Rojo cual pecado (Blossick)

By UFOnarue

29.2K 1.4K 401

Cada uno de ellos ya tenía una vida, alguien con quien compartirla y el fruto de un amor real a la vista de t... More

Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI.

Capítulo I

5K 150 92
By UFOnarue

Capítulo 1. Boda de rojo intenso.

De blanco. Labios rojos de rubí y peinado trenzado hasta más abajo de su cintura.

Se tocó la cara, y nerviosa, movía sus manos sobre su frente, en un intento en falso de peinar su flequillo recogido a ambos lados. Aspiró una gran bocanada de aire y la soltó en un bufido. Estaba muy inquieta, casi histérica.

Era un 30 de marzo, y los árboles estaban en flor. Se asomó a la ventana, y tras fijarse con disimulo en toda la gente que la esperaba en el patio, alzó la mirada a los cerezos que rodeaban toda la casa. Los miraba con nostalgia, a partir de este momento su vida iba a cambiar por completo, ¿Era esto acaso una prueba de que ya había madurado como mujer?

Salió de sus pensamientos al escuchar un pequeño quejido que en seguida pasó a llanto. Tomó su vestido y se acercó a la cuna que estaba a un lado de la cama. Se asomó y arrulló al bebé en sus brazos, mientras este tomaba su dedo con su pequeña mano. Lo miro detenidamente con ternura... ese cabello pelirrojo junto a las pecas que adornaban su cara, hacía que se le escapara una pequeña sonrisa cada vez que las acariciaba. Su hijo, su pequeño niño Holly. Le recordaba tanto a su padre...

La puerta sonó. Blossom dejó al pequeño de nuevo en la cuna cuando había vuelto a caer dormido y se acercó para abrir la puerta. Al ver a la persona tras esta solo se giró sobre sus pies y volvió al espejo donde se retocaba anteriormente, con una mueca de disgusto e incomodidad.

—Vaya, querida. Te ves...—la mujer en concreto, la observó de arriba abajo con una sonrisa ladina, demostrando burla y se sentó en la cama que estaba a espaldas de Blossom—...muy bonita, por decir algo.

—Gracias, Princesa. — articuló casi sin mover los labios. Lo ultimo que necesitaba en ese momento era escuchar a esa... arpía, escupir veneno. Hoy no era un buen día para ello.

—Quién lo diría, nunca te vi como una chica que le gustaran las bodas y menos casarse. Siempre has sido muy tuya como para aceptar compartir tu vida con otra persona. —Blossom miró por el rabillo del ojo como Princesa no dejaba de lado esa sonrisa suya tan burlesca, y en sus ojos se veía diversión. Definitivamente no había ido a su habitación para felicitarla, mas bien todo lo contrario.

—¿Qué quieres Princesa? Ahora mismo no me apetece hablar y mucho menos contigo, como comprenderás.

—Parece que no estás muy de humor ¿eh? — su sonrisa se alargó más — es tu día especial ¿no deberías estar emocionada y radiante? Que extraño...

Blossom se quedó callada, sin decir nada se volteó y fue hacía la puerta. La miró a los ojos e hizo un ademán con la mano, señalándole la salida. Princesa rio estruendosamente, con esa voz chillona que tenía desde pequeña.

—Tranquilízate Blossy, yo solo venía a saludar. —se levantó de la cama y se dirigió hacía la salida moviendo sus caderas, pero antes de salir se acercó a su rostro. Blossom instintivamente se alejó asqueada. —¿Estás segura de que te vas a casar por propio gusto? Quiero decir, tan rápido y JUSTO unos meses después de dar a luz.

La pelirroja estuvo a punto de cerrarle la puerta en la cara, pero Princesa interpuso su pie.

—No quisiera que te sientas obligada a hacerlo. No soy tonta guapa, es obvio que te han obligado a casarte, tú no amas a ese científico cuatro ojos y lo sabes. —Blossom frunció su ceño y apretó la mandíbula. Las palabras de Princesa querían salir amigables, pero el veneno que destilaba y su sonrisa socarrona, solo decían lo contrario.

—Será mejor que te calles princesita, no tengo porque escuchar tus estupideces sin sentido de nuevo. Utiliza el cerebro de vez en cuando.

