Leyendo: "Harry Potter, una h...

By Mitologia_13

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Obviamente, se leerá la historia de Harry Potter en el pasado con las tres generaciones, pero será diferente... More

1. Volviendo al pasado (Parte 1)
2. Volviendo al Pasado (Parte 2)
3. La mágica verdad.
4. Hogwarts.
5. Fortaleciendo nuestra amistad.
6. Halloween.
7. Quidditch.
8. Navidad.
9. Nicolas Flamel.
10. Norberto, el ridgeback noruego.
11. El bosque prohibido.
12. A través de la trampilla.
13. El hombre de las dos caras.
14. Gryffindor
15.Obligaciones en vacaciones.
16. Cumpleaños en la madriguera.
17. Borgin y Burken. (Parte 1)
18. Borgin y Burken (Parte 2)
19. De regreso a Howgarts (Parte 1)
20. De Regreso a Hogawrts (Parte 2)
21. Los "sangre sucia" y una voz misteriosa. (Parte 1)
22. Los sangre sucia y la voz misteriosa (parte 2)
23. El cumpleaños de Muerte (parte 1)
24. El cumpleaños de Muerte (parte 2)
25. Inscripciones en la pared (parte 1)
26. Inscripciones en la pared (parte 2)
27. Una blugger loca (Parte 1)
28. Una blugger loca (parte 2)
29. El club de duelo (parte 1)
30. El club del duelo (parte 2)
31. Poción Multijugos.
32. El diario secreto (parte 1)
33. El diario secreto (parte 2)
34. Cornelius Fudges (Parte 1)
35. Cornelius Fudges (Parte 2)
36. Aragog (parte 1)
37. Aragog (parte 2)
38.La cámara secreta (parte 1)
39. La cámara secreta (parte 2)
40. El Heredero de Slytherin. (Parte 1)
41. El Heredero de Slytherin. (Parte 2)
42. La recompensa de Dobby.
43. 1G vs 2G
44. Black.
45. El reencuentro.
46. Dementor (parte 1)
47. Dementor (parte 2)
48.Pozos de té y garras de hipogrifo.(Parte 1)
49. Pozos de té y garras de hipogrifo. (Parte 2)
50. El Boggart.
.51 La huida de la Señora Gorda.
.52 La derrota.
53. El Mapa de Merodeador.
.54 Sorpresa en Navidad.
.55 Patronus.
56. Gryffindor contra Ravenclaw
57. El rencor de Snape.(parte 1)
58. El rencor de Snape (parte 2)
59. La final de Quidditch.
60. La profecía de la Profesora Trelawney.
61. El perro, el gato y la rata.
62.Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta.
63. El Vasallo de Voldemort.
64. El beso del dementor.
65. El secreto de Hermione.
66. Más lechuzas mensajeras.
67. Último día.
.68. Disciplina mental.
.69. El traslador.
.70. Bagman y Crouch.
.71. Los Mundiales de quidditch.
.72. La marca tenebrosa.
.73. Alboroto en el Ministerio.
.74.El expreso a Hogwarts.
.75. El torneo de los tres magos.
.76. Ojoloco Moody.
.77. Maldiciones imperdonables.
.78.Beauxbatons y Durmstrang.
.79.El Cáliz de fuego.
.80. Los cinco campeones.
.81. La comprobación de las varitas.
.82. El colacuerno húngaro.
.83. La primera prueba.
.84.El Frente de Liberación de los Elfos Domésticos.
85. Una prueba inesperda.
87. La primicia de Rita Steeker.
88. El huevo.
.89. La Segunda prueba.
.90. El regreso de Canuto.
.91. La locura del Señor Crouch.
.92. El Sueño.
.93. El pensadero.
.94. La tercera prueba.
.95. Hueso, carne y sangre.
.96. Los Mortifagos.
.97. Priori Incantatem
.98. El suero de la verdad.
.99. Caminos separados.
.100. El comienzo.
SEGUNDA PARTE.

86. El baile de Navidad.

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By Mitologia_13

- Estoy muy emocionada - nos dice mamá - "El baile de Navidad".

- También me emociona por saber como lo pasaron - comenta la abuela de Harry - Habrán sido una pareja muy bonita.

- Todos se quedaban viéndolos, resultaban entre multitud - le responde Luna.

- Eso era incómodo, pero estaba muy contenta como para que me molestara - les digo a ellos.

A pesar del sinfín de deberes que nos habían puesto a los de cuarto para Navidad, a Harry no le apetecía ponerse a trabajar al final del trimestre, y se pasó la primera semana de vacaciones disfrutando todo lo posible con nuestros compañeros.

La torre de Gryffindor seguía casi tan llena como durante el trimestre, y parecía más pequeña, porque sus ocupantes armaban mucho más jaleo aquellos días. Fred y George habían cosechado un gran éxito con sus galletas de canarios, y durante los dos primeros días de vacaciones la gente iba dejando plumas por todas partes. No tuvo que pasar mucho tiempo, sin embargo, para que los de Gryffindor aprendieramos a tratar con muchísima cautela cualquier cosa de comer que nos ofrecieran los demás, por si había una galleta de canarios oculta, y George nos confesó que estaban desarrollando un nuevo invento.

- Sus mentes son asombrosas - les dice Sirius.

- Sin dudas tenemos que sentarnos hablar ustedes dos con los Merodeadores - agrega James.

- Cuando quieran - les dicen ellos.

- Tengo que estar presente... por favor... soy uno de los mejores bromista de mi generación - les pide J.S.

- De acuerdo, así sabremos lo que has hecho - le responde mi padre.

- Voy a preocuparme de eso más tarde - le digo a Harry - Sigue mamá.

En aquel momento nevaba copiosamente en el castillo y sus alrededores. El carruaje de Beauxbatons, de color azul claro, parecía una calabaza enorme, helada y cubierta de escarcha, junto a la cabaña de Hagrid, que a su lado era como una casita de chocolate con azúcar glasé por encima, en tanto que el barco de Durmstrang tenía las portillas heladas y los mástiles cubiertos de escarcha. Abajo, en las cocinas, los elfos domésticos se superaban a sí mismos con guisos calientes y sabrosos, y postres muy ricos. La única que encontraba algo de lo cual quejarse era Fleur Delacour.

-Toda esta comida de «Hogwag» es demasiado pesada - la oyeron decir una noche en que salían tras ella del Gran Comedor -. ¡No voy a «podeg lusig» la túnica!

-¡Ah, qué tragedia! - se burló Hermione cuando Fleur salía al vestíbulo -. Vaya ínfulas, ¿eh?

-¿Con quién vas a ir al baile, Hermione?

Ron le hacía aquella pregunta en los momentos más inesperados para ver si, al pillarla por sorpresa, conseguía que le contestara. Sin embargo, Hermione no hacía más que mirarlo con el entrecejo fruncido y responder:

-No te lo digo. Te reirías de mí.

- ¿Y con quién fuiste? - le preguntó Reg.

- Ya lo sabrán - le responde ella.

- En casa no hay fotos del baile - les dice Rose.

- Supongo porque ninguno de los dos fueron con quienes querían - le respondo conociendo a mis amigos.

-¿Bromeas, Weasley? - dijo Malfoy tras ellos -. ¡No me dirás que ha conseguido pareja para el baile! ¿La sangre sucia de los dientes largos?

Harry y Ron se dieron la vuelta bruscamente, pero Hermione saludó a alguien detrás de Malfoy:

-¡Hola, profesor Moody!

Malfoy palideció y retrocedió de un salto, buscándolo con la mirada, pero Moody estaba todavía sentado a la mesa de los profesores, terminándose el guiso.

-Eres un huroncito nervioso, ¿eh, Malfoy? - dijo Hermione mordazmente, y con ella, Harry y Ron empezamos a subir por la escalinata de mármol riéndonos con ganas.

- Me lo tenía merecido - comenta Draco.

- Lo divertido de eso era que Hermione ya ni dudaba en ponerte en tu lugar - le digo en cambio.

- Desde que lo golpee... creo que desde ahí empecé a sentirme así de segura - agrega ella.

- Nunca voy a superar ese momento - le dice Ron.

-Hermione - exclamó de repente Ron, sorprendido -, tus dientes...

-¿Qué les pasa?

-Bueno, que son diferentes... Lo acabo de notar.

-Claro que lo son. ¿Esperabas que siguiera con los colmillos que me
puso Malfoy?

-No, lo que quiero decir es que son diferentes de como eran antes de la
maldición de Malfoy. Están rectos y... de tamaño normal.

Hermione les dirigió de repente una sonrisa maliciosa, y Harry también se dio cuenta: aquélla era una sonrisa muy distinta de la de antes.

-Bueno... cuando fui a que me los encogiera la señora Pomfrey, me puso delante un espejo y me pidió que dijera «ya» cuando hubieran vuelto a su tamaño anterior - explicó -, y simplemente la dejé que siguiera un poco. - Sonrió más aún-. A mis padres no les va a gustar. Llevo años intentando convencerlos de que me dejaran disminuirlos, pero se empeñaban en que siguiera con el aparato. Ya saben que son dentistas, y piensan que los dientes y la magia no deberían... ¡Miren!, ¡ha vuelto Pigwidgeon!

- Sin dudas la magia les facilita demasiado la vida - comenta mamá bajando su libro.

- Por eso los nacidos de muggle o los metizos sabemos manejarnos tan bien en ambos mundos - le respondió Harry.

- A nosotros nos criaron así - agrega Teddy.

- El abuelo dijo que no le fue fácil adaptarse a no usar su varita - comenta Al.

- Una vez que la recuperó, no desperdició sus oportunidades para volver a usarla - les digo divertida.

El mochuelo de Ron, con un rollito de pergamino atado a la pata, gorjeaba como loco encima de la barandilla adornada con carámbanos. La gente que pasaba por allí lo señalaba y se reía, y unas chicas de tercero se pararon a observarlo.

-¡Ay, mira qué lechuza más chiquitita! ¿A que es preciosa?

-¡Estúpido cretino con plumas! -masculló Ron, corriendo por la escalera para atraparlo -. ¡Hay que llevarle las cartas directamente al destinatario, y sin exhibirse por ahí!

Pigwidgeon gorjeó de contento, sacando la cabeza del puño de Ron. Las chicas de tercero parecían asustadas.

-¡Marchense por ahí! - les espetó Ron, moviendo el puño en el que tenía atrapado a Pigwidgeon, que ululaba más feliz que nunca cada vez que Ron lo balanceaba en el aire - Ten, Harry - añadió Ron en voz baja, desprendiéndole de la pata la respuesta de Sirius, mientras las chicas de tercero se iban muy escandalizadas.

- Papá así no debes tratarla - le dijo Rose.

- Esa lechuza no tiene sentido común y no le hacía daño - le responde Ron.

- Además, llevaba una carta de Sirius y no podíamos arriesgarnos a que llegará a manos equivocadas - agrega Harry.

Harry se la guardó en el bolsillo, y nos dimos prisa en subir a la torre de Gryffindor para leerla.

