Leyendo: "Harry Potter, una h...

By Mitologia_13

462K 30.5K 9K

Obviamente, se leerá la historia de Harry Potter en el pasado con las tres generaciones, pero será diferente... More

1. Volviendo al pasado (Parte 1)
2. Volviendo al Pasado (Parte 2)
3. La mágica verdad.
4. Hogwarts.
5. Fortaleciendo nuestra amistad.
6. Halloween.
7. Quidditch.
8. Navidad.
9. Nicolas Flamel.
10. Norberto, el ridgeback noruego.
11. El bosque prohibido.
12. A través de la trampilla.
13. El hombre de las dos caras.
14. Gryffindor
15.Obligaciones en vacaciones.
16. Cumpleaños en la madriguera.
17. Borgin y Burken. (Parte 1)
18. Borgin y Burken (Parte 2)
19. De regreso a Howgarts (Parte 1)
20. De Regreso a Hogawrts (Parte 2)
21. Los "sangre sucia" y una voz misteriosa. (Parte 1)
22. Los sangre sucia y la voz misteriosa (parte 2)
23. El cumpleaños de Muerte (parte 1)
24. El cumpleaños de Muerte (parte 2)
25. Inscripciones en la pared (parte 1)
26. Inscripciones en la pared (parte 2)
27. Una blugger loca (Parte 1)
28. Una blugger loca (parte 2)
29. El club de duelo (parte 1)
30. El club del duelo (parte 2)
31. Poción Multijugos.
32. El diario secreto (parte 1)
33. El diario secreto (parte 2)
34. Cornelius Fudges (Parte 1)
35. Cornelius Fudges (Parte 2)
36. Aragog (parte 1)
37. Aragog (parte 2)
38.La cámara secreta (parte 1)
39. La cámara secreta (parte 2)
40. El Heredero de Slytherin. (Parte 1)
41. El Heredero de Slytherin. (Parte 2)
42. La recompensa de Dobby.
43. 1G vs 2G
44. Black.
45. El reencuentro.
46. Dementor (parte 1)
47. Dementor (parte 2)
48.Pozos de té y garras de hipogrifo.(Parte 1)
49. Pozos de té y garras de hipogrifo. (Parte 2)
50. El Boggart.
.51 La huida de la Señora Gorda.
.52 La derrota.
53. El Mapa de Merodeador.
.54 Sorpresa en Navidad.
.55 Patronus.
56. Gryffindor contra Ravenclaw
57. El rencor de Snape.(parte 1)
58. El rencor de Snape (parte 2)
59. La final de Quidditch.
60. La profecía de la Profesora Trelawney.
61. El perro, el gato y la rata.
62.Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta.
63. El Vasallo de Voldemort.
64. El beso del dementor.
65. El secreto de Hermione.
66. Más lechuzas mensajeras.
67. Último día.
.68. Disciplina mental.
.69. El traslador.
.70. Bagman y Crouch.
.71. Los Mundiales de quidditch.
.72. La marca tenebrosa.
.73. Alboroto en el Ministerio.
.74.El expreso a Hogwarts.
.75. El torneo de los tres magos.
.76. Ojoloco Moody.
.77. Maldiciones imperdonables.
.78.Beauxbatons y Durmstrang.
.79.El Cáliz de fuego.
.80. Los cinco campeones.
.81. La comprobación de las varitas.
.83. La primera prueba.
.84.El Frente de Liberación de los Elfos Domésticos.
85. Una prueba inesperda.
86. El baile de Navidad.
87. La primicia de Rita Steeker.
88. El huevo.
.89. La Segunda prueba.
.90. El regreso de Canuto.
.91. La locura del Señor Crouch.
.92. El Sueño.
.93. El pensadero.
.94. La tercera prueba.
.95. Hueso, carne y sangre.
.96. Los Mortifagos.
.97. Priori Incantatem
.98. El suero de la verdad.
.99. Caminos separados.
.100. El comienzo.
SEGUNDA PARTE.

.82. El colacuerno húngaro.

3.2K 252 144
By Mitologia_13

- Teddy, dale el libro a Charlie - le digo cuando lo cierra.

El pelirojo a leer el título, comprende porqué lo elegí.

- Creo que lo mejor será que les tapen los oídos a los pequeños - comenta Charlie y Harry no duda en hacerlo - "El colacuerno húngaro"

Procesan sus palabras por un momento, hasta que...

- ¡Drágones!

- ¡¿Cómo qué drágones?! - agrega mi madre.

- ¿Dime que es uno para los cinco? - me pregunta papá.

- No, había uno para cada uno de distintas especie - le respondo y noto Teddy bebé, está cambiando su cabello a rosa con su labio temblando haciendo un puchero de advertencia - Sé que no les agrada, pero no griten, a menos por él.

- Tranquilo pequeño - le dice Harry acomodanlo de costado para que lo vea y le acaricia su cabello hasta que regresa a su azul habitual - Escuchen antes de enloquecer.

- Estamos hablando de drágones - le responde Lily.

- Recuerda que no es le primero y tampoco será el último con el que nos enfrentemos - le dice en cambio jugando con sus manos y la del bebé - Van a saber que no fue fácil y tuvimos miedo, pero salimos vivos.

- Pero si esa es la primera prueba...

- La segunda fue un poco más fácil y en cuento a la tercera... Esa cambio todo - le digo a mi madre - Pero aquí estamos todos.

- Charlie, empieza - le pide Ron, para detener la conversación y se lo agradecemos.

La perspectiva de hablar cara a cara con Sirius fue lo único que ayudó a Harry a pasar las siguientes dos semanas, la única luz en un horizonte que nunca había estado tan oscuro. Se le había pasado ya un poco el horror de verse a sí mismo convertido en campeón del colegio, y su lugar empezaba a ocuparlo el miedo a las pruebas a las que tendría que enfrentarse. La primera de ellas estaba cada vez más cerca.

Godric se empecinaba en que aprendieramos más del libro rojo de combate, eso era increíble, pero agotador. Aunque también avanzamos con el verde y conseguí una poción que podría ayudar a mi madre. Todos los ingredientes se los pedí a papá en una carta, quisó saber para que era, pero preferí que sea una sorpresa e igual me envió todo.

- Suena todo muy agotador - comenta Remus.

- Dormía toda la noche, sino fuera que Hermione me despertaba, seguía durmiendo - le cuento.

- Diría que lo siento, pero necesitabas saber todo eso - me dice Godric.

- No me quejo, sabes que disfruto aprendiendo cosas nuevas y me tenías mucha paciencia - le respondo.

- Son buen equipo - comenta mi abuela.

- Suelo sacarlo de quicio a menudo, pero somos muy parecido - le digo divertida.

- Corrección, no me sacas de quicio, tú me provocas infartos y todavía no sé como eso puede ser posible - me dice en cambio Godric.

- Es un misterio de la vida...

- Ambos sabemos que no es así.

Harry le mandó la respuesta diciéndole que se encontraría al lado de la chimenea de la sala común a la hora propuesta, y que con Hermione y él pasabamos mucho tiempo discutiendo planes para obligar a los posibles rezagados a salir de allí la noche en cuestión. En el peor de los casos, estabamos dispuestos a tirar una bolsa de bombas fétidas, aunque esperabamos no tener que recurrir a nada de eso, porque si Filch nos pillaba nos despellejaría.

Mientras tanto, la vida en el castillo se había hecho aún menos llevadera para Harry, porque Rita Skeeter había publicado su artículo sobre el Torneo de los tres magos, que resultó ser no tanto un reportaje sobre el Torneo como una biografía de Harry bastante alterada. La mayor parte de la primera página la ocupaba una fotografía de Harry, y el artículo (que continuaba en las páginas segunda, sexta y séptima) no trataba más que de Harry. Los nombres (mal escritos) de los campeones de Durmstrang y Beauxbatons no aparecían hasta la última línea del artículo, y a Cedric no se lo mencionaba en ningún lugar.

- Te puso en su mira - le dice Sirius.

- Maldita arpía - comenta Lily.

- Quería matarla, ya era difícil todo y ese estúpido artículo empeoro todo - les cuenta Harry.

- ¿Contigo ni lo intento? - me preguta papá.

- Sí, pero con un solo comentario para no arriesgarse, pero eso bastó para hacerme enojar - le respondo - Pero al menos no los involucro a ustedes.

