El Conserje -Terminado-

By PatitoFanfics

100K 5.1K 178

EL CONSERJE (Mayores de 18 años, contenido sexual explícito) Todos los personajes le perteneces a S. Meyer, s... More

CAPITULO 1: UFF QUÉ CALOR
CAPITULO 2: ¡DIOS MÍO, LÍBRAME DE ESTA TENTACIÓN!
CAPITULO 3: VIEJA Y PEDÓFILA
CAPITULO 4: DISCUSIONES Y MALOS ENTENDIDOS
CAPITULO 5: NOCHE DE CHICAS
CAPITULO 6 : LAS TEORÍAS DE EMMETT
CAPITULO 7: LA PRIMERA VEZ
CAPITULO 8: ALGUNAS COMPLICACIONES
CAPITULO 9: QUÉ TAL BIENVENIDA
CAPITULO 10: PECADO ANDANTE
CAPITULO 11: ¡MIKE NO TE MUERAS!
CAPÍTULO 12: EL QUE NO TIENE ESPADA NO DEBERÍA IR A LA GUERRA
CAPÍTULO 13: ENFERMO TRAMPOSO
CAPÍTULO 15: INFIEL, CELOSA Y BORRACHA
CAPÍTULO 16: NO ME ESPERABA ESTO...
CAPÍTULO 17: RESCÁTENME
CAPÍTULO 18: ES MI KARMA
CAPÍTULO 19: LA VIDA TIENE SUS PROPIOS PLANES
CAPÍTULO 20: EMPEZANDO NUEVAMENTE
CAPÍTULO 21: FRUSTRACIÓN INDEMNIZADA
CAPÍTULO 22: TE ENCONTRÉ
CAPÍTULO 23: SUFICIENTE... ¿PARA SIEMPRE?
CAPÍTULO 24: ¡LA PASIÓN HA VUELTO!
CAPÍTULO 25: ¿ES O NO UNA VILLANA?
CAPÍTULO 26: ¿ENFERMA DE MIEDO?
CAPÍTULO 27: ¿DIOS MÍO QUE TENGO?
CAPÍTULO 28: TODO SE PUEDE DESTRUIR
CAPÍTULO 29: AL LÍMITE DE LA REALIDAD
CAPÍTULO 30: ¿MAGIA NEGRA?
CAPÍTULO 31: ¿PODRÉ VOLVER?
CAPÍTULO 32: EXHIBICIONISTAS
CAPÍTULO 33: JUSTO CASTIGO
EPÍLOGO

CAPÍTULO 14: ¿OTRO AMANTE?

2.6K 144 8
By PatitoFanfics

– ¿Bella?– era Jake, el mecánico. Con su eterna y juguetona sonrisa.

–Hola– le dije tratando de sonreírle también a pesar de lo molesta que estaba con Mike.

–Que gusto. ¿Te ha dado problemas el coche? Ya sabes, tiene garantía, si yo lo reparo y te falla no te cobro nada– soltó una carcajada y me contagió por un instante su alegría.

–El auto está perfecto gracias. ¿Qué te trae por aquí?– le pregunté ya que estábamos sólo a una calles de mi casa.

–Bueno, yo tenía una cita con alguien por esta zona. Tú sabes, amigos cariñosos. Y pues… olvidé mis… mi protección, soy un chico muy precavido– me sonrió.

¿Había venido a comprar… preservativos? Mejor me iba sino empezaría a extrañar a Edward. Hacía tres días que no lo hacíamos. ¿Cuándo podré de dejar de pensar en sexo? Mi esposo mentiroso había tenido un ataque por el cual me culpé y yo pensando en lo bien dotado que estaba mi conserje.

–Nos vemos Jake, tengo que ir... a trabajar– me excusé. No tenía a dónde ir, había trabajado esa mañana y se suponía que la tarde la pasaría en casa.

– ¿Qué pastillas estás tomando?– me dijo y sin ningún reparo tomó el frasco de mis manos, al instante soltó una risotada. – ¿Le estás comprando de estas a Cullen? Vaya, lo que uno se llega a enterar— soltó una estruendosa carcajada

–No son para Edward, son de Mike– le dije quitándole el frasco.

– ¿Quién es Mike?–preguntó súper interesado.

–Es… él es… un amigo– dije para no decirle que soy casada.

–Espera, espera. Tu seguro, lo vi hace dos días. El titular era un tal Mike Newton. ¿Es tu padre?– ya me tenía atrapada.

–No. Es mi esposo. ¿Contento?– traté de salir de la dichosa farmacia con la autoestima completa pero él me siguió.

