El futurista

By Aomame_kz

33.7K 4.1K 1.5K

Tony se enfrentó al titán loco. La luz de apagó Pero el Sol volvió a brillar en un futuro que se parece much... More

2012
Plan de Dios
Teoría Kaluza-Klein
Tu mano en mi hombro
Plan B
Sin ti
Amigos
Bienvenidos
Estrellas
Aether

Intentos

2.2K 288 99
By Aomame_kz

Para Tony, que no había terminado de comer su dona, y para Steve, que no había probado bocado aquella mañana, el almuerzo que les sirvieron en el comedor de Asgard fue todo un alivio. Por el momento, estaban tratando de tomarse un respiro y empezar, al mismo tiempo, a pensar cómo explicarle a su amigo el porqué de su inesperada visita. Habían tratado de explicarse nada más recuperarse ese ese viaje en el Bifrost, pero Thor no los dejó hablar, dijo que no tenía tiempo, que tenía que llevar a Jane a quién sabe dónde, pero que hablarían más tarde.

—Es un tonto—dijo Tony con las mejillas repletas de comida—, si nos hubiera escuchado ya estaríamos de vuelta en la Tierra, con la gema.

Steve apoyó el codo en la mesa y la barbilla en su mano, de manera pensativa. Tony frunció el ceño y con un gesto de su cabeza le preguntó "¿qué?". Por un momento pensó que Steve lo regañaría por decirle "tonto" a su buen amigo Thor, por qué vaya que esos dos se llevaban bien, pero esa era otra cosa. En lugar de ello, Steve le dijo algo que no había considerado.

—Los elfos oscuros. Dijiste que éstos habían atacado Asgard en busca del Aether, ¿cierto? Si lo llevamos a la Tierra... ¿crees que lo buscarían ahí?

Tony dejó de masticar. No dijo nada, porque la pregunta de Steve ya tenía respuesta. Era cierto, y con lo que acababa pasar con Loki, otro ataque de esos en la Tierra habría sido catastrófico. Así que, por un lado, estaba bien que no hubieran llevado a cabo su plan inicial.

—Creo que no vamos a descansar tampoco, ¿cierto? —dijo Tony tras pasar bocado.

Steve asintió.

—Tenemos que ayudar a Thor—dijo éste a continuación.

—Vaya, mi mejor armadura se quedó en el avión a quién sabe cuántos años luz de distancia—refunfuñó, Tony, puesto que sólo había traído consigo una versión mínima, una que consistía en sus propulsores de las piernas y brazos.

—Tampoco tengo mi equipo completo—dijo Steve, quién en jeans, playera, chamarra y tenis no se sentía muy cómodo para pelear contra elfos de ningún tipo.

Tras ese opíparo almuerzo, fueron conducidos por unas bellas damas (calificación de Tony) por los pasillos del palacio que era hogar de Thor. Era un lugar esplendido, muy hermoso, con esa característica clásica de los antiguos tiempos.

—Creo que Thor debería donar un poco de oro para los vengadores—murmuró Tony, dándose cuenta que, si de riquezas hablaban, Thor tenía más que él. Caray, era un príncipe, después de todo, aunque pareciera un vagabundo de vez en vez.

Steve no dijo nada, se limitó a reír por lo bajo.

Se detuvieron frente a una puerta doble con marcos y adornos dorados.

—Nuestro príncipe espera que se sientan cómodos en sus aposentos—dijo una de las chicas.

—Encontraran un atuendo apropiado dentro. En cuanto estén listos, nuestro príncipe les espera en los jardines—dijo la otra.

Luego, cada una tomó una manija de la enorme puerta y tiraron de ella. Steve y Tony no pudieron evitar abrir la boca asombrados. Se miraron uno al otro y, después, ingresaron despacio, mirando todo y siendo innecesariamente cuidadosos al pisar. Cuando las damas cerraron las puertas tras ellos dieron un respingo.

—Es una locura—exclamó Tony.

Steve asintió.

