En mi oasis siempre hay Luna...

By S_Ciel

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Rhea nació en una familia maravillosa, con padres que lo aman y hermanos revoltosos, pero increíbles, su vida... More

PRÓLOGO
1. No soy de oro, solo dorado
2. Nos vemos en el universo
3. Son para comerte mejor
4. Soy un lobo, no tu presa
5. Siempre con el salvavidas no aprenderás a nadar
6. ¿Y qué ocurre con mi «felices para siempre»?
7. Por favor no te lleves lejos a mi sol
8. El chico de los susurros
9. La noche de los corazones rotos
10. Ni el hierro ni la seda encadenarán a un lobo
12. El caballero de los brazos de oro
13. Mi alma a medias
14. Aquí no rompemos sueños
15. Se buscan sueños, se aceptan ofertas
16. La paz sí es una opción
17. La espada
18. Primera vez
19. Me jala hacia ti
20. No guardes silencio
21. Aprovecha el día (Carpe diem)
22. La boca del lobo
23. El hogar de mi corazón
24. La fuerza de mi naturaleza
25. Donde mis demonios se esconden
26. Todas las eternidades de mi vida
27. Alineemos las estrellas
28. Si hay que saber algo, que sea la verdad
29. Las lágrimas son parte del encanto
30. La leyenda de quién eres
31. Por la manada
32. El primero de muchos vinilos

11. Te veo

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By S_Ciel

Sabía que a mi clan no le gustaba Min-Jun, pero sus sentimientos hacia él no deberían importar, nada debería impedir que lo ayudáramos. Yo me había equivocado con él desde el principio, pero no iba a dejar que ellos cometieran el mismo error. Terminamos de comer. Faltaba una hora para la reunión y el juicio, este sería como humanos, no como lobos. La única ropa que traje que no había sido repartida eran mis zapatillas negras, así que me las puse, los pantalones y camisetas de mis hermanos me quedaban grandes. La idea de que mi ropa estuviera en manos de otras personas, que la hubiesen usado para buscarme, que ahora pudieran reconocerme por el olor, no era en realidad lo más tranquilizador del mundo, pero al menos no eran mis camisetas favoritas, había hecho bien en no traer mi mejor ropa porque aunque el tío Nate seguro me habría estampado nuevos diseños, habría lamentado mucho perderlas. Era algo absurdo, poco importante y nimio, pero sentía que, dado todo lo que había ocurrido en tan corto espacio de tiempo, no quería perder nada más.

―Partimos en diez minutos ―Len abrió la puerta del cuarto mientras yo le hacía una coleta a Atlas, y Themis protestaba que quería que lo peinara también, Atlas, por supuesto, le hacía burla por tener mi atención. Pero no es que hubiese mucho que hacer con el cabello corto de Themis.

―Está bien ―ella no salió de la habitación. Sus ojos ambarinos me escrudiñaron con cuidado. Llevaba una falda de jean azul y una blusa blanca, los gemelos en cambio llevaban pantalones cortos azules y verdes, Atlas una camiseta gris y Themis una morada.

―¿Por qué te importa tanto Min-Jun? Aun si fue obligado, usó su voz de alfa contigo, eso no debió sentirse nada bien ¿de verdad quieres protegerlo después de eso? ―solté un suspiro cansado―, él ni siquiera... ya sabes ―de pronto lucía incómoda y yo esperaba que no dijera lo que creía que iba a decir―, no nació como se debe.

―Selene ―siempre había admirado a mi hermana, era justa, responsable y sabía que cargaba con un gran peso por ser la mayor, desde que tengo recuerdos se ha sentido un poco «a cargo» de nosotros. Pero las buenas personas también podían equivocarse, podían criar prejuicios sin darse cuenta, sin embargo, solo porque las cosas se hayan hecho siempre de un modo, no significa que eso esté bien―, no me agrada lo que hizo Zhirayr, pero Min-Jun no tiene la culpa ―sé que mi voz salió mucho más seria de lo que esperaba, lo gastada que sonaba por mi afonía hizo que sonara un poco peor―, él no pidió nacer de dos padres que no lo querían, no fue su elección ¿dirías lo mismo de los niños en un orfanato? Tal vez pienses lo mismo de los niños huérfanos a los que a veces les lee dada ―la encaré, ella lucía avergonzada, sus mejillas se sonrojaron y agachó la cabeza.

―Lo siento, tienes razón ―Themis estaba sentado frente a nosotros, yo terminé de amarrar el cabello de Atlas.

―Está bien que no sea su culpa pero no me gusta que se te pegue ―se cruzó de brazos, Atlas asintió, para muchas cosas aún eran solo niños. Recordé de pronto el consuelo que había pensado que podría darles mientras estaba en aquella cabaña y una sonrisa triste se dibujó en mi rostro.

―Deberían estar tranquilos, la persona que podría haberme robado de ustedes no lo hará ―la expresión de Themis se volvió culposa, no había sido su intención recordármelo, me acerqué a él y lo abracé.

―Perdona, no quería... ―le abracé más fuerte.

―Estaré bien ―lo cierto es que no sabía si mis palabras eran ciertas o mentiras, no sabía cómo iba a sentirme cuando finalmente regresáramos a casa y tuviera que enfrentar, sin ataques o enemigos lo que significaba de verdad el rechazo de Mars, cuánto lastimaría mi idea de futuro, mis conversaciones, mis ideales, la forma en que me movía por la vida.

―Vamos ―seguimos a Len escaleras abajo, mis primos me miraban con una preocupación que supongo era más que entendible, pero ahora otras cosas eran mucho más importantes. Nos subimos al vehículo, papá conducía, yo estaba sentado sobre las piernas de Atlas, estaba muy serio.

―¿Encontraron una forma de ayudar a Min-Jun? ―papá se tensionó.

―Tendremos que ver cómo va el juicio ―no sonaba seguro, quise pedirle de nuevo que me prometiera que haría algo, pero dada se volteó a mirarme.

