- ¿Es muy necesario? - nos pregunta Ron mientras que nos dirigimos a los lavados del segundo piso - Entiendo de lo horocrux, pero... esa cosa no saldrá nunca de allí si derrotamos a Voldemort.
- No debemos arriesgarnos, menos si sabrán donde se encuentra la cámara secreta - le responde Harry, mientras que revisa en el mapa del merodeador que nadie nos este siguiendo.
- Tiene razón, podría ser muy peligroso - comenta Hermione.
- Tal vez tengamos un poco de suerte y este dormida - agrego.
- Lo dudo, pero... ¿Cómo lo haremos? - me pregunta resignado mi amigo.
- Traje las saetas de fuego y la espada de Godric - le respondo delante del lavado - Si esta despierta, la distraen para que pueda matarla.
- Hannah...
- Ahora es mi turno Harry, estaré bien - le aseguro antes de que me lleve la contraria - Abre la puerta.
Creo que hemos demorado un poco más de dos horas allí abajo, pero Ron tuvo razón. La enorme serpiente estaba despierta, hambrienta y de muy mal humor.
Las cosas nos salió, relativamente, bien... si dejamos aparte el hecho de que nuestro pelirrojo fue herido por uno de los colmillos envenenados y cuando salte a su cabeza y le clave la espada, salí disparada hacia atrás y me golpee con fuerza mi cabeza.
- Te agradezco que hayas traído un frasco con lágrimas de fénix - me dice Ron, cuando nos sentamos, casi sin aliento, en el suelo del lavado.
- Maldición...- protesto al tocarme en el golpe y ver mi mano con sangre.
- Al fin los encontramos...
En la puerta se detienen mis padres, los de Harry, Remus y Sirius.
- ¿Qué les pasó? - nos pregunta Sirius.
- Hannah estás herida, déjame ver - me dice mi madre acercándose y la dejo hacerlo - Hay que limpiar la zona y es probable que haya que hacer algunos puntos.
- Poppy lo sanará en un minuto - le digo y acepto la mano de Harry para ponerme de pie.
- ¿Qué les pasó? - nos pregunta Lily en tono acusador, pero a la vez preocupada.
- Nos encargamos de... "algo", para asegurar el futuro que prometimos - le responde Harry abrazándome por la cintura para que me apoye en él.
- ¿Y de qué se encargaron? - nos pregunta mi padre.
- Lo sabrán en su momento - le digo y no parece agradales - Hay ropa limpia en el bolso.
- ¿Cómo...? - me dice Ron.
- No vacié el bolso desde nuestro último viaje.
Luego de la curación de Poppy y de un baño, nos reunimos con el resto.
- Disculpen la demora - les digo y somos interceptados por los niños y tomo de los brazos de Rose al pequeño Teddy.
- ¿Están bien? - nos pregunta J.S - Nos dijeron que estabas herida.
- No se lo dijimos, lo escucharon - los acusa James.
- Estamos bien, el golpe no es grave - les aseguro y tomamos asiento.
- Hicieron lo que creo - nos dice Ginny.
- Sí...- le dice Ron.
- Son...
- Había que hacerlo Ginny, lo sabes - la interrumpe Harry.
- Leamos uno más antes de cenar - digo en cambio y le paso el libro a Neville.
- Capítulo cinco, los...-Neville se detiene y relee lo que dice.
-Se llama así - le aseguro - "Los sangre sucia y una voz misteriosa"
- No me agrada como suena eso - nos dice la abuela de Harry.
- Tiene sus buenos y malos momentos - le dice Herms.
- Durante los días siguientes, Harry pasaba bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de nosotros, no me molestaba, era un niño muy entusiasta y me agradaba. Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Hannah y Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.
- Fui un idiota con él.
- El chico te admiraba y lo ayudaste - le dice en cambio Ron.
- No debí ser tan tosco...
- Harry... solo éramos un año mayor y había muchas cosas en nuestras cabezas, Colin lo entendía - le digo tomando su mano.
Hedwig seguía enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche,y la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente. Se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.
