Mala Influencia

mc7frd tarafından

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Su vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chi... Daha Fazla

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Seguí bebiendo animado por la gente de la fiesta, estaba boca abajo y mis piernas las sostenía un chico de cabello azul. Bajó mis piernas y todos aplaudieron levantando sus vasos, alcé los brazos en victoria. Había roto mi propio record.

–Eso fue épico —exclamó Kiba palmeando mi espalda.

La fiesta siguió y cada vez me sentía mas eufórico, mi pecho estaba descubierto y mojado. No podria decir si es sudor o otra cosa.

Desperté en la bañera, sin recordar como habia llegado aqui. Reí tocando mi cara. No me desagradaba despertar así, significaba que había sido una gran noche.

Salí con cuidado y me incliné sobre el lavabo, tenia la boca mas seca que un desierto. Me miré al espejo y pude ver que mi pecho seguia desnudo.

–Eres un exhibicionista —volví a reir, me estaba quedando sin camisetas en casa.

Sólo habían un par de chicos en la casa, vi a Kiba durmiendo en el sofá. Toqué al castaño con el pie y se removió confundido. Me estire bostezando ruidosamente y miré alrededor. Normalmente cuando perdía mi camiseta me colocaba la sudadera o la chaqueta que traía, pero por alguna razón salí sin ella.

Me pasee por el lugar hasta que vi una sudadera sobre una silla. Una sudadera ahí sola y abandonada técnicamente no tenía dueño.

Me despedí de los chicos en la estación y fui a casa de Sai. Me duché y deje mi nueva sudadera sobre la mesa, jugamos videojuegos hasta que Kiba llegó por la tarde, con una bolsa de hierba recién comprada.

Cuando se hizo de noche nos reunimos con Shino y fuimos a un club esta vez. Luego de una hora nos retiramos por que no teníamos suficiente dinero para comprar mas tragos.

Compramos unas cervezas y terminamos en la fiesta del amigo de alguien. Besé a una chica y nos estábamos escondiendo en el baño cuando comenzó a vomitar. La miré desorientado y levanté los hombros, una chica que parecía ser su amiga se quedó con ella y volví con los demás.

.

Apenas abrí los ojos los tape por la luz excesiva que lastimaba hasta mi cerebro. Me retorcí y intenté abrir los ojos para ver donde estaba, vi césped y unos pantalones de pijama.

Sentía el frío césped por todos lados. Bajé la mirada y noté que había perdido la sudadera.

– ¿Volviste a olvidar que vives con Yashamaru ahora?

Levanté la mirada con los ojos entrecerrados, solo logre visualizar las rubias coletas de Temari.

–Creo que si —dije.

La escuché reir y alejarse.

–Entra, necesitas comer algo.

Me puse de pie con dificultad, mi cuerpo pesaba. Me rodee con los brazos y en cuanto crucé la puerta algo se estrelló en mi cara. Una camiseta.

– ¿Por que llegas asi?

–Tenía calor —respondí con una sonrisa. Temari bufó y me sirvió unos huevos fritos. Acarició mi cabeza como lo hacía cuando era un niño.

– ¿Como supiste que estaba ahí fuera?

–Una vecina llamó diciendo que había un chico muerto en mi jardín.

Reí divertido por su comentario.

–Ahora escúchame —dijo con voz severa y tirando de mi cabello— no hagas de esto una costumbre, ¿entiendes?

Me soltó no sin antes darme un golpe en la nuca.

–No lo hago. Hace semanas que no bebía así, consideralo un ritual de sanación.

–Luces como un muerto, Naruto. Eso es lo opuesto a sano.

Cuando terminamos de desayunar lavé todo y me marché de vuelta a la ciudad.
No habian asientos libres, pero me sentía terrible y opté por sentarme en el suelo.

Me apoyé en la puerta mientras intentaba abrirla. No había nadie en casa. Me lancé en la cama y suspiré de satisfacción.

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Me desperté asustado por el sonido de un fuerte golpe. Escuché pasos alejarse.

Me levanté y encamine a la habitación de Gaara. Estaba sentado en la cama y me miró fijamente.

– ¿Estabas durmiendo? Son las tres de la tarde.

– ¿Y tu donde estabas? No te veo desde el viernes.

–No estás aquí desde el viernes. Yashamaru me dijo.

–Si, fueron unos días muy locos...—reí con las manos en mi cadera— aún no me dices donde estuviste.

Troté hasta llegar a la cama y me recosté.

–Estaba con Hinata.

