BAJO LA PIEL

By Lady_Calabria

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Max parece manipulador, arrogante e inteligente; un fuckboy de manual. David es nuevo en el mundo de los rico... More

Personajes.
1. DAVID
2. MAX
3. NICK
4. ALEX
5. TODOS
6. TODOS
7. RYAN
9. TODOS
10. MAX
11. NICK
12. ALEX
13. DANTE
14. TODOS
15. DAVID
16. MAX
17. TODOS
18. TODOS
19. NICK
20. ALEX
21. DANTE Y RYAN
22. DAVID
23. TODOS
24. DAVID y MAX
25. TODOS
26. TODOS
27. TODOS
EPÍLOGO.

8. DAVID

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By Lady_Calabria

Despertó consciente de que era sábado y que había prometido a Nick y a Max salir con ellos de fiesta aquella noche. Nunca había estado en una fiesta con los chicos ricos. Ese acontecimiento le daba miedo y a la vez le ilusionaba.


Se repetía que seguro que se lo pasaba bien pero también le daba miedo lo que pudiese pasar. No tenía ni idea del estilo de fiesta de los chicos pero suponía que los ricos solían ir a locales pijos y a fiestas privadas.

Pero ellos no eran como los pijos normales así que seguro que ellos acababan metidos en algún lío. Se preguntó si acabarían chapoteando de nuevo en la fuente del colegio.


Se había propuesto dormir hasta tarde, aprovechar como Max, que era fin de semana y que podían dormir cuanto quisieran.

Pero a las nueve abrió los ojos y ya no los cerró más.


Hizo los deberes. Y cuando los terminó pensó en hacer que Max se despertara, hacer un ruido fuerte o algo.

Se preguntó que pasaría si dejase caer el diccionario de latín al suelo. Seguramente se oiría un gran ¡Pum! y acto seguido alguna frase mal sonante de Max.

Decidió dejarle dormir. Estaba más guapo dormido. Se duchó y se vistió antes de salir por la puerta.

Se fue a la habitación de Nick pensando que quizá él ya se había despertado. Le había dicho que se estaba instalando en la trescientos siete.

Cuando llegó oyó ruidos dentro, así que llamó sin sentirse mal por despertarlo.

Nick le abrió la puerta. El chico moreno solo llevaba puesto los pantalones.

Había que reconocer que la natación hacía ejercitar los músculos a conciencia.

Apartó la mirada que tenía porque él quería un cuerpo así y tampoco quería que pareciera muy evidente la envidia que le daba por ser tan guapo y atractivo.

Pero no podía pensar en él de otra manera que no fuese así, como su amigo guapo.

No era como con Max. A él sí podía imaginárselo de muchas maneras diferentes y el 95% de ellas le hacía sonrojar.

—Hola —saludó Nick sorprendido.

—Me he despertado pronto, y como parece que Max no tiene planes de despertase en los próximos años...he venido a ver si tú estabas despierto —le dijo sonriente. Nick le dejó pasar.

El chico era un completo desastre. Sus objetos personales estaban esparcidos por todos lados, sin sentido ni orden alguno. Nick se apresuró a recoger algunas cosas rápidamente.

—Siento el desorden —se disculpó nervioso. David se sentó en un hueco vacío en la cama.

—No pasa nada —le dijo David divertido—Max no me deja desordenar nada, si no fuera porque él lo recoge todo siempre... mi habitación estaría peor que esta.

Nick rio.

—Sí, recuerdo el régimen dictatorial de Max con la limpieza...Por cierto ¿Qué tal te va? —le dijo de pronto poniéndose más serio— Ya sabes, con Max.

—¿A que te refieres?


—Lo sabes muy bien —le dijo mirándole con reproche.


—¿Qué me estás preguntando? ¿Si ha conseguido follarme? —inquirió de mal humor de pronto. Nick asintió a pesar de su tono— No, ¿vale? ¿Qué te crees que soy?

Nick enrojeció.