—A mi me da igual lo que hagas con tu vida, pero me divierte verte tan confundida. —Princesa volvió a reír con malicia. Esto parecía divertirle mucho, demasiado.

—Mira, yo no tengo por que darte explicaciones. Pero para que te enteres de una vez, yo AMO a Dexter y para nada voy a dejar que intentes estropear este día con tus tonterías ¡Así que vete de aquí!

Cerró la puerta con tanta fuerza que con suerte no la mandó a volar. Suspiró molesta pero aliviada de que se había librado de esa gata sin orgullo. Podía escuchar como Princesa se alejaba sin dejar de reír.

Volvió a su espejo, volvió a mirar cada centímetro de su vestido y volvió a sentir el mismo nerviosismo de hace unos minutos que le llegaban a la garganta en forma de nudo. Estaba a punto de casarse y no quería llorar para no estropear su maquillaje.

La puerta volvió a sonar.

Esta vez preguntó quien era, puesto que de ningún modo volvería a abrirle a Princesa. Al escuchar al fondo la voz de su padre, el Profesor, suspiró aliviada y abrió la puerta. El pasó regalándole dos besos en cada mejilla y sentándose junto a ella en la cama.

—Profesor, ¿Qué hace aquí? Debería estar abajo esperándome. — Blossom sonrió tiernamente y abrazando a su padre, el cual correspondió agradecido.

—Lo sé Blossom, pero quería asegurarme que todo esta bien por aquí. Vi a Princesa salir de tu habitación. — ella asintió separándose de él; bufó molesta, cruzándose de brazos. —¿Te dijo o te hizo algo? Bien se que esa niña no es de fiar.

—No te preocupes Profesor, no pasó nada. —volvió a tomar la sonrisa anterior— solo pasó a saludar, pero ya sabes como me molesta su sola presencia...

—Sí, soy consciente de ello.

Blossom comenzó a jugar con su cabello, haciendo el mismo movimiento con su mano, como si se peinara el flequillo.

—Estas nerviosa ¿cierto? —preguntó mientras tomaba ambas manos de su hija.

—Nerviosa es decir poco. — rio quedamente.

—No te preocupes, es una buena decisión la que estás tomando. —tomó el rostro de la pelirroja la cual no hacía mas que girar de un lado a otro intranquila. Lo tomó entre sus dedos y le dio un pequeño beso en la frente y la observó a los ojos, los cuales amenazaban con inundarse en cualquier momento. —Por favor, tranquilízate, no te alteres. Se que es un gran cambio en tu vida, pero es lo mejor. No puedes dejar a tu hijo sin un padre querida, tenías que casarte algún día.

Ella asintió, pero muy dentro de sí, algo le parecía extraño. Por qué su padre, el cual siempre había sido un hombre de ciencia con sus propias creencias, estaba tan persistente en que debía casarse, y por la iglesia, además. No lo entendía, pero si él realmente quería algo así, no iba a cuestionárselo e iba a cumplir su deseo, después de todo, se lo debía por haber sido el mejor padre del mundo.

—Lo sé... papá. Si tu eres feliz, yo también soy feliz. — se envolvieron nuevamente en un cálido abrazo, en lo que las dos hermanas de la chica entraban a la habitación.

—Hola holita, mamita. — Saludó su hermana rubia radiante de felicidad, mientras se arrojaba a los brazos de su hermana mayor. —¡Hoy es tu gran día, Bloss!

—Bubbles, deja de ser tan pegajosa. —Buttercup tomó del vestido a la chica rubia y la separó casi a la fuerza. —¿Cómo estas Bloss, todo bien antes del momento de oro? —preguntó la morena con una ceja alzada y media sonrisa.

Antes de que las chicas pudieran terminar de hablar, la bocina de un coche sonó desde abajo un par de veces. Todos se asomaron por la ventana, para ver como la gran limusina color beige se paraba de manera estruendosa, casi derrapando. La persona que conducía bajó la ventanilla para asomarse por esta.

—¡Su príncipe ya la esta esperando nena! —Butch, el novio actual de Buttercup, gritaba sonriente mientras las observaba tras sus lentes oscuras.

—¡Ten más cuidado con la limusina estúpido! ¡Si le pasa algo la vas a pagar tú y con tus propios dientes! — Buttercup vociferó enojada, mientras bajaba las escaleras a toda prisa.