–Con Hinata como... ¿en casa de Hinata, toda la noche?

–En su habitación. Su padre no sabía. 

–Si, eso tiene mas sentido.

Se recostó a mi lado y suspiró con fuerza, exhausto.

–Así que... ¿Que decidieron?

Se quedó callado mirando al techo con el ceño fruncido.

–Primero fuimos a una clínica de abortos. Leímos todos los folletos que habían y una mujer habló con nosotros... Nos explicó todo el proceso, las precauciones, ya sabes.

–Entonces no...

–También consideramos la adopción. Pero... creo que ella ya lo había decidido antes. Creo que quería ver por si misma si yo estaba dispuesto a apoyarla.

– ¿Y lo estás?

–Claro que si —dijo enfadado— no soy un idiota.

Sonreí emocionado y me senté de un salto para comenzar a golpearlo en el pecho.

– ¡No puedo creer que vayas a ser papá! —se protegió con sus brazos mientras seguía golpeándolo— y yo seré el padrino.

Me golpeó en el estómago y caí a un lado.

–Eso es por no decirme que estaba embarazada.

– ¡Ah, vamos! No puedes enojarte por eso, no era correcto decirte si ella no estaba lista.

–No estoy enojado.

– ¿Y tienes miedo sabiendo que en algún momento se van a enterar?

–Tengo miedo de saber quien será el primero en arrancarme las bolas.

El martes por la tarde tuvimos entrenamiento de baseball. Como ya era usual, Sasuke hacía todo lo posible para que el resto del equipo aislara a Gaara.

La repentina rivalidad entre ambos grupos ponía nervioso al entrenador, que siempre decía que teníamos que ser un equipo ya que solo faltaba una semana para el juego contra otro instituto.

Gaara fue al campo con el bate en mano, mordí mis uñas nervioso ya que Sasuke era el que lanzaba la pelota. Se puso en posición, lanzó la bola y esta dio un pequeño desvío hacia la cara del pelirrojo. Gaara se agacho de inmediato y el chico tras el la agarró.

– ¡Espero que eso haya sido un accidente, Sasuke! —gritó el entrenador.

El chico le devolvió la bola al pelinegro, se puso en posición, lanzó la bola y... Gaara logró esquivarla por poco.

Pude ver su ceño fruncido y su mandíbula tensa. Tiró el bate con fuerza y corrió hacia Sasuke. Yo y el entrenador hicimos lo mismo, en cuanto llegamos donde estaban, el pelirrojo ya había derribado al pelinegro, pero se habia limitado y solo lo dejó ahí.

–Nadie te quiere aquí, ¡vuelve con la puta de tu novia y pierdete!

El entrecejo de Gaara se arrugó con fuerza por la rabia, los golpes comenzaron y fue mas difícil separarlos luego de ese comentario.

– ¿Desde cuándo? —Gaara me empujó enfurecido contra los casilleros del vestidor— primero me ocultas lo de Hinata, ahora esto.

– ¡Porqué sabíamos como ibas a reaccionar! Y Sasuke es solo un idiota, no tienes que escucharlo.

– ¡No puedo simplemente ignorarlo si trata así a Hinata! Él... solo la trata así por que está conmigo, y no es justo.

Mantuve mi boca cerrada, no quería decir algo inapropiado y alterar al pelirrojo.

El resto de la semana las cosas estuvieron tranquilas... casi. Estaba siendo perezoso junto a Shikamaru, sentados en la orilla de la piscina. Sasuke no dejaba de mirarme con rencor.

–No te preocupes, dentro de poco terminará el semestre.

–Si, claro —respondí— luego otro año mas de miradas de odio.

–Es delicado, ya sabes, los Uchiha son policías y que uno de sus parientes fuera líder de una red de narcotráfico... No queda bien. Pero la gente olvida rápido. Probablemente hagan una fiesta de beneficiencia y todo quedará perdonado.

– ¿Como estás tan seguro?

–Por que es lo que todos hacen. La mitad de las familias de este lugar lograron su fortuna haciendo trampa.

Bufé hastiado. Y luego yo soy el criminal, denme un respiro.

–Ah, casi lo olvido. Celebraré mi cumpleaños mañana.

Lo miré extrañado.

–No eres de ir a fiestas, mucho menos organizarlas.

–Si... pero Ino...

–Ah, entiendo —reí burlesco.

Bromeaba con Gaara en los vestidores. Nos estabamos vistiendo para volver a casa cuando los gritos se sintieron en todo el lugar. Sasuke discutía con el entrenador.