Con Godric, hemos establecido una hora al día para nuestras clases particulares o de más tiempo si necesitaba de su ayuda con la tarea. Así que, entre unas cosas y otras, nos alegramos muchísimo cuando llega el fin de semana, porque con Harry, Ron y Hermione, hemos planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.
- Gracias por tomarse la molestia - nos dice él.
- Eres nuestro amigo Hagrid, nos encanta visitarte - le asegura Hermione.
- Igual a nosotros - agrega Scorp - En tanto hayamos terminado de hacer la tarea.
- Me parece lo más justo - le dice con una sonrisa el semi-gigante.
Aunque esa mañana, sentía que picoteaban mi cara y vi que se trataba de Hedwig con una pequeña nota en su pico. Mire por la ventana y todavía no había amanecido. Le saco la nota, antes de despedirla con unos mimos.
"Hay Practica de Quidditch, abra audiciones, te estoy esperando en la sala común. Date prisa.
Harry."
- ¿Será tu audición? - me pregunta mi papá con la primera sonrisa que me dedica desde que me vio herida.
- Algo así... - le respondo con una ligera sonrisa - Primero nos interrumpieron, pero luego la hago.
- Quiero oírlo ya - agrega James.
Leer eso me despertó por completo, me visto lo más rápido posible y me recojo el cabello, sin siquiera peinarlo. Bajo las escalera muy rápido, en busca de Harry y lo encuentro con Collin.
- ¡Buenos días Hannah! - me saludó el niño.
- Buenos días a ambos - le respondo.
- Vamos Hann, Olliver ya nos debe estar esperando - dijo Harry y salió por el agujero.
—¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch!
Colin se metió apresuradamente por el agujero, detrás de Harry. Lo va a sacar de quicio desde muy temprano.
- ¿Te divertías a mis costas? - me pregunta con una falsa indignación.
- Siempre que se me hizo posible - le respondo con honestidad y acomodo mejor al pequeño.
- Es honesta - le dice Ron - Era divertido ver como te perseguía el pequeño.
- Luego de seis años me vengo a enterar de esto.
- Mejor tarde que nunca - le dice en cambio Herms sonriendo.
— Será muy aburrido — dijo Harry enseguida, pero Colin no le hizo caso. Los ojos le brillaban de emoción.
—Tú has sido el jugador más joven de la casa en los últimos cien años,¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí? —le pregunta Colin, corriendo a su lado —.Tienes que ser estupendo. Yo no he volado nunca. ¿Es fácil? ¿Ésa es tu escoba? ¿Es la mejor que hay?
Harry no sabía cómo librarse de él y eso me divertía. Era como tener una sombra habladora, extremadamente habladora.
—No sé cómo es el quidditch, en realidad — reconoció Colin, sin aliento —.¿Es verdad que hay cuatro bolas? ¿Y que dos van por ahí volando, tratando de derribar a los jugadores de sus escobas?
—Si —contestó Harry de mala gana, resignado a explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch —. Se llaman bludgers. Hay dos bateadores en cada equipo, con bates para golpear las bludgers y alejarlas de sus compañeros. Los bateadores de Gryffindor son Fred y George Weasley.
—¿Y para qué sirven las otras pelotas? — preguntó Colin, dando un tropiezo porque va mirando a Harry con la boca abierta.
- Ya me sentía raro y verlo de tu perspectiva no me ayuda mucho - me dice Harry - No me gusta llamar la atención.
- James, si este chico no fuera tu copia dudaría de que fuera tu hijo - le dice en broma Sirius y noto que hasta Severus se ha reído de eso.
- Muy chistoso...
- El niño te admiraba, no tiene nada de malo - le dice Lily - Y es bueno que no se te suba la fama a la cabeza.
— Bueno, la quaffle, que es una pelota grande y roja, es con la que se marcan los goles. Tres cazadores en cada equipo se pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla por los postes que están en el extremo del campo,tres postes largos con aros al final.
—¿Y la cuarta bola?