—Solo era una pregunta... —le dijo al ver su reacción. David comprendió que le había ofendido un poco lo que había dicho, al fin y al cabo, él se había acostado con Max.

—Lo siento, Yo... No quería decir...

Llamaron a la puerta. Nick abrió y descubrió allí a Google. El joven entró.

—David — Saludó— Nick, me preguntaba si tenías todavía ese mapa político

—Oh, sí —dijo él y por la cara que puso en ese mismo instante se dio cuenta de que en realidad no sabía donde estaba— Por algún sitio...

David rio y se despidió de ellos para ir a su habitación de nuevo.

Su madre le llamó por el camino. Preocupada por sus delirios, el le intentó tranquilizar como pudo.

********************************************************************


La noche llegó.

Quedaron todos frente a la fuente del instituto.


Cuando llegaron ya estaban allí Hillary, Ellen y Google.

David les miró de uno en uno. Iban todos tan guapos...

Todos llevaban ropa elegante de marcas caras.

Él también, se había puesto algunas prendas que le regaló su padre antes de internarse. Sus mejores galas.

—¿Dónde vamos? —preguntó David a Max muy bajito para que los otros no lo le oyesen.


—Hay una fiesta en casa de Josephine —le dijo en el mismo tono.


Los tacones de las chicas hacían ruido al chocar contra el pavimento. David se quedó sin respiración un momento cuando se dio cuenta de que se dirigían hacia una limusina.

¡Nunca había estado en una limusina! ¡Parecía tan bonita!

Hillary notó su reacción.

—Es la limusina de mi papá —dijo con arrogancia—me la ha regalado por mi cumpleaños.


"Joder" pensó el chico sorprendido por el tremendo regalo de cumpleaños. Intentó recordar el mejor regalo de cumpleaños que había recibido.


Oh, sí, sus abuelos le habían regalado una televisión pequeña para su habitación. Y por poco ese día se mareó de la alegría. Recordó que se sentía el niño más guay del barrio cuando enganchó a ella su PlayStation3 de segunda mano.


Max abrió la puerta de la limusina y la mantuvo abierta con ademán caballeresco.

David miró todo a su alrededor. Dentro había unos sillones de cuero, una nevera y un teléfono y...

—¡Dios mío!¡Este coche tiene tele! —exclamó cuando vio la televisión de pantalla plana que había en un rincón. Se acercó y la miró como si ese fuese su nuevo dios.


En el techo había un rectángulo como ventana. Por lo que se podía abrir y mirar el cielo.


Hillary sonrió y abrió la nevera. Allí haba algunas copas y unas botellas de champán.


—Oh, nena. Siempre tan detallista —exclamó Max acercándose a ella. David apartó la mirada cuando se besaron. No le gustaba nada ver esa clase de cosas.


No entendía porqué pero el hecho de ver a Max besando a otra persona hacía que se pusiese de mal humor...

Bueno, sí lo entendía, pero no le gustaba eso que sentía.

Nick le dio a un botón de la televisión y la música inundó el vehículo.


Ellen rio y le dio un empujón para que le dejase pasar y así servir el champán.

La chica se quedó con la mano estirada cuando le tendió la suya a Max, que ni se había dado cuenta porque besaba a Hillary apasionadamente.

********************************************************************

David no había probado mucho champán en su vida, solo en las celebraciones como año nuevo o navidad. Y se dio cuenta de que aquello no podía considerarse champán comparado con lo que estaba bebiendo. La calidad de la bebida hizo que pronto la botella estuviera bien vacía.

No se estaba nada mal allí.

Sentía el aire dándole en la cara. Max le había dado un cigarro con hierba, que según le había dicho era para las ocasiones especiales.

Supuso que si hubiese ido por la calle y hubiese visto pasar una limusina a toda velocidad por la calle principal con un chico asomado por la ventanilla de arriba, hubiese pensado que estaban locos.