El artículo había aparecido diez días antes, y, cada vez que se acordaba
de él, Harry todavía sentía ardores de estómago provocados por la vergüenza.

El artículo de Rita Skeeter lo retrataba diciendo un montón de cosas que él no recordaba haber dicho nunca, y menos aún en aquel cuarto de la limpieza.

Supongo que les debo mi fuerza a mis padres. Sé que estarían orgullosos de mí si pudieran verme en este momento... Sí, algunas noches aún lloro por ellos, no me da vergüenza confesarlo... Sé que no puedo sufrir ningún daño en el Torneo porque ellos me protegen...

- ¿Orgullosa? Estaría enloqueciendo de preocupación - comenta Lily - No dudo de tus habilidades, pero no me gustaría que siendo tan joven participaras en eso.

- Y creo que solo tuvo razón en decir que estaríamos a tu lado siempre - agrega James - Aunque ella buscaba hacerte ver como una victima débil.

- Y eso me molestaba tanto - le dice él.

Pero Rita Skeeter no se había conformado con transformar sus «eh...» en frases prolijas y empalagosas. También había entrevistado a otra gente sobre él.

Finalmente, Harry ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey,
su íntimo amigo, asegura que a Harry raramente se lo ve sin la compañía de una tal Hermione Granger, una muchacha de sorprendente belleza, hija de muggles y que, como Harry, está entre los mejores estudiantes del colegio. Aunque también todos aseguran que con quién comparte una fuerte conexión es con la quinta campeona Hannah Gryffindor, la cual es novia del Campeón Cedric Diggory. Al parecer hay un triángulo amoroso con los Campeones de Hogwarts.

Fue una suerte que enviara a Zeus con una carta explicandole todo a mi padre o vendría por la cabeza de Cedric. Aunque los gemelos lo detestaban con más ímpetu que de costumbre.

- Agradezco ese gesto Hann, pero apreciaría un poco de ayuda ahora - me dice Cedric ante la miradas amenazantes de mis niños y de mi padre.

- Déjenlo, esa bruja solo quería hacerme quedar mal - les dije a ellos - A demás, aún no era la pareja de su padre.

- No me agrada como suena eso - me dice J.S.

- Pues... Habrá muchas cosas en este libro que no te agradarán - le dije en cambio - Hasta el quinto libro, no aclaramos nuestros sentimientos.

- Sigue Charlie - le pide Harry.

Desde que había aparecido el artículo, Harry tuvo que soportar que la gente (especialmente los de Slytherin) le citaran frases al cruzarse con él en los pasillos e hicieran comentarios despectivos.

-¿Quieres un pañuelo, Potter, por si te entran ganas de llorar en clase de Transformaciones?

-¿Desde cuándo has sido tú uno de los mejores estudiantes del colegio,
Potter? ¿O se refieren a un colegio fundado por ti y Longbottom?

-¡Eh, Harry!

Más que harto, Harry se detuvo en el corredor y empezó a gritar antes de acabar de volverse:

-Sí, he estado llorando por mi madre muerta hasta quedarme sin lágrimas, y ahora me voy a seguir...

-No... Sólo quería decirte... que se te cayó la pluma.

Era Cho. Harry se puso colorado.

-Ah, perdona - susurró él, recuperando la pluma.

-Buena suerte el martes - le deseó Cho - Espero de verdad que te vaya
bien.

Harry puso cara de idiota.

- ¿Cara de idiota? - me pregunta Harry divertido - Que dulce Gryffindor.

- Y fui amable Potter.

- Y aquí pueden presenciar a Hannah en modo celosa - les dice Ron al resto.

- Recuerda que tú también apareceras muchas veces en modo cavernicola celoso - le respondo y Hermione es la que ríe más fuerte.

- En verdad que con ustedes cuatro no nos aburrimos - nos dice Sirius.

A Hermione también le había tocado su ración de disgustos, pero aún no había empezado a gritar a los que se le acercaban sin ninguna mala intención.

De hecho, a Harry le admiraba la manera en que ella llevaba la situación.

-¿De sorprendente belleza? ¿Ella? -chilló Pansy Parkinson la primera
vez que la tuvo cerca después de la aparición del artículo de Rita Skeeter- ¿Comparada con quién?, ¿con un primate?

- A ti ni con un primate podríamos compararte, hasta estoy segura que un troll es más agraciado de belleza que tú - le dije con una sonrisa al verla enfurecerse.

- Madrina, en verdad eres genial - me dice Rose riendo junto con el resto.

- Así se habla - me dice Lily.

- No iba a dejar que ella con sus amigas se burlaran de mi mejor amiga - le respondo - A demás, no mentí.

- Gracias Hann, pero sabes que prefería ignorarlos - me dice Herms.

- ¡Vamos Hermione! - le dice Fred - Todos disfrutamos cuando desquician a nuestra niña.

- Apoyo eso - le dice James.

- Fénomeno, no te creas la gran cosa por tener a Diggory y Potter babeando por ti...

- No necesito tener a alguien babeando por mí para sentirme bien conmigo misma - le respondí - Pero tampoco veo a alguien babeando por ti.

-No hagas caso - me dijo Hermione con gran dignidad irguiendo la cabeza y pasando con aire majestuoso por al lado de las chicas de Slytherin -. Como si no existieran, Harry.

Pero Harry no podía pasar por alto las burlas. Ron no le había vuelto a
hablar después de decirle lo del castigo de Snape. Harry había tenido la esperanza de que hicieran las paces durante las dos horas que tuvimos que pasar en la mazmorra encurtiendo sesos de rata, pero coincidió que aquel día se publicó el artículo de Rita Skeeter, que pareció confirmar la creencia de Ron de que a Harry le encantaba ser el centro de atención.

Hermione estaba furiosa con los dos. Iba de uno a otro, tratando de
conseguir que se volvieran a hablar, pero Harry se mantenía muy firme: sólo volvería a hablarle a Ron si éste admitía que Harry no se había presentado él mismo al Torneo y le pedía perdón por haberlo considerado mentiroso.

- Niños tercos - comenta la abuela de Harry.

- Lidie con eso y luego con las disputas de Harry y Hannah - le responde Hermione.

- No fue a mí a quien le gritaste - le dije a ella.

- Solo me grito idiota antes de arrojarme con un libro en la cabeza - me corrige Harry.

- Y me lo perdí - me lamento.

- ¿Qué fue lo que hiciste? - le pregunta Al.

- Una idiotez, es probable que lo sepan en el último capítulo de hoy o en los de mañana - le responde Hermione.

-Yo no fui el que empezó - le dijo Harry testarudamente -. El problema es suyo.

-¡Tú lo echas de menos! - le repuso Hermione perdiendo la paciencia -. Y sé que él te echa de menos a ti.

-¿Que lo echo de menos? - le replicó Harry -. Yo no lo echo de menos...

Pero era una mentira manifiesta. Harry nos apreciaba mucho, pero nosotros no eramos como Ron. Tener a nosotras como principales amigas implicaba muchas menos risas y muchas más horas de biblioteca.

- En parte tienes algo de razón, la paso bien con ustedes, pero con Ron nos reímos de más tonterías - nos dice Harry.

- Lo entendemos - le responde Hermione.

- Eso no quita que sean divertidas - agrega Ron.

- Eso no estaba en discusión - le respondo en broma.

Harry seguía sin dominar los encantamientos convocadores; parecía tener alguna traba con respecto a ellos, y Hermione insistía en que sería de gran ayuda aprenderse la teoría. En consecuencia, pasaban mucho rato al mediodía escudriñando libros.

Viktor Krum también pasaba mucho tiempo en la biblioteca, y Harry se preguntaba por qué. ¿Estaba estudiando, o buscando algo que le sirviera de ayuda para la primera prueba? Hermione se quejaba a menudo de la presencia de Krum, no porque le molestara, sino por los grupitos de chicas que lo espiaban escondidas tras las estanterías y que con sus risitas no la dejaban concentrarse.

- No parece ser el tipo de chico al que le guste estar en la biblioteca - comenta Alice.

- Y no lo era - le responde Harry aguantando las ganas de reír - Solo que estaba concentrado en algo.

- ¿Tiene algo que ver con el Torneo? - le pregunta Remus.

- Más o menos - le digo con una sonrisa divertida.