—Es la snitch — dijo Harry —, es dorada, muy pequeña, rápida y difícil de atrapar. Ésa es la misión de los buscadores, porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.
—Y tú eres el buscador de Gryffindor, ¿verdad? —preguntó Colin emocionado.
—Sí — dijo Harry, mientras dejábamos el castillo y pisábamos el césped empapado de rocío — También está el guardián, el que guarda los postes.Prácticamente, en eso consiste el quidditch.
Pero Colin no descansaba ni un momento y va haciendo preguntas durante todo el camino ladera abajo, hasta que llegamos al campo de quidditch, y Harry pudo deshacerse de él al entrar en los vestuarios.
Colin nos gritó en voz alta: — ¡Voy a pillar un buen sitio, Harry! ¡Suerte Hannah!
Y se fue corriendo a las gradas. El resto del equipo de Gryffindor ya estaba en los vestuarios. El único que parecía realmente despierto era Wood. Fred y George estaban sentados, con los ojos hinchados y el pelo sin peinar, junto a Alicia Spinnet, de cuarto curso, que parecía que se estaba quedando dormida apoyada en la pared. Su compañera cazadora, Angelina Johnson, sentada una junto a ella, bostezaba enfrente de ellos.
- Ni siquiera James que es un fanático obsesivo nos hace levantar tan temprano - nos dice mi padre.
- Pues... Wood lo ha superado en eso - le asegura Fred.
- Ese chico solo vive por el amor al Quidditch - agrega George.
— Por fin, Harry, ¿por qué te has entretenido? — preguntó Wood enérgicamente — ¿Tú eres Hannah, cierto? Los Weasley y Harry me han dicho que quieres probar suerte para entrar al equipo como cazadora, igual que tu padre.
- Sí, papá es un gran fan del quidditch - le dije.
- Mira, normalmente todos los inicio de temporada se hacen audiciones para todos los cupo, pero como conozco tan bien a mi equipo, prefiero mantener a los que tengo - dijo Olliver - Pero este año, tenemos una baja de una de nuestras cazadoras. Te he visto que el año pasado observaste todas las prácticas y fuiste a todos los partidos, si demuestras tener talento el puesto es tuyo.
- Me parece justo, si todos están de acuerdo - le dije.
- Hann, te vimos volar y lo haces muy bien para alguien que aprendió de la nada - dijo Fred.
- Y tu padre te enseño unos trucos bastantes buenos - agregó George y las otra dos cazadoras parecían estar de acuerdo.
- Veamos, quiero decirles unas palabras antes de que saltemos al campo, porque me he pasado el verano diseñando un programa de entrenamiento completamente nuevo, que estoy seguro de que nos hará mejorar - dijo Wood sosteniendo un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentes colores. Sacó la varita mágica, da con ella un golpe en la tabla y las flechas comienzan a moverse como orugas. En el momento en que Wood se lanza a soltar el discurso sobre sus nuevas tácticas, a Fred se le cae la cabeza sobre el hombro de Alicia Spinnet y empieza a roncar. Le lleva casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla, pero a continuación hubo otra, y después una tercera. Harry se adormece mientras el capitán sigue hablando y hablando. — Bueno — dijo Wood al final - ¿Ha quedado claro? ¿Alguna pregunta?
—Yo tengo una pregunta, Oliver — dijo George, que acababa de despertar dando un respingo—. ¿Por qué no nos contaste todo esto ayer cuando estábamos despiertos?
- El chico parece muy intenso acerca del juego - comenta mi madre.
- Si pudiera se casaría con el juego - le asegura George.
- Todos amamos el juego... somos algo intensos también - agrega J.S.
- Sus padres son los mejores jugadores que hemos visto, sería muy raro que no les gustara - le dice Neville.
- Lo sabemos y agradecemos los genes - responde Al.
A Wood no le hizo gracia.
—Escuchadme todos — nos dijo, con el entrecejo fruncido —, tendríamos que haber ganado la copa de quidditch el año pasado. Éramos el mejor equipo con diferencia. Pero, por desgracia, y debido a circunstancias que escaparon a nuestro control...