–No te vas a ir así. ¿Estás diciendo que eres casada? ¿No que andabas con Cullen? Bella… eres… wow. Oye sí que eres una chica atrevida. Me encantas– parecía demasiado feliz. Al menos no me hizo sentir mal.

–Pues sí. Soy casada pero me voy a divorciar pronto.

– ¿Y para que le llevas pastillas para la impotencia a tu marido? ¿Acaso has terminado con Cullen? Bella si tu marido no te cumple y ya mandaste a pasear a Cullen, tienes un eterno servidor en mí– se acercó un poco.

No sabía si enfadarme o echarme a reír. Nunca nadie se me había ofrecido con tal desfachatez, ni en mis días de abstinencia y de ser así lo habría pensado ya que el mecánico no estaba nada mal.

–Gracias– dije todavía con mi cara de póker. –Pero… yo estoy con Edward– le dije para tranquilizar sus hormonas motorizadas.

–Por mí no hay problema, ya sabes no juzgo a nadie– se rió e hizo una mueca muy sexy. Se estaba pavoneando, he visto hacer eso a algunos gatos cuando la gata se pone difícil. Ay por Dios, qué horror.

–Si me disculpas. Tengo que irme– le dije y caminé unos pasos.

–Bueno adiós, cuídate. Ah… recuerda que tienes mi número, atiendo las 24 horas del día, incluso los domingos– le escuché decir y apuré el paso.

Eso me ganaba por ser infiel. Ahora Jake creía que podía tomarlo como segundo amante. ¿Qué clase de mujer creía que era?

Regresé al edificio para cuadrar cuentas con Mike, no iba a dejar esto así. Sí el me ocultaba que tomaba pastillas que le hacen daño, no le debía respeto.

Por desgracia al llegar a mi apartamento vi que salía agua por la puerta, entré rápido y encontré a Edward, Mike, James y hasta al vigilante tratando de controlar una fuga que salía del baño.

–Por Dios, ¿Qué pasó aquí?– grité.

–Bella, no entres— me dijo Mike que sólo estaba inclinado ante una cubeta, Edward en el piso completamente empapado, James con una llave grande tratando de poner una nueva cañería y el vigilante llevándose dos cubos de agua llenos.

–Se rompió la cañería señora– dijo el vigilante.

–Tranquila Bella, creo que la alfombra se echó a perder pero Jessica se encargará de eso– me sonrió Mike.

– ¿Jessica?– le pregunté sorprendida.

–Si amor, ya firmé los papeles. Hablaré con la gerencia del edificio para que ella pueda quedarse aquí cuando nosotros nos vayamos– casi de inmediato mis ojos fueron directo a Edward, su ceño fruncido y su mirada furiosa me aseguraba que la noticia le caía peor que a mí.

–Hablaremos de eso luego. Yo aún no te he dicho que regresaría a Florida– le dije y caminé hacia la cocina.

Nuestro departamento quedó hecho una laguna, así que nos asignaron uno en el piso inferior, dónde antes vivía Lauren.

Ahora ya no tendría al vecino más sexy del mundo. Una lástima.

Casi no costó cambiarnos de apartamento porque entre Edward, James y el vigilante lo hicieron muy rápido. Mike como siempre solo estorbaba

No quería ser dura con Mike pero iba a ser firme en mi decisión.

—Bella, sé que no te lo dije antes pero era una sorpresa. Pensé que estarías feliz de volver a casa— empezó con su s excusas

—Ese es el problema Mike. Piensas por mí. ¿Ya ha pasado cuanto? ¿4 días desde tu ataque? No quiero que recaigas pero tampoco voy a aceptar algo que no deseo. Yo no me iré de Jacksonville.

— ¿Entonces quieres quedarte? Bueno, podemos comprar una casa, este edificio no me agrada, mañana mismo llamo a un corredor inmobiliario— ofreció

—Mike. Te dije lo que pensaba hacer… yo…

—No digas nada Bella por favor. Sé que soy una mala persona, que te ato a mí. Debo ser una carga muy pesada de llevar. Tienes derecho a ser libre pero aun no… no me dejes ahora— sus ojos se llenaron de lágrimas y mi voluntad cedió un poco.

—Permaneceré un tiempo contigo pero la separación es inevitable. Lo lamento. Mandé a que me consiguieran una cama extra, voy a dormir en otra habitación— dije con firmeza.

—No tienes porque. Apenas te molestaré, siempre hemos dormido en la misma cama. Isabella— parecía devastado. Por hoy estaba bien, no quería que recayera, las condenadas pastillas debían esperar, si lo seguía presionando podría volver a darle otro ataque.

—Es lo mejor— dije saliendo hacia la puerta al escuchar el timbre.