- Ustedes dos están omitiendo algo - nos acusa Sirius.

- No vamos a mentirte, tienes razón - le digo.

- Pero vas a tener que esperar para saberlo - agrega Harry.

-¡Ni siquiera es guapo! - murmuraba enfadada, observando el perfil de Krum -. ¡Sólo les gusta porque es famoso! Ni se fijarían en él si no supiera hacer el amargo de Rosi.

-El «Amago de Wronski» - dijo Harry con los dientes apretados e intenté no reirme.

Los días que quedaban para la primera prueba transcurrieron tan velozmente como si alguien hubiera manipulado los relojes para que fueran a doble velocidad. A dondequiera que iba Harry lo acompañaba un terror casi
incontrolable, tan omnipresente como los insidiosos comentarios sobre el artículo de El Profeta.

El sábado, antes de la primera prueba nos dieron permiso a todos los alumnos de tercero en adelante para que visitaramos el pueblo de Hogsmeade. Hermione le dijo a Harry que le iría bien salir del castillo por un rato, y Harry no necesitó mucha persuasión.

- Tomar un poco de aire, les haría bien para los nervios - comenta mi abuelo.

- Más que nervios, era temor a lo que fuera que vayamos a enfrentar - le respondo - La incertidumbre de que ese momento cada vez estaba más cerca, nos atemorizaba.

- Es cierto, no es lo mismo saberlo a que aparezca de la nada - agrega Harry - Actuar bajo presión nos funciona mejor.

-Pero ¿y Ron? - le dijo -. ¡No querrás que vayamos con él!

-Ah, bien... - Hermione se ruborizó un poco -. Pensé que podríamos quedar con él en Las Tres Escobas...

-No - se opuso Harry rotundamente.

-Ay, Harry, qué estupidez...

-Iré, pero no quedaré con Ron. Me pondré la capa invisible.

-Como quieras... - le soltó Hermione -, pero me revienta hablar contigo con esa capa puesta. Nunca sé si te estoy mirando o no.

- Además, los dos se están portando como niños - le dije a Harry.

- Contigo también está molesto - me dijo en cambio.

- A diferencia de ti, no me molestaría compartir una mesa con él e intentar arreglar las cosas.

- No voy a cambiar de parecer.

- Papá, ya estabas grande para hacer berrinches - le dice J.S.

- ¿No eras tú el que le hizo un berrinche hoy temprano a su madre? - le pregunta en cambio.

- Tenemos permitido hacer berrinches con mamá, somos sus bebés - le responde con una sonrisa - Quiero verte llevarle la contra en eso.

- Creo que es el primer jaque mate de James Sirius - comenta Teddy.

- Nos burlariamos de él, pero tiene razón - le Al a Harry.

- Lo siento Potter, perdiste en esta - le digo divertida.

- Voy a tener que acostumbrarme.

De forma que Harry se puso en el dormitorio la capa invisible, bajó la escalera y marchó a Hogsmeade con nosotras.

Se sentía maravillosamente libre bajo la capa. Al entrar en la aldea vio a otros estudiantes, la mayor parte de los cuales llevaban insignias de «Apoya a CEDRIC DIGGORY», aunque aquella vez, para variar, no vio horribles añadidos, y tampoco nadie le recordó el estúpido artículo.

- Ahora la gente se queda mirándonos a nosotras - le dijo Hermione de mal humor, cuando salimos de la tienda de golosinas Honeydukes comiendo unas enormes chocolatinas rellenas de crema -. Creen que hablamos sola.

-Pues no muevas tanto los labios.

-Vamos, Harry, por favor, quítate la capa sólo un rato. Aquí nadie te va a molestar.

-¿No? -replicó Harry-. Vuélvete.

Rita Skeeter y su amigo fotógrafo acababan de salir de la taberna Las Tres Escobas. Pasaron al lado de Hermione sin mirarla, hablando en voz baja. Harry tuvo que echarse contra la pared de Honeydukes para que Rita Skeeter no le diera con el bolso de piel de cocodrilo. Cuando se hubieron alejado, Harry comentó:

-Deben de estar alojados en el pueblo. Apuesto a que han venido para presenciar la primera prueba.

- Ya voy a tener la posibilidad de cobrarmela - les dije molesta.

- A ti no te fue tan mal - me dijo Hermione.

- No, solo que tengo un triángulo amoroso - le dije en cambio - Apenas tengo tiempo para respirar.

- ¿Te la cobraste? - me pregunta James.

- Sí, pero fue leve, estaba cansada - le respondo.

- Igual se molestó bastante - comenta Ron divertido.

- Es raro que hoy te tomaras el día - me dijo Harry.

- Se lo pedí a Godric, le dije que necesitaba un respiro para calmar mi cabeza - le respondí - Al principio no le agradó porque quiere que entrenemos más, pero terminó cediendo.

- Siempre cede cuando se lo pides, es igual que tu papá - comenta Harry.

- Pone su mirada y listo, Lux tiene la misma habilidad - le responde Leo.

- Además pone buenos argumentos - les dice Godric.

- Y necesitaba en verdad un respiro - les digo a ellos - Mis ojos brillaban bastante.

- Después de la prumera prueba, brillaban hasta en la oscuridad - les dice Ron divertido y le arrojo un almohadón.

- ¿Qué tal si vamos a tomar una cerveza de mantequilla a Las Tres Escobas? Hace un poco de frío, ¿no? ¡No es necesario que hables con Ron! - le dijo irritada, interpretando correctamente su silencio.

La taberna Las Tres Escobas estaba abarrotada de gente, en especial de
alumnos de Hogwarts que disfrutaban de su tarde libre, pero también de una variedad de magos que difícilmente se veían en otro lugar. Supuse que, al ser Hogsmeade el único pueblo exclusivamente de magos de toda Gran Bretaña, debía de haberse convertido en una especie de refugio para criaturas tales como las arpías, que no estaban tan dispuestas como los magos a disfrazarse.

- Había tanta variedad de magos y criaturas como en el Mundial - comenta George.

- Eso era genial, una de las cosas buenas que trajo el Torneo - agrega Fred.

- Y victimas nuevas para hacerles bromas - les comenta Sirius.

- ¡Sirius! ¡James! - los regaña la Señora Potter.

- Pero si yo no dije nada - protesta James.

- Estabas pensando en lo mismo - le responde su madre.

Era dificil moverse por entre la multitud con la capa invisible, y muy fácil pisar a alguien sin querer, lo que originaba embarazosas situaciones. Fuimos despacio, arrimados a la pared, hasta una mesa vacía que había en un rincón, mientras Hermione se encargaba de pedir las bebidas. En nuestro recorrido por la taberna, vi a Ron, que estaba sentado con Fred, George y Lee Jordan.

Hermione se reunió con nosotros un momento más tarde, y le metió bajo la capa una cerveza de mantequilla.

- Menos mal que he traído algo que hacer.

Y sacó el cuaderno en que había llevado el registro de los miembros de la P.E.D.D.O. Vi nuestros nombres y el de Ron a la cabeza de una lista muy corta.

-No sé, a lo mejor tendría que intentar que la gente del pueblo se afiliara a la P.E.D.D.O. - nos dijo Hermione como si pensara en voz alta.

-Bueno - asintió Harry. Tomó un trago de cerveza de mantequilla tapado con la capa - ¿Cuándo te vas a hartar de ese rollo de la P.E.D.D.O.?

-¡Cuando los elfos domésticos disfruten de un sueldo decente y de
condiciones laborales dignas! - le contestó - ¿Sabes?, estoy empezando a pensar que ya es hora de emprender acciones más directas. Me pregunto cómo se puede entrar en las cocinas del colegio.

-No tengo ni idea. Pregúntales a Fred y George - dijo Harry.

- Pero tú si sabías donde se encontraba - le dice Teddy - Cuando cuidaste a Mamá Hann en la enfer ería le buscaste comida desde la cocina.

- Si le decía eso a Hermione, nos hubiera arrastrado de nuevo al castillo para que la llevemos - le responde Harry.

- ¿Y por qué no usaron el mapa del Merodeador o le preguntabas a Hannah? - le pregunta Sirius a Herms.

- Siendo honesta, no se me ocurrio lo del mapa - le responde ella - Y con Hannah...

- Supongo que era un tema delicado entre ambas - le completo la frase.

- Exacto - me dice ella.