En la sala común todos estaban demasiado ocupados celebrando las vacaciones para fijarse en ellos. Con Harry, Ron y Hermione nos sentamos lejos de todo el mundo, junto a una ventana oscura que se iba llenando poco a poco de nieve, y Harry leyó en voz alta:

Querido Harry:

Mi enhorabuena por haber superado la prueba del dragón. ¡El que metió tu nombre en el cáliz, quienquiera que fuera, no debe de estar nada satisfecho! Yo te iba a sugerir una maldición de conjuntivitis, ya que el punto más débil de los dragones son los ojos...

- Muy listo Canuto - le dice Remus.

- Gracias, creo que acabo de aprenderlo con el libro de ayer y Charlie - le responde Sirius.

- Lo bueno es que Harry se las ingenio muy bien con su escoba - les dice James - Todavía no lo supero.

- Vuelo bien gracias a ti - le dice Harry y su padre que está congelado con su enorme sonrisa.

- Creo que lo averiaste o su ego acaba de colapsar - le avisa Sirius - En un rato reaccionará.

-Eso es lo que hizo Krum - susurró Hermione.

... pero lo que hiciste es todavía mejor: estoy impresionado.

Aun así, no te confíes, Harry. Sólo has superado una prueba. El que te hizo entrar en el Torneo tiene muchas más posibilidades de hacerte daño, si eso es lo que pretende. Ten los ojos abiertos (especialmente si está cerca ese del que hemos hablado), y procura no meterte en problemas.

Me he enterado por Freddy que Hannah también lo ha hecho muy bien y me alegra saber de que está bien. También me enteré que estará el baile de Navidad, he de suponer que irás con ella, así que se un caballero con mi sobrina.

- Hasta a la distancia lo suponía - le dice Sirius - Y espero jovencito que hayas sido un caballero.

Su comentario nos hace reír a todos, hasta a James que sale de su shock previo.

- Fue todo un caballero, eso no voy a negarlo - le digo con una sonrisa.

- Ya quiero escuchar eso - nos dice Lily emocionada.

- Pronto mamá.

Escríbeme. Sigo queriendo que me informes de cualquier cosa
extraordinaria que ocurra.

Sirius

-Lo mismo que Moody -comentó Harry en voz baja, volviendo a meterse la carta dentro de la túnica-. «¡Alerta permanente!» Cualquiera pensaría que camino con los ojos cerrados, pegándome contra las paredes.

-Pero tiene razón, Harry - repuso Hermione -: todavía te quedan dos pruebas. La verdad es que tendrías que echarle un vistazo a ese huevo y tratar de resolver el enigma que encierra.

-¡Para eso tiene siglos, Hermione! -espetó Ron -. ¿Una partida de
ajedrez, Harry?

-Sí, vale - contestó Harry, que, al observar la expresión de Hermione, añadió -: Vamos, ¿cómo me iba a concentrar con todo este ruido? Creo que ni el huevo se oiría.

-Supongo que no -reconoció ella suspirando, y se sentó a ver la partida, que culminó con un emocionante jaque mate de Ron ejecutado con un par de temerarios peones y un alfil muy violento.

- No dudo de ti sólo me preocupo - le dice Sirius.

- Lo sé, era mi manera de verlo - le responde Harry - Supongo que debo hacer lo mismo con mis hijos por más que Hannah esté cerca.

- Lo haces, sobretodo conmigo para que no me meta en muchos problemas - le dice J.S.

- Lo digo y lo mantengo, son dos gotas de aguas - comento.

- También es tu hijo y no te salvas de esos problemas - me dice Harry.

El día de Navidad, me desperté sobresaltada, la noche anterior me había ido a dormir sin muchos ánimos ya que sería mi primera Navidad lejos de casa, pero el ruido de cacerolas resonando en toda la Torre me hizo levantar rápido con una gran sonrisa.

- ¿En serio creiste que el abuelo no iba hacer eso? - me pregunta Al.

- No esperaba eso, me sorprendió y me alegró mucho - le respondo.

- Llevaste la tradición a otro nivel - le dice mi abuelo a papá.

- Sí, desde ese día todos saben que los Gryffindor tenemos una extraña y ruidosa tradición - le digo con una sonrisa.

- Fue divertido, a nosotros nos sorprendió - comenta George.

- Sigue leyendo Marlene - le pide papá.

Casi me caí bajando por las escalera y me abrí paso entre los estudiantes que se habían despertado por el ruido y algunos tenían sus varitas en mano.

Allí estaban los tres junto al árbol de Navidad, papá con una gran sonrisa y su viejo gorro de Santa, mamá más hermosa que de costumbre con un vestido rojo mangas largas y una increíble capa negra, no creo que hubiera alguien que la confundirse con una muggle, pero sin dudas lo que resaltaba era su radiante sonrisa. Y estaba Leo en los brazos de ella, con sus siete meses y medio, estaba enorme y ya lucía su primer suéter Weasley, rojo con una gran L dorada al frente.

- Marlene, tu gusto por la moda no se irá nunca - le dice Lily - Habrás estado hermosa.

- Doy gracias de que mamá sea así y te puedo asegurar que ella estaba perfecta y radiante - le respondo.

- Mamá siempre se ve así - agrega Leo.

- Tengo hijos muy dulces - nos dice ella.

- Debe ser por tus antojos en sus embarazos - le dice papá.

Papá me atrapó en un gran abrazo, realmente me hacía tan feliz tenerlos allí conmigo.

- Feliz Navidad mi niña - me dijo papá antes de besar mi frente - ¿Realmente creíste que no vendría a despertarte?

- Freddy, ¿Me compartes a nuestra hija? - le preguntó mamá divertida y fui a abrazarla sin aplastar a mi hermano - Feliz Navidad cariño.

- Feliz Navidad a los tres - le respondí antes de cargar a mi hermano que parecía ansioso porque lo hiciera - Me hace tan feliz que estén aquí, pero creo que me van a linchar el resto.

- Trajimos ofrendas de paz - les dijo papá al ver a mis compañeros e hizo aparecer una mesa llena de comida - Tu madre no paró de cocinar.

- Te ves muy bien mamá.

- Gracias a ti hija.

- Verla y confirmarlo, fue un gran alivio para mí - les digo.

- No deberías dudar de tus habilidades - me dice Godric.

- Sabes que cuando se trata de personas muy cercanas a mí, me preocupo mucho.

- Somos testigo de eso - dicen más de uno de mi grupo.

Harry, Ron y Hermione se acercaron a saludar junto con los gemelos y Ginny. Me senté con Leo en brazos para abrir mis regalos. Mis padres me regalaron ropa, Harry una hermosa pulsera con diges de una Saeta, una snith, una lechuza y un león. Quedé encantada con su obsequio, Hermione me regaló un pequeño y lindo bolso rojo con cuencas doradas. Ron una bolsa de mis bengalas favoritas. Tío Rem mi ración de chocolates. Sirius me envió un anillo con una piedra roja con una nota que decía que era de la suerte y mi suéter hecho por tía Molly del color de mis ojos con un dragón blanco en el.

- Amé cada uno de mis regalos - les digo con una sonrisa.

- Fue un lindo detalle hijo - le dice James y luego mira a sus amigos - Voy a ser el favorito de mi sobrina.

- Lo dudo, tengo un gran gusto y a ella le encanta mis regalos - le responde Sirius - Ama su capa y su anillo.

- No creo que más que sus chocolates - les dice Remus.

- Ignora a los niños - me dice Lily - ¿El bolso que te regaló Hermione es el mismo que encantaste?

- Así es, necesitaba algo pequeño y cómodo - le respondo - Además ellos saben que amo los colores de mi casa.

Noté que Harry llevaba puesto un calcetín izquierdo era rojo brillante con un dibujo de escobas voladoras; el derecho era verde con snitchs. Él me explicó que antes de escuchar la llegada de mis padres, Dobby fue a saludarlo y que ese fue su regalo.

Hermione le había regalado un libro que se titulaba Equipos de quidditch de Gran Bretaña e Irlanda; Ron, una bolsa rebosante de bombas fétidas; Sirius, una práctica navaja con accesorios para abrir cualquier cerradura y deshacer todo tipo de nudos, y Hagrid, una caja bien grande de chucherías que incluían todos los favoritos de Harry: grageas multisabores de Bertie Bott, ranas de chocolate, chicle superhinchable y meigas fritas. Estaba también, por supuesto, el habitual paquete de la señora Weasley, que incluía un jersey nuevo (verde con el dibujo de un dragón: Harry supuso que Charlie le había contado todo lo del colacuerno) y un montón de pastelillos caseros de Navidad. Mi regalo fue un perfume de la línea que promocionaban los jugadores profesionales de Quidditch.

- Fue una gran Navidad - comenta Harry - Todavía conservo los calcetines que me regaló Dobby.

- Tienes un gran corazón - le dice su abuela.

- Tenía, ahora es de Hannah - le dice en cambio - Aunque yo tengo el de ella que es aún más grande.

Ha aprendido con el tiempo hacer esto, soltar ese tipo de frases, sin avergonzarse y dejarme sin palabras.

- Aprende de tu hijo, James - le dice Sirius - Creo que más de una chica ha suspirado por aquí.

Eso me hace reaccionar y no me agrada en confirmar que es cierto.

- Pues que se conformen con suspirar porque tendrían que recordar que tienen la edad de su madre - les digo seria.

- Con esa mirada espantas hasta a Voldemort - me dice Sirius buscando bromear.

- Ella sabe que es a la única que le diría esas cosas - le dice Harry besando mi cabello - Es divertido verte celosa.

- Recuérdame decírtelo cuando seas tú el celoso.

Le regresé mi hermano a mis padres para poder subir mis regalos y alistarme para bajar a desayunar. Me dejé puesto el suéter, la pulsera y el anillo, que iban a juego con mi collar de León que llevaba puesto desde primer año y que jamás me lo sacaba.

- ¿Nunca te lo sacaste? - me pregunta mi abuela.

- Sabrán que ese collar significará muchísimo para mí, pero me lo quité una sola vez por un par de horas - le respondo - Fue un momento muy duro y no es para hablarlo ahora.

- Cierto, vamos a dejarlo ahí - me apoya Harry.

- Hanny, nosotros tenemos que ir a Hogsmeade - me dijo papá - Tenemos que buscar tu vestido y tu madre quiere comprar algunas cosas.

- Y hace mucho tiempo que no vamos a ese pueblo en época de Navidad - agregó ella.

- ¿Qué les parece si van y hacen todo lo que tienen que hacer y almuerzan allí? - les pregunté - Y yo cuido de Leo.

- Se notan que ambos se extrañan - me dijo papá mirándonos a ambos - De acuerdo, pero nada de llevarlo a cámaras secretas... al menos espera a que sepa caminar.

Los Merodeadores de ríen por ese último comentario.

- ¿En serio dije eso?

- Sí papá, a nosotros no nos sorprende - le responde Leo - Eres así todo el tiempo, mamá no sabe si reír o regalarte.

- Lo regaña delante nuestro, pero estoy segura que cuando están solos se deben reír - le digo.

- Conociendome te doy la razón - me dice mamá.

- Serán una familia muy unida - nos dice mi abuelo con una sonrisa.

- ¡Fredderick! - lo regañó mientras que con nuestros amigos nos reímos - Volveremos luego del almuerzo y las ayudaré a que luzcan más hermosa de lo que ya son - agregó mirándonos a Ginny, Hermione y a mí, luego me pasó un bolso - Ahí tienes lo que necesitas para hacer su biberón y si necesita un cambio.