Pero en este caso él era el loco, él era el que estaba en una limusina y pasándoselo en grande.

Max le dijo que se hiciese a un lado. Y obedeció. Max se asomó también, el espacio era reducido, por lo que estaba muy pegados, muy, muy cerca el uno del otro.

David apartó la mirada sonrojado. Max le quitó el porro de la mano para llevárselo a los labios sin apartar los ojos de él.

—Te gusta esto, ¿eh? —le dijo Max brindando con su copa.

David rio y extendió los brazos dejando que el aire le rozara.

-Ufff —suspiró sonriendo— Me encanta.

—Pues díselo a todos —le susurró muy cerca de su oreja.

El chico se estremeció. La voz de Max era atrayente, sexy.

Debía controlarse...

—Grítalo, David. Joder. Que se enteren hasta las piedras.

A David le dio vergüenza al principio, pero luego lo meditó. Aunque quizá quien lo pensó, más que él, era el alcohol y la marihuana.

¡Al diablo con eso! ¡Estaba en una maldita limusina! ¿A quién le importaba si él gritaba?

—Venga —le dijo Max más cerca aún— Grita para mí. Grita conmigo.

David cogió aire y Max hizo lo mismo. Ambos gritaron casi a la vez.

Los dos oían risas dentro de la limusina.

Se miraron mientras lo hacían. La falta de aire les dejó con la respiración acelerada y con una risa incontrolable.

—Dile al mundo algo que valga la pena decir —dijo Max sonriendo. A David le gustó esa sonrisa porque no era manipuladora, solo era una sonrisa alegre, el chico se lo estaba pasando bien.

David rio negando. Max cogió aire.

—¡MIS PADRES ME ODIAN! —gritó el pelinegro. David se mordió el labio y decidió seguir su ejemplo.

—¡MI MADRE ESTÁ LOCA!

—¡TODO ES UNA MIERDA!

—¡SOY GAY! —gritó David y cuando lo dijo se sintió mucho mejor. Max le sonrió y le hizo un gesto como que lo haba hecho muy bien.

—¡YO TAMBIÉN! —gritó Nick desde el interior de la limusina.

Todos estallaron en risas. Pero ambos chicos se quedaron mirándose.

Y lentamente David se acercó a aquellos perfectos labios de Max.

Rozó los labios que podían decir palabras hirientes o dulces y los presionó contra los suyos rápidamente.

Era cierto que ya le había besado. Pero es que aquella vez realmente quería besarle. Por primera vez era David quien besaba.

Max se quedó quieto, sorprendido. Pero finalmente reaccionó.

Ser besado por Max era genial, pero si le besaba Max mientras el aire les acariciaba por estar allí arriba era más genial aún.

El corazón de David se disparó.

¿Pero qué hacía?

David se separó de él y se dejó caer al interior de la limusina.

Tropezó y cayó sobre Nick. Que le agarró con sus fuertes brazos.

David intentó ocultar lo sonrojado que estaba.

****************************************************************

La casa de Josephine parecía más una discoteca de lujo que su propia casa.

Las luces de la casa eran ligeramente azuladas y de vez en cuando cambiaban al rosa.

La música estaba muy alta.

La única diferencia que David encontró con una discoteca es la gente allí no se empujaba, no se pisaban ni nada.

Mantenían las distancias educadamente a pesar de estar bastante lleno.

David les siguió hasta que fueron a saludar a la anfitriona de la fiesta. Él no la conocía de nada, era una chica morena que le recordaba a Hillary por lo pijo y lo arrogante. La chica rubia se quedó hablando de cosas privadas con ella.

Ellen miró a Nick con tal cara que los chicos se inventaron una escusa para que les acompañase. La pelirroja no se llevaba muy bien con ellas, pero paradójicamente siempre iba con Hillary.

Pero no duró mucho allí.

La pelirroja se perdió siguiendo a un chico conocido que había visto cerca de la escalera.

