Belleza Oscura [En Librerías]

By JessRe

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Alayna Novak es una asesina sin corazón, pero cuando su camino se cruce con el de Luca Vitale, despertará en... More

¡Belleza Oscura en Librerías!
Sinopsis 🦋
Prólogo 🦋
Capítulo 1 🦋
Capítulo 2 🦋
Capítulo 3 🦋
Capítulo 4 🦋
Capítulo 5 🦋
Capítulo 6 🦋
Capítulo 7 🦋
Capítulo 8 🦋
Capítulo 9 🦋
Capítulo 10 🦋
Capítulo 11 🦋
Capítulo 12 🦋
Capítulo 13 🦋
Capítulo 14 🦋
Capítulo 15 🦋
Capítulo 16 🦋
Capítulo 17 🦋
Capítulo 18 🦋
Capítulo 19 🦋
Capítulo 20 🦋
Capítulo 21 🦋
Capítulo 22 🦋
Capítulo 23 🦋
Capítulo 24 🦋
Capítulo 25 🦋
Capítulo 26 🦋
Capítulo 27 🦋
Capítulo 28 🦋
Capítulo 29 🦋
Capítulo 30 🦋
Capítulo 31 🦋
Capítulo 32 🦋
Capítulo 33 🦋
Capítulo 34 🦋
Capítulo 35 🦋
Capítulo 36 🦋
Capítulo 37 🦋
Capítulo 38 🦋
Capítulo 39 🦋
Capítulo 40 🦋
Capítulo 41 🦋
Capítulo 43 🦋
Capítulo 44 🦋
Capítulo 45 🦋
Capítulo 46 🦋
Capítulo 47 🦋
Capítulo 48🦋
Epílogo 🦋
SECUELA DISPONIBLE 👑

Capítulo 42 🦋

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By JessRe


Alayna

Mi padre fue el primer hombre que destrozó mi corazón. Desde ese día me convencí a mí misma que nunca más permitiría que alguien volviera a hacerlo. Rompí mi promesa cuando conocí a Ignazio y después a Luca. La tercera era la vencida y yo no planeaba tropezar con las mismas piedras. Era momento de empezar un nuevo viaje y no poner mi corazón a disposición de nadie. Menos de un hombre.

Sostuve las dos maletas mientras bajaba con cuidado las escaleras. Me iría de esa casa y no regresaría. No había nada que me retuviera allí. Eloise se levantó del sofá al verme. Quería llevarla conmigo, pero se trataba de mi familia y prefería mantenerla al margen. Era muy reservada cuando se trataba de ellos.

—¿Vas a dejarme aquí? —preguntó.

—No tienes nada que temer, Eloise. Luca va a protegerte.

—Ni siquiera lo conozco —Sacudió la cabeza—. ¿Te vas y me dejas atrás como si fuera una carga?

Mi pecho palpitó de culpa.

—Lo siento muchísimo —me disculpé con sinceridad—. Iré a Inglaterra porque mi familia me necesita. Alguien a quién amo sufrió un accidente y necesito estar con ella.

—¿Qué...?

—No puedo contarte los detalles, pero te prometo que volveré a buscarte si las circunstancias me lo permiten. Cuídate, duende.

Le di un beso en la mejilla y me aparté con una sonrisa. Ella era otra debilidad que nunca debí permitirme. Dejarla allí me mataba.

—Hasta pronto, Alayna—susurró mientras le daba la espalda.

Salí por la puerta principal, arrastrando las dos maletas y vi al taxi estacionado. Iría al aeropuerto y nunca miraría atrás.

—Señorita —saludó el taxista.

Le entregué las maletas y él las ubicó en la cajuela mientras respiraba el aire fresco, dejando que el viento amargo me preparara para cualquier cosa que estuviera por venir. Era el comienzo de la vida que merecía.

Antes de entrar al auto cometí otro error y miré hacia las ventanas de la mansión.

Luca estaba mirándome fijamente desde su despacho.

Mi parte ingenua esperaba que volviera y me pidiera otra oportunidad. Lo quería, pero no soportaría otro golpe de su parte. Él era mi mayor enfermedad y ahora necesitaba curarme.

