A STORM LIKE HER ━ Gale Hawth...

Por andreasinfinity

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A STORM LIKE HER | Thyra sabe que no puede rendirse, porque si lo hiciera, la muerte de su hermana Eyna no ha... Más

A STORM LIKE HER
BOOKTRÁILER
ACTO PRIMERO
  i. Juegos de palabras
  ii. El nuevo destino de Thyra
  iii. Los Juegos del Hambre
  iv. El chico de los ojos grises
  v. El caos de la chica en llamas
  vii. El juego del traidor
  viii. Grábalo
  ix. Si nosotros ardemos, tú arderás con nosotros
  x. La caza del cobarde
  xi. Rosa roja
  xii. Negro
  Epílogo: Por Eyna
ACTO SEGUNDO
  i. Distracciones
  ii. Algo personal
  iii. Que comience el Juego
  iv. Hoy no
  v. No cometen errores
  vi. Comandante al mando
  vii. Voy a por ti
  viii. El caos está aquí
  ix. Acércate
  x. Un mundo mejor
  xi. Con vida y con traición
  Epílogo: Panem libre
ACTO TERCERO
  i. Volver a casa
  ii. En nuestra nueva casa
  iii. Primera pesadilla
  iv. Con ella
  v. Sanar
  vi. Sí quiero
  vii. Baila conmigo
  viii. Derecho y deber
  ix. No voy a perderte
  Epílogo: Una tormenta como ella
ACKNOWLEDGMENTS

  vi. El odio que nos une

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Por andreasinfinity

CAPÍTULO SEIS: EL ODIO QUE NOS UNE

ME HE TENIDO QUE volver a poner esta ropa extraña, negra y de batalla. No me gusta, pero darme cuenta de que los demás lo llevan me hace sentirme un poco mejor. Ahora mismo estamos en el aerodeslizador. Gale está muy serio al lado de Katniss. Yo estoy sentada justo delante de los dos, junto a Boggs, así que tengo tiempo de poder mirarlos bien a ambos.

Katniss no parece tan asustada como en la sala de control, pero parece que Gale no está muy contento de estar aquí. Lo entiendo. Seguramente no quiere volver a su casa. Katniss insistió que quería que ella bajara con él, pero los recuerdos que Gale debe de estar teniendo o que tendrá que sufrir cuando lleguemos deben de ser horribles de soportar. Ella ha vivido los Juegos, pero él sacó sólo a un porcentaje de su Distrito del infierno que tenían que haber sido las bombas del Capitolio.

Entonces él me mira. Sus ojos grises se encuentran con los míos, y siento que me tiembla el cuerpo. Pero no lo enseño. Me quedo tiesa y le aguanto la mirada en silencio. Lo que pasa es que él no la aparta, y nos miramos así, sin decirnos nada, hasta que Boggs abre la boca.

—Estamos llegando.

Y es que no se tarda mucho en llegar al Doce desde nuestro nuevo hogar. Coin ha dado expresas instrucciones de que Katniss baje sola. Sé que todo es truco mental, tal y como Heavensbee dijo que deberían hacer. Me siento algo mal por ella, pero a la vez sé que la necesitamos. Nada de lo que el Trece está haciendo tendrá sentido si dejamos que Katniss se quede bajo tierra y no sea nuestro Sinsajo.

Yo estoy en el equipo para asegurarme de que el Capitolio no sepa que estamos aquí y para monitorizar en lo posible los movimientos de la chica en llamas. Gale está por si acaso Katniss vuelve entre lágrimas y Boggs por si acaso nos atacan.

Katniss se prepara para bajar al Doce mientras los demás nos ponemos en nuestros puestos. Por órdenes de Coin, le pongo un localizador en el mono. Me mira intensamente mientras lo hago, pero creo que sabe que no es cosa mía, sino de nuestra jefa.

Cuando acabo, le doy una palmadita en la espalda. Al mirarla a los ojos, trago saliva. Nunca pensé que fuera a ser yo la que iba a estar mirando a los ojos a la chica en llamas. Pero sí. Soy parte del Trece, ¿verdad? Y sin embargo dudo que mi nombre vaya a pasar a la historia como el suyo, el de Coin, el de Boggs o incluso el de Gale.

—Seré tu sombra, Katniss —le aseguro—. Estarás vigilada en todo momento, no te preocupes.

Ella asiente, y puedo ver el miedo y el nerviosismo en sus ojos grises. No quiere volver a casa. ¿O sí? No, claro. Quiere volver a casa, pero sabe que lo que va a ver no se parece en nada a su hogar.

Dejo que Gale se acerque a ella, e intercambian algunas palabras mientras les doy la espalda. Me giro y los veo abrazarse. Unos minutos después, hemos dejado a Katniss en el suelo cubierto de escombros y nosotros nos hemos elevado en el aire de nuevo.

