Amores Perdidos [+18]

By PerfectWriting13

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Pierre y Alaska no saben que están ligados para estar juntos. Ellos solo saben que cada día se encuentran en... More

Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9 🔞
Capítulo 10
Capítulo 11 🔞
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15 🔞
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 🔞
Capítulo 26 🔞
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 🔞
Capítulo 31
Capítulo 32 🔞
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38 🔞
Capítulo 39 🔞
Capítulo 40 🔞
Capítulo 41 🔞
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 🔞
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59 (Final)
Epílogo
Agradecimientos
Caja de preguntas

Capítulo 54

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By PerfectWriting13

"Tenemos que estar dispuestos a dejar de lado la vida planificada, para poder tener la vida que nos espera"

Joseph Campbell

***

| Pierre |

Maldición... Esto no debería estar sucediendo cuando hice una promesa que al final fue rota por la misma persona que deseo que la cumpliera, ahora de nuevo tengo que estar soportando el miedo y la agonía de no poder hacer algo por la persona que amo cuando está corriendo peligro no solo de que a cada hora puede estar recibiendo un mal trato, sino que puede llegar a morir de alguna u otra forma que no se lo deseo ni a la personal más vil o vulnerable en esta vida.

No he podido mover tan solo un dedo para ir hasta donde está Alaska, he tenido que dejar todo en mano de los agentes policiales para que ellos puedan lograr tener un buen plan para que nadie salga herido, siendo sincero, no quisiera que Inés muriera, sino más bien, que viviera para que se pueda pudrir los siguientes años en una cárcel penitenciaria en donde ni la dejen salir para poder ver el sol. Ella se merece todo mi odio pero aun así, lo importante no es que tenga que pensar en el futuro de ella cuando la lleguen a atrapar, por el momento, solo me quiero concentrar en el rescate de Alaska el cual ha sido muy bien enfocado en no solo encontrarla ilesa sino que en capturar a Inés sin que ella escape o intente salirse con la suya intentando amenazar a los oficiales con herir a Alaska.

Últimamente todo ha sido muy complicado, desde tener que desesperarme porque ya ha pasado tres días en que se ha llevado a cabo los planes, el descubrimiento y la localización de donde se envió aquel mensaje como también algunas cámaras de semáforos y tiendas en donde han descubierto a Inés manejar un sedán viejo, el cual su placa ya ha sido anotada para poder rastrear más de cerca sus movimientos. Aún los detectives no han ocasionado un disturbio o han hablado sobre qué día realizar el su plan debido a que todo lo están haciendo con mucha cautela para que Inés no se dé cuenta que la están persiguiendo como también, que ya hay un plan para capturarla sin que se dé cuenta.

Paciencia es lo que me han pedido, lo malo de ello es que no tengo eso cuando se trata de la vida de Alaska, no puedo creer que nadie absolutamente nada agregándome a mí por mi descuido y torpeza, no nos hallamos dado cuenta que ella está desaparecida desde hace tres semanas, mientras que yo pensaba que ya estaba realizando su vida en Estados Unidos, Jessie creyendo que se había enfermado gravemente y Miranda que pensaba que ella estaba sometida tanto en el trabajo o con otros asuntos por los cuales no había mantenido un contacto con ella. Esto es lo peor de todo, quizás si me hubiera centrado en contactarla o perseguirla, es posible que ya no nos encontráramos en esta situación y mucho menos teniendo que cubrir todo plan para atacar desprevenidamente a Inés.

Aunque no quiera estar en esta situación debo de aguantarme, tanto o más de lo que yo podría esperar. Solo sé que una vez que Alaska esté a salvo, prometo no dejarla ir de mis manos, la cuidaré más que a mi propia vida y si es posible, no me voy a separar de ella. Lo complicado será, saber si ella querrá todo eso de mí, después de lo que le hice, dudo que ella me acepte en su vida, pero a pesar de todo, no permitiré que de nuevo esto pase.

Me muerdo las uñas y sigo esperando a que me den alguna noticia nueva sobre el plan pero solo veo que siguen viendo los parámetros de la ubicación en donde puede estarse refugiando Inés para no ser encontrada con facilidad, aunque en los últimos días, se han dado cuenta que ella se mueve de un lado hacia el otro y que siempre me mantiene vigilado; agregando que la persona que había enviado el mensaje no se ha llega a conocer porque el teléfono fue desconectado de la misma forma que Inés ha hecho con los suyos.