—Adiós, príncipe —susurré.

Me puse las gafas de sol y entré al taxi sin darle otra mirada al hombre que había cambiado mi vida.

🦋

Luca

Mi pecho se sentía vacío.

Mi corazón había muerto esa mañana al verla abandonar la mansión Vitale. Me dolía más que nada, pero no permitiría que el sufrimiento me retuviera. Alayna era un vacío negro a partir de ese día, una quemadura en mi memoria que sanaría.

Me impulsó a ser otra persona, confío en mí cuando nadie más lo hacía y le debía gran parte de mi imperio. Estaba en la obligación de afrontar su pérdida, pero no sabía hasta cuánto soportaría. Recordarla sería una constante tortura. ¿Era posible sobrevivir sin la pieza más importante?

Llené la copa de vino y restregué las manos por mi rostro. Había hecho suficiente por mí. No quería que se quedara a mi lado por obligación. La quería completa, segura y feliz. No agotada. Ella necesitaba alejarse para sanar y yo debía alimentar a mis demonios con la oscuridad.

Las escorias seguían ahí afuera, esperando mi caída. Se quedarían con las ganas. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para marcar un antes y después en Palermo. Mi nombre no sería recordado como el de un mafioso sin escrúpulos. Me recordarían por haber logrado grandes cambios.

—¿Me llamó, señor?

Levanté la vista de la copa de vino y miré a Eloise. Se cambió de ropa usando algunas prendas de mi madre que Amadea había puesto a su disposición. Su cabello rojo estaba suelto y húmedo.

—Por favor, siéntate —señalé la silla a mi lado —. Llámame Luca.

Alayna me había pedido cuidarla e iba a cumplir con mi palabra. La tensión en su cuerpo se relajó y me ofreció una amable sonrisa. ¿Qué tenía de especial esta chica en la vida de mi mariposa?

—De acuerdo, Luca. Gracias por permitirme quedarme aquí.

—No tienes nada qué agradecer.

Amadea entró al comedor para servirnos el almuerzo con su ayudante. Consistía en su especialidad: pastas con salsa blanca acompañada con queso y ensaladas.

—Disfruten su comida—Hizo una reverencia.

Le guiñé un ojo.

—Gracias, Dea.

—De nada, señor —Se retiró con una sonrisa.

Pensé que habíamos quedado en que no me llamaría "señor", pero era Amadea. Una mujer testaruda.

—Sé que tienes algo con Alayna —comenté, saboreando mi vino favorito—. ¿Qué son exactamente?

Eloise alzó una ceja.

—Amigas, nada más.

Agarré el tenedor y enredé las pastas con cuidado.

—¿Segura? —inquirí—. Ella estaba muy preocupada por tu seguridad. Alayna es una mujer reservada en cuanto a sus sentimientos, pero tú le importas.

La boca de Eloise se curvó en una sonrisa

—La conozco bien. Sé cómo es.

Un tic tembló en mi mandíbula. Me molestaba que hablara como si la conociera más que yo.

—Alayna es una caja fuerte —dije.

Eloise masticó despacio antes de hablar y me tomé el atrevimiento de examinarla con detenimiento. Era una mujer dulce, suave y sensible. Lo opuesto a Alayna.

—La vi en su estado más vulnerable —murmuró—. Ella me admitió abiertamente que está muy enamorada de ti.

La rabia me atravesó rápida y silenciosamente. ¿Por qué no pudo admitirlo en mi cara? Sabía que me quería. Muchas de sus acciones me lo demostraban, pero me quitó el privilegio de escucharla.

—¿Por qué no está aquí si me ama? —cuestioné, el resentimiento evidente en mi voz—. Le demostré de muchas maneras que es la única mujer que amo, pero Alayna renunció ante la primera oportunidad. No puede aceptar todas mis facetas, aunque yo lo hice con ella.

Eloise me miró con pesar.

—Porque tiene miedo a ser lastimada, Alayna sabe que nunca saldrás ileso si continúas en este mundo. Desea verte bien.

