Escapando del infierno (+21)

Par girl_blue_666

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Adrien nunca había viajado a Estados Unidos, pero cuando tienes una ex psicópata, cualquiera lo hace ¿No? Pu... Plus

PERSONAJES
Praesagium
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
CAPÍTULO 1 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 2 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 3 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 4 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 5 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 6 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 7 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 8 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 9 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 10 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 11 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 12 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 13 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 14 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 15 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 16 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 17 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 18 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 19 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 20 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 21 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 22 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 23 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 25 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 26 (CORREGIDO)
Capítulo 27 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 28 (CORREGIDO)
Capítulo 29 (CORREGIDO)
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36; Parte 1
Capítulo 36; Parte 2
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 //FINAL//
Epilogo
Praesagium
⚠️ NOTICIA IMPORTANTE ⚠️
EXTRA
EXTRA 2
EXTRA 3
EXTRA 4
EXTRA 5
CONTINUACIÓN
EXTRA 6

CAPÍTULO 24 (CORREGIDO)

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Par girl_blue_666

Adrien Volkov

Abro la puerta del Penthouse y miró sorprendido la cantidad de personas que hay dentro. Probablemente haya unas cien personas, hay un momento en el que no se si entre a ROM o al hogar de lujo de Hanna.

No veo a ninguna de las dos, todo lo que veo son rostros desconocidos y confusos por las luces de colores. Avanzó hacía la cocina, pero tampoco hay rastro de las chicas. Me apoyo en la isla viendo a las pocas personas que hay en el lugar sirviéndose agua, abriendo la nevera, comiendo las fresas...

— Yo que tú no lo hago, son las fresas de Hanna Morgan. — Le advierto al chico y él me mira asustado con la mitad de la fresa en su mano.

— ¡Ya la tragué!

— Solo no saques más. — Asiente rápidamente cerrando la nevera y va al otro lado de la isla donde la gente baila.

— ¿¡Adrien!? — Me giro hacía una chica vestida de blanco y me sonríe ligeramente sacudiendo su mano.

Carajo.

— ¿¡Tania!? — Rio un poco acercándome a ella y me inclinó besando su mejilla. — No te reconocí.

Su cabello castaño ya no le llega a la cintura, rosa la piel de sus hombros y le queda bastante bien. Tomo un mechón acariciándolo con cuidado y lo jalo con cuidado ya que va ondulado de forma graciosa.

»— Me gusta tu corte.

— Gracias. — Sonríe ligeramente.

— Y ese vestido... — Retrocedo un paso admirando la tela blanca y miro unos segundos más de lo debido la piel de sus hombros descubiertos.

Esto fue idea de Hanna probablemente, Tania es muy tímida para usar vestidos tan provocadores.

»— Te queda precioso. — Vuelvo a mirar sus ojos cafés y se cierran ligeramente con la gran sonrisa que me da.

— Tu traje igual te queda precioso. El negro se te ve bien. — Ríe mirándome de pies a cabeza y sonrío tomando una de sus manos. — ¡Oh! Adri, él es Hale es amigo de Reed, Hale él es Adrien mi amigo.

El castaño me mira de pies a cabeza bebiendo de su vaso y luego me extiende su mano con una sonrisa.

— Un gusto conocerte, Tania me ha hablado de ti casi dos horas. — Ríe y la chica lo mira mal. — ¿Quieres beber algo? Hoy estoy haciendo de cantinero.

— Claro, una soda estaría bien.

— ¿Una soda? ¿Quién mierda eres tú y qué hiciste con el ruso de mis sueños húmedos?

No necesito girar para saber que es ella.

Hale mira atrás de mí y me sorprende que ruede los ojos hastiado. ¿Un hombre que no desea a Hanna? Esto no me lo esperaba.

— ¿El ruso de tus sueños húmedos? — Me giro mirando al novio adolescente de la rubia y él mira confundido a Hanna.

— No seas celoso. — Sonríe divertida y me mira de pies a cabeza antes de mirarme a los ojos. — Oye Hale, ya que hoy eres cantinero, prepara dos Sex on the Beach.

