Leyendo: "Harry Potter, una h...

Mitologia_13 द्वारा

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Obviamente, se leerá la historia de Harry Potter en el pasado con las tres generaciones, pero será diferente... अधिक

1. Volviendo al pasado (Parte 1)
2. Volviendo al Pasado (Parte 2)
3. La mágica verdad.
4. Hogwarts.
5. Fortaleciendo nuestra amistad.
6. Halloween.
7. Quidditch.
8. Navidad.
9. Nicolas Flamel.
10. Norberto, el ridgeback noruego.
11. El bosque prohibido.
12. A través de la trampilla.
13. El hombre de las dos caras.
14. Gryffindor
15.Obligaciones en vacaciones.
16. Cumpleaños en la madriguera.
17. Borgin y Burken. (Parte 1)
18. Borgin y Burken (Parte 2)
19. De regreso a Howgarts (Parte 1)
20. De Regreso a Hogawrts (Parte 2)
21. Los "sangre sucia" y una voz misteriosa. (Parte 1)
22. Los sangre sucia y la voz misteriosa (parte 2)
23. El cumpleaños de Muerte (parte 1)
24. El cumpleaños de Muerte (parte 2)
25. Inscripciones en la pared (parte 1)
26. Inscripciones en la pared (parte 2)
27. Una blugger loca (Parte 1)
28. Una blugger loca (parte 2)
29. El club de duelo (parte 1)
30. El club del duelo (parte 2)
31. Poción Multijugos.
32. El diario secreto (parte 1)
33. El diario secreto (parte 2)
34. Cornelius Fudges (Parte 1)
35. Cornelius Fudges (Parte 2)
36. Aragog (parte 1)
37. Aragog (parte 2)
38.La cámara secreta (parte 1)
39. La cámara secreta (parte 2)
40. El Heredero de Slytherin. (Parte 1)
41. El Heredero de Slytherin. (Parte 2)
42. La recompensa de Dobby.
43. 1G vs 2G
44. Black.
45. El reencuentro.
46. Dementor (parte 1)
47. Dementor (parte 2)
48.Pozos de té y garras de hipogrifo.(Parte 1)
49. Pozos de té y garras de hipogrifo. (Parte 2)
50. El Boggart.
.51 La huida de la Señora Gorda.
.52 La derrota.
53. El Mapa de Merodeador.
.54 Sorpresa en Navidad.
.55 Patronus.
56. Gryffindor contra Ravenclaw
57. El rencor de Snape.(parte 1)
58. El rencor de Snape (parte 2)
59. La final de Quidditch.
60. La profecía de la Profesora Trelawney.
61. El perro, el gato y la rata.
62.Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta.
63. El Vasallo de Voldemort.
64. El beso del dementor.
66. Más lechuzas mensajeras.
67. Último día.
.68. Disciplina mental.
.69. El traslador.
.70. Bagman y Crouch.
.71. Los Mundiales de quidditch.
.72. La marca tenebrosa.
.73. Alboroto en el Ministerio.
.74.El expreso a Hogwarts.
.75. El torneo de los tres magos.
.76. Ojoloco Moody.
.77. Maldiciones imperdonables.
.78.Beauxbatons y Durmstrang.
.79.El Cáliz de fuego.
.80. Los cinco campeones.
.81. La comprobación de las varitas.
.82. El colacuerno húngaro.
.83. La primera prueba.
.84.El Frente de Liberación de los Elfos Domésticos.
85. Una prueba inesperda.
86. El baile de Navidad.
87. La primicia de Rita Steeker.
88. El huevo.
.89. La Segunda prueba.
.90. El regreso de Canuto.
.91. La locura del Señor Crouch.
.92. El Sueño.
.93. El pensadero.
.94. La tercera prueba.
.95. Hueso, carne y sangre.
.96. Los Mortifagos.
.97. Priori Incantatem
.98. El suero de la verdad.
.99. Caminos separados.
.100. El comienzo.
SEGUNDA PARTE.

65. El secreto de Hermione.

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- Me dejaste toda la noche pensando en quien pudo haber sido esa otra persona - me dice Sirius en el desayuno.

- ¿Y se te ocurrió alguien? - le pregunto.

- Varias personas, pero supongo que no le atinaria a ninguna.

- Estás en lo cierto, no podrías adivinarlo - le dice Harry.

- Son demasiados misteriosos cuando se los proponen - comenta James.

- Nos divertimos mientras podemos - le respondo y acomodó todo para que empecemos a leer - Rose, empieza tú.

- "El secreto de Hermione" - lee ella - Ahora entiendo porqué me lo pides.

- Es probable que aprendas algo de todo eso - le dice su madre.

—Asombroso. Verdaderamente asombroso. Fue un milagro que quedaran todos con vida. No he oído nunca nada parecido. Menos mal que se encontraba usted allí, Snape... 

—Gracias, señor ministro. 

—Orden de Merlín, de segunda clase, diría yo. ¡Primera, si estuviese en mi mano! 

—Muchísimas gracias, señor ministro. 

—Tiene ahí una herida bastante fea. Supongo que fue Black. 

—En realidad fueron Gryffindor; Weasley y Granger, señor ministro. 

- ¿Los acusaste? - le pregunta Lily.

- Fue lo justo después del golpe que le hicimos dar - le respondo.

- Y preferiamos que nos acusara a nosotros y no a Sirius - agrega Harry.

—¡No! 

—Black los había encantado. Me di cuenta enseguida. A juzgar por su comportamiento, debió de ser un hechizo para confundir. Me parece que creían que existía una posibilidad de que fuera inocente. No eran responsables de lo que hacían. Por otro lado, su intromisión pudo haber permitido que Black escapara... Obviamente, creyeron que podían atrapar a Black ellos solos. Han salido impunes en tantas ocasiones anteriores que me temo que se les ha subido a la cabeza... Y naturalmente, el director ha consentido siempre que Potter goce de una libertad excesiva. 

—Bien, Snape. ¿Sabe? Todos hacemos un poco la vista gorda en lo que se refiere a Potter. 

—Ya. Pero ¿es bueno para él que se le conceda un trato tan especial?Personalmente, intento tratarlo como a cualquier otro. Y cualquier otro sería expulsado, al menos temporalmente, por exponer a sus amigos a un peligro semejante. Fíjese, señor ministro: contra todas las normas del colegio...después de todas las precauciones que se han tomado para protegerlo... Fuera de los límites permitidos, en plena noche, en compañía de un licántropo y un asesino... y tengo indicios de que también ha visitado Hogsmeade, pese a la prohibición. 

—Bien, bien..., ya veremos, Snape. El muchacho ha sido travieso, sin duda. 

- Estabas lidiando con el Potter equivocado - le dice James.

- Pero tiene razón en algunas cosas papá, no tuve que haber salido e igual lo hice - interviene Harry - Pero jamás pondría en peligro a mis amigos por razones egoístas.

- Eso ya me ha quedado en claro - le responde Snape.

- ¿En dónde estaban ustedes? - nos pregunta Al.

- Suponían que dormidos en nuestras camillas - le responde Ron.

- Y no cuenta como espiar porque ellos estaban hablando fuerte cerca de donde estábamos - les digo.

Escuchaba todo eso acostada, con los ojos cerrados. Estaba completamente aturdida. Las palabras que escuchaba parecían viajar muy despacio hasta mi cerebro, de forma que me costaba un gran esfuerzo entenderlas. Sentía los miembros como si fueran de plomo. Mis párpados eran demasiado pesados para levantarlos. 

—Lo que más me sorprende es el comportamiento de los dementores... ¿Realmente no sospecha qué pudo ser lo que los hizo retroceder; Snape?

—No, señor ministro. Cuando llegué, volvían a sus posiciones, en las entradas. 

—Extraordinario. Y sin embargo, Black, Harry y las chicas... 

—Todos estaban inconscientes cuando llegué allí. Até y amordacé a Black, hice aparecer por arte de magia unas camillas y los traje a todos al castillo. 

- Me parece que no voy a tener mucha suerte, sin esa rara dudo que me vayan a creer inocente - comenta Sirius.

- Sólo Dumbledore te cree - le dice Herms.

- Pero eso no le es suficiente para el Ministro - comenta Harry.

- Pero si fue lo suficiente para que nosotros podamos ayudarte - agrego.

- ¿Y cómo rayos pudieron hacer eso?

- Espera y verás.

Hubo una pausa. Mi cerebro parecía funcionar un poco más aprisa, y al hacerlo, una sensación punzante se acentuó en mi estómago. 

Abrí los ojos. 

Todo estaba borroso. Me hallaba en la oscura enfermería. Al final de la sala pude vislumbrar a la señora Pomfrey inclinada sobre una cama y dándome la espalda. Bajo el brazo de la señora Pomfrey, distingui el pelo rojo de Ron. 