– ¡No estoy pasando por nada, estoy bien!

–No está enfocado y la directora ya no sabe que hacer contigo, solo será un tiempo para que puedas estar mas tranquilo, te hará bien...

Salió enfurecido golpeando la puerta, detrás de el apareció Gai bastante angustiado. 

–Bueno...—habló con las manos en sus caderas— el puesto de capitán está libre. Entrenen por que la próxima práctica elegiré al que esté mejor capacitado.

Miré a Gaara emocionado.

–Ni lo pienses. No lo haré.

–Es una gran oportunidad, las universidades siempre buscan a los mejores.

–Entonces tú hazlo.

–Tu lo necesitas mas que yo —bajé la voz y me acerqué a el— tendrás una familia dentro de poco.

Lo primero que hice fue buscar que ponerme para la fiesta, fuimos a comprar cervezas y aproveché para llevar algo mas fuerte como regalo para Shikamaru.

Su casa no era tan grande y con amplios jardines como la de Hinata o Ino. Pero era mas moderna. Levanté a Hinata en un abrazo en cuanto nos encontramos, Ino se acercó trotando.

– ¿Es cierto?

Ambos la miramos confundidos.

– ¿Le quitaron el puesto de capitán a Sasuke?

–Ah... si. Es temporal.

La mayoría de los presentes eran del instituto. Miré enternecido a Gaara junto a Hinata. Cuando entendió que sería padre dentro de poco no hace mas que poner toda su atención en ella, consiguiendo sus antojos o cualquier cosa que necesitara.

.

Eran cerca de las doce cuando Sasuke llegó junto a Sakura. Estábamos al otro lado de la casa, así que no pudieron vernos, todos los miraron y decían cosas relacionadas a que el pelinegro había sido relevado de su puesto de capitán debido a su conportamiento.

– ¿Donde vas? —preguntó Hinata.

–Iré a buscar otra cerveza —exclamé con fuerza por la música.

Mis músculos estaban adoloridos por el entrenamiento. Abrí la lata de cerveza y di un salto para sentarme en el mueble de la cocina. Saqué mi teléfono para entretenerme.

Sentí pasos cada vez mas cerca pero no presté atención, probablemente solo era otro chico que venía por una cerveza al igual que yo.

–Tu...

Levanté la mirada por curiosidad, apenas pude verle la cara a Sasuke antes de que me agarrara con fuerza del cuello de mi camiseta.

– ¿Que mier...

–Todo es tu culpa —dijo, a centímetros de mi rostro, su aliento golpeó mi nariz y pude sentir el fuerte olor a alcohol. Está muy ebrio.

Lo empujé con suficiente fuerza para que se alejará con torpeza y me fui a la puerta mas cercana, habia llegado a un pasillo oscuro y Sasuke venia tras de mi. Pude haber ido por la dirección donde estaba toda la gente reunida, pero por alguna razón solo me adentré en la casa.

–Desde que tu y ese idiota llegaron... toda mi vida se ha ido a la mierda.

Seguí avanzando, Sasuke apenas podía seguirme el paso por lo mareado que estaba.

–No tuve nada que ver con eso.

Choqué con una puerta, habia llegado al final del pasillo y no tenia por donde escapar.

–No, tu metiste a Obito en esto y...

Fruncí el ceño, no sabia que pensar. Volvió a acercarse.

–Era un niño, idiota. No puedes seguir culpandonos por que no puedes admitir que alguien de tu familia resultó ser un desgraciado.

–No, tu lo...

Lo empujé haciendo que perdiera el equilibrio. Esta vez fui yo el que tiro de su camiseta.

–Sabes que tengo la razón, ¿por qué insistes ?

Su rostro se apaciguó y sus manos tomaron mis muñecas, sin intentar alejarme.

–Porqué... así seria mas fácil.

– ¿Fac... de que estas hablando?

Tiró de mis muñecas hacia su cuerpo, en un movimiento su mano estaba entre mi cabello y sus labios estaban presionando contra los míos.

Exclamé sorprendido y me separé rápidamente. Sasuke me miró asustado y sorprendido también.

–Lo siento...

–No, no lo sientas.

Nos besamos con avidez, sus manos recorrían todo a su alcance y yo solo pensaba en que esta noche no podía volverse mas extraña y sorprenderte.

Llegamos a la cama sin separarme de su boca. Cuando quitó mi camiseta y yo la de el, pude notar que la puerta seguía abierta. Me apresuré a ponerle el seguro y volví a la cama desabrochando mis pantalones.

