Un zumbido irritante me saca de mi sueño profundo. Sin abrir los ojos, mi mano golpea la mesita de noche hasta que se topa con el maldito teléfono celular. El zumbido continúa mientras lo levanto frente a mi cara y abro los ojos con cansancio. ¿Por qué demonios pondría mi alarma para las 6 de la mañana?
Mis ojos se aclaran más y se abren cuando veo la imágen de fondo en el teléfono. Este, sin lugar a dudas, no es mi teléfono. La foto es una linda selfie de Kongpob besando la mejilla de Arthit, cuyos ojos están muy abiertos pero una pequeña sonrisa adorna sus labios. Un cuerpo se mueve a mi lado, dándome cuenta del cálido brazo que rodea mi cintura y la cabeza acurrucada contra mi costado. Es un sentimiento extraño, uno al que no estoy acostumbrado, pero definitivamente no lo odio. De hecho, creo que me gusta demasiado. Apago rápidamente la alarma y miro hacia abajo para encontrar a Kong acurrucado a mi lado. Los recuerdos de cómo terminé en la cama con el novio de mi amigo me golpean y quiero gemir. Que maldito desastre.
ㅡKongpob....Kongpob...
Cuando mi voz no funciona, extiendo mi otra mano para sacudir su hombro y repetir su nombre nuevamente. Se queja y se acurruca más cerca, su brazo se desliza ligeramente hacia abajo, con los ojos aún cerrados. ¡Maldición! No soy un maldito oso de peluche y estoy seguro cómo el infierno de que no está hecho de piedra.
ㅡ¡Maldito Kong, despierta tu trasero!
Kongpob se levanta y mira alarmadamente por la habitación antes de que sus ojos se fijen en mí. El chico tiene la cabecera de la cama desordenada, una cara ligeramente hinchada y ojos de panda con bordes rojos y aun así, todavía es extrañamente guapo. Agrega eso al hecho de que él es el mejor de su clase, es bueno en los deportes y puede encantar a una persona que se encuentre a veinte pasos ... ¿Cómo es esto jodidamente justo para el resto de nosotros, simples mortales? Arthit es un idiota.
ㅡBuenos días, P'Premㅡcon un amplio bostezo, Kongpob extiende los brazos sobre su cabeza y se levanta de la cama.
ㅡBuenos días.
ㅡ¿Quieres tomar una ducha primero?ㅡKongpob saca dos toallas blancas y esponjosas y me arroja una.
ㅡAdelanteㅡsacudo mi mano y tomo mi teléfono.
No tengo prisa ya que mi primera clase comienza más tarde en la mañana y realmente no quiero levantarme de la cama en este momento.
ㅡHey, Kong. ¿Vas a clases hoy?
ㅡSí, P'ㅡmirando la toalla en sus manos, Kong frunce el ceño y tuerce un poco la telaㅡYa falté ayer. Realmente no debería faltar hoy también.
ㅡ¿Estás seguro de que estás listo? No creo que nadie piense mal de ti si te tomas un día más.
Mi preocupación alcanza su punto máximo cuando se ve tan miserable ante la idea de ir a clase. Su ceño se profundiza y sus puños se aprietan más sobre la inocente toalla.
ㅡEstá bien, P'Prem. No quiero perderme otro díaㅡlanzando la toalla arrugada sobre su hombro, Kongpob me da una sonrisa sin humorㅡNo es que esté realmente enfermo y llamando a la puerta de la muerte.
ㅡNo lo estásㅡaunque parece un poco de puntillas junto a la puerta de la muerte, todavía estoy de acuerdo con élㅡPero, por si acaso, estaré cerca por si me necesitas.
ㅡGracias, P'Premㅡla más leve de las sonrisas cruza por su rostro cuando se da la vuelta y entra al baño. Verlo cambiar así, de la tristeza y las lágrimas, es agradable. Es una pequeña victoria.