Voltee la cabeza hacia el otro lado. En la cama de la derecha se hallaba Harry y más allá Hermione. La luz de la luna caia sobre su cama. También tenían los ojos abiertos. Parecían petrificados, y al ver que estábamos despiertos, ella se llevó un dedo a los labios. Luego señaló la puerta de la enfermería. Estaba entreabierta y las voces de Cornelius Fudge y de Snape entraban por ella desde el corredor. 

La señora Pomfrey llegó entonces caminando enérgicamente por la oscura sala hasta la cama de Harry. Se volteó para mirarla. Llevaba el trozo de chocolate más grande que había visto en mi vida. Parecía un pedrusco. 

- No es para menos, luego de tantos dementores - nos dice Teddy.

- Creo que esa fue la única cosa buena de estar en las camas, poder comer todo el chocolate que quiera - les digo.

- Esa es mi sobrina - me dice Remus haciendo reír a varios.

—¡Ah, estás despierto! — le dijo con voz animada. 

Dejó el chocolate en la mesilla de Harry y empezó a trocearlo con un pequeño martillo. 

—¿Cómo está Ron? — le preguntamos los tres al mismo tiempo. 

—Sobrevivirá — nos dijo la señora Pomfrey con seriedad — En cuanto a ustedes tres, permanecerán aquí hasta que yo esté bien segura de que están... ¿Qué hacen, Gryffindor y Potter? 

- Como si ellos se irían a quedar quietos - comenta Ginny.

- No termino de decirles que ya se habían levantado - les dice Herms.

- Teníamos muchas cosas por hacer - le responde Harry - Luego íbamos a descansar tranquilos.

Con Harry nos habíamos incorporado, él se puso las gafas y agarramos nuestras varitas. 

—Tengo que ver al director — le explicó. 

—Potter — le dijo con dulzura la señora Pomfrey —, todo se ha solucionado. Han atrapado a Black. Lo han encerrado arriba. Los dementores le darán el Beso en cualquier momento.

 - Por Merlín... creo que voy a vomitar - nos dice Sirius - Eso es traición Pomfrey.

- No sabía la verdad - se defiende ella.

- No me hubiera gustado estar en tu lugar - le dice James - Por suerte nuestros hijos van contra las reglas para hacer lo correcto.

- Está vez estoy de acuerdo con eso - me dice papá.

- Pueden quedarse tranquilos que no salimos heridos - les aseguro.

—¿QUÉ? 

Con Harry saltamos de la cama. Hermione hizo lo mismo. Pero nuestro grito se había oído en el pasillo de fuera. Un segundo después, entraron en la enfermería Cornelius Fudge y Snape. 

—¿Qué es esto, Harry? — le preguntó Fudge, con aspecto agitado — Tendrían que estar en la cama... ¿Ha tomado chocolate? — le preguntó nervioso a la señora Pomfrey. 

—Escuche, señor ministro — le dijo Harry — ¡Sirius Black es inocente! ¡Peter Pettigrew fingió su propia muerte! ¡Lo hemos visto esta noche! No puede permitir que los dementores le hagan eso a Sirius, es... 

Pero Fudge movió la cabeza en sentido negativo, sonriendo ligeramente. 

—Harry, Harry; estás confuso. Has vivido una terrible experiencia. Vuelve a acostarte. Está todo bajo control. 

—¡NADA DE ESO! — le gritó Harry—. ¡HAN ATRAPADO AL QUE NO ES!  

- Por segunda vez - le dije seria. 

- Agradezco, literalmente, que tengan ese carácter los dos - nos dice Sirius - Benditas sean sus madres.

Con eso nos hace reír a todos, sólo Sirius Black es capaz de bromear ahora.

- Eres familia e íbamos a pelear por ti - le dice Harry.

- Me enorgulleces cariño - le dice su abuela.

—Señor ministro, por favor; escuche — le rogó Hermione. 

Los tres estábamos a la par, en el centro de la enfermería delante de Snape y el Ministro.

— Yo también lo vi. Era la rata de Ron. Es un animago. Pettigrew, quiero decir. Y.. 

—¿Lo ve, señor ministro? — le preguntó Snape —. Los tres tienen confundidas las ideas. Black ha hecho un buen trabajo con ellos... 

—¡NO ESTAMOS CONFUNDIDOS! —le gritó Harry. 

—¡Señor ministro! ¡Profesor! — le dijo enfadada la señora Pomfrey —. He de insistir en que se vayan. ¡Potter es un paciente y no hay que fatigarlo! 

- Y lo que ha estado diciendo el profesor Snape no es cierto - agregué molesta - Él no nos salvo de nada. 

- Que ellos dos están enojados y del mismo lado... no es una buena combinación para la otra persona - les dice Ron - Me hubiera gustado estar despierto para ver eso.

- Tampoco es para tanto - le respondo y acomodo al bebé, mientras que escucho a nuestros amigos reír - Potter, pensé que estabas de mi lado.

- Toda la vida Gryffindor - me responde él - Pero admite que le hemos dado un dolor de cabeza.

- Tal vez haya un poco de verdad en lo que dicen - les digo bromeando.

Volvio a abrirse la puerta. Era Dumbledore. 

— Profesor Dumbledore, Sirius Black... 

—¡Por Dios santo! ¿Es esto una enfermería o qué? Señor director; he de insistir en que...

 — Te pido mil perdones, Poppy, pero necesito cambiar unas palabras con el señor Potter, la señorita Granger y la señorita Gryffindor. He estado hablando con Sirius Black. 

—Supongo que le ha contado el mismo cuento de hadas que metió en la cabeza de Potter — espetó Snape — ¿Algo sobre una rata y sobre que Pettigrew está vivo? 

—Eso es efectivamente lo que dice Black — le dijo Dumbledore, examinando detenidamente a Snape por sus gafas de media luna. 

—¿Y acaso mi testimonio no cuenta para nada? — gruño Snape —. Peter Pettigrew no estaba en la Casa de los Gritos, ni vi señal alguna de él por allí. 

—¡Eso es porque usted estaba inconsciente, profesor! — le dijl con seriedad Hermione —. No llegó con tiempo para oír... 

—¡Señorita Granger! ¡CIERRE LA BOCA! 

- ¡Nadie le habla así a mi madre! - le grita Rose dejando de leer.

Es una version idéntica de mi amiga, las misma mirada de regaño y su padre se ve orgulloso.

- No soy yo quien le gritó - le dice Snape.

- Pero lo será y espero que no lo vuelva a intentar - le advierte ella.

- Así luces cuando te enojas - le digo a Herms - Son iguales.

—Vamos, Snape — le dijo Fudge —. La muchacha está trastornada, hay que ser comprensivos. 

- Ninguno de nosotros está trastornado y el profesor Snape no tiene derecho de hablarle de esa manera - les dije dando un paso al frente.

- Los dementores los afectaron más de la cuenta, es por eso que los encontré desmayados a todos...

- No me desmaye a causa de los dementores - lo interrumpi - Me desmaye por el patronus que utilice para espantarlo.

- ¿Me dirás que una niña de tu edad puede contra más de cien dementores? - me preguntó burlonamente.

- ¡Expecto Patronum! - grité levantando mi varita.

Todos retrocedieron al ver el gran León que se colocaba a mi derecha, casi tan alto como el mismo Snape.

- Eso es... es increíble - me dijo el Ministro y me alegré ver la cara de fastidio de Snape.

- No soy ninguna trastornada - les aclaré desapareciendo mi patronus.

- Así se ruge mamá - me dice J.S

- Estaba preocupada por Sirius y nos querían pasar por locos - les digo - No me quedaba demasiada paciencia.

- Eso quedó bien en claro - me dice James.

—Me gustaría hablar con Harry, Hannah y con Hermione a solas — dijo Dumbledore bruscamente —. Cornelius, Severus, Poppy. Se lo ruego, déjennos. 

—Señor director — farfullo la señora Pomfrey — Necesitan tratamiento, necesitan descanso. 

—Esto no puede esperar — le dijo Dumbledore — Insisto.

La señora Pomfrey fruncio la boca, se fue con paso firme a su despacho, que estaba al final de la sala, y dio un portazo al cerrar. Fudge consultó la gran saboneta de oro que le colgaba del chaleco. 

— Los dementores deberían de haber llegado ya. Iré a recibirlos. Dumbledore, nos veremos arriba. 

Fue hacia la puerta y la mantuvo abierta para que pase Snape. Pero Snape no se movía. 

—No creerá una palabra de lo que dice Black, ¿verdad? — susurró con los ojos fijos en Dumbledore. 

—Quiero hablar a solas con Harry, Hannah y con Hermione — repitió Dumbledore. 

Snape avanzó un paso hacia Dumbledore. 