Me voy a la terraza de mi penthouse para darme un poco de aire, me siento demasiado ahogado entre tantos detectives y mi familia que necesito tener un momento de espacio personal para ingerir todo; recuerdo que solo hace dos meses Alaska y yo estábamos tan bien en este lugar que solo nos concentrábamos en el silencio de la noche mientras observábamos las estrellas y ahora, me pregunto cómo y dónde estará.

Me rebusco en los bolsillos de mi pantalón y encuentro su collar, aquel que le di en éste mismo lugar, aquel momento fue el más especial, no por haberle dado un objeto que la representaba a ella, sino más bien, porque Alaska me hacía sentir cómodo en este lugar.

No sé porque tarde tanto en reconocer que poco a poco me fui enamorando cada vez más de ella, ni siquiera comprendo porque no seguí el consejo de Ezra cuando me mencionó que el acuerdo podría terminar fallando cuando me diera cuenta que había tomado una decisión errónea en separarme de Alaska siendo ella la mujer que necesito en mi vida y todo fue tan cierto y real, porque una vez que la perdí a ella, fue cuando me di cuenta que es a Alaska quien quiero como mi mujer, como mi esposa, la madre de mis hijos y mi compañera de lo que reste mi vida.

Fui un bruto en creer que Inés no me ocasionaría más problemas, eso sin agregar que he tenido que ocultarle esto a los padres de Alaska para que no se preocupen por ella, aunque a quien no le pude terminar mintiendo fue a su padre biológico quien al enterarse que su hija había sido secuestrada, no tardo en buscarme y darme una buena paliza al descubrir que mi ex novia fue quien la tiene prisionera; anteriormente pensé que alguien de mi alrededor le pudo haber mencionado algo sobre Alaska a él, pero en final, él tiene también sus contactos y por supuesto, siendo su padre tiene razón en preocuparse y molestarse porque fui yo quien no dijo nada.

— ¿Pensando?

Mi madre llega y se pone a mi lado mientras que miramos las estrellas, la única forma que me reconforta y me hace sentir tranquilo es que en mi ser, hay algo que me dice que Alaska está bien y que solo intente guardar el control suficiente para no cometer otro error y hacer que Inés juegue de nuevo con sus cartas para librarse de nosotros.

—Soy un idiota. No debí confiar en Inés—musito.

—Pierre, hiciste lo que creías que era justo. Realmente cualquiera hubiera hecho eso aunque hiciste mal en no decirnos nada cuando podíamos haberte ayudado. —Sugiere ella.

Cuando mi madre y mi hermana se enteraron que Inés escapo de psiquiátrico y secuestro a Alaska, creo que fue la primera vez en donde ellas se preocuparon por una misma persona la cual apenas llevan conociendo poco tiempo y trataron de buscar todo tipo de contacto para que las ayudaran a encontrar a Alaska, eso sin decir que Skandar y mi abuelo fueron los siguientes en también darme su apoyo. Después de todo, ni siquiera hemos podido poner públicamente el secuestro de Alaska porque eso le ayudaría a Inés a saber que ya se abrió una investigación contra ella y pueda ser que intenté rebuscarse de cualquier forma para distraer a los oficiales y eso sin decir, que todos los detectives han sido muy cuidadosos para que ella no se entere que me mantienen bajo vigilancia. Aunque todo esto sea muy escondido, no dudo que Inés ya tenga una sospecha acerca del porque no hemos estado buscando a Alaska, ya que no puedo decir que ella es muy descuidada o tonta, sino más bien es todo lo contrario.

— ¿En serio terminaron su relación?—pregunta ella sacándome de mis pensamientos.

—No tenía alternativa, quería protegerla pero no sé qué hice mal para que Inés fuera hacía ella—intenté recordar si había hecho algo mal pero no se me ocurrió nada.

— ¿Qué harás si la encuentran?—algo que puedo contestar pero que quizás no resultara como deseo.

