siempre lo hacía cuando éramos niños. Él podría cometer una travesura y luego colgar un frasco de luciérnagas en mi árbol con una nota de disculpa y no podía seguir enojada. Probablemente fui demasiado fácil con él. Todos lo fuimos. Supongo que debería haberlo visto venir. Cuando mamá murió, no se aferró a Alex a papá o a cualquiera de los demás, no, él se aferró a mí. Ha crecido demasiado protector conmigo. Y debido a mamá, él realmente está molesto por la idea de mí ...
–Casándote.
–Dejándolo.
–Ah.
–Odia el cambio. Nunca va a ninguna parte. Es por eso que todavía trabaja con papá cuando realmente debería irse y ver el mundo, obtener una perspectiva y hacer lo suyo. Le haría mucho bien.
–Él debería. Es demasiado grande para tener ese chip en el hombro.
–Realmente lo es. Estoy muy enojada con él. Y lamento mucho que haya sido tan imbécil contigo.
–He lidiado con cosas peores.
–Sí, pero esto es diferente. Él es…
Lena levantó la ceja. –¿Familia? Como dije, he lidiado con cosas peores.
Kara se mordió el labio. –Mierda. Lamento acercarme a ese tema. Pero ya que se planteó, ¿cómo estás? Espero que no hayas estado acostada aquí meditando toda la noche.
–Conociéndome como lo haces, ¿Qué piensas?
–Oh. Lo hiciste. Y probablemente estás trabajando en cómo desarmarás a tu padre mañana. Suponiendo que todavía no haya regresado a su casa–. Kara hizo una pausa. –Diablos, ¿y si lo ha hecho?
–No lo ha hecho. Llamé al hotel. El sigue ahí. Penthouse suite.
–¿Estás seguro de que no quieres que lo confronte por ti? ¿O contigo?
–No, es mi familia. Tengo que hacer algunas cosas por mí misma, como lo hiciste con Lucas.
–Sí–. Kara se acercó a la ventana y se apoyó contra el marco, mirando hacia afuera. Después de un momento susurró: –Espera ... ¿qué?
–¿Qué es?
–Vuelvo enseguida.
Regresó en unos momentos con un par de binoculares.
–¿Qué hay ahí afuera?– Lena se sentó.
–Hay algo en mi árbol–. Ella ajustó el zoom. –Oh.
Lena se deslizó fuera de la cama y se acercó a la ventana, cogiendo suavemente los binoculares. Un frasco brillante se balanceaba suavemente con la brisa. –Debió de tomarle un tiempo a Lucas recolectar tantas luciérnagas.
–Creo que mi amenaza de no invitarlo a la boda lo golpeó.
–No tienes que hacer eso por mí.
–No lo hice por ti, sino por mí. Nosotras. Se trata de respeto–. Se apoyó contra el marco de la ventana, calentando el lado de Lena y señaló al árbol. –Bueno, al menos es un comienzo. Pero soy menos indulgente de lo que era cuando era joven.
–Son muy hermosas–, reflexionó Lena, todavía estudiando el frasco brillante. –Llama la atención cómo las luciérnagas iluminan las ramas así. Brillan cuando las ramas se mueven. Es casi etéreo–. Lena bajó los binoculares y se giró para mirar a Kara pensativa. –Me pregunto...– Su mente explotó con las posibilidades. –Oh.
–O tienes una idea genial o un orgasmo.
–Lo primero–. Sonrió. –Y mientras visito a mis padres mañana, creo que hay algunas llamadas que deberías hacer.
–¿Llamadas?
–Para traer a nuestros invitados aquí para el domingo. Para nuestra boda.
–¿Q-qué? ¿Sabes que solo nos da un día para prepararnos? ¡Y ni siquiera sabemos dónde la haremos!
–Claro que sí. Justo en frente del árbol que significa mucho para ti. Ese árbol será nuestro telón de fondo. Podríamos hacerlo al anochecer, con frascos llenos de luciérnagas y otras luces enroscadas en todo. A medida que se pone el sol, iluminarán tu sauce como estrellas. Será maravilloso.
