—¡Heo Hyun Joon!
Era mañana por la mañana cuando, en la puerta principal de la escuela, se había encontrado con Eric, ese pelirrojo que sin tapujos ni discreción gritaba su nombre a los cuatro vientos. Y que con sorprendente energía -teniendo en cuenta las horas tan tempranas-, no le permitió entrar prudentemente antes de tomarlo de la muñeca y llevar su cuerpo hasta el segundo piso de uno de los edificios, el que aportaba la biblioteca y algunos salones usados como bodegas.
Lo empujó hasta el balcón, con mucha menos discreción de la usual y, con presente entusiasmo, apuntó las áreas pastizadas ubicadas en medio de todos los edificios. Al inicio Hyunjoon no supo que era lo que Eric quería hacerle ver, y se mantuvo buscando hasta que su mirada dio con otro pelirrojo que se halló sentado en una de las banca con las que el lugar contaba. Se sintió confundido, ¿por qué Eric de repente insinuaba algo con respecto a Kevin? Tal vez Hyunjoon sólo había cometido un error al asumirlo. Todo con ese chico era extraño que esperó que fuera así.
—Kevin Moon, sí. Por casualidad me enteré que se sienta ahí todas las mañanas y sé que tal vez esto te interese. ¿Bonita vista, verdad?
—¿Qué estás diciendo? ¿Te sientes bien? —Hyunjoon lo miró, aturdido, con ganas de reírse— ¿Ahora por qué piensas que...?
—¡Sonh Young Jae!
El grito que interrumpió su oración provino de la planta baja, y tal como si también llamaran su nombre guió su vista hasta el causante. Cuando Haknyeon lo vio, le saludó con más tranquilidad, agitando su mano de un lado a otro.
—¡Ahora bajo! —gritó el más chico de vuelta y entonces devolvió su atención a Hyunjoon— No lo has preguntado pero igual te lo cuento: ahora mismo vamos a hacerle una broma a Sunwoo por su cumple, ¿quieres unirte?
Y antes de que Eric fuera capaz de aludirlo, negó con la cabeza. Entonces el más bajo suspiró.
—Ya sabía. Bueno, nos vemos en clase, no tardes si no te quieres perder esto.
Es innecesario contarlo, pero la broma fue un total éxito para ellos, y un total desastre al mismo tiempo. Más para la víctima, y para Hyunjoon, que terminó con una tarántula trepando por su cabeza en un inesperado incidente. Por un segundo pensó que la suerte ya no estaba de su lado en ese último tiempo.
Se encontró con Juyeon en el primer piso de los edificios, cuando salía de clase, él de inmediato se le acercó y pasó un brazo por sus hombros.
—Ven a estudiar con nosotros —mencionó, y llevó su vista por un momento fugaz hacia Kevin, haciendo hincapié de que no serían nada más ellos dos— No creo que tardemos en acabar.
Hyunjoon también miró a Kevin, y le saludó con la mano y un leve movimiento que el otro correspondió de manera un tanto sutil.
Los tres cruzaron el caminito de cemento rodeado por el área verde -la pastizada- que era lo que dividía los edificios, además de los metros de distancia. Cuando llegaron al otro lado, Juyeon lo soltó, y caminó hasta la puerta de la biblioteca, abriéndola de manera cómica y dándole el paso a Kevin y a él. Se dirigieron a la primera mesa disponible en total silencio, para no contrastar con el lugar que también era muy callado. Varios alumnos -incluidos ellos- solían ir al acabar las clases, para terminar trabajos inconclusos, tareas o sólo estudiar; así que se instaló esa costumbre.
En cuanto su trasero tocó la rugosa madera Juyeon volvió a ponerse de pie de un salto, como si su retaguardia hubiese sido pinchada por algún alfiler en la silla, pero su reacción delató que eso no era lo que había sucedido. Miró alrededor como si hubiese perdido u olvidado algo importante, con la preocupación acentuándose en sus facciones. Hyunjoon sólo lo observó en silencio junto con Kevin, ambos inseguros sobre preguntarle si sucedía algo. En cambio, antes de siquiera poder formular la cuestión, Juyeon ya se dirigía a los dos con presente inquietud:
—Que olvidadizo soy, dejé mi libro de álgebra en el salón de clases. Ya vuelvo.