Entro en la cabina de control y configuro el localizador y las cámaras, tecleando lo más rápido posible. Un puntito rojo aparece y nos indica donde está Katniss. Una de las pocas cámaras que han sobrevivido a las bombas nos da una imagen visual que durará hasta que ella salga del marco. Tiene la cara descompuesta y parece a punto de llorar. Aparto la mirada. Aunque yo lo haya colocado todo, es Boggs el que debe de supervisarlo y el que decidirá si tenemos que intervenir en algún momento.

—Gracias, Thyra —me dice—. Te llamaré si necesito que teclees una solución a cualquier problema que tengamos con estos bichos.

Me guiña el ojo mientras posa la mano encima de uno de los ordenadores a bordo y le sonrío mientras salgo del frente de la nave. Gale está sentado en su silla, y yo me siento de nuevo delante de él.

Me froto las manos y suspiro. Nos miramos. Parece inquieto, pero sólo puedo notarlo en su mirada. El resto de su cuerpo permanece en perfecta calma, esperando a que Katniss acabe de ver lo que Snow ha hecho con el Doce.

—¿Cuántos años tenía tu hermana?

La pregunta me pilla por sorpresa, pero luego me acuerdo de que le conté lo de Eyna cuando Katniss había llegado al Doce. Trago saliva. Por un momento, creo ver a mi hermana sentada delante de mí, en vez de a él.

—Perdona —añade de pronto.

Sacudo la cabeza.

—No, no pasa nada —le aseguro.

Está frunciendo el ceño y parece preocupado. ¿Preocupado? No. Avergonzado.

—Te has puesto muy pálida de repente.

—Diecisiete —esquivo el tema.

Casi inmediatamente me toco el colgante que era suyo, el del pájaro en pleno vuelo.

—¿Eso era de ella?

Señala a mi cuello con la cabeza y me pregunto cómo la sabe. Quizás me pueda leer la mente.

—Sí. No me queda mucho más.

Él asiente, y por un momento parece pensarse algo. Duda y luego habla.

—Yo perdí a mi padre en la explosión de las minas que mató al de Katniss —me dice—. Sé que no es lo mismo.

Niego con la cabeza.

—Lo es. Todo esto... —Abro las manos, como intentando abarcar el mundo—. Todo esto es culpa de Snow. Él nos ha hecho vivir así: a ti, a mí y a cualquiera; seamos directas víctimas de los Juegos o no.

Y él sonríe. Se pasa la mano por el pelo mientras lo hace, y por alguna razón, miro para abajo por un momento. Después se ríe y no me puedo aguantar más la sonrisa. La verdad es que es guapísimo.

—¿Qué te hace tanta gracia?

Se frota el cuello mientras deja de reír, pero le dura la sonrisa.

—Pensé que no teníamos nada en común —me dice—, pero supongo que sí que tenemos el odio hacia Snow como gusto compartido.

Yo también suelto una risa.

—Nos une el odio.

Y él asiente. Después se le ensombrece el rostro y yo frunzo los labios.

—¿Crees que estará bien ahí abajo?

—No le va a pasar nada: Boggs tiene mis cámaras y el rastro del localizador.

—No es eso lo que me preocupa.

—Lo sé —le digo con un suspiro—. Pero necesita verlo si queremos que sea la cara de la rebelión. La necesitamos a ella.

Gale mira al techo y asiente.

—Peeta no hubiera servido.

Me paso una mano por el pelo.

—De verdad que le odias.

Sus ojos grises me miran serios, pero acaba sonriéndome al darse cuenta de que bromeo.

—No es que le odie —me dice seriamente—. Simplemente odio todo lo que tiene que ver con el Capitolio, y ese "amor" que dicen tener...

Se detiene. Probablemente porque debe de darse cuenta de que no me conoce de nada, y, aun así, me está contando esto. A mí no me importa demasiado, me encojo de hombros y le doy un consejo sincero.

—Yo buscaré el amor cuando Snow esté en la tumba: las prioridades van primero.

Me estiro en el asiento. Creo verle elevar las cejas de forma burlona por el rabillo del ojo.

—Mi madre dice que el amor no se busca, se encuentra por casualidad.

Me cruzo de brazos y le sonrío.

—Pues espero que el amor no me encuentre antes de lo esperado o le tendré que decir que se vaya a dar un paseo y que vuelva luego.

Él pone los ojos en blanco.

Según pasa el tiempo se va preocupando más y más, y yo le distraigo como puedo hablándole de mi distrito y de cómo llegué a trabajar para Coin. Él me cuenta sobre él y sus hermanos, de cómo los ha estado alimentando a través de la caza ilegal. Es un joven muy valiente.

Poco después, recogemos a Katniss. Está en silencio, pero lleva una nueva chaqueta puesta, y se abraza el cuerpo de manera inquieta. No le dice nada a nadie, sólo habla un poco con Gale en susurros, y antes de lo que parece, ya estamos viajando de vuelta al Trece. Gale y yo nos miramos de vez en cuando durante el trayecto.

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