―Confía, Rhea ―me pidió y decidí callarme porque los ojos de dada me indicaban que debía hacerlo. Me recargué en el pecho de mi hermano y cerré los ojos. Sabía que habría mucha gente de nuevo, muchos rostros que desconocía, pero debía ser fuerte. Ya lo había sido para enfrentar a Zhirayr y hablaba en serio, quería que me temiera, puede que no tuviera idea de cómo o cuándo, pero encontraría la forma de cumplir mi palabra.

Llegamos al centro de reunión, era extraño, había más vehículos que en la noche anterior, muchos clanes solo llegaban corriendo hasta allí porque era tradición, pero hoy era distinto. Todos vestían ropas normales, o tradicionales de su tierra. La tía Dalia había llegado y hablaba con líderes de otros clanes. Pero en cuanto aparecimos los ojos volvieron a posarse en mí, esta vez, eso sí, nadie nos rodeó como la noche pasada... ja, la noche pasada, sentía que había sido siglos atrás y no hacía unas cuantas horas, parecía que había pasado una vida entera entre la reunión y la huída de vuelta a casa. Entramos al lugar, estaban todos sentados en las gradas, los clanes estaban completos con la gente de la edad que correspondía, los mayores de doce. En el centro había un grupo de líderes de pie.

Me habían explicado cómo funcionaba, el juicio de Min-Jun ocurriría primero y luego al clan de Zhirayr. Solo los líderes de los clanes que habían tomado partido por uno de los dos clanes en disputa podían participar del juicio, porque los que habían permanecido neutrales habían, básicamente, renunciado a su derecho de emitir una opinión. Solo los clanes involucrados directamente, Océano y nosotros, podían tener más de un representante y miembros que hablaran. El moderador, llamado normalmente orador, sería el líder del clan más anciano, el que había cerrado la reunión la noche anterior, y solo en su caso se hacía una excepción y se pedía neutralidad. Las sentencias y culpabilidad se decidían por votos de los líderes. Tía Dalia me había explicado que, como habíamos conseguido muchos clanes, teníamos una buena posibilidad de que las cosas fueran a nuestro favor, al menos en el juicio contra Zhirayr. Lo de Min-Jun era más complicado, porque el juicio, probar su inocencia y el castigo... en su caso, era mucho más subjetivo y difícil. Me tenía nervioso, en especial porque sabía que yo tendría que contar más o menos lo que había pasado, pues Min-Jun no podría hacerlo. Y sabía que Zhirayr querría hacerme quedar como un muchacho incrédulo que se había tragado todo lo que Min-Jun le había dicho, aun cuando sabía que eso no era verdad.

Busqué a Min-Jun con la mirada, lo vi de pie, solo, junto a Gael, llevaba una camisa púrpura que lo hacía ver muy blanco y unos pantalones azules. Se notaba que la ropa no era suya, después de todo ayer se había mojado igual que yo, su ropa estaría con Océano, y no habría podido acceder a ella. Quise ir a hablarle, pero papá me detuvo.

―No. Debemos esperar el juicio, dirán que se pusieron de acuerdo para decir algo ―de todos modos su mirada gris no encontró la mía, me pregunté si estaría sufriendo demasiado, encerrado dentro de sí mismo por órdenes incomprensibles.

Justo a las doce el líder más anciano alzó las manos logrando que todo se volviera silencio. Era un sujeto de piel morena y algo arrugada, su cabello era totalmente blanco (por las canas) y lo llevaba en una trenza larga hasta los codos. Sus ojos eran café y vestía una especie de toga azul oscuro con detalles en negro.

―Comenzaremos con el juicio ―su voz sonaba áspera y solemne, los líderes se habían acomodado en un gran círculo, había unos treinta, así que era un círculo grande. Si el círculo hubiese estado dividido en cuatro, él estaba en una de las puntas, nosotros en la punta a su izquierda, detrás de tía Dalia, y Zhirayr en la de su derecha. Gael estaba en la punta frente a él, con Min-Jun a su espalda―. Las faltas a tratar en este juicio son de rapto, luego de haber sido realizado ya un desafío, por parte de Min-Jun y entrar a la sede de otro clan sin permiso, también por parte de Min-Jun. Además, relacionado a lo mismo, el clan Guardia del océano enfrenta, por las acciones de Min-Jun, cargos por incumplimiento de desafío, agravio contra el clan Guardia del bosque e invasión de su sede sin invitación, falta que se agrava por la presencia de un desafío pre-existente ¿Estamos de acuerdo? ―todos los líderes asintieron y el hombre lo hizo también―, comenzamos entonces con el juicio del joven Min-Jun, pasa al centro.

Lo vi salir de detrás de Gael, no bajaba la cabeza, sus ojos estaban vacíos, apreté los puños sintiéndome frustrado, él miró al anciano.

―¿Cómo te declaras de los cargos que se te acusa? ―Min-Jun volteó a verme un segundo y pude ver un flash de tristeza en sus ojos.

―Culpable, actué solo, mi clan no tuvo nada que ver ―un murmullo se escuchó en el grupo y vi la expresión seria de Zhirayr, pero podía leer también la conformidad en sus ojos.

―Eso no es cierto ―papá me dijo que no hablara pero no pude callarme, el anciano me dio una mirada de reproche.

―Jovencito, espere su turno ―apreté los labios y el hombre carraspeó, hizo una pausa y miró a tía Dalia―. A pesar de la admisión de culpa del joven Min-Jun, tengo entendido que el clan Guardia del bosque se niega a aceptar su culpabilidad, ¿qué tienes para decir, Dalia?

―Creemos que la culpa de lo ocurrido no debería caer sobre Min-Jun, sino que sobre Zhirayr, cuando estaban juntos, él habló con Rhea y, gracias a la situación, él pudo escuchar de su boca cómo Zhirayr le había ordenado ir por él ―el anciano me miró y tragué duro.

―Muy bien, joven, venga aquí y cuente su versión ―tía Dalia se hizo a un lado para dejarme entrar, caminé al centro del círculo, miré a Min-Jun y me contuve de apretarle la mano―, primero le diré que me alegra ver que está bien ―a pesar de la severidad con que me había hablado, en ese momento me sonrió amable.