Todos bajaron mientras Blossom, se quedó una vez más admirándose en el espejo.

—Bien Blossom, es hora de que seas feliz, no decepciones a tu familia.

*

Las campanas comenzaron a sonar, y en el momento que callaron, una música nupcial junto con miles de miradas curiosas hacía que Blossom, en brazos de su padre, solo quisiera llorar. No sabía si de alegría, de nerviosismo o... simplemente estaba aterrorizada. No lo comprendía, debería sonreír. Y no lo hacía, no podía.

Al llegar al altar, la ceremonia comenzó, como cualquier otra, pero ella estaba más en sus pensamientos que en las palabras que su, ahora casi esposo, le decía con parsimonia, tal y como estaba escrito en sus votos.

Pero algo en todo ese silencio la hacía querer voltear, algo que la hacía sentir tremendamente incómoda, más de lo que estaba. Una de las tantas miradas posada sobre ella, pero diferente. Sentía como si la estuvieran matando con lentitud, como si en vez de darle ánimos le deseara la muerte. Una mirada recelosa que le erizaba la piel y le enviaba escalofríos a su espina dorsal. No sabía de donde venía todo ese... odio, pero no le dio más importancia de la que tenía. Dijo sus palabras y una vez que los declararon marido y mujer, se fundieron en un beso mientras esa mirada se apagaba y los aplausos inundaban la iglesia.

*

El jardín de aquel local alquilado era uno de los más grandes que había visto en su vida, todo estaba hermosamente decorado con flores, comida por todos lados y blanco hasta en los árboles. En una de las tantas mesas estaba Blossom, con una copa de champagne en la mano, pero sin beber, mirando hacía la nada. Hacía rato que se encontraba algo perdida en sus pensamientos y por qué no decirlo, aburrida. Todo eso era demasiado aburrido.

No se dio cuenta cuando alguien había tomado una de las copas en frente suya y se había servido un poco de vino tinto. No se dio cuenta hasta que la risa de ese sujeto la hizo salir de la burbuja de su mente. Y lo miró casi de inmediato.

—Rosita, al final lo has hecho ¿eh? Te felicito por tu decisión. — El tipo que la miraba con esa sonrisa arrogante que lo caracterizaba, alzó la copa de vino para más tarde darle un pequeño sorbo. — Vivan los novios, vivan.

La chica de orbes rosados, volteó la mirada molesta. El no había ni empezado a insultarla y ya le estaba subiendo el color rojo de la rabia. Nunca cambiaba el tono sarcástico de su voz, y eso lo que más la agobiaba.

—Piérdete, Brick. No tengo tiempo para tus niñerías.

—Oye, alegra esa cara, te acabas de casar. Aunque Dexter sea todavía un crío sin dos dedos de frente, seguro que eres muy... ¿feliz? —comenzó a reír altanero, mientras seguía bebiendo. Ninguno de los dos se miraba directamente a los ojos.

Ella suspiró y contó hasta diez, aguantando las ganas de partirle la cara en ese momento. Se giró hacía el y con el puño lo empujó levemente del hombro, lo cual no hizo que Brick diera ni un paso atrás. Este seguía ignorándola, ese maldito bastardo mujeriego... conocía bien su juego, siempre viéndola por encima del hombro. Como lo odiaba, desde que lo conoció. Estaba casado y a pesar de eso no dudaba en ponerle los cuernos a su mujer noche tras noche cuando salía a beber con los amigos.

—Deberías callarte, tu eres el hermano mayor, con treinta años ya debería avergonzarte comportarte como un niño con complejo de dios. — Blossom lo vio de reojo, el ni se inmutó, seguía sin caer ante sus provocaciones. Eso era el juego entre ellos, se odiaban, pero siempre trataban de picarse y ver quien era el primero en caer ante los insultos y sarcasmos. —Además, puedo asegurarte que tu hermano es mucho más hombre que tú... en todas las formas posibles.

Ajá, había tocado su punto sensible.

Brick dejó su copa medio vacía sobre la mesa y al fin volteó para verla directamente a los ojos, con el ceño fruncido y los puños apretados, Blossom sonrió victoriosa hacía sus adentros. El se quedó callado, ella lo imitó y sin apartar la mirada estuvieron un par de minutos, esperando quien hablaría primero.

