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Al día siguiente, en el despacho de Lorand, enojado Markus daba vueltas mientras el joven, Vincent, Imara y Ágnes lo miraban esperando una explicación de su repentina audiencia
—¡Esto es una vergüenza! No queremos a esa mujer indigna y vulgar en nuestras estirpe —gruñó Markus mirando acusador a su sobrino.
—Relájate Markus...
—¡No, Vincent! ¿Primero una viuda, y ahora esto? ¿Es que me quieres sacar canas verdes muchacho? ¡Siempre fuiste demasiado blando con las mujeres! ¡Es por eso que debieron destruir este infortunio que llaman comunidad! querida hermana, me parece que diste a luz a dos pisaverdes buenos para nada... la pelirroja esta, primero monopoliza a tu segundó y ahora viene esta otra, que es peor.
—Tened cuidado con lo que decís de mi madre, mi cuñada y mi esposa, ¿Quién os dijo que es indigna? Parece que no lo habéis entendido tío, pero aquí a las mujeres se les respeta.
—¡Es por eso que la situación está así! ¡Se ha perdido la hombría en este lugar porque habéis permitido que sus mujeres os gobiernen! ¡Partida de pisaverdes!
—Al menos tenemos alguien, nos gobierne o no, tío... —murmuró irrespetuoso, su tío era el solterón de la familia, que nunca había conseguido siquiera cortejar alguna dama, todo por su exigencia y petulancia.
—Cuida lo que dices muchacho.
—Cuidad vos lo que decís, no podéis esperar respeto de nuestra parte si osáis irrespetar a nuestras mujeres, jamás entenderéis lo importante que es para nosotros cuidar de ellas y tenerlas en el lugar que merecen, ya que nunca tuvisteis mujer, dudo que podáis entenderlo tío.
—¿Ya ves? No solo pisaverdes, sino que también irreverente e irrespetuoso ¡Excelente trabajo Imara!
—¿Terminaste?
—¿Disculpa? ¿Crees que porque este permite que las "mujeres" sean algo aquí me puedes hablar así Imara?
—Detente —siseó Vincent.
—¡No! Es una falta total de respeto y ambos tienen que pagar.
—Soy tu hermana mayor...
—Pero yo soy el hombre y yo soy quien decide.
—No en mi comunidad, Markus —sentenció Imara.
—¿Tú comunidad? ¡Me pertenece por derecho!
—Os recuerdo, tío, que esto es herencia del señor Császár, por lo que jamás os pertenecerá.
—Pues a ti tampoco, supongo, ya que no eres un Császár —cínico y venenoso sonrió.
—Excepto que en el testamento de mi padre me dejó todo el terreno a mí, creía que habíamos dejado eso claro cuando os reventé la cara con mis puños.
—Yo...
—¡Deja de hacer el ridículo Markus, esta tierra nunca te pertenecerá tienes que parar ahora! —Intervino Vincent un poco harto de las peleas que siempre originaba su espigado amigo—. Lorand nos hemos enterado de la situación, y no hay otra salida, tenemos que concertarte matrimonio.
—Estoy casado —expresó confundido, ¿A cuál situación se referían?
—Habéis embarazado a esta pobre chica, ¡Tenéis que tomar la responsabilidad!
Lorand no pudo evitar una carcajada que resonó en todo el despacho —¿Tío, por casualidad os referís a cuando se desnudó en mi habitación y Pruna la encontró intentando seducirme? Porque creo que todo sabemos que esa no es la forma de embarazar a una mujer... además, ¿Enserio creéis que en tres días se sabría de un embarazo? Por favor.
—¡Calumnias!
—¿Calumnias decís Markus, cuando mi madre, Lorena, Linka y Pruna vieron el espectáculo?
—¿Es cierto lo que dice este muchacho hija? —inquirió preocupado Vincent
—¡No! —enrojeció preocupada, no quería que su vergüenza se supiera, estaba enojada con Lorand por su crueldad y restregarle la felicidad de su matrimonio, él sería suyo tarde o temprano y lograría meterlo en su cama, una vez lo poseyera, ya podía desecharlo como hacía con todos los demás, ¿Por qué no se lo ponía fácil y solo se entregaba a ella?
Lorand se sorprendió de que siguieran viéndola como una dulce e inocente palomita, cuando era una mujer perversa y lasciva.
—Igual no es válido el matrimonio —intervino Markus para ser el centro de atención nuevamente, su tío le pareció ridículo.
—¿Quién dice que no? —estaba empezando alterarse, ellos sabían que Lorand era de mecha corta, ¡No entendía por qué se empeñaban tanto en provocarle!
—Entiende que... puedes casarte con Ágnes, mi nieta, —quiso mediar Vincent—, no son parientes cercanos y la pobre niña siempre estuvo encaprichada contigo... tienes que pensar en una estabilidad emocional, tienes que dirigir toda una comunidad, la cual va a expandirse ahora que obtuviste el terreno que te correspondía de parte de los Báthory.
