Sobreviviendo en el harén ||...

بواسطة ShizunTrafalgar

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❝ Sobreviviendo en el harén. ❞ ━━━━━━━━━━━━━━━━━━        Advertencias: ━━━━━━━━━━━━━━━━━━ → Ship principal; S... المزيد

❝ ACLARACIONES & EXPLICACIONES ❞
❝ CAPÍTULO 01 ❞
❝ CAPÍTULO 02 ❞
❝ CAPÍTULO 03 ❞
❝ CAPÍTULO 04 ❞
❝ CAPÍTULO 05 ❞
❝ CAPÍTULO 06 ❞
❝ CAPÍTULO 07 ❞
❝ CAPÍTULO 08 ❞
❝ CAPÍTULO 09 ❞
❝ CAPÍTULO 10 ❞
❝ CAPÍTULO 11 ❞
❝ CAPÍTULO 01 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 02 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 03 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 04 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 05 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 06 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 07 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 08 ❞ SEGUNDO ARCO
❝ CAPÍTULO 09 ❞ SEGUNDO ARCO

❝ CAPÍTULO 12 ❞ FINAL DEL PRIMER ARCO.

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بواسطة ShizunTrafalgar

Título: Sobreviviendo En El Harén.

Los personajes de Naruto no me pertenecen, son de Masashi K.

— Diálogos —

«Pensamientos»

"Escena del pasado/Narración de un PJ"

(...) cambio de lugar, tiempo o escena.

.

Capítulo Doce.

.

Un día, Sasuke desapareció como de costumbre y el palacio estaba calmado.

Hinata estaba a un mes de su parto. Justo en ese instante se encontraba tejiendo algunas prendas para su nuevo hijo. Su vientre estaba bastante abultado, que incluso ya no podía verse los pies.

Y justo en ese instante, sintió una patada. El bebé en su interior estaba bastante inquieto y al mismo tiempo ella se sintió con un poco de miedo. No entendía por qué, sólo una terrible y fría sensación acarició su cuerpo. Su mirada se posó en la ventana y el día se veía bastante hermoso y brillante.

Aún así, la sensación de que algo no estaba bien, persistió.

Cuándo decidió continuar con el movimiento de sus manos, varios guardias irrumpieron en sus aposentos para tomarla de los brazos. Ella no entendía que es lo que estaba sucediendo ni comprendía a donde la llevaban por más que preguntó.

Nunca había sido tratada con tanta rudesa en su vida y temió por su embarazo. Tenía tantas dudas y miedo.

— Traemos a la consorte. —Dijo uno de los soldados. Abrieron un oxidada pero enorme y resistente puerta de metal, donde la lanzaron sin piedad dentro del calabozo.

Le encerraron sin decirle nada, como a un maldito criminal. Ella, que nunca alzó su voz en toda su vida, pidió a gritos una explicación y la presencia del emperador, hasta que su garganta estuvo a casi nada de romperse.

El lugar era húmedo, frío y mohoso. Ni siquiera había una cama en la cual recostarse y no una manta le fue obsequiada.

Solo podía escuchar los pasos de las ratas y eco de un goteo constante en alguna parte. Lloró en silencio y se abrazó a sí misma, protegiendo su vientre. No entendía que era lo que estaba sucediendo y temía por su vida y por sus hijos. Solo esperaba que Itachi viniera lo más pronto posible a rescatarla.

Creía en el.

Algo en ella sabía que su esposo vendría a verle, pero al quinceavo día, dudó.

«Resiste... Zhàngfū e Ikki vendrán.» Se alentó y recargó su cabeza en la pared. Estaba débil y agitada de manera física y mental. No había podido dormir bien en ese lugar y la comida que le daban estaba en mal estado. Solo comía lo suficiente para no intoxicarse.

Cuándo estaba por cerrar sus ojos, un guardia anunció la llegada del emperador. Por primera vez en días la puerta fue abierta y esa figura tan familiar estaba frente a ella. Se sintió salvada y agradecida, por lo que se levantó con lentitud y cuidado. Su enorme vientre la volvía más lenta.

Y en cuanto su mirada blanquecina se fijó en la oscura de su esposo, se quedó sin aire.

Itachi le observaba con asco, odio y resentimiento. Era una mirada que jamás imaginó ver en ese hombre. Y a pesar de que le tenía de frente, no lo reconocía. «Quién.. ¿Quién eres?» Se preguntó internamente, puesto que de su seca y agonizante garganta, no podía producir sonido alguno.

