Olivia
— No me importa, como sea, se lo haré pagar.
— Hadita, las venganzas no aportan nada, solo hay que apartarla de la vida de Dante y que se ahogue en su propia mierda.
Dante aún no llega con Matteo, llegué a casa en menos de tres minutos, ni siquiera sé cómo hice para no arrancar cada cabello de la cabeza de esa estúpida pero me pareció más importante el hecho de que mi hermano me necesita. Llamé a Liam de camino a casa, él llego incluso antes que yo.
Pero no va a convencerme, ella no saldrá impune de esto.
— No, no vas a convencerme, y si tú no quieres ayudarme lo haré sola, o con Emma.
— Déjala a Emma, tiene cosas más importantes de las que ocuparse. Sabes que esté o no de acuerdo estoy para ti.
Resoplo y me dejo caer en la escalera de la entrada de la casa de mis hermanos.
— Es que ni siquiera tengo una idea, solo quiero que pague por todo el dolor que le causó a mi hermano — lágrimas de frustración y enojo corren por mis mejillas, sin dudas la amistad es irreal, y esto lo comprueba al cien por ciento.
Liam se sienta a mi lado y toma mi rostro en sus manos.
— No llores, tu hermano te necesita bien — limpia mis lágrimas con sus pulgares y me ve con ternura.
— Ya no nos quedan amigos ¿sabes? Ella era nuestra amiga desde los doce años, era mejor amiga de Dante, pero también era mi amiga y no la conocíamos en realidad, no se puede confiar en nadie.
— No es justo generalizar Hadita, tal vez en el mundo hay más gente mala que buena, pero yo estoy seguro de que solo debes aprender a mirar más allá de la superficie. Yo sí tengo buenos amigos, y no digas que es una excepción.
Es gracioso que él siempre sepa exactamente lo que voy a decir.
— ¡Vamos Liam! ¡Tú encontraste a mis hermanos! No hay más gente como ellos, sí tuviste suerte y mucha.
Liam se larga a reír y hace que yo también lo haga.
— ¿Acaso tú te has relacionado alguna vez con la gente "no popular" de tu colegio? Seguro tienes más en común con la chica que lee libros en los recesos que con la gente popular como tú. Deja de preocuparte por mantener una imagen, serás más feliz.
— Justo ahora siento que no puedo confiar en nadie —apoyo mis brazos sobre mis rodillas y hundo mi rostro en ellos resoplando.
— Puedes confiar en mí, puedes confiar en todos tus hermanos, puedes confiar en tu papá, créeme, tienes mucho más que la mayoría de las personas.
De pronto me río un poco y él parece confundido.
— Lo sé, solo estoy siendo dramática, me gusta serlo, déjame en paz.
Liam suelta una carcajada que provoca que me ría otra vez.
— Me gustas tanto... — murmura acariciando mi mejilla.
Pero el auto de Matteo aparece en la entrada y baja su mano de inmediato. Aún no habla con él y eso lo pone nervioso, a mí no, Matteo y yo nos entendemos bien así que yo haré esto y dejaré el drama a un lado.
Matteo pone sus ojos en Liam de inmediato.
— ¿Qué haces aquí? Se supone que estarías en el hogar a esta hora.
— Sí es que...
Lo interrumpo para evitar la escena de revelación.
— Yo lo llamé, él y yo estamos saliendo o algo así — me pongo de pie para acercarme al auto por lo único que importa aquí ahora, Dante.
— ¡Por fin! — exclama Matteo abriendo grandes sus ojos y sonriendo.
— ¿No te molesta? Es que yo quería decirte pero...
— Ya Liam, deja el drama y sé feliz — apoya su mano sobre el hombro de Liam, le da una sonrisa y entra a la casa.
— Eso fue demasiado fácil... — murmura Liam y por fin Dante baja del auto.
Sus ojos encuentran los míos, y puedo sentir todo su dolor justo en medio de mi pecho, la decepción, la ira por haber perdido el tiempo con Álex y el miedo de no encontrar la forma de arreglarlo.