—¿Estabilidad emocional con una mujer que se desnuda ante un hombre casado? ¿Cómo puedo estar tranquilo con una mujer así? No, quiero una que me ame y me sea solo fiel a mí, no que quiera acostarse con cada hombre que le pase por el lado, ¡¿Queréis una boda!? Una boda tendréis, pero no con esta mujer, jamás serás tú Ágnes —gruñó y abandonó la escena dejando a su madre con los dos buitres que solo querían los beneficios de la comunidad para sí mismos, Markus lo expresaba abiertamente, pero Vincent pretendía ser más diplomático, cuando en realidad ambos querían lo mismo. No se sabía cuál de los dos era peor, o al menos eso quería pensar Lorand.
—Convéncelo Imara, es lo mejor para él...
—Es lo mejor para vosotros y no, no voy a decirle nada, es un hombre, no un niño, él es quien debe decidir con quién estar.
—¡Ese libertinaje es lo que provoca la destrucción y corrupción en muchachos como ese!
—Sí, como digáis, con permiso.
Se alejó de allí queriendo respirando un aire nuevo. Le parecía ridícula e infantil la actitud de sus parientes.
Por su parte Lorand decidió convocar a todos los miembros de la comunidad a su hogar donde se preparaba para dar un anuncio muy importante.
—Habitantes de la comunidad Császár, os habla vuestro líder, Lorand Árpád Báthory Császár Lakatos, no es un secreto para vosotros el hecho de que pertenezca a ambos clanes y estoy seguro de que cuando os enterasteis de mis orígenes os sentisteis traicionados, os expreso —hizo una pausa y jadeó—, mi más sincera y sentida disculpa, es cierto que un Császár es quien debería gobernar en estas tierras, pero mañana en la mañana en nuestro periódico veréis que en el testamento del señor Császár, el único hombre a quien puedo llamar padre, especificó que me legaba a mí el mando de esta comunidad. Así que, lamento que no hayáis sabido todo desde el principio, era doloroso para mi recordar dicho acontecimiento —ocultó la tristeza en su rostro y prosiguió—. Pero ya que todos lo sabéis no hay por qué acotar más el tema. Otro anuncio público que quiero daros, y espero que mi tío Markus y Vincent Rákóczi padrino de mi madre escuchen muy bien, No aceptaré la mano de ninguna joven de ninguna familia —exhaló recalcando la palabra "ninguna"—, porque ya estoy casado con Pruna Boldog, nuestra señora Hannah Rainer hija del noble Gerald Rainer, así que, no quiero escuchar rumor alguno de que voy a casarme, y tampoco quiero que nadie, absolutamente nadie haga de celestino e intente buscarme esposa, sépase que ya estoy casado y el fraile de nuestra ciudad Ferenc Hegedűs —señaló al hombre quien yacía a unos metros a su izquierda— hace justicia a mis palabras, porque fue quien dictó la ceremonia de mis esponsales y casamiento con Pruna, así que dejad de crear conjeturas en vuestras mentes, que aun si mi esposa estuviera al borde de la muerte seguiría siendo mi esposa y ninguna otra mujer, ni aun después de su muerte, ocupará su lugar, ¿Habéis entendido? Ahora, aunque estamos casados debido a la clandestinidad y rapidez de nuestro matrimonio no tuvimos una celebración apropiada, así que ahora formalmente quiero invitaros a todos a la celebración de mi boda, que será dada en la villa Császár.
Bajó de la plazoleta y se dispuso a regresar a casa, mas fue importunado por sus parientes, quienes furiosos lo detuvieron en seco.
—¡Maravilloso Lorand!, ¿Quieres que te aplauda?
—No es necesario, he tenido los aplausos de la comunidad y me son más que suficientes —declinó sarcástico.
—¿Iréis tan lejos los dos? —cuestionó Vincent mirando alrededor tratando de mantener la calma...
—No sois una blanca paloma Vincent, ambos sabéis que este anuncio fue exclusivo para sacar cualquier duda de vuestras cabezas trastornadas sobre mi esposa —argumentó retando con la mirada a Vincent quien se había limitado a bajar la cabeza avergonzado, hablando de nuevo Markus en su lugar.
—Siempre os será difícil, amaros por completo, estás ahora con una media mujer, nunca será lo suficiente como para gobernar contigo en el puesto en el que estás, ¡Ni siquiera es capaz de darte un hijo! así que... si fuera tú, conseguiría otra esposa —dijo venenoso, por suerte ella no estaba por allí y así solo él recibía las dagas de os comentarios hirientes de su pariente
—No está en discusión, estoy casado con Pruna y pienso serle fiel durante toda mi vida... solo a ella y a nadie más.