Kevin y Hyunjoon se mantuvieron callados, con los ojos puestos en cada movimiento que Juyeon realizó antes de marcharse y dejarlos abandonados. El semblante lleno de inquietud de Juyeon puso en duda a Hyunjoon, pues, además de la poca importancia que solía ponerle a los estudios, dudó que alguien se pusiera así por un simple libro de álgebra. Cuando Hyunjoon lo perdió de vista, con tono abordado de curiosidad, se dirigió al chico sentado frente a él.
—¿No le parece raro? —Kevin, que había vuelto a su lectura, alzó el rostro ante la pregunta— Su comportamiento.
—Sí. Eso creo... Nosotros ahora mismo ni siquiera estamos estudiando álgebra.
Hyunjoon pensó en ignorar ese hecho, y bajó la cabeza otra vez, mirando el libro abierto sobre la mesa. Kevin tampoco aportó más a la conversación y entonces se permitió sumirse en el estudio hasta que Juyeon volviera. Pero su concentración se vio interrumpida por el zarandeo impetuoso y repentino de su cuerpo. Alguien lo sostenía de los hombros desde atrás, y por sus movimientos descuidados intuyó de inmediato que quien fuese estaba apresurado. Sin soltarse del agarre ajeno, alzó la cabeza deprisa y giró su cuerpo, captando el rostro alterado de Haknyeon en cuanto logró girar por completo.
—Hyunjoon, Hyunjoon, Hyunjoon —Coreó el chico bajando la velocidad de su movimiento.
A cambio de su indiscreción y la poca moderación de su tono al hablar, fue recibido con varios shh que bañaron por unos segundos el ambiente. Basta con decir que a Haknyeon poco le importó.
—Necesito tu ayuda, por favor.
Hyunjoon se puso de pie, y recogió sus cosas, metiendo cada una a su mochila de manera algo torpe y descuidada. Y cada movimiento suyo, siendo analizado con discreción por un curioso Kevin que de repente se preguntó cuál sería el desenlace de lo sucedido.
—Lo siento, Kevin hyung, debo irme ahora. ¿Podría decirle a Juyeon que lo llamo más tarde?
Cuando Kevin asintió Hyunjoon le regaló una sonrisa y una rápida reverencia, y todavía algo apurado por su amigo se permitió despedirse con un «¡nos vemos!» antes de salir e irse.
Al final la emergencia de Haknyeon no fue la gran «emergencia» que se venía esperando y que el mismo chico tanto anunció como grave. Sólo era simple miedo a recibir la venganza de Sunwoo por la broma de la tarántula en la mochila. Pero Hyunjoon se sintió tan mal -aunque divertido- que terminó por ayudarle aun así. Y cuando logró liberarse y salir, se topó con Hyunjae metros más adelante, quien esperaba en la parada del autobús, con su celular en mano y una sonrisa boba en los labios. El bús recién iba llegando, y agradeció no haberlo perdido.
—¿Se puede saber dónde estuviste? —le cuestionó Hyunjae en cuanto notó su presencia a su costado, mientras guardó su teléfono en el bolsillo y subió al autobús seguido de él— Se supone que nos veríamos en la biblioteca, estuve apunto de irme sin ti.
—Lo siento. Ayudé a Hak con un problemita. Aunque antes de eso estuve con... hum, con Juyeon.
—Ah, ya —la mueca que Hyunjae hizo no contrastó con el desdén de sus palabras, suspiro, y ya más neutral le atizó un amistoso golpe en el brazo— Si vas a desaparecerte, ¿podrías avisarme antes? Desperdicié valioso tiempo buscándote ¿sabes?
—Lo siento.