- Descuida, nos portaremos bien.

Con Harry, Ron y Hermione bajamos a desayunar juntos. Casi todo el mundo se quedaba mirando a Leo, él solo iba entretenido jugando con mi collar. Al sentarnos le pido a Harry que saque el biberón y con mi varita se lo preparo a su gusto. Es más fácil ahora que se mantiene sentado y desayunamos juntos.

- Es demasiado tierno - me dijo Hermione.

- En verdad que lo es - le respondí después de dejar su biberón vacío sobre la mesa.

- ¡Hann!

Cedric se acercaba y su sonrisa se agrando cuando vio a quien cargaba.

- ¡Feliz Navidad Ce! - le dije con una sonrisa.

- ¡Feliz Navidad! - me respondió antes de besar mi mejilla y sentarse a mi lado - ¿Él es Leo?

- Sí, se los robé a mis padres hasta después del almuerzo - le expliqué y Leo se estiró para que lo cargue - Parece que le agradas.

- Eso fue traición tío - le dice J.S.

- Era un bebé y no tengo problemas con él, confío en el criterio de mi hermana - le responde.

- Mo hermanito bebé sigue igual de adorable - le digo bromeando.

- ¿Puedo retractarme?

- Sabré que no es cierto.

- Hola pequeño - le dijo cargandolo y me entregó un regalo - Mi madre lo hizo para ti.

Lo abrí y encontré un hermoso gorro de lana con los colores de la casa de Hufflepuff, pero tenía en la frente el escudo de Gryffindor. Me encantó y no dudé en ponermelo.

- Me encanta, es hermoso. Muchas gracias, ¿Qué tal me queda? - le pregunté.

- No creo que haya algo que te quede mal - me respondió y siento mi cara arder. También siento la mirada molesta de Harry.

- Dale las gracias a tu madre y que en verdad me gustó mucho - le dije en cambio y busco en mi bolsillo el pequeño estuche de su regalo - Esto es para ti.

Con su mano libre lo abrió y parecía sorprendido. Le había elegido un par de gemelos de un león y un tejon a juego para su camisa.

- Son hermosos Hannah, gracias.

- Son muy tiernos - comenta Herms para molestar a Harry y funciona.

- Me encanta ese gorro y lo cuido mucho - les digo a ellos.

- Usé los gemelos para el baile y los conservo para ocasiones especiales - comenta Cedric.

Pasamos casi toda la mañana en la torre de Gryffindor, disfrutando de los regalos, y a Leo le gustaba ser consentido por todas las chicas.

Luego bajamos al Gran Comedor para tomar un magnífico almuerzo que incluyó al menos cien pavos y budines de Navidad, junto con montones de petardos sorpresa.

Por la tarde salimos del castillo: la nieve se hallaba tal cual había caído, salvo por los caminos abiertos por los estudiantes de Durmstrang y Beauxbatons desde sus moradas al castillo. Mis padres llegaron cuando se dio inicio a la pelea de bolas de nieve entre Harry y los Weasley, con Hermione y mamá prefirimos contemplarla, aunque Leo parecia querer unirsr y a las cinco mamá anunció que volveríamos al castillo para prepararnos para el baile.

-Pero ¿te hacen falta tres horas? -se extrañó Ron, mirándola sin
comprender. Pagó su distracción recibiendo un bolazo de nieve arrojado por George que le pegó con fuerza en un lado de la cabeza - ¿Con quién vas? - le gritó a Hermione cuando ya se iba; pero ella se limitó a hacer un gesto con la mano y entró en el castillo.

- Lo sabrás está noche - le dije divertida.

- Freddy, cuida de Leo y yo me encargaré de nuestra niña - le dijo dándole el bebé y besó su frente - Portense bien.

- Tío Fredderick hechizo las bolas de nieve y el pequeño se reía cada vez que una nos daba - comenta George.

- Suena a ellos, cuando tuve edad me uní al equipo - le dice Teddy.

- Esperaría eso de James o de Sirius - le dice Remus a mi padre - Vaya que te cambiaremos.

- Es un buen cambio.

No había cena de Navidad porque el baile incluía un banquete, mamá no tendría interrupciones para alistarnos.

Sobre mi cama había una enorme caja, en donde supuse que estaba mi vestido y en la otra más pequeña deberían estar mis zapatos. Quise acercarme a verlo, pero mi madre me interceptó y no me lo permitió, solo me dio una bata para que fuera a ducharme.

Al volver, me hizo sentar y comenzó a pintar mis uñas, en la cama de al lado vi que Hermione ya las tenía arregladas y que estaba usando un hechizo para alisar su cabello. Ginny por su parte, estaba secando sus uñas.

Me hizo usar mi magia para sacarlas rápido y luego comenzó a maquillarme ligeramente.

- Estaba ansiosa porque llegará el día en que pudiera hacer estas cosas de chicas contigo - me dijo con una gran sonrisa - Y me alegra mucho que vayas con Harry. ¿Cómo te lo preguntó?

- Por Merlín... - les digo cubriendo mi rostro con mis manos y escucho la risas de mis amigas - Mamá, ¿Puedes saltearte esa parte?

- ¿Por qué lo dices? - me pregunta papá.

- Porque es una charla de chicas - le responde Hermione, obviamente las mujeres lo entienden, pero ellos no.

- No creo que estuvieran planeando un crimen, como para que no quieran que sepamos - nos dice Sirius.

- Hablamos de cosas que no deberían ser escuchadas por ustedes - le responde Ginny.

- Sino quieres lo puedo saltear - me dice mi madre con comprensión.

- Leelo, pero el que se ríe lo golpeare - les aviso.

Hermione soltó una risa junto con Ginny. Ellas sabían lo mucho que había pasado antes de que me invitarán.

- Primero Cedric me invitó y le dijo que no - le dije.

- Luego lo hicieron todos los chicos de los tres colegios - agregó Herms - Y por último Harry.

- Evita contarle eso primero a papá - le pedí.

- Ahora ya lo sé y tengo mucho tiempo para saber como voy a espantarlos - me dice papá.

- Mientras que vaya con Harry, no me molestaré - le respondo - Pero no quiero ser expulsadas por lo que hagas.

- Lo tendremos vigilado - me dice mi abuela.

- ¿Por qué rechazaste a Cedric? - me preguntó mamá comenzando arreglar mi cabello.

- Le pregunté lo mismo - le dijo mi amiga.

- Todo el mundo pensaba que irían juntos - agregó Ginny.

- Quise decirle que sí, pero no pude.

- ¿Y eso por qué? - me preguntó mamá deteniendose para mirarme a los ojos y sabía que cuando hacía eso estaba atrapada.

- ¡Voy a ser una madre cool!

- Nadie lo niega, sabes leerme muy bien - le digo - Y eres una gran confidente.

- Yo también quiero estar ahí - nos dice Lily.

- Lo estarás y también me ayudarás para nuestra boda - le respondo y me regala una gran sonrisa.

- Porque quería ir con Harry - le respondí - Pero el muy idiota pensó que iba a ir con Cedric e invitó a otra chica, la cual será la pareja de Diggory - le expliqué y suspire - Discutimos, lo arregló, me pidió que fuera con él, lo golpee con mi libro y después le dije que sí.

- Ustedes siempre siendo tan normales - comentó Ginny con sarcasmo, pero me preocupó la sonrisa de mi madre.

- Haces bien en tener miedo a esa sonrisa - me avisa Lily.

- Ginny, nosotros nunca hemos sido normales y dudo que lo vayamos a ser - le respondo Harry.

- Nosotros te confirmamos que no lo vamos a ser - le dice Teddy.

- Pues recuerda que yo tuve que invitar a salir a tu padre - me dijo ella.

- ¿En serio? - les preguntaron las chicas.

- Sí, a veces tenemos que ser nosotras la que tomen la iniciativa - les respondió mamá - ¿No pensaste en preguntarle tú Hannah?

- Godric me convenció de hacerlo y fue cuando todo eso pasó.

- Ya veo...

Cuando mamá decía eso, era porque ya sabía todas las respuestas.

- Necesita que la ilumine con lo que siente - le dijo Hermione como si leyera mi mente.

- Marlene, ¿Dime que no lo hiciste?

- Nuestra hija lo estaba pasando mal e iba ayudarla - le responde a papá - Además se trata de nuestro futuro yerno.

- Papá, pasó bastante tiempo antes de que con Harry seamos novios.

- Freddy respira amigo - le dice Remus.

- Espera a que les cuando me vea - les comento.

- Mi dulce niña, Harry es la primera persona que llega a tu cabeza, es la persona que siempre está está tu lado y a quién eliges para que pelee a tu par - me dijo ella - Ese enorme cariño que sentías por él se ha transformado en amor.

- Por Merlín...

Después de eso dejé de escucharlas, en mi cabeza solo intentaba entender cuando me había enamorado de mi mejor amigo. Por más que lo pensara y que recordara todo lo que habíamos pasado, se me hacía más imposible negarlo y sólo me preocupaba que no fuera correspondida.

- Hannah, ni en un millón de años te rechazaría - me dice Harry - Aunque cuando yo puse en orden mis sentimientos, también tenía el mismo miedo.

- ¿Quién dio el primer paso? - nos pregunta Reg y veo su parecido con su hermano.

- ¿Cuál creen ustedes? - les pregunta Ron.

- Hannah - dicen la mayoría y no puedo evitar reír.

- Yo le tengo fe a mi hijo - les dice James.

- Vamos a dejarlos con la intriga - les digo - Van a saberlo en el próximo libro.

- Hanny, regresa a la tierra - me decía mamá chasqueando sus dedos delante de mis ojos.

- ¿Qué pasa? - les pregunté y me percaté que mamá ya había terminado de peinar a las chicas y que iban a vestirse - ¿Tanto estuve pensando?

- Hanny, lo suyo es mutuo y eso fue claro para todos... hasta tu padre se va haciendo la idea... a duras penas - me dijo ella sonriendo - Deja que las cosas tomen su curso con el tiempo y deberás tener paciencia, tal vez a él le pasa lo mismo que a ti y no sabe descifrar lo que siente - agregó con un tono suave - Ahora debes vestirte.

- Gracias mamá, no sé que haría sin ti - le respondí abrazandola.

- Habrá sido muy cierto, a duras penas - comenta papá.

- Freddy deja en paz a nuestros hijos - le responde Lily.

- Igual tía Marlene estaba en lo cierto - les dice Harry.

- Mamá siempre tiene la razón.

Y lo reafirmé cuando abrió la caja del vestido, era tan perfecto que hasta tenía miedo de tocarlo y que desapareciera. Ella me ayudó a ponermelo y luego con los zapatos.
Cuando me miré en el espejo quedé sorprendida.

Mi madre me había dejado el cabello en un semi recogido con broches idénticos a las hojas del vestido. Mi collar, pulsera y anillo combinaban perfectamente con el radiante vestido rojo de falda ancha con un borde grueso de hojas y flores doradas que combinaban con el fino cinturón.

- ¿Dime que hay fotos? - me pregunta mi abuela.

- Las hay y las traje, pero se las mostraré antes de que empiece el baile - le respondo.

- Te adoro, quiero ver a Harry en traje a tu lado - me dice Lily.

- Lux ama esas fotos - le dice Leo.