Con Harry nos removemos en el asiento, con un sentimiento de culpa. Durante el partido final del año anterior, habíamos permanecido inconsciente en la enfermería, con la consecuencia de que Gryffindor había contado con un jugador menos y había sufrido su peor derrota de los últimos trescientos años.
- No se pueden sentir mal por eso, ustedes detuvieron el regreso de un mago tenebroso - nos dice Remus.
- No nos gusta fallarle a nuestros amigos y el equipo es muy importante para nosotros - le responde Harry.
- El que salieran heridos no estaban en sus planes - nos dice Cedric.
- Tampoco la brutal derrota a nuestra casa - le digo.
- Solo por esa vez - acota Draco.
Wood tardó un momento en recuperar el dominio. Era evidente que la última derrota todavía lo atormentaba.
—De forma que este año entrenaremos más que nunca... ¡Venga, salgan y pongan en práctica las nuevas teorías! — gritó Wood, tomando su escoba y saliendo primero de los vestuarios.
Con las piernas entumecidas y bostezando, lo sigue el equipo, los chicos me pasaron una escoba para la práctica. Hemos permanecido tanto tiempo en los vestuarios, que el sol ya estaba bastante alto, aunque sobre el estadio quedaba restos de niebla. Cuando con Harry saltamos al terreno de juego, vemos a Ron y Hermione en las gradas.
- Ya parecía demasiado raro que no estuvieran los cuatro juntos - nos dice Molly.
- No quisimos despertarlos tan tempranos - le digo en cambio.
- Con Ron hubiese sido un milagro - comenta Charlie.
- Le hubiera mandado a Zeus...
- Paso, aún tengo las marcas de su pico en mi frente.
—¿Aún no han terminado? — preguntó Ron, perplejo.
— Aún no hemos empezado — respondió Harry, mirando con envidia las tostadas con mermelada que Ron y Hermione se habían traído del Gran Comedor —. Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias.
Montamos en las escobas y, dando una patada en el suelo, nos elevamos en el aire. El frío aire de la mañana nos azotaba el rostro, consiguiendo despertarnos bastante más que la larga exposición de Wood. Era maravilloso regresar al campo de quidditch y más ahora que tengo la posibilidad de jugar.
—¿Qué es ese ruido? — preguntó Fred, cuando doblaba la esquina a toda velocidad.
Colin estaba sentado en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio vacío.
—¡Mira hacia aquí, Harry! ¡Aquí! — chillaba.
- Es divertido, sigo prefiriendo eso a lo que sucedió en sexto - le digo.
- No fue mi culpa...
- ¿Qué sucedió? - nos pregunta Lily.
- Un séquito de chicas tontas fueron audicionar solo porque querían coquetear con el capitán del equipo - le responde Ginny con una sonrisa divertida.
- Y para ese tiempo ellos ya eran pareja - agrega Luna - Y Hannah...
- ¿No lo tomaste bien sobrina? - me dice Sirius buscando molestarme.
- Solo diré que ninguna soportó el entrenamiento - le respondo.
- Esa es mi nieta - me felicita mi abuela y solo me queda reír.
—¿Quién es ése? — preguntó Fred.
— Ni idea — mintió Harry, acelerando para alejarse lo más posible de Colin.
—¿Qué pasa? —dijo Wood frunciendo el entrecejo y volando hacia ellos - ¿Por qué saca fotos aquél? No me gusta. Podría ser un espía de Slytherin que intentara averiguar en qué consiste nuestro programa de entrenamiento.
—Es de Gryffindor — dijo rápidamente Harry.
—Y los de Slytherin no necesitan espías, Oliver —observó George.
—¿Por qué dices eso? — preguntó Wood con irritación.
—Porque están aquí en persona — dijo George, señalando hacia un grupo de personas vestidas con túnicas verdes que se dirigen al campo, con las escobas en la mano.
—¡No puedo creerlo! — dijo Wood indignado —. ¡He reservado el campo para hoy! ¡Veremos qué pasa!