—Sirius Black demostró ser capaz de matar cuando tenía dieciséis años — le dijo Snape en voz baja —. No lo habrá olvidado. No habrá olvidado que intentó matarme. 

—Mi memoria sigue siendo tan buena como siempre, Severus — respondió Dumbledore con tranquilidad. 

-Fue una broma bastante pesada como para dejar pasar - comenta Reg.

- ¿Y qué necesidad tenía él de estar siempre hurgando en nuestros asuntos? - le pregunta en cambio Sirius.

- Eso no excusa para un intento de asesinato - le responde Snape.

- Estas vivo, no puedes quejarte - le dice Sirius - Tú estabas ansioso para que nos dementores me besaron y...

- Vamos a seguir antes de que comiencen a pelear - les dice Harry y mira a Rose para que siga.

Snape giró sobre los talones y salió con paso militar por la puerta que Fudge mantenía abierta. La puerta se cerró tras ellos y Dumbledore se volteó hacia nosotros. Los tres empezamos a hablar al mismo tiempo. 

—Señor profesor; Black dice la verdad: nosotros vimos a Pettigrew 

—Escapó cuando el profesor Lupin se convirtió en hombre lobo.

—Es una rata. 

—La pata delantera de Pettigrew... quiero decir; el dedo: él mismo se lo cortó. 

—Pettigrew atacó a Ron. No fue Sirius. 

Pero Dumbledore levantó una mano para detener la avalancha de explicaciones. 

- No pueden culparnos, estábamos asustado por Sirius - les digo.

- Queríamos que nos crean - agrega Herms.

- Hicieron bien, pero debían mantener la calma - nos dice el abuelo de Harry.

—Ahora tienen que escuchar ustedes y les ruego que no me interrumpan, porque tenemos muy poco tiempo — nos dijo con tranquilidad—. Black no tiene ninguna prueba de lo que dice, salvo su palabra. Y la palabra de tres brujos de trece años no convencerá a nadie. Una calle llena de testigos juró haber visto a Sirius matando a Pettigrew. Yo mismo di testimonio al Ministerio de que Sirius era el guardián secreto de los Potter. 

—El profesor Lupin también puede testificarlo — le dijo Harry, incapaz de mantenerse callado.

—El profesor Lupin se encuentra en estos momentos en la espesura del bosque, incapaz de contarle nada a nadie. Cuando vuelva a ser humano, ya será demasiado tarde. Sirius estará más que muerto. Y además, la gente confía tan poco en los licántropos que su declaración tendrá muy poco peso. Y el hecho de que él y Sirius sean viejos amigos... 

- Es horrible la impotencia que siento - nos dice la Señora Potter.

- Nos sentíamos peores estando tan cerca y sabiendo toda la verdad - le responde Harry.

- ¿Y entonces como lo hicieron? - nos pregunta James.

- Esa respuesta es el secreto de nuestra amiga - le respondo - Y ahora lo sabrán.

—Pero... 

—Escúchame, Harry. Es demasiado tarde, ¿lo entiendes? Tienes que comprender que la versión del profesor Snape es mucho más convincente que la suya. 

—Él odia a Sirius — le dijo Hermione con desesperación — Por una broma tonta que le gastó.

 —Sirius no ha obrado como un inocente. La agresión contra la señora gorda..., entrar con un cuchillo en la torre de Gryffindor... Si no encontramos a Pettigrew, vivo o muerto, no tendremos ninguna posibilidad de cambiar la sentencia. 

—Pero usted nos cree. 

—Sí, yo sí — nos respondió en voz baja — Pero no puedo convencer a los demás ni desautorizar al ministro de Magia. 

Con Harry miramos fijamente el rostro serio de Dumbledore y sentía como si se hundiera el suelo bajo mis pies. Siempre habíamos tenido la idea de que Dumbledore lo podía arreglar todo. Pero no, nuestra última esperanza se había esfumado. 

- Les agradezco la confianza que tienen hacía mí - nos dice Dumbledore.

- Y nunca dejamos de hacerlo - le responde Harry.

- Es que es una locura desconfiar en lo que dice - agrego - Digamos que algunas cosas se nos hicieron pesadas de lidiar, pero supo guiarnos.

—Lo que necesitamos es ganar tiempo — nos dijo Dumbledore despacio. 

Sus ojos azul claro pasaron de Harry a Hermione.

—Pero... — empezó Hermione, poniendo los ojos muy redondos —. ¡AH! 

—Ahora prestadme atención — nos dijo Dumbledore, hablando muy bajo y muy claro —. Sirius está encerrado en el despacho del profesor Flitwick, en el séptimo piso. Torre oeste, ventana número trece por la derecha. Si todo va bien, esta noche podrán salvar más de una vida inocente. Pero recordadlo los tres: no los pueden ver. Señorita Granger, ya conoces las normas. Sabes lo que está en juego. No deben verlos. 

Con Harry no entendíamos nada. Dumbledore se alejó y al llegar a la puerta se volteó. 

—Los voy a cerrar con llave. Son —consultó su reloj— las doce menos cinco, Señorita Granger; tres vueltas deberían bastar. Buena suerte. 

—¿Buena suerte? — repitió Harry, cuando la puerta se había cerrado tras Dumbledore —. ¿Tres vueltas? ¿Qué quiere decir? ¿Qué es lo que tenemos que hacer? 

- Estoy más confundido que Harry - nos dice Sirius.

- ¡Ya entendí! - exclama Lily - Ahora todo tiene sentido.

- Pues sé amable y explicanos - le dice James.

- Tía Hermione, tenía un gira tiempo - le responde Teddy - Es por eso que pudo asistir a todas sus clases.

- ¿Pero eso no es ilegal? - pregunta Remus.

- Sí, pero no en mí casi - le responde ella - Ahora escucharán la explicación.

Pero Hermione rebusco en el cuello de su túnica y sacó una cadena de oro muy larga y fina. 

—Vengan aquí, Hannah, Harry —nos dijo perentoriamente —. ¡Rápido! — Harry, perplejo, se acercó a nosotras. Hermione estiró la cadena por fuera de la túnica y puedo ver un pequeño reloj de arena que pendia de ella —. Así.— Puso la cadena también alrededor del cuello de ambos —. ¿Preparados? — nos dijo jadeante. 

—¿Qué hacemos? —pregunta Harry sin comprender. 

Hermione dio tres vueltas al reloj de arena. 

La sala oscura desapareció. Tuve la sensación de que vuelo muy rápidamente hacia atrás. A nuestro alrededor vi pasar manchas de formas y colores borrosos. Noté palpitaciones en los oídos. Quería gritar; pero no podía oír mi propia voz. 

Sentí el suelo firme bajo mis pies y todo volvió a aclararse. Nos hallabamos de pie, al lado de Hermione, en el vacío vestíbulo, y un chorro de luz dorada baña el suelo pavimentado penetrando por las puertas principales, que estaban abiertas. Miré a Hermione con la cadena clavándosele en el cuello. 

- ¿Eso es lo que sienten al viajar en el tiempo? - nos pregunta mi madre.

- Con el gira tiempo, con mi poción y el hechizo... es como dejarse caer de bastante altura - le respondo.

- Dolió un poco nuestra llegada - comenta Draco.

- En mi defensa, fue mi primer viaje por ese medio - le digo en cambio - Y con Teddy aterrizamos sobre Harry.

- Todavía lo siento - me dice él bromeando.

—Hermione, ¿qué...? 

—¡Ahí dentro!

Hermione nos tomó del brazo y nos arrastró por el vestíbulo hasta la puerta del armario de la limpieza. 

La abrió, empujó a Harry entre los cubos y las fregonas, entró ella tras de mí y cerró la puerta. 

—¿Qué..., cómo...? Hermione, ¿qué ha pasado? 

—Hemos retrocedido en el tiempo — susurró Hermione, quitándonos a oscuras, la cadena del cuello —. Tres horas. 

Ahora entendía como era posible que hubiera podido cursar tantas materias en el año sin faltar alguna. 

—Pero... 

—¡Chist! ¡Escucha! ¡Alguien viene! ¡Creo que somos nosotros! —Hermione había pegado el oído a la puerta del armario —. Pasos por el vestíbulo... Sí, creo que somos nosotros yendo hacia la cabaña de Hagrid. 

—¿Quieres decir que estamos aquí en este armario y que también estamos ahí fuera? — le preguntó Harry sorprendido.

—Sí — le respondió Hermione, con el oído aún pegado a la puerta del armario —. Estoy segura de que somos nosotros. No parecen más de cuatro personas. Y... vamos despacio porque vamos ocultos por la capa invisible. —Deja de hablar; pero siguió escuchando —. Acabamos de bajar la escalera principal... 

Hermione se sentó en un cubo puesto boca abajo. Harry estaba impaciente y parecía no aguantar las ganas de interrogar a nuestra amiga. 

—¿De dónde has sacado ese reloj de arena? 

