CAPITULO 2: ¡DIOS MÍO, LÍBRAME DE ESTA TENTACIÓN!

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Días después, Mike me llevó a una cena con gente de su trabajo, más de uno de sus socios me miraban con lujuria, mi esposo se daba cuenta pero era un hombre tan apático que su mayor explosión sería hacerse pipi. Y ni con eso se le levantaría.

Allí iba otra vez pensando en las miserias de mi marido. No entiendo cómo es que nunca le he sido infiel. Será porque no quiero ser el pasatiempo de nadie. Me rehúso a que me tomen como un objeto. Tampoco es que quiera un gran amor pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

Regresamos antes de la media noche porque para variar mi esposo no sabía bailar, nunca nos quedábamos hasta muy tarde. Quise darme un baño pero no había agua. Rayos ¿Qué tendría que hacer?

—Mike no hay agua— le dije desde el baño.

—Llamaré a la administración— dijo él. No por favor, pensé, no traigan al objeto del pecado.

—Bella voy a ver el noticiero por favor atiende al conserje, parece que hay racionamiento de agua pero debemos abrir las llaves de los tanques que hay sobre el edificio— me dijo Mike entrando a la habitación y cerrando la puerta.

¿Yo solita con ese hombre? ¿Con "Super Edward arregralotodo"? Hiperventilaba otra vez. Un extraño cosquilleo se apoderó de mi piel, sobre todo en las zonas que él tocó hace unos días.

Ay Bella, necesitas urgentemente un psicólogo, un psiquiatra o un buen polvo. No podías ni siquiera fantasear conel conserje ¡Por Dios! ¿Qué clase de mujer eres? Una muy, muy necesitada.

No pasaron ni cinco minutos y llamaron a la puerta, yo estaba con mi bata de baño azul delgada. Abrí de golpe, allí estaba, con sus ojos sensuales y su pecaminoso cuerpo. Pero que pervertida me estaba volviendo, traté de echar los malos pensamientos de mi cabecita loca.

—Hola Edward, lamento que te llamáramos tan tarde— me disculpé.

—Es un placer señora— dijo recorriéndome discretamente con la mirada. Un nuevo estremecimiento se apoderó de mí. Me hice a un lado para dejarlo pasar. Lo seguí cuando fue directo al baño.

—¿Te ayudo en algo?— me ofrecí.

—Bueno, si lo desea— dijo suavemente.

Esto era el colmo hasta sus palabras eran sensuales, placer, deseo. Si supiera lo que mi mente pervertida pensaba seguro saldría corriendo de aquí. ¿O no?

—¿Entonces que hago?— pregunté. Sería mejor que haga algo útil y sirva para algo más que destilar feromonas. Me siento una Mesalina.

— Bien, abriré la llave alterna que conecta con los depósitos de agua del edificio. Necesito que pruebe la grifería. Abra el llave del lavabo o de la regadera para comprobar si ya hay agua— dijo agachándose junto al lavabo. Me quité los zapatos y entré a la ducha, no quería mostrar nuevamente mis piernitas abriendo el grifo del lavabo con él debajo maniobrando sus llaves de fontanería.

Abrí la regadera... no caía nada.

De pronto cuando estaba por salir de allí, oí un ruido seco y sentí un chorro frío muy fuerte y copioso sobre mí, había abierto totalmente la llave ¡que tonta!, ahogué con una de mis manos el grito que salió de mi boca. Edward se giró a verme y corrió a ayudarme, rápidamente me sacó de allí. Se mojó un poco, su camiseta clara y ligera se le pegó al cuerpo delineando sus músculos. Otra vez empecé a temblar, no sé si de frío o de verlo todo mojado.

—Lo siento señora, ha sido mi culpa— se excusó.

Que lindo, si yo sabía que había sido exclusivamente culpa mía por abrir de esa forma la llave del agua. Y todo por haber estado mirándolo trabajar.

El Conserje -Terminado-Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu