>> V O T E N - V O T E N - V O T E N <<
Los últimos años viviendo en Ciudad Central habían traído una nueva ola de imposibles. De repente, había gente con poderes, etiquetándose a sí mismos como héroes y villanos. Los llamábamos metahumanos y nuestra ciudad se había vuelto bastante loca con ellos. Con el nuevo aluvión de cosas imposibles, me había acostumbrado a ver cosas con las que sólo se podía soñar, el tipo de cosas que pertenecían a los cómics. A pesar de saber sobre lo imposible, viéndolo desde la seguridad de mi línea lateral, nunca me molestó. Nunca había llegado a mi corazón, nunca me había arrastrado a un mundo de locura. Me gustaba más bien mirar el interior desde fuera, significaba que no podía salir herido.
Pero eso cambió, por supuesto que sí.
Estaba en el trabajo, cogiendo unos cuantos archivos nuevos antes de ir al juzgado para intentar arreglar la decisión de un pobre chico de robar cigarrillos de una casa de empeños. Era un día normal, aparte del hecho de que Barry Allen caminaba hacia mí, esa sonrisa estrafalaria en su cara. Lo había visto casi todos los días desde la semana pasada y hacía todo lo posible por encontrarse conmigo durante las horas de trabajo, cuando se suponía que ayudaba a Julian con un caso y cuando se suponía que yo estaba terminando el papeleo. Fue agradable, sin embargo, tener a alguien con quien venir a trabajar que hizo que mi estómago se revolviera. No podía describir lo que sentía o incluso pensaba porque una parte de mí se dio cuenta de que lo que teníamos iba demasiado rápido, pero de alguna manera no se sentía mal y no sabía por qué.
Apilé los archivos en mi maletín, alejándome del escritorio y dándole una sonrisa. "Hola, Sr. Allen".
Barry se pasó una mano por el pelo y le vi algo que le pasó por los ojos, a pesar de que la sonrisa se le ensanchó en los labios. Se cernió sobre mí como una nube oscura que podía leer su cara como si lo conociera desde hace años, algo bastante imposible. "¿Pasa algo?" Me pregunté, bajando la voz.
Lo había visto ayer por la mañana, habíamos regresado brevemente de Jitters al trabajo, aunque el paseo se interrumpió cuando declaró que había olvidado un recado de algún tipo y se fue corriendo sin mucha excusa. No había pensado nada de eso, hasta ahora. "Uh", murmuró Barry, sus ojos se alejaron de mí. "Necesito decirte algo. Va a parecer una locura, pero..."
"Allen, tenemos un nuevo caso. Acaban de llamarlo, ¿estás listo para ir?" Julian apareció detrás de mí, con aspecto alegre en su camisa de botones apretados. Quise preguntarle sobre su cita, pero se me había olvidado.
Barry levantó la vista, abriendo y cerrando la boca sin que se formaran palabras. De repente, vi una figura corriendo por las puertas principales del edificio. El pelo de Hartley estaba suelto por el viento y se mantenía de lado como si se hubiera formado un calambre por correr.
"Margo, oye. Realmente necesito hablar contigo". Hartley me estaba tirando del codo, con los ojos muy abiertos y llenos de preguntas. Fue una linda sorpresa ver a mi mejor amigo atravesar las puertas de la CCPD en una lenta mañana de miércoles, aunque pareciera estar en pánico.
Bajé la voz. "¿Qué es lo que pasa? ¿Corriste hasta aquí? ¿Todo el camino desde casa? No corres..." Empecé, poniendo mi mano en su frente y comprobando su temperatura. Me dio una bofetada, no le pareció gracioso el chiste.
"Sé que no corro", me cortó. "Pero era urgente".
Volví a mirar a Barry y Julian, que seguían ahí de pie, esperando, según parecía. "¿Estás en problemas? ¿Te estás muriendo?" Me pregunté. "¿Me necesitas ahora mismo?"
Hartley sacudió la cabeza. "No".
"Entonces puede esperar", le dije, comprobando mi reloj. Ya estaba llegando tarde. "Tengo que ir al juzgado. Hay un chico que me necesita ahora, o terminará con una sentencia que podría haberse acortado".
Me sacudí el mango de mi antebrazo, dándole una pequeña sonrisa. Hartley dio un profundo suspiro, sus ojos se cerraron con fuerza por un rápido segundo. Me alejé de él, acercándome a Barry. "Encontré esto y creo que tenemos que hablar de ello". Hartley anunció, sosteniendo una prueba de embarazo en una bolsa de plástico transparente.