Cuándo intentó acercar su diestra al contartio, una fuerte bofetada le tiró al suelo. Sus rodilla y manos se cortaron por la repentina y bruzca caída.

Estaba anonadada.

Ni siquiera el dolor que sentía en sus palmas, piernas y rostro, era suficiente para sacarle de tal estupefaciencia. Solo pudo mirar a Itachi con sumo terror. Temía por su vida.

Las únicas palabras que el emperador pronunció, no fueron para ellas, sino, para el verdugo de la prisión.— Hazla confesar. No importa el medio pero que se mantenga con vida... —Tan frigido y sin piedad.

— ¿Qué pasa con el niño? —Preguntó el hombre de grotesca apariencia.

— No importa. —Respondió y se fue.

...

Esa fue la última vez que Hinata e Itachi se encontraron. Los siguientes días fueron como vivir el infierno sobre la tierra.

Aquel apestoso y obeso hombre se encargó de romperla.

El primer día fueron azotes. Las prendas de su espalda que en algún comienzo eran de un espumoso tono aceitunado, se tiñeron de carmesí. Ella intentó hacer e un ovillo en una esquina de la habitación para proteger a su hijo. Mordió su labio inferior con tanta fuerza que su sangre fue el primer líquido que consumió en días.

El segundo día fue bañada con cubetas de agua fría. En ese instante no sabía sí estar agradecida de ello, pero aprovechó para consumir el agua del piso antes de que desapareciera.

El tercer día su piel, la cual antes era tan hermosa, fina y suave como el jade, fue quemada y marcada con hierro. El ardor que sintió fue suficiente para hacerla desmallar por horas y cuando despertó, el mismo procedimiento se repitió hasta el amanecer.

En el cuarto día su cuerpo fue profanado por aquel hombre y unos cuantos guardias. Destrozaron aquellas vestimentas que podían costar varios taels de oro, sus muñecas fueron inmovilizadas por grilletes y esas escorias profanaron cada rincón de su cuerpo. Besaban su piel como si bebieran del agua más deliciosa de un manantial, estrujaban sus senos tan fuerte, como si estuviesen exprimiendo alguna esponja y se divertían al ver su leche materna brotar.

Para escucharla gritar hundía sus dedos sobre sus heridas ya infectadas y en un punto su vagina comenzó a sangran sin control. Uno de los hombres golpeó su vientre con tanta fuerza que le hizo retorcerse. Su mandíbula se tensó y con dificultad sus labios se movieron como los de un pez suplicando ser devuelto al agua, pero ella sólo deseaba pedir ayuda.

A los presentes solo les divertía como ella sufría y para “ayudarle” en el parto, empujaron su estómago, para hacer salir al infante. Cuando lograron ese desgarrador cometido, el cuerpo diminuto del bebé yacía de manera silenciosa e inmóvil en el suelo.

El verdugo lo tomó de una pierna, como si fuese cualquier cosa y con una malévola sonrisa pronunció.— Felicidades, es un niño. —Y lanzó el cuerpo sin vida sobre Hinata, quien por el impacto del alumbramiento involuntario y los constantes abusos, se desmayó.

...

En algún punto perdió la cuenta de los días. En sus brazos yacía envuelto en arapos, el putrido cadáver de su segundo hijo.

Muchas veces se lo intentaron quitar, pero con la única fuerza que tenía lo impidió.

Su mirada estaba vacía y distante mientras arrullaba el cuerpo de su retoño. Estaba deseando a que Ikki pudiera conocer a su pequeño hermano y eso le recordaba que debía pensar en un nombre para el, pero sus hilarantes pensamientos fueron interrumpidos por la voz de un guardia.

— La emperatriz ha llegado. —Anunció y después de ello entró la nombrada.

Seguía viéndose tan hermosa y brillante como un hada. Sin duda las vestimentas de oro lucían en ella y le hacían ver tan deslumbrante como el sol.

Con un pañuelo Mië cubrió su nariz. El olor en ese lugar era nauseabundo y en su estado era mucho peor.

Observó en silencia a Hinata varios segundos y pidió que les dejaran solas.— Pobre mujer. —Pronunció con falsa lástima.— Pero éste lugar te favorece. —Dijo como si eso fuese el mayor cumplido que le pudiera dar.— Tú y esos bastardo nunca debieron aspirar a estar en éste lugar. Tienen lo que se merecen. —Se burló y al ver que la Hyuga no se reaccionaba a lo que decía, llamó a un sirviente que ingresó con una bandeja de plata a la celda.— Es un regalo. Deberías agradecerme, ya que fue lo único que pude rescatar. Deberías agradecer por la misericordia del emperador. Se encargó de que no sufriera y su cuerpo fue tragado por las bestias que cuido.