Estaría bien comentarle a mi propia madre que deseo convertir a Alaska en mi esposa, ya ni sé si revelar aquello cuando las paredes tienen oídos y ojos y no sé si Inés puede estar en un lugar cercano intentando descubrir que es lo que estoy hablando con mi madre, ya ni siquiera puedo decir que me siento cómodo hablando en mi penthouse cuando ya parezco tener paranoia pensado que Inés ha puesto alguna cámara en cualquier lugar para ver cada uno de mis movimientos.

Como dirían, casarme con Alaska solo es apenas la punta del iceberg, porque todo lo que hay abajo, es lo que quiero hacer con ella en un futuro, agregando la parte buena de vivir ambos en Carmarthenshire, pasar todas las fiestas juntos, quedarnos abrazados cerca de la chimenea, poder adorar su rostro cada mañana, poder abrazarla por la espalda cuando la encuentre haciendo el desayuno, hacerle el amor todas las veces que podamos hasta cansarnos y agregando la parte importante, tener hijos y verlos crecer en nuestro hogar. Eso es lo poco que he pensado y quiero hacer con ella pero sin Alaska a mi lado, aún es preferible no celebrar e ilusionarme con todo aquello cuando no sé si me perdonará, querrá vivir conmigo y hacer todo aquello que he planeado.

—Por el momento solo quiero enfocarme en encontrarla... De ahí, lo que reste del tiempo, espero compartirlo con ella. —Le oculte la verdad a mi madre.

—No te preocupes, todo se solucionará. —Pasa su mano en mi espalda, intentando reconfortarme con su apoyo emocional.

—Iré a caminar. —Le índico a ella.

— ¿Seguro? Es muy noche—encojo los hombros.

—Lo sé pero quiero despejarme un momento de todo esto—ella intenta comprenderme.

—No tardes, ¿sí?—dejo ir una pequeña sonrisa.

—Si mamá. —Ambos reímos.

(...)

Mientras camino por algunas calles solitarias, tengo ese presentimiento de ser perseguido, por supuesto ese es el plan y la razón por la cual decidí venir a caminar solo, sé que ella estaría al pendiente de mí y la única forma de hablar con ella y negociar tendría que ser fuera de casa y sin que nadie nos escuchara y viera; ante todo tengo que ser muy cauteloso en hablar con Inés, ahora ella parece ser la que tiene todo el control de la situación y un mal movimiento, puedo empeorar las cosas y aunque no quiera hablarle de una forma sutil y paciente haciendo que entre en su papel de víctima, tendré que hacerlo para que ella apruebe lo que quiero.

Dejo de caminar cerca de un semáforo, la única evidencia que puede haber sobre nosotros es que todo lo que hablemos y hagamos será grabado en caso de que suela darse un conflicto y ella quiera hacerme daño, lo cual creo que puede ser poco probable. Me doy la vuelta y no hay nadie a mí alrededor, pero sé que ella debe de estar cerca y esperando a que yo haga algo para poder seguir mis pasos.

— ¿Estás ahí?—hablo solo. —Vamos Inés, sé que me has estado siguiendo—nadie responde—, quiero llegar a un acuerdo contigo—empiezo a decir—porque sé que tú tienes a Alaska.

No hubo palabras o algún sonido de un movimiento u objeto de los alrededores, quizás estuve equivocado y pensé que alguien podría estarme siguiendo cuando quizás era algún gato o perro callejero y eso sin agregar que también podía ser un indigente en busca de dinero o comida o de algún ladrón que intenta engañarme para asaltarme.

— ¿Qué tipo de acuerdo?—Escucho detrás de mi espalda.

Me doy la vuelta y veo a Inés al otro lado de la calle, se mantiene lejos de mí porque sabe que soy capaz de agarrarla de alguna extremidad del cuerpo para que me lleve hasta Alaska y la deje libre, así que toma distancia para que desafortunadamente no pueda dañarla.

—Pídeme lo que quieras. —Me comprometo con aquellas palabras.

Ella se queda callada, me observa y puedo imaginarme que sonríe, tanto ella como yo sabemos lo que quiere de todo esto y no solo hablo de mantenerme soltero para toda la vida para que ella pueda acercarse a mí, sino que también en joder mi propio futuro porque no quiere verme feliz con alguien que sea mejor que ella.

