Seguía acariciando su melena castaña aunque hace tiempo que cayó en los brazos de Morfeo. Neji despierta desorientado pero apenas la ve en medio de nosotros y sonríe.
— ¿Otra vez la misma pesadilla?
— Ahora no estaba Usami, el mapache sólo quería comersela a ella y a Ren.
— Es extraño que se le repita periódicamente.
— Sí lo sé, me preocupa que éste viendo algo más que un sueño.
— No sería la primera vez de todas formas.
Hikari aprieta más al oso de peluche, Neji toma mi mano y la otra la pone en la cabeza de nuestra hija, ella se relaja y sigue durmiendo tranquila.
— Espero que ahora no haya molestado a Seijun, desde que Usami se fue es a ella a la que despierta.
— No lo hizo, me la encontré en la puerta de su habitación a punto de correr para acá.
Neji se ríe entre dientes mientras niega con la cabeza.
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Después de que Hikari se levantó, Neji y yo aprovechamos para alargar nuestra mañana. Él cada día está más guapo aunque tenga mucho peso por ser el líder del Clan, yo me encargo de liberarlo de tensiones y estrés.
Y no, no todas mis técnicas son sexuales aunque son las que más disfruto claro está. Peino mi cabello en un semi recogido y lo decoro con la peineta dorada que mi padre me regaló.
Paso los dedos entre los mechones de mi pelo con nostalgia. Neji nota mi retraimiento y se acerca tomando mis hombros.
— Te ves hermosa con el que sea.
— Lo sé — alzo el mentón muy diva— Pero ya no soy la pelirroja espectacular, soy la albina a secas.
— Me gustaría aunque fuera neón.
— Ugh ahí si me lo teñiría, puedo estar en contra de eso pero conservo un poco de buen gusto.
Me da una sonrisa ladeada y sus manos comienzan a hacer movimientos suaves con una promesa pecaminosa de por medio. Me siento tentada a dejarme llevar pero las risas del comedor me bajan de mi deleite.
— Si lo hacemos puedo asegurar que Hikari nos atrapará con las manos en la masa, ya tardamos mucho y vendrá a preguntar.
— Puedo llamar a alguien para que la distraiga.
— Y entonces todos sabrán lo que su líder hace por las mañanas.
— Todos se morirán de envidia.
Lo último lo susurra en mi oído y un escalofrío me recorre la columna "Acepta estúpida acepta". Tocan la puerta y escucho a Neji maldecir.
— Adelante.
— Neji-sama el desayuno está listo, las señoritas Seijun y Hikari los están esperando en el comedor.
— Vamos para allá.
La mujer hace una reverencia y se retira en el más absoluto de los silencios.
— La espantaste.
— Interrumpió mi cacería matutina.
Le doy un codazo y salimos de la habitación, ambos utilizamos kimonos finamente elaborados. Neji ha crecido en estatura pero sigue siendo más bajo que yo por unos centímetros, cosita de nada pero aún así sus sandalias son hechas con plataforma para que visualmente se vea más alto que yo.
Llegando al comedor Hikari está prácticamente encima de Seijun mientras ella cose el ojo de Ren. Es una joven bella, su largo pelo azabache parece absorber toda la luz para mostrar ése negro tan profundo.
Tiene los ojos castaños y rasgados, una piel blanca y nariz pequeña. El año pasado ella y Usami impresionaron a todos con su gran habilidad como ninjas, escalaron rápidamente hasta que también fueron llamados prodigios.
La gente decía que los Hyūga habían tenido a las nuevas estrellas de la Aldea, algunos apostaban a que no sería sorpresa si alguno o todos se convirtieran en Hokages. Los más ineptos querían que Takumi y Usami pelearan para ver cual era el mejor, otros no paraban de repetir que estábamos bendecidos.
Takumi entró un año antes que Seijun y Usami, sorprendió a todos desde el día uno y se posicionó cómo el primero en todo, ellos tres son parte del gran orgullo que tiene Hiashi, a mí me sigue odiando pero al menos a mis hijos los trata bien y les quiere.