— Realmente te gusta todo lo sexual, ¿Verdad?

— Por ahí me llaman ninfómana. — Me guiña un ojo y rodea los hombros de Tania mirándola con una sonrisa. — ¿Ya fuiste a bailar?

Niega.

— Estaba aquí bebiendo con Hale y Adrien...

— ¿Y ninguno se atrevió a invitarte a bailar? Que aburridos. — Bufa y toma la mano de la chica moviendo sus hombros al ritmo de la música. — Ven aquí Ángel, deja que este Demonio te arrastre al infierno.

Ambas entre risas se pierden en la gente y me giro hacía el castaño que iba a preparar los tragos.

— Solo beberé soda.

— Claro que no, ella quiere que te prepare un puto trago que no conozco, pues eso haré. — Mira la pantalla de su móvil con el ceño fruncido y alzó una ceja.

— A Hale no le agrada Hanna. — Reed se para a mi lado extendiéndome su mano y se la estrecho. — Reed Becket un gusto.

— Adrien Volkov. — Veo a Hale tomar cosas de la nevera y saca el jugo de naranja y arándanos. — Escuche que ya se graduaron, ¿Saben lo que quieren estudiar?

— Yo pienso encontrar un viejote multimillonario que me mantenga, y si no lo hago probablemente me prostituya. — Miro divertido a Hale y él sonríe ampliamente. — adivina lo que él quiere ser.

— ¿Policía? — Miro a Reed. En realidad, luce como un asesino serial, tiene ese aire.

— Quiere ser actor, y lo va a lograr, es bastante bueno. — Opina el chico y el pelinegro frente a mi tensa la mandíbula.

— En realidad voy a tomarme un año.

— ¿Tomarte un año? — Hale me entrega el vaso rojo y le doy un corto trago asintiendo para que sepa que está bueno. Me sonríe y luego mira confundido a su amigo. — ¿De dónde salió esa idea? Desde que recibiste la carta de la universidad no has dejado de fantasear con ganar un Oscars y dedicárselo a Hanna. Lo cual pienso es algo estúpido pero tu fantasía después de todo.

— Quiero pensarlo bien, me iré un tiempo a Nueva York. — Rueda los ojos y toma un vaso de la isla llenándolo de vodka blanco.

¿Nueva York?

Algo hace clic en mi cabeza y me giro hacía la sala donde alcanzo a ver a las chicas bailar. Tania de blanco como un dulce Ángel y Hanna de rojo como un malicioso Demonio.

Ella tenía un plan, relacionado con expandir ROM y Reed. ¿Ella le pidió al crío que abandonara su sueño por ella? ¿Es así de desconsiderada?

— ¿Tú quieres irte a NY? ¿Tú el qué tiene planeado todo en su vida va a irse a NY? De mi lo espero, no tengo ni idea de lo que voy a hacer mañana, pero tú ya tienes toda tu vida planeada. ¿A qué viene este cambio?

Reed se cruza de brazos y mira de reojo la pista. Uhh mala idea, ya se delató.

»— ¿Por Hanna Morgan? Oh Dios voy a matarla. ¿Qué te prometió? ¿Te dijo que abandonaras tu sueño y así ibas a poder follarla?

Veo a una pareja mirarlos curiosos y me acerco a Hale poniéndole una mano sobre el hombro.

— No es el momento para hablar algo así. Disfruten la fiesta chicos, mañana pueden preocuparse por lo que harán en el futuro, acaban de graduarse, no apresuren las cosas. — Hale asiente suspirando y empuja a su amigo con algo de fuerza.

— Hablaremos de esto, ¿Entendido? — Reed asiente y el castaño sale de la cocina.

— Gracias. — Me mira de reojo y comienza a beber de su vaso de vodka como si fuera agua.

Recuerdo que a su edad hice lo mismo varias veces, las resacas eran enormes al día siguiente.

Vuelvo a mirar la pista dándole otro trago a mi vaso.

— ¿Te está obligando a ir?

— ¿Qué?

— Qué si Hanna te está obligando a ir a NY. — Lo miro y él niega con algo de duda.