— ¿Estarías dispuesto a todo?—debo de poner mis límites con sus propias palabras.

—Menos a asesinar a alguien—creo que es lo principal.

—Bien, necesito cincuenta millones de libras, tres pasaportes falsos, dos de mujer y uno de hombre, y unos boletos aéreos. —La miré sospechoso.

— ¿Con quién piensas huir?—le pregunte.

—Solo haz lo que te digo—gruño—, mañana a las cuatro en Hermitage. —Se da la vuelta. —Y solo, si alguien va contigo, no dudes que me retractaré en darte a Alaska en piezas enteras.

Desaparece entre la penumbra de la calle y decido esta vez no seguirla, si quiero que todo resulte bien, será tener que jugar sus mismas cartas, no puedo arriesgarme a tener que saber hacía donde se dirige cuando de cierta forma seria sacrificar el acuerdo que tenemos por buscar más rápido a Alaska.

Me regreso a mi penthouse y no tardo en decirle al detective Parker sobre el encuentro que tuve con Inés, agregando lo que ella quiere para liberar a Alaska y el lugar donde nos vamos a encontrar, por una parte todo ha llegado a ser diferente de como los oficiales esperaban, porque en sus planes nunca se hubieran imaginado que Inés podría encontrarse cerca de Hermitage, por lo cual, la estrategia ha cambiado, ahora le daremos a ella lo que quiere, sin embargo, se tendrá que usar nuevas técnicas para que sea fácil liberar a Alaska antes que no solo alguien salga herido sino que también que Inés no se le ocurra cambiar de opinión.

Lo que resto de las siguientes horas fue mayormente para formar una defensa entre Inés y yo, ya que como ella tiene a una persona que yo apreció, se aferrará a querer negociar de la mejor forma para así poder liberar a Alaska, por supuesto que considerará la idea de que yo me aleje de la mujer que amo pero siendo realista, algo debe de tener ella en mente no solo porque todo se ve tan sencillo, sino que es porque ella piensa irse del país con dinero y pasaportes falsos. Los oficiales me dieron varias indicaciones, ellos se mantendrán al tanto de mis movimientos en donde en cada calle habrá un vehículo en cubierto que Inés no podrá descifrar con facilidad, eso sin añadir que llevaré un GPS conmigo, el cual irá dentro de la maleta con el dinero para localizar a Inés por si intenta escapar. Es de esperar que si llevo alguna arma, ella intenté registrarme para evitarse la molestia de ser herida en cualquier momento por si algo suele resultar mal o ella parece no dar su brazo a torcer en no herir a Alaska.

Todo se debe de hacer con mucho cuidado y cautela, esto ya no suele ser un simple juego de ladrones y policías, como también una telenovela o película de acción, esto es real, tanto que tengo miedo si el plan no suele resultar y tendré que usar un plan B que llegué a ser improvisado porque hasta el momento, el A, es el que debe salir en perfectas condiciones.

Las últimas dieciocho horas fueron eternas y duras, porque eso de seguir el plan, tener que aprenderlo, hacer preguntas que ganen tiempo en enviar a oficiales hacía donde me lleve Inés y tener que proteger y encontrar a Alaska, es lo principal. Creo que no tengo muchas opciones en esté papel que estoy jugando, no solo porque estoy arriesgando cualquier vida inocente sino que también añadiendo a la de Alaska y la mía.

Voy de camino a Hermitage con la mano en el corazón, tengo tanto miedo que no puedo dejar de crear tantas imágenes en mi cabeza al pensar de lo que puede llegar a suceder pero a estas alturas cualquier cosa me puedo llegar a esperar de Inés y entre ellas que pueda darme una sorpresa con querer herirme necesariamente de forma física sino que ya tiene el punto clave para dañarme de forma emocional.