Con una mirada dio la orden y el siervo quitó la tapadera del cuenco. Ahí yacía la cabeza del segundo príncipe Ikki.

Hinata tardo varios segundos para procesar lo que veía. Y las lágrimas que creyó que se habían agotado, volvieron a brotar, sin embargo, éstas eran rojizas. Se arrastró como pudo hasta poder tomar aquella parte de su primogénito.

Mië observó con diversión todo ello y se retiró al ver aquella escena junto con el mozo, dejando a la antigua honorable consorte sola con el cadáver de sus dos hijos.

Y por primera vez Hinata se quebró.

Sintió un abrumador odio por Itachi, por Mië, por aquellos hombres que abusaron de su cuerpo, por su padre, por su madrastra, por su hermana, su vida y por Dios.

Los maldijo.

Comenzó por su madrastra y sus constantes abusos. Dejó que le quitara su título como heredera, permitió que se quedara con el colgante de su madre, le permitió el quitarle todo lo que le correspondía.

Después, estaba su hermana. Se dejó pisotear por ella, que le arrebatara todo lo que tuviera, soportó sus palabras hirientes y actos humillantes.

Neji fue un cobarde que pudo haber previsto todo,pero la fuente del origen era su padre quien no permitía su matrimonio. Él le llevó a aquella fiesta y la vendió al peor demonio.

En ese instante siente tanto asco que desea vomitar cada uno de sus órganos, por haber sido tan estúpida y enamorarse de un hombre tan cruel y despiadado. ¿Por qué tenía que fijarse en ella? ¿Por qué la llevó a ese lugar? ¿Por qué permitió que le hicieran tanto daño a ella y a sus hijos?

Y esa mujer. Esa maldita mujer fue la que arruinó su vida y la de sus niños.

Quiere matarla y hacerle sentir lo que ella y sus bebés sufrieron mil veces. Quiere vengar la muerte de esos dos ángeles y su destino, pero no puede retroceder el tiempo. No puede evitarlo. Así que sólo le queda llorar por aquellas inocentes almas.

Ojalá alguien pudiera terminar de una vez con su vida.

...

Los cielos se tiñeron de rojo en el instante en el que Hinata soltó la primera lágrima de sangre. Los dioses estaban enojados y se presagiaba una catástrofe. La lluvia comenzó, asustando a todos los habitantes de Yeng. Y lo que parecía ser gotas agua a la distancia, en realidad era cientos y miles de flechas que apuntaban hacia el palacio.

La guerra estalló y quin lideraba las tropas rebeldes no era otra persona más que el Duque Uchiha.

— ¡El traidor regresó y nos ataca! —Exclamó un guardia antes de ser asesinado por una flecha que atravesó su cabeza.

Una dura y sangrienta batalla que duró horas procedió. Sasuke se abrió paso hasta llegar al trono, donde se encontró con su hermano. Ambos se miraron en silencio e Itachi fue el primero en abrir la boca.

— No esperaba verte otra vez, después de tu huida, hermanito. — Y aunque decía que el menor escapó, fue por que no le quedó de otra.

Repentinamente el emperador mandó a encarcelarlo, causándole de traición. Por supuesto que no entendía a qué se refería pero el mayor estaba cegado en ira. Le culpaba por haberse metido con su consorte y de haber procreado un bastardo con ella, ser un espía de Xiao y estar vinculado con el asesinato de Fugaku.

Demasiada mierda.

— Veo que te dejaste engañar por tú emperatriz. —Se burló.

Él sabía de dónde venían todos los rumores y quién dio la orden de crearlos. Esa mujer planeó absolutamente todo. Movió los hilos y supo usar a Itachi como una pieza en una tablilla de ajedrez. Convencio al emperador del engaño de Hinata. Le hizo daño a la mujer que lo amaba de la manera más sincera y pura. Mató a primogénito de una forma inhumada y dolorosa, como renunció a su paternidad.

«Un tirano.» Fue en lo que Mië convirtió a su hermano y él le daría fin a ese reinado.

Y sin más una acalorada batalla comenzó entre los Uchiha. Las espadas chocaron tan fuerte al punto de provocar chispas. Ambos atacaron con toda su energía con la intensión de asesinar al otro.