Lo abrazo y deja su mentón descansar en mi hombro, él y yo no necesitamos palabras, yo sé lo que siente, él sabe que lo sé y solo necesitamos mantenernos juntos hasta que el dolor pase.
Unos minutos después entramos a la casa, Liam ya entró y hay una gran discusión.
Emma y Noah están peleando.
— Ya no tienes dieciocho Emma, somos los adultos aquí y estamos para contenerlos, no para motivar su lado oscuro.
— Pues me importa una mierda mi edad, nadie se mete con mi familia ¡Nadie! No se lo dejaremos pasar, y no te estoy pidiendo permiso Noah.
No se alarmen, ellos tienen esta clase de discusiones a menudo, ambos quieren poner las reglas y eso no siempre es fácil, pero nunca fueron peleas trascendentales, igual de rápido que se enojan, se reconcilian, mi intuición me dice que arreglan sus asuntos de ego entre las sabanas.
— Estoy contigo hermana, pon tu cerebrito a trabajar — digo sin dudar ni un segundo.
Matteo, que hasta ahora estaba en silencio junto a Emily, por fin habla.
— Yo creo que lo que importa aquí es lo que quiere Dante, no lo que opinan ustedes.
— Siempre he dicho que...
— Que los errores de los demás no justifican los propios — completa Noah y está en lo cierto — ¿Ves? Nada de venganzas.
— Pero... — continúa Dante tirando a la mierda el afán de Noah de alejarnos del lado oscuro — No la puedo perdonar, ella no solo me alejó del amor de mi vida, si no que me mintió por tres años, me abrazó mientras lloraba, incluso lloró conmigo, mientras sabía que Álex me amaba y ella había generado todo esto, así que si quieren hacerle algo malo, se lo merece.
Emily también decide intervenir, aquí todo lo decidimos entre todos.
— Dan, una vez me dijiste que bajo ninguna circunstancia, nadie puede hacerme perder quien soy, creo que es un buen momento para recordarlo.
— ¿Qué piensas tú? — Noah le pregunta a Liam buscando un aliado en la parte madura de la familia.
— Opino que todos tienen razón — responde él haciendo que ruede mis ojos.
— Que tibio — murmuro con sarcasmo.
— Déjame hablar, Hadita. Lo que quiero decir es que la chica es basura, en eso estamos todos de acuerdo, y que no podemos dejar las cosas como si nada hubiera pasado. Pero no estoy de acuerdo con rebajarnos a su nivel, pienso que somos mas inteligentes, mental y emocionalmente, y que sabemos que no importa el dolor que le generemos a la chica, eso no le quitará el dolor a Dante.
— ¿Y entonces? — Emma comienza a impacientarse.
— Entonces en lugar de una venganza cruel como acostumbras, Bombita, tal vez deberíamos buscar una forma creativa de darle una buena lección, sin rebajarnos ni por un momento.
Quiero estar molesta porque no me apoya, pero es brillante lo que dice así que no puedo.
Tiene razón, pero no se lo diré. Cruzo mis brazos sobre mi pecho y él sonríe divertido.
— ¿Te enojas porque tengo razón? — pues sí, esa es la verdad.
No respondo, y entonces Liam me rodea con sus brazos y besa mi mejilla haciendo que afloje mis brazos y sonría muy brevemente.
— Ya, tienes razón ¿qué haremos entonces? — cedo por fin ante la atenta mirada de todos mis hermanos.
— Tú... — murmura Noah sorprendido — ¿Tú hiciste que ella diga que tienes razón cuando estaba siendo caprichosa?
Eso me hace reír, porque es verdad.
— Ella no es caprichosa, solo es muy fiel a sus propias ideas — me defiende Liam y genera la risa de todos, incluso la mía.
Sí sé que soy caprichosa, todos lo saben, pero se me hace lindo que igual me defienda así que se gana un pequeño besito en los labios.
— Ya, aun no estoy listo para ver eso, cálmense — dice Noah con un poco de incomodidad.
— Déjalos en paz, tendrás que acostumbrarte, ese no es su problema — me defiende mi hermana que aún se ve molesta con Noah, aunque él ahora le hace ojitos de cachorrito provocando su risa — Te amo, idiota.
— Yo también te amo, tonta.