―Gracias ―carraspeé también―, lo siento si no puedo hablar muy fuerte, anoche tuve que usar mi llanto de omega por mucho tiempo y mi garganta está cansada ―él lo aceptó con la cabeza y yo comencé a hablar―. La noche de ayer Min-Jun usó su voz de alfa conmigo para sacarme de mi clan, lo primero que hizo fue disculparse. Yo no lo entendí ―expliqué y busqué su mirada, quería encontrar algo del muchacho que había visto la noche anterior, pero Zhirayr lo había robado, encarcelado en su propio cuerpo. Me obligué a sobreponerme al pesar que me causaban sus ojos vacíos y seguí hablando―. Una vez en la cabaña hablamos, él seguía disculpándose, me decía que no había querido llevarme allí. Me contó que cuando su clan me tuviera, pensaban usarme para parir hijos y que harían luchar a alfas puros por el derecho de preñarme ―se me amargaba la boca de saberlo―. Él nunca quiso eso para mí, no quería llevarme allí, pero Zhirayr se lo había ordenado, quería asegurarse de que su clan me tuviera porque no era seguro que ganaría el desafío ―suspiré y me detuve un momento para mirar a ese energúmeno con odio―. Yo no entendía por qué no podía desobedecerle, entonces me habló de la voz de líder, una voz que puede usar un líder luego de haber vencido a quien lo desafió y haberle hecho beber su sangre como lobo y humano. Es como la voz que los alfas usan contra los omegas, solo que el líder puede usarla con cualquiera que haya vencido dentro de su clan, y lo forzó a desafiarlo a los doce, así que había sido vencido por él. Min-Jun me lo explicó diciendo que era como si su sangre lo ahorcara por dentro ―apreté los labios―, él no puede contarlo ahora, porque tuvo órdenes de «no contárselo a nadie que pudiera ayudarlo», y en ese momento él no creía que yo lo pudiera ayudar. Pero sé que es verdad, porque luego... él había recibido el mandato de raptarme sin que nadie se diera cuenta y de no dejarme huir. Pero como yo había encontrado mi imprimación... ―me negué a mirar a Vatra―, sabíamos que mi alfa escucharía si yo usaba mi voz de omega, así que me dejó llorar, para que pudieran irme a buscar sin tener que romper la orden que le habían dado ―empuñé las manos―, y ahora se tiene que culpar seguro que porque Zhirayr se lo ordenó. Yo sé que Min-Jun, no me mintió, digan lo que digan.

―Está bien ―alzó una mano para indicarme que guardara silencio―, escuchamos tu testimonio, regresa con tu clan ―su expresión era totalmente neutra, sabía que debía serlo, pero hubiese deseado que mostrara algo, que indicara que me creía. Volteó hacia Océano― ¿qué tienes que decir a estas acusaciones Zhirayr? ¿Es esto cierto?

―Por supuesto que no ―apreté los dientes, claro que ese desgraciado iba a negarlo―, Min-Jun le mintió a Rhea, imagino que quería obtener su simpatía, pero lo que hizo fue muy grave.

―¿Esa es tu versión entonces? ¿Por qué lo habría dejado llorar y ser rescatado entonces? Si sabía que eso traería ayuda ―ese era un punto difícil de debatir.

―Min-Jun siempre ha estado obsesionado con Rhea, cuando desafiamos a Guardia del bosque por él, no le gustó, porque sabía que no sería suyo. Supongo que lo raptó para que nadie más lo tuviera, ni en nuestro clan ni en ningún otro, pero luego decidió ganarse su simpatía con esas mentiras, siendo el héroe que lo ayudaba a recibir ayuda, de un peligro que él mismo se inventó. Siempre ha estado obsesionado con él... ―el anciano suelta un «mh».

―Ciertamente esto tendría sentido, es la palabra de uno contra el otro y su testimonio es muy joven, pero Zhirayr, es curioso... ―comenta― esta historia de Rhea no debería tener sentido, pero no has negado que Min-Jun sí perdió contra ti ¿por qué luchaste con un cachorro si no fue para ponerlo bajo esa supuesta «voz de líder»? ―sentí que se me aceleraba el pulso ¿qué iba a decir ahora? Esperaba verlo contrariado pero este solo miró a su clan.

―Por esto ―alguien le acercó algo que parecía una bola roja ¿un suéter? Los ojos de Min-Jun volvieron a tener vida, se abrieron con mucha sorpresa, de pronto gruñía hacia su líder y Zhirayr lo señaló― ¿ven? Algunos de los lobos del clan tomaron esto de las cosas de Min-Jun, este comenzó a pelear para quitárselos y cuando llegué a interferir y lo tomé, dije que lo quemaría para acabar la pelea, entonces me desafió.

―¿Por un suéter? ―el anciano miró a Min-Jun y este apretó los labios, Zhirayr alzó un poco el volumen.

―Es de Rhea... se ve que se lo dio hace años, no deja que nadie lo toque.

Mi suéter, el que le di en el bosque. Me estremecí, por las caras en el grupo supuse que eso no era bueno, ayudaba a la credibilidad de Zhirayr, a hacerles pensar que Min-Jun solo era un adolescente loco por mí ¿de verdad era eso lo que había dicho que le quemaría? ¿El suéter que yo le di?

―Como dije, siempre ha estado obsesionado con él, suficiente para romper las reglas y traicionar a su clan, como para desafiarme e inventarse estas mentiras. Ha asumido su culpa y la historia de Rhea son solo las palabras de un chiquillo demasiado crédulo que no tiene edad real para declarar ante este juicio―no pude evitarlo, me puse a gruñir, pero dada me apretó los hombros para calmarme. Del clan solo estábamos en el círculo, tía Dalia, papá, dada y yo, los otros estaban sentados en las gradas.

―Ciertamente son dos versiones de una historia, la pregunta es ¿a quién creemos? E incluso si tus palabras son reales, Zhirayr ―lo acusó esta vez con la mirada―, sabes que lo que haga un miembro de tu clan cae sobre ti y los tuyos, haya actuado solo o no, serán responsables, la ofensa sí fue realizada.

―Min-Jun será castigado por ello, crearlo fue un error, lo veo ahora ―me estremecí ¿qué pensaba hacerle?

