Lo que encontré en ti

Por Alewriting29

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Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no... Más

PROLOGO
01 VALENTINA
02 VALENTINA
03 VALENTINA
04 SEBASTIÁN
05 VALENTINA
06 SEBASTIÁN
07 VALENTINA
08 SEBASTIÁN
09 VALENTINA
10 SEBASTIÁN
11 VALENTINA
12 VALENTINA
13 SEBASTIÁN
14 VALENTINA
16 VALENTINA
17 SEBASTIÁN
18 VALENTINA
19 SEBASTIÁN
20 VALENTINA
21 SEBASTIÁN
22 VALENTINA
23 SEBASTIÁN
24 VALENTINA
25 SEBASTIÁN
26 VALENTINA
27 SEBASTIÁN
28 VALENTINA
29 SEBASTIÁN
30 VALENTINA
31 SEBASTIÁN
32 VALENTINA
33 SEBASTIÁN
34 VALENTINA
35 SEBASTIÁN
36 VALENTINA
37 SEBASTIÁN
38 VALENTINA
EPILOGO SEBASTIÁN
Agradecimientos

15 SEBASTIÁN

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Por Alewriting29


     Al fin viernes, ya estábamos entrando en víspera de navidad y estaba haciendo mucho frío, ya no nos estábamos yendo caminando sino que íbamos y veníamos en mi auto o en el de Daniel y así hacían la mayoría de los estudiantes. Esa semana fue muy larga y muy estresante, y más viendo como siempre que salíamos y entrabamos de clases Valentina estaba junto con Gabriel y el chico ese que aún no sabía quién era o cómo se llamaba.

Estaba colocándome la mochila en el hombro cuando Natalie se me puso al frente, últimamente estaba muy intensa y eso ya me estaba hartando, estaba haciendo lo que ella pedía ¿qué más quería?

- Me preguntaba si me podías llevar a mi casa, está haciendo frío y no me quiero ir sola – hizo un puchero pero en vez de agradarme causó todo lo contrario –. Además podría darte algo a cambio – paso su mano por mi entrepierna y cuando estaba a punto de contestar se escuchó a alguien hablando por teléfono en el pasillo.

- ¿Por qué no puedes venir a buscarme? – era Valentina – Entonces que venga Jeyden, ya sabe dónde está el instituto. – así que así se llamaba el idiota ese, es bueno saberlo – Bueno yo arreglaré con quien me voy, pero quiero una buena explicación Gabriel o si no ya sabes quién lo pagará – dejó de hablar y paso por frente a la puerta del salón sin mirar hacia nosotros.

- Que estúpida. – dijo Natalie volviendo a tener mi atención – Entonces ¿nos vamos? – dijo y yo la mire con una sonrisa arrogante.

- Lo siento Natalie, resulta que no tengo tiempo de nada, así que no podré llevarte, busca a otro chico para que lo haga y hazle la misma propuesta que a mí, créeme, no se negará – y salí del salón sin darle tiempo a objetar.

Caminé rápido por los pasillos para poder encontrarla, esta era mi oportunidad de estar aunque sea unos minutos con ella sin interrupciones.

Corrí por varios pasillos pero no la encontraba por ningún lado, ya me estaba comenzando a desesperar y cuando doble una esquina fue que la vi sentada contra la pared con el celular en la oreja.

- Mierda – dijo dejando el celular a un lado y llevando sus manos al rostro.

Me acerqué a ella y cuando levanto su cara para mirarme, no sé cómo describirlo, pero en sus ojos había un vacío cada vez que lo hacía, cada vez que me miraba.

- ¿Qué tienes? – me agache para quedar a su altura y ella soltó un suspiro.

- Mi hermano no me puede venir a buscar y le estoy marcando a Isabella para irme con ella y Daniel pero no me contesta.

- Ellos están juntos, creo que tenían una cita o algo así.

- Por qué no me sorprende. – negó con una sonrisa – Y ahora no se con quién irme, está haciendo frío y sé que el trayecto es corto pero como te puedes dar cuenta el uniforme no me favorece mucho.

- Yo te llevo – soltó una carcajada como si se estuviera burlando de mí.

- Debes de estar enfermo o realmente este no eres tú. No pienso irme contigo, así que puedes ir tomando vuelo – se levantó pasándome por un lado y dije lo primero que pensé:

- Si no te vienes conmigo por las buenas lo harás por las malas – al voltearme ella hizo lo mismo y me miro retándome.