- Siempre es lo mismo con esas serpientes... Lo siento - se corrige James al ver a su nieto y a Scorp - Me refiero a los de mi generación, la suya es genial.
- Sigue existiendo la rivalidad en las casas, solo que a un menor grado - le dice Al - Soy de Slytherin, pero mi sangre es Gryffindor y mi familia es primero, mis compañero lo saben y lo respetan.
- Y yo soy el único que puedo hacerle bromas a este par... como venganza por no dejarme dormir cuando eran unos bebés llorones - agrega J.S.
- Si ese es el caso, me vengaré de ti - le dice Teddy.
- Al menos son mejores que los de nuestra época - les dice Luna.
Wood se dirigió velozmente hacia el suelo. Debido al enojo aterrizó más bruscamente de lo que habría querido y al desmontar se tambaleó un poco. Con Harry, Fred y George lo siguimos.
—Flint — gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin —, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya pueden largarse!
Marcus Flint aún era más corpulento que Wood. Con una expresión de astucia digna de un trol, replicó:
—Hay bastante sitio para todos, Wood.
Angelina y Alicia también se habían acercado. No había chicas entre los del equipo de Slytherin, que forman una piña frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.
—¡Pero yo he reservado el campo! — dijo Wood, escupiendo la rabia —. ¡Lo he reservado!
—¡Ah! — dijo Flint —, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape. «Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»
—¿Tenes un buscador nuevo? — preguntó Wood, preocupado —. ¿Quién es?
Detrás de seis corpulentos jugadores, aparece un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy.
—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? — preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.
- Debería disculparme, pero ahí todavía recordaba lo sucedido en la librería.
- No hay problema, me lo tengo merecido.
—Es curioso que menciones al padre de Malfoy — dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más —. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.
Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.
—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado — dije Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya —. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras — sonríe mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetan sus Barredora 5 —,mejor que las utilicen para borrar la pizarra.
- Nosotros también tenemos que ver por una nueva cazadora - dice Wood y el equipo de Slytherin me miraron con desprecio.
- Pero si la princesita de Gryffindor ya debe tener todo asegurado.
- No idiota, a este equipo no le importa de que familia uno venga, si no su talento - le respondí enojada.
- Bien dicho Hannah - me dice James - De tu padre dijeron lo mismo, pero como capitán tenía en cuenta su esfuerzo y talento, me dio igual el apellido.
- Por eso quise audicionar, sabía que si no era bueno me lo dirías.
- James no ve lo que rodea a la persona sino como es por dentro - agrega Remus - De lo contrario, dudó que seamos tan buenos amigos.
- Basta chicos que me sonrrojo - le dice en broma.
—Miren — dijo Flint —. Invaden el campo.
Ron y Hermione cruzaban el césped para enterarse de qué pasaba.
—¿Qué ha ocurrido? — preguntó Ron a Harry —. ¿Por qué no juegan? ¿Y qué está haciendo ése aquí?
Miró a Malfoy, vestido con su túnica del equipo de quidditch de Slytherin.
—Soy el nuevo buscador de Slytherin, Weasley — dijo Malfoy, con petulancia—. Estamos admirando las escobas que mi padre ha comprado para todo el equipo.
Ron miraba boquiabierto las siete soberbias escobas que tienen delante.
— Son buenas, ¿eh? — dijo Malfoy con sorna —. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podrían subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.
El equipo de Slytherin estalló de risa.
—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso — observa Hermione agudamente —. Todos entraron por su valía.
Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.
—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia — espetó él.
El gran comedor a quedado en silencio y vemos la reacción del pequeño Malfoy.
- ¡Insultaste a tía Hermione! Puedo tolerar muchas cosas, pero no que la llames así a ella - le dice saliendo enojado del lugar.
- Les dije que esto ocurriría - nos dice molesto, aunque creo que es más consigo mismo.
- Draco, cálmate - le pido - Iré hablar con él - agrego y al levantarme siento un ligero mareo a causa del golpe en mi cabeza.
- ¿Estás bien?
- Lo estoy Harry.