―Primero hay que determinar su culpa y, en caso de ser culpable, tendremos que ver si los líderes aceptan el castigo que sugieras o si se propone algo más ―con eso debería quedar todo dicho pero Zhirayr intervino.

―Si Min-Jun es encontrado culpable será exiliado del clan, no permitiré que su estupidez nos condene.

Exilio, no era lo mismo que salir de un clan por voluntad propia o ser echado, exilio lo volvería enemigo de los lobos, el exilio lo convertiría en un fugitivo y estaba seguro de que Zhirayr no lo dejaría vivir.

¿Sabes lo que pasará?

Podía escucharlo preguntándome aquello en la cabaña, antes de que le pidiera dejarme llorar, podía ver la sonrisa triste que me había mostrado en ese momento, la resignación.

Está bien, nunca debí estar aquí de todos modos.

Qué estúpido me sentía, qué idiota había sido, no se refería a alguien más. Nunca debí estar aquí. Se refería a este mundo, me dejó llorar con esos ojos calmados y tristes porque sabía que hacerlo era firmar su propia sentencia, por eso se ofreció a morir si Mars no llegaba, porque cuando esto ocurriera, cuando este juicio pasara, sabía que lo expulsarían, que nadie iba a salvarlo y que aun si no era culpable. Zhirayr lo mataría de todos modos. Me dejó vivir a costa de su vida.

―Papá haz algo ―le rogué bajito, pero él no volteó a mirarme.

―Calla ―me dijo con la voz más seria con que me había hablado nunca y me congelé de la impresión de recibir ese trato de él.

―Hemos escuchado ambas versiones, vamos a votar ―hizo una pausa, Min-Jun seguía mirando a la nada, apreté los labios― ¿por el delito de rapto? ¿Quiénes lo consideran culpable? ―miré las manos levantarse y sentí que me aliviaba al ver que no eran mayoría, solté un suspiro tembloroso, me habían creído, no pensaban que fuera su culpa. Mi corazón se aceleró― Eres inocente, Min-Jun ―dijo entonces el orador y yo asentí, siguió hablando― ¿Por el delito de entrar a otra sede? ―pensaba que el resultado sería el mismo, pero me horroricé al ver más manos levantadas, muchas más.

―No, por qué ―susurré desesperado, apreté la mano de mi papá, miré a dada.

―Porque piensan que si lo absuelven también absolverán a Océano ―me susurró con una expresión horrorizada, sentí que desfallecía.

―Min-Jun, eres culpable de haber invadido otra sede, un delito muy grave, esto podría significar el exilio de tu clan y ningún otro clan podría ampararte ¿Lo entiendes? ―me congelé entero ¿ni siquiera podían recibirlo en otro clan? No, por supuesto que no, porque estaba marcado como culpable, se consideraba un desafío a los líderes que habían formado parte del juicio el recibir a un lobo exiliado. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas.

―Lo entiendo ―su voz sonó muerta y se me oprimió el pecho.

―No, papá, tía Dalia... papá, por favor, por favor haz algo ―me daba igual si me escuchaban, le rogué y muchos se voltearon a verme pero mi padre me miró con unos ojos que le desconocía, totalmente serio.

―Guarda silencio, Rhea ―mi dada apretó mis hombros, yo no lo entendí, el padre que me había acunado en sus brazos no podía ser este hombre de ojos fríos, me estremecí desesperado.

―Mi clan lo expulsará y castigará, porque imagino que Guardia del bosque, siendo el tipo de clan que son, no querrán hacerse cargo de matarlo ―me estremecí, él miró a Dalia, mi tía ni siquiera se movió un ápice, no abrió los labios, no dijo absolutamente nada, me caí de rodillas desesperado, me horrorizaba su silencio, Zhirayr claramente pareció aceptar aquello como una afirmación.

―Hablaremos aquello al terminar el juicio completo ―determinó el anciano y siguió hablando―. Pasaremos a los siguientes puntos. Los cargos esta vez no son refutados por Guardia del bosque ¿correcto? ―tía Dalia asintió― entonces, Zhirayr ¿qué tienes que decir a tu favor? Tu clan enfrenta cargos de incumplimiento de desafío, agravio e invasión de sede ¿qué tienes que decir a tu favor?

―Creo, compañeros lobos ―se dirigió hacia todo el grupo, parecía un político haciendo campaña―, que habiendo sido solo Min-Jun, quien actuó solo en estas faltas, mi clan no debería ser sancionado, somos inocentes. Este podría ser cualquiera de ustedes algún día, no somos un clan pequeño ¿cómo es posible que vigile a todos mis miembros? Obviamente cometimos un error al no tener en regla la obsesión de Min-Jun, pero les pido que no castiguen a todo mi clan por el error de solo uno. Nos encargaremos de que la manzana podrida desaparezca ―sus ojos fulminaron a Min-Jun y yo me estremecí, encogido en el suelo, con mi dada apretándome los hombros―, pero les pedimos que encuentren en ustedes la racionalidad de saber que cualquier miembro de su clan podría cometer una locura un día, y que todo su clan no debería ser castigado por ello ―terminó de hablar y el orador asintió.

―Hemos escuchado tu argumento, ahora votaremos. Por el cargo de incumplimiento de desafío ¿quién los considera culpables? ―tía Dalia levantó la mano y todos los demás hicieron lo mismo, solo cuatro manos no se levantaron, incluyendo la de Zhirayr, que apretaba la mandíbula. No había tenido tantos aliados, lo que solo confirmaba la teoría de que nunca había tenido intención de luchar de verdad por mí, quería estar feliz de que su clan tendría castigo pero mi preocupación no me dejaba, no podía apartar la mirada de Min-Jun, que seguía allí, en el centro, detenido, pequeño, a la merced de este grupo de indolentes―. Tu clan es encontrado culpable del crimen de incumplimiento de desafío. ¿Quién lo considera culpable del crimen de agravio? ―las mismas manos se levantaron de nuevo, veía la rabia acumularse en Zhirayr y sabía que después esa rabia se liberaría contra Min-Jun, me aterraba lo que pensaría hacerle... no quería que muriera, no quería que lo mataran y mucho menos que tuviera la horrorosa muerte que de seguro pensaba darle ese desgraciado.