Hermione se sumió en un silencio ensimismado mientras bebía mi cerveza de mantequilla observando a la gente que había en la taberna. Todos parecían relajados y alegres. Ernie Macmillan y Hannah Abbott intercambiaban los cromos de las ranas de chocolate en una mesa próxima; ambos exhibían en sus capas las insignias de «Apoya a CEDRIC DIGGORY». Al lado de la puerta vi a Cho y a un numeroso grupo de amigos de la casa Ravenclaw. Ella no llevaba ninguna insignia de apoyo a Cedric.

Me pregunté cómo se sentirían los otros campeones. Las últimas veces
que había visto a Cedric, éste estaba rodeado de admiradores y parecía nervioso, pero entusiasmado y no hemos tenido tiempo para hablar luego de esa sesión de foto.

- En realidad, estaba un poco avergonzada por lo que publicaron en el Profeta - le digo a Cedric.

- A mí me preocupaba lo que me podrían hacer los leones de tu casa - me dice él - Todo el mundo me preguntaban desde cuando salíamos. Los ignoraba.

- Porque querías que fuera cierto...

- ¡Ginny! - me quejo.

- Solo digo lo que la mayoría pensaba.

- Con Hannah somos amigos y le debo mucho...

- No me debes nada y no deberíamos estar aclarando esto a cada momento - les digo en general - Lo que les debe interesar nuestro ahora, no el pasado.

Me encontraba a Fleur Delacour en los corredores de vez en cuando,
y tenía el mismo aspecto de siempre, altanero e imperturbable. Y, en cuanto a Krum, se pasaba el tiempo en la biblioteca, escudriñando libros.

-¡Miren, es Hagrid! - nos dijo Hermione.

De entre la multitud se destacaba la parte de atrás de su enorme cabeza
llena de greñas. Me pregunté por qué no lo había visto nada más entrar, siendo Hagrid tan grande; pero, al ponerme en pie para ver mejor, me di cuenta de que Hagrid se hallaba inclinado, hablando con el profesor Moody. Hagrid tenía ante él su acostumbrado y enorme pichel, pero Moody bebía de la petaca. La señora Rosmerta, no ponía muy buena cara ante aquello: miraba a Moody con recelo mientras recogía las copas de las mesas de alrededor.

Probablemente le parecía un insulto a su hidromiel con especias, pero conocía el motivo: Moody nos había dicho a todos durante su última clase de Defensa Contra las Artes Oscuras que prefería prepararse siempre su propia comida y bebida, porque a los magos tenebrosos les resultaba muy fácil envenenar una bebida en un momento de descuido.

- Eso es ser demasiado... precavido - le dice mi madre.

- No cuando te ganas tantos enemigos como yo lo estoy haciendo - le responde él.

- Entonces ustedes cuatro deben de desconfiar hasta de sus propias sombras - nos dice Reg.

- Nadie está tan desquiciado como para meterse con algunos de ellos - le responde J.S antes de que respondieramos - Es como declarar la guerra.

- Vaya reputación que nos forjamos - comenta Ron.

Mientras que los observaba, Hagrid y Moody se levantaron para irse.

Sentí a Harry moverse, tal vez le hizo un gesto con la mano a Hagrid, pero luego recordó que éste no podía verlo. Moody, sin embargo, se detuvo y miró con su ojo mágico hacia el rincón en que se encontraba él. Le dio a Hagrid una palmada en la región lumbar, le susurró algo y, a continuación, uno y otro se dirigieron a la mesa de Harry y Hermione.

-¿Va todo bien, chicas? - nos preguntó Hagrid en voz alta.

-Hola - respondió Hermione, sonriendo.

- ¿Qué tal Hagrid? - le pregunté.

Moody se acercó a la mesa cojeando y se inclinó al llegar. Harry pensó que estaba leyendo el cuaderno de la P.E.D.D.O. hasta que le dijo:

-Bonita capa, Potter.

Lo miré muy sorprendida. A unos centímetros de distancia, el trozo de nariz que le faltaba a Moody era especialmente evidente. Moody sonrió.

-¿Su ojo es capaz de... quiero decir, es usted capaz de...?

-Sí, mi ojo ve a través de las capas invisibles - contestó Moody en voz
baja - Es una cualidad que me ha sido muy útil en varias ocasiones, te lo aseguro.

- Eso es genial y ahora sé que no debo usarla cerca suyo - le dice James.

- Muy sabio Señor Potter - le dice Moody con ironía.

- No somos Potter sino usamos la capa - comenta J.S.

- Pero mamá sabe en donde estamos a causa del Mapa - agrega Al.

- Agradezcan que los dejo que la usen y se diviertan un poco - les respondo.

Hagrid también le sonreía a Harry. Éste sabía que Hagrid no lo veía, pero era evidente que Moody le había explicado dónde estaba.

Hagrid se inclinó haciendo también como que leía el cuaderno de la
P.E.D.D.O. y le dijo en un susurro tan bajo que apenas pudimos oírlo:

-Harry, vengan con Hannah a verme a la cabaña esta noche. Ponte la capa. - Y luego, incorporándose, añadió en voz alta -: Me alegro de verlas, chicas. - Guiñó un ojo, y se fue. Moody lo siguió.

-¿Para qué querrá que vayamos a verlo esta noche? - dijo Harry, muy
sorprendido.

-¿Eso te ha dicho? - se extrañó Hermione - Me pregunto qué se trae entre manos. No sé si deberían ir, Harry... - Miró a su alrededor nerviosa y luego dijo entre dientes -: Podrías llegar tarde a tu cita con Sirius.

Era verdad que ir a ver a Hagrid a medianoche supondría tener que
apresurarse después para llegar a la una a la sala común de Gryffindor.

- Puedo ir yo sola para ver que quiere - les sugerí.

- Tengo bastante curiosidad, porque Hagrid no nos ha pedido nunca que fueramos a visitarlo tan tarde.

- ¡Ustedes estuvieron ahí! - nos acusa Charlie bajando el libro.

- Pensé que lo sabías - le dice Harry.

- Y estuvimos al lado tuyo - agrego divertida.

- Me siento traicionado - nos dice él.

- No exageres, tampoco fuimos los únicos ahí y no te lo dijimos en ese momento para evitarte problemas y también a Hagrid - le digo con calma - Lo sentimos hermano.

- Bien, de acuerdo... Es difícil enojarse contigo - me dice Charlie.

- Conozco unas cuantas personas que te pueden asegurar que es muy fácil.

A las once y media de esa noche, Harry, que había hecho como que se iba temprano a la cama, volvió a ponerse la capa invisible y bajó la escalera hasta la sala común. Sólo unas pocas personas quedaban en ella. Los hermanos Creevey se habían hecho con un montón de insignias de «Apoya a CEDRIC DIGGORY», e intentaban encantarlas para que dijeran «Apoya a HARRY POTTER», pero hasta aquel momento lo único que habían conseguido era que se quedaran atascadas en POTTER APESTA.

- Diría que la intención es lo que cuenta, pero ahí no se aplicaba - comenta James - ¿Por cuánto más tiempo debo seguir escuchando esa horrible mentira?

Ese comentario nos hace reír, entiendo a quién salió así Harry.

- Ya para el próximo capítulo disminuirá bastante - le dice Harry.

- Eso suena bien para mí - comenta J.S.

Esperé un minuto y abrí el retrato de la Señora Gorda, tal como habían convenido. Él lo traspasó subrepticiamente y me susurró un «¡gracias!». Miré hacia todos lados, antes de que Harry me cubriera con la capa.

Los terrenos del colegio estaban envueltos en una oscuridad total. Bajamos por la explanada hacia la luz que brillaba en la cabaña de Hagrid. También el interior del enorme carruaje de Beauxbatons se hallaba iluminado. Mientras llamamos a la puerta de la cabaña, oímos hablar a Madame Maxime dentro de su carruaje.

-¿Son ustedes, Hannah y Harry? -susurró Hagrid, abriendo la puerta.

-Sí - respondió Harry, que entró en la cabaña y nos quitó de la capa -. ¿Por qué nos has hecho venir?

-Tengo algo que mostrarles - repuso Hagrid.

Parecía muy emocionado. Llevaba en el ojal una flor que parecía una
alcachofa de las más grandes. Por lo visto, había abandonado el uso de aceite lubricante, pero era evidente que había intentado peinarse, porque en el pelo se veían varias púas del peine rotas.