En verdad lo era. Sus aposentos, como los había nombrado aquella chica, eran una enorme habitación que se dividía en tres. Un área común, que incluía una mesa con algunos frutos, una jarra y copas doradas, sillas y taburetes elegantes para descansar; y un balcón debajo del cual estaban los jardines. Y dos habitaciones individuales, con baño individual y una cama que parecía ser muy cómoda. Tony no se resistió y se echó en la que había escogido para sí.

—Ah, creo que podría dormir mil años aquí—murmuró con los ojos cerrados.

Steve sacudió la cabeza al tiempo que sonreía.

—Tenemos que ver a Thor—dijo como si con ello persuadiera a su amigo de cualquier intento de siesta.

—Ya sé—Tony se incorporó—. ¿A qué crees que se referían con atuendos apropiados?

—Supongo que a eso—Steve señaló hacia una esquina de la habitación de Tony, donde había una percha con ropa muy parecida a la de Thor.

Tony levantó una ceja.

—No estará esperando que me ponga eso, ¿o sí?

Steve se encogió de hombros.

—Al país que fueras...

***

Tony se miró al espejo completamente escéptico. Esas ropas no le quedaban muy bien que digamos. Le quedaban grandes, y arremangarse el pantalón era un poco humillante y fuera de su estilo. Malditos asgardianos, ¿por qué carajos tenían que ser tan altos? A pesar de ello, aceptaba que por lo demás le ajustaba bien, y su capa roja de brocado dorado era absolutamente como él y de su gusto.

Quien no tuvo problemas para vestir las botas, pantalones y chaquetas de cuero que solían en aquellas tierras, fue Steve, por supuesto. Tony lo miró con cierta envidia, si bien, Steve era más bajo que Thor de estatura, no tenía ese problema que Tony sí.

—Oye, ¿no crees que esto es molesto?—dijo Tony tirando del tiro de su pantalón—. Es un poco apretado.

—No, está bien, permite movilidad—dijo Steve satisfecho—, ahora creo que si podre pelear. Con estás botas podré correr, los tenis se me habrían salido.

Tony levantó una ceja.

—Presumido—le dijo y suspiró—. Cómo sea, será mejor que vayamos a hablar con Thor.

Steve asintió, terminó de ajustar el arnés de su escudo y fue por él; lo colocó en su espalda y luego tomó la capa azul cobalto con brocados plateados y la puso sobre sus hombros, cruzándola sobre su pecho.

—Vámonos—dijo y Tony volvió a levantar la ceja, sin moverse—, ¿qué sucede?

Tony sacudió la cabeza.

—No es justo—dijo, finalmente, antes de dirigirse a la puerta.

—¿Qué cosa? —preguntó Steve yendo tras él.

—Nada.

—Tony...

Éste negó, y es que no iba a aceptar en voz alta que aquellas ropas hacían ver a Steve como uno de esos príncipes de cuentos de hadas.

***

Thor estaba con Jane en los jardines, ella como Tony y Steve, había sido dotada de un atuendo adecuado, un bonito vestido y una capa, de tono más oscuro, que hacía juego con la que cubría a Thor.

—Amigos—dijo éste con una sonrisa—, les presento a Jane.

—Un gusto conocerla—dijo Steve—, Steve Rogers.

Jane sonrió y asintió.

—El placer es mío—dijo.

—Dra. Foster—saludó Tony—, he leído su trabajo. ¿Cómo una mente tan brillante sale con un cavernícola?

Jane rió y sacudió la cabeza.

—No sé de qué me habla, Dr. Stark, Thor no es ningún cavernícola.

—¡Oh, vaya! —Tony estuvo a punto de besarla—. ¡Por primera vez, me reconocen mis cinco doctorados! ¡Ya me cae bien, Thor no la dejes nunca!