—Se llama giratiempo — le explicó Hermione —. Me lo dio la profesora McGonagall el día que volvimos de vacaciones. Lo he utilizado durante el curso para poder asistir a todas las clases. La profesora McGonagall me hizo jurar que no se lo contaría a nadie. Tuvo que escribir un montón de cartas al Ministerio de Magia para que me dejaran tener uno. Les dijo que era una estudiante modelo y que no lo utilizaría nunca para otro fin. Le doy vuelta para volver a disponer de la hora de clase. Gracias a él he podido asistir a varias clases que tenían lugar al mismo tiempo, ¿te das cuenta? Pero, Harry, me temo que no entiendo qué es lo que quiere Dumbledore que hagamos. ¿Porqué nos ha dicho que retrocedamos tres horas? ¿En qué va a ayudar eso a Sirius? 

- Siendo honestos, hizo bien en confiar en ella - comenta Remus.

- Gracias.

- ¿Por qué tres horas antes? - pregunta Sirius - Ese Harry del pasado también necesitaba escuchar que soy inocente.

- Y pasó así - le responde Harry - El que viajaremos tres horas antes fue por otro motivo.

La miré en la oscuridad y pensé en lo que el director nos había dicho.

— Quizás ocurriera algo que podemos cambiar ahora — le dije pensativa — ¿Qué puede ser? Hace tres horas nos dirigíamos a la cabaña de Hagrid... 

—Ya estamos tres horas antes, nos dirigimos a la cabaña — me explicó Hermione — Acabamos de oírnos salir. 

— Dumbledore dijo simplemente... dijo simplemente que podíamos salvar más de una vida inocente... —Y entonces se me ocurrió —: ¡Hermione, vamos a salvar a Buckbeak! 

—Pero... ¿en qué ayudará eso a Sirius?

—Dumbledore nos dijo dónde está la ventana del despacho de Flitwick, donde tienen encerrado a Sirius con llave. Tenemos que volar con Buckbeak hasta la ventana y rescatar a Sirius. Sirius puede escapar montado en Buckbeak. ¡Pueden escapar juntos! 

- ¡Dos en uno! ¡Eso es grandioso! - exclama James.

- Pero no creó que haya sido ya fácil como suena - comenta Al.

- A comparación de otros años... fue muy sencillo - le responde Harry.

- Lo bueno es que nos salvan el cuello a ambos - comenta Sirius.

Hermione parecía aterrorizada. 

—¡Si conseguimos hacerlo sin que nos vean será un milagro! 

—Bueno, tenemos que intentarlo, ¿no crees? — le dijo Harry, más animado. Se levantó y pegó el oído a la puerta —. No parece que haya nadie. Vamos...

Harry empujó y abrió la puerta del armario. El vestíbulo estaba desierto. Tan en silencio y tan rápido como podemos, salimos del armario y bajamos corriendo los escalones. Las sombras se alargaban. Las copas de los árboles del bosque prohibido volvían a brillar con un fulgor dorado.

 —¡Si alguien se asoma a la ventana..! — chillo Hermione, mirando hacia atrás, hacia el castillo.

 —Huiremos — le dijo Harry con determinación —. Nos internaremos en el bosque. Tendremos que ocultarnos detrás de un árbol o algo así, y estar atentos. 

- ¿Se meterán de nuevo a ese bosque? - nos pregunta mi madre.

- Sólo por el borde, esa es una parte segura - le responde Herms.

- Necesitábamos no estar a la vista, era nuestra única opción - agrego.

- De acuerdo, confío en ustedes - nos dice ella y le sonrió en agradecimiento.

—¡De acuerdo, pero iremos por detrás de los invernaderos! — nos dijo Hermione, sin aliento — ¡Tenemos que apartarnos de la puerta principal de la cabaña de Hagrid o de lo contrario nos veremos a nosotros mismos! Ya debemos de estar llegando a la cabaña. 

Pensando todavía en las intenciones de Hermione, Harry se echó a correr delante de nosotras. Atravesamos los huertos hasta los invernaderos, nos detuvimos un momento detrás de éstos y reanudamos el camino a toda velocidad, rodeando el sauce boxeador y yendo a ocultarnos en el bosque... 

A salvo en la oscuridad de los árboles, Harry se dio la vuelta. Unos segundos más tarde, llegó Hermione jadeando. 

—Bueno — dijo con voz entrecortada —, tenemos que ir a la cabaña sin que se note. Que no nos vean, Harry.

—¿Por qué no le dices lo mismo a ella?

— Potter, aunque no lo creas, soy menos impulsiva que tú — le respondí y me miró indignado.

- Eso fue muy injusto Herms - le dice él.

- Ahora ya tengo en claro que ambos son impulsivos por igual - le responde ella.

- Eso no es del todo cierto, ha habido situaciones que tuve que quedarme quieta sin decir nada - le digo en cambio.

- Y casi explotaste - comenta Ron - Aunque nadie se hubiera molestado que lo hicieras.

- Había dado mi palabra y estaba esa tonta regla - le respondo.

- ¿A qué se refieren? - nos pregunta mi papá.

- En nuestro quinto año el Ministerio metió sus narices aquí en el Castillo - le respondo - Le había dado mi palabra al Profesor Dumbledore que no iría en contra de ellos y por más que quisiera, siendo menor todavía no podía involucrarme en las decisiones que se tomaban en el Colegio.

- Me sorprende que te hayas contenido - me dice mi abuelo.

- Durante todo el año fue una verdadera leona enjaulados - le responde Godric.

- Hasta el final del año que arreglamos ese asunto - las digo a ellos.

Anduvimos en silencio entre los árboles, por la orilla del bosque. Al vislumbrar la fachada de la cabaña de Hagrid, oímos que alguien llamaba a la puerta. Nos escondimos tras un grueso roble y miramos por ambos lados.

Hagrid apareció en la puerta tembloroso y pálido, mirando a todas partes para ver quién había llamado. Y Harry oyó su propia voz que diciendo:

 —Somos nosotros. Llevamos la capa invisible. Si nos dejas pasar; nos la quitaremos. 

—No deberían haber venido —susurró Hagrid. 

Se hizo a un lado y cerró rápidamente la puerta.

—Esto es lo más raro en que me he metido en mi vida — nos dijo Harry con entusiasmo. 

— Debes tener un problema de memoria, a esto lo veo más normal que ser cargada por arañas gigantes.

— Eso no fue raro, fue aterrador.

- Sólo ustedes pueden hacer esas comparaciones - nos dice J.S. divertido.

- Y ahora que lo pienso mejor - le dice Harry - Estar viviendo está situación es lo más raro si he pasado.

- Touché Potter - le respondo - Es raro ver a tus propios padres e hijos con la misma edad que nosotros.

- No se puede discutir con eso - nos dice Draco.

—Vamos a adelantarnos un poco —susurró Hermione —. ¡Tenemos que acercarnos más a Buckbeak! 

Avanzamos sigilosamente hasta que vimos al nervioso hipogrifo atado a la valla que circundaba la plantación de calabazas de Hagrid. 

—¿Ahora? — susurró Harry 

—¡No! — le dijo Hermione —. Si nos lo llevamos ahora, los hombres de la comisión creerán que Hagrid lo ha liberado. ¡Tenemos que esperar hasta que lo vean atado! 

—Eso supone unos sesenta segundos — le dijo Harry. 

- Eso no suena muy fácil - comenta Scorp.

- No, pero nos ayudó que Buckbeak nos reconociera - le responde Harry.

- Y que Hagrid nos haya enseñado a como tratarlos - agrega Herms.

Nos empezaba aparecer irrealizable. En ese momento escuchamos romperse una pieza de porcelana. 

—Ya se le ha caído a Hagrid la jarra de leche — nos dijo Hermione —. Dentro de un momento encontraré a Scabbers. 

Efectivamente, minutos después oímos el chillido de sorpresa de Hermione.

 —Hermione — le dice Harry de repente —, ¿y si entráramos en la cabaña y nos apoderamos de Pettigrew? 

—¡No! — exclamó Hermione con temor — ¿No lo entiendes? ¡Estamos rompiendo una de las leyes más importantes de la brujería! ¡Nadie puede cambiar lo ocurrido, nadie! Ya has oído a Dumbledore... Si nos ven... 

—Sólo nos verían Hagrid y nosotros mismos. 

—Harry, ¿qué crees que pasaría si te vieras a ti mismo entrando en la cabaña de Hagrid? — le dice Hermione. 

—Creería... creería que me he vuelto loco — le dijo Harry —. O que hay magia oscura por medio. 

—Exactamente. No lo comprenderías. Incluso puede que te atacaras a ti mismo. La profesora McGonagall me dijo que han sucedido cosas terribles cuando los brujos se han inmiscuido con el tiempo. ¡Muchos terminaron matando por error su propio yo, pasado o futuro! 