No era primera vez que estaba con un chico, pero por la timidez y torpeza del pelinegro pude suponer que si era algo nuevo para el.

– ¿Que pasa? —pregunté cuando se volteó hacia mí— ¿quieres ir arriba? No me molesta recibir.

No habíamos notado que ya había pasado una hora. Lo observé de reojo mientras se vestía, abotonando con paciencia su camisa. Golpeé mi frente al recordarlo.

–Maldición —murmuré.

– ¿Dijiste algo? —se volteó.

–Olvidé por completo que... Sakura es tu novia.

El pelinegro no pareció preocupado ni interesado en responder, caminó a la puerta en silencio.

–Espera, espera...—corrí hasta la puerta y cubri la salida— ¿simplemente te irás luego de que acabamos de coger?

Rió burlesco. Sasuke idiota habia vuelto.

–Solo fue eso. Tengo novia.

Me empujó a un lado y abrió la puerta, volví a buscarlo con enfado.

–Oh, ya lo entiendo. No quieres admitirlo y finges ser el triunfante mujeriego con tus amigos ¡PARA QUE NADIE DESCUBRA QUE ERES UN MARICA! —grité.

Se dio media vuelta con miedo en su mirada y mortalmente pálido, volvió a observar al frente seguramente preguntándose si habia alguien cerca. Cuando verificó que no habia nadie se acerco con rapidez y me estampó en la pared.

–Yo no soy... eso.

–Gay.

–Cállate  —dijo entre dientes.

–A nadie le importa que te gusten los hombres, idiota. No estamos en el siglo diecinueve.

– ¿Tu que sabes? —respondió con angustia— no tienes familia. No tienes padres, ni hermanos.

Suspiré y reí con melancolía.

–Eres patético.

Me soltó con miedo.

– ¡Mírate! —exclamé enojado— el violento y trastornado matón con problemas familiares que secretamente es gay.

Reí con fuerza, Sasuke siguió apresurado sin mirar atras hasta que lo perdí de vista.

–Cliché.

Apoyé mi cabeza en la pared y traté de respirar y calmar mi acelerado corazón.

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– ¿Donde estabas? Creí que solo irías por una cerveza —dijo Hinata en cuanto llegué a su lado.

–Si... me entretuve con algo.

Entrecerró los ojos observandome con sospecha, luego sonrió y me dio un pequeño golpe con su antebrazo.

–Eres rápido.

–Que puedo decir... nadie se resiste a este hermoso rostro y cabello de angel.

Todos a mi alrededor parecían estar pasandola bien y yo sentía que mi noche ya se habia arruinado. No volví a ver a Sasuke.

– ¿Y Gaara?

–Fue por algo de comer.

–Oh, cierto —respondí mirando su vientre— ¿de cuánto estas ahora?

–Tres meses —dijo con un sonrojo y una sonrisa.

Nos despedimos de Hinata en la salida. Su padre ya no permitía que pasara la noche en casa de alguien mas. Volvimos a la ciudad a pie y en silencio.

– ¿Me dirás que te pasa? —preguntó agresivamente.

–No me pasa nada —respondí a la defensiva, hundi mis manos en los bolsillos.

–Mientes. No has hablado en todo el camino y actuas extraño, algo pasó. 

Hice una mueca de desagrado. Odiaba que Gaara fuera un observador.

– ¿Tienes problemas con que... me gusten los chicos?

El pelirrojo se detuvo con el ceño fruncido.

– ¿Es eso? ¿Por eso actúas extraño?

Fruncí los labios avergonzado. Gaara se acercó y me rodeó en un abrazo.

–Idiota —dijo soltándome— te conozco hace años, ¿por que me molestaria eso ahora?

–No lo sé... por un tiempo pensé que lo ignorabas por que no estabas de acuerdo.

–Naruto... ya he perdido la cuenta de las veces que te he visto con la lengua en la boca de un chico... o una chica. Es solo que... no hay nada de que hablar. Te gustan los chicos, ya está, no es el fin del mundo.

Aspire con fuerza cuando mi nariz comenzó a moquear. Gaara se burló con una risa cuando limpie mis ojos con la manga de mi sudadera. 

–Si no fueras como mi hermano, te besaria —dije sollozando.

–Oh, lo siento. Pero estoy reservado —siguió bromeando.

Dormí unas cuantas horas y me levanté para ducharme, el pelirrojo aún seguía durmiendo.