Thor rió y por un momento charlaron sin preocupaciones, sin atender el problema que los había reunido, gustosos de volver a verse y nada más. Fue el mismo Thor, quien, sacó a colación lo que estaba pasando. Sin que Steve o Tony lo interrumpieran, les habló del Aether. Hacía unos minutos había llevado a Jane con las médicas de su palacio, Odin había entrado para regañar a Thor y decirle que se llevaran a Jane de vuelta a Midgard. Pero aquel intento sólo había provocado que el Aether respondiera con su violencia característica. Odín, entonces, les había contado la historia de la gema y los elfos oscuros.

—Por ello venimos—dijo Tony—, por esa gema.

Thor ladeó el rostro.

—Hay seis de ellas—explicó Steve—. La que uso tu hermano en su cetro es una. Necesitamos reunirlas todas, antes que...

—Thanos lo haga—terminó Tony—, así podremos destruirlo antes que él haga su movimiento.

—¿Thanos? —Thor frunció el ceño—. No estoy entendiendo.

—Es una larga historia—dijo Tony—. Pero debes confiar en nosotros, de lo contaremos todo, pero por ahora, tenemos que sacarle esa cosa a tu novia.

—¿Y cómo planea hacerlo Dr. Stark? —preguntó Jane.

—Diseñé un dispositivo que lo hará, sólo tenemos que... carajo... lo dejé allá arriba... ¿cómo le hacen para cargar cosas en estos pantalones tan pegados? Iré por ella.

Sin decir nada más, Tony salió disparado de regresó a sus aposentos. Thor, entonces, se dirigió a Steve.

—Amigo Rogers, ¿él está bien?

Steve asintió.

—Es algo difícil de explicar, Thor, pero hay cosas que Tony sabe, cosas sobre el futuro. Hay cosas que necesitamos evitar o, al menos, modificar.

—¿Cómo es que puede saber cosas del futuro? —preguntó Jane.

—Él... no lo sé bien, algo sobre dimensiones paralelas o algo así.

—¿Kaluza-Klein?—preguntó ella de nuevo.

—Sí, así lo llamó—dijo Steve.

—Eso es fascinante—dijo ella—. Necesito hablar con él con más detalle sobre eso.

En ese momento se acercó una doncella y le dijo a Thor que su madre lo estaba esperando, a él y a su invitada. Así qué disculpándose con Steve, ambos se retiraron. Tony llegó poco después con su dispositivo entre las manos.

—Rayos, se supone que esto debería ser más rápido—farfulló.

—Sólo tenemos que esperar a que vuelvan.

Tony asintió y miró a su alrededor. También el exterior del palacio era hermoso, había flores y fuentes, todo con un toque de oro aquí y allá. A lo lejos los guardias hacían un relevo de funciones y sus armaduras y armas brillaban con el sol. Un poco más cerca, unas chicas con túnicas blancas y que llevaban unas bandejas entre las manos, pasaron frente a ellos, cuchilleaban entre sí y dejaban escapar esas risitas coquetas, que Tony conocía muy bien, al tiempo que miraban en dirección a ellos, aunque, si Tony tenía que ser muy específico, miraban a Steve. No podía culparlas, su amigo se había mimetizado muy bien en el ambiente, si se lo miraba de cierto ángulo, parecía un hermano perdido de Thor, más que Loki. Por cierto, pensó, ¿dónde estaba ese?

—Creo que les gustas—Tony decidió molestar un poco a Steve—, deberías hablarles.

Steve volteó en dirección hacia dónde Tony miraba. Las chicas desviaron la vista y apresuraron el paso.

—Sí, les gustas, corre y háblales—dijo Tony al tiempo que le picaba las costillas—; aquí todos son un poco antiguos, no te sentirás fuera de lugar.

—Deja de bromear, Tony, estamos ocupados. Además, es a ti a quién miran.

—Nah, tu eres más del tipo de por aquí.

—Por eso, tal vez les gustas porque eres diferente al tipo de por aquí.

—¿Estás diciendo que soy una fruta exótica para ellas?

—Quizás.

—Muy gracioso.

Steve sonrió y Tony rodó los ojos. Así fue como se topó con Thor y Jane en un balcón superior.