David se quedó solo con Nick y Max. El teléfono de Max sonó con el tono de los mensajes de whatsapp. David podía ver la pantalla desde donde estaba. No debía mirar pero...

"Date la vuelta" ponía en la pantalla. Todos lo hicieron.

Sobre la escalera, les saludó uno de los gemelos. Supuso que sería Dante, Ryan era demasiado tímido como para llamar a alguien en medio de una fiesta y saludarles así.

En efecto. Ryan estaba tras él, como siempre.

Se acercaron, los gemelos tenían casi un sofá entero para ellos. Los demás que había puesto Josephine estaban ocupados. Y el chico les invitó a sentarse con ellos.

—¿Qué tal? —preguntó Max a Dante, ignorando completamente a Ryan. David apartó la mirada, conocía a Max y sabía perfectamente que aquella mirada significaba que le gustaba Dante.

Miró a Ryan, que miraba fijamente al suelo y apretaba con fuerza un papel, retorciéndolo entre sus manos.

Le extrañó mucho eso.

¿Estaba celoso? ¿Le gustaba Max?

El pelirrojo se dio cuenta de que le miraba y soltó el papel rápidamente, que cayó al suelo.

Dante y Max eran muy parecidos, casi iguales. Arrogantes, e insensibles a su manera. Ambos unos bisexuales atractivos, ligones por naturaleza y con bastante carácter. Y

como los polos opuestos se atraen...con iguales se repelen.

Siempre acababan peleando como gallos por ser el macho de la manada, pero en realidad se caían bien y la atracción  sexual entre ellos se podía palpar. Porque que aquellos dos discutieran tanto no significaba que juntos en la cama no pudieran ser una bomba más potente que la de Hiroshima.

Todos lo sabían.

David miró a Ryan.

¿Cómo podían ser tan distintos?

Si Dante era seguro de sí mismo, Ryan era un manojo de timidez con piernas.

El pelirrojo parecía aburrido mientras los chicos hablaban.

Se tomaron un botellín de cerveza y cuando Max fue a buscar más David se fijó en que Nick se había quedado un poco apartado.

Nick estaba mirando fijamente a un punto en la parte de abajo de la casa, así que siguió la dirección de la mirada.

Allí estaba Alex. El chico de sonrisa angelical.

Vestía de negro,de aquella manera tan particular suya. Metiendo colores que no pegaban ni encajaban en detalles como los cordones de los zapatos o sus relojes.

Estaba bailando.

Brillaba en aquella multitud como el oro en la tierra y en aquel momento se movía con movimientos insinuantes, entre una chica de cabello rizado que David no conocía y un muchacho llamado Marc.

La chica, frente a él, se restregaba a su cuerpo como una gata y Marc, a su espalda posaba las manos en distintas partes de su anatomía, en su trasero y en su vientre.

Y eso parecía gustarle mucho a Alex, que se mordía el labio mientras los tres se movían como uno solo.

Quizá el chico no era tan inocente como parecía, aunque desde luego... en aquel momento no lo parecía.

David miró a Nick. Sobre todo la expresión que tenía, como si lo que sus ojos veían no le gustase nada de nada y al mismo tiempo no pudiera apartar los ojos del chico.

************************************

El tipo de música cambió a Dance, la verdad, es que era tan repetitiva que pasado un tiempo parecía la misma canción todo el rato, que la ponían una y otra y otra vez.

David vio muchas drogas aquella noche, los jóvenes a su alrededor se estaban metiendo rayas de cocaína como si fuesen multivitaminas.

—V-Vámonos —dijo Ryan de pronto. Todos le miraron sorprendidos.

—¿A dónde? —preguntó Dante extrañado.

—Tiene razón, Vayámonos a donde sea —dijo Nick. David entendió a qué venía su repentino mal humor- ¡Aquí me aburro y me va a explotar la cabeza!

—Es verdad —apostilló David. Ryan asintió tímidamente. Max y Dante se miraron.