La abrí de golpe. James traía la cama extra que le pedí.

— ¿Dónde la pongo señora?— preguntó mirándome más de la cuenta.

—Sígame— lo guié hasta una habitación pequeña al lado de la cocina. Allí sería mi nuevo dormitorio, mientras arreglaban el departamento. Si es que no me iba antes.

¡Como quisiera salir corriendo de aquí o dejar que Edward me lleve muy lejos!

—Listo señora— dijo el nuevo conserje, era algo extraño, tenía el cabello rubio largo, amarrado en una coleta pero sus ojos daban miedo.

—Gracias— apenas sonreí.

—No es nada señora, lo que usted mande— me dio escalofrío así que salí rápidamente. Ese hombre era extraño.

.

Me pasé dos días seguidos en la imprenta pues Esme estaba viendo lo del bufet. Más de cinco días sin Edward no sé cómo podía soportarlo.

Estaba saliendo de la editorial con un ejemplar impreso en la mano, el primero que mostraría a mi jefa y pseudo suegra. No se podía quejar de mí, a pesar de tanto problema soy responsable.

Sentí que tomaban mi cintura con dos fuertes manos y me asusté. Quise voltear y darle un golpazo al atrevido, cuando su olor lo delató. Mi pecado, mi amante.

—Te extraño. Ven conmigo— dijo besando mi cuello en plena calle. No estaba bien pero le correspondí el suave beso que me dio.

—Yo también te extraño amor— lo miré, grave error, esos ojos hipnotizantes me harían caer en cualquier lado, incluso en plena calle.

Caminamos de la mano, subí a su auto y salió disparado de allí. Unos minutos después estacionaba su coche en las afueras de la ciudad en un bonito bulgalow. Lo miré con una sonrisa.

—No quiero llevarte a un hotel común, eso sería muy sórdido. Renté esta pequeña cabaña para raptarte mientras… mientras estemos separados, legalmente— sabía que quería decirme, mientras duraba mi divorcio. Mientras la pérfida señora Bella Newton mantenga el vínculo matrimonial con su marido y sigan viviendo bajo el mismo techo.

Edward no me reclamaba nada, era mi conciencia la que me gritaba.

Me abrió la puerta del auto y bajé algo dudosa. Edward tomó mi mano y me guió dentro de aquella cabaña, era hermosa, pequeña y acogedora. Sería un buen lugar para huir, pensé. Dos semanas encerrados, fornicando por toda esta cabaña sería un sueño hecho realidad.

Sentí su respiración en mi cuello y me estremecí. Ahora esos cinco días me pasaban factura, no necesité más para quedar empapada. Parecía una colegiala morbosa leyendo lemons.

—Bella… ya no resisto—dijo tomando mis pechos a lo que sólo le pude contestar con un leve jadeo.

Se acercó tanto a mi espalda que pude sentir su necesidad. Sus manos empezaron a subirme la falda y me bajó la tanga. Yo quería verlo a los ojos pero esta posición me gustaba mucho porque podía tocarme los pechos y acariciarme todita. Me tomó de la cintura y dio unos pasos hasta dejarse caer en el sofá conmigo encima. Ya para estas alturas yo estaba tan caliente que no me importaba de qué modo lo hiciera sólo necesitaba que me llenara, de besos, de caricias, de todo su cuerpo.

—Eres deliciosa— lo escuché decir, todo mi cuerpo estaba temblando, me ponía de los nervios este hombre, era… un dios, un ángel, un demonio. Un vampiro.

Siguió masajeando mis pechos un momento mientras quitaba mi brasiere. Entonces sentí una de sus manos empezar a frotar mi monte de Venus y casi salto hasta el techo de placer. Sus dedos hurgaban entrando en mí, parecía que estaba más necesitado que yo.

Se puso de pie, yo quería que siguiera tocándome con esos enormes y deliciosos dedos de pianista. Se revolvió un poco y me giró. Sus ojos estaban oscuros de deseo, me apretó un poco y sentí su miembro caliente y palpitante, sin ninguna tela de por medio. Era enloquecedor sentir su poder mientras me besaba. Lo abracé y me colgué a su cuello, me tomó de las nalgas y volvió a sentarse en el sofá. Conmigo encima. Me alejó un poco situándose en mi entrada. Empecé a desabrochar su camisa, quería su piel bajo la mía.

—Edward… amor… sabes, creo que…no lo hemos hablado pero…—trataba de explicarle con coherencia que ya me había tomado dos pastillas "del día después" en este mes y ahora debía estar fértil.

— ¿Luego si?— jadeaba mordiendo mi cuello.

—Edward…

—Bella...