- ¿Entonces sabiendo eso porqué se arriesgaron a este viaje? - me pregunta Lily.

- Porque ninguno de nosotros a nacido aún, a excepción de Bill, Charlie y Percy que son demasiados pequeños para recordar esto- le respondo - Con Godric trabajamos todo el mes en no dejar ni un sólo clavo suelto.

- Nos planteabamos estas y muchas preguntas más - agrega Godric - No hubiera accedido sabiendo que podría ser un riesgo para ella o alguien más.

—Vale — le dijo Harry —, sólo era una idea. Yo pensaba nada más que... 

Pero Hermione le dio un codazo y señaló hacia el castillo. Moví la cabeza unos centímetros para tener una visión más clara de la puerta central. Dumbledore, Fudge, el anciano de la comisión y Macnair, el verdugo, bajaban los escalones.

—¡Estamos a punto de salir! — nos dijo Hermione en voz baja. 

Efectivamente, un momento después se abrió la puerta trasera de la cabaña de Hagrid y me vi a mí misma con Harry, Ron y con Hermione saliendo por ella con Hagrid. Sin duda era la situación más rara en que me había visto, permanecer detrás del árbol y verme a mí misma en el huerto de las calabazas. 

—No temas, Buckbeak — le dijo Hagrid —. No temas. —Se volvió hacia los cuatro —. Venga, marchaos. 

—Hagrid, no podemos... Les diremos lo que de verdad sucedió. 

—No pueden matarlo... 

—¡Marchaos! Ya es bastante horrible y sólo faltaría que además los meta en un lío. 

Vi a Hermione echando la capa invisible sobre los cuatro en el huerto de calabazas. 

—Marchaos, rápido. No escuchen. 

- Esas versiones nuestras te hicieron caso - le dice Harry.

- Bien, a veces es bueno que obedezcan a medias - nos dice Hagrid.

- ¿Puedo también aplicar eso para salir impune de haberlo traído a todos al pasado? - nos pregunta J.S.

- Tal vez... - le respondo - Pero deberás hablarlo con nuestras versiones de nuestro tiempo.

Llamaron a la puerta principal de la cabaña de Hagrid. El grupo de la ejecución había llegado. Hagrid dio media vuelta y se metió en la cabaña, dejando entreabierta la puerta de atrás. Vi que la hierba se aplastaba a trechos alrededor de la cabaña y escuché alejarse cuatro pares de pies.

—¿Dónde está la bestia? — preguntó la voz fría de Macnair. 

—Fu... fuera — contestó Hagrid. 

- Ese sujeto no me agrada para nada - nos dice Al.

- A nosotros tampoco, por eso no lo dejamos hacer su trabajo - le responde Hermione.

- Es asombroso que está parte de la historia no la supiéramos - comenta Neville.

- No podíamos divulgar que fuimos quienes liberaron a dos prófugos a la ley - le responde Harry.

- Aún después, tampoco lo contaron - agrega Cedric.

- Hay muchas cosas que preferimos que quedara entre nosotros cuatro - le explico en cambio.

Harry escondió la cabeza cuando Macnair apareció en la ventana de Hagrid para mirar a Buckbeak. Luego escuchamos a Fudge. 

—Tenemos que leer la sentencia, Hagrid. Lo haré rápido. Y luego tú y Macnair tendrán que firmar. Macnair, tú también debes escuchar. Es el procedimiento. 

El rostro de Macnair desapareció de la ventana. Tendría que ser en ese momento o nunca. 

—Esperen aquí — susurró Harry—. Yo lo haré. 

Mientras Fudge volvió a hablar; Harry salió disparado de detrás del árbol, saltó la valla del huerto de calabazas y se acercó a Buckbeak. 

—«La Comisión para las Criaturas Peligrosas ha decidido que el hipogrifo Buckbeak, en adelante el condenado, sea ejecutado el día seis de junio a la puesta del sol...»

Guardándose de parpadear; Harry volvió a mirar fijamente los feroces ojos naranja de Buckbeak e inclinó la cabeza. Buckbeak dobló las escamosas rodillas y volvió a enderezarse. Harry soltó la cuerda que ataba a Buckbeak a la valla. 

—«... sentenciado a muerte por decapitación, que será llevada a cabo por el verdugo nombrado por la Comisión, Walden Macnair...» 

—Vamos, Buckbeak — murmuró Harry —, ven, vamos a salvarte. Sin hacer ruido, sin hacer ruido...

 —«... por los abajo firmantes.» Firma aquí, Hagrid. 

Harry tiró de la cuerda con todas sus fuerzas, pero Buckbeak había clavado en el suelo las patas delanteras. 

- ¿No colaboraba? - nos pregunta Reg.

- No y era muy estresante porque en cualquier momento podrían salir y vernos a los tres - le respondo.

- Eso hubiese sido desastrozo - comenta Bill.

—Bueno, acabemos ya — dijo la voz atiplada del anciano de la Comisión en el interior de la cabaña de Hagrid — Hagrid, tal vez fuera mejor que te quedaras aquí dentro. 

—No, quiero estar con él... No quiero que esté solo. 

Se oyeron pasos dentro de la cabaña. 

—Muévete, Buckbeak — susurró Harry. 

Harry tiró de la cuerda con más fuerza. El hipogrifo echó a andar agitando un poco las alas con talante irritado. Aún se hallaban a tres metros del bosque y se les podía ver perfectamente desde la puerta trasera de la cabaña de Hagrid.

—Un momento, Macnair; por favor — dijo la voz de Dumbledore —. Usted también tiene que firmar. — Los pasos se detuvieron. 

Buckbeak dio un picotazo al aire y anduvo algo más aprisa. La cara pálida de Hermione se asomó por detrás de un árbol. 

—¡Harry; date prisa! — le dijo.

Aún se oía la voz de Dumbledore en la cabaña. Dio otro tirón a la cuerda. Buckbeak se pone a trotar a regañadientes. Llegaban a los árboles... 

—¡Rápido, rápido! — gritaba Hermione, saliendo como una flecha de detrás del árbol, asiendo también la cuerda y tiramos con Harry para que Buckbeak avanzara más aprisa. Miré por encima del hombro. Ya estábamos fuera del alcance de las miradas. Desde acá no veíamos el huerto de Hagrid. 

- Sentía que a me iba a salir el corazón - comenta Herms.

- Puedo imaginarlo - le responde mi madre - El mío está acelerado y eso que no estuve ahí.

Ese comentario me hace reír.

- Tuvimos bastante suerte, en verdad.

—¡Para! — nos dijo a ambas — Podrían oírnos. 

La puerta trasera de la cabaña de Hagrid se había abierto de golpe. Con Harry, Hermione y Buckbeak nos quedamos inmóviles. Incluso el hipogrifo parecía escuchar con atención.

Silencio. Luego... 

—¿Dónde está? — dijo la voz atiplada del anciano de la comisión — ¿Dónde está la bestia? 

—¡Estaba atada aquí! — dijo con furia el verdugo —. Yo la vi. ¡Exactamente aquí! 

—¡Qué extraordinario! — dijo Dumbledore. Había en su voz un dejo de desenfado. 

—¡Buckbeak! — exclamó Hagrid con voz ronca.

Se oyó un sonido silbante y a continuación el golpe de un hacha. El verdugo, furioso, la había lanzado contra la valla.

- Eso explica porqué creyeron que lo habían sacrificado - comenta Arthur.

- Sí y fue un alivio haber estado equivocados - le digo.

- E hicieron enojar a ese sujeto - agrega Al con una sonrisa.

Luego se oyó el aullido y en esa ocasión pudimos oír también las palabras de Hagrid entre sollozos: 

—¡Se ha ido!, ¡se ha ido! Alabado sea, ¡ha escapado! Debe de haberse soltado solo. Buckbeak, qué listo eres. 

Buckbeak empezó a tirar de la cuerda, deseoso de volver con Hagrid. Con Harry y Hermione la sujetamos con más fuerza, hundiendo los talones en tierra. 

— ¡Lo han soltado! — gruño el verdugo — Deberíamos rastrear los terrenos y el bosque. 

—Macnair; si alguien ha cogido realmente a Buckbeak, ¿crees que se lo habrá llevado a pie? — le preguntó Dumbledore, que seguía hablando con desenfado —. Rastrea el cielo, si quieres... Hagrid, no me iría mal un té. O una buena copa de brandy. 

—Por... por supuesto, profesor — dijo Hagrid, al que la alegría parecía haber dejado flojo —. Entre, entre... 

Con Harry y Hermione escuchamos con atención: oímos pasos, la leve maldición del verdugo, el golpe de la puerta y de nuevo el silencio. 

- Se los agradezco mucho - nos dice Hagrid.

- No íbamos a dejarlo así - le responde Harry.

