Dante
Un mes ha pasado, el juicio ha concluido, treinta y cinco años de prisión, sin opción a reducción de pena. En caso de estar vivo, cuando salga tendrá como ochenta y cinco años. En definitiva pasará el resto de su vida en la cárcel y eso me parece perfecto.
Mi hermana pasó su prueba para entrar en la escuela de actuación, Frank no quiso darla, dice que para él el teatro es hobbie, su pasión es la psicología. Así que en unos meses entraremos en la universidad, él a psicología y yo a comunicaciones.
Supimos que Alex se regresó a Roma con sus padres, ambos nos alegramos por eso, cuantos más kilómetros nos separen de él mejor ¿No?
A veces es difícil creer que todo vaya tan bien luego del año tan intenso que tuvimos, luego de tanto dolor, de tantas peleas, todos encontramos la forma de ser nosotros mismos, todos encontramos el camino de alguna forma.
— ¿Sabes? — Frank corta pedacitos de fresa para ponerlos sobre una tarta — Debería agradecerle a Álex, si no lo hubiese seguido aquí no hubiese recuperado a mi hermano y no te hubiese conocido a ti.
— Mejor le agradecemos al destino, no invoques al demonio que igual aparece — mi comentario provoca su risa así que finalmente yo también me río —. Ya dilo Frank...
— ¿Qué?
— Quién hizo esa tarta, porque es obvio que tú no la hiciste.
Vuelve a reír y me lanza las hojitas de una fresa a la cara.
— Fue Liam — asume finalmente sin borrar su sonrisa.
— Era obvio.
— ¿Acaso no confías en mis dotes culinarios? Puedo preparar una perfecta... sopa de microondas.
Rodeo la barra de la cocina para estar más cerca y lo abrazo por la cintura desde atrás dejando un besito en su hombro.
— Odio la sopa instantánea — murmuro en su oído.
— Porque no has probado la mía...
Olivia entra a la cocina con sus ojos tapados con su mano.
— Ya, calmen sus hormonas que llegué yo.
— Idiota, no estamos haciendo nada.
Descubre sus ojos riendo y de inmediato centra su atención en la tarta.
— ¿Liam la hizo? — pregunta acercando su dedo para probarla pero Frank lo aparta antes de que lo consiga.
— ¿Por qué nadie cree que yo pude haberla hecho? — protesta él con frustración.
Olivia entrecierra los ojos y le habla con ironía.
— Porque no sabes cocinar.
Frank imita su tono y su gesto.
— Tú tampoco.
Ella se encoge de hombros con gesto de niña pequeña y muerde su labio inferior.
— Liam me ha enseñado muchas cosas...
— Sí, pero cocinar no es una de ellas... — me involucró en su infantil discusión para defender a mi chico.
Liam entra en la cocina y Olivia se voltea
hacia él haciendo un puchero.
— Me están peleando... — nos acusa y Liam la abraza con ternura.
— Nos vengaremos, Hadita. Nadie se mete con mi pequeña — la toma por las piernas y la carga en su hombro para llevársela, ella nos ve con una sonrisa mientras se aleja y nos saca su dedo medio.
Frank termina con la tarta y tenemos la intención de salir al jardín a disfrutar la tarde, pero en cuanto ponemos un pie en el jardín dos globos con agua caen en nuestras cabezas mojándonos por completo.
Miro hacia la terraza y Olivia y Liam están riendo como locos.
Vuelvo a entrar a la casa y corro escaleras arriba con Frank siguiendo mis pasos.
— Encárgate de Liam — murmuro antes de abrir la puerta.
Frank se lanza sobre Liam apenas entramos y aprovecho la distracción para tomar a mi hermana en mis hombros y llevármela escaleras abajo. Ella grita queriendo liberarse, salgo al jardín y busco su teléfono en el bolsillo para arrojarlo al césped al igual que el mío justo antes de lanzarme con ella a la piscina.
El agua está fría, hace calor pero igual mi piel se eriza.
— ¡Idiota! — me grita apartando el cabello de su rostro y salpicando agua hacia donde estoy.
Me quito la camiseta empapada y sonrío con suficiencia mientras la observo escurrir su cabello a un lado.
— Tú te lo buscaste.
Liam y Frank llegan corriendo y se arrojan al agua también, generando un gran escándalo de agua.
— Ven aquí hermosa — Liam jala a Olivia por la cintura y la besa borrando el gesto de enojo de su rostro.
— Tú me regalaste este vestido, acabo de ponérmelo — murmura ella haciendo un puchero.
— Te queda completamente hermoso mojado, creo que me gusta más así — ella por fin sonríe y vuelve a besarlo.
— Bueno, mira quien tiene que calmar sus hormonas ahora — me burlo y Olivia me saca el dedo medio sin romper su beso.
— Cállate Dante, no me hagas hablar... — Liam dice y yo levanto mis manos en señal de inocencia.
Un fuerte trueno resuena de pronto, Olivia se abraza a Liam y Frank toma mi mano.
— ¿Habían anunciado tormenta? — pregunta Liam ayudándola a salir y luego saliendo él.
— No — responde Frank que ya salió también y estira su mano para ayudarme a mí.