–Suena asombroso.
–Y aquí está la mejor parte: conseguimos a las personas que queremos allí. Miguel y Tad. Ya sé que están libres este fin de semana.
–¡Oh Dios mío!– Kara deslizó un brazo alrededor de la cintura de Lena. –¡Eso es brillante! ¿Y la recepción? Sé donde tenerla. En el bar tiki–. Señaló la destartalada estructura, apenas visible en la oscuridad. –Nos ocuparíamos de todo para que Meemaw no intente suicidarse en la cocina. Pero sí, ¿podríamos tener la recepción aquí también?
Lena vio la suave súplica en sus ojos. –Bueno–, dijo, tratando de pensar en algo positivo que decir sobre la construcción desgastada. –Está ... convenientemente ubicado.
–No es el respaldo más resonante–. Kara se rió por lo bajo.
–Está bien, ¿por qué ahí?
–Tiene forma. Mira, si hay una cosa que sé, es lo increíble que es el patio trasero de los Danvers para celebrar una fiesta alrededor de ese bar. Verás. Hemos tenido tantos fiestas clásicas allí. Confía en mí, eso es grande
Lena parpadeó. Su imaginación no pudo proporcionar el material necesario para convencerla. Sin embargo, no importaba. La expresión alegre de Kara lo era todo. –Tomaré tu palabra por eso. Bueno, entonces, el bar tiki es. ¿Y quién debería servir?
–¿Qué quieres comer?
–No es la mejor pregunta. Los platos de degustación franceses que me encantan probablemente harán que tu familia quiera arrojarlos contra la pared. Entonces, una mejor pregunta es: ¿qué haría más feliz a un grupo ecléctico de invitados de Los Ángeles, DC y tu ciudad?
–Hmm, cuando lo pones así ...
–¿Si?
Una sonrisa maliciosa dividió el rostro de Kara. –¡Cottonwood Steak House! Ellos atienden bodas. Ellos salen, dejan la carne y estas grandes parrillas, y dejan a los invitados a eso.
Lena levantó una ceja escéptica. –¿Propones que nuestros invitados deben cocinar su propia comida?
–Sí. Mira, he aquí por qué es un ganador: para la multitud de LA y DC, será una novedad. Algo divertido e inusual que hacer en una boda, y les encanta una sorpresa. Y para los invitados de por aquí, será como una tradición y honrar lo local.
Lena lo consideró. Esto ahora era mucho más allá de sus reinos de comodidad sobre cómo debería ser una recepción de boda. Siempre se había esperado en su familia que cuando se casara, con un hombre por supuesto, implicaría una elegancia de cinco estrellas. Sin embargo, no podía imaginar exactamente a los Danvers bebiendo cócteles caros y charlando en voz baja. Sonaba como algo que había soportado por el gran día de su hermano.
–Oye, si es demasiado horrible para ti, podemos ir por algo menos aterrador. Respetable, incluso–. Kara le lanzó una sonrisa vacilante.
Lena sacudió la cabeza. –En realidad estaba pensando en la boda de mi hermano. Fue elegante, refinada y completamente respetable. Y fue miserable. Sin sentido de familia o conexión, y ciertamente poco amor. La recepción fue como una perfecta difusión de Vogue, con casi la misma calidez. Nunca quiero tener algo así. Entonces sí. Bien–. Ella agitó su mano. –Los invitados pueden aparecer y cocinar su propia comida.
–¿De verdad?– Los ojos de Kara se iluminaron.
–Sí. De verdad–. Sonrió ante el entusiasmo de Kara. Entonces, tal vez esto funcionaría después de todo.
–Guau. Estamos listas. Va a ser brillante.
–Sí y por supuesto, la ironía es que la mayor parte del crédito por la idea debe ir a Lucas y su frasco de luciérnagas, lo siento–, observó Lena con diversión.
Los ojos de Kara se entrecerraron. –Nunca le digas eso.