―Papá ―volví a rogarle pero nuevamente me ignoró, me sentí tan herido ¿por qué? ¿Cómo podía ser este mi padre?

―¿Quién lo considera culpable del delito de invasión de sede? ―la misma imagen se volvió a repetir. Zhirayr gruñó molesto, a sus espaldas su clan también se mostraba desconforme con sonidos de protesta― Zhirayr, tu clan es culpable de tres crímenes graves. Decidiremos la sentencia luego de escuchar la petición de Guardia del bosque, pero primero, decidiremos la sentencia de Min-Jun, tú tienes un castigo propio que quieres imponer, como has expresado tu deseo quiero escucharlo primero.

―Sí ―dijo mirándolo furioso―. Ahora que nos han condenado no veo la necesidad de hacerlo, echarlo no nos salvará de nada... pero esa escoria no merece vivir, Min-Jun será exiliado de nuestro clan.

―¿Alguien se opone? ―exiliarlo era la muerte. Una muerte agónica y horrible.

―¡Por favor, papá!

―¡Cállate, Rhea! ―su voz me silenció, aun si no era la de alfa, me apreté el pecho y negué con la cabeza ¿cómo podían hacerle esto?, teníamos la misma edad, sabían que luego de exiliarlo sería un enemigo de los lobos y Zhirayr lo perseguiría, lo destrozaría por completo.

―Por favor ―susurré pero nadie pareció escucharme ¿cómo pedían? ¿Cómo?

―Nadie se opone ―determinó el orador porque ninguno de los líderes habló―, lleva a cabo tu sentencia.

Zhirayr se puso frente a Min-Jun, lo tomó de los hombros y lo hizo voltear hacia él.

―Min-Jun, Guardia del océano ya no es tu clan, te exiliamos por tus crímenes, todo el clan te dará la espalda ―Min-Jun solo mostraba paz y resignación, totalmente entregado al horrible destino que le esperaba―. Aúlla una última vez ―la voz que hizo en ese instante me causó un estremecimiento, fue como si chirriara en mis oídos y tuve que tapármelos, dada me soltó un momento los hombros para hacer lo mismo, era horrorosa y molesta. Esa, esa es la voz de líder. Min-Jun se transformó en un lobo de cuatro patas, con la ropa se veía extraño, aulló al cielo y entonces Zhirayr le dio la espalda, todos los de su clan, incluso en las gradas, todos le dieron la espalda, su aullido quebró el firmamento, pero nadie respondió su llamado.

Eso era una expulsión, el llamado agónico de un lobo que no encontraba respuesta alguna entre los suyos, nadie dispuesto a aullar para él. Quise hacerlo, quise gritar, aullar para él y como si me leyera el pensamiento dada me tapó la boca y lo vi terminar su aullido y transformarse de vuelta a humano, a sus ropas, ahora con los pies descalzos, lo vi como yo, de rodillas en el suelo, estremecido por el hielo de ser un lobo sin manada a su corta edad, incluso si por un momento era libre, el rechazo, perder el sentido de pertenencia debía ser horrible. Lo vi encogerse en sí mismo, un grito desgarrador salió de su garganta y cortó el aire, no podía ser ese mi último recuerdo de él, temblé por el llanto que yo mismo dejaba salir, su cuerpo se estremecía. Zhirayr se acercó a él, le arrojó el suéter rojo a los pies y Min-Jun lo tomó entre sus brazos y lo apretó contra su pecho.

―Corre, te daremos ventaja, porque cuando te atrapemos, no quedará nada de ti ―su voz fue amenazante, helada, un día lo destruiría, lo liquidaría por esto. Pero entonces tía Dalia se hizo a un lado para dejar pasar a mi papá, que antes de avanzar me miró y asintió suave ¿qué estaba ocurriendo?

―Alto ―su voz sonó firme, Zhirayr lo vio con rabia, mi padre no se intimidó y sentí un dejo de esperanza crecer dentro de mí.

―Tú le has dado su castigo, pero yo soy el padre de Rhea y reclamo en su nombre el derecho a imponerle el mío ―la máscara perfecta del líder de Océano se rompió en la furia que había estado acumulando.

―¡Qué! ¡Cuando dije que nosotros lo castigaríamos y mataríamos tu clan dijo que sí! ¡Es nuestro! ―de pronto me di cuenta, eso no era cierto― ¡Dalia asintió!

―No, nunca asentí. No dije absolutamente nada ―mi líder estaba totalmente seria, por eso se había quedado callada ¿qué planeaban?, Min-Jun miró a mi papá sin comprender nada, sus ojos volvían a mostrar expresiones humanas.

Fue liberado, Zhirayr no es su alfa, puede decir lo que quiera. Mi papá lo miró y dada me ayudó a ponerme de pie.

―¿Te obligó Zhirayr? ―la mirada de mi padre penetró los ojos grises de Min-Jun, buscando la verdad.

―¡Lo que diga no importa! ¡Ya se aceptaron las culpas! ―Min-Jun ya no tenía que voltear a mirar a ese líder... y no lo hizo.

―Sí, me obligó ―se tocó la garganta con sorpresa, impresionado por poder decirlo, tal vez por no ser ahorcado por esa sangre. Un murmullo de sorpresa recorrió el grupo, mi papá puso sus ojos en el orador.

―¡No puedes creerle! ¡No se puede permitir esto! ―el anciano lo mandó a callar con una sola mirada, nunca lo había visto tan desesperado.

―Rhea es quien tiene el derecho de solicitar ser quien infrinja el castigo sobre Min-Jun, pues el agravio se cometió contra él; al no tener la edad adecuada, esta responsabilidad es pasada directamente a su padre ―esa voz áspera se dirigió a mi papá―, Arnulf, ¿qué tienes en mente? Aunque no quiero estar de acuerdo con Zhirayr, es cierto que tu clan no acostumbra el asesinato y el muchacho ha sido exiliado, ningún clan puede reclamarlo.