—Bueno, pues venga —dijo Max con una ceja enarcada— ¿Dónde coño vamos?

Dante rio, sacó un cigarrillo y lo prendió.

—Vamos a fuera a dar un paseo o algo, esta puta música nos matará a todos.

Al bajar la escalera David tuvo que agarrarse porque no tenía demasiado equilibrio.

Casi se resbaló, pero se agarró a Max con fuerza y evitó la caída. David sintió calor y apartó la mirada avergonzado.

Fijó su vista en Nick.

—Ehh.. —le dijo Max sujetándole todavía- Cuidado que te comes el suelo.

—Gracias —le dijo él esforzándose en no mirarle con las mejillas encendidas preguntándose por qué su vida siempre tenía que parecer un maldito cliché de telenovela turca.

********************************************************************

—¿Dónde coño estamos? —inquirió Dante, era tan nuevo en la ciudad como David.

Al chico le gustó saber que no era el único que se había perdido. Llamaron al teléfono, era Hillary diciendo que se marchaba con su limusina a un local que había dicho una de sus amigas.

David no pudo pensar en nada que le apeteciese menos que estar rodado de las amigas de Hillary.

—¿Qué decís? —preguntó Max intentando tapar el móvil para que no les oyese hablar.

—Si queréis podéis ir —dijo Dante como si le fuese indiferente.

Ryan en cambio frunció el ceño y miró a Max.

—A mí no me apetece —le dijo Nick.

—Yo prefiero quedarme aquí solo antes que irme con esa tía —le dijo David como una declaración de principios, no le importaba si Hillary le oía a través de la línea, es más, esperaba que esa estúpida rubia le oyese alto y claro.

Max asintió. Se puso el móvil a la oreja.

—Hillary- le dijo —Nos quedamos. Podéis iros si queréis, ya nos veremos en clase, adiós.

No le dejo tiempo a la chica para replicar. Colgó con cara extraña. David se preguntó porqué Max la aguantaba si no la soportaba, se acordó de que la chica se acostaba con él cuando él quería sin esperar ningún otro tipo de relación.

Si Max pensase con el celebro en vez de con la polla sería todo mucho más sencillo.

Él no estaba dispuesto a aceptar que un chico le había llevado a la otra acera para ser su segundo, tercero o cuarto plato.

Él no quería que le follase un fuckboy y después se olvidase de él hasta el siguiente polvo. No quería ser una Hillary o un Nick, amigos con derecho a roce.

Eso no era para él.

Caminaron en silencio un rato. Dante le dijo algo en portugués a su hermano y este se sonrojó mucho.

—Lo que no hemos pensado es como vamos a volver a la residencia —les dijo Nick de pronto.

—Pedimos un taxi  —dijeron Dante y Max a la vez como si fuese obvio. Ryan asintió.

David rio con ganas.

—¿Qué pasa? —preguntó de malos modos Max.

—Nada —dijo él riendo— Los pijos sois tan cómodos... ¿Cuánto hace que no andáis?

—¿Cómodos?

—¿Pijos? —preguntó Dante enarcando una ceja— Yo vivía en el campo.

—Seguramente en una gran casa con criados y muchos lujos ¿Tenías piscina? —le dijo él, Dante se quedó pensativo y no dijo nada más.

Así que supuso que había dado en el clavo.

—¿Y qué quieres hacer? —inquirió Nick riendo por el corte que le haba dado a Dante.

—Vamos andando, seguro que es más divertido —les dijo.

—Estás loco —aseguró Dante.

Max le pasó el brazo por los hombros a David.

—Puede, pero me encanta este loco —dijo el pelinegro. David se sonrojó.

********************************************************************

Iban caminando por la calle con una cerveza en la mano cuando Max se quedó mirando la puerta de una de las grandes mansiones que formaban la urbanización.

-—Esta es la casa de Fran —les dijo.

—¿Y qué? —inquirió David.