— Mami... — dice la vocecita de Ámbar saliendo de su habitación que queda en planta baja.
Seguro la despertamos con toda la discusión, son más de las diez pero ella duerme hasta tarde.
Emily se acerca a la puerta y la toma en brazos, ganándose un buen beso de buenos días como premio.
Parece feliz de que todos estemos en casa, sus ojitos verdes viajan de uno a otro intentando decidir con quién irá mientras todos le dan los buenos días de una forma muy tierna.
Todos peleamos siempre por quién es su favorito, pero todos sabemos que ella no tiene un favorito, nos ama a todos, es feliz cuando estamos juntos.
— Madrina — dice con mucha claridad estirando sus brazos a Emma — ¿Me haces un sesayuno?
Emma la toma con una gran sonrisa dejando un besito en su mejilla gordita.
— ¿Galletas? — dice en voz bajita como si fuera un secreto.
— Emma... — la regaña Matteo pero ella lo ignora por completo.
—¡Siiii! — exclama Ámbar abrazándola con fuerza mientras Emma le saca la lengua a Matteo en señal de rebeldía provocando que se ría.
Se van a la cocina y retomamos el debate, ahora sin discusión.
— ¿Estás de acuerdo con eso Dan? — le pregunta Matteo y él simplemente asiente.
Paso mi brazo por el hombro de mi hermano.
— Bien, Emma y yo lo pensaremos y luego lo volvemos a hablar, fin del congreso.
Noah va a la cocina con Emma y Ámbar, Liam va con Matteo a jugar videojuegos y Emily también se va, vaya uno a saber dónde.
Solo quedamos Dante y yo, como siempre, de hecho los demás nos dejan solos porque saben que es lo único que necesitamos.
Liam
— Solo un partido más, tengo que regresar al hogar — le digo a Matteo luego de que ya jugamos tres.
— Ah, vamos ya, luego jugamos, yo también tengo que ir — deja el mando sobre el sofá y se pone de pie —. Deja que me despido de mis chicas y salimos.
— Sí... yo... también — esto es incómodo solo para mí, pero no puedo evitar que lo sea.
— Tómalo con naturalidad Liam, no te presiones, nadie está depositando nada sobre ti — se ríe y sale de la habitación justo cuando yo también me pongo de pie.
Es verdad, tengo que relajarme un poco. Ambos ya me dijeron que están bien con esto.
Ella está en el jardín con Dante, salgo a buscarla y se acerca a mí.
— Me voy Hadita, ¿me necesitas para algo más?
— No — toma mi rostro con una sola mano y me planta un beso muy intenso —, solo un besito más.
— Vendré por la noche, Emma dice que comeremos todos juntos.
Es obvio lo que Emma quiere decirnos a todos, pero al parecer nadie se da cuenta.
— ¿Me traes...? — no la dejo terminar porque meto la mano en mi bolsillo y saco los ositos de goma que compré esta mañana para ella.
Me gano una hermosa sonrisa y un muy tierno beso por eso, estoy a un segundo de comprar la fábrica de ositos de goma para ella.
— Hadita...
Ya, este es el momento, tengo que decirlo. Sus ojos verdes me ven esperando por mis palabras y ya no puedo escapar.
— Sin tontas reglas a partir de ahora ¿sí? Ya no quiero que salgas con él, pensé que lo soportaría pero no es así.
Ella se larga a reír mientras abre la bolsa de ositos y mete uno en su boca.
— Nunca salí con él Liam, solo somos amigos ¿Estás celoso?
Resoplo mirando el suelo, es obvia la respuesta pero igual tengo que pronunciarla.
— Sí, estoy celoso. Solo quiero que salgas conmigo, y yo contigo.
— Tom ya sabe que estoy contigo, está bien con que seamos amigos.
— Bueno, me alegra escuchar eso — tomo un osito de su bolsa y ella la aleja como una niña pequeña —. Ahora me voy al hogar con Matteo, si me necesitas me llamas y estaré aquí en un segundo.
El camino al hogar es lento, hay mucho tráfico a esta hora. Dejé mi auto en casa de los chicos y me vine con Matteo, hace tiempo que lo estaba evitando un poco por lo de Olivia y de verdad extraño pasar tiempo con él.