— No, no es un monstruo, no me está obligando a nada, no me manipula como dice Hale. — Suspira. — Es mi decisión ir a NY, quiero ir. — Mira hacía la pista con una ligera sonrisa.

Está perdidamente enamorado, conozco el sentimiento y solo rio dándole otro trago a mi vaso. No sé qué intenciones tiene Hanna con él, pero si no lo ama, Reed va a terminar muy jodido.

Hay dos clases de personas en el mundo, los que aman y los que son amados.

Los que aman son arriesgados y valientes, entregan todo de sí sin pensar en las consecuencias, y los amados solo se dejan amar sin comprender por completo porque el amante ama de tal manera.

A Reed y a mí nos tocó ser de los que aman.

Y a veces es fácil, logras que el amado te amé como tú lo amas, y otras veces eres cómo Reed, amas por el amado y por ti.

Hanna podrá decir que es patético amar así, yo creo que es emocionante.

— ¿Y ustedes solo piensan vernos bailar? — El demonio de rojo nos sonríe con malicia mientras que el ángel recupera el aliento aferrándose a la isla. Le extiendo el trago que Hale preparó a Hanna y tomó el vaso de Tania entregándoselo también.

— La verdad es que se ven bastante bien bailando. — Reed se apoya en la madera y le sonríe a Hanna.

— Lo sé, somos increíblemente sexys, pero necesitamos cuerpos masculinos en la pista. — Hanna chasquea los dedos bebiendo de su vaso.

— ¡Vamos! — Ríe Tania tomando la mano de Reed y él la sigue divertido. — ¡Tu igual Adrien, vamos!

— Termino este y voy. — Le sonrío y ella asiente arrastrando al adolescente a la pista.

— El alcohol vaya que hace maravillas. — Ríe al otro lado de la isla y me mira fijamente dándole otro trago a su vaso. — Tania se ve jodidamente bien en ese vestido.

— ¿Idea tuya? — Asiente sonriente. — Lo supuse. — Rio negando y me sirvo más vodka ya que Hale le había echado poco. — Se ve hermosa.

— Si, tu igual te ves sexy, el negro te queda de puta madre.

— Te diría que igual te ves bien, pero me vas a contestar con lo de siempre asique me voy a guardar mis opiniones sobre cómo te ves. — Ríe y rodea la isla parándose frente a mí.

— Vamos, dame le gusto. — Apoya su cadera en la madera dándole un trago a su vaso con una sonrisa.

Me apoyo en la isla al igual que ella y le doy un corto trago a mi vaso mirando sus ojos.

Cielos... Es tan sexy.

Casi tres semanas sin verla y olvide lo atractiva que es en persona. Su cabello va perfectamente tomado en una coleta en la cima de su cabeza, su maquillaje es ligero y sus ojos celestes como siempre, se roban el show.

No entiendo el magnetismo que tienen, podría estar viéndolos todo el día.

Su cuerpo como siempre se ve jodidamente ardiente, creo que si vistiera una bolsa de basura lograría tener el mismo efecto que con el vestido rojo que usa ahora. Es sumamente corto y sé que, si se agacha, medio mundo le verá las bragas.

Aunque eso nunca ha sido algo que le preocupe a Hanna Morgan.

Hanna Morgan... vaya que la extraño, no es el tipo de persona con el que suelo relacionarme, mucho menos el tipo de chica con las que salgo, sin embargo, ella es tan atrayente que es difícil no extrañarla una vez ya compartiste aire con ella.

Extraño sus malas palabras, sus insinuaciones en doble sentido, sus comentarios sarcásticos, sus charlas confusas, extraño el aroma que queda en la habitación después de que ella pasa, extraño verla caminar con la elegancia que solo ella posee, verla bailar, verla reír, sonreír, o solo saber que está al otro lado de la pared disfrutando de la compañía de un hombre que desconoce por completo.

¿Ella me extrañara como yo a ella? ¿O simplemente le da igual lo que sea de mí?