―Pero podemos darle una sentencia ―dijo y me estremecí ¿qué pensaba decir mi padre? ¿Qué iban a hacerle?―. Min-Jun lastimó a mi hijo, lo puso en peligro. Propongo que su castigo sea impedir que algo así vuelva a pasarle a Rhea ―mis ojos se abrieron inmensos―, Min-Jun debe unirse a nuestro clan y convertirse en el guardián de Rhea, tendrá que cuidar toda su vida de él ―los ojos de Min-Jun me buscaron sorprendidos, mi corazón se aceleró.

―Interesante... es cierto que al ser exiliado no puede recibirlo otro clan, pero si es para cumplir con su misión de castigo tiene sentido que se una a Guardia del bosque.

―¡Qué! ―Zhirayr gritó y yo sentí que amaba a mi padre de nuevo, aunque ese amor de verdad nunca hubiese desaparecido.

―Calla, Zhirayr ―el anciano lo reprendió ahora con palabras, al ver que sus miradas glaciales dejaban de surtir efecto―. Será una sentencia de por vida, unirse al clan Guardia del bosque y cuidar de Rhea ―estaría vivo, estaría con nosotros, no podrían hacerle daño― ¿alguien se opone?

―¡Yo me opongo! ―la voz de ese desgraciado me hizo temblar de rabia.

―Ya hiciste tu sentencia, no tienes derecho a opinar de esta ―la declaración del orador fue fría y dura, miró al grupo pero nadie dijo nada, un par de líderes levantaron la mano, de los que habían apoyado a Océano―. Gana la mayoría ―el anciano miró a Min-Jun―. Joven, entiendo ahora que su voluntad había sido forzada, lamentablemente no hay nada que podamos hacer, nuestras leyes están hechas, pero le daré una opción, esta es una sentencia de por vida así que, para devolverle un poco de la voluntad que le han quitado, le preguntaré ¿qué quiere hacer? ¿Aceptar la sentencia de por vida o el exilio? ―tenía que aceptar ¡Tenía que hacerlo! Sus ojos grises me buscaron y yo asentí, pidiéndole que aceptara, que lo dijera.

―Quiero cuidar de Rhea ―el anciano quedó conforme.

―Entonces se acepta la sentencia, Min-Jun, te unirás al clan Guardia del bosque y cuidarás de Rhea hasta el último de sus días―miró a tía Dalia―, ejecuten su sentencia.

―Clan Guardia del bosque ―la voz de tía Dalia se escuchó fuerte, nos llamaba, estaba llamando a todos, los demás bajaron de las gradas y se quedaron en el suelo, fuera del círculo, sentí la fuerza de mi líder llamándome, papá regresó a mi lado, me besó la frente.

―Lo siento, pequeño, teníamos que hacer que Zhirayr se lo creyera, si no me comportaba de ese modo, si veía que querríamos ayudarlo, no lo habría liberado.

Qué tonto eres, Rhea. Cómo había podido desconocer a mi papá. Debí confiar en él. Lo abracé un momento, muy fuerte, y luego volví a mirar a nuestra líder.

―Transfórmense ―ordenó, me quité las zapatillas, el collar, escuché movimiento, papá se quitó la camiseta y dada también, yo no era aún un lobo tan grande en mi forma completa como para romperla. Cambié a lobo, tía Dalia llevaba un vestido verde, permanecía aún como humano. Cuando el clan completo se transformó ella volteó a ver a Min-Jun―. Aúlla ―le pidió suave.

Min-Jun volvió a cambiar, mi tía lo hizo también, recordaba su forma completa, lo había visto hace un momento cuando fue exiliado, pero ahora realmente lo observé con cuidado, era la segunda vez que lo miraba, la primera vez había sido en el bosque, ahora estaba frente a mí, era un lobo gris que aún crecía, pero se notaba que sería imponente. Tomó un momento, como si temiera. Y entonces aulló al cielo, y nuestra líder aulló en respuesta. Lo supe sin que me lo dijera, lo que tenía que hacer, aullé al cielo, aun con la voz cansada, aullé con todas mis fuerzas, a mi lado mis padres, a mi espalda, mis hermanos, mis tíos, mis primos... todos aullaron, lo recibieron y cuando el último aullido rompió el aire, supe que nos pertenecía, que él era parte de nuestra manada ahora, nunca me había dado cuenta de la diferencia, porque jamás había vivido que un lobo que había pertenecido a otros pasara a ser de nuestro clan. Sé que lo de mi dada no había sido así, porque él había sido transformado por Abu, de cierto modo había nacido entre nosotros. Pero ahora veía la diferencia, se sentía conocido, real, parte de la manada, de la familia. Tía Dalia se acercó a él, imponente, fuerte, Min-Jun agachó la cabeza y ella le lamió la frente, incluso como lobo pude ver su sorpresa ante aquel gesto amable. Finalmente ella cambió de vuelta a humano, se acomodó el vestido y su transformación fue un permiso para los demás. Papá cambió primero y yo le seguí, el resto del clan se transformó de vuelta y recogió la ropa que había perdido para volver a las gradas, yo me puse el collar, las zapatillas muy rápido y abracé a mi papá con fuerza.

―Gracias ―lo solté y miré a Min-Jun, transformándose de vuelta, su expresión ya no dolía, pero había en ella demasiada sorpresa, supongo que era normal, pensó que moriría, se había resignado a sufrir una muerte horrible desde el momento que decidió ayudarme y nunca pensó que alguien podría salvarlo... ahora no solo había vivido, sino que estaría a mi lado.

―Rhea ―me encontré corriendo hacia él y choqué contra su cuerpo que también me buscaba, lo abracé con fuerza y mis lágrimas de alivio y felicidad fueron muy distintas a las que había estado derramando, me sentía bien―. Te cuidaré por siempre ―me susurró y lo abracé con fuerza.

―No estás obligado, eres libre ―respondí agradecido de que su aroma a refugio fuera a seguir existiendo en este mundo, agradecido porque viviría y tendría la oportunidad de ser mi amigo, de tener una felicidad real, de nunca tener que volver a luchar una pelea.