— Luna me estuvo haciendo preguntas sobre su mamá — me comenta cuando estamos a unas calles de llegar.
— A mí también, es que no la recuerda.
Luna es la más pequeña del hogar de niños que tiene Matteo, en el que trabajo cada día. Tiene seis años, llegó al hogar cuando recién lo abrimos, tenía tres años y su única familia era su mamá, que estaba en coma hacía más de un año. Su mamá falleció hace dos años, así que ahora somos su única familia. Es una niña muy feliz, pero como todos los chicos del hogar, jamás dejan de preguntar sobre su historia y con Matteo pensamos que siempre hay que tener esas respuestas, porque no importa cuan dura sea su historia, es suya, y es parte de su identidad.
Luna sabe que su mamá ya no está, pero a ella le gusta hacer preguntas de otro estilo, como de qué color era su cabello, si le gustaba sonreír o cual era su color favorito. Respuestas que no tenemos pero que nos encantaría tener.
— Tal vez podamos conseguir algunas fotos — comenta Matteo con su mirada fija en el camino.
— Lo intenté, no hay redes sociales y en el juzgado no me dan respuestas sobre dónde fueron a parar sus cosas o dónde era su casa.
— Hablo de la forma no legal, tal vez si Emily consigue la dirección de su casa podríamos... — no continúa hablando porque llegamos al hogar, y lo que encontramos aquí es la viva imagen de los problemas.
Esa chica, Abby, está aquí y parece estar esperando, seguro por Matteo.
— ¿Qué hago? — pregunta contrariado.
— Parece que te has olvidado de quien solías ser — uso un tono un poco burlón y el bufa meneando su cabeza —. La chica está loca, cuanto antes te la saques de encima mejor, solo sé el de antes, grosero y humillante.
— Es que ya ni siquiera sé dónde se encuentra ese Matteo.
Bueno, eso es verdad, desde que Ámbar nació Matteo solo ha sido todo lo que es correcto en la vida, ella lo transformó incluso más que Emily.
— Estoy aquí, si no te sale lo haré yo. Solo no seas amable, que le queda claro que no tiene lugar en tu vida.
Toma una respiración profunda y bajamos del auto.
La chica se acerca y me mira esperando que los deje solos pero no tengo ni la más mínima intención de hacerlo.
— Necesito hablarte Matt — dice tomando demasiada confianza.
— ¿Qué quieres? — vuelve a mirarme para que me vaya, pero no lo hago — No se irá, habla frente a él.
— Es sobre las fotos — fija sus ojos en los de él en un claro intento de provocación.
— Oh, claro, las fotos Liam — voltea a mirarme y apoya su mano sobre su mentón — Yo le doy un... cuatro, tal vez un tres. Tengo un diez en casa, así que sigue participando.
Eso Matteo, ese es mi pollo.
Me mira esperando mi opinión, nunca se me ha dado bien ser el chico malo, pero puedo intentarlo.
— Yo también tengo un diez en casa, así que le doy un dos, lo fácil no atrapa — me da un asentimiento conteniendo una sonrisa y camina hacia la puerta cuando ella lo vuelve a llamar.
— Matteo — él se voltea con gesto descreído —. No me daré por vencida.
— Pues no hay oportunidad, y créeme que las consecuencias no serán bonitas.
— No le tengo miedo a tu hermana — rueda sus ojos y Matteo y yo reímos.
— Mi hermana, mi novia y mi cuñada, yo no me metería con ninguna de ellas por separado, pero juntas son el mismo infierno. Pregúntale a tu hermana si no, aún debe tener pesadillas recordando a Emma.
Damos por finalizada la conversación y entramos al hogar.
Ellos, nuestros chicos, son capaces de transformar cualquier día gris en uno soleado.
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Hola gente bella ❤️
Hoy solo habrá un capítulo, lo sé, lo siento, pero como compensación por la noche subiré el capítulo extra de Tontas Promesas que les debo.
Los quiero, y síganme en Instagram ❤️
@ineskyblue
Besos, mil besitos 💋