Sus ojos no abandonan los míos y a pesar de todo el ruido que hay a nuestro alrededor y la cantidad de personas que entran y salen a la cocina... Solo estamos nosotros dos.

Es extraño, nunca me había sentido así y una corriente caliente en el pecho me obliga a darle otro trago a mi vaso.

Me inclino hacia ella con la idea de susurrarle al oído lo bella que se ve, sin embargo, me olvidé por completo de que su aroma es delicioso en cualquier momento del día... Momentos como el que tuvimos en Las Vegas, donde quitándole el móvil, ella me beso.

Sus labios se sentían tan bien que no pude apartarme, claro que lo usé para quitarle el móvil, pero de todas maneras nos besamos y se sintió... No bien, nunca había sentido con un beso como sentí con él beso de ella.

Se sintió diferente, intenso y ardiente.

Trato de no pensar en eso y tragó saliva. Hanna sigue bebiendo de su vaso ajena a todo lo que pasa por mi mente.

— Hanna Morgan, te ves hermosa, sexy y pecaminosa ahora mismo. — Me apartó ligeramente de su costado y ella ríe tomando mi mentón sin dejar de ver mis ojos.

Va a decir esas dos palabras, ella es un ser incapaz de agradecer después de todo.

— Lo sé.

Sonrío sin evitarlo y me aparto cuando veo inconscientemente sus labios. Le doy otro trago a mi vaso terminándolo en el proceso y señaló la pista.

— Vamos, nos esperan Tania y tu novio adolescente.

— Cuidado Volkov, alguien te escuchara y pensara que estas celoso de ese adolescente. — De un trago bebe todo lo de su vaso y toma mi mano llevándome a la pista con ella.

Avanzamos y avanzamos, pero a nuestro alrededor no veo a Tania ni al chico. Estoy por decirle a Hanna, pero ella solo sujeta mi mano subiendo las escaleras, donde en cada escalón hay una pareja comiéndose la boca.

— ¡No creo que estén aquí arriba! — Tiro de su mano y le habló al oído para que me escuche.

Hanna ríe mirándome divertida.

— No están aquí arriba, por eso subimos.

Entramos al cuarto negro y miro confundido el lugar sin las mesas de juegos.

— ¿Y tus juguetes?

— ¿Realmente crees que voy a dejar mis juguetes aquí con todos estos críos? — Ríe y rodea mi cuello mirándome fijamente. — ¿Me concede esta pieza, señor Volkov?

Rodeo su cintura alzando la cabeza y trato de reconocer la canción, trato de relacionarla con alguna que haya mezclado Sean en ROM, pero nada llega.

— Solo si me dice el nombre de esta bella pieza, Señorita Morgan. — Hanna ríe y comienza a moverse con la misma sensualidad que veía cada día en ROM.

Es distinto, es muy distinto verla de lejos que verla frente a ti.

— ¿No conoces Tame Impala? — Niego y ella se aparta de mí dando una ligera vuelta riendo.

Se para a unos pasos de mí y sus movimientos me hipnotizan, no sé si fue la canción, el vodka o ella, pero no podía dejar de mirarla. Su cuerpo se movía por completo, su coleta rubia se sacudía con cada movimiento de su cabeza y sus piernas definidas pisaban con seguridad el suelo, pero con cautela al mismo tiempo.

Rodea mi cuello y comenzamos un baile sincronizado sin palabras en medio de todas esas personas. No podía dejar de ver sus ojos y la letra de la canción se distorsionaba a la distancia.

Estábamos solos.

Estábamos solos otra vez.

Cuando ves esos ojos tan hipnotizantes, todo a tu alrededor parece... nada.

Deje de bailar y ella conmigo, sus ojos miraban de hito en hito mis ojos y mi boca. Probablemente los míos igual, pero solo podía pensar en ese celeste cielo y ese azul oceánico en los bordes...

— No soy amiga de la tensión, así que si quieres hacer algo... — Pega su cuerpo por completo al mío y sus pulgares acarician mi mandíbula. — Hazlo.

— ¿Qué quiero hacer según tú? — Miro sus labios y mi boca se seca cuando su lengua lame sus labios rojos.