―Muchachos... aún no terminamos ―tía Dalia nos dio un suave empujoncito. Saqué la cabeza de su pecho y me di cuenta que estaba a medio camino entre el centro del círculo y nuestro clan. Me avergoncé un poco, pero no lo suficiente para soltarlo, Min-Jun me tomó de la mano y caminamos juntos hasta llegar donde mis padres estaban, mi papá miró con mucha seriedad nuestras manos unidas pero no comentó nada. Sentí el sudor frío en la mano que sostenía, debía ser difícil, aun si en su clan lo habían odiado, aun si lo habían rechazado y expulsado, acababa de unirse a otro donde no conocía nada de nada, solo a mí, no sabía cómo vivíamos o cómo éramos, solo la ciudad en que estábamos, y no es que la hubiese visto. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el orador volvió a hablar, y fui consciente de que todavía faltaba la sentencia de Zhirayr.

―Se finalizan las sentencias para el joven Min-Jun, pasamos a las sentencias para Guardia del océano ―Min-Jun apretó mi mano y yo hice lo mismo con la suya. Zhirayr se veía furioso y, ahora que sabía que Min-Jun estaba bien, ahora que lo tenía a mi lado, pude disfrutar esa rabia y frustración―. Estos delitos fueron cometidos contra Guardia del bosque, Dalia ¿qué castigo deseas?

―Primero, ni Zhirayr ni Guardia del océano podrán volver a desafiar a nuestro clan nunca, por ningún motivo ―Zhirayr abrió la boca para protestar, pero ella no había terminado―, si algún miembro de su clan lastima a uno de los nuestros, esto significará exilio inmediato, lo mismo si tocan u dan órdenes a Rhea ―me estremecí, esa requerimiento significaría protección no solo para mí, sino para Min-Jun― y, como última compensación ―eran tres faltas así que debían ser tres castigos―, saldrán de la hermandad de los clanes originales, y no podrán regresar mientras Zhirayr sea su líder, solo podrán regresar a la hermandad si el líder que tengan lo solicita y los líderes de los tres clanes originales los aceptamos de vuelta.

―¡No pueden hacer eso! ¡Ellos no son los únicos en la hermandad! ―el orador mandó a callar a Zhirayr con un gesto de mano.

―¿Estás segura de que esas serán todas tus solicitudes? ―tía Dalia asintió con firmeza.

―A su primera solicitud, ¿qué protesta tienes? ―Zhirayr arrugó la nariz.

―¿Y qué pasa si ellos nos ofenden? ¿No podremos defendernos? ―el anciano arqueó una ceja. Tía Dalia soltó una carcajada.

―No somos como tú.

―Si los desafían ellos primero, pueden defenderse, pero no iniciar un desafío nunca contra Guardia del bosque, por ningún motivo, no creas que no sé a lo que vas con eso de «si nos ofenden», es subjetivo y cualquier cosa podrías considerarla tú una ofensa, así que, te puedes defender, pero solo si los desafían primero ―eso les daba una oportunidad, no quería que la tuvieran, pero tía Dalia no se negó― ¿A favor? ―casi todas las manos se levantaron―. Bien, a partir de hoy, Océano está condenado a no desafiarlos nunca más. Segundo punto ―miró de vuelta a Zhirayr― ¿objeción?

―¿Y si uno de los suyos nos ataca primero? El chiquillo me amenazó en la playa, varios estaban allí, lo vieron ―Zhirayr me señaló y yo apreté los dientes.

―En una batalla podrás defenderte, pero solo si alguno del clan Guardia del bosque inicia, más allá de eso, su exigencia se mantiene intacta, si atacan a sus miembros, si ordenan o tocan a Rhea, serán exiliados ―la votación se repitió y los sentenciaron de nuevo―. El tercer punto, es cierto, la decisión de sacarlo de la hermandad es distinta, no son solo ustedes Dalia.

―Los otros líderes están aquí, no tengo problema en que les preguntes también ―el anciano miró a Gael y Vatra.

―¿Ustedes qué piensan?

―Después de la traición de Océano a Bosque no debería permanecer sin castigo, rompió su lazo de hermandad, es correcto que la pierda ―Gael hablaba con solemnidad.

―Concuerdo, y es verdad, fue Zhirayr quien cercenó estos lazos, no pueden rearmarse mientras él permanezca. No podemos quitarle el liderazgo de su clan porque eso va contra la tradición, pero no serán bienvenidos mientras sea él quien los lidera. Cuando su tiempo pase, estoy de acuerdo en que seamos nosotros o los líderes del momento quienes evalúen su reintegración ―Vatra estaba serio y firme―, pero no pueden esperar que los recibamos como hermanos después de lo que han hecho.

―No creo que puedas decir nada contra eso, Zhirayr, me parece justo ¿todos a favor? ―las manos se levantaron de nuevo―. Dictada queda la sentencia.

Tal vez no alcanzaría a vengarme de Zhirayr, tal vez su propio clan, competitivo y sanguinario, le haría pagar su error, como cuando en El rey León a Scar se lo comían las hienas. Quería marcharme a casa, dormir, esto debía terminarlo todo, pero al parecer aún no.

―Que se acerquen los líderes de los otros clanes ―el anciano los llamó, vi como los líderes que no se habían unido a ningún bando empezaban a agrandar el círculo, no entendí por qué, tía Dalia se volteó a mirarnos.

―Regresen con la manada ―asentí y miré a Min-Jun, estaba inseguro, apreté su mano, en la otra él sujetaba el suéter rojo con fuerza, no entendía que mi clan jamás podría ser peor que Océano, aunque su «trabajo» era protegerme, sentía que yo lo cuidaría a él.

―Vamos ―lo animé y caminamos con mis padres hasta sentarnos en las gradas de vuelta, Min-Jun a mi lado, mi papá al otro me apretó la otra mano libre, como queriendo recordarme que existía él. El anciano alzó la voz para que todos los líderes ahora en el centro lo escucharan.