-¿Qué vas a mostrarme? - le pregunté con duda.

-Cúbranse con la capa, vengan conmigo y no hablen - nos indicó Hagrid - No vamos a llevar a Fang, porque no le gustaría...

- Escucha, Hagrid, no puedo quedarme mucho... Tengo que estar en el castillo a la una.

Pero Hagrid no lo escuchaba. Abrió la puerta de la cabaña y se internó en la oscuridad a zancadas. Con Harry lo siguimos aprisa y, para nuestra sorpresa, advertimos que Hagrid nos llevaba hacia el carruaje de Beauxbatons.

- ¿Los llevaste a tu cita? - le pregunta James.

- No dibió ser una cita...

- Me suena a una cita doble - interrumpe Sirius a Hagrid.

- Con Harry aún no salíamos de esa manera - le recuerdo - Tendrán que esperar para eso.

- Por mi parte... estoy de acuerdo - me dice papá.

-Hagrid, ¿qué...?

-¡Shhh! - lo calló Hagrid, y llamó tres veces a la puerta que lucía las
varitas doradas cruzadas.

Abrió Madame Maxime. Un chal de seda cubría sus voluminosos hombros.

Al ver a Hagrid, sonrió.

-¡Ah, Hagrid! ¿Ya es la «hoga»?

-«Bon suar» -le dijo Hagrid, dirigiéndole una sonrisa y ofreciéndole la mano para ayudarla a bajar los escalones dorados.

- Todo un caballero - comenta Lily haciendo sonrojar a nuestro amigo - Ahora sabes que no necesitas consejos de ellos.

- Creo que vas por un buen camino - agrega mi madre.

- Ser tú mismo es lo esencial - le digo con una sonrisa - Que se enamores por quién eres y no por quién pretendes ser.

- ¿Eso se aplica en Harry? - me pregunta Alice.

- Él me enamoró por ser como es - le respondo y siento su mano sobre la mía - Ya lo van sabiendo.

Madame Maxime cerró la puerta tras ella. Hagrid le ofreció el brazo, y se fueron bordeando el potrero donde descansaban los gigantescos caballos alados de Madame Maxime. Con Harry, sin entender nada, corrimos para no quedarnos atrás. ¿Quería Hagrid mostrarle a Madame Maxime? Podía verla cuando quisiera: jamás pasaba inadvertida.

Pero daba la impresión de que Madame Maxime estaba tan en ascuas como nosotros, porque un rato después preguntó alegremente:

-¿Adónde me llevas, Hagrid?

-Esto te gustará - le aseguró Hagrid-. Merece la pena, confía en mí. Pero
no le digas a nadie que te lo he mostrado, ¿eh? Se supone que no puedes verlo.

-Descuida - le dijo Madame Maxime, luciendo sus largas y negras
pestañas al parpadear.

Y siguieron caminando. Con Harry los seguiamos, él cada vez más nervioso y mirando el reloj continuamente. Hagrid debía de tener en mente alguna de sus disparatadas ideas, que podía hacerlo llegar tarde a su cita.

Sospechaba que si no llegabamos pronto a donde fuera, él daría media vuelta para volver al castillo y dejaría a Hagrid disfrutando con Madame Maxime su paseo a la luz de la luna.

- Me conoces bien - me dice Harry - Iba hacer eso.

- Son bastantes extraños - nos dice Sirius.

- Gracias - le digo con sarcasmo - ¿Y te preguntas por qué tío Rem es mi favorito?

- Eso fue muy cruel - me responde él - Solo digo que es extraño que sepan que está pensando el otro.

- Hemos pasado mucho tiempo juntos, con el tiempo es más fácil adivinar que piensa el otro - le explica Harry.

Pero entonces, cuando habíamos avanzado tanto por el perímetro del bosque que ya no se veían ni el castillo ni el lago, oímos algo. Delante había hombres que gritaban. Luego oímos un bramido ensordecedor...

Hagrid llevó a Madame Maxime junto a un grupo de árboles y se detuvo. Con Harry caminamos aprisa a su lado. Durante una fracción de segundo pensé que lo que veía eran hogueras y a hombres que corrían entre ellas. Luego me quedé con la boca abierta.

¡Dragones!

Rugiendo y resoplando, cinco dragones adultos enormes, de aspecto fiero, se alzaban sobre las patas posteriores dentro de un cercado de gruesas tablas de madera. A quince metros del suelo, las bocas llenas de colmillos lanzaban torrentes de fuego al negro cielo de la noche. Uno de ellos, de color azul plateado con cuernos largos y afilados, gruñía e intentaba morder a los magos que tenía a sus pies; otro verde se retorcía y daba patadas contra el suelo con toda su fuerza; uno rojo, con un extraño borde de pinchos dorados alrededor de la cara, lanzaba al aire nubes de fuego en forma de hongo; el cuarto, negro y gigantesco, era el que estaba más próximo a ellos. El quinto, blanco y de un hocico largo y lleno de filosos colmillos.

- Uno ya era demasiado, pero eso cinco...

- Papá, yo te diría que lo vayas procesando durante el almuerzo - lo interrumpo - Salí viva, como puedes ver, pero es probable que te alteres cuando lo escuches.

- No me agrada eso - me dice él.

- Mi padre de mi tiempo, solo estaba feliz de verme en una pieza y me ahogó en un abrazo - le respondo.

- Lo que hiciste fue una locura - me dice Godric - Yo casi me infarto.

- Eso no ayuda - le respondo - Charlie, sigue.

Al menos cuarenta magos, siete u ocho para cada dragón, trataban de
controlarlos tirando de unas cadenas enganchadas a los fuertes collares de cuero que les rodeaban el cuello y las patas. Fascinado, con Harry levantamos la vista y vimos los ojos del dragón negro, con pupilas verticales como las de los gatos, totalmente desorbitados; si se debía al miedo o a la ira, lo ignorabamos. Los bramidos de la bestia eran espeluznantes.

-¡No te acerques, Hagrid! - le advirtió un mago desde la valla, tirando de la cadena -. ¡Pueden lanzar fuego a una distancia de seis metros, ya lo sabes! ¡Y a este colacuerno lo he visto echarlo a doce!

-¿No es hermoso? - le dijo Hagrid con voz embelesada.

- Los dragones van primero para Hagrid - comenta Ron.

- Yo ya he tenido suficiente de ellos - comenta Herms - Prefiero verlos de lejos.

- ¿Ustedes cuatri se cruzaron con otro dragon? - nos pregunta mi abuela.

- En nuestra defensa - le respondo viendo como nuestros padres solo se limitan a negar - No sabíamos que había uno allí y nos fue de gran ayuda.

- ¿Cómo sería eso? - nos pregunta confundido Remus.

- Vamos a dejar que lo averiguen en su momento - les dice Harry.

-¡Es peligroso! - gritó otro mago -. ¡Encantamientos aturdidores, cuando cuente tres!

Harry vio que todos los cuidadores de los dragones sacaban la varita.

-¡Desmaius! - gritaron al unísono.

Los encantamientos aturdidores salieron disparados en la oscuridad como bengalas y se deshicieron en una lluvia de estrellas al chocar contra la escamosa piel de los dragones.

Observé que el más próximo se balanceaba peligrosamente sobre
sus patas traseras y abría completamente las fauces en un aullido mudo. Las narinas parecían haberse quedado de repente desprovistas de fuego, aunque seguían echando humo. Luego, muy despacio, se desplomó. Varias toneladas de dragón dieron en el suelo con un golpe que pareció hacer temblar los árboles que había tras ellos.

Los cuidadores de los dragones bajaron las varitas y se acercaron a las derribadas criaturas que estaban a su cargo, cada una de las cuales era del tamaño de un cerro. Se dieron prisa en tensar las cadenas y asegurarlas con estacas de hierro, que clavaron en la tierra utilizando las varitas.

-¿Quieres echar un vistazo más de cerca? - le preguntó Hagrid a
Madame Maxime, embriagado de emoción.

- En verdad los amas - comenta Scorp.

- Son las criaturas más hermosas y majestuosas de todas - le responde Hagrid con una sonrisa.

- Puedes ir a visitarme en Rumania cuando tomes vacaciones en veinte años - le responde Charlie.

- No dudo que la espera valdrá la pena.