—Tan solo eres un tipo aprovechado que se cree más machito por engañar a su mujer con cualquier fulana que se le ponga delante. —no se sentía mal a pesar de todas las barbaridades que soltaba por la boca, alguien tenía que ponerlo en su lugar. Algo que no se esperó es que la sonrisa ladina volviera a dibujarse en su cara.

—No deberías hablar tan alto y segura. Dime, esta boda parece haberos costado un dineral ¿De donde habrás conseguido todo el dinero? —preguntó, su tono sonaba amenazante, se acercaba más a ella por cada palabra que su boca arrastraba. Ya no se estaba divirtiendo con eso. Lo peor fue cuando sintió su aliento correr por su oído. —O mas bien... ¿Cómo? Con ese cuerpo tan joven dudo mucho que no le des un uso apro...

Un empujón junto con un líquido pegajoso que cayó sobre su cara no lo dejó terminar y tuvo que retroceder un par de pasos. Cuando abrió los ojos, Blossom le miraba con furia retenida, apretando la mandíbula con los dientes rechinando y aguantando las ganas de atravesarle la cabeza con un rayo láser.

—¡No te atrevas a decir ni insinuar una palabra más! Eres un perro desgraciado sin orgullo y sin una pizca de vergüenza ¡Será mejor que te vayas de mi vista por que si no te juro que te mato aquí mismo! —Cada vez vociferaba más alto, hasta el punto que más de la mitad de los asistentes se quedaron callados mirando curiosos. Brick en cambio, ni se inmutó. Seguía ahí parado e intentando limpiar su cara. Su rostro se volvió inexpresivo, como últimamente era.

Dexter se acercó rápidamente y se interpuso entre los dos pelirrojos, al ver como una comenzaba a tomar un color rojizo en sus ojos y el otro simplemente la retaba con la mirada.

—¡Alto, parad los dos! —exclamó, algo asustado, a decir verdad. La tensión que había siempre entre ellos era aterradora, casi suicida. —No podéis poneros a pelear ahora, y menos en un momento y lugar así. Así que, por favor, relajaos. No se que haya pasado, pero Brick, vete te lo ruego. —suplicó el chico de lentes atemorizado de que empezaran a pelear y estropearan todo. Su hermano volteó la vista de la chica y volvió a poner esa sonrisa burlona.

—Tsk. A quién le importa... — Dexter suspiró algo más aliviado y tomó a Blossom de los hombros, intentando que ella se relajara. Brick observó esta escena unos segundos y en seguida se dispuso a irse, pasando por al lado de la pelirroja. —Pero ahora que estas casado, deberías aprender a controlar y amarrar a tu perrita. Parece que tiene la rabia.

Y sin más se alejó carcajeándose y mofándose. Demente pensó la novia de blanco.

Entonces desapareció de su vista. Los novios se besaban tiernamente, de alguna manera tratando que Blossom se consolara y calmara. A lo lejos esa mirada de nuevo, penetrante y celosa, mientras hablaba con su esposa de cabello pelirrojo esponjado y cargaba a su niña de 8 años.

*

Así como la noche cayó, los novios ya estaban preparados para ir a su luna de miel. Ellos querían algo cercano, humilde y hogareño, sin irse lejos y mucho menos fuera del país. Así que decidieron pasar las dos semanas en una casita rural que quedaba en un bosque no muy lejano de Townsville. Dejaron al niño con las hermanas de Blossom y esa misma noche se fueron en coche a su luna de miel que esperaban, fuera perfecta.

Al llegar, se dispusieron a dejar sus cosas para más tarde poder tener una cena romántica, ver una película y tal vez hacer el amor hasta quedar dormidos. Pero después de esa tarde, Blossom todavía guardaba algo del enojo que le provocó ese hombre de gorra roja. En todo el camino para llegar, solo pensaba en ello. En que a sus veintidós años, casada y encima con un hijo, no podía permitirse estar jugando como los niños y cayendo en las provocaciones de ese intento de hombre. Estas reflexiones continuas solo hacían que su humor decayera aún más.