- Comparto ese sentimiento - le respondo.

- Estás muy hermosa, bajemos a la sala común para que tu padre te vea - me dijo ella y la dejé que me llevara.

Papá estaba jugando en la alfombra con Leo, mamá se acercó para cargar al bebé y papá al mirarme se quedó tan quieto que empezaba a preocuparme. Luego pasó algo muy raro en él, lo vi secarse sus lágrimas.

- Me sorprendí mucho al verlo así - les digo.

- Ya suponía que iba a llorar - me dice él.

- Eres un tierno hijo - le dice su madre.

- Estoy empezando a reconsiderar lo de tener una niña - comenta James.

- Tarde, yo si quiero una - le dice Lily.

- Te compadezco Cornamenta.

- Y voy a poner a Sev de padrino y no quiero quejas - le dice ella sorprendiendo a ambos - Si Hannah hizo eso con Draco y Harry, yo haré lo mismo para acabar con su rivalidad.

- Es una buena idea querida - le dice la Señora Potter.

- ¿Estás bien papá? - le pregunté y solo me abrazó.

- No es justo que mi bebé crezca tan rápido - me respondió más calmado.

- Un león nunca llora - le dije con una sonrisa - No importa cuanto años cumpla, siempre voy a ser tu niña.

- Sino fuera que vas con Harry, te encerraria... aunque tengo mis dudas, es hijo de James - su respuesta me hace reír.

- También es mi hijo - le dice Lily.

-Es la parte que me tranquiliza - le dice papá.

- Sigo aquí y para que sepan ambos, siempre me he fijado en Lily - les dice James - Salí con otras chicas para ver si a Lily le molestaba o algo similar.

- Harry, agradezco que no hayas hecho eso - le digo - Y espero que no lo vayas hacer.

- Prometo no hacerlo.

- Adoras a Harry y es un buen chico - le dije y miré a nuestro alrededor - ¿En dónde está?

- Te está esperando en la entrada - me respondió.

- Hola, Hannah luces hermosa.

Volteamos hacia Colins que llevaba puesto un lindo traje y cargaba su cámara.

- Gracias Colins, no sabía que irías al baile.

- La Profesora McGonagall me dio permiso de asistir para tomar fotos para el colegio - me respondió él muy emocionado - ¿Le puedo tomar una foto a ustedes?

- Claro que sí - le dijo mi madre - Quiero una copia.

- Esa foto es uno de mis tesoros - les comento.

- Mamá dice lo mismo siempre - comenta Leo.

- Papá, ya debo irme - le dije luego de la foto - Tienes que dejarme ir.

- No quiero, eres mi niña - me respondió abrazandome.

- Fredderick, Hannah estará bien - le dijo mamá dándole la mano para que me soltara - Ella es nuestra niña y está creciendo sin que podamos evitarlo.

- Y no importa si me dejas ir, siempre regresare a casa - agregué antes de recibir un abrazo por los tres.

- Debió ser un momento muy difícil como padre soltarte - me dice él.

- Muy duro, con todo lo que he tenido que pasar... tú te aferraba más, tenías miedo de perderme y ese día no era diferente - le respondo.

- Es la parte más difícil de ser padres - nos dice mi abuela.

- Lo vamos a pasar en algún momento - les dice Harry.

- Lo sé, aunque mamá sabrá aconcejarme -le respondo.

- Que Harry te cuide y pasa un linda noche - me dijo él y conociendolo sabía que estaba siendo su mayor esfuerzo.

- Estaremos en contacto y vendremos para la segunda prueba - me dijo mamá - Diviértete.

Sentía que mi corazón latia muy rápido, mientras bajaba hacia el gran comedor. Tenía un temblor en mis manos y tomé bastante aire entes de girar hacia la última escalera que daba al vestíbulo. Como imanes, todos voltearon a verme guardando silencio.

Si algo había aprendido de Godric, era a no dejarme intimidar por nadie y con la frente en alto, comencé a bajar rezando no tropezarme. Cualquier miedo desapareció cuando Harry, con su impecable traje, sé acercó hasta los pies de la escalera y me extendió su mano.

-Me lo imagino y me estoy muriendo de ternura - nos dice Lily - ¿Qué pensabas tú Harry?

- Había bajado antes con Ron y estaba de espalda, pero cuando me di cuenta que todos estaban en silencio y mirando a un mismo lugar, me dio curiosidad - le dice Harry - Al voltear y verla ahí... Me quedé sin aliento, es hermosa, pero ese día hizo que mi corazón se detuviera por un momento antes de ir por ella.

- Eso es muy hermoso - le dijo Rose.

- Concuerdo con ella, son una pareja muy linda - agrega Alice.

Mi temblor había desaparecido al tomar la suya y al sonreirle, noté que sus ojos verdes tenían un brillo especial.

- Hannah... luces... luces... no creo que haya una palabra que te haga justicia - me dijo sonrojado y mi cara estaba ruborizando de a poco - Te ves muy hermosa.

- Gracias Potter - le respondí y besé su mejilla - Tú también te ves muy bien.

- Creo que las parejas de tus admiradores están celosas.

Recién en ese momento noté la presencia de Ron y Parvati, que lucía muy hermosa, aunque compartía la mirada de las demás.

- No me interesan - le respondí con una sonrisa - Te ves increíble Parvati.

- Gracias.

- Estabas increíble, era obvio que ellas iban a estar celosas - me dice Ginny.

- A mí me importaba solo la atención de Harry - le respondo.

- Y te puedo asegurar que la tenías - me dice él.

Ron de repente se ocultó detrás de Harry y al voltear entendí el porqué. Fleur Delacour, imponente con su túnica de satén gris plateado y acompañada por Roger Davies, el capitán del equipo de quidditch de Ravenclaw. Cuando pasaron, Ron volvió a enderezarse y a mirar por encima de las cabezas de la
multitud.

-¿Dónde estará Hermione? - me preguntó.

- Mis padres me demoraron y habrá bajado antes - le respondí - Aún no he visto su vestido.

Llegaron unos cuantos de Slytherin subiendo la escalera desde su sala
común, que era una de las mazmorras. Malfoy iba al frente. Llevaba una túnica negra de terciopelo con cuello alzado, de su brazo iba Astoria con una linda sonrisa, con una túnica de color rosa pálido. Tanto Crabbe como Goyle iban de verde: parecían cantos rodados cubiertos de musgo.

Draco me disimulo un guiño y Tori me saludó al pasar, sin poder contenerse.

- Mamá era así - comenta Scorp.

- Recuerdo que estaba muy hermosa esa noche y que su hermana y Pansy se quedaron como piedra al ver que ella se iba de mi brazo - le cuenta Draco - No me aleje de ella en toda la noche.

- Se veían muy bien juntos - le digo.

Se abrieron las puertas principales de roble, y todo el mundo se volvió para ver entrar a los alumnos de Durmstrang con el profesor Karkarov. Krum iba al frente del grupo, acompañado por una muchacha preciosa vestida con túnica azul a la que conocía muy bien. Por encima de las cabezas pude ver que una parte de la explanada que había delante del castillo la habían transformado en una especie de gruta llena de luces de colores. En realidad eran cientos de pequeñas hadas: algunas posadas en los rosales que habían sido conjurados allí, y otras revoloteando sobre unas estatuas que parecían representar a Papá Noel con sus renos.

En ese momento los llamó la voz de la profesora McGonagall:

-¡Los campeones por aquí, por favor!

Con una ligera sonrisa, con Harry nos despedimos de Ron y Parvati, y avanzamos. Sin dejar de hablar, la multitud se apartó para dejarnos pasar. La profesora McGonagall, que llevaba una túnica de tela escocesa roja, nos pidió que esperemos a un lado de la puerta mientras pasaban todos los demás: nosotros entrariamos en procesión en el Gran Comedor cuando el resto de los alumnos estuviera sentado. Fleur Delacour y Roger Davies se pusieron al lado de las puertas: Davies parecía tan aturdido por la buena suerte de ser la pareja de Fleur que apenas podía quitarle los ojos de encima. Cedric y Cho se acercaron a nuestro lado, aunque por la dura mirada que me dedicaba la chica, supuse enseguida que fue idea de mi amigo.

- ¿Cuál crees que te tenía menos aprecio, Cho o Pansy? - me pregunta Ginny con una sonrisa divertida.

- Creo que fueron parejas hasta que golpee a Pansy, su odio habrá aumentado a causa de ese ojo negro - le respondo y escucho la risa de mis amigos.

- No sé, Cho no quedó muy contenta contigo en el libro siguientes por varias razones - me dice Herms.

- En una de esas razones, tú estás involucrada - le respondo y la escucho reír.

- Ustedes dos dan miedo - nos dice Sirius.

- Espera a saber lo que hicieron - le dice Ron.

- Hann, te ves radiante - me dijo antes de besar mi mano libre.

- Gracias Ce, pero todo es gracias a mi madre y su bien gusto - le respondí relajada sosteniendo el brazo tenso de Harry - Ustedes lucen muy bien.

- Gracias - me dijo en tono seco antes de jalar el brazo de Cedric.

Entonces voltee a mirar a Harry que miraba a la chica que acompañaba a Krum. Y se quedó con la boca abierta.

Era Hermione.

- ¿Fuiste con él? - le pregunta Rose.

- Sí, me lo pidió muchas veces y como tu padre no lo hizo, acepté ir con él - le responde ella.

- Creo que Rose va a necesitar bastante terapia - comenta Harry.

- Creo que por poco casi la terminamos necesitando nosotros - le digo con una sonrisa.

- Ron no se lo tomó bien, ¿Verdad? - pregunta Remus.

- Eso es quedarnos cortos, espera a saberlo - le dice Hermione.

Pero estaba completamente distinta. Se había hecho algo en el pelo: lo llevaba recogido por detrás en un elegante moño. La túnica era de una tela añil vaporosa, en un hermoso color azul. Ella también sonreía con una sonrisa nerviosa, a decir verdad.

-¡Hola, Harry! -saludó ella-. ¡Hola, Hannah!

- ¡Herms, luces perfecta! - le dije con una gran sonrisa.

- ¡Tú también! Amo tu vestido y a tu madre por su ayuda - me respondió igual de alegre.

Cuando se abrieron las puertas del Gran Comedor, el club de fans de la biblioteca pasó por su lado con aire ofendido, dirigiendo a Hermione miradas del más intenso odio. Pansy Parkinson nos miró con la boca abierta al pasar, que ni siquiera fue capaz de encontrar un insulto con el que herirnos.

Ron, sin embargo, pasó por su lado sin mirarla.

Collins de acercó a nosotros para tomar una fotografía a casa pareja de Campeones y luego a todo el grupo.

- ¿Podemos ver ahora las fotos? - me pregunta la abuela de Harry.

- Claro - le paso el bebé a Harry, mientras que busco las tres fotos en mi bolso y voy a entregarsela - Una es la foto familiar, la otra de los campeones y sus parejas, la última estamos sólo nosotros dos.

- Se ven muy lindos - comenta mi abuela - Son una familia hermosa.

- Marlene luces increíble y Leo es un bebé muy hermoso - le dice Lily, para luego mirarnos - Sin dudas son una pareja perfecta.

- Ni lo dudo - comenta mi madre - Hermione estabas perfecta y Cedric muy guapo.