—Está bien. Como sea, hay algo que debo contarte ahora mismo. ¿Recuerdas el chico con el que comencé a mensajearme hace un tiempo? El lindo y lento. —Hyunjoon asintió dando a Hyunjae luz verde para continuar— ¿Tú piensas que sería buena idea si intento algo con él?
—Creo que está bien.
Procuró no sonar vacilante con la respuesta aunque dudó. Hyunjoon sabía que Hyunjae había terminado su relación hace poco. Estaba bien enterado debido a que llegó a estar entre ambas partes cuando se decidió que ese noviazgo de más de tres años, no valía la pena. Si era sincero, no estaba del todo de acuerdo con Hyunjae y su idea de volver a inmiscuirse en algo así, principalmente porque sabía -y notaba- que todavía tenía cierto interés por su exnovio. Pero lo conocía tan bien que era consciente de que sí la respuesta era un no, a Hyunjae le daría igual y saldría con el chico de todos modos. Y bueno, a Hyunjoon le gustaba la idea de que fuese feliz luego de tanta amargura, así que, ¿por qué no?
Hyunjae le sonrió. Primero con cierta alegría, y luego con un poco de picardía que a Hyunjoon no le causó más que un sentimiento de repentina incomodidad.
—¿Y tú? ¿Ya decidiste por fin dejar la maldita soltería?
Hyunjoon soltó un suspiro y recargó la cabeza contra la ventanilla, mientras sus ojos observaban fuera del cristal parte del camino que recorría antes de llegar a casa.
No quiso, ni supo cómo responder, ni siquiera se esforzó en formular una contestación simple. No tenía idea de el porqué Hyunjae seguía empeñado en insistir con lo mismo, y de manera ilusa continuaba esperando por una respuesta incluso cuando hace tiempo Hyunjoon dejó en claro que tal nunca llegaría. Y es que a Hyunjoon podía gustarle gente, y cierta gente podía gustar de Hyunjoon, pero eso jamás era importante, porque no se sentía capaz de sostener una relación.
—Tienes muchos pretendientes —Hyunjae de repente agregó con seriedad; cuando el silencio se hizo fastidioso, Hyunjoon volvió a mirarlo—. ¿Algún día vas a considerar darle una oportunidad a alguno?
—No lo sé.
—Como sea, tozudo de primera. Sólo quiero dejar en claro que eres una persona muy linda y si quisieras podrías tener a cualquier idiota de la escuela a tus pies. Aunque advierto que no lo digo para que se te suba el ego que de por sí tienes alto.
—Supongo que gracias por tus raros elogios. —Hyunjoon sonrió, y de nuevo recargo la cabeza contra la ventanilla, casi divertido aunque no muy conforme con la situación— Pero sabes que no pienso hacerme de una relación en mucho tiempo.
—Déjame adivinar. ¿Es por tus reglas, no es cierto? «No ser amigo de quien me gusta, no acercarme a personas a las que pueda gustarle, rechazar cualquier tipo de coqueteo y no ceder a ninguna de estas bobas reglas» —las citó con fastidio, no muy exactas pero algo acertadas.
—Correcto.
—Sé que prometí respetarlas pero sigo pensando que es una gran estupidez.
Desde un comienzo Hyunjae demostró un tremendo desacuerdo con su decisión de hacer y seguir esas reglas. No supo porqué, y Hyunjae jamás se lo aclaró. Aunque siempre supuso que había hecho algún tipo de apuesta con alguien más, y bueno, él detestaba perder.
El chico a su lado se puso de pie y acomodó su mochila en el hombro, Hyunjoon centró su atención en sus acciones. El autobús estaba a punto de llegar a una de las paradas, la más cercana a la casa de Hyunjae.
—Aquí me bajo. —Hyunjae caminó hasta las puertas y paró antes de bajarse, dirigiéndose a su amigo— Nos vemos mañana, bobo. Y no creas que dejaré de insistir en conseguirte una pareja.
—Sí, sí, adiós, hyung.