—¿Estás seguro de querer quebrantar nuestra voluntad? —sentenció el más hablador del par que quería arruinar la vida del joven burgués.
—Vosotros dos, queréis estas tierras y jamás serán vuestras así que dejad de haceros ideas equivocadas... y en efecto, estoy segurísimo de no solo que me place muchísimo, sino que definitivamente, voy a quebrantar vuestra voluntad... con todo el respeto que os merecéis, creo que he sido bastante civilizado y condescendiente con vosotros mientras hacíais y deshacíais a mis espaldas con el buen nombre de mi esposa... dejad de querer emparejarme porque ya estoy casado en su totalidad, por si teníais alguna duda y dejad ya de montar espectáculos, marchaos, que ya he sido demasiado paciente.
—Desde ahora, no tendréis el apadrinamiento nuestro... —declaró Markus.
—El apadrinamiento es y siempre ha sido hacia mi madre, mi apadrinamiento siempre vino de parte de Lord Dali y falleció hace mucho tiempo, hemos sabido arreglárnosla con lo que tenemos sin necesitar vuestro "apadrinamiento" somos capaces de continuar en la misma ruta, con o sin vuestra ayuda, con o sin vuestra aprobación, con o sin vosotros, punto.
—¡Sin vergüenza! —chilló Markus y golpeó el rostro de su sobrino como hacía cuando era un niño. Solo que olvidó que Lorand ya no era un niño.
—Osáis venir a mi casa y comportaros como familia cuando en realidad lo único que queréis es que me case con vuestra nieta para poder obtener cierto poder sobre mis tierras... —murmuró con calma, esa calma que antecede la tormenta—. Podréis pegarme cien veces y la respuesta seguirá siendo la misma... ¡No! —rugió y naturalmente le regresó el puñetazo con más fuerza de la debida.
—¡Estáis haciendo lo incorrecto y vais a pagarlo!
—Markus, vayámonos.
—¡No!, ¡Dejadme!
—¡Guardias! —Bramó un muy enojado Lorand—, escoltad estos hombres hasta Pest, aseguraos de que lleguen a sus hogares y no regresen jamás.
Dio una vuelta y se dirigió a su hogar, introduciéndose de inmediato en la alcoba de su esposa quien dormía plácidamente, cerró la puerta tras él y con suavidad acercó una silla a la cama y se quedó allí contemplándola durante un rato.
—Hola, hermosa, no tienes idea de cuánto quisiera besarte y estrecharte en mis brazos ahora —susurró con una pequeña sonrisa—. Ha sido muy ajetreado, Markus y Vincent aun no pueden entender que no quiero estar con otra mujer que no seas tú...
La mujer abrió los ojos y se sobresaltó al ver que tenía compañía, mas, pasó de inmediato dicho sobresalto cuando vio que era Lorand.
—¿Qué pasa?
—Nada, vuelve a dormir.
—Anda, dime —Se incorporó y al hacerlo Lorand se percató de la ropa que utilizaba.
—¿Es un camisón?
—Sí es la ropa de dormir. No me cambies de tema.
—Pero aún no es de noche... —graznó de piedra, temiendo asustarla y a la vez ardiendo de necesidad, de ella, de su cuerpo, de su alma. —¡Ay ese condenado camisón! ¡Debí haberlo quemado la primera vez que lo vi!
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Hannah se enteró, más adelante que celebraría su boda, una vez más sin poder planearla ella, así que se apresuró por los pasillos de la villa Császár, a la cual habían llegado el día anterior. Debido a que se acercaba la fiesta de la cosecha ella dedujo que ese era el motivo por el cual estaban allí, pero entonces todos empezaron a felicitarla por su boda, y eso la turbó.
—¡Lorand Császár! Más te vale que salgas de donde estés, porque como te encuentre...
—¿Por qué tan gritona, si el gritón acá soy yo?
La sobresaltó apareciendo de la nada con un plato de donas en mano, pudo ver lo atareado que estaba que había decidido comer aquello en vez de un desayuno apropiado.
—¿Quiero saber por qué todos me felicitan por mi boda?
—Oh lo siento Pruna, una vez más he hecho algo sin consultarte.
—Ya estamos casados, celebrar una boda no es problema para mí, pero siempre dices que quieres tomarme en cuenta a la hora de decisiones, de nada vale que solo me lo digas si no lo vas a demostrar.
—Tienes toda la razón... lo siento.
—No me malinterpretes, no estoy enojada, pero esta vez la haremos a mi manera, señor Császár, así que sentaos y dejadme preparar todo.
—No puedo solo dejarte...
—Entonces hagámoslo juntos, de ahora en adelante hagámoslo todo juntos.
—De acuerdo —sonrió simple con restos de glaseado en su rostro.