– ¿A donde vas? Es temprano —preguntó Yashamaru cuando me vio salir del baño— no volveras a desaparecer, ¿cierto?

–Rin me invitó a pasar el día con ellos.

–Oh... ¿No es extraño para ti? Estuvieron muchos años separados.

–Un poco.

Sonrió amable y ofreció prestarme el auto ya que el no lo usaría hoy, pero me negué. Ya habían pasado muchos días sin darle una vuelta a mi bebé.

–Hola, preciosa —dije cruzando el estacionamiento, me subí a la bicicleta y comencé a pedalear con rapidez por las calles de la ciudad.

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Saqué la llave luego de estacionarme en el garaje. Había pasado la noche en casa de Sakura y logré excusarme luego de almorzar con sus padres. Me encogi en mi asiento, todo comenzaba a sentirse confuso y agobiante.

Aún cuando estaba con Sakura no podía dejar de pensar en el pesado de Naruto. Se sintió diferente de todas las veces que me acosté con una chica, se sintio bien. Pero cuando me gritó esas cosas se sintió como si cada palabra fuera una puñalada directo en mi pecho.

Si, no empezamos bien. Y comencé a odiarlo más cada día cuando me di cuenta que me atraía.

– ¿Sasuke?

Miré a un lado, mi madre estaba en la puerta mirándome con curiosidad.

– ¿Por qué no entras?

Bajé del auto con pereza y me acerqué a ella. Acarició mis mejillas con una sonrisa.

–Mi pequeño.

–Ya no soy pequeño.

–Siempre lo serás para mi —sus manos bajaron a mis hombros y su sonrisa desapareció — sé un buen chico y ve a tu habitación.

– ¿Pasó algo?

–Solo hazlo, por favor —insistió sin perder su tono de amabilidad.

Fruncí el ceño y entré a la casa, estaba por subir la escalera cuando senti voces. Estaban discutiendo.

–No han encontrado una sola pista en semanas. Cerrarán el caso.

–Bien. Será mas fácil limpiar la imagen de esta familia si lo hacen —mi padre sonaba estresado.

– ¿No quieres saber quien fue?

Era la voz de Itachi.

–No hay manera de saber quien fue y el se lo buscó. Siempre se metía en problemas, enviarlo lejos no sirvió de nada.

–No lo enviaron lejos, solo lo mantuvieron hasta que alguien quisiera hacerse cargo.

–No era nuestra obligación. Si hubiera sabido que el idiota causaría esto... lo habría enviado a una escuela militar o algo.

– ¿Lo supiste siempre? —preguntó molesto.

–Claro que lo sabía. Suna solo está a unas horas y los rumores viajan rápido. Cuando un amigo de la policia de Suna me dijo que un chico Uchiha estaba causando problemas sabía que era él, pero solo pensé en que tenía un rol menor, no era el mas inteligente.

Entré a la habitación empujando la puerta, ambos me miraron sorprendidos.

– ¿Tu lo sabías? —exclamé enfadado.

Mi padré se levantó del sofá y arregló su traje.

–No deberías espiar, es de mala educación.

– ¡No me importa!

– ¿Que es todo este alboroto? —mi madre entró a la habitación y se sorprendió al verme— Sasuke, te pedí que fueras directo a tu habitación.

–Está bien, mamá...—Itachi intentó calmarla.

– ¡No, no está bien! —estaba comenzando a alterarme— pudiste haber hecho algo pero preferiste seguir siendo el hijo de puta egoísta que eres.

Mi hermano saltó de su asiento cuando mi padre se acercaba con la cara roja de enfado, pero fue mi madre la que impidió que siguiera acercándose.

– ¿No ves como todo esto está afectando a tu hijo? A nosotros... —dijo con tristreza— Sasuke tiene razón. No hiciste nada y ahora toda esta familia está sufriendo las consecuencias de tu egoísmo.

Itachi se cruzó de brazos con la cabeza gacha.

–Necesito despejarme —mi madre suspiró hondo y se volteó— vamos, Sasuke.

Miré con rencor al hombre frente a mi una vez mas antes de seguirla.

– ¿No vienes, Itachi?

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El viaje a la ciudad fue silencioso, mi madre no soltó mi mano en todo el camino.

–Tengo hambre, ¿alguna sugerencia? —preguntó.

–Tacos.

–KFC.

Sonrió con ternura y le avisó al chófer que se detuviera en el primer lugar que encontrara.

–Papá dijo que te has metido problemas en la escuela —habló Itachi.