—Hoy me dijo que estaba preocupado porque no tenía alarma por un error con la compañía de seguridad y tampoco sistema de cámaras... y como sus padres se van de viaje... temía que alguien entrase en su casita sin protección, porque no se fiaban de contratar a ningún vigilante.

Dante se acercó.

—¿Nada de alarma?

—Nada de alarma. Se la ponían mañana a primera hora.

—¿Y a qué esperamos? —preguntó el pelirrojo con una sonrisa malvada. Ryan se acercó a él. Y comenzó a hablarle muy rápido en portugués, para la sorpresa de todos ya no tartamudeaba. El chico parecía realmente enfadado.

Pero cerró la boca tras una frase de Dante en el mismo idioma.

—Me parece una pésima idea- dijo Nick sorprendido— ¿Estáis mal?

Esto es ilegal.

—Joder, Nick ¿Dónde está tu sentido de la aventura?

—Nos meterás a todos en un lío, y no voy lo suficientemente borracho como para no darme cuenta —dijo el moreno.

Max le tendió una cerveza para que siguiese bebiendo. David rio.

—A mí no me parece tan mala idea... —les dijo. Max sonrió y se acercó a él.

—¿Ves? Este es un chico dispuesto a divertirse —le dijo— Un valiente, sí, joder.

David rio.

Dante subió hasta el muro de piedra escalando por el vallado. Allí se quedó mirando a Ryan y a Nick.

El pelirrojo suspiró y soltó una frase en portugués que sonaba francamente mal. David estaba seguro de que alguna palabra de esas era una blasfemia, seguro. Dante le contestó entre carcajadas y le ayudó a subir desde arriba.

Los otros chicos también subieron.

—Si no voy con vosotros acabaréis en la cárcel —susurró Nick fastidiado y también subió. Los fuertes brazos del moreno no necesitaron casi ayuda para llegar arriba.

La caída hasta el suelo no era para saltarla sin más, así que buscaron un lugar mejor para hacerlo sin abrirse la cabeza en el intento.

Se tiraron al agua de una piscina que había a la derecha.

El agua amortiguó la caída de maravilla.

Pero estaba helada.

—¡Joder! —exclamó Max. Dante y Ryan deban decir cosas parecidas en su idioma.

—¡Hostia! —gritaba David nadando hacia la escalerilla.

Nick fue el primero en llegar, no por nada era el mejor nadador del instituto. Iba refunfuñando de mal humor.

—¿Cómo puede ser que siempre acabe empapado? Es que me voy a resfriar, me voy a morir, si luego me salen mocos y toso en su puta cara que se jodan, es por su culpa...

David sonreía porque le hacía gracia ver a Nick tan enfadado.

El chico no solía enfadarse así nunca.

Entre risas salieron de la piscina. Ryan casi se cayó pero Dante le sujetó de la ropa para que no resbalase y al final cayeron los dos arrastrándose mutuamente.

Quizá el alcohol les estaban haciendo efecto.

Se tumbaron en el césped mirando al cielo estrellado.

—Esto está bien —comentó David. Tenía a Max al lado y podía ver su pecho firme subir y bajar con su acompasada respiración. La ropa se le pegaba al cuerpo al estar mojada.

Oyeron un ruido.

—Se supone que estaba vacía —le dijo David a Max muy serio.

—Lo está.

Entonces oyeron un ladrido.

—¡Coño! —soltó Max poniéndose en pie más velozmente que la luz.

—Joder, Joder, joder ¡Corred —exclamó David al darse cuenta de la cantidad de ladridos que se acercaban.

En dos segundos veían acercarse a tres perros enormes de raza Dóberman.

—Lo sabía —gritaba Nick— era mala idea. ¡ERA MALA IDEA!

Comenzaron a correr buscando un sitio por donde escapar de esas mandíbulas de hierro.

—¡Corred, Corred! —gritaba David agarrando el brazo de Ryan, que se haba quedado congelado. Todos comenzaron a correr tan rápido como permitían sus piernas.