Mi celular suena y veo como un número desconocido me envía un mensaje sobre el link de una dirección que pronto me lleva al parque Nore Barn Woods, esperaría que de parte de Inés esto no sea una trampa y mucho menos que me lleve a otro lugar solo para distraerme porque eso ocasionaría un problema con los oficiales. Siendo rápido porque ya está oscureciendo, llego a la entrada del parque y mientras que un guardabosque se dirige a mí, apenas le doy la explicación que pasare con unos amigos una noche en este lugar, tengo que dar muchas excusas y justificaciones para que puedan dejarme pasar porque es evidente que solo llevo una maleta que está cargada de billetes de libras en vez de llevar un kit para acampar.

Estoy a punto de llamar al detective Parker para que me ayude cuando por medio del radio del guardabosque le llega un permiso de mi parte para que pueda dejarme pasar, así que él un poco disgustado por tener que obedecer a su superior, me abre paso para que pueda entrar.

Estaciono a un lado mi auto cuando saco la maleta y una lámpara, me encamino entre un pequeño sendero y empiezo a buscar a Inés, estar en aquel lugar solo y sin ninguna arma, me hace pensar que pueda ser que ella me ataque de forma desprevenida para dejarme indefenso; pero cada vez que entro más en el bosque no sé hacia donde me lleva la ubicación que me ha mandado Inés, apenas me estoy quedando con señal telefónica cuando les envío la dirección a los oficiales y a la vez, borró el mensaje pronto por si ella intenta registrar mi celular.

Veo las sombras de varios árboles y dejo ir un pequeño salto y casi un grito cuando la lámpara recae en el rostro de Inés; intento dejar que mi corazón vuelva a dejar de latir rápido para calmar mis nervios y más cuando la veo sonreír y caminar más cerca de mí.

—Qué lindo volver a vernos cara a cara—tome aire para poder seguirla tolerando.

—Terminemos con esto, Inés. —Ella ríe.

—Bien, tienes razón. Pero no te asustes si ves todo oscuro.

Antes de poder decir alguna palabra siento como ponen alguien pone una bolsa encima de mi cabeza que permite que se me dificulte la respiración, intento no forzar a liberarme cuando debo dejar que Inés me lleve hasta Alaska, de todas formas la maleta vendrá con nosotros así que los oficiales estarán informados de cada movimientos que dé. Agarran mis manos y parece que terminan por ponerle unas esposas para luego empujarme a caminar, molesto tengo que acatar cada una de las indicaciones de Inés, quien me lleva caminando y por no poder ver, me doy varios tropiezos con rocas y gruesas ramas que en ocasiones termino por caer y rasparme las manos o meterme pequeñas piedras en la piel.

No sé cuánto tiempo caminamos o que dirección tomamos pero muchas preguntas llegan a mi mente y entre ellas, cómo es que el guardabosque nunca se dio cuenta que Inés estaba aquí o sí en realidad, él fue quien me envió aquel misterioso mensaje aunque sería extraño saber cómo obtuvo mi número de celular pero hoy en día se sabe que es fácil obtener números de otras personas por medio de hackers, contactos y medios sociales.

Dejamos de caminar por un momento cuando un pequeño estruendo hace que me alerte pero un nuevo empujón para que pueda seguir dando un par de pasos hace que entre a un lugar, ya que la temperatura cambia y puedo escuchar no solo el sonido de varios goteros sino que el eco de unos extraños sonidos.

Me quitan la bolsa de mi cabeza y en frente de mí puedo ver a Alaska quien se mantiene sentada en una silla con las manos y los pies amarradas, su boca se encuentra cubierta por una cinta gris y aunque veo que no se descontrolado, su rostro me hace saber que está preocupada y más, vernos en la misma situación con la persona menos indicada y cuerda para llegar a un trato.

—Ya tienes lo que quieres, libérala. —Le digo a Inés.

—Aún no, Pierre. Quiero que veas una cosa—se aleja de mí y va hacía Alaska.

Alaska dirige su mirada a ella mientras que yo intento liberarme pero antes de poder dar otros movimientos alguien me agarra del cabello y hace que mire los movimientos de Inés, es entonces que me doy cuenta que a mis lados se encuentran el señor Gibrán y la señora Janiz, los padres de Inés.