–Está estresado, todo este asunto–

–Todo este asunto —le interrumpió con brusquedad— se resolverá. Y no es excusa para su comportamiento, no eres un niño pequeño, Sasuke. Necesitas controlarte.

–Itachi —le reprochó.

–Te he visto muy calmado todo este tiempo —solté con acidez— luego de enterarme que papá sabia todo, no me sorprendería que tu también nos ocultes algo.

Mi madre tiró de nuestras orejas y nos forzó a acercarnos.

–No propuse esta salida para que sigan discutiendo. No quiero escuchar ni una palabra más sobre eso.

–Está bien, está bien —dijo Itachi con gesto adolorido.

Tiró mas fuerte de mi oreja cuando no obtuvo respuesta de mi parte.

–De acuerdo, no diré nada más —sobe la zona herida cuando me soltó— por ahora.

Abrió la boca con gesto de enfado pero fue interrumpida por el chófer. Le habló a la mujer en el interlocutor y esperamos para que nuestra orden estuviera lista, el chofer tomó las bolsas y nos llevó a un pequeño parque que contaba con mesas para que las familias pudieran hacer un picnic.

Luego de comer volvimos por que mi madre tenía ganas de pasear por el centro comercial. Estabamos en una de las tiendas donde tenían exclusivamente ropa para varones, cuando mi madre comenzó a actuar extraño. No presté atención y seguí en mi teléfono.

–Itachi —tomó a mi hermano de la chaqueta y lo acercó— ¿es esa chica Rin Nohara?

–Uhm... creo que sí.

–Vamos a saludarla —dijo emocionada y comenzó a caminar. Rode los ojos y guardé mi teléfono para seguirlos.

Era una chica tal vez un poco mayor que Itachi, tenía el cabello corto y un rostro amable. Tenía la sensación de haberla visto antes.

– ¿Rin?

La castaña la miró sin reconocerla por unos segundos, parecía muy sorprendida.

– ¡Mikoto!

Hizo una suave reverencia y luego nos miró a nosotros.

–Ellos son...

–Si, Itachi y Sasuke.

Siguieron conversando sobre todo el tiempo que había pasado. No presté mucha atención, mencionó que la conocía pero era muy pequeño y por eso yo no lo recordaba.

–No puedo creerlo, te convertiste en una mujer muy hermosa —le halago mi madre. La chica agradeció con timidez.

–En serio lo siento por no asistir al funeral de Obito. Lo supe por las noticias y no logré llegar.

–No lo sientas. A todos nos tomó desprevenidos, sobre todo las circunstancias en las que falleció... ¿tu sabias algo?

Itachi la miró con incredulidad y yo miré a la castaña esperando su respuesta.

–No, no tenía idea —respondió con tristeza— cuando se fue de Konoha perdimos contacto.

–Lo recuerdo, unas semanas después fue el funeral de Kushina y Minato. Esa fue la última vez que te vi... supe que pediste hacerte cargo de sus pequeños.

–Oh, ya no son pequeños —dijo con una sonrisa— de hecho, están conmigo ahora.

Miró alrededor de la tienda, estuve atento hasta que pareció encontrar a quien buscaba y miré hacia esa dirección. Levanté las cejas sorprendido.

– ¡Chicos, vengan a saludar! —gritó lo suficientemente fuerte para que la escucharan. Ellos se acercaron de inmediato y la castaña les pidió que fueran atentos y saludaran con cortesía.

Crucé miradas con Naruto, y luego con el chico a su lado... Gemelos. Los analicé con sutileza, mismos ojos, mismos rasgos. Lo único diferente era el color del cabello.

–Ellos son hijos de una muy buena amiga —nos dijo — ¿no los recuerdas, Sasuke?

Parpadeé anonadado y negué con la cabeza.

–Bueno, fue hace mucho tiempo. Pero tu y estos muchachos solían jugar juntos todo el tiempo.

Ambos estábamos sorprendidos. Mi madre continuó charlando con la castaña y yo no podía evitar sentirme incómodo.

–Me alegra mucho volver a verte, Mikoto, pero le prometí a los chicos que los llevaría por  ramen —se disculpó.

Me alivié por un momento viéndolos alejarse luego del abrazo de despedida que mi madre le dio. Pero cuando solo se habian distanciado unos metros mi madre los siguió.

–Vengan a casa a cenar hoy —exclamó.

Apreté mis dientes deseando taparle la boca a esa mujer.

La castaña aceptó y Naruto sonrió hacia mi. Bajé la cabeza fingiendo no percatarme de eso.