- Me ayudaste mucho esa noche - le dice Herms.

- Al verte así, entiendo porque no quería dejarte ir - me dice papá.

- Pues... tienes más de veinte años para hacerte la idea sobre su boda - le recuerda James.

- Gracias Potter, no sé que haría sin ti - le responde con sarcasmo.

- No lo sé, pero quiero su secreto, no pueden lucir tan bien cerca de los cuarenta - le dice en cambio.

- Ya te dije que no hay ningún secreto.

Cuando todos se hubieron acomodado en el Gran Comedor, la profesora McGonagall nos dijo que entraramos detrás de ella, una pareja tras otra. Lo hicimos así, y todos cuantos estaban en el Gran Comedor nos aplaudieron mientras cruzabamos la entrada y nos dirigiamos a una amplia mesa redonda situada en un extremo del salón, donde se hallaban sentados los miembros del tribunal.

Habían recubierto los muros del Gran Comedor de escarcha con destellos de plata, y cientos de guirnaldas de muérdago y hiedra cruzaban el techo negro lleno de estrellas. En lugar de las habituales mesas de las casas había un centenar de mesas más pequeñas, alumbradas con farolillos, cada una con capacidad para unas doce personas.

Con Harry nos sentíamos intimidados por la sobre carga de atención, ambos intentábamos caminar con algo de seguridad y con una ligera sonrisa en nuestros rostros.

- Me sentía igual, era muy incómodo - comenta Herms.

- Yo sonreía, pero sólo pensaba en no tropezar - agrega Cedric.

- Estaba igual, no íbamos a pasar por desapercibidos si nos caíamos o tropezamos - le dice Harry.

- Ustedes no lidiaban con los tacones - le digo a ambos soltando un suspiro - Era la primera vez que usaba y tenía miedo de doblarme el tobillo o pisar a Harry.

- Uno cree suponer que usar tacones te serían más fáciles que enfrentar a un dragón - me dice en broma Charlie.

-Prefiero los dragones - le respondo riendo por la cara de mis padres - Es broma, con práctica aprendí a usarlos y correr con ellos.

- Prefiero esperar para saber porque tuviste que correr con tacones.

Al acercarnos a la mesa vimos a Ron y a Parvati. Ron observaba pasar a Hermione con los ojos casi cerrados; Parvati parecía estar de mal humor.

Dumbledore sonrió de contento cuando los campeones nos acercamos a la mesa principal. La expresión de Karkarov, en cambio, recordaba más bien a la de Ron al ver acercarse a Krum y Hermione. Ludo Bagman, que aquella noche llevaba una túnica de color púrpura brillante con grandes estrellas amarillas, aplaudía con tanto entusiasmo como cualquiera de los alumnos. Y Madame Maxime, que había cambiado su habitual uniforme de satén negro por un vestido de seda suelto de color azul lavanda, aplaudía cortésmente. Pero faltaba el señor Crouch, como no tardamos en notar con Harry. El quinto asiento de la mesa estaba ocupado por Percy Weasley.

Cuando los campeones y sus parejas llegamos a la mesa, Percy retiró un
poco la silla vacía que había a su lado, mirandonos. Harry entendió la indirecta y se sentó junto a Percy, que llevaba una reluciente túnica de gala de color azul marino, y lucía una expresión de gran suficiencia.

-Me han ascendido - nos dijo Percy antes de que a Harry le diera tiempo a preguntarle y con el mismo tono que hubiera empleado para anunciar su elección como gobernador supremo del Universo - Ahora soy el ayudante personal del señor Crouch, y he venido en representación suya.

-¿Por qué no ha venido él? -preguntó Harry.

-Lamento tener que decir que el señor Crouch no se encuentra bien, nada bien. No se ha encontrado bien desde los Mundiales. No me sorprende: es el exceso de trabajo. No es tan joven como antes. Aunque sigue siendo brillante, desde luego: su mente si que es la misma de siempre. Pero la Copa del Mundo resultó un fiasco para el Ministerio, y además el señor Crouch sufrió un revés personal muy duro a causa del comportamiento indebido de su elfina doméstica, Blinky o como se llame. Como era natural, él la despidió inmediatamente después del incidente; pero, bueno, aunque se las apaña, como yo digo, la verdad es que necesita que lo cuiden, y me temo que desde que ella no está en la casa su vida es mucho menos cómoda. Y a continuación tuvimos que preparar el Torneo, y luego vinieron las secuelas de los Mundiales, con esa repelente Skeeter dando guerra. Pobre hombre, está pasando unas Navidades tranquilas, bien merecidas. Estoy satisfecho de que supiera que contaba con alguien de confianza para ocupar su lugar.

Noté que Harry estuvo muy tentado de preguntarle si el señor Crouch ya había dejado de llamarlo Weatherby, pero se contuvo.

- Al menos, a diferencia de los gemelos, no dicen lo que piensan - nos dice Percy mientras que sus hermanos ríen.

- No queríamos molestarte - le digo en cambio.

- Se ve que Barthy no pudo lidiar sin su elfo doméstico - comenta Teddy.

- Hay mucho más detrás de eso, pero lo sabrán más adelante - le responde Harry.

- Me sigue sorprendiendo que tengan tanta información de todo el mundo - nos dice Sirius.

- Muchas veces, la información llegó sola a nosotros - le digo en cambio.

Aún no había comida en los brillantes platos de oro; sólo unas pequeñas minutas delante de cada uno de nosotros. Harry agarró la suya como dudando, y miró a su alrededor. No había camareros. Observamos que Dumbledore leía su menú con detenimiento y luego le decía muy claramente a su plato:

-¡Chuletas de cerdo!

Y las chuletas de cerdo aparecieron sobre él. Captando la idea, los
restantes comensales también pidieron a sus respectivos platos lo que deseaban. Harry le echó una mirada a Hermione para ver qué le parecía aquel nuevo y más complicado sistema de cena, que seguramente implicaría más trabajo para los elfos. Pero, por una vez, Hermione no parecía acordarse de la P.E.D.D.O.: estaba absorta en su charla con Viktor Krum, y ni siquiera parecía ver lo que comía.

- Es divertido cuando es otro el que está celoso - comenta Harry mirando a Ron, que tiene una mirada similar a la que tenía en el baile.

- Me interesaba saber acerca de su origen y como vivían los magos del extranjero, cual eran sus costumbre - comenta Hermione - Y es su culpa estar celoso.

- Concuerdo con ella - le dice Ginny.

- Sé que me lo tengo merecido, no tienen que recordarmelo.

Harry se dio cuenta de que hasta entonces no había oído hablar a Viktor, pero en aquel momento lo estaba haciendo, y con mucho entusiasmo.

-Bueno, «nosotrros» tenemos también un castillo, no tan «grrande» como éste, ni tan «conforrtable», me «parrece» - le decía a Hermione-. Sólo tiene «cuatrro» pisos, y las chimeneas se «prrenden» únicamente por motivos mágicos. Pero los terrenos del colegio son aún más amplios que los de aquí, aunque en «invierrno» apenas tenemos luz, así que no los «disfrrutamos» mucho. «Perro» en «verrano» volamos a «diarrio», «sobrre» los lagos y las
montañas.

-¡Para, para, Viktor! - le dijo Karkarov, con una risa en la que no
participaban sus fríos ojos -. No sigas dando más pistas, ¡o tu encantadora amiga sabrá exactamente dónde se encuentra el castillo!

Dumbledore sonrió, no sólo con la boca sino también con la mirada.

- Con todo ese secretismo, Igor, se podría pensar que no quieres visitas.

- Era notable que no quería visitas, tía Herms habrá tenido en mente una lista de posibles lugares - comenta Al.

- Sí, tenía varios en mente - le confirma Hermione divertida.

- Hogwarts es de conocimiento público, ¿O no? - nos pregunta mi madre.

- Se podría decir que sí, pero no creo que haya alguien cuerdo o no que quiera venir aquí con actitud hostil... No mientras que el Profesor Dumbledore esté aquí y luego de la guerra, saben de lo que somos capaces - le respondo.

-Bueno, Dumbledore - le dijo Karkarov, mostrando plenamente sus dientes amarillos -, todos protegemos nuestros dominios privados, ¿verdad? ¿No guardamos todos con celo los centros de saber en que se aprende lo que nos ha sido confiado? ¿No tenemos motivos para estar orgullosos de ser los únicos conocedores de los secretos de nuestro colegio? ¿No tenemos motivos para protegerlos?

-¡Ah, yo nunca pensaría que conozco todos los secretos de Hogwarts, Igor! - le contestó Dumbledore en tono amistoso -. Esta misma mañana, por ejemplo, me equivoqué al ir a los lavabos y me encontré en una sala de bellas proporciones que no había visto nunca y que contenía una magnífica colección de orinales. Cuando volví para contemplarla más detenidamente, la sala había
desaparecido. Pero tengo que estar atento a ver si la vuelvo a ver: tal vez sólo sea accesible a las cinco y media de la mañana, o aparezca cuando la luna está en cuarto creciente o menguante, o cuando el que pasa por allí tiene la vejiga excepcionalmente llena.

Karkarov resopló mirando su plato de gulasch. Percy fruncía el entrecejo, pero con Harry hubieramos jurado que Dumbledore nos había guiñado un ojo.

- Sutilmente nos habló de la sala de Menesteres - le dice Harry - Aunque no la necesitamos hasta el siguiente año.

- Me cuesta admitir que como Merodeadores no conocíamos esa sala - nos dice James.

- Bueno, ahora lo saben y también saben acerca de la cámara de los secretos y creo que casi todo el bosque prohibido - le respondo.

- Van a poder expandir el mapa - les sugiere Ron.

Mientras tanto, Fleur Delacour criticaba la decoración de Hogwarts hablando con Roger Davies.

-Esto no es nada - le decía, echando una despectiva mirada a los centelleantes muros del Gran Comedor -. En Navidad, en el palacio de Beauxbatons tenemos «escultugas» de hielo en todo el salón «comedog». «Pog» supuesto, no se «deguiten»: son como «enogmes» estatuas de diamante, «bgillando pog» todos lados. Y la comida es sencillamente «sobegbia». Y tenemos «cogos» de ninfas de «madega» que nos cantan
«seguenatas mientgas» comemos. En los salones no hay ni una de estas feas «agmadugas», y si «entgaga» en Beauxbatons un poltergeist lo «expulsaguíamos» de inmediato - añadió, dando un golpe en la mesa con la mano.

Roger Davies la miraba con expresión pasmada, y no acertaba a apuntar con el tenedor cuando pretendía metérselo en la boca. Tenía la impresión de que Davies estaba demasiado ocupado mirando a Fleur para enterarse de lo que ella decía.

- Las horribles armaduras tienen su historia y su propósito para el colegio - le dije sin poder contenerme - Hogwarts es un lugar cálido y mágico que ningún estudiante duda en llamarlo su segundo hogar.

- Se contuvo bastante - les dice Harry.

- ¿Pero ahora se llevan bien, o no? - nos pregunta Molly.

- Claro que sí, pero fue todo un proceso - le respondo y la mayoría concuerda conmigo - Éramos jóvenes en ese momento, nos faltaba madurar y eso hicimos todos. Ahora somos familia.

Bill me regala una sonrisa.

Dumbledore me sonríe al igual que Harry y Cedric.