Se acercaron hasta la valla, seguidos por nosotros. En aquel momento se volvió el mago que le había aconsejado a Hagrid que no se acercara, y descubrí quién era: Charlie Weasley.

-¿Va todo bien, Hagrid? - le preguntó, jadeante, acercándose para hablar con él - Ahora no deberían darnos problemas. Les dimos una dosis adormecedora para traerlos, porque pensamos que sería preferible que despertaran en la oscuridad y tranquilidad de la noche, pero ya has visto que no les hizo mucha gracia, ninguna gracia...

-¿De qué razas son, Charlie? -inquirió Hagrid mirando al dragón más cercano, el negro, con algo parecido a la reverencia.

El animal tenía los ojos entreabiertos, y debajo del arrugado párpado negro
se veía una franja de amarillo brillante.

-Éste es un colacuerno húngaro -explicó Charlie-. Por allí hay un galés verde común, que es el más pequeño; un hocicorto sueco, que es el azul plateado, y un bola de fuego chino, el rojo. El blanco más grandes es un Ironbelly Ucraniano.

- Cuando terminemos este capítulo iré a la biblioteca - comenta Sirius - Quiero ver como son.

- No sé que tan buena idea sea - le dice Harry mirando a su madre.

- También quiero saberlo - le dice ella - Quiero saber a que te enfretantes.

- Sabemos que son fuertes y por eso siguen con vida - nos dice James.

Charlie miró a Madame Maxime, que se alejaba siguiendo el borde de la empalizada para ir a observar los dragones adormecidos.

-No sabía que la ibas a traer, Hagrid - le dijo Charlie, ceñudo -. Se supone que los campeones no tienen que saber nada de lo que les va a tocar, y ahora ella se lo dirá a su alumna, ¿no?

-Sólo pensé que le gustaría verlos. -Hagrid se encogió de hombros, sin
dejar de mirar embelesado a los dragones.

-¡Vaya cita romántica, Hagrid! -exclamó Charlie con sorna.

-Cinco... uno para cada campeón, ¿no? ¿Qué tendrán que hacer?,
¿luchar contra ellos?

-No, sólo burlarlos, según creo -repuso Charlie -. Estaremos cerca, por si la cosa se pusiera fea, y tendremos preparados encantamientos extinguidores. Nos pidieron que fueran hembras en período de incubación, no sé por qué... Pero te digo una cosa: no envidio al que le toque el colacuerno. Un bicho fiero de verdad. La cola es tan peligrosa como el cuerno, mira.

Charlie señaló la cola del colacuerno, y vi que estaba llena de largos pinchos de color bronce.

- ¿A cuál de los dos le tocó ese? - nos pregunta mi abuelo.

- Eso es fácil de adivinar - le dice George - ¿Cuál de los dos tiene más mala suerte?

- Van bastante parejos - comenta Remus.

- Harry - dijo James y él solo asintió - ¿Y a ti?

- A Harry le tocó el más feróz y a mí el más grande - le respondo.

Cinco de los compañeros de Charlie se acercaron en aquel momento al
colacuerno llevando sobre una manta una nidada de enormes huevos que parecían de granito gris, y los colocaron con cuidado al lado del animal. A Hagrid se le escapó un gemido de anhelo.

- Los tengo contados, Hagrid - le advirtió Charlie con severidad. Luego añadió -: ¿Qué tal están Harry y Hannah?

- Yo preocupándome y ustedes estaban a mi lado - nos dice él.

- No ibamos a delatarnos - le responde Harry.

- Pero gracias por preocuparte - agrego.

-Bien - le respondió Hagrid, sin apartar los ojos de los huevos.

-Pues espero que sigan bien después de enfrentarse con éstos - comentó
Charlie en tono grave, mirando por encima del cercado -. No me he atrevido a decirle a mi madre lo que le esperaba en la primera prueba, porque ya le ha dado un ataque de nervios pensando en él... - Charlie imitó la voz casi histérica de su madre -: «¡Cómo lo dejan participar en el Torneo, con lo pequeño que es! ¡Creí que iba a haber un poco de seguridad, creí que iban a poner una edad mínima!» Se puso a llorar a lágrima viva con el artículo de El Profeta. «¡Todavía llora cuando piensa en sus padres! ¡Nunca me lo hubiera imaginado! ¡Pobrecillo!»

- ¡Charlie Weasley!

- ¡Madre! - le responde con el mismo tono de voz haciendo que todos ríamos - Realmente cité lo que dijiste.

- Estabas angustiada por Harry y preocupada por ambos - le explica Bill - Y querías mantenerte calmada para no alterar a tía Marlene.

- Gracias por eso.

Harry ya tenía suficiente. Confiando en que Hagrid no nos echaría de menos, distraído como estaba con la compañía de cinco dragones y de Madame Maxime, tomó mi mano y se volvió en silencio y emprendió el camino de vuelta al castillo.

No sabía si me alegraba o no de haber visto lo que nos esperaba. Tal vez así era mejor, porque había pasado la primera impresión. Tal vez si me hubiera encontrado con los dragones por primera vez el martes me habría desmayado ante el colegio entero... aunque quizá me desmayaría de todas formas.

- Si te sentías así, lo disimulaste muy bien - me dice Draco.

- No podía entrar a la arena dejando que el miedo sea mi compañero - le respondo - A demás, hice algo antes que me hizo sentir mejor.

- ¿Qué cosa? - me pregunta Harry.

- Pensé que no iba a ser necesario que lo supieran - le respondo y le sonrío - Lo sabrás después de comer.

- De acuerdo Gryffindor.

Me enfrentaría armada con mi varita mágica, que en aquel momento no me parecía nada más que un palito, contra un dragón de diesciocho metros de altura, cubierto de escamas y de pinchos y que echaba fuego por la boca. Y tendría que burlarlo, observado por todo el mundo: ¿cómo?

Nos dimos prisa en bordear el bosque. Disponíamos de quince minutos escasos para llegar junto a la chimenea donde nos aguardaría Sirius, y no recordaba haber tenido nunca tantos deseos de hablar con alguien como en aquel momento. Pero entonces, de repente, chocó contra algo muy duro.

Se cayó hacia atrás con las gafas torcidas y agarrándose la capa. Llevándome con él al suelo.

-¡Ah!, ¿quién está ahí? - dijo una voz.

- ¡Por Merlín! Su suerte en verdad es un asco - nos dice Sirius.

- No tanto, seguimos vivos - le responde Harry.

- Y muchos se siguen preguntandose como lo lograron - nos dice Leo.

- Porque a diferencia de los malos, nosotros si teníamos por el cual pelear - le responde Harry y beso su mejilla.

- Es lo que nos hacía levantar para seguir peleando y querer ganar - agrego.

Harry se apresuró en cerciorarse de que la capa nos cubría por completo, y nos quedamos tendido completamente inmóvil, observando la silueta del mago con el que había chocado. Reconocí la barbita de chivo: era Karkarov.

-¿Quién está ahí? -repitió Karkarov, receloso, escudriñando en la oscuridad.

Harry permaneció quieto y en silencio. Después de un minuto o algo así, Karkarov pareció pensar que debía de haber chocado con algún tipo de animal.

Buscaba a la altura de su cintura, tal vez esperando encontrar un perro. Luego se internó entre los árboles y se dirigió hacia donde se hallaban los dragones.

- ¿Así que todos los campeones lo sabían excepto tú? - le pregunta Reg a Cedric.

- Por el momento, ambos me lo contaron a tiempo - le responde él.

- Eso fue muy noble - nos dice la abuela de Harry.

- Era lo justo - le dice él - Ni a mi enemigo le hubiera deseado que vaya a enfrentarse a un dragon sin saberlo... Bueno, a Voldemort sí.

Muy despacio y con mucho cuidado, con Harry nos incorporamos y reemprendimos el camino hacia Hogwarts en la oscuridad, tan rápido como podíamos sin hacer demasiado ruido.

No le cabía ninguna duda respecto a los propósitos de Karkarov. Había salido del barco a hurtadillas para averiguar en qué consistía la primera tarea.

Tal vez hubiera visto a Hagrid y a Madame Maxime por las inmediaciones del bosque: no eran difíciles de ver en la distancia. Todo lo que tendría que hacer sería seguir el sonido de las voces y, como Madame Maxime, se enteraría de qué era lo que les reservaban a los campeones. Parecía que el único campeón que el martes afrontaría algo desconocido sería Cedric.