—¿VACÍA? —exclamaba Nick sin parar de correr- ¡y una mierda! ¡una mierda de uno de esos perrazos!

—¿yo que sabía? —se defendió Max.

Ryan gritaba algo en portugués a Dante. Pareca muy, muy, muy enfadado, mucho más que Nick.

—Ryan...

—¡Cállate! —le gritó sin tartamudear, pero a causa de la carrera con voz ahogada— !Te mataré! ¡Juro que como me muerdan el culo por tu culpa te mataré!

—Callaos y trepad, joder —les dijo David concentrándose en correr rápido, pero más rápido corrían los animales.

Nick llegó al vallado el primero y escaló rápidamente, subiéndose sobre

el muro para ayudarles a subir. El siguiente fue David. El rubio se sorprendió cuando Dante se quedó abajo para ayudar a subir su hermano en vez de subir él, solo cuando Ryan estuvo arriba escaló también.

Los perros se acercaban cada vez más y ya estaban a solo algunos metros de Max, que se haba quedado rezagado.

—¡Corre, corre! —le gritaban todos.

Intentó subir. Pero uno de los perros le agarró del pantalón.

—¡Ayudadme! —les rogó. Le agarraron de los brazos y tiraron hacia arriba, pero los perros estaban enganchados a su zapatilla y a su pantalón, tirando también de él.

—¡Te mereces que te dejemos ahí! —le dijo Nick— ¡Sabía que no era buena idea!

—Calla y tira —le dijo David- Que se note que esos músculos valen para algo.

—¡Joder, puto perro, suéltame! —exclamaba indignado Max, mientras pegaba torpes patadas en la cabeza a los perros con la pierna que tenía libre, aunque no parecía hacerles ni cosquillas.

Finalmente, Nick tiró de él con todas sus fuerzas, la costura del pantalón se rompió y la zapatilla se salió de su pie. Casi se cayeron hacia atrás.

Max trepó rápido como el rayo y saltó sin importarle la distancia con el suelo.

Los perros ladraban enfurecidos.

—¡Maldito bastardo! —le gritó Ryan muy enfadado a Max pegándole un empujón. Max levantó las manos en son de paz y Dante apartó a su hermano agarrándole del hombro.

David nunca había visto así al chico que solía tartamudear.

—Al no tener alarma debieron dejar ahí esos perros, por si... —susurró el de ojos grises comprendiéndolo.

—¡Casi nos comen esas cosas! —le dijo Nick.

Dante estaba recuperando aire en silencio y en cuanto soltó a su hermano, Ryan se giró hacia él y comenzó a discutir en aquel idioma que los demás no entendían.

—Ha sido divertido —dijo David intentando ayudar a Max— Aunque casi morimos devorados.

—Bueno, bueno, no ha sido para tanto —dijo Max sonriendo— Al que casi se comen era a mí. Y ha sido algo para contar

—¿Contar?¿A quién, a la policía? —inquirió Nick como si pensase que estaba demente.

Dante reía mientras Ryan se aguantaba para no pegarle de puñetazos.

—¡Ha sido genial! ¿Lo repetimos? —exclamó entusiasmado.

*********************************************************************

Su aspecto dejaba mucho que desear.

No era como habían llegado, era cierto, y llamaban la atención al estar tan mojados. En especial Max, con el pantalón roto y sin una zapatilla.

Estaban muy concentrados riéndose de Max. David todavía recordaba la cara de terror del joven cuando el perrazo le agarró. Era tan gracioso...

Después del enfado la situación les parecía de lo cómica y un motivo perfecto para reírse de Max durante años.

Se quedaron sentados en el bordillo de la acera. Se habían dejado las cervezas en el muro y ya no tenían nada de beber.

Estaba junto a un parque infantil con toboganes y columpios de colores.

—Mira, pero si es Flipy —les dijo Max señalando al parque.

David se giró y se dio cuenta de que Alex estaba columpiándose en el parque. El chico parecía estar disfrutando con el simple hecho de sentir el aire en su cara.