- Señorita Delacour, aunque muchos de los presentes lo siguen dudando, ella realmente es la heredera de Godric - le dijo Bagman con una sonrisa - Eso quedó demostrado con la primera prueba.

- No queguia sonag ofensiva - me dijo luego de recibir una dura mirada de Madam Máxime.

- ¿Entonces es cierto que tiene un mentor? - me preguntó Karkarov - Eso explicaría mucho. ¿Quién se encarga de enseñarle?

Harry me miró y sabía que si se lo pedía intervendría, pero solo le sonreí antes de mirar al director de los búlgaros.

- Usted ya lo dijo Señor, debemos estar orgullosos de ser los únicos conocedores de nuestros secretos, las personas más allegadas comparten mi secreto y confío en ellos - le dije sin borrar mi sonrisa, más al verlo fruncir su ceño - En cuanto a lo otro, nací con los mismos poderes que mi ancetro, el escudo apareció cuando cursaba en segundo año y trabajé muy duro para controlarlo a mi favor.

- Esa una muy buena respuesta - me dice Godric.

- Estaba loco si iba a revelarle eso a él - le digo en cambio - Mantenerte en secreto nos ayudó bastante.

- Tu actitud es muy parecida a la s tu abuela - me dice mi abuelo.

- Me llena de orgullo su carácter. - le dice ella.

Harry echó una mirada al Gran Comedor. Hagrid se hallaba sentado a una de las otras mesas de profesores. Había vuelto a ponerse el traje peludo de color marrón y miraba a la mesa en que nos encontrábamos. Lo vimos saludar con la mano, y que Madame Maxime, con sus cuentas de ópalo que brillaban a la luz de las velas, le devolvía el saludo.

Hermione le enseñaba a Krum a pronunciar bien su nombre. Él seguía diciendo «Ez-miope».

-Her... mi... o... ne - le decía ella, despacio y claro.

-Herr... mio... ne.

-Se acerca bastante - aprobó ella, mirándonos sonriendo.

- No sabíamos que tu nombre pudiera pronunciarse así - les dicen los gemelos riendo.

- Fleur tampoco pronuncia bien los nombres y no los veo riendo - les dice ella.

- Ella nos hace comer sus extrañas comidas si lo hacemos - admite George.

- Preferimos que intoxique sólo a su esposo - agrega Fred.

- Ella cocina bien - la defiende Bill.

- Tú comes carne cruda, tu opinión queda descartada - le dice Charlie.

Cuando se acabó la cena, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo mismo. Entonces, a un movimiento suyo de varita, las mesas se retiraron y alinearon junto a los muros, dejando el suelo despejado, y luego hizo aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho un tablado. Sobre él aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas.

Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas.

Eran todas melenudas, e iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas. Agarraron sus instrumentos, y Harry, que las miraba con tanto interés que no advertía lo que se avecinaba, comprendió de repente que los farolillos de todas las otras mesas se habían apagado y que los
campeones y sus parejas estaban de pie.

-¡Vamos! - le susurre un tanto nerviosa -, debemos bailar.

- Si no me lo decías no iba a reaccionar - me dice Harry.

- Y la Profesora McGonagall nos habría regañado - le respondo.

- Es lo más probable - nos dice ella.

Al levantarnos, Harry tropezó con la túnica. Las Brujas de Macbeth
empezaron a tocar una melodía lenta, triste. Con Harry fuimos hasta la parte más iluminada del salón, evitando cuidadosamente mirar a nadie (aunque vimos a Seamus y Dean, que lo saludaban con una risita), y, al momento siguiente, al notar que no sabía que hacer, tomé sus manos, coloqué una en mi cintura y agarré la otra.

- Hemos podido con situaciones peores - le dije bromeando para que se relajara.

- Lo que pasa es que no sé bailar - me respondió un tanto avergonzado.

- Papá me enseñó - le dije sin dejar de mirarlo - Estaremos bien mientras que no nos caigamos en el medio del salón.

- Yo tampoco sé bailar - le dice James - Pero te prometo aprender para enseñarte.

- Te lo voy agradecer, pero con Hannah me pude relajar y por suerte no pasamos vergüenza - le dice Harry.

- Ustedes dos estaban en su burbuja - comenta Herms - Y con una gran sonrisa.

- Eso es habitual de ellos - le dice Leo.

Con una suave risa, comenzó a moverse con más confianza. Era divertido y me agradaba mucho que estuviéramos así. Mirando por encima de la gente, que muy pronto empezó a unirse al baile, de forma que los campeones dejamos de ser el centro de atención. Neville y Ginny bailaban junto a ellos: vio que Ginny hacia muecas de dolor con bastante frecuencia, cada vez que Neville la pisaba. Dumbledore bailaba con Madame Maxime. Era tan pequeño para ella, que apenas llegaba con la punta de su alargado sombrero a hacerle cosquillas en la barbilla, pero ella se movía con bastante gracia para el tamaño que tenía. Ojoloco Moody bailaba muy torpemente con la profesora Sinistra, que parecía temer a la pata de palo.

-Bonitos calcetines, Potter -le dijo Moody al pasar a su lado, viendo con su ojo mágico a través de la túnica de Harry.

-¡Eh... sí! Dobby el elfo los tejió para mí -le respondió Harry, sonriendo.

- Dobby se pondrá muy feliz cuando sepa que los usaste esta noche - le dije contenta por su lindo detalle.

- Lamento haberte pisado tanto Ginny - le dice Neville.

- Descuida, dejando de lado eso, me divertí - le responde ella.

- También habrá clases de baile para ti - le dice Frank.

- No me quejaré - le asegura Neville.

Se escuchó con alivio el trémolo final de la gaita. Las Brujas de Macbeth dejaron de tocar, los aplausos volvieron a retumbar en el Gran Comedor y Harry no sabía si soltarme.

-¿Vamos a sentarnos?

-¡Ah, pero si ésta es muy bonita! - le dijo cuando Las Brujas de
Macbeth empezaron a tocar una nueva pieza, mucho más rápida que la anterior - Vamos Potter...

- De acuerdo - me respondió - No haría esto por otra persona.

- Me alegra saberlo, además si pasamos vergüenza que sea juntos - le dije riendo.

Pasamos por al lado de Fred y Angelina, los cuales bailaban de forma tan entusiasta que la gente se apartaba por miedo a resultar herida.

Con Harry nos sentimos más cómodos al verlos y riendo bailamos como nos parecía o como el ritmo nos dijera.

- Eso acalara porqué se casará contigo - le dice Percy.

- Tiene que aceptar como soy - le responde Fred sin molestarse.

- También junto a la esposa de tío George, les ponen un freno cuando sus bromas hacia nosotros ya son demasiada pesadas - les dice Rose.

- Me agradan esas chicas - comenta Molly.

- No me sorprende de que ellos bailen así, pero si lo hiciera Harry - nos dice George.

- Como le dije a ella, no lo hubiera hecho por otra persona - le responde él.

Luego de tres canciones fuimos por algo que tomar y nos acercamos a la mesa de Ron y Parvati.

-¿Qué hay? -le preguntó Harry a Ron, sentándose y abriendo dos
botella de cerveza de mantequilla y entregandome una.

Ron no respondió. No quitaba ojo a Hermione y a Krum, que bailaban
cerca de nosotros. Parvati estaba sentada con las piernas y los brazos cruzados, moviendo un pie al compás de la música. De vez en cuando le dirigía una mirada asesina a Ron, que no le hacía el menor caso.

- Para haberte comportado así no la hibieras invitado - le dice Ginny.

- En ese momento no me di cuenta, estaba muy molesto como para notarlo - le dice él.

- Eran celos, no enojo - lo corrige Hermione.

- Hubiera preferido que pasaran una noche como lo hicieron mis padrinos - les dice Rose.

- Lamento decirte que aún no es la peor parte - le responde Ron.

Me senté junto a Harry para descansar un momento. Al cabo de unos minutos se me acercó un chico de Beauxbatons para preguntarme si quería bailar con él.

-Te lo agradezco, pero estamos descansando antes de volver a bailar - le respondí con un tono amable - ¿Verdad Harry?

- Sí, aún tenemos bastante por bailar.

Ni en un millón de años me habría podido imaginar que Harry fuera dar una respuesta así y mi sonrisa se agrando cuando sentí que tomaba mi mano libre y jugaba con la pulsera que me había regalado.

- Nuestros bebés están enamorados, son muy tiernos - le dice mamá a Lily.

- Me encanta - nos dice ella.

- Fue una buena repuesta y un lindo gesto - le dice James.

- No quería separarme de ella al menos fuera lo que quería - le responde Harry - Y por suerte no era así, pero la respuesta y el gesto son actos que no controlo cuando estoy a su lado.

- Estabas a nada de darte cuenta de que te habías enamorado de ella - le dice Sirius.

- A unos pocos meses - le confirma.

Hermione se acercó y se sentó en la silla a nuestro lado. Estaba un poco sofocada de tanto bailar.

-Hola - la saludó Harry.

Ron no dijo nada.

-Hace calor, ¿no? - comentó Hermione abanicándose con la mano - Viktor acaba de ir por bebidas.

-¿Viktor? - le dijo Ron con furia contenida -. ¿Todavía no te ha pedido que lo llames «Vicky»?

Hermione lo miró sorprendida.

-¿Qué te pasa? - le preguntó.

-Si no lo sabes, no te lo voy a explicar - le replicó Ron mordazmente.

Hermione interrogó con la mirada a Harry, que se encogió de hombros, estaba por darle la notable repuesta, pero no me dieron tiempo para hablar.

- Ahora agradezco que no me dejarán decirles que Ron estaba celoso o habríamos discutido los cuatro - les digo.

- Era lo más probable - me dice Herms.

- Rose, puedes salvarte de la terapia si sales ahora - le dice Ron.

- Prefiero saberlo - le dice ella.

-Ron, ¿qué...?

-¡Es de Durmstrang! - soltó Ron-. ¡Compite contra Harry y Hannah! ¡Contra Hogwarts! Tú, tú estás... - Ron estaba obviamente buscando palabras lo bastante fuertes para describir el crimen de Hermione - ¡confraternizando con el enemigo, eso es lo que estás haciendo!

Hermione se quedó boquiabierta.

-¡No seas idiota! - contestó al cabo de unos segundos -. ¡El enemigo! No comprendo... ¿Quién era el que estaba tan emocionado cuando lo vio llegar? ¿Quién era el que quería pedirle un autógrafo? ¿Quién tiene una miniatura suya en el dormitorio? Hannah y Harry también compiten entre ellos y ahí están los dos juntos tomados de las manos como si nada.

Ron prefirió no hacer caso de aquello, pero con Harry estábamos un poco incómodos al estar en el medio de su discusión.

- Quedamos en el fuego cruzado - les dice Harry en broma.

- Estábamos sentados entre los dos y comenzaron los gritos - agrego.

- Ron fue quien lo empezó - nos dice ella.

- Sus gritos me recuerdan a los de James y Lily - les dice Sirius.

- Tampoco hemos llegado a ese punto, ella prefiere ignorarme - le dice James.

-Supongo que te pidió ser su pareja cuando los dos estabas en la
biblioteca.

-Sí, así fue -respondió Hermione, y sus mejillas, que estaban
ligeramente subidas de color, se pusieron de un rojo brillante -. ¿Y qué?