Busco la forma de liberarme de su agarre pero mis ojos pronto van a Inés quien agarra un galón rojo y pronto lo abre, lo agarra y sin esperarlo, empieza a derramar el líquido oscuro alrededor del cuerpo de Alaska, ella intenta moverme pero se le dificulta y yo de la misma forma, intento ir hacia ella pero recibo un golpe en el estómago que me hace caer y alzar la cabeza mientras agarran nuevamente mi cabello con fuerza.

Inés termina por derramar todo aquel líquido para botar lejos la botella y tomar un encendedor que se encuentra en los bolsillos de su pantalón, Alaska aleja su rostro y cierra los ojos, el olor a gasolina me hace descifrar las intenciones de Inés.

—Sí no atiendes a mis indicaciones, Alaska morirá ante tus ojos. —Mi corazón se agita rápido.

—Bien pero solo te pido que la dejes ir—Digo entrecortado por el miedo.

Ella apaga el encendedor y camina hacia mí, me da una mirada y toma mi mejilla hasta que me da un bofetón y luego me lo regresa para sentir como el golpe fue muy violento y un tanto doloroso.

— ¿Cómo se te ocurre cambiarme por esa?—Me señala a Alaska.

Haría lo posible para decirle las razones por las cuales me he enamorado de Alaska pero no es apropiado cuando tiene la ventaja de asesinar con facilidad a la mujer que amo.

—No sabes lo duro que fue, Pierre. Nueve años... Nueve horrorosos años en donde me ataban para inyectarme y dejarme como una roca; de cómo casi aplastaban mi mandíbula para hacerme tragar las pastillas, de lo fastidioso que era escuchar gritos de otros pacientes al ser torturados, ver personas enloquecer cada día y tener que recibir electroshock... —Trague hondo. —Y tú, viviendo una buena vida, sin saber lo que estaba sucediéndome en aquel lugar. —Me agarro del cabello y gemí del dolor. —Te acostabas con mujeres, ibas de fiesta en fiesta y celebrabas como si no hubieras entregado a tu novia a los oficiales para que ellos la enviaran a un psiquiátrico. —Me grito en la cara. —Ahora siente lo que yo sufrí. —Pone sus manos en mi cuello e intenta ahogarme.

Quiero quitarle las manos de encima pero no puedo cuando sus padres me sostienen y ella sigue estrangulándome, empezando a quedarme sin oxígeno, ella me suelta y empiezo a toser cuando el aire de nuevo entra a mis pulmones.

Los dolores disminuyen pero no me quedo tranquilo al pensar que esto no ha terminado aun cuando Alaska está en peligro y más ahora que ella, está cubierta de gasolina y si no tengo cuidado, Inés puede llegar a asesinarla con solo tirar en ella una cerilla o el encendedor.

— ¿Ya terminaste? O ¿quieres seguir?—la reto y ella parece no emocionarse con mis palabras.

—Siempre de soberbio. —Dice molesta.

—Haz lo quieras conmigo pero libera a Alaska—ella lo piensa.

No muy convencida de ello pero no teniendo muchas alternativas, chaquea sus dedos y veo como su padre va hacía Alaska, le quita la cinta adhesiva de la boca y empieza a soltarla de las manos y pies; aun tanto ella como yo no podemos hacer mucho cuando el padre de Inés le ha puesto a ella una arma en su cabeza y sigo siendo prisionero de Inés.

— ¿Puedes quitarme las esposas? Las has dejado muy apretadas—ella hace un ademán hacia su madre.

En el momento en que siento como su madre empieza a querer ajustarme las esposas, doy un severo salto y agarro a Inés antes que la señora Janiz pueda dispararme. Se escucha un gruñido y un grito brutal cuando todos miramos hacia Alaska quien ha herido en la pierna al padre de Inés con un cuchillo.

— ¡Atrápala mamá!—Inés le da indicaciones a su madre sobre lo que debe de hacer.

Cuando veo que esta por pasar a mi lado, agarro a la señora del cuello de su camisa y la empujo hacia atrás para que no pueda perseguir a Alaska, pero Inés se me suelta y tengo que pensar que rápido cuando salto sobre ella y logro poner una esposa en su tobillo y la otra en un tubo. El sonido de un arma al ser cargada y disparada me queda casi sordo cuando la bala cae cerca de mi oído, veo que es la madre de Inés quien ha intentado asesinarme pero no lo ha logrado.