Tomé varias respiraciones para hablar a través de la ira alojada en mi garganta.

—No dejaré a mi familia hundida en esta mierda, no renunciaré por alguien que tiene miedo a ser amada —Empujé la silla y me puse de pie. Mi apetito acababa de esfumarse—. Disfruta tu comida, Eloise. Eres más que bienvenida.

—¿Te contó que fue a Inglaterra por su familia? —soltó de repente.

Sus palabras se sentían como una puñalada en el estómago.

—¿Qué más te dijo?

Los ojos de la pelirroja eran hostiles y fríos. Me observaba como si fuera el único culpable. Yo amaba a Alayna, pero odiaba su cobardía hacia los sentimientos. Ella me rebajaba al mismo nivel de todos los hombres que la lastimaron. ¿Por qué no podía entender mi lucha?

—Fue a mi casa. Estaba un poco ebria y me dijo muchas cosas. Me contó su historia familiar, sus miedos y el amor que siente por ti. También mencionó al cerdo que la utilizó como máquina de matar. Ella teme que te pierdas.

Le había contado todo a una desconocida. Me dolía tanto. Ella tenía miedo de que lo usara en su contra.

—Alguien importante en su vida tuvo un accidente y ella necesita ir a Londres —continuó Eloise—. La vi devastada y desesperada.

Volvió a irse sin ser sincera conmigo. ¿Aún así pretendía que arriesgara todo cuando no estaba dispuesta a darme algo tan simple como su voto de confianza?

—Le deseo lo mejor —mascullé —. Solo quiero que sea feliz, no importa si no es a mi lado.

Me retiré del comedor sin mirar atrás. Perderla era el golpe más duro que había experimentado, pero respetaría su decisión. Ambos teníamos metas diferentes y no estábamos dispuestos a sacrificarnos por el otro. Al menos no por ahora.

Confiaba que el tiempo nos ayudaría a sanar las heridas y después nuestras almas volverían a reunirse. ¿Era ingenuo de mi parte esperar que la mariposa regresara a mí? Quizás sí, pero no perdería las esperanzas. Nuestra historia todavía no estaba cerrada.

🦋

Alayna

Mis pies descalzos siguieron el rastro de sangre que cubría la nieve. Había tanta sangre. El miedo se hinchó bajo mi piel y quebró mi corazón en pequeños fragmentos. El dolor rodeó mi cuello como una serpiente mientras el pánico impedía que el aire entrara a mis pulmones.

No quería ver.

Me negaba a ver.

Mis pies siguieron moviéndose a pesar de todo y poco a poco pude distinguir el cuerpo en la nieve manchada de sangre. La mirada en el cielo, ojos vacíos y sin vida. El tono gris había perdido el brillo que amaba.

—Luca... —sollocé—. Luca...

Era difícil ver a través de las lágrimas. La tristeza que inundaba mi alma. No quería tener esta última imagen de él. No quería que sus recuerdos hermosos murieran. No quería perderlo... Algo dentro de mi cabeza susurró que nada era real y desperté con un sobresalto.

Me fijé en la ventana ovalada y dejé salir un aliento tembloroso. Era una pesadilla. Luca estaría bien por su cuenta, no me necesitaba. No debía preocuparme por su seguridad. Había dejado de ser mi problema. Ya no pensaría en él mientras estuviera en Inglaterra con mi familia. Debía estar sana para las personas que amaba. Caleb no me había contado mucho sobre el accidente de Melanie, pero la noticia me llenaba de indignación. Ella era una luz que llegó en los momentos más oscuros de nuestras vidas. No podíamos perderla.

Me ajusté el cinturón de seguridad cuando los asistentes de vuelo informaron que el avión aterrizaría en la pista. Primero me instalaría en un hotel y después iría al hospital. Quería bañarme desesperadamente para quitar de mi cuerpo cualquier rastro que hubiera dejado Palermo.

Tomé un taxi cuando bajé del avión y me dirigí al hotel de cinco estrellas más cercano. No quería invadir el espacio de Caleb y Bella. No cuando las noches me atormentaban. No estaba lista para las preguntas, mucho menos para que asumieran cosas sobre mí. Prefería mi espacio.