Es por eso que, a la hora de cenar, en vez de tener una conversación bonita y animada, Blossom solo pensaba en desahogarse y mal que le tocó a Dexter tragarse sus reclamaciones. Comenzó diciéndole que lo veía poco, lo cual la ponía triste, más tarde pasó a gritarle diciéndole que no podía pensar solo en el trabajo y al final explotó demandando algo de razonamiento por su parte, que su hijo lo necesitaba y ella también, que al parecer no los quería y que de esa manera no podían estar juntos. Todo esto a pesar de estar recién casados. Dexter no soportó todas esas estupideces, se levantó de la mesa sin decir nada y se fue a dormir directamente.

Blossom respiró con desilusión, al fin pudo soltar todo el odio que se estuvo aguantando desde esta misma mañana, y en vez de sentirse mejor, se arrepentía como nunca. Dexter no se merecía todo eso y lo trató de la peor manera por la culpa del imbécil de Brick. Dexter no tenía porque pagar por ese.

Se levantó de la mesa, pensó en subir y pedirle perdón a su esposo, pero recapacitó, creyó que no era el mejor momento, lo dejó dormir. Ya hablaría con el mañana. Salió de la casa y respiró hondo el aire de la montaña, eso la relajaba. Anduvo durante unos minutos hasta llegar a un lago cercano, sacó sus botas, se sentó en la orilla y sumergió sus pies. Estaba frío, pero eso de alguna manera la relajaba. La noche estrellada le daba paz; el dócil y suave cosquilleo del agua le hacía reír, mientras que su quedo sonido le inundaba los oídos.

¿Por qué? Por su culpa... inútil cabeza de zanahoria. Y sin más se levantó y decidió volver a la cabaña para dormir un rato, fue un día demasiado agotador y necesitaba descansar cuanto antes.

*

—Blossom...

Cualquier movimiento paró al instante. Los suspiros dejaron de oírse. La había cagado, de nuevo...

Mierda, otra vez. Joder.

—¿¡Qué has dicho?! ¿¡Cómo te atreves a hablarme así, a compararme con esa miserable pobretona?! — Princesa empujó de una patada a Brick de encima y continuó gritándole totalmente indignada, insultándolo.

Brick suspiró cansado. Ya ni siquiera se molestaba cuando su esposa se comportaba así, como una niña malcriada. Tal vez en eso sí se parecían.

Tomó su ropa del suelo y salió de la habitación, no antes sin decirle que se callara y que era una ruidosa, lo que solo hizo que los chillidos de Princesa se volvieran mas demandantes y agudos. Bajó las escaleras mientras terminaba de vestirse y se tiró en el sofá.

Eran a penas las 1 de la madrugada. Así que como un resorte tomó su celular, dispuesto a llamar a sus amigos y salir de fiesta, estaba dispuesto a liarla mas que nunca esa noche, emborracharse y tal vez terminar el trabajo que estaba haciendo con su esposa, pero con alguna muchachita del bar.

Tomó su chaqueta de cuero y se ató su típica coleta, con su gorra inseparable. Se fue de la casa, dispuesto a no volver hasta que amaneciera y divertirse toda la noche.

Después de todo, ese día había sido tormentoso para él. Mas que nada por que cierta chica de ojos rosas rondaba por su mente como un mal vicio. Y después de que se casara, todo había aumentado a niveles estratosféricos. Así que el alcohol era lo único que podía despejarlo.

Todo es tu culpa maldita chica líder.

¡PRIMER CAPITULO LISTO! Igual no quedó taaaaan largo como hubiera deseado, pero estoy satisfecha~ Espero que os guste, hace mucho que no escribo algo, pero desde que me meto a leer fanfics por todos lados, no pude reprimirme a escribir esta historia que se me ocurrió hace unas noches hahaha.

Ya estoy trabajando en el segundo capítulo, así que confío que no tarde mucho en salir hehe <3

Continue Reading

You'll Also Like

5.5K 860 32
Reto de escritura, flufftober #Flufftober2022 #Esdefanfics
36.4K 1.7K 36
Erizos lobos, Vampiros y Cazadores, enemigos desde siempre, desde toda la vida, pero por circunstancias de la vida tuvieron que unirse para sobrevivi...
158K 7.5K 24
@Hyun_Jin te empezó a seguir • Historia completamente mía, sacada de esta cabeza a. • Acepto adaptaciones con permiso.
16.7K 839 28
Anya Forger es una joven de 16 años muy hermosa e inocente,es hija de uno de los empresarios más ricos e importantes de Europa además que su tío y su...