- Quisiera ver eso – siguió caminando y no lo pensé dos veces al cogerla la mano y traerla hacia mí para cargarla en mi hombro.

- ¡Sebastián bájame ahora! – dijo dando patadas y sacudiéndose mucho.

- Me retaste y esta es la consecuencia – comenzó a dar más patadas y le di un azote para que se tranquilizara y como que funciono.

- ¿A-acabas de darme un azote en el culo? – preguntó nerviosa. Me encantaba cuando estaba así.

- Si y si no te quedas quieta te daré más de uno, así que creo que es mejor que cooperes – gruño y se quedó quieta, cuanto daría por volver a darle uno.

Llegamos a mi auto y fue cuando la baje, al mirarla tenía el ceño fruncido y no pude evitar reír.

- Eres un cavernícola.

- Cavernícola o no igual te llevare a tu casa, así que mejor sube al auto, – abrí la puerta para que entrara pero no lo hacia así que tuve que poner mi expresión más seria para demostrar quién era el que mandaba en ese momento – ahora – dije y antes de que se montara me saco el dedo del medio. Cuando cerré la puerta que fui a buscar las llaves no las conseguía, busque dentro de mi mochila, nada, y fue cuando voltee hacia el asiento donde se encontraba Valentina que pude ver burla en su rostro mientras me mostraba las llaves, fui a abrir la puerta de nuevo pero esta le puso seguro.

- Abre la puta puerta, o si no...- dije comenzando a molestarme.

- ¿O si no qué?, desde tu posición no me puedes amenazar así que es mejor que cooperes si no quieres que encienda tu precioso auto y me vaya de aquí.

Se pasó al asiento del conductor y encendió el auto, pero aún seguía sin quitar los seguros de las puertas. No sabía qué hacer. Tomé aire y la mire.

- Esta bien, ya me calme, abre la puerta y olvidare que esto pasó ¿de acuerdo? – soltó una carcajada y eso me enfureció –. ¡Abre la puñetera puerta!

- Ay se molestó el niño, le molesta que tomen cosas que son suyas, pobrecito – dijo haciendo un puchero.

- ¿Qué quieres que haga para que abras la puerta? Me estoy muriendo de frío y estoy cabreado así que creo que tienes mucho que perder si no lo haces.

- Primero quiero que dejes de amenazarme, porque como te repito, tu posición no es buena; – avanzo un poco el auto haciendo que fuera detrás de el – y segundo quiero que me dejes conducir hasta mi casa.

- Eso no pasará.

- Muy bien – dijo y arranco el auto haciendo que esta vez corriera detrás de él, comencé a agitar los brazos y se detuvo. Cuando llegué a la puerta del copiloto respiraba agitado y ella me miraba con arrogancia.

- Tu ganas, te dejare conducir, pero abre la puerta, te lo pido.

- Me gusta tu cooperación. – abrió la puerta y fue cuando pude respirar con tranquilidad haciendo que mi cuerpo se acostumbrara a la temperatura del auto – Y ya que dejaste de jugar, ahora si nos vamos.

Puso en marcha el auto y cuando salimos del estacionamiento la mire mal poniendo los ojos en blanco.

- Eres cruel.

- Me amenazaste y estas fueron las consecuencias – dijo sonriendo y no pude evitar hacer lo mismo porque uso las mismas palabras que yo.

El viaje fue en silencio, pero no uno incómodo y a pesar de eso estaba feliz de estar a su lado. Me tomé un momento para darme cuenta de algo que hacía que me gustaba mucho, era un gesto con la boca, hacia como una especie de trompa el cual era muy graciosa pero a la vez muy tierna. Notó que la estaba mirando porque volteo a verme y no quise aparatar la mirada.

- ¿Qué pasa?

- Nada, no es nada – me miro extrañada pero no le dio importancia. Seguí mirándola por el resto del camino hasta llegar a su casa. Apago el auto y se volteó a verme.

- Para compensar lo que hice, te invito a pasar y te preparo chocolate caliente ¿aceptas? – no le podía decir que no y sobre todo sabiendo que después de todo lo que le he estado haciendo no me haya reclamado nada.

- Claro que acepto – sonrió y quitó las llaves del contacto.

- Toma, antes de que se te vuelvan a extraviar – dijo con burla y le arrebaté las llaves de la mano.

- Muy graciosa – me baje del auto y ella hizo lo mismo.