―Más de un clan me solicitó que, terminado este juicio, aprovecháramos la ocasión para evitar que esta situación se repitiera. Es momento de cambiar las reglas ―un murmullo sorprendido se extendió por el grupo, el anciano alzó la voz―, soy un líder como todos ustedes, mi edad me hace orador, no necesito neutralidad esta vez, solo hablaré lo que me han dicho y lo que pienso. El desafío para robar al joven Rhea va en contra de todo lo que somos y creemos. Creo que deberíamos decretar que es contra las reglas reclamar la custodia de cualquier lobo de su clan o de forzarlo a unirse a una manada contra su voluntad. Por mi parte, nunca pensé que necesitáramos esta regla, es sentido común, que los lobos somos libres, que elegimos quienes nos lideran y rodean. Pero los acontecimientos nos llevan a cambiar las cosas. Creo que debemos imponer esto y que, quien viole la ley, será exiliado y considerado enemigo ¿Objeciones? ―el grupo se mostró en silencio―. Votemos pues ¿a favor? ―una multitud de manos se alzaron, muchas más de la mitad, prácticamente todas―. Entonces declarada queda esta regla.

No hubo más declaraciones y yo sentí alivio de que acabaran tan rápido. Se había terminado.

―¿Podemos irnos? ―miré a papá y asintió, vi a tía Dalia acercarse a Gael y luego juntos ir hasta Zhirayr, fruncí el ceño― ¿qué hace?

―Necesita conseguir los papeles de Min-Jun, Gael actuará de intermediario, en su clan hay varios abogados y algunos están geográficamente cerca, el tío Cris nos ayudará en casa a arreglarlo todo ―ni siquiera había pensado en ello, papá miró a Min-Jun, parecía que aún no le gustaba, este se encogió un poco, aunque trató de ocultarlo―. Lamento lo que te pasó ―sus palabras me hicieron sonreír aliviado, este era el papá que conocía y amaba―, no pretenderé que acepto lo que sientes por Rhea, pero imagino que debe ser muy difícil no quererlo, yo nunca lo he intentado, me sería imposible ―Min-Jun se sonrojó un poco―, sin embargo, vamos a vivir juntos, debes saber que no puedes hacer nada que Rhea no quiera ―me escandalicé.

―¡Papá! ―¿cómo decía eso?

Un momento.

―¿Va a vivir con nosotros? ―dada se puso de pie junto a su esposo, mis hermanos se acercaron y miraron a Min-Jun con mucha menos hostilidad que antes, más curiosidad que nada, tal vez porque, al igual que yo, ahora lo sentían propio, parte de la manada, de ellos mismos, lo que me hacía comprender aún menos cómo Océano había sido capaz de maltratarlo tanto. Aunque Atlas y Themis arrugaron la mirada al ver nuestras manos unidas.

―Sí, Arny reclamó su castigo en tu nombre para salvarlo. De cierto modo, pidió su tutela. Su custodia es ahora nuestra ―dada le dio una de sus sonrisas dulces a Min-Jun, creo que fue el primero del clan en sonreírle además de mí (al menos como humano, porque como loba tía Dalia lo hizo también)―. Cuidaremos de ti ―sonaba a promesa.

―Gracias ―creo que estaba sobrecogido de emociones, tal vez nadie le había dicho que lo cuidaría.

―Vamos a casa ―ahora la casa sería nuestra.

―Pero debes saber que nosotros queremos mucho a Rhea ―Themis, como siempre, fue el primero en romper el momento mientras caminábamos hacia afuera― ¡No puedes ser el único que lo abrace! Sus abrazos son nuestros primero.

―Es verdad, no te hará caso solo a ti ―completó Atlas y me alegró que lo dijeran, que actuaran normal, que no lo rechazaran, miré a Len, ella no dijo nada, pero me sonrió para que supiera que no pelearía, que ya había entendido y sería buena con él. Yo lo sabía, siempre lo supe, mis hermanos no eran egoístas.

Llegamos hasta el vehículo y me detuve un momento, éramos siete ahora, miré a papá buscando soluciones.

―Bueno, estrújense y entren de algún modo ―se encogió de hombros sin darle mayor importancia y dada negó con la cabeza.

―Arny, ayuda un poco... ―suspiró y nos sugirió cómo sentarnos―, necesitaremos un auto más grande cuanto estemos de vuelta ―papá lo abrazó, relajado por primera vez desde que todo había pasado, sonriendo con honestidad. Le pasó los brazos por el cuello y besó los labios de dada.

―Lo que yo sé, es que no puedes decir que no cumplo mi palabra, te lo dije cuando hicimos a Len, que tendríamos cinco hijos ―dada se sonrojó, le picó las costillas y luego de negar divertido con la cabeza le devolvió el beso en los labios, aguantándose una risa suave para no premiar a papá por sus ocurrencias.

Tal vez por eso mi destino no me había querido, porque con los padres que tenía, había acabado de una sola vez toda la suerte que se puede tener en una vida entera, es decir, ser su hijo era lo mejor que me había pasado. Themis cargó a Len, Atlas a mí, entre ambos quedó Min-Jun y apreté su mano con fuerza.

La vida iba a ser muy distinta ahora, pero quería creer que lo lograría. Incluso si de verdad mis padres habían acabado toda mi suerte, no los cambiaría por nada, porque estaba seguro que gracias a ellos sobreviviría a mi tristeza. Mis ojos buscaron a Min-Jun y recordé las palabras que le había dicho hacia unas horas y que él no había sido capaz de contestar.

―Te veo ―sus ojos me regalaron una sonrisa.

―Y yo a ti.

• • •

Hola ¿Cómo están? Espero que se estén cuidando mucho dentro de sus posibilidades ¡Quiero que todos estén bien!

Ojalá les haya gustado este capítulo, cerramos un arco de la historia ¿qué les pareció? ¿Desconfiaron de Arny cuando estaba todo serio? Si fue así, qué feo e.e deberían conocer que Arny es bueno y sus motivos tenía. No tengo mucho más que comentar, estoy contenta de que al fin ya pasó el juicio y ahora ya saben que Min-Jun está bien.

Gracias por leer, comentar y estrellitosear. Son geniales, en serio, gracias por dedicarle tiempo a esta historia.

SCiel

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