XVI

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El abogado Lahaye entró en el castillo Báthory a toda prisa solicitando de antemano una audiencia con el conde, quien aunque no le apetecía decidió aceptarla, porque muy en el fondo estaba preocupado por el destino de su prometida.

Por sorpresa sucedió lo que el abogado Lahaye definitivamente no esperaba, la sonrisa culpable en el rostro del conde, diciendo que había negado ante el rey los rumores que se habían establecido en contra de su prometida, y negando en su totalidad haber esparcido dichos rumores; que con sinceridad Kuna no tenía idea, de quién lo había hecho, solo sabía, que no había sido él, fue lo que recibió al abogado en la oficina del conde.

—Pero mi lord solicitasteis...

—No llegué a solicitarlo, señor Lahaye, solo le dije a Lady Rainer que sería procesada para amedrentarla, no os preguntaré cómo se ha enterado, he de imaginármelo... lamento el mal entendido, ya encontramos una solución.
—¿Y puedo saber cuál es, mi señor?

—No hay necesidad de hacerlo, decidle a los Császár que esta es mi ofrenda de paz, entregar a Pruna, quien debe por lo menos cambiar su nombre en su totalidad, para que no exista un problema en el futuro.

—Pero mi lord...

—Decidle al señor Császár que solicito una audiencia con él, para resolver todo esto de una vez.

—No es una buena idea, mi lord, pero, lo haré

—¿Me consideráis incapaz de tomar buenas decisiones?

—Jamás mi lord, es solo que... nada, nada en absoluto, disculpad mi imprudencia. Me retiro.

¡Ay!... estuvo a punto de delatar a su amo, ¿Acaso estaba loco? Pero... ¿Estaba siendo genuino el conde? Porque le pareció en cierta manera más amable de lo que Lorand pregonaba... ¡No! No podía permitirse pensar mal de su señor.

"¿Puedo verla?" fue su única petición.

"Lo siento, pero se la entregaré a mi hermano cuando este venga a verme" fue lo que Kuna respondió. Y esto mismo fue lo que el abogado le dijo a su amo.

—¿Acaso está loco? ¿Luego de violar a mi mujer, no se le pudo ocurrir otra cosa a Kuna? ¿Solicitar una audiencia?

Lorand expulsaba humo de la furia que sentía en aquel momento, definitivamente debía trabajar con su ira... pero si ella no estaba cerca, no tenía ni el menor deseo de controlarse, parte de esa ira, partía de la culpabilidad que sentía, al haber empleado dicho condenado plan, y para el colmo no arrepentirse en absoluto.

—Te recuerdo, que ese era el plan original Lorand —murmuró Linka.

—Era un plan por si se daba la posibilidad de que se encontraran a solas, no quiere decir que tenía que violarla... la idea era que la repudiara, igual su reputación como adultera ya estaba manchada —intentó explicarse, pero aun a sus oídos se escuchaba tonto el plan.

—Acepta, que fue porque la deseabas y querías levantarle las faldas —insistió Linka divertida.

—¿Me hubiese casado con ella de ser así?

—Por favor, Lorand, ve —interrumpió Imara—, mi firma y mi nombre están en estos documentos y la corte conoce de mi matrimonio con el conde Báthory, que fue anulado no bien la princesa llegó a su vida, así que puedo lograr hacer que el rey haga algo el respecto.

—¿Soborno? Te costará la cabeza —gruñó Lorand.

—Yo sé lo que tengo que hacer, tú tranquilo... Stadler, Linka, vosotros sois los únicos que podéis controlarlo, por favor, id con él. Y Lorand Árpád Báthory Lakatos, más te vale que vayas a esa audiencia con tu hermano y dejes el orgullo.

—No me llames Báthory —escupió.
—No hay más remedio... Jency, acompáñalos tú también, que no maldiga ni insulte al conde, o empeorará el asunto.

—¿Y con quién iréis vos, suegra?

—Iré con Gabor, Linka, así que no os preocupéis por mí y haced lo que tengáis que hacer, ¿De acuerdo?

—Lorand —lo detuvo Linka—, lo que hayáis acordado Pruna y tú es asunto vuestro, no me apetece meterme, solo bromeaba, no te martirices por ello, solo querías lo mejor para ella... y levantarle las faldas, claro también, no está mal que desees una mujer, te conviene aceptar que has sido en su mayoría por ello.

—Ay Linka, cállate, por favor...

—¡Qué!, ¡Solo quería ayudar!

Así se marcharon camino al castillo, y mientras iban en marcha, no pudo él evitar pensar, en la vida que hubiese tenido si su padre no lo hubiese desheredado.

Boldog Szilva: Ciruela Feliz libro 1 [Sin Editar]Where stories live. Discover now