—Mira a esos tortolos—dijo y Steve volvió a seguir su mirada.

Justo entonces, esos "tortolos" se besaron por un breve instante.

Thor había hablado de su romance con Jane, en aquel tiempo. Había narrado todo lo que pasó con los elfos oscuros y como, después, su relación con ella tuvo un descalabro. Después de todo, era una relación a distancia que debió enfriarse. Pero no fue lo único que sucedió entonces, durante esa pelea, Thor había mencionado un par de cosas.

—Steve—murmuró—, tenemos que hablar con Thor sobre otra cosa.

—¿Qué cosa?

—Su madre.

—¿Qué hay con su madre?

Tony volteó a verlo y Steve no necesitó más para comprender lo que esos ojos le estaban diciendo. Pero no tuvieron mucho tiempo para pensar que hacer o cómo decirle algo tan delicado a su amigo. Hubo un disturbio.

—¿Qué esta...? —preguntó Steve

—La prisión—recordó Tony—. Thor lo dijo, todo comenzó con una revuelta en la prisión, después, los elfos atacaron.

Steve frunció el ceño y levantó la vista hacia el balcón, vio a su amigo salir disparado por los aires, y lo siguió con la mirada.

—Tony, tienes tus propulsores, ¿cierto?

—Sí, ¿por qué?

—Tengo un plan.

***

Tony siguió a Thor, aunque no pudo alcanzarlo, si entró después de él a las celdas. Había un verdadero tumulto dentro y no le quedó de otra más que usar su blast para derribar a unos cuantos de los prisioneros. Corrió tras Thor, quien trataba de apaciguar la revuelta, y para ello tuvo que enfrentar a un par de mastodontes.

—¡Thor!—gritó y su amigo volteó a verle.

—¡Tony! ¡Viniste a ayudarme!

No era pregunta, pero Tony asintió, y repelió con el blast de su mano a otro tipo musculoso y feo.

—¡Tienes que volver! —replicó y esquivó un golpe, aunque no el siguiente que lo derribó en el suelo y lo hizo deslizarse por él un poco. Adolorido y tratando de recuperar el aire perdido, levantó la vista en busca de su amigo, pero no fue él quien llamó su atención, sino una risa malintencionada a su lado.

Dentro de la celda a su izquierda, quizás el único que no había sido liberado, estaba Loki.

—¿Dolió? —le preguntó éste con malicia.

Tony ladeó el rostro y le sonrió condescendiente.

—¿Qué tal el encierro? —contestó.

Loki apretó la mandíbula.

—¿Qué hace un mortal como tú aquí?

Tony se apretó el costado, justo dónde había recibido el golpe y comenzó a incorporarse.

—Tratando de salvar a tu pueblo.

—Este no es mi pueblo.

Tony se irguió y le miró tras la pantalla de energía dorada que lo mantenía cautivo.

—¿Qué haces aquí, vil mortal? —insistió Loki.

—Ya te dije, tratando de ayudar. Yo a Thor y ruega porque que Steve llegue a tiempo con tu madre.

—¿Ese también está aquí? —Loki hizo un gesto de desagrado, pero, después, frunció el ceño entre intrigado y sorprendido— ¿Qué tiene él que ver con mi madre?

—Está intentando salvarle la vida.

Fue entonces que lo oyeron, un ruido similar a un choque.

***

Steve vio a un humanoide, enorme, grotesco y que parecía ser de roca, a travesar los pasillos del palacio. Él había tratado de encontrar a Frigga y a Jane en la habitación del balcón, pero cuando llegó ahí, ellas ya no estaban. Así que había tratado de buscarlas, pero con el choque de las naves y el ataque de los elfos oscuros, había tenido que enfrascarse en una pelea junto con los guardias y soldados que custodiaban el recinto.

Pero ver a esa cosa monstruosa que avanzaba impunemente, fue como tener una intuición. Y si algo había aprendido en la guerra era a confiar en sus corazonadas. Así que con ayuda de su escudo protegiéndose de disparos y golpes, derribando enemigos y salvando aliados, fue abriéndose paso entre los combatientes, con la intensión de alcanzar a esa cosa.