Tenía los ojos cerrados y una suave sonrisa en los labios, que a pesar de todo parecía triste.

A David aquella escena le pareció sumamente melancólica.

El chico estaba solo, y parecía demasiado en su mundo para notar que estaban allí.

Era algo extraño ver a un chico de su edad se columpiándose en un parque a aquellas horas de la noche, casi al amanecer. Con una botella casi vacía en el suelo, una triste sonrisa en los labios y un porro en la mano.

Se acercaron lentamente. David se preguntó porque se acercaban... el chico no parecía necesitar a nadie y por la expresión de su cara no estaba para fiestas.

—Hola —le saludó Max. Alex abrió los ojos y su celeste mirada se centró en Nick casi al instante.

—¡Vaya! Hola —les saludó, aunque ese saludo parecía ir dirigido solamente al moreno. A David le parecía increíble que Nick no se diese cuenta de que le gustaba al rubio.

Todos decían que Alex era raro, porque no le gustaba nadie. Que ni se fijaba en chicos, ni en chicas.

Pero los rumores estaban cambiando, ahora salía y coqueteaba con todo el mundo, y a demás, ya le habían visto restregándose con aquellos jóvenes.

—¿Cómo va? —preguntó Nick con tono preocupado. David se dio cuenta del motivo. Alex tenía las mejillas mojadas y los ojos rojos, como si hubiese estado llorando.

En cambio el chico sonrió sin dejar en ningún momento de columpiarse.

—Genial —le mintió.

Todos se miraron sin saber que hacer. Bueno, Max y Dante miraron para ver sus expresiones porque a ellos, realmente, les daba igual lo que le pasase al chico.

—¡Fantástico! ¿Nos vamos? —preguntó Max. David le fulminó con la mirada, ¿Cómo podía ser así?

—No —dijo girándose hacia Nick para encontrar apoyo, pero el chico no dijo nada—, No nos vamos.

—Os podéis marchar—dijo Alex abruptamente—. Chiconuevo, no hace falta que os quedéis.

David ya se había acostumbrado a que le llamase Chiconuevo, pero no a que le hablase con esa hostilidad. El tono con el que había pronunciado la frase sorprendió a todos. Max sonrió divertido.

—¡Wow! —riendo— Esto se pone interesante, mejor nos quedamos.

—Si eso es lo que queréis —les dijo Alex con indiferencia. El rubio les miró con el ceño fruncido dejando de columpiarse—¿Qué os ha pasado? Dais pena ¿Lo sabíais?

—No veo porqué, si esto es última moda —le soltó Max sarcásticamente.

—Oh... -suspiró Alex apartando la vista y centrándola en el cielo.

David nunca le haba visto así, tan serio y sombrío, aunque sonriese, era una sonrisa triste. Alex se quedó mirando las estrellas como alucinado y le pegó una calada a su porro.

—Creo que Flipy pronto empezar a ver cosas raras —susurró Max muy serio. Alex estaba muy ocupado mirando la luna como para hacerle caso.

—Creo que ya las ve —le respondió Dante.

—¡Genial! —ironizó el pelinegro. David se giró hacia Ryan.

Durante unos minutos se quedaron sin hacer nada. Dante y Max hablaban. Nick miraba a Alex, y David intentaba adivinar porque Ryan estaba tan furioso cuando miraba a su hermano hablar con Max.

Al chico no parecía gustarle Max... ¿Entonces por qué estaba tan celoso?

—¿Y dónde vamos? —dijo de pronto Dante llamando la atención de todos—La escuela estará cerrada ¿Dónde dormimos?

—Venid a mi casa —dijo de pronto Alex. El chico seguía sin mirarles sentado en el columpio— Ahora no hay nadie. Bueno... Está John ¿o era Bob? ¿Cómo se llamaba? Oh, sí Tom, pero yo me deshago de él.

—¿Quién es Tom?

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