Por último está Hikari, tiene 8 años pero no hace falta que Neji me lo diga para saber que no es buena en ninguna clase de combate, sus ojos son lavanda pálido y su pelo castaño, la copia de mi marido (o de Hanabi mejor dicho), pero a diferencia de Takumi no ha despertado el Byakugan.
No puede ni siquiera lanzar una shuriken o moverse con agilidad, le estoy dando tiempo esperando que eso cambie pero Neji y yo ya estamos procesando que tal vez nunca llegue a ser ninja.
Lo que notamos casi desde que aprendió a hablar es ésa extraña clarividencia que posee, sueña con el futuro y suele ser muy atinada. Por eso cada vez que dice algo lo tomamos con extrema seriedad.
— Listo ya quedó.
— Muchas gracias one-chan.
Ve maravillada a Ren y lo abraza, ambas reparan en nuestra llegada. Seijun nos ve divertida como si la cara de pervertidos sexuales se nos notara a kilómetros de distancia.
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Hoy es el día de inauguración en la Academia, prefiero estar en el Parque Senju que presenciar el desastre que ocasionará Boruto con el tren. Suspiro resignada a que la paz está próxima a terminar.
— Parece que no podré liberar a los mellizos de la guerra.
A veces me siento estúpida al hablarle a una estatua pero el alivio que inunda mi alma es suficiente para que continúe haciéndolo.
Escucho algunos arbustos moverse y saco una bolsa con semillas, mi peculiar acompañante llega hasta mí esperando que le dé una porción.
— Ya te habías tardado, estaba pensando en retirarme a casa.
La ardilla inclina la cabeza para verme, sigue comiendo aún cuando me siento a su lado. No me pierde de vista aumentando más mi curiosidad, la primera vez que nos topamos fue hace algunos años y su escrutiño era tan fuerte que me percaté de su presencia.
O tal vez enloqueci tanto que pienso que una ardilla quiere decirme algo, observo la quemadura en su pata y acaricio su cola.
— ¿Cuánto viven ustedes las ardillas? Pensé que no pasaban de los cinco años, diez si están en cautiverio.
Deja de comer y casi espero que me conteste "Dios de verdad estoy loca". Unos niños vienen corriendo y la ardilla se asusta, en un rápido movimiento se mete entre mi kimono.
— Vaya confianzuda...
Me da risa que se mueva aunque no hago mucho por quitarla de ése lugar.
— ¡Mami!
Hikari se suelta de la mano de Neji y corre a mi encuentro con un ramo de flores en la mano.
— Mira mami, las recogí en el campo de la Academia.
— Son preciosas Hikari.
Las olfateo un poco, con una de ellas agarro el lateral del cabello y lo enrollo, ajusto el pelo con algunos pasadores y mi hija sonríe maravillada del peinado improvisado que le hice.
Neji presenta sus respetos a la estatua y toma asiento a mi lado.
— ¿Cómo les fue en la inauguración?
— Boruto estrelló un tren en las cabezas Hokage.
Mi falta de respuesta ocasiona que Neji me vea fijamente.
— Ya lo sabias ¿o me equivoco?
— ¿Por qué crees que quise quedarme aquí?
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Seijun acomoda a la ardilla en una cama improvisada, cuando regresé a casa no me había dado cuenta de que el roedor seguía en mi kimono, y todavía no soy tan maldita como para arrojarlo sin más a la calle.
— ¿Creen que tenga familia? Se ve muy confiada con las personas.
— Lo más probable, es un animal educado y acostumbrado al buen trato.
Seijun y Neji siguen intercambiando teorías acerca de quién puede ser el dueño del roedor, bufo al ver a la ardilla muy aplastada en la cama mientras Hikari acaricia su pelaje.
— Mañana buscaré a sus dueños.
— ¿Pegaras panfletos de "Se busca"? — Neji me ve con una mueca burlona.
— Aunque te rías eso es lo que haré.
Seguimos poniendo la mesa cuando tomo una foto que les tomé a los cuatro el día que nació Hikari. Seijun la sostiene con una sonrisa chimuela mientras Takumi hace una cara rara, mi Conejito está serio como apenado a un lado de su melliza.