Itachi y yo nos miramos con complicidad, mi madre no sabía ya que había decidido que no queria saber nada sobre el caso... pero cuando mi padre viera que uno de los que estuvo involucrado con Obito estaba en nuestra casa, no sería bueno.

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Entramos en cuánto el porton de la casa Uchiha se abrió. Tenía un cierto parecido a la casa de Shikamaru.

–Es una casa muy grande para el sueldo de un policía —comenté.

–Los Uchiha tienen una gran herencia, son una familia muy antigua —dijo Rin estacionando el auto frente a la casa.

–Como los Hyuga.

–Exacto. La mitad de los Uchiha son policías, la otra mitad son empresarios.

–Ideal para evadir la ley —finalice.

Solté el botón de la camisa, como la invitación fue tan repentina y yo lejos de casa, no me quedo de otra que usar la ropa que Menma me prestó. Al estar acostumbrado a usar ropa holgada se me hacía muy incómodo usar algo que fuera de mi medida. También era incómodo en la entrepierna.

–No hagas eso —el pelinegro me golpeó en el brazo cuando vio que tiraba del pantalón sobre mis muslos.

–Está muy ajustado.

–Exageras.

– ¿Jiraiya nunca te llevó a un lugar elegante?

–Una vez me llevó a un lugar donde las mujeres bailaban en bikini...  por el buffet gratis.

Rin llevó una mano a su frente en desaprobación. La mujer del centro comercial nos recibió en la puerta, tenía un elegante vestido azul que llegaba hasta sus tobillos. Aún no habían señales de Sasuke.

Charlaron un momento y nos pidió que nos sentaramos mientras ella iba por su marido.

No pude evitar notar el enorme cuadro en uno de los pasillos, con un mueble repleto de velas justo debajo. No fui el único en notarlo, seguimos a Rin hasta el pasillo.

Era un cuadro de Obito.

Fruncí el ceño, el Obito que estaba en ese cuadro era muy diferente al que yo conocí, por un momento creí que era otra persona. Se veía serio, maduro y sofisticado.

Totalmente lo opuesto al hombre que alguna vez consideré mi amigo. El verdadero Obito no era serio, ni sofisticado. Le gustaba estar rodeado de mujeres, apostar en peleas callejeras y no tenia remordimientos cuando le suplicaban entre llantos mientras el apuntaba su arma.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando recordé todos esos momentos que presencié.

–Mi esposo no estuvo de acuerdo cuando instalé esto.

Los tres saltamos de la impresión, la mujer sonreía con melancolía mirando el cuadro. Un hombre alto y moreno se acercó y puso una mano en el hombro de Mikoto.

–No es correcto —dijo.

–Es de la familia —Mikoto le regañó con dureza.

Rin bajó la cabeza, visiblemente incómoda. El hombre negó con la cabeza mirando a su esposa, en el momento que puso su mirada en mi, frunció el ceño y levantó su frente logrando verse mas imponente de lo que ya era.

–Las chicas ya deben tener la cena lista, vamos —nos dijo con una sonrisa.

Sasuke llegó a la mesa luego de unos minutos. La cena fue tranquila, Rin y la madre del pelinegro charlaban sobre mis padres. Llamó a una de las chicas que sirvieron la comida y le pidió algo al oído.

Sonrió emocionada y la chica no tardó en volver con un libro café con diseños en dorado por los bordes.

–Tengo algunas fotos de los chicos cuando venían de visita —dijo abriendolo.

Tomó una de las fotos entre sus dedos y se la entregó a Rin. La expresión de la castaña se suavizó, se la entregó a Menma y ambos la miramos.

–Eras un bebé muy feo—dijo.

Hice una mueca y lo golpeé en la frente con la foto aún en la mano.

–Somos gemelos, cabeza hueca. Se supone que tú eres el inteligente.

–Creo que este eres tú —Mikoto sostenía otra de las fotos con los ojos entrecerrados y luego se dirigió a mi hermano — Menma era un niño de mamá, lo recuerdo bien, nunca queria separarse de ella...

Tomé la foto mirando detalladamente el rostro de mi madre, grabandolo en mi memoria.

–Ahora es fácil distinguirlos —mencionó, gire hacia Menma y su cabello teñido— pero nunca logré hacerlo cuando eran pequeños, su madre lo hacía ver tan fácil. A veces los vestía idénticos y aún así lograba diferenciarlos.

– ¿Cómo la conoció? —pregunte pasando la foto a Menma.