Julian aspiró un aliento, tratando de no reírse mientras Barry se congelaba, sus ojos se clavaron en lo que estaba en las manos de Hartley. Fruncí el ceño a mi mejor amigo, un poco sorprendido por todo esto. "¿Por qué no me lo dijiste?" Preguntó rápidamente.
Mis ojos se dirigieron a cada chico, deteniéndose en Barry cuando finalmente encontró mi mirada. No podía saber lo que estaba pensando y de repente me preocupé. Mi cabeza volvió a Hartley, con aspecto de traicionado y herido por algo que no tenía nada que ver conmigo. "Porque no estoy embarazada. Eso no es mío, Hartley". Me acerqué a él, le arrebaté la bolsa y miré fijamente el símbolo positivo.
Hartley casi se atragantó. "¿Está seguro? Porque se lo pregunté a Angela y ella asumió que te pertenecía".
Solté una risa amarga, sacudiendo la cabeza. "Creo que lo sabría si llevara un bebé, Hartley. Además, tienes que tener sexo para conseguir..." Dejé caer mi sentencia al oír la risa silenciosa de Julian detrás de mí. No le culpé por reírse, también me apetecía hacerlo.
"Continúa", insistió Julian con una sonrisa.
Le envié una mirada, devolviéndole la bolsa a Hartley. "No es mío, ¿vale?"
"Bueno, si no es tuyo", frunció el ceño. "Y no es de Angela entonces..." Se detuvo, con los ojos saltones mientras la información que faltaba caía en su regazo. Me tomó un segundo más para entender de qué estaba hablando realmente.
Se me cayó el estómago. "Mierda, mierda, mierda", silbé. "Primero voy a matar a Ashley, luego Angela me va a matar. ¿Cómo dejamos que esto pasara? Se suponía que debíamos cuidarla y dejamos que se quedara embarazada?"
"Oh Dios", Hartley salió a borbotones. "Necesito moverme. Necesito huir del país antes de que Angela se entere y nos mate a los dos".
Un número de cosas pasaban por mi cabeza, pero ahora mismo, no podía pensar en esto. Puse mis manos firmemente sobre sus hombros, sacándolo de su cabeza. "Tienes que llevarla al médico ahora mismo y hacerte un análisis de sangre. ¿Me oyes, Hartley?"
Asintió con la cabeza entumecida. "Necesito ir a trabajar pero llámame cuando sepas los resultados", continué. "Y hagas lo que hagas, no dejes que Angela se entere. No podemos hacer que se preocupe por algo que podría no ser real. Esos palos pueden estar mal, ¿vale?"
Hartley respiró hondo y ya estaba sacando su teléfono. "Espera a que llame a ese pequeño mocoso. Está en tantos problemas. Apuesto a que fue ese chico del Oeste..." Presionó un beso en mi sien antes de irse furioso y marcar el número de Ash.
Cuando me volví hacia los chicos, estaban mortalmente callados. Julian seguía intentando no sonreír y Barry parecía un poco aliviado. "No quiero ni una palabra de lo que acaba de pasar, nunca más, ¿lo entendéis?"
Julian asintió, "Tienes que admitirlo, ¿no sería clásico si estuvieras embarazada? Después de que literalmente tuviéramos toda la conversación con los niños y la madre del fútbol la semana pasada?" Le pinché las costillas mientras continuaba riéndose.
Nos dirigimos hacia las puertas dobles y finalmente miré a Barry, encontrándolo mirándome con una expresión triste en sus ojos verdes. "¿Está todo bien?"
"Yo sólo..." Él se detuvo, acercándose. "No quiero ver tu vida diferente de lo que es ahora."
El comentario me hizo fruncir el ceño. "¿Qué quieres decir con eso?"
Barry levantó los labios con una sonrisa. "¿Puedo hablar contigo a solas después? Sé que ambos tenemos trabajo que hacer, pero más tarde, si no estás muy ocupado..."
"Por supuesto, sí." Asentí con la cabeza, metiéndome el pelo detrás de las orejas.
Tal vez debería haberme alejado en ese momento. Tal vez las cosas habrían sido diferentes. Pero nunca lo sabremos porque Barry Allen ya tenía mi corazón y estaba demasiado metido.