-¿Qué pasó? ¿Intentaste afiliarlo a la P.E.D.D.O.?

-¡No, nada de eso! ¡Si de verdad quieres saberlo, me dijo que había ido a la biblioteca todos los días para intentar hablar conmigo, pero que no había conseguido armarse del valor suficiente!

Hermione dijo esto muy aprisa, y se ruborizó mucho.

-Sí, bien, eso es lo que él dice -repuso Ron.

- Harry, creo que esta es una buena canción para que bailemos - le dije jalando de su mano porque ya veía venir los problemas.

- Era lo más seguro huir de ahí - les digo a los que se ríen.

- Queremos verlos si tienen a Hermione enojada a su lado - les dice Harry.

- Ron solo se estaba cavando su propia tumba - nos dice George.

- Y estoy seguro que después se hecho la tierra encima - agrega Fred.

-¿Qué quieres decir con eso? - le preguntó Hermione ignorandonos.

-¡Pues está bien claro! Él es alumno de Karkarov, ¿no? Sabe con quién vas... Intenta aproximarse a Harry, obtener información de él, o acercarse lo bastante para gafarlos.

Hermione reaccionó como si Ron le acabara de pegar una bofetada.
Cuando al fin habló, le temblaba la voz.

-Para tu información, no me ha preguntado nada sobre Harry,
absolutamente nada.

Inmediatamente Ron cambió de argumento y con Harry de pie a un lado sabíamos que esto sólo iba a empeorar.

-¡Entonces es que espera que lo ayudes a desentrañar el enigma del
huevo! Supongo que durante esas encantadoras sesiones de biblioteca se han dedicado a pensar juntos...

-¡Yo nunca lo ayudaría a averiguar lo del huevo! - replicó Hermione,
ofendida -. Nunca. ¡Cómo puedes decir algo así...! Yo quiero que el Torneo lo gane Harry y Hannah, y ellos lo sabe, ¿o no?

-Tienes una curiosa manera de demostrarlo -dijo Ron de forma
despectiva.

-¡Se supone que la finalidad del Torneo es conocer magos extranjeros y hacer amistad con ellos! -repuso Hermione con voz chillona.

-¡No, no lo es! -gritó Ron-. ¡La finalidad es ganar!

La gente empezaba a mirarlos.

-Ron - le dijo Harry en voz baja -, a mí no me parece mal que Hermione haya venido con Krum...

Pero Ron tampoco le hizo caso a Harry.

-¿Por qué no te vas a buscar a Vicky? -dijo -. Seguro que se pregunta dónde estás.

-¡No lo llames Vicky! -Hermione se puso en pie de un salto y salió como un huracán hacia la zona de baile, donde desapareció entre la multitud.

- Ahora entiendo porqué no hablan del baile - les dice Rose - ¿Si pelea terminó ahí?

- No, todavía falta un poco más - más dice Ron y mira a Hermione - En verdad siento haberme comportado como un perfecto imbécil y arruinarte la noche.

- Me dolió mucho, pero lo hemos superado - le dice ella.

- ¿Ustedes han discutido así? - nos pregunta J.S.

- Sí, cuando nos volvimos a ver después de las vacaciones - le responde Harry.

- Y esa vez fuimos nosotros los que quedamos en el fuego cruzado - le dice Ron.

- Pero lo arreglamos rápido - agrego.

Con una mezcla de ira y satisfacción en la cara, Ron la vio irse.

-¿Dónde está Herr... mío... ne? -preguntó una voz.

Krum acababa de acercarse a la mesa con dos cervezas de mantequilla.

-Ni idea - le respondió Ron con brusquedad, levantando la vista hacia él -. ¿Se te ha perdido?

Krum volvía a tener su gesto hosco.

- Disculpa, no está teniendo una buena noche - le dije a Krum con una sonrisa - Ella se fue por aquella dirección, tal vez a buscarte, encuentrala y diviertanse.

- Grrracias Hannah.

- No iba a tratarlo mal, es más quería que la encontrara y se divirtieran, Hermione merecía tener una linda noche - les digo.

- Gracias Hann.

- Lo supuse, por eso me quedé callado - me dice Ron - Son contar que ustedes dos se apoyan en todo.

- Somos mejores amigas - le respondemos ambos al mismo tiempo.

- Lo tenemos bien en claro - nos dice Harry.

-Te has hecho amigo de Viktor Krum, ¿eh, Ron? -Percy se les había acercado y hablaba frotándose las manos - ¡Estupendo! Ésa es la verdadera finalidad del Torneo, ¿sabes?, ¡la cooperación mágica internacional!

Para disgusto de Ron, Percy se apresuró a ocupar el sitio de Parvati, la cual se había ido a bailar con otro chico. En aquel momento la mesa principal se hallaba vacía: el profesor Dumbledore bailaba con la profesora Sprout; Ludo Bagman, con la profesora McGonagall; Madame Maxime y Hagrid ocupaban un buen espacio mientras valseaban por entre los estudiantes, y al profesor Karkarov no se lo veía por ningún lado.

Cuando terminó la siguiente pieza todo el mundo volvió a aplaudir, y Harry vio que Ludo Bagman besaba la mano de la profesora McGonagall y regresaba entre la multitud, hasta que lo abordaron Fred y George.

-¿Qué creen que hacen, molestando a los miembros del Ministerio? - refunfuñó Percy, mirando con recelo a Fred y George - No hay respeto...

Pero Ludo Bagman se desprendió de Fred y George enseguida y, viendo a Harry, le hizo un gesto con la mano y se acercó a la mesa.

-Espero que mis hermanos no lo hayan importunado, señor Bagman -le dijo Percy de inmediato.

-¿Qué? ¡No, en absoluto, en absoluto! - repuso Bagman -. No, sólo querían decirme algo sobre esas varitas de pega que han inventado. Me han preguntado si yo podría aconsejarlos sobre mercadotecnia. Les he prometido ponerlos en contacto con un par de conocidos míos en la tienda de artículos de broma de Zonko...

A Percy aquello no le hizo ninguna gracia, y estaba segura de que se lo contaría a su madre en cuanto llegara a su casa. Daba la impresión de que los planes de Fred y George se habían hecho más ambiciosos de un tiempo a aquella parte, si esperaban vender al público.

- Tenemos un gran negocio - les aseguran a a madre.

- Su tienda jamás se queda vacía - agrega Al.

- Pero van a terminar el colegio - les dice ella.

- Estábamos a meses de conseguirlo - le dice George.

- Pero no nos arrepentimos de lo que hicimos para ser expulsados - agrega Fred - Y que quede claro que no ni el Profesor Dumbledore, ni tampoco la Profesora McGonagall.

- Fue genial - les dice Ginny.

- Van a darle la razón - agrego.

Bagman abrió la boca para preguntarle algo a Harry, pero Percy lo distrajo.

-¿Qué tal le parece que va el Torneo, señor Bagman? Nuestro
departamento está muy satisfecho. Por supuesto, fue lamentable el
contratiempo con el cáliz de fuego -miró fugazmente a Harry -, pero desde entonces parece que todo ha ido bien, ¿no cree?

-¡Ah, sí! - dijo Bagman muy alegre -, todo ha resultado muy divertido. ¿Cómo le va al viejo Barty? Qué pena que no haya podido venir.

-¡Ah, sin duda el señor Crouch no tardará en volver a la carga! -repuso Percy imbuido de importancia -. Pero, mientras tanto, estoy más que deseoso de mejorar las cosas. Por supuesto, no todo consiste en asistir a bailes... - Rió despreocupadamente -. Me las he tenido que ver con asuntos de todo tipo que han surgido en su ausencia. ¿No ha oído que han pillado a Alí Bashir intentando meter de contrabando en el país un cargamento de alfombras voladoras? Y luego hemos estado intentando que los transilvanos firmen la Prohibición universal de los duelos. Tengo una entrevista con el director de su Departamento de Cooperación Mágica para el año nuevo...

-Vamos a dar una vuelta - nos susurró Ron - Huyamos de Percy...

- Una sabia decisión - nos dice Charlie.

- Más o menos - le dice Harry - Por salir de ahí nos enteramos un par de cosas que no deberíamos haber escuchado.

- Así que técnicamente fue culpa de Percy - les dice Ron.

- No me pueden culpar por eso - le responde él.

- Marlene sigue leyendo - le pide Sirius.

Pretextando que iban a buscar más bebida, con Harry y Ron dejamos la mesa, rodeando la zona de baile y salimos al vestíbulo. La puerta principal estaba abierta, y mientras bajamos la escalinata de piedra distinguiendo el centelleo de las luces de colores repartidas por la rosaleda. Una vez abajo, nos encontramos rodeados de arbustos, caminos serpenteantes y grandes estatuas de piedra.

Se oía el rumor del agua, probablemente de una fuente. Aquí y allá había gente sentada en bancos labrados. Con Harry y Ron tomamos uno de los caminos que zigzagueaba entre los rosales, y apenas habíamos recorrido un corto trecho cuando oímos una voz tan conocida como desagradable:

-... no veo a qué viene tanto revuelo, Igor.

-¡No puedes negar lo que está pasando, Severus! - La voz de Karkarov sonaba nerviosa y muy baja, como si estuviera tomando precauciones para que nadie pudiera oírlo - Ha empezado a ser cada vez más evidente durante los últimos meses, y estoy preocupado de verdad, no lo puedo negar...

-Entonces, huye - le dijo la voz de Snape -. Huye: yo te disculparé. Pero yo me quedo en Hogwarts.

- ¿A qué viene esa conversión? - le pregunta Lily seria a Snape.

- Sabes muy bien a que se refiere, terminé cayendo al lado oscuro - le responde él avergonzado.

- Habrás hecho algo bueno para que Dumbledore te aceptara aquí de nuevo - le dice ella.

- Sí, pero no quedará claro hasta el último libro - le responde Harry.

- Eres mi amigo Sev, no te dejaré caer en eso - le asegura Lily.

Snape y Karkarov doblaron la esquina. Snape llevaba la varita en la mano, e iba golpeando los rosales con una expresión de lo más malvada. Muchos de los rosales proferían chillidos, y de ellos surgían unas formas oscuras.

-¡Diez puntos menos para Hufflepuff, Fawcett! - gruñó Snape, cuando una chica pasó corriendo por su lado -. ¡Y diez puntos menos para Ravenclaw, Stebbins! - añadió cuando pasó tras ella un chico -. ¿Y qué hacen ustedes tres? - preguntó al toparse de improviso con nosotros.

Karkarov, según notamos, pareció asustado de vernos allí. Se llevó
nerviosamente la mano a la perilla y empezó a ensortijarse el pelo con un dedo.

-Estamos paseando - le contestó Ron lacónicamente -. No va contra las normas, ¿o sí?

-¡Sigan paseando, entonces! -gruñó Snape, y los rozó al pasar con su larga capa negra, que se hinchaba tras él.

- Eso fue raro, más de lo que esperaba - comenta papá.

- Más raro fue estar ahí - le dice Ron.

- Karkarov, supuestamente, es un ex Mortifago al igual que Snape... - comenta Remus - ¿Estaba preocupado por el regreso de su Amo?

- Ex-Amo, también porque delató a muchos de sus seguidores por querer salvar su cabeza - le respondo.