Antes de poder moverme para poder librarme de cualquier daño que me pueden hacer aquellas dos mujeres, Inés me toma de mis brazos y busca la forma de como estrangularme de nuevo, la madre de ella apunta hacía mí pero termina disparando hacia el techo cuando Alaska la agarra del cabello y pronto le da un golpe en la cabeza que la deja inconsciente en el suelo. El padre de Inés intenta levantarse pero la herida del cuchillo se lo impide y más cuando sigue sangrando.

Alaska le da un golpe en la nariz a Inés y pronto me toma de las manos para empezar a correr, unos disparos que van hacia nosotros hace que tengamos que soltarnos de las manos para tomar diferentes caminos para que ninguna bala nos pueda alcanzar, escucho como Inés le pide a su padre que le alcance la llave de las esposas para así liberarse, en ese tiempo busco a Alaska detrás de unas grandes cajas de madera y también, intento buscar una salida de aquel lugar que esté cerca de mí.

— ¿Alaska?—susurro su nombre.

—Pierre.

La veo escondida detrás de una caja y me acerco a ella para limpiarle el rostro con mi suéter y así poder besarla por todo su rostro y terminar en sus labios, la preocupación disminuye pero eso no dice que estaremos a salvo.

— ¿Estás bien? ¿No te hizo daño?—la reviso mientras ella niega.

—La única forma de salir es por el techo, si vamos hacia la puerta nos tardaremos en abrirla y encontré un agujero pero dudo que puedas caber en él y eso significa que Inés tendrá oportunidad en matarnos. —Le doy la razón.

—Aun así, estamos en desventaja. Ellos tienen armas y nosotros no tenemos con que protegernos—ella se queda pensando.

Tengo una idea y la única forma que funcione es que uno sea la presa mientras que el otro intenta salvarse de los depredadores.

Ambos escuchamos el sonido de la escopeta al cargarse, eso solo me hace saber que Inés puede estar ya suelta y no tardará en buscarnos, será más fácil que Alaska huya primero de aquí porque es quien está más en peligro, en cambio yo, puedo escapar de alguna forma e Inés no intente matarme rápido.

—Los distraeré, debes de salir de aquí y hacer que los oficiales entren. —Ella empieza a negarse.

—No Pierre, no te dejare aquí—suspiro.

—Alaska, vine por ti y no estaré tranquilo si no te tengo a salvo. —Le acaricio las mejillas.

—No me iré sin ti... —Siento una esperanza en mi corazón con aquellas palabras.

— ¿Dónde están?—Escuchamos la voz de Inés—Saben que a las plagas se le deben de exterminar, ¿no?—Le doy una mirada a Alaska.

—Vete, intentaré que ella me persiga como su padre—sigue negándose.

El estómago se me encoje con saber que ella seguirá siendo terca hasta no saber en que pueda ayudarme pero cada vez que escucho la voz de Inés llamándonos, el tiempo se nos termina.

—Tienes que irte, solo uno puede salvar al otro y si no lo haces, uno de los dos morirá. —Intento hacerla comprender. —Te amo, Alaska. —Ella se sorprende. —Y perdóname por ponerte en esta situación, yo solo quería tenerte alejada de Inés pero todo se me vino encima y la única forma que puedo remediar esta pesadilla es enfrentándola. —Sus ojos se cristalizaron.

—Salgan de donde quieran que estén... ¡Están aquí!—Un disparo pasa cerca de ambos.

—Vete Alaska...

Ella está a punto de llorar pero se controla, puedo ver como tiene miedo y su cuerpo empieza a temblar. No tarda mucho tiempo cuando se aleja de la caja y toma el camino en donde podrá salir de este lugar, así que teniendo en cuenta que debo de distraer a Inés, solo doy un respiro y pido de favor salir vivo de esto cuando salgo corriendo y llamo a Inés.

Veo la sangre y puedo saber por dónde ha caminado su padre así que también debo de tener cuidado con él para no ser lastimado, ya que su madre aún sigue inconsciente en el suelo pero en vez de ver a Inés salir y perseguirme, su padre aparece e intenta lanzarse encima de mí pero su intención es nula cuando me aparto y le doy varios golpes, que lo dejan tirado en el suelo, le quito el arma e intento alejarla de él para que no pueda tener la oportunidad de dispararme.