En cierto momento, se dio cuenta, estaba lejos del núcleo de la batalla. Libre de enemigo, echó a correr con todas sus fuerzas en la dirección que había visto por última vez al monstruo aquel.

Frigga había peleado con valerosa maestría, hasta el punto de acorralar a su enemigo, pero no esperaba que éste tuviera un siervo que lo respaldara. Fue atrapada y puesta fuera de combate. Aquella cosa la tenía sujeta del cuello y desde esa dolorosa posición, vio como Malekith se acercaba a Jane.

—Tienes algo que es mío, niña, devuélvemelo—dijo éste mientras acortaba la distancia.

Steve llegó justo en ese instante, ponderó la situación con rapidez. Estaba seguro de una cosa, sólo una: era Frigga quien estaba en verdadero peligro ahí. No lo dudó, lanzó su escudo contra el enorme ser que la aprisionaba, justo en el brazo que le sujetaba del cuello. Al mismo tiempo, Malekith estiraba su mano hacia Jane.

El escudó golpeó el brazo aquel, no le hizo verdadero daño, pero causó el efecto deseado: soltó a Frigga, quien cayó al suelo. La bestia gruñó azorada, mientras el escudo regresaba a su dueño.

Malekith descubrió en ese segundo que Jane era sólo una ilusión y giró sobre sus talones para increpar furioso a Frigga.

—¡Bruja! —le gritó.

Pero no pudo decir más, apenas si pudo notar que su prisionera estaba libre y que un disco metálico iba directo hacia su cara. El escudo derribó al elfo, pero no pudo encontrar a su dueño en su regreso, porque el monstruo aquel, se abalanzó contra Steve tratando de darle alcance con un golpe de espada. Steve logró esquivar el golpe, pero no del todo, el filo de la espada le alcanzó un costado. Frigga recuperó su espada y fue tras Malekith, quién se había levantado del suelo.

—¡¿Dónde está?!—gritó él.

—¡No te lo diré! —le dijo ella esgrimiendo su espada.

Malekith se puso fuera de su alcance e hizo una señal a su sirviente.

—Veo que no lo harás—dijo y aquella cosa se abalanzó sobre ella.

Pero, Steve había recuperado su escudo y aunque sentía el dolor punzante de la herida en su costado, llegó a tiempo para interponerse entre ella y la espada del otro, la cual chocó contra la superficie de vibranium.

—¡Mátalos! —ordenó Malekith.

Steve estaba listo para recibir otro embate, Frigga también estaba dispuesta pelear, y en ese preciso instante un rayo atravesó la sala, golpeando a Malekith en el rostro y, luego, mjölnir se estrelló contra su guardián.

Thor entró y peleó contra ellos, pero una nave apareció y ambos enemigos se escaparon por el balcón. Thor los siguió, pero no pudo alcanzarlos, sólo vio a la nave desaparecer junto con las demás; el ataque de los elfos había terminado, al menos, por el momento. Respiró profundo y regresó al interior de la habitación.

Su madre estaba acuclillada junto a Steve como sujetando, éste también yacía de rodillas en la piedra. Odín ingresó en ese momento.

—¡Frigga!—dijo acercándose a ella apresuradamente—, ¿estás bien?

Frigga volteó a verlo.

—Yo sí—dijo y después apartó la mano con la que había estado presionando el costado de Steve, estaba entintada de rojo—, pero él... 

Espero que les haya gustado

y que su cuarentena esté siendo benévola con ustedes. 

¡Recuerden cuidarse mucho!

¡Nos estamos leyendo!

Continue Reading

You'll Also Like

515K 70.2K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
629K 86.5K 58
El amor puede llegar de manera impredecible... Para aquel Omega que por mucho tiempo creyó que lo había encontrado, vendrá en su demandante e impone...
128K 18.5K 60
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
257K 81.2K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...