Karkarov lo siguió apresuradamente. Con Harry y Ron prosiguimos su camino.

-¿Por qué estará tan preocupado Karkarov? -le cuchicheó Ron.

-¿Y desde cuándo él y Snape se tratan de tú? - dijo Harry
pensativamente.

Acabábamos de llegar hasta una estatua grande de piedra que representaba a un reno del que salían los surtidores de una alta fuente. Sobre un banco de piedra se veía la oscura silueta de dos personas muy grandes que contemplaban el agua a la luz de la luna. Y luego oímos hablar a Hagrid:

-Lo supe en cuanto te vi -decía él, con la voz extrañamente ronca.

- Hagrid, en verdad lamentamos haber estado ahí en ese momento - le digo con total sinseridad.

- No queríamos arruinarte el momento Hagrid - agrega Harry.

- No se preocupen chicos - nos dice él - Sé que no lo hicieron con mala razón.

- Te aseguro que de haber podido nos habríamos ido - le asegura Ron.

Con Harry y Ron nos quedamos de piedra. Daba la impresión de que no debíamos interrumpir aquella escena...

Harry miró a su alrededor y hacia atrás por el camino, y vimos a Fleur Delacour y Roger Davies medio ocultos en un rosal cabeza, indicándole que podríamos escabullirnos fácilmente por aquel lado sin ser notados (Fleur y Davies parecían muy entretenidos), pero Ron, horrorizado al ver a Fleur y poniendo los ojos como platos, negó vigorosamente con la cabeza y tiró de Harry para ocultarse más entre las sombras, tras el reno.

- No quiero saber a detalle, pero no me puedo molestar ya que no nos conocíamos - comenta Bill.

- Haces bien, tú también habrás salido con alguien más antes que ella - le dice Charlie.

- Un par de citas y lo hablamos con Fleur.

- Con Harry no habríamos podido, somos bastante celosos - le digo - Esperen un par de capítulos para verlo molesto, aunque sin fundamentos.

- Ya veremos.

-¿Qué es lo que supiste, «Hagguid»? - le preguntó Madame Maxime, con un evidente ronroneo en su suave voz.

Decididamente, Harry no quería escuchar aquello: sabía que a Hagrid le horrorizaría que lo oyeran (porque a él le pasaría lo mismo). Si hubiera podido, se habría tapado los oídos con los dedos y se habría puesto a canturrear bien fuerte, pero no era posible.

Con mis brazos al descubierto comenzaba a tener frío en la helada noche, fue cuando sentí a Harry abrazandome por los hombros, cubriendome con su capa y no dudé en abrazarlo para entrar én calor. Por más que ambos estábamos sorprendido de la cercanía de nuestros rostros, no conseguimos evitar de dejar de oír las palabras de Hagrid.

- Te agradezco que no dejaras que a mi hija le agarrara hipotermia, pero no deberían estar tan juntos - nos dice papá e intento no reír.

-Harry no me hubiera besado, ¿Verdad Potter? - le digo codiandolo.

- Tal vez en otra circunstancia... No, claro que no - se corrige al ver la cara de papá.

- Fueron los genes de James que no le dejaron pensar bien - comenta Sirius divertido.

- No ayudas, papá Harry se portó bien - le digo a él.

-Supe... supe que eras como yo... ¿Fue tu madre o tu padre?

-Eh... no entiendo lo que «quiegues decig», Hagrid.

-En mi caso fue mi madre - le explicó Hagrid en voz baja-. Fue una de las últimas de Gran Bretaña. Naturalmente, no la recuerdo muy bien... Me abandonó, ya ves. Cuando yo tenía unos tres años. No era lo que se dice del tipo maternal. Bueno, lo llevan en su naturaleza, ¿no? No sé qué fue de ella... Tal vez haya muerto.

Madame Maxime no decía nada. Y Harry, apartó sus ojos de los míos y echó un vistazo por encima de las astas del reno, escuchando... Nunca habíamos oído a Hagrid hablar de su infancia.

-A mi padre se le partió el corazón cuando ella se fue. Mi padre era muy pequeño. Con seis años yo ya podía levantarlo y ponerlo encima del aparador si me enfadaba. Solía hacerlo reír... - La voz de Hagrid era profunda, pero de repente cambió porque lo embargó la emoción. Madame Maxime escuchaba sin moverse, según parecía con la vista fija en la fuente plateada -. Mi padre me crió... pero murió, claro, justo después de que yo vine al colegio. Entonces, me las tuve que apañar por mí mismo. Aunque Dumbledore fue una gran ayuda: fue muy bueno conmigo... - Hagrid sacó un pañuelo grande de seda de
lunares y se sonó la nariz muy fuerte -. Bueno... en fin... basta de hablar de mí. ¿Y tú? ¿De qué parte te viene?

- Hagrid, no sabíamos eso - le dice James.

- Hay un motivo por cual no lo comento - le responde Hagrid - Lo dije, ¿Cierto?

- Sí, por eso nos estábamos disculpando - le dice Harry.

- Aunque tal vez te ayude en algo saber lo que dijiste o como lo dijiste - le dice Ron.

Pero Madame Maxime acababa de ponerse repentinamente en pie.

-Hace demasiado «fguío» - le dijo, pero el tiempo no era tan frío como su voz -. Me «paguece» que voy a «entgag».

-¿Eh? - exclamó Hagrid, sin entender -. ¡No, no te vayas! ¡Yo no... nunca había conocido a otro!

-¿«Otgo» qué, exactamente? -preguntó Madame Maxime, con un tono gélido.

Le hubiera aconsejado a Hagrid que no respondiera. Oculta en la
sombra, apreté los dientes, esperando contra toda esperanza que no lo hiciera, pero de nada valía.

-¡Otro semigigante, por supuesto! -repuso Hagrid.

-¡Cómo te «atgueves»! -gritó Madame Maxime. Su voz resonó en el silencioso aire de la noche como la sirena de un barco. Tras de nosotros oímos a Fleur y Roger caerse de su rosal -. ¡Jamás en mi vida me han insultado así! ¿Semigigante? Moi? Yo... ¡yo soy de esqueleto grande!

Se marchó furiosa. A medida que pasaba, apartando enojada los arbustos, se levantaban en el aire enjambres de hadas multicolores. Hagrid permaneció sentado en el banco, mirándola. Estaba demasiado oscuro para ver su expresión. Luego, aproximadamente un minuto después, se levantó y se fue a grandes zancadas, no de regreso al castillo sino atravesando los oscuros terrenos de camino a su cabaña.

- Eso seguramente no salió como lo esperaba - comenta Hagrid.

- ¿Enserio eres un semi gigante? - le pregunta Sirius.

- Acabo de leerlo - le responde mi madre con obviedad - ¿Qué hay de malo con eso?

- Nada y no digas nada hijo - le digo a J.S.

- No diré nada - me asegura.

-Vamos - le dijo Harry a Ron en voz muy baja, sin alejarse de mí -, vámonos.

Pero Ron no se movió.

-¿Qué pasa? - preguntó Harry mirándolo.

Ron tenía una expresión realmente muy seria.

-¿Lo sabías - susurró -, lo de que Hagrid fuera un semigigante?

-No - contestó Harry, encogiéndose de hombros -. ¿Y qué?

-Te lo explicaré dentro - le contestó Ron en voz baja - Vamos...

Fleur y Roger Davies habían desaparecido, probablemente metiéndose en algún hueco aún más íntimo entre los arbustos. Con Harry y Ron volvimos al Gran Comedor.

Parvati y su gemela estaban sentadas a una mesa distante, entre una multitud de chicos de Beauxbatons, y Hermione seguía bailando con Krum.

Con Harry y Ron ocupamos una mesa bastante alejada de la zona de baile.

-¿Y? - le preguntó Harry a Ron-. ¿Cuál es el problema con los
gigantes?

-Bueno, que son, son... - Ron se esforzó por hallar las palabras
adecuadas - No son muy agradables - concluyó de forma poco convincente.

- Eso es una tontería o Hagrid es la excepción, porque es el ser más agradable que he conocido - le respondí.

- Gracias Hannah...

- Nadie puede negarlo, tú tienes un gran corazón - lo interrumpo.

- Tiene razón, confiamos en ti más que en muchos - le dice Harry.

- No te lo voy a negar, pero tendrías que preguntarle a Godric acerca de la naturaleza de los gigantes - me dijo en cambio.

- Vamos a bailar Hannah - me dijo Harry poniéndose de pie tomando mi mano y Ron lo miró sorprendido, pero no comentó nada.

- Que Harry quiera ir voluntariamente es algo que sorprende - comenta Ron - Pero se trataba de Hannah.

- Yo también me sorprendí, pero no le iba a decir que no - le digo.

- Era un baile y debían disfrutarlo - nos dice Lily.

- Y así fue.

Volvió a llevarme al centro de la pista iluminada, bailamos dos temas alegres, antes de volver acercarnos a causa de una canción lenta. En ese momento, puse mis manos en sus hombros y las suyas fueron a mi cintura.

- ¿Me estás compensando por haber tardado con tu invitación? - le pregunté con mi atención en él.

- Fui un idiota, pero me alegra haber venido contigo - me dijo él - Todo es diferente teniendote a mi lado.

- Eres un idiota, pero así te quiero - le respondí apoyando mi cabeza en su hombro.

Bailamos dos canciones más, antes de que dieran por finalizado el baile.

- Hasta sus insultos son tiernos - nos dice James.

- Cuando lo dice con ese tono, no cuando en verdad está enojada - le responde Harry.

- No te insulto, te golpeo con algún libro - le digo divertida - Pero fue una gran noche.

La Señora Gorda y su amiga Violeta dormitaban en el cuadro. Harry tuvo que gritar «¡Luces de colores!» para despertarlas, y cuando lo hizo se mostraron muy enfadadas. Entramos en la sala común y vimos a Hermione y Ron envueltos en una violenta disputa. Se gritaban a tres metros de distancia, los dos rojos como tomates.

-Bueno, pues si no te gusta, ya sabes cuál es la solución, ¿no? - le gritó Hermione; el pelo se le estaba desprendiendo de su elegante moño, y tenía la cara tensa de ira.

-¿Ah, sí? - le respondió Ron -, ¿cuál es?

-¡La próxima vez que haya un baile, pídeme que sea tu pareja antes que ningún otro, y no como último recurso!

Ron movió la boca sin articular ningún sonido, como una carpa fuera del agua, mientras Hermione se daba media vuelta y subía como un rayo la escalera que llevaba al dormitorio. Ron se volvió hacia Harry.

-Bueno - balbuceó, atónito -, bueno... ahí está la prueba... Hasta ella se da cuenta de que no tiene razón.

- Eres un tonto Ronald - le dije molesta, antes de besar la mejilla de Harry - La pasé muy bien, gracias por eso Potter.

Los dejé a ambos allí apresurando mi paso para ir a consolar a mi amiga.

- Papá, a veces debes pensar antes de hablar y ser manejado por el enojo - le dice Rose.

- Me hubiera venido bien el consejo ese día.

N/A: No tienen idea y lo que renegue para terminarlo, pero aquí está y espero que les haya gustado.

Tiene 13640, es el capítulo más largo que he escrito.

Gracias por leer. ❤😍😘

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