- Y Buckbeak ya no correrá ese peligro - agrega Herms.

—¿Y ahora qué? — susurró Harry, mirando a su alrededor. 

—Tendremos que quedarnos aquí escondidos — dijo Hermione con miedo —. Tenemos que esperar a que vuelvan al castillo. Luego aguardaremos a que pase el peligro y nos acercaremos a la ventana de Sirius volando con Buckbeak. No volverá por allí hasta dentro de dos horas... Esto va a resultar difícil... 

Miró por encima del hombro, a la espesura del bosque. El sol se ponía en aquel momento. 

—Habrá que moverse — dijo Harry, pensando — Tenemos que ir donde podamos ver el sauce boxeador o no nos enteraremos de lo que ocurre. 

—De acuerdo — dijo Hermione, sujetando la cuerda de Buckbeak aún más firme — Pero hemos de seguir ocultos, Harry, recuérdalo. 

- Hiciste bien en repetirselo querida - le dice la Señora Potter - Si es como el padre hay que repetirselo varias veces para que lo recuerden.

- Mamá... - protesta James - No siempre soy así.

- James Sirius si lo es - comenta Teddy - No intentes defenderte.

- Y Harry también - comento bromeando.

- Eso es traición Gryffindor - me dice él.

- Amo a los Potter, pero es cierto, son impulsivos - le respondo y beso su mejilla - Sigue Rose.

Nos movimos por el borde del bosque, mientras caía la noche, hasta ocultarnos tras un grupo de árboles entre los cuales podíamos distinguir el sauce. 

—¡Ahí está Ron! — dijo Harry de repente. 

Una figura oscura corre por el césped y el aire silencioso de la noche nos transmitió el eco de su grito. 

—Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí... 

Y entonces vimos a otras tres figuras que salían de la nada. Luego vi a Ron lanzándose en picado. 

—¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso. 

—¡Ahí está Sirius! — dijo Harry. El perrazo había surgido de las raíces del sauce. Lo vimos derribar a Harry y sujetar a Ron —. Desde aquí parece incluso más horrible, ¿verdad? — añadió mientras el perro arrastra a Ron hasta meterlo entre las raíces —. ¡Eh, mira! El árbol acaba de pegarme. Y también a ustedes. ¡Qué situación más rara! 

El sauce boxeador crujio y largó puñetazos con sus ramas más bajas. Podíamos vernos a nosotros mismos corriendo de un lado para otro en su intento de alcanzar el tronco. Y de repente el árbol se quedó quieto. 

—Crookshanks ya ha apretado el nudo — explicó Hermione. 

—Allá vamos... — murmuró Harry —. Ya hemos entrado. 

En cuanto desaparecimos, el árbol vuelve a agitarse. Unos segundos después, escuchamos pasos cercanos. Dumbledore, Macnair, Fudge y el anciano dela Comisión se dirigían al castillo. 

- ¿Así que estuvimos a nada de ser descubierto? - nos pregunta Ron.

- ¿No te lo dijimos? - le pregunto en cambio - Aunque no hablamos demasiado de eso cuando salimos de la enfermería.

- Cierto, ya lo recuerdo, tienes razón.

- Si les preguntamos que pasó nos dejarán con la duda, ¿verdad? - nos pregunta Sirius.

- Sí, pero sólo tienen que esperar hasta el siguiente capítulo - le respondo y lo veo resoplar.

—¡En cuanto bajamos por el pasadizo! — nos dijo Hermione —. ¡Ojalá Dumbledore hubiera venido con nosotros...! 

—Macnair y Fudge habrían venido también — le dijo Harry con tristeza —. Te apuesto lo que quieras a que Fudge habría ordenado a Macnair que matara a Sirius allí mismo. 

— Me cuesta creer que ese hombre sea nuestro Ministro — les dije molesta.

Vimos a los cuatro hombres subir por la escalera de entrada del castillo y perderse de vista. Durante unos minutos el lugar quedó vacío. Luego... 

—¡Aquí viene Lupin! — dijo Harry al ver a otra persona que bajaba la escalera y se dirigía corriendo hacia el sauce. 

Miré el cielo. Las nubes ocultaban la luna. Vimos que Lupin agarraba del suelo una rama rota y apretó con ella el nudo del tronco. El árbol dejó de dar golpes y también Lupin desapareció por el hueco que había entre las raíces. 

—¡Ojalá hubiera cogido la capa! — dijo Harry —. Está ahí... — Se volteó hacia nosotras  —. Si saliera ahora corriendo y me la llevara, no la podría tomar Snape. 

—¡Harry, no nos deben ver! 

—¿Cómo puedes soportarlo? — le preguntó a Hermione con irritación—.¿Estar aquí y ver lo que sucede sin hacer nada? — Dudó —. ¡Voy a buscar la capa! 

—¡Harry, no! - le dije al verlo amargar a irse.

Con Hermione sujetamos a Harry a tiempo por la parte trasera de la túnica. En ese momento oímos cantar a alguien. Era Hagrid, que se dirigía hacia el castillo, cantando a voz en grito y oscilando ligeramente al caminar. Llevaba una botella grande en la mano. 

- Ves por qué te lo repetía a ti en específico - le dice Hermione.

- Okey, bien... lo admito - le dice él levantando sus manos en señal de rendición.

- ¿Tenían que controlar al hipogrifo y a Harry? - nos pregunta bromeando George.

- El hipogrifo se comportaba mejor - le respondo.

- Gracias Gryffindor, por eso te amo - me dice él.

- A eso ya lo sabía - le respondo siguiendolo.

- Creo que deberíamos seguir y ustedes mantener una distancia prudente - nos dice mi papá.

- Freddy no los molestes - lo regaña Lily - Están comprometidos y no están haciendo nada malo.

- Es mi niña...

- De acuerdo papá, nos comportaremos - le digo y escucho las risas de nuestros hijos.

—¿Lo ves? — susurró Hermione —. ¿Ves lo que habría ocurrido?¡Tenemos que estar donde nadie nos pueda ver! ¡No, Buckbeak! 

El hipogrifo hacía intentos desesperados por ir hacia Hagrid. Harry aferró también la cuerda para sujetar a Buckbeak. Observamos a Hagrid, que iba haciendo eses hacia el castillo. Desapareció. Buckbeak cesó en sus intentos de escapar. Abatia la cabeza con tristeza. 

Apenas dos minutos después las puertas del castillo volvieron a abrirse y Snape apareció corriendo hacia el sauce, en pos de nosotros. Harry cerró fuertemente los puños al ver que Snape se detuvo cerca del árbol, mirando a su alrededor. Tomó la capa y la sostuvo en alto. 

—Aparta de ella tus asquerosas manos — murmuró Harry entre dientes. 

—¡Chist! 

- Le di mi palabra a Lily, así que no comentaré nada - comenta James.

- Yo pido disculpas - agrega Harry - Todavía estaba molesto contigo.

- Tenías tus motivos, no te culpo - le dice Snape.

- Ven que no es tan difícil hablar como personas civilizadas - les dice en cambio Lily.

- No fuerces las cosas amiga - le dice mi madre.

Snape agarró la rama que había usado Lupin para inmovilizar el árbol, apretó el nudo con ella y, cubriéndose con la capa, se perdió de vista. 

—Ya está — nos dijo Hermione en voz baja — Ahora ya estamos todos dentro. Y ahora sólo tenemos que esperar a que volvamos a salir... 

Agarramos el extremo de la cuerda de Buckbeak y lo amarramos firmemente al árbol más cercano. Luego nos sentamos en el suelo seco. 

—Hannah - me llamó Hermione - Tu patronus, en verdad es impresionante, es magia demasiada avanzada - agregó - Sobretodo el crear un patronus corpóreo de ese tamaño. No me sorprende de que hayas sido capaz de ahuyentar a todos los dementores.

- Herms, fui capaz de hacerlo solo porque los vi a ustedes derribados y honestamente, no creo que haya sido la única que invoco un patronus - le respondí - Estaba demasiado agotada y vi que venía otro desde el otro extremo del lago.

- Yo también lo vi, antes de desmayarme - nos dijo Harry.

—Pero ¿quién lo hizo aparecer? - nos preguntó Hermione.

Harry no dijo nada. Volví a pensar en la persona que había visto en la otra orilla del lago. Imaginé quién podía ser... Pero ¿cómo era posible? 

—¿No viste qué aspecto tenía? — preguntó Hermione con impaciencia —.¿Era uno de los profesores? 

—No. 

—Pero tuvo que ser un brujo muy poderoso para alejar a todos los dementores... Si el patronus brillaba tanto, ¿no lo iluminó? ¿No pudiste ver...? 

—Sí que lo vi — dijo Harry pensativo —. Aunque tal vez lo imaginase. No pensaba con claridad. Me desmayé inmediatamente después... 

—¿Quién te pareció que era?