Tras varios golpes y un lapso bastante largo, Sasuke tenía las de perder, no obstante, un rubio de ojos azules se unió a la pelea. Por un instante no parecía ser sufienciente, hasta que lograron arrinconar al Emperador.

El “traidor” de Yeng escupió un poco de sangre y saliva mientras apuntaba el corazón del mayor.— Es tu derrota y con esto limpiaré tus pecados. —Declaró en honor a su pupilo y todas las otras atrocidades que Itachi cometió bajo los malvados hechizos de la emperatriz.

Y sin más, su espada perforó la carne, cosillas y el corazón del Emperador.

— Y bien... ¿Qué sigue? —Preguntó el blondo.

— Maten a todos en el palacio sin excepción. Sí encuentras a la emperatriz, deja que Gaara le de la peor muerte. Después arrastre su cuerpo por toda la capital y cuelguenlo desnudo en la entrada del castillo.

Naruto se sorprendió de la crueldad de su líder. Sabía que era un peligroso bastardo sin sentimientos, pero esa era la primera vez que sacaba a relucir su lado más siniestro.

— Entendido. —Confirmó y se fue para dar a conocer la orden. Después de algunas horas, regresó el Uzumaki. No encontraba palabras para decirlo, ni tenía la idea de cómo actuar, por lo que prefirió que Sasuke se hiciera cargo.— Hey, bastardo, sádico. —Le llamó y por accidente pisó el cadáver de un soldado imperial.— Ugh... —El ahora único Uchiha le ignoró y aquel prosiguió como sí le hubiese respondido.— Encontramos a una mujer en el calabozo del palacio frío. —El azabache estaba a punto de maldecir al de ojos azules. Sabía que era idiota, pero le dio una orden simple y específica. Por supuesto que Naruto leyó el rostro de su compañero y antes de que le dijera algo, decidió hablar.— Es una mujer que está casi moribunda. Con ella se encuentra una cabeza y el cuerpo de un bebé. Justo ahora está hecha un asco por toda la tortura que recibió, pero estoy seguro de que era una belleza. Además de que el color de sus ojos es bonito. Me recuerda a la luna.

Con eso último, Sasuke reunió toda la información necesaria para saber a quien se refería. Ese color de ojos sólo pertenecía a una familia en específico y a una mujer en todo en harén.

Le ordenó al de hebras doradas que le guiara y cuando llegó a dicho destino, la encontró ahí.

Estaba tan destrozada. Debía admitir que admiraba su fuerza de voluntad por seguir viva después de todo. Él había pensado que había muerto el día que fue atrapada e inculpada.

— Vete. —Le ordenó a Naruto y aquel no renegó nada. No quería ver a esa mujer tan lamentable.— Los pudiste proteger. —Dijo en referencia a sus hijos, los cuales a pesar de todo, no soltaba.

«Eres fuerte.» Lo era. Haber soportado tal tortura era digno de elogió.

Y con aquellas palabras, Hinata elevó por primera vez en mucho tiempo su cabeza y observó a Sasuke, quien apuntaba su espada hacia ella.

— Te daré una muerte rápida. —Ella cerró sus ojos color luna y de un solo corte, la cabeza de la consorte rodó al piso. Le dio una última mirada y en aquellos labios que alguna vez fueron tan antojables como una cereza, se formó una pequeña sonrisa.— Espero que obtengas tú venganza en otra vida.

...
...
Fin.
...
...

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
¡Joder!

Incluso yo estoy asimilando todo esto. (?) No he dormido por todo el hype que me agarró por escribir.

Espero que les haya gustado éste maratón y por supuesto el primer arco de ésta historia.

La verdad, muchas cosas de las que tenía planeadas cambiaron. Ni siquiera yo sabía que esto se iba a desarrollar así.

¿Qué les pareció?

Espero leer su opinión. Y espero que hayan descubierto las dudas que dejé a propósito en la historia, las cuales se irán descubriendo en el segundo arco.

Por el momento desconozco cuando voy a comenzar con el segundo arco, pero depende de sí ustedes me motivan a ello. (?) también quiero descansar mis manos, que escribo en el celular y me duelen.

Muchas gracias a todos por leer. La verdad ni yo esperaba llegar tan lejos (?) e incluso actualizar tando.

A los que tienen tiempo siguiéndome, deben de saber eso, por que actualizo cada milenio. Esto es por parte del apocalipsis del 2020. (??)

Bueno, bebés de luz. Muchos besitos y hasta el próximo eclipse solar.

.

Akira D. Water Trafalgar

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