El aire de Londres era diferente al de Palermo. Más extravagante, ruidoso y molesto. Mientras el taxi aceleraba por el Tower Bridge pude ver a lo lejos el río Támesis. No era fan de esa ciudad, pero mi hermano había encontrado allí la paz con su familia y lo respetaba.

Luego de instalarme en el hotel, corrí directo al hospital. Empujé las puertas giratorias y choqué con dos personas, pero no me disculpé. Llegué sin aliento al mostrador. La chica con uniforme me miraba curiosa al ver mi estado. Estaba hecha un desastre con el cabello despeinado y el maquillaje corrido.

—Estoy buscando a Melanie Novak —dije—. ¿Puede decirme en qué habitación se encuentra? Necesito verla.

Su compañera escribió en el ordenador antes de fijar sus ojos en mí.

—¿Es usted familiar de la paciente?

—Soy su tía, Alayna Novak.

—Se encuentra en cuidados intensivos y nadie tiene permitido verla hasta que el médico lo autorice —informó—. Su estado es muy crítico.

Mi corazón se hundió ante la desoladora noticia.

—¿Qué tan grave es su situación? ¿Ella estará bien?

La enfermera me dio una mirada apenada.

—Solo el médico puede darle ese dato.

Melanie había sobrevivido al infierno. Podría con esto y más. Sentí una mano en mi hombro. Me volteé y vi a Bella. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Su labio temblaba mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

—Alayna...

Eché los brazos alrededor de ella y la abracé. Su cuerpo se quebró con los sollozos mientras yo luchaba contra mis propias lágrimas. La respetaba y la amaba pesar de que nuestra relación no fue buena al principio. Tenía un lugar importante en mi corazón.

—Lo siento mucho —dije con la voz ahogada—. ¿Dónde está Caleb?

Bella se apartó.

—Ahora mismo en la cafetería con Neal. Los dos están muy angustiados —Sorbió por la nariz—. Oh, Alayna... tengo tanto miedo.

Enlacé su brazo con el mío y nos sentamos en la sala de espera. Bella ahogó otro sollozo en la mano. Era la definición de dolor.

—¿Cómo sucedió? —inquirí.

Mantuvo la cabeza gacha.

—El responsable es un chico que la acosaba en la universidad y llevó su obsesión al extremo. Brody la drogó, quiso abusar de ella, pero el accidente arruinó sus planes —Hizo una pausa—. Él está muerto.

La rabia incontrolable surgió dentro de mí como una marea. Un accidente automovilístico no era la muerte dolorosa que se merecía.

—¿Caleb lo permitió? ¿Por qué no lo mató antes?

—Caleb ya no se dedica a eso —musitó—. Brody está muerto y Melanie sobrevivirá. ¿De acuerdo? Ese psicópata tuvo su merecido.

Mi hermano siempre tratando de hacer lo correcto. Sabía que había dejado atrás muchas de sus viejas costumbres porque estaba obsesionado con ser el hombre perfecto para Bella, aunque yo conocía sus sucios secretos. El monstruo en su interior no estaba realmente dormido.

—¿Alayna?

Levanté la cabeza de golpe. Caleb me miraba acompañado de Neal. Ambos lucían destrozados, pero a diferencia de mi hermano el novio de Melanie era un caos. Su cabello estaba despeinado, la ropa arrugada y las lágrimas fluyendo. Él amaba con locura a mi sobrina.—Estoy aquí —Me abalancé sin vergüenza a los brazos de Caleb—. Lamento haber llegado tarde. Lo siento, Caleb.

Escuché los latidos de Caleb mientras apoyaba la cabeza en su pecho. No sabía que necesitaba tanto su contacto hasta que sentí sus brazos rodeándome con fuerza. No importaba cuanto tiempo pasara. Siempre sería la pequeña Alayna que necesitaba a su hermano mellizo.

—Estás aquí y es todo lo que importa —susurró Caleb sin soltarme —. Yo también te eché de menos, Alayna.

🦋

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