—Me pareció — Harry tragó saliva, consciente de lo raro que iba a sonar aquello —, me pareció ver a mi padre. 

- ¿A mí? - nos pregunta James.

- Sé que suena loco, pero es lo que creí ver - le responde Harry.

- Me pasó lo mismo y yo te conocía por las fotos de bodas de mis padres - agrego.

- Pero no era posible que fuera yo - nos dice él.

- Pues en parte si fuiste tú - le responde Harry - Ya lo vas a entender.

Miré a Hermione y vi que estaba con la boca abierta.

—Harry, tu padre está..., bueno..., está muerto — dijo en voz baja. 

—Lo sé — le dijo Harry rápidamente. 

—¿Crees que era su fantasma? 

—No lo sé. No... Parecía sólido. 

—Pero entonces... 

—Quizá tuviera alucinaciones — le respondió Harry —. Pero a juzgar por lo que vi, se parecía a él. Tengo fotos suyas... — Hermione seguía mirándolo como preocupada por su salud mental —. Sé que parece una locura — añadió Harry con determinación. 

- Herms, por más loco que suene, vi lo mismo - le dije - Tal vez nos equivoquemos, pero es lo que vimos.

Las hojas de los árboles susurraban movidas por la brisa. La luna aparecía y desaparecía tras las nubes. Hermione se sento de cara al sauce, esperando. Y entonces, después de una hora... 

- ¡Ya salen! — exclamó Hermione. 

Nos pusimos de pie. Buckbeak levantó la cabeza. Vimos a Lupin, Ron y Pettigrew saliendo con dificultad del agujero de las raíces. Luego salió Hermione. Luego Snape, inconsciente, flotando. A continuación salimos Harry y Black. Todos nos echamos a andar hacia el castillo. El corazón de Harry comenzó a latir muy fuerte. Levanté la vista al cielo. De un momento a otro pasaría la nube y la luna quedaría al descubierto... 

—Harry — musito Hermione, como si adivinara lo que pensará él —, tenemos que quedarnos aquí. No nos deben ver. No podemos hacer nada. 

—¿Y vamos a consentir que Pettigrew vuelva a escaparse? —dijo Harry en voz baja. 

—¿Y cómo esperas encontrar una rata en la oscuridad? — se atajó Hermione —. No podemos hacer nada. Si hemos regresado es sólo para ayudara Sirius. ¡No debes hacer nada más! 

—Está bien. 

- Yo no hubiera aguantado - nos dice Sirius.

- No es una sorpresa saberlo - le digo bromeando.

- Yo quería hacerlo, pero sabía que iba a ser para problemas peores - comenta Harry.

- Y por las chicas te hubieran detenido de una manera muy poco dulce - le dice Ron.

La luna salió de detrás de la nube. Vimos las pequeñas siluetas detenerse en medio del césped. Luego las vimos moverse. 

—¡Mira a Lupin! — susurró Hermione —. Se está transformando. 

—¡Hermione! — dijo Harry de repente —. ¡Tenemos que hacer algo! 

—No podemos. Te lo estoy diciendo todo el tiempo. 

—¡No hablo de intervenir! ¡Es que Lupin se va a adentrar en el bosque y vendrá hacia aquí!

—¡Rápido! — gimio, apresurándose a desatar a Buckbeak —. ¡Rápido! ¿Dónde vamos? ¿Dónde nos ocultamos? ¡Los dementores llegarán de un momento a otro! 

—¡Volvamos a la cabaña de Hagrid! — dijo Harry —. Ahora está vacía.¡Vamos! 

- En verdad lo siento mucho...

- No tienes que disculparte tío Rem, no eras tú en ese momento - lo interrumpo.

- Y además, así debía de ocurrir - agrega Harry.

Corrimos todo lo aprisa que pudimos. Buckbeak iba detrás de nosotros a medio galope. Oímos aullar al hombre lobo a nuestras espaldas.

Vimos la cabaña. Harry derrapo al llegar a la puerta. La abrió de un tirón y nos dejó pasar. Harry entró detrás de nosotros y echó el cerrojo. Fang, el perro jabalinero, ladraba muy fuerte.

 —¡Silencio, Fang, somos nosotros! — le dijo Hermione, avanzando rápidamente hacia él y acariciándole las orejas para que calle. 

— ¡Nos hemos salvado por poco! - les digo a ambos. 

—Sí... 

Con Harry miramos por la ventana. Desde allí era mucho más difícil ver lo que ocurría. Buckbeak parecía muy contento de volver a casa de Hagrid. Se echó delante del fuego, plego las alas con satisfacción y se dispuso a echar un buen sueñecito. 

—Será mejor que salga — nos dijo Harry pensativo —. Desde aquí no veo lo que ocurre. No sabremos cuándo llega el momento. — Hermione levantó los ojos para mirarlo. Tenía expresión de recelo—. No voy a intervenir — añadió Harry de inmediato —. Pero si no vemos lo que ocurre, ¿cómo sabremos cuáles el momento de rescatar a Sirius?  

- Yo iré con él Hermione - le asegure.

—Bueno, de acuerdo. Aguardaré aquí con Buckbeak... Pero tengan cuidado. Ahí fuera hay un licántropo y multitud de dementores. 

- Ustedes si que estan dementes - nos dice Draco - Iba a decirles valientes, pero no sería la palabra correcta.

- Ya estábamos allí, no íbamos a retroceder - le dice Harry.

- Y sabes muy bien, que nu cuerda no soy - agrego bromeando para aligerar el ambiente.

- Eso nadie te lo va a negar.

Con Harry salimos y bordeamos la cabaña. Oí gritos distantes. Aquello quería decir que los dementores se acercaban a Sirius... El otro Harry y la otra Hermione irán conmigo hacia él en cualquier momento... 

Miré hacia el lago, con el corazón redoblando como un tambor. Quienquiera que hubiese enviado al patronus, haría aparición enseguida. 

Ya estaban allí los dementores. Surgían de la oscuridad, llegaban de todas partes. Se deslizaban por las orillas del lago. 

Vi que luego de pensarlo unos segundos, Harry se lanzó a correr hacia la orilla. Debí de imaginarlo, quería saber si realmente a quién vimos era o no su padre. No dudé en correr detrás de él. 

Cada vez estábamos más cerca del lago, pero no se veía a nadie. En la orilla opuesta vi mi pequeño muro y los leves destellos de plata: sus propios intentos de conseguir un patronus. 

Había un arbusto en la misma orilla del agua. Harry se agachó detrás de él y miraba por entre las hojas. En la otra orilla los destellos de plata se extinguieron de repente. Sentía emoción y terror: faltaba muy poco. Vi al otro Harry caer de rodillas y mi otra versión mirándolo por un momento antes de que invocara a mi león. Era impresionante de ver, pero notaba mi propio cansancio.

- Por Merlín... me estoy estresando como si estuviera allí - nos dice Teddy.

- Lo peor saber lo que estaban sintiendo nuestras otras versiones - le respondo.

- Fue una experiencia muy frustrante - agrega Harry.

- Porque debías respetar las reglas - le dice Ginny.

- Como si eso podría detenerlo - le respondo.

—¡Vamos! — murmuró, mirando a su alrededor —. ¿Dónde estás? Vamos, papá.

- Harry, no durare demasiado tiempo - le dije sin quitar los ojos de aquella escena.

Pero nadie acudía. Harry levantó la cabeza para mirar el círculo de los dementores del otro lado del lago. Ya me encontraba de rodillas, aún con mi varita en alto. Era el momento de que apareciera el salvador. Pero no vimos a nadie. 

Y entonces lo comprendí. No habíamos visto a su padre, lo vimos a él mismo. 

Harry salió de detrás del arbusto y sacó la varita. 

—¡EXPECTO PATRONUM! — exclamó. 

Y de la punta de su varita surgió, no una nube informe, sino un animal plateado, deslumbrante y cegador. Frunci el entrecejo tratando de distinguir lo que era. Parecía un caballo. Galopaba en silencio, alejándose de él por las superficie negra del lago. Lo vi bajar la cabeza y cargar contra los dementores... En ese momento galopo en torno a las formas negras que estaban tendidas en el suelo, y los dementores retrocedieron, se dispersaron y huyeron en la oscuridad. Y se fueein. 

El patronus dio media vuelta. Volvía hacia Harry a medio galope, cruzando con calma la superficie del agua. No era un caballo. Tampoco un unicornio. Era un ciervo. Brillaba tanto como la luna... Regresó hacia él. 

Se detuvo en la orilla. Sus pezuñas no dejaban huellas en la orilla. Miró a Harry con sus ojos grandes y plateados. Lentamente se reclino. Y Harry comprendió: 

—Cornamenta — susurró. 

- Harry... yo...

Es notable que James se ha quedado sin habla y se seca algunas si quieren salir.