Al entrar a su casa pude ver a Gabriel y a otro chico. Cuando se percataron de que habíamos llegado el chico se volteó y me di cuenta de que era Jeyden, el famoso Jeyden, seguro que fue él el que estaba con Valentina el día que Daniel salió a correr. Los dos nos vimos por unos segundo retándonos, sabíamos quiénes éramos y por quien teníamos este pequeño enfrentamiento silencioso, salimos de este cuando ella hablo.

- Quiero mi explicación ya – dejó su mochila en un sofá individual y se cruzó de brazos.

- Antes de que me mates. – dijo levantándose y acercándose a mí – Hola Sebastián, te presento a mi mejor amigo Jeyden, Jeyden él es un compañero de clases de Tina.

Jeyden se levantó y se puso frente a mí, los tres éramos del mismo tamaño así que si quería intimidarme no podría hacerlo.

- Un placer – dijo serio levantando la mano y con un disgusto en su tono de voz.

- Igualmente – dije igual de serio que él tomándola y al soltarnos Valentina hablo.

- Bueno como ya todo el mundo se conoce, quiero mis explicaciones.

Los tres la miramos y como que se sintió intimidada, porque desvió la mirada.

- Bueno Tina resulta que me llamaron de Washington y tengo mi graduación este fin de semana así que mejor ve empacando porque nos vamos mañana temprano.

Valentina comenzó a saltar de alegría y se lanzó a los brazos de Gabriel y este le empezó a dar vueltas, era un panorama muy hermoso hasta que ojos de pez hablo.

- Si y que bien que voy a poder ver a mi mejor amigo graduarse.

Espera ¿qué?

- ¿Qué? – peguntó Valentina.

- Pues si mi Vale, – le acaricio la mejilla y sentí mi sangre hervir – voy con ustedes a Washington.

Esto no podía estar pasando, este idiota se ira con ellos no sé por cuantos días y no sabré que están haciendo o que insinuación le puede hacer él, y lo peor de todo esto es que no puedo opinar porque no somos nada... ¡¿Por qué coño no somos nada?!

- Bueno, yo me voy Vale – ella se volteó a mirarme y negó con la cabeza.

- No, tú aun no te vas, te dije que te daría algo así que de aquí no te mueves.

- ¿Que le darás Vale? – pregunto ojos de pez y yo sonreí al notar su incomodidad.

- Algo, no les interesa – me tomó de la mano y en esos segundos que tardó en darme la vuelta pude ver el enojo que sintió por ese simple acto, idiota. Dejé que me guiara con una sonrisa victoriosa.

Entramos a la cocina y comenzó a buscar las cosas, tuve que ayudarla a bajar el chocolate en polvo y otros objetos.

- A veces ser pequeña no me ayuda en muchas cosas.

- Si, pero es lindo que seas de ese tamaño, te hace ver preciosa. – note que se sonrojo un poco y comenzó a preparar el chocolate. Mientras lo hacía se me paso por la mente algo que quería preguntarle desde hace unos días – Vale ¿por qué tu hermano te dice "Tina"?

Apartó la mirada del chocolate y respondió:

- Cuando estábamos pequeños hubo una vez que Gabriel me estaba preparando el baño y cuando me llamo dijo "Valentina ven a la tina" y al darnos cuenta de lo gracioso que sonaba comenzó a decirme así.

Yo nunca llegue a ponerle apodo a ninguna de mis conquistas, pero si se lo puse solo a una persona, y creo que esta vez serán dos, tendré que pensar bien cual le puedo poner a ella.

- Es muy bonito, me gusta – dije y ella siguió haciendo el chocolate.

No teníamos mucho de qué hablar así que hacia lo que siempre me gustaba hacer cuando estaba con ella, observarla, aun no entendía porque no se daba cuenta de lo que podía ocasionar en los hombres. Tal vez muchos pensaran que es alguien sin gracia, pero para mí, tiene absolutamente todo lo que una chica debería de tener, o para mis ojos tenía todo lo que a mí, en lo particular, me gustaba.

Cuando termino sirvió la bebida en dos tazas y me entrego la mía.

- Espero que te guste – dijo sentándose a mi lado. Tomé un sorbo y de verdad que estaba muy bueno.

- Esta delicioso, gracias. – la tomé de la mano por impulso y se volvió a sonrojar – ¿Por qué te sonrojas siempre que hago este tipo de cosas?

- ¿Tu porque crees que lo hago? – me miro y no supe que responderle, así que di gracias cuando su hermano entró a la cocina.