- Iré contigo - me dice Hermione.
Ambas salimos y busco el mapa para rastraerlo, no se oculta muy lejos. Su escondite es la biblioteca.
Al verlo, notamos su mirada triste y sus ojos brillosos. Con Hermione nos sentamos delante de él y parece no querer mirarnos, en especial a mi amiga.
- Scorpius... - lo llama ella - Mírame... - le pide en un tono suave y el niño lo hace - Yo he perdonado a tu padre y siendo honesta, no me molesto demasiado eso porque desconocía su significado.
- Pero tú eres muy buena con nosotros, jamás nos has dicho nada malo - le responde y su mirada me rompe el corazón - Mi padre no tuvo que tratarte así...
- No tuvo que hacerlo, es verdad - le digo - Pero... él sufrió, mucho. Como no tienen idea, se odio por tener que fingir ser lo que era - agrego recordando lo duro que fue el sexto año - Yo amo a tu padre, es un gran amigo y hasta nos salvó la vida a los cuatro. Debes entender que él cambió, simplemente, piensa en tu padre de tu tiempo... él te crió de maravilla, evitando que pases por lo mismo que él.
- No te enojes con él por las demás idioteces que hará - agrega Hermione con una sonrisa - Y si te hace sentir mejor, en tercer año me saco de mis cabales y le di un buen golpe en el rostro.
- ¿En serio? ¿Tú lo golpeaste...? Ahora entiendo porque dicen ellos que no deben hacerte enojar porque tienes un buen derechazo - la respuesta del niño me hace reír.
- Admito que fue un buen golpe y se lo ganó - le digo - Debes ser paciente Scorpius y no juzgarlo mal, solo era un niño al cual su padre lo manejaba como una marioneta.
- Bien, pero cuando regrese debes convencerlo que me deje insistir con que vaya a visitar a mi familia materna.
- Desconozco la situación, pero lo recordaremos - le prometo - Regresemos, así terminamos el capitulo y nos vamos a descansar.
Regresamos los tres con un mejor animo y Scorp, no duda en abrazar a su padre que luce sorprendido y nos murmura un gracias a ambas.
El insulto de Malfoy desató una ola de enojo. Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de Malfoy para evitar que Fred y George saltaran sobre él. Alicia gritó «¡Cómo te atreves!», y Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, amenazó «¡Pagarás por esto, Malfoy!», y sacando la varita por debajo del brazo de Flint, la dirige al rostro de Malfoy, un estruendo resuena en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surge un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derriba sobre el césped.
—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? — chilló Hermione.
Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.
- Eso es asqueroso papá - le dice Rose - Por más que hayas querido defenderla...
- Tú lo escuchas, nosotros lo vimos y si, era asqueroso - le dice Fred.
- Fue culpa de mi varita fallada.
El equipo de Slytherin se partía de risa. Flint se desternilla, apoyado en su escoba nueva. Malfoy, a cuatro patas, golpeaba el suelo con el puño. Los de Gryffindor rodeaban a Ron, que siguía vomitando babosas grandes y brillantes. Nadie se atrevía a tocarlo.
—Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca— nos dijo Harry a Hermione y a mí, quien asintió valerosamente, y entre los dos agarraron a Ron por los brazos.
—¿Qué ha ocurrido, Harry? ¿Qué ha ocurrido? ¿Está enfermo? Pero podrás curarlo, ¿no? — Colin había bajado corriendo de su puesto y va dando saltos al lado de ellos mientras salimos del campo. Ron tenía una horrible arcada y más babosas le cayeron por el pecho —. ¡Ah! — exclamó Colin, fascinado y levantando la cámara —, ¿puedes sujetarlo un poco para que no se mueva, Harry?
—¡Fuera de aquí, Colin! — dijo Harry enfadado. Entre él y Hermione sacaron a Ron del estadio y nos dirigimos al bosque a través de la explanada.
—Ya casi llegamos, Ron — dijo Hermione, cuando vemos a lo lejos la cabaña del guardián —. Dentro de un minuto estarás bien. Ya falta poco.