Con cada día que pasa su parecido con Itachi es más notorio, no importa si sus ojos son castaños. Era un peligro mantenerlo a mi lado, ya en una ocasión Kakashi se le quedó viendo, seguramente adivinó su origen aunque ha tenido el tino de no decirlo.
Sin embargo no sería así con las otras personas, si supieran que hay un niño mitad Uchiha y mitad Senju se convertiría en foco de atención, alguna no muy buena. Nagato es de los pocos que saben de dónde vienen los mellizos, y no porque yo se lo contara, él lo adivinó.
Seijun no tiene parecido marcado con ninguna de las dos familias por lo que puede seguir en la Aldea sin ningún problema, pero mi Conejito es algo aparte. Lo tuve que mandar a Amegakure bajo el pretexto de entrenar con Nagato y Konan.
— Listo terminamos.
— Ya pueden traer la comida.
— Entendido Neji-sama.
Dejo la foto en donde estaba.
— ¿Pasa algo? — pregunta Seijun.
— Aún no me acostumbro a ver tantos lugares vacíos, no me gusta.
Takumi se fue hace dos años, necesitaba entrenar con Kimimaro y mejorar su habilidad con la espada. Ambas cosas con maestros fuera de Konoha.
— Sólo son dos.
Neji toma mi mano pues sabe lo difícil que fue para mí el tiempo en que mi mesa se encontraba vacía. Antes de que me fuera a Sunagakure.
La cena pasa con normalidad, en las noches Hikari nos suele entretener con sus ocurrencias antes de que el sueño venga por ella. Es la primera en dormir, después cae Seijun y al final nosotros.
— Desde hace días te noto preocupada.
Neji toma el cepillo para encargarse de desenredar mi cabello.
— El ambiente está distinto, hay algo, una acumulación de chakra anormal.
Yo sé que en Boruto pasaba algo feo pero nunca continúe viendo la serie, algo que lamento en éste punto.
— ¿Crees que sería mejor decirle a Naruto?
— No, está muy atareado con su trabajo, pero tal vez podría ir a molestar a Gaara.
— ¿En dónde sientes la anormalidad de chakra?
— Cerca de la frontera del País del Fuego con el País del Viento.
— Kimimaro vive por esa zona, podría vigilarla.
Un ruido en la puerta nos distrae, Neji la abre y salta cuando la ardilla pasa entre sus piernas para llegar a mi hombro.
— Estoy empezando a pensar que tú eres su dueña original y sólo hiciste esto para que mi tío no se molestara.
— No le tengo consideraciones a Hiashi ni en las cosas más mínimas, además yo tampoco tengo idea de la obsesión que tiene éste amiguito conmigo.
Él frunce el ceño pero termina de desenredar mi pelo, una de las cosas que no han cambiado son los nudos que se le hacen a pesar de ser tan lacio.
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¿ME CONOCES?
Soy una ardilla de la tercera edad con una pata quemada, me encantan las semillas y la fruta además de esconderme en los kimonos.
Si conoces a mi dueño dirígete al Complejo del Clan Hyuga.
El cartel no trae imagen de la susodicha pero creo que con lo que puse deben reconocerla.
— ¡Kikyo! — Temari viene a lo lejos — Vengo a decirte que el tren a Suna saldrá mañana a primera hora, por si quieres acompañarme.
— Claro aunque sólo será por un par de días, el miércoles es el festival del Tigre Matutino y éste año yo llevaré a Hikari.
— No hay problema, Gaara te recibirá en cuanto llegues.
— Eso espero...
— ¿Una nueva mascota?
— Una invitada, buscamos a su familia.
— Puedo ayudarte a repartirlos.
— Muchas gracias Temari.
Toma la mitad de los avisos y nos dividimos el camino, una vez que termino voy a casa para empacar. Pasamos junto al Centro de Investigaciones y la ardilla baja de mi hombro para ir corriendo a la puerta.
Se queda ahí parada viendo la estructura de vidrio que tiene el complejo, si estuviera más loca incluso diría que se siente triste.
— No me digas que tu dueño está ahí.
Mi voz la libera de su trance y antes de que avance vuelve a subirse encima mío.