Un trueno aún más fuerte vuelve a sonar, el cielo se volvió completamente negro y nos apuramos a entrar en la casa.
Una hora después todos nos hemos bañado, nos sentamos en el sofá a ver una serie pero enseguida que comienza la pantalla y las luces se apagan. Afuera llueve muchísimo, el viento suena con intensidad y ahora hay un apagón.
Ámbar corre a nosotros con una pequeña linterna, parece divertida y para nada asustada.
— Panino, hay una apagona — grita corriendo a los brazos de Liam y sentándose en sus piernas.
Todos nos reímos, y ella también aunque no comprende de qué.
Sus padres la siguen, Matteo se sienta en el sofá que queda libre y Emily sobre sus piernas.
— ¿Te asusta, Livie? — se burla Matteo al ver la expresión de mi hermana abrazada con fuerza al brazo de Liam.
— Claro que no — dice ella, aunque todos sabemos que es mentira.
— Atrapas narcotraficantes y le temes a una tonta tormenta... — Emma viene bajando las escaleras, ella trae a Isabella y Noah que viene tras ella trae a Stéfano.
— La naturaleza es más poderosa que los hombres hermanita.
Emma se sienta a mi lado, y aprovecho para tomar a mi más pequeña princesa en brazos.
Isabella es una bebé muy despierta, le gusta mirar todo a su alrededor y basta simplemente con hablarle para que te regale una sonrisa. A diferencia de Stéfano, que es más parecido a Noah, siempre está serio y no tarda en hacerte notar cuando haces algo que no le gusta, Emma lo llama mini gruñón.
— Hola bebecita — toco su naricita y sonríe.
La acerco a mi rostro para besar múltiples veces su suave y pequeña mejilla, a ella le gustan mucho los besitos, a veces se duerme si le das muchos.
— Estamos todos juntos — dice Ámbar con mucha alegría.
— ¿Cuánto hemos cambiado no? — observa Noah en tono nostálgico — Hace unos años solo éramos nosotros cuatro, y ahora casi que nos hemos triplicado.
— Tú sigues siendo un gruñón — se burla Emma.
Él lejos de enojarse sonríe y la ve con mucho amor.
— Fuiste tú, tú comenzaste con todo, cuando tú llegaste todo cambió.
— Owwww, que tierno. La tormenta lo puso nostálgico — Olivia se burla y Emma le saca la lengua.
— Envidiosa, a ti nadie te dice que cambiaste su vida.
Liam se siente tocado por el comentario y jala a Olivia a sus piernas.
— Claro que sí, ella es mi revolución.
— Ya, todos nos amamos, dejen de pelear — dice Emily que no ha perdido su tiempo en tomar a Stéfano en sus brazos.
Observo a Frank a mi lado, y cada momento para llegar a esto pasa por mi mente, tantas lágrimas, tanta incertidumbre, tantas mentiras, tantas reglas rotas, todo ha valido la pena. Cuando él llegó yo no tenía rumbo, estaba atado al pasado y no me permitía avanzar. Él me mostró que es necesario aprender a soltar para que algo mejor llegue, él me enseñó cual es la forma sana de amar, él me enseño que no tenía que dejarme de lado a mí mismo para quererlo. Y yo le enseñé a ser valiente, le enseñé a aceptarse como es, le enseñé que cuando la familia se une no hay nada ni nadie que pueda vencernos.
— ¿Quieres uno? — pregunta divertido al verme observar a Isabella con tanto amor.
— Tal vez algún día, tú y yo seríamos unos excelentes padres, pero hay muchas cosas que quiero vivir ates de eso.
— ¿Conmigo?
— Contigo, siempre contigo.
Liam
La luz no regresó en toda la noche, sé que hay un generador en la casa, pero Noah no lo mencionó porque le gusta que estemos todos juntos aquí. A mí también me gusta, así que tampoco lo menciono. Este ultimo tiempo fue demasiado intenso, cuando creces sintiendo dolor sientes que tal vez no volverás a respirar con naturalidad, que tal vez el peso en el pecho nunca se irá, pero entonces, cuando encuentras tu familia, esa que no tiene nada que ver con los lazos sanguíneos, y descubres que hay quienes están dispuestos a llevar tu carga contigo todo se vuelve mas llevadero.
De pronto te das cuenta de que pasas la mayor parte del día sonriendo, y que no importa cual sea la situación, ya nunca estarás solo.
Olivia me mostró una parte de mi mismo que yo no conocía, esa parte que se permite ser vulnerable, esa parte que no teme manifestar sus sentimientos, esa parte que asume que no importa lo que venga, si la tengo a ella estaré bien.
La noche llega, nos quedamos juntos hablando hasta tarde y luego sigo a Olivia a su habitación.
— Gracias por quererme — murmura con sus ojos muy cerca de los míos.
— Te amo, tú me has transformado en un hombre feliz, así que yo debo agradecerte a ti.
— No cambiaría nada, volvería a esperarte por todos esos años, te amo Osito.
Me rio por el ridículo apodo, pero esta vez no me quejo.
— Nos esperan cosas bonitas, Hadita.
Ella sonríe y envuelve mi cuello con sus brazos.
— ¿Con muchos ositos de goma?
— Con miles de ositos de goma.
# FIN #
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