El resto de la rutina de la mañana fluye en silencio mientras nos preparamos para el día. Afortunadamente, mi clase comienza más tarde que la suya, así que puedo pasar por mi casa después de dejarlo, para cambiarme de ropa. Mientras salimos por la puerta, mi estómago gruñe, recordándome que aún no hemos desayunado.
ㅡMe muero de hambre. Detengámonos a desayunar en el camino, Kongpob. Tenemos tiempo de sobra.
Salgo primero con Kongpob siguiendo detrás. Se asegura de que la puerta esté bien asegurada después de cerrarla.
ㅡClaro, P'PremㅡKong me mira con otra pequeña sonrisa. Tal vez hoy no sea tan malo para él, ya que todavía puede sonreír.
Un sonido detrás de nosotros hace que Kongpob se detenga de repente. Me giro para mirarlo y, por el rabillo del ojo, veo a Arthit parado detrás de nosotros al final del pasillo. Una mirada al rostro de Kongpob me dice que él también lo vio, a pesar de que Kong no se ha dado la vuelta. Acercándome, paso un brazo sobre sus hombros y me inclino.
ㅡNo te preocupes por él. Lo que sea que quieras hacer, estoy aquíㅡél asiente con la cabeza casi imperceptiblemente y comienza a caminar de nuevo hasta que entramos en el ascensor.
Arthit no dice una palabra ni trata de detenernos. Me hace preguntarme por qué está aquí. Una vez que se cierran las puertas del ascensor, quito el brazo y Kongpob se encorva contra la pared del fondo, respirando profundamente con los ojos cerrados. Se endereza y se recupera cuando llegamos al primer piso y las puertas se abren. Este loco nong logra impresionarme una vez más con su fuerte voluntad y determinación. No hay mucha gente que todavía esté de pie en un momento cómo este. La mayoría seguiría acurrucada y sollozando, o prometiendo venganza y destrucción, o lanzando un gran ataque teatral en el momento en que vieran a la otra persona, no con relativa calma, alejándose de la persona que los lastimó, para ir a clase.
Después de comprar un desayuno en los puestos y que Kongpob comparara un café helado, nos sentamos en una de las mesas vacías. Todavía faltan treinta minutos para que comience su clase y se necesitan menos de diez para llegar allí. Eso nos da mucho tiempo.
ㅡRealmente deberías comer algo, Kongpob. Sé que ayer no comiste muchoㅡtomando un gran bocado de comida de mi propio plato, se lo ofrezcoㅡPrueba algo de lo mío. Está bueno.
ㅡNo, gracias, P'. Realmente no tengo hambreㅡintenta negar, pero no lo dejo salirse con la suya.
Lo último que quiero es que se desmaye en medio de la clase debido al hambre. Justo cuando estoy a punto de sacar el tema, el estómago de Kong da un fuerte gruñido.
ㅡCreo que tu estómago está muy en desacuerdo contigo, nong.
La diversión se entrelaza con mis palabras y finalmente puedo ver a Kong reír por primera vez en dos días. Su cálida y suave mano envuelve la mía y guía la cuchara hacia su boca.
ㅡ¿Ves? Está bien, ¿verdad?ㅡempujo el plato hacia él y me levanto cuando él asiente.
ㅡCome un poco más. Iré a buscar otro plato.
ㅡNo tienes que hacer eso, P'Prem. Puedo conseguir el míoㅡprotesta e intenta empujar el plato sobre la mesa.
ㅡCállate y come tu comida, Kongpob. Es una orden de tu superiorㅡle sacudo un dedo antes de caminar de regreso al puesto para pedir otro plato.
Cuando miro hacia atrás, la satisfacción me recorre mientras lo veo tomar otro gran bocado del plato. Es posible que no pueda hacer mucho por su corazón roto, pero al menos puedo asegurarme de que su cuerpo se mantenga saludable. No es mucho, pero es lo mejor que puedo hacer por él.