—Edward… protección— casi grité. Se detuvo por un instante y sonrió de manera ilegal, podía lanzarme sobre él sin importarme nada más, ya vería después que me ponía. Pero me abrazó con un brazo y con el otro atrajo su pantalón del suelo buscando algo. Cuando lo consiguió me mostró una bolsita negra con letras doradas.

—Hoy vengo preparado, disculpa que antes no nos protegiera pero te amo demasiado… no me importaría… siempre voy a estar contigo— me besó con más pasión.

Le correspondí unos segundos más. Me separé de él jadeante  le quité el preservativo e hice vanos intentos de abrir la condenada bolsita ¿Porqué no trae un abre fácil o algo así? Se supone que solo las tomamos cuando estamos en un estado emocional bastante alterable. Así que yo estaba al límite, hice algo muy infantil. Me lo llevé a la boca y abrí la bolsita de golpe con los dientes. Edward ahogó una carcajada.

—Tranquila, no voy a ir a ningún lado— dijo tomando delicadamente el preservativo y colocándoselo con paciencia.

—Date prisa— le urgí, aunque el verlo hacer eso me humedecí los labios, era muy sexy.

—Es la primera vez que me pongo uno de estos, espera— me miró con picardía.

Era oficial, además de infiel, sin conciencia y pervertida, ahora soy una enferma sexual. Sentía que mi interior gritaba por sentirlo allí. Cerré los ojos para calmarme. Era una calentona y desesperada.

Sus manos en mis nalgas me anunciaron que estaba listo para penetrarme y casi lloriqueé de gusto. Me elevó unos centímetros de su cuerpo y me puso en posición. Poco a poco, lentamente sentí como llenaba cada parte de mí, era el paraíso, se adentraba con seguridad y sin miedo. Recargué todo mi peso allí para que la penetración fuera más profunda. Casi grito cuando llegó a su tope, la sensación era avasalladora, dentro, muy dentro de mí había algo más delicioso y enervado que mi clítoris, algo que sólo Edward y sus casi… no sé ¿22 o 24 centímetros? podían tocar. Empecé a moverme con ganas, cada vez que volvía a hundirse en mis profundidades soltaba un gemido de placer.

Pronto fui notando un nudo en mi vientre, algo muy poderoso que antes no había sentido con esa intensidad. Me estaba volviendo loca, literalmente, porque saltaba como una poseída mientras gotas de sudor caían por mis sienes. Edward se veía casi como yo, parecía estarlo disfrutando de igual modo.

Pronto el nudo en mi vientre se hizo más fuerte y era evidente que algo pasaría pronto, apuré el ritmo, arriba, abajo, me ayudó con sus manos en mi cola, las mías estaban en el respaldo del sofá para ayudarme a impulsar mas mi cuerpo.

—Bella…— escuché gruñir a mi amado, sí, porque más allá de esta espectacular cogida, yo amaba al hombre que tenía dentro.

Las convulsiones de su cuerpo y el palpitar de su miembro me confirmaron que estaba llegando a la cima. Era tan sensual ver su rostro contraído de placer que me mecía con más fuerza y rapidez, como se monta un caballo a todo galope, entonces el nudo que había dentro de mi explotó… y la sensación me cubrió por completo, recorriendo todo mi cuerpo, haciéndome gritar con todas la fuerzas que tenía, sacando todo el aire de mis pulmones.

Luego de eso el bajar de mi nube fue placentero, Edward me había abrazado y me besaba por donde podía.

—Te amo— me dijo muy bajito pero lo oí bien.

—Yo… yo también te amo Edward— lo miré fijamente para que le quede claro que él era el único hombre que amaba y que me haría sentir así. Sonrió y me abrazó más.

Luego de dos encuentros igual de intensos y orgásmicos dejamos nuestro nuevo nidito de amor.

Lo había disfrutado como nunca y me reí mucho cuando Edward me confesó que había comprado un ciento de preservativos de los que no se abren con facilidad. Pero prometió que él se encargaría personalmente de abrirlos de ahora en adelante.

Continue Reading

You'll Also Like

20.8K 2K 12
Ella solo quería olvidarlo, pero él se propuso reconquistar su roto corazón. Oc's x Kang Tae-moo. Advertencia. -La historia original no me pertenece...
1.5K 340 5
Daniel es uno de los mejores jugadores del mundo y estuvo a punto de perder su carrera por culpa de malas decisiones. Aunque perdió lo que más le imp...
42K 4.8K 5
𝓨𝓸𝓸𝓷𝓶𝓲𝓷 | Jimin hace un trato descuidado con el diablo para salvar la vida de sus amigos y resulta que termina siendo un chico encantador llam...