Queda atontado y sangrándose cuando pienso que ya no podrá levantarse pero antes de poder salir corriendo para buscar a Inés siento como alguien le da un golpe a mi cabeza y seguido de ello dos golpes más que hacen que empiece a quedarme inconsciente y ver todo en negro hasta que lo último que escucho es un grito que pronuncia mi nombre.

***

| Alaska |

— ¡Pierre!

Me quedo a medio camino escalando unas escaleras cuando veo como Inés le sigue dando varios golpes en la cabeza a Pierre que hace que él termine en el suelo, verlo tendido y sin moverse provoca que quiera correr hacía él pero al darme cuenta que Inés empieza a correr hacía mí hace que tenga que pensar no solo en Pierre sino que también en mí, si la única forma de salvarlo es teniendo que subir al techo y lanzarme al lago para buscar a los oficiales, así tendrá que ser.

Inés empieza a subir las escaleras así que intento ser la siguiente en subir rápido pero al tener las manos llenas de gasolina y de igual forma los pies, hace que me resbale. Al llegar al techo me acerco a una de las esquinas para ver los metros en los cuales tendré que saltar al agua y no golpearme la cabeza con alguna roca o por la fuerza de la caída, esperaría que el agua también estuviera profunda pero el problema se encuentra que empieza a congelarse y a formar hielo... No sé si eso sea bueno para mí.

Tengo mucho miedo porque hay partes que están muy congeladas y golpearme la cabeza con el hielo no es una buena opción.

Un disparo me asusta y hace que me resbale y al no poder sostenerme quede agarrándome en la orilla del techo, siento como Inés se va acercando a mí a punto de reírse y poner el arma en mi frente.

—Basta de diversión—dice ella—ahora, terminemos con esto.

— ¡Alto ahí! ¡Manos arriba! Y ¡suelte el arma!—se escucha la voz de un oficial a través de un megáfono.

—Mierda... Prometió que no traería oficiales. —Dijo entre dientes.

— ¡Suelte el arma!—le gritaron a ella.

—Antes muerta que dejarte viva Alaska—ella refunfuña.

Veo como su dedo empieza a mover el gatillo y la única forma que encuentro es caer al agua. Cierro los ojos y suelto mis manos de la orilla del techo en el momento en que ella dispara y la bala no termina por ahuecarme la cabeza.

Un golpe en la cabeza en el hielo hace que todo empiece a ver borroso pero ese no es mi fin cuando alguien es la siguiente caer, intento nadar hacia arriba para tomar aire cuando me toman de la cabeza y me empujan hacia abajo intentando ahogarme, varias veces saco la cabeza y nado para alejarme pero me es imposible cuando mi cuerpo se congela, mi cabeza duele y pierdo el oxígeno.

El sonido de unos perros al acercarse me hacen saber que los oficiales están cerca pero me es imposible poder lograr mi objetivo cuando Inés intenta ahogarme.

No quiero morir... No quiero que Pierre muera... Esto no puede quedar hasta aquí...

En frente de mí pasa el arma con la cual Inés estaba a punto de dispararme, así que viendo como empieza a alejarse de mí, la tomo y la pongo detrás de mí y disparo. Siento como dejan de presionarme bajo el agua y como al final mi cuerpo empieza a flotar.

El oxígeno vuelve a mis pulmones pero ya no puedo moverme cuando el agua fría ha congelado mi cuerpo.

El golpe en la cabeza también empieza a adormecer mis sentidos y de un segundo a otro solo escucho como empiezan a hablarme, me toman del cuerpo y me sacan del agua, es ahí cuando empiezo a ver todo en negro y a sentirme arropada por algo que empieza a calentar mi cuerpo. Lo último que escucho son unas sirenas hasta ver de forma borrosa como sacan a alguien en una camilla y conocer aquel rostro que me apenas hace que pueda nombrar su nombre pero no puedo ver que si se mueve o no.

—Pierre...

Es el último aliento que suelto antes que unos paramédicos me pongan una mascarilla de oxígeno y me dejen inconsciente.

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Continuará...

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