–En preparatoria. Ella fue quien me presentó a Fugaku cuando entró en la policía.

–Fue una de las mejores agentes que tuvimos —todos miramos al pelinegro, era primera vez que hablaba en toda la noche — estoy seguro de que estaría orgullosa de lo que se han convertido sus hijos.

Me miró fijamente cuando terminó de hablar, mi estómago dio un vuelco y me centré en mi plato. Por supuesto que sabía, ¿de que otra manera se habría enterado Sasuke?

– ¿Como ha sido volver a su ciudad? —llamó la atención la pelinegra, luego de tomar la mano de su esposo y darle un apretón.

–Se siente bien volver —respondió Rin con felicidad— en cuanto llegamos a Konoha decidimos quedarnos. Menma es un excelente alumno asi que lo aceptaron de inmediato en el Instituto Konoha. Naruto tuvo mas suerte, es becado en Voluntad de fuego.

–Sasuke va ahí  —exclamó sorprendida— ¿por que no dijiste nada?

Sasuke levantó los hombros sin interés y siguió cenando.

–Este chico —rió nerviosa— es igual a su padre.

Luego de terminar con el postre Rin y Mikoto siguieron charlando y viendo antiguas fotos. La pelinegra le pidió a Sasuke que nos llevara a la sala.

– ¿Por que cambiaste tu cabello? —preguntó sin vacilar.

–Mi color natural es muy llamativo... y  a diferencia de mi hermano, no me gusta llamar la atención —respondió con una sonrisa de lado, entrecerre los ojos deseando golpearlo.

La conversación fluyó normalmente mientras yo preferí hacerme a un lado. Tener personalidades similares ayudó.

– ¿Donde está el baño?

Sasuke me indicó y partí. Antes de perderlo de vista me volteé y el pelinegro volvió a bajar su mirada como hace pocas horas.

Moje mi rostro y evité mirarme al espejo, me sentía muy extraño ahora mismo. Respondí los mensajes de Gaara, antes de venir aquí le conté sobre el encuentro en el centro comercial.

Guardé mi teléfono y salí al pasillo para volver con los chicos, cuando alguien me cogio del hombro para girarme con brusquedad. 

–Eres muy valiente o muy estupido para venir a mi casa —era el padre de Sasuke.

–Su esposa me invitó —respondí, estaba comenzando a sudar.

–La cena terminó —me soltó empujandome lejos— largate de mi casa.

–Fugaku, ¿que estás haciendo? —la pelinegra se acercó con Rin junto a ella, ambas se veían confundidas.

–Quiero que este chico se vaya, ahora —demandó con firmeza.

– ¿Que? Son nuestros invitados.

Sasuke y Menma tambien se acercaron por el alboroto, yo solo me quedé ahí sin saber que hacer o decir.

–Es un delincuente —dijo entre dientes, muy cerca del rostro de su esposa— trabajaba para Obito en Suna. Probablemente sea igual que el.

– ¡Eso no es verdad! No soy como él —mis manos temblaban.

–No me importa. Vete antes de que llame a la policía.

Tomó del brazo a la mujer que nos miraba en shock y desapareció. 

Luego solo hubieron miradas extrañas, Rin se disculpó y más miradas extrañas acompañado de un silencio aterrador.

Se estacionó frente al edificio y miré por la ventana, las luces del departamento estaban encendidas. Tiré de la puerta para salir del auto.

– ¿Es cierto lo que dijo?

Mordí mis labios y suspiré derrotado, tarde o temprano lo iban a saber. No estaba preparado.

–Si.

No pude soportar como me miraba. Bajé del auto y se fue en cuánto cerre la puerta.

Respiré hondo antes de girar la llave. Saludé a Yashamaru y entre a mi habitación, el pelirrojo no tardó en aparecer.

– ¿Como estuvo la visita a la familia mas amistosa de Konoha? —preguntó con su habitual sarcasmo.

Volví a recordar a Rin y como Menma me ignoró desde que Fugaku habló sobre Suna, despreciandome. La indiferencia de Sasuke luego de que su padre me amenazara si no me iba.

Pero esos eran mis problemas, nadie mas tenía por que lidiar con ellos.

–Estuvo mejor de lo que esperaba —me forcé a sonreir— pero creo que será la última vez.

Ambos reímos, si, era mejor así. 

.
.
.

Otra imagen porque si. Comentenn que tal les parecio y ayudaaa, no se como nombrar al bebé de Hinata 😭

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