Con Harry llegamos al castillo, entramos a escondidas por la puerta principal y empezamos a subir la escalinata de mármol. Estabamos sin aliento, pero no nos atrevimos a ir más despacio: nos quedaban menos de cinco minutos para llegar junto al fuego.

-«¡Tonterías!» -le dijo casi sin voz a la Señora Gorda, que dormitaba en
su cuadro tapando la entrada.

-Si tú lo dices... - susurró medio dormida, sin abrir los ojos, y el cuadro giró para dejarnos pasar.

Con Harry entramos. La sala común estaba desierta y, dado que olía como siempre, concluí que Hermione no había tenido que recurrir a las bombas fétidas para asegurarse de que no quedara nadie allí.

Harry se quitó la capa invisible y se echó en un butacón que había delante de la chimenea. La sala se hallaba en penumbra, sin otra iluminación que las llamas. Al lado, en una mesa, brillaban a la luz de la chimenea las insignias de «Apoya a CEDRIC DIGGORY» que los Creevey habían tratado de mejorar. Ahora decía en ellas: «POTTER APESTA DE VERDAD.»

- Esos niños están dejando de agradarme - comenta James y Lily le da un ligero golpe en la nuca.

- Tenían buenas intenciones, no lo hicieron con maldad - lo regaña ella.

- Los Creevey no tenían maldad - les dice Harry - Aunque en ese momento no lo tomé bien.

Harry volvió a mirar al fuego y se sobresaltó.

La cabeza de Sirius estaba entre las llamas. Si no hubiera visto al señor Diggory de la misma manera en la cocina de los Weasley, aquella visión me habría dado un susto de muerte. Pero, en vez de ello, Harry sonrió por primera vez en muchos días, saltó de la silla, se agachó junto a la chimenea y saludó:

-¿Qué tal estás, Sirius?

- Hola Sirius.

Sirius estaba bastante diferente de como lo recordaba. Cuando nos
habíamos despedido, Sirius tenía el rostro demacrado y el pelo largo y
enmarañado. Pero ahora llevaba el pelo corto y limpio, tenía el rostro más lleno y parecía más joven, mucho más parecido a la única foto que Harry poseía de él, que había sido tomada en la boda de sus padres.

- Bien, voy recuperando mi belleza natural - comenta él.

- Eres demasiado humilde contigo mismo - le dice en broma mamá.

- Déjalo Marlene o estará horas hablando solo de su cabello - le dice Lily.

- Mujer cruel, suficiente que te comparto a mi amigo - le responde él.

- Lo único que me pregunto, es ¿Por qué me senté entre ustedes dos? - les dice James - Me quedo en medio de sus reclamos.

- ¿Y cuál es tu problema Potter? - les preguntan ambos.

- Rayos... Voy a tener dos esposas...

Con eso ya es demasiado para todos, no podemos dejar de reír al ver como James intenta tranquilizar a ambos.

- ¡Waesley dejá de reír y sigue leyendo! - le pide mi padrino.

-No se preocupes por mí. ¿Qué tal están ustedes? - nos preguntó Sirius con el semblante grave.

-Yo estoy...

Durante un segundo intentó decir «bien», pero no pudo. Antes de darse cuenta, estaba hablando como no lo había hecho desde hacía tiempo: de cómo nadie le creía cuando decía que no se había presentado al Torneo, de las mentiras de Rita Skeeter en El Profeta, de cómo no podía pasar por los corredores del colegio sin recibir muestras de desprecio... y de Ron, de la desconfianza de Ron, de sus celos...

-... y ahora Hagrid acaba de enseñarnos lo que nos toca en la primera prueba, y son dragones, Sirius. ¡No voy a contarlo! - terminó desesperado.

- Creo que fue la primera vez que te escuche hablando tanto y tan rápido - le digo.

- Me hizo bien desahogarme - me responde Harry.

- Al es igual - nos dice Teddy - Se guarda todo hasta explotar.

- Debí haberles heredados algo mejor - le dice Harry.

- Mamá y tú me dan mi espacio, pero cuando ven que ya no doy más... Se mantienen cerca para cuando explote - nos dice Al.

- Es bueno saberlo con tanta anticipación - le respondo.

Sirius lo observó con ojos preocupados, unos ojos que aún no habían perdido del todo la expresión adquirida en la cárcel de Azkaban: una expresión embotada, como de hechizado. Había dejado que Harry hablara sin interrumpirlo, pero en aquel momento dijo:

-Se puede manejar a los dragones, Harry, pero de eso hablaremos dentro de un minuto. No dispongo de mucho tiempo... He allanado una casa de magos para usar la chimenea, pero los dueños podrían volver en cualquier momento. Quiero advertirles algunas cosas.

-¿Qué cosas? - le dije, sintiendo crecer su desesperación. ¿Era posible que hubiera algo aún peor que los dragones?

-Karkarov - explicó Sirius -. Era un mortífago. Sabes lo que son
los mortífagos, ¿verdad?

-Sí, los vimos en el Mundial.

-Lo pillaron y estuvo en Azkaban conmigo, pero lo dejaron salir. Estoy seguro de que por eso Dumbledore quería tener un auror en Hogwarts este curso... para que lo vigilara. Moody fue el que atrapó a Karkarov y lo metió en Azkaban.

- ¡Lo sabía! - grita Moody - Cuando salga de aquí atraparé a ese gusano.

- Es bueno verlo motivado - comento.

- ¿Un ex-mortifago será el director de un colegio? - pregunta Lily indignada.

- Para salvar su cuello delató a Mortifagos más poderosos e hizo lo posible por limpiar su nombre - le responde Harry - Aceptaron su trato.

-¿Dejaron salir a Karkarov? -preguntó Harry, sin entender por qué podían haber hecho tal cosa -. ¿Por qué lo dejaron salir?

-Hizo un trato con el Ministerio de Magia - repuso Sirius con amargura- Aseguró que estaba arrepentido, y empezó a cantar... Muchos entraron en Azkaban para ocupar su puesto, así que allí no lo quieren mucho; eso te lo puedo asegurar. Y, por lo que sé, desde que salió no ha dejado de enseñar Artes Oscuras a todos los estudiantes que han pasado por su colegio. Así que tengan cuidado también con el campeón de Durmstrang.

- Krum no fue una amenza, en ese sentido era un buen chico - les digo antes de que saquen sus conclusiones.

- Eso es un alivio.

- Eso es un problema menos - agrega Rose.

-Vale - asintió Harry, pensativo -. Pero ¿quieres decir que Karkarov
puso mi nombre en el cáliz? Porque, si lo hizo, es un actor francamente bueno. Estaba furioso cuando salí elegido. Quería impedirme a toda costa que participara.

-Sabemos que es un buen actor -dijo Sirius - porque convenció al
Ministerio de Magia para que lo dejara libre. Además he estado leyendo con atención El Profeta, Harry...

-Tú y el resto del mundo -comentó Harry con amargura.

-... y, leyendo entre líneas el artículo del mes pasado de esa Rita Skeeter, parece que Moody fue atacado la noche anterior a su llegada a Hogwarts. Sí, ya sé que ella dice que fue otra falsa alarma - añadió rápidamente Sirius, viendo que Harry estaba a punto de hablar, pero yo no lo creo. Estoy convencido de que alguien trató de impedirle que entrara en Hogwarts. Creo que alguien pensó que su trabajo sería mucho más dificil con él de por medio. Nadie se toma el asunto demasiado en serio, porque Ojoloco ve intrusos con demasiada frecuencia. Pero eso no quiere decir que haya perdido el sentido de la realidad: Moody es el mejor auror que ha tenido el Ministerio.

- Es raro escuchar a Sirius hablar tan maduro - nos dice Remus.

- ¡Oye!

- Dale unos minutos - le digo en cambio - Hay mañas que no pierde.

- Sigo aquí - nos dice él - Ahora veo porque se llevan tan bien.

- No te pongas celoso tío Sirius, verás que si me acuerdo de ti.

-¿Qué quieres decir? ¿Que Karkarov quiere matarnos? Pero... ¿por qué?

Sirius dudó.