Pensando en la escena de mierda que Kongpob tuvo que presenciar y que lo puso en este estado, hace que la ira hierva en el fondo de mis entrañas. Después de todo lo que Kong había hecho, después de todo lo que había pasado, nunca hubiera esperado que Arthit hiciera algo así. Ver a la persona que amas, amar a otra persona y besar a otra persona es tan malditamente doloroso. Es un cuchillo directo al corazón que continúa girando cada vez que lo recuerdas y cada vez que tienes que enfrentar a esa persona.
ㅡTu pedido está listoㅡla voz de la señora desde el puesto de comida irrumpe en mis pensamientos oscuros y me giro para tomar el plato de su mano temblorosa.
Su aspecto medio asustado es bastante común para mí, para ser honesto. Toota y Bright dicen que tengo una desagradable cara de perra descansando, por lo que todos tienden a alejarse de mí porque siempre me veo enojado. No es algo malo ya que me impide tener que lidiar con muchas tonterías, pero a veces se vuelve jodidamente molesto. Esta vez, sin embargo, estoy seguro de que mis pensamientos oscuros no están ayudando al problema.
Le entrego el dinero y camino de regreso a la mesa donde Kongpob está esperando. El plato frente a él ya se ha ido a medias y da otro bocado mientras me siento. Sabiendo que no necesita ver mi cara enojada, trato de despejarla para que sea la cara de perra normal a la que está acostumbrado. Realmente he estado demasiado cerca de Toota y Bright.
Por suerte o por casualidad, logramos terminar la comida y llegar al aula de Kong sin ver a Arthit. Todos nos arrojaron miradas extrañas, ya que Kongpob y yo no somos conocidos por ser particularmente cercanos. Sus amigos especialmente dieron un wai vacilante con grandes signos de interrogación en sus ojos. Devuelvo el saludo y me giro para salir. Son sus amigos, y él puede elegir qué decirles.
ㅡ¿P'Prem?ㅡmis pasos se detienen y miro a Kongpob. Su rostro y su voz no lo muestran, pero puedo ver la vacilación y la preocupación en sus ojosㅡ¿Nos vemos en el almuerzo?
Levanto dos dedos hacia mi frente y le saludo con una sonrisa. Los otros chicos me miran como si me hubieran crecido tres cabezas, pero no me importa. Kong se tranquiliza y eso es lo que importa.
ㅡPresten atención en clase, niñosㅡcamino fuera del salón y hago mi camino para salir del edificio.
Cerca de las puertas, me siento en uno de los bancos y me pongo las gafas de sol oscuras. Han sido un par de días agotadores, pero no me arrepiento. No hay forma de que deje a Kongpob solo para lidiar con esto. Su apego a Arthit es tan fuerte, tan profundo, que todo su mundo gira en torno al hombre.
Para muchas personas que escuchan lo que sucedió, podrían decir que un beso es sólo un beso y que no es que hayan tenido relaciones sexuales ni nada, pero es que no estaban allí. Lo vi y sentí todo. El beso fue bastante malo, pero lo que destruyó a Kong fue la sonrisa de satisfacción y el abrazo después. Esa pequeña muestra de felicidad de Arthit destrozó su mundo. Nadie lo entiende mejor que yo.
La puerta se cierra de golpe y miro hacia arriba para encontrar a Arthit tropezando. Su cara está llena de lágrimas y sus ojos están hinchados mientras se apresura a pasar sin verme. Apoyando una mano contra uno de los árboles, se dobla sin aliento.
Poniéndome de pie, doy un paso hacia él sin pensar. Verlo así me retuerce por dentro. Puedo manejar a un Arthit enojado. Un Arthit feliz es fácil. Pero este Arthit me destroza. No importa lo que haya hecho, sigue siendo Arthit. Me acerco para ayudar, pero él se endereza y corre en dirección a su dormitorio. Deteniéndome en seco, lo dejo ir y agarro mi teléfono para enviarle un mensaje de texto a Knott. No puedo ser quien lo ayude, pero tal vez Knott sí.