- Tina son las nueve de la noche y tienes que hacer tus cosas para mañana.

Ella me miro por última vez y en su mirada vi decepción, de nuevo.

- Si, lo sé – se levantó del asiento y yo hice lo mismo.

- Yo me voy, gracias por el chocolate, estaba muy rico. – me dio una media sonrisa y fue directo a la puerta – Felicidades Gabriel, espero que la pasen muy bien – le di una palmada en el hombro y sentí que me tomó del brazo.

- Si quieres resolver la pregunta que te hizo mi hermana, mírala directo a los ojos cuando la despidas, y si no te das cuenta es porque no sabes distinguir las señales – me soltó y se fue de la cocina.

Al llegar a la entrada ella estaba con la cabeza baja así que hice lo que me dijo Gabriel, la tome del mentón e hice que me mirara y lo entendí todo. Sus ojos brillaban cuando me veía, pero siempre había algo más en ellos, muy pocas veces había un sentimiento de felicidad cuando lo hacía, siempre había tristeza, ira, y en este momento era la decepción y me dolía, dolía verla así y ya sabía por qué me afectaba tanto.

Comencé a acariciarle la mejilla como siempre lo hacía cuando estaba con ella, cerró los ojos y me fui acercando para besarle, quería hacerlo, comencé a rozarle los labios dando tiempo a que me detuviera y como no lo hizo, avance.

- Vale, te voy a ayudar a empacar – dijo el puto de Jeyden interrumpiendo mi momento con ella. Valentina se alejó y le sonrió, haciendo que él se regocijara y yo me enfureciera.

- Okey, está bien, gracias. – se volvió para mirarme – Nos vemos luego Sebastián – se puso de puntillas y me abrazo por el cuello y yo lo hice por la cintura haciendo que la situación cambiara. La abrace con fuerza y cuando se separó de mí le bese la comisura de los labios.

- Diviértete en Washington – asintió y se fue escaleras arriba.

Jeyden no me quitaba los ojos de encima y yo hacía lo mismo. Permanecimos en silencio un minuto hasta que el hablo.

- Se lo que intentas y no lo lograras.

- ¿Qué piensas tú que estoy intentando?

- Hacer que sienta algo por ti y eso no pasara, haré que eso cambie y entonces ella será totalmente mía.

- Creo que te equivocas en algo amigo mío, – lo observe un momento y proseguí – ella ya siente algo por mí – la sorpresa en su rostro era muy evidente. – Pero si quieres intentar que eso cambie, entonces quiero verlo – y me fui con una sonrisa triunfante en mi rostro.

Cuando llegue a casa encontré a Daniel viendo la tv.

- ¿Cómo te fue con Isabella? – aun seguíamos distanciados, pero ya la tensión estaba disminuyendo.

- Bien – dijo y cuando voltee a mirarlo encontré una marca en su cuello.

- Daniel, tienes un chupón en el cuello – dije mientras le tocaba la zona donde se encontraba.

- No seas mentiroso – saque el celular y cuando le tome la foto que se la mostré su rostro paso de tranquilidad a espanto.

Saltó del sofá y fue directo al baño, cuando llego su cara me hizo tanta gracia que no pude impedir reír en voz alta.

- Sí, ya veo que lo pasaste muy bien.

- Voy a matarla, le dije que sin marcas y ni siquiera se puede cubrir con maquillaje.

- No, eso no lo cubrirá ni hasta la mejor base. – comenzó a reírse conmigo y como ya sentía que las cosas se habían enfriado tuve que decirle lo que estaba pasando – Daniel está pasando algo con Valentina.

- ¿Qué sucede?

- Creo que ya tengo respuesta a lo que me está pasando.

- ¿Te gusta Valentina? – preguntó mirándome directamente a los ojos y esta vez no pude mentirle.

- Si, me gusta Valentina. – no sabía si decirlo, pero aun así lo hice – y sé que ella siente lo mismo por mí.

Daniel solo me miro y sonrió.

- Me alegra que aceptes tus sentimientos Sebastián, – dijo, pero su sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo y hubo un pequeño silencio. Aun mirándome a los ojos, dijo algo que no quería ni imaginar que pudiera pasara – pero si continúas actuando como lo has hecho hasta ahora, esos sentimiento que ella tiene hacia ti se irán. Ella buscara otros brazos y tú estarás muy jodido, así que a partir ahora piensa mejor en lo que haces.

Y con eso se fue, dejándome con los pensamientos totalmente revueltos. 

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