***
No quería arruinar la vida perfectamente feliz que Margo Phillips había creado en esta línea de tiempo, donde el peor problema que tenía que enfrentar era lidiar con un embarazo adolescente no deseado. No quería arrastrarla de nuevo a una vida de cosas imposibles. Pero las cosas ya se estaban desmoronando y si estaba perdiendo todo recuerdo de ella, quería que supiera la verdad antes de que yo también lo olvidara. Quería que supiera que la vida que habíamos compartido era para mantener a los demás. Quería que supiera sobre los Laboratorios S.T.A.R. y sobre nuestro equipo. Quería que supiera que había perdido, pero que también la amaba. Quería que supiera lo nuestro, antes de que se me fuera de la cabeza.
Al descubrir que Wally era el Flash de esta línea de tiempo, o Kid Flash necesitaba a Margo, necesitaba que el equipo volviera a estar unido. Tal vez esta vida no era perfecta si no ayudaba a otros, incluso con mis padres de vuelta en mi vida. Y si alguien entendía lo de ayudar a los demás, era Margo.
Nos sentamos juntos en mis laboratorios, Julian se fue a almorzar. Margo estaba sentada en mi escritorio, con las piernas colgando a un lado mientras sorbía un batido de frutas. Había una sensación de santidad en mi pecho, que crecía con cada momento que pasaba. Quería que ella lo supiera todo, pero también me mataba culparla con esta carga.
"Esto va a sonar loco y prometo que pronto te lo explicaré todo más claro, pero necesito decírtelo antes de que lo olvide." Empecé, dejando que mis ojos se movieran a su cara.
Ella asintió, con un pequeño pliegue entre sus cejas. "Está bien".
"Nos hemos conocido antes", dije lentamente. "Hemos tenido una vida juntos, en una línea de tiempo diferente."
Margo dejó su taza y se recostó en mi escritorio, usando sus manos para soportar su peso. Pude ver su mente girando, la confusión ya se está instalando.
"Soy un metahumano", continué. "Cambié mi propia línea de tiempo al cambiar mi pasado hace meses. Manipulé el tiempo, algo que no debería haber hecho y ahora me está cambiando. Estoy olvidando mi antigua vida, estoy olvidando todo."
Dejó escapar una bocanada de aire, sacudiendo la cabeza. "¿Por qué me dices esto?"
Me puse de pie, tratando de reunir mis pensamientos. "Te lo digo porque todo sobre nosotros, la vida que teníamos se está desvaneciendo lentamente de mi mente. Es un efecto de la creación de esta línea de tiempo, cambiando la forma en que mi vida debería haber resultado. Te lo digo ahora porque pronto, no lo recordaré."
"Dijiste que eras un metahumano", dijo Margo. "¿Eras un héroe? ¿O un villano en este otro lugar, en esta otra línea de tiempo?"
En realidad sonreí. "Yo era el Relámpago, el bueno".
Margo asintió, uniendo sus manos. "¿Y nos conocíamos? ¿Éramos algo el uno para el otro?"
"Sí", asentí con la cabeza.
Se puso de pie lentamente, con los talones golpeando el suelo. Pude ver el cansancio, la confusión, el dolor en sus ojos. Sabía que estaba cambiando todo en lo que ella creía, pero necesitaba al menos una persona que supiera cuando olvido. Necesitaba que ella lo supiera, para que me lo devolviera a mi propia mente. "¿Y esta otra yo, la otra Margo en tu mundo o línea de tiempo, era un metahumano también?"
"Sí", asentí de nuevo. "Eras un metahumano".
Margo se acercó sigilosamente. "¿Yo también era un héroe?"
Su pregunta me detuvo. Pude ver la esperanza en sus ojos, brillando como diamantes. El camaleón había matado a miles para salvar a miles. Había conseguido que una ciudad ardiera, para salvar la suya. Mi Margo no era una villana, pero tampoco era una heroína perfecta.
"Sí, lo eras". Dije que a pesar del miedo que se me subía a la garganta, sabiendo que no era la verdad completa la que caía de mis labios.
Eso la hizo sonreír, un breve aleteo de una sonrisa que me recordó a los viejos tiempos. "Bueno, entonces, cuénteme todo, Sr. Allen".
***
Tercer capítulo del día.
Voten y comenten.
All the love e. xoxo