- He oído cosas muy curiosas. Últimamente los mortífagos parecen más activos de lo normal. Se desinhibieron en los Mundiales de quidditch, ¿no? Alguno conjuró la Marca Tenebrosa... y además... ¿has oído lo de esa bruja del Ministerio de Magia que ha desaparecido?

-¿Bertha Jorkins?

-Exactamente... Desapareció en Albania, que es donde sitúan a
Voldemort los últimos rumores. Y ella estaría al tanto del Torneo de los tres magos, ¿verdad?

-Sí, pero... no es muy probable que ella fuera en busca de Voldemort,
¿no? - dijo Harry.

-Escucha, yo conocí a Bertha Jorkins - repuso Sirius con tristeza -.
Coincidimos en Hogwarts, aunque iba unos años por delante de tu padre y de mí. Y era idiota. Muy bulliciosa y sin una pizca de cerebro. No es una buena combinación, Harry. Me temo que sería muy fácil de atraer a una trampa.

- Sirius, eres un desastre para hablar con delicadeza - le dice su hermano.

- Creo que olvidas quien es nuestra madre - le dice él.

- Lo que sea, arregla eso antes de conocer a mi hermana - le dice mi madre.

- Jorkins, ¿A ella...? - nos pregunta McGonagall.

- Lo que dijo ese Sirius era correcto - le responde Harry - Es preferible que más adelante sepan los detalles.

-Así que... ¿Voldemort podría haber averiguado algo sobre el Torneo?
- le preguntó Harry -. ¿Eso es lo que quieres decir? ¿Crees que Karkarov podría haber venido obedeciendo sus órdenes?

-No lo sé - reconoció Sirius -, la verdad es que no lo sé... No me pega que Karkarov vuelva a Voldemort a no ser que Voldemort sea lo bastante fuerte para protegerlo. Pero el que metió sus nombres en el cáliz tenía algún motivo para hacerlo, y no puedo dejar de pensar que el Torneo es una excelente oportunidad para atacarlos haciendo creer a todo el mundo que es un accidente.

- Eso no me agrada - nos dice Leo.

- No creas que a nosotros nos alegraba - le respondo - Ya era demasiado lidear con el Torneo.

- Pero entre los cuatro nos repartíamos esa carga - agrega Harry.

- Pueden hacerlo sonar tan simple cuando no lo es - nos dice Molly.

- Lo sabemos mamá, pero ya terminará todo - le asegura Ron.

-Visto así parece un buen plan -comentó Harry en tono lúgubre -. Sólo tendrán que sentarse a esperar que los dragones hagan su trabajo.

- Sabes que no voy a permitirlo - le dije para calmarlo.

- Tú tendrás que lidiar con el tuyo y eso también me preocupa - me respondió él y sujeté su mano.

- Voy a estar bien Potter.

- ¿Ustedes son pareja? ¿O sales con Diggory? - la pregunta de Sirius me hizo sonrojar y soltar la mano de Harry.

- Black, no creas en los chimentos de esa vieja bruja - le dije y lo vi sonreír divertido.

- Y ahí está el Sirius que conocemos avergonzando a los chicos - comenta James.

- No habré podido dejarla pasar - le responde él.

- Me doy cuenta ahora de eso - le digo - Todavía no te conocía tanto.

-En cuanto a los dragones - le dijo Sirius, hablando en aquel momento muy aprisa -, hay una manera, Harry. No se te ocurra emplear el encantamiento aturdidor: los dragones son demasiado fuertes y tienen demasiadas cualidades mágicas para que les haga efecto un solo encantamiento de ese tipo. Se
necesita media docena de magos a la vez para dominar a un dragón con ese procedimiento.

-Sí, ya lo sé, lo vi.

-Pero puedes hacerlo solo -prosiguió Sirius -. Hay una manera, y no se necesita más que un sencillo encantamiento. Simplemente...

Pero Harry lo detuvo con un gesto de la mano. Oímos tras él los pasos de alguien que bajaba por la escalera de caracol.

-¡Vete! - le dijo a Sirius entre dientes-. ¡Vete! ¡Alguien se acerca!

- ¡¿Es en serio?!

- ¡Le hubieras dicho igual! - le reclama James.

- ¡No es mi culpa! ¡Yo ni siquiera sé como convatir contra un dragon! - le regresa el grito Sirius y el bebé comienza a llorar.

- ¿Qué parte no entienden que se asusta con los gritos? - les digo a ambos - Dámelo Harry.

Me pongo de pie para mecerlo y demora unos minutos en mermar su llanto. Luce molesto y no lo juzgo, tiene sus motivos.

- Sigue Charlie, que ya terminamos.

Harry se puso en pie de un salto para tapar la chimenea. Si alguien veía la cabeza de Sirius dentro de Hogwarts, armaría un alboroto terrible, y él tendría problemas con el Ministerio. Lo interrogarían sobre el paradero de Sirius...

Con Harry oímos tras él, en el fuego, un suave «¡plin!», y comprendió que Sirius había desaparecido. Vigiló el inicio de la escalera de caracol.

¿Quién se habría levantado para dar un paseo a la una de la madrugada, impidiendo que Sirius le dijera cómo burlar al dragón?

Era Ron. Vestido con su pijama de cachemir rojo oscuro, se detuvo frente a Harry y miró a su alrededor.

- No sabía que se trataba de Sirius - comenta Ron.

- Sino hubiesen estado comportandose como un par de niños, lo habrías sabido - le responde Hermione.

- Ella tiene un buen - agrego.

- Lo superamos - nos dice Harry.

-¿Con quién hablaban? - le preguntó.

-¿Y a ti qué te importa? - gruñó Harry -. ¿Qué haces tú aquí a estas horas?

- Me preguntaba dónde estarías... -Se detuvo, encogiéndose de hombros -. Bueno, me vuelvo a la cama.

-Se te ocurrió que podías bajar a husmear un poco, ¿no? -gritó Harry.

Sabía que Ron no tenía ni idea de qué era lo que había interrumpido, sabía que no lo había hecho a propósito, pero al parecer le daba igual.

-Lo siento mucho - le dijo Ron, enrojeciendo de ira - Debería haber pensado que no querías que te molestaran. Te dejaré en paz para que sigas ensayando tu próxima entrevista.

Harry agarró de la mesa una de las insignias de «POTTER APESTA DE
VERDAD» y se la tiró con todas sus fuerzas. Le pegó a Ron en la frente y rebotó.

-¡Ahí tienes! - chilló Harry -. Para que te la pongas el martes. Ahora a lo mejor hasta te queda una cicatriz, si tienes suerte... Eso es lo que te da tanta envidia, ¿no?

Con Ron lo vimos subir hecho una furia por las escalera. Ninguno de los dos esperaba eso.

- Heredó el dramatismo de James - comenta Remus.

- Muy cierto, he visto discusiones similares con Sirius - agrega mi padre.

- Como sea, disculpame por eso Ron - le dice Harry.

- Descuida, los dos nos comportamos como unos idiotas - le responde él.

- Ron - lo llamé - Te quiero y eres mi mejor amigo, pero los dos se están portando como unos niños. Él te necesita, está asustado y estresado por está primera prueba - agregué - Eres consciente que ninguno puso el nombre en el Caliz y el que lo hizo es porque nos quiere muerto.

Lo dejé ahí pensando en lo que le dije y me fuí a dormir.

- Fin del capítulo - nos dice Charlie.

- De acuerdo, hay que almorzar - les digo sacando mi varita.

- Yo iré a la biblioteca - comenta Sirius yendose.





N/A: Bien, más de 9.500 palabras... Creo que no siento mis dedos o mi vista jajaja

Ustedes lo valen.

Al próximo capítulo me falta agregarle el leyendo... Tal vez y con suerte, mañana lo estaré publicando.

Gracias por leer. ❤😍😘

Continue Reading

You'll Also Like

5K 41 1
El príncipe Aexander Targaryen fue el primer Omega , aquí vamos a poder conocer todo sobre el y de cómo sería su vida en diferentes escenarios
540K 85.6K 35
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
484 59 8
Que ocurre cuando sueñas que estas en un lugar que no conoces pero se siente tan real. Eso es lo que le ocurre a Jacaerys Velaryon y Draco Malfoy. Ja...
5.8K 597 11
Crossover de Teen Wolf y Criminal Minds. Stiles Stilinski, Isaac Lahey y Cala Hale son nuevos agentes del FBI todo iba bien en su trabajó, hasta que...