— La canción se llama Let it Happen. — Junta su frente con la mía y nuestras respiraciones se mezclan mientras nos miramos fijamente. — Just let it Happen, let it happen...

Canta y la tomo del cuello juntando nuestros labios. No hay tiempo para procesar lo que está sucediendo, sus labios se mueven con rapidez contra los míos y los míos los saborean como si fuera Vodka ruso.

Su lengua lamió mi labio inferior y esa fue la invitación para abrir la mía y acariciar su lengua. La canción cambio o eso creo y nosotros seguíamos besando con desesperación en el medio del cuarto negro.

Se sentía cómo adrenalina pura cada toque de su boca, y cuando su lengua chocaba con la mía, electricidad recorría mi cuerpo. Baje mis manos a su cintura acariciando la zona con lentitud mientras que sus dedos tiraban con algo de fuerza mi cabello.

— Mierda ruso. — Se aparta tomando mi mano y nos lleva al baño del cuarto. — ¡Salgan todos de aquí de una puta vez!

Todos la miran asustados y salen corriendo del baño, incluso un chico dentro de uno de los baños sale con los pantalones a medio subir. Hanna cierra la puerta con pestillo y me mira apoyándose en ella.

— Te gusta que te teman, ¿Verdad? — Avanzó hacia ella viendo sus labios hinchados.

Quiero besarla toda la noche...

— Te gusta besarte con chicas diferentes, ¿Verdad? — Sus palabras me toman desprevenido y sonríe de lado. — Muy correcto y todo, pero te besas conmigo sabiendo que Tania te está esperando abajo.

— Y tú me dices que te bese sabiendo que Reed te espera abajo. — Me paro frente a ella tomando su mentón y ríe con gracia apartando mi mano.

— ¿Es en serio? Yo te dejo besarme porque puedo, ¿Quién mierda es Reed para impedirme una comida de boca?

— Tu novio adolescente, ese que irá a Nueva York por que te ama.

— Si bueno, no es como si me importaran mucho sus sentimientos o los de los demás. — Se alza de hombros y tira del cuello de mi camisa mirándome fijamente. — Pero a ti si te importan, asique te pregunto de nuevo, ¿Por qué te besas conmigo cuando tienes a una chica buena ahí abajo esperando por ti?

Está preocupada por Tania, por cómo se sentiría si supiera de estas sesiones de besos, quizás Hanna Morgan no es tan desconsiderada después de todo.

¿Porque la beso? Se siente bien y me gusta hacerlo.

Probablemente sea ese deseo inevitable que todos los hombres tienen por ella, porque en serio no comprendo esto que siento cuando se trata de ella.

— Porque te deseo.

— ¿Y no deseas a Tania? — Alza una ceja cruzándose de brazos y niego frunciendo el ceño.

— Claro que lo hago, solo que con ella es diferente, con ella tiene sentido.

— ¿Te gusta ella? — Asiento y ella me imita. — Entonces follemos, que tu deseo y mis ganas desaparezcan y así puedas estar con ella.

— Así no...

— Oh mierda no me vengas con esa porquería de que solo se coge con amor. — Toma mi mentón y lame mis labios mirándome fijamente.

Su acción termina de ponérmela dura.

»— Ámame o no, te la pongo dura igual, y si quieres dejar de desearme debes quitarte las ganas, ¿O acaso piensas que con besos estúpidos la calentura se te va a ir? Oh mi amor, eso solo la aumenta.

Vuelve a besarme y le sigo el beso quitando su mano de mi rostro. Sus manos van a mi cuello y las mías a sus caderas apegándola por completo a la puerta. Se aparta con la respiración agitada y su mano baja por mi torso hasta mi entrepierna apretando el bulto de mi erección.

»— ¿Cómo las bajas? ¿Piensas en cómo será follarme mientras te la tocas? — Sus ojos celestes me miran fijamente y siento su mano quitar el broche del cinturón con rapidez.

— No me masturbo, Hanna.

— ¿Te quedas empalmado? — Ríe y tomo su mano cuando trata de meterla a mi pantalón.