- ¿Te encuentras bien? - le pregunta Harry un poco preocupado.

- Si, jamás sentí está emoción - le responde - No sabía que podía significar tanto... que mi di animaga de refleje en tu Patronus...

- Mamá y tú significan todo para mí, que hicieran eso con tal de protegerme...

- No dudaría en volvé hacerlo, pero antes lucharía aún más para que sigamos juntos y verte crecer - le dice él - Sólo espero ser el padre que mereces.

- Ya lo eres.

- No puedo creer que logren hacerme llorar - les dice Sirius - Me enorgulleces amigo.

Varias de las mujeres han derramado algunas lágrimas por haber presenciado este momento.

- Rose, ese listos para seguir.

Pero se desvaneció cuando alargó hacia él las temblorosas yemas de sus dedos. Harry se quedó así, con la mano extendida. Era un momento difícil para él y me acerqué, tomé su mano y le di un ligero apretón.

Luego, con un vuelco del corazón, escuchamos tras nosotros un ruido de cascos. Nos dimos la vuelta y vimos a Hermione, que se acercaba a toda prisa, tirando de Buckbeak. 

—¿Qué has hecho? — dijo enfadada —. Dijiste que no intervendrías y tú que lo detendrías. 

—Sólo he salvado nuestras vidas... Ven aquí, detrás de este arbusto: te lo explicaré. 

Hermione escuchó con la boca abierta el relato de lo ocurrido. 

—¿Te ha visto alguien? 

—Sí. ¿No me has oído? ¡Me vi a mí mismo, pero creí que era mi padre! 

—No puedo creerlo... ¡Hiciste aparecer un patronus capaz de ahuyentar a todos los dementores! ¡Eso es magia avanzadísima! 

—Sabía que lo podía hacer — le dijo Harry —, porque ya lo había hecho...¿No es absurdo?

- Sería absurdo si se tratara en otra circunstancia o hablaramos de otra persona - le dice J.S.

- Buen punto, pero sonaba muy descabellado todo - le responde Harry.

- A ese paso ya deberían haber estado acostumbrados - nos dice Neville.

- Nunca nos acostumbramos realmente - le digo en cambio.

—No lo sé... ¡Harry, mira a Snape! 

Observamos la otra orilla desde ambos lados del arbusto. Snape había recuperado el conocimiento. Estaba haciendo aparecer por arte de magia unas camillas y subió a ellas los cuerpos inconscientes de los cuatro. Una quinta camilla, que sin duda llevaba a Ron, flotaba ya a su lado. Luego,apuntándolos con la varita, nos llevó hacia el castillo. 

—Bueno, ya es casi el momento — dijo Hermione, nerviosa, mirando el reloj —. Disponemos de unos 45 minutos antes de que Dumbledore cierre con llave la puerta de la enfermería. Tenemos que rescatar a Sirius y volver a la enfermería antes de que nadie note nuestra ausencia.

Aguardamos. Vimos reflejarse en el lago el movimiento de las nubes. La brisa susurraba entre las hojas del arbusto que tenemos al lado. Aburrido, Buckbeak había vuelto a buscar lombrices en la tierra. 

—¿Crees que ya estará allí arriba? —preguntó Harry, consultando la hora.

Levanté la mirada hacia el castillo y empecé a contar las ventanas de la derecha de la torre oeste. 

—¡Mira! — susurró Hermione—. ¿Quién es? ¡Alguien vuelve a salir del castillo! 

Con Harry miramos en la oscuridad. El hombre se apresuraba por los terrenos del colegio hacia una de las entradas. Algo brillaba en su cinturón. 

—¡Macnair! — dijo Harry —. ¡El verdugo! ¡Va a buscar a los dementores! 

- No podemos ir los tres a buscar una cuarta persona en Buckbeak, es demasiado riesgoso - dijo Hermione - Deberán ir ustedes, los estaré esperando cerca de la enfermería, sean puntuales.

- Tienes razón, tú también ten cuidado - le dije y la vimos perderse en la oscuridad en dirección al castillo.

- ¿Fue buena idea que se separan? - nos pregunta Al.

- Tu tía Hermione es más precavida que nosotros dos - le respondo.

-Eso es cierto - afirma Harry - Y sabe cuidarse bien.

Puse las manos en el lomo de Buckbeak y Harry me ayudó a montar. Luego apoyó el pie en una rama baja del arbusto y monta delante de mí. Pasó la cuerda por el cuello de Buckbeak y la ató también al otro lado, como unas riendas. 

—¿Preparada? — susurró —. Será mejor que te sujetes a mí. 

Espolea a Buckbeak con los talones. Buckbeak emprendió el vuelo hacia el oscuro cielo. Harry le presionaba los costados con las rodillas y noté que levantaba las alas. Me sujete con fuerza a la cintura de Harry.

Planeaba silenciosamente hacia los pisos más altos del castillo. Harry tiró de la rienda de la izquierda y Buckbeak viro. Harry trató de contar las ventanas que pasábamos como relámpagos. 

—¡Sooo! —dijo, tirando de las riendas todo lo que pudo. Buckbeak redujo la velocidad y se detuvo. Pasando por alto el hecho de que sabíamos y bajabamos casi un metro cada vez que Buckbeak batía las alas, podíamos decir que estábamos inmóviles. 

- Es impresionante hasta donde han llegado - nos dice mi abuelo.

- Es una suerte que no nos deteniamos a pensarlo - le respondo - Porque era una locura.

- De las cual agradezco que hayan hecho - nos dice Sirius.

- No íbamos a abandonarte - le responde Harry.

—¡Ahí está! — me dijo Harry, localizando a Sirius mientras asciende junto a la ventana. 

Sacó la mano y en el momento en que Buckbeak bajaba las alas, golpeo en el cristal. Black levantó la mirada. Con Harry vimos que se quedó boquiabierto. Saltó de la silla, vino aprisa hacia la ventana y trato de abrirla, pero estaba cerrada con llave. 

—¡Échate hacia atrás! — le grité y saqué mi varita, sin dejar de sujetarme con la mano izquierda a la túnica de Harry.— ¡Alohomora!

La ventana se abrió de golpe. 

—¿Cómo... cómo... ? —preguntó Sirius casi sin voz, mirando al hipogrifo. 

—Monta, no hay mucho tiempo — le dijo Harry, abrazándose al cuello liso y brillante de Buckbeak, para impedir que se moviera —. Tienes que huir, los dementores están a punto de llegar. Macnair ha ido a buscarlos. 

Black se sujetó al marco de la ventana y asomó la cabeza y los hombros. Era una suerte que estuviera tan delgado. En unos segundos pasó una pierna por el lomo de Buckbeak y montó detrás de mí. 

- Siento que recién ahora puedo respirar - nos dice la Señora Potter - Estás a salvo y Harry conoce la verdad.

- Eso último es lo que me alivia a mí - le responde Sirius.

- Todavía me fue creer que te hubieran tratado de traidor a ti, que junto Freddy y Remus, serían las últimas personas en traicionarnos - le dice James.

-Eso ya no volverá a suceder - le responde Harry.

—¡Arriba, Buckbeak! — le dijo Harry, sacudiendo las riendas —. Arriba, a la torre. ¡Vamos! 

El hipogrifo batió las alas y volvió a emprender el vuelo. Navegamos a la altura del techo de la torre oeste. Buckbeak aterrizó tras las almenas con mucho alboroto, y con Harry nos bajamos inmediatamente. 

—Será mejor que escapes rápido, Sirius — le dijo Harry jadeando — No tardarán en llegar al despacho de Flitwick. Descubrirán tu huida. 

Buckbeak dio una coz en el suelo, sacudiendo la afilada cabeza. 

—¿Qué le ocurrió al otro chico? A Ron — preguntó Sirius. 

—Se pondrá bien. Está todavía inconsciente, pero la señora Pomfrey dice que se curará. ¡Rápido, vete! 

Pero Black siguió mirando a Harry y luego a mí. 

—¿Cómo te lo puedo agradecer? 

—¡VETE! —gritamos al mismo tiempo. 

—¡Nos volveremos a ver! — nos dijo —. ¡Verdaderamente, Harry, te pareces a tu padre! 

- Pues el parecido da miedo - bromea Sirius.

- Tiene los ojos de Lily, eso marca la diferencia - le responde James.

Presionó los flancos de Buckbeak con los talones. Con Harry nos echamos atrás cuando las enormes alas volviern a batir. El hipogrifo emprendió el vuelo...  Animal y jinete empequeñecian conforme los mirábamos...

Luego, una nube pasó ante la luna... y se perdieron de vista.

- Fin del capítulo - nos dice Rose.

N/A: Disculpen la demora, estaba bloqueada, pero lo estoy solucionando.

Pronto subiré el siguiente.

Gracias por leer. ❤😍😄

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