— No lo haremos, ¿Entendido? — Me aparto suspirando y me arreglo el cinturón dándole la espalda.

— ¿Cómo piensas tener algo con Tani si apenas tienes la oportunidad me besas?

— ¿Desde cuándo el contacto físico es importante para ti? — Me miro frente al espejo y tomó unas toallas de papel quitándome el labial de la chica de los labios.

— ¡No lo es! En realidad, estos besos no significan nada para mí, pero estoy segura que, si Tania se enterara de ellos, a ella si le importaran.

Se para atrás de mí y también se limpia la boca.

»— Por eso te pregunto a ti por qué estamos aquí, ¿Por qué me besas cuando la chica que te gusta está ahí abajo? ¿No le gana el amor al deseo según tú?

— ¿Qué quieres decir?

— Adrien, no estás enamorado de mí, ¿Verdad?

— ¡No! ¿Es en serio? — Rio y me giró hacía ella tirando los papeles al basurero. — Enamorarse de ti sería cometer suicidio.

— Solo trato de entender por qué estás aquí, yo sé por qué estoy aquí, calentura, ¿Y tú?

— Créeme que por amor no. He perdido la cuenta de las veces que me has dicho lo patético que encuentras el amor, asique sería lamentable sentir algo por ti.

»— Enamorarse de ti sería algo qué te condena a la infelicidad solo por qué tu nunca te enamoraras de vuelta. — Me paro frente a ella y veo detenidamente su rostro sin expresión alguna.

»— Es cosa de ver a Reed, el pobre es solo un adolescente, a esa edad se ama con más intensidad que nunca, y al crio solo le falta que las pupilas se le agrande como corazones cada vez que te ve.

»— ¿Y tú? A ti no te importa siempre y cuando tengas lo que quieras, y probablemente eso nunca cambie. Nunca dejaras de ser la egoísta, narcisista y deseada Hanna Morgan.

»— ¿Cómo puedes siquiera insinuar que estoy enamorado de ti?

La miró fijamente y ella sigue sin expresar ni una emoción.

— Muchos confunden amor con deseo, me alegra que tu no.

— Puedo ser enamoradizo, pero no un suicida. Asique no, no estoy ni estaré enamorado de ti.

Asiente apretando los labios y desvía la mirada.

— ¿Realmente te gusta Tania?

— Si.

— ¿La ves siendo la madre de tus hijos?

— Solo me gusta, no creo estar enamorado por ahora. — Rio un poco.

— Es una buena mujer, ha pasado por muchas cosas, no la hagas sufrir, ¿Quieres?

— ¿Te preocupas por ella? Vaya, no me esperaba eso de ti.

— Si bueno, al parecer eso hacen las amigas... — Se alza de hombros y mira la puerta. — Para mí los besos no significan nada. — Se abraza a sí misma y me mira a los ojos.

Un sabor amargo me recorre la boca y tragó saliva.

»— Solo me besas por qué me deseas, ¿Cierto?

— Cierto.

— Pero no vamos a follar. — Niego y ella sonríe. — Siempre tocándome los ovarios, Adrien. ¿Nunca lo haremos?

— No, nunca te amare y tú nunca me amaras, por eso nunca lo haremos. ¿Quedó claro?

— Quedó claro, — Sonríe con malicia y palmea mi pecho. Su toque se siente raro. — Pero te la pongo dura, eso no puedes negarlo.

— ¿Lo he negado en algún momento? — Su sonrisa crece y niega divertida.

— Vamos, o voy a enseñarte lo buena que soy bajando durezas.

Sonrió negando y ambos salimos del baño sin volver a tocarnos.

Fuimos con los chicos y ni notaron qué nos demoramos más de la cuenta en llegar a ellos, baile con Tania y bebimos con Reed. Sin embargo, Hanna evito todo contacto conmigo aun cuando estábamos con las mismas personas.

La pase bien el resto de la noche, pero con una cosa rondándome la mente en todo momento, una cosa que se sentía como una pestaña en el ojo.

¿Realmente nunca podría enamorarme de ella? 


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