Amores Perdidos [+18]

PerfectWriting13 द्वारा

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Pierre y Alaska no saben que están ligados para estar juntos. Ellos solo saben que cada día se encuentran en... अधिक

Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9 🔞
Capítulo 10
Capítulo 11 🔞
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15 🔞
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25 🔞
Capítulo 26 🔞
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 🔞
Capítulo 31
Capítulo 32 🔞
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38 🔞
Capítulo 39 🔞
Capítulo 40 🔞
Capítulo 41 🔞
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 🔞
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59 (Final)
Epílogo
Agradecimientos
Caja de preguntas

Capítulo 24

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"Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre"

Enrique Jardiel Poncela

***

3 semanas después

El tiempo paso más rápido de lo esperado, realmente los últimos días no me imagine que las cosas podían mejorar, tanto que, por fin puedo decir que tengo una vida más armoniosa y con menos problemas; en realidad desde aquella noche, Pierre cumplió con su promesa, aunque por un lado, la señora Allison no le agrado nada saber que rompimos el plan pero lo que más agrando su disgusto fue enterarse que entre Pierre y yo, nos estábamos llevando como entre perros y gatos, así que tuvimos que serles sinceros con ella, lo que en su final obtuvimos no solo una oportunidad más para remediar el plan sino que también consejos que nos ayudaran en los próximos meses.

En fin, las cosas cambiaron para un bien, además de ello, Pierre y yo hemos mejorado nuestra comunicación y respeto, tanto que hay reglas que él mismo me impuso que han llegado a romperse por su propia decisión, después de todo, él ha empezado a ser más sincero, que en ocasiones parece que, inconscientemente ha llegado a soltar anécdotas de su vida que en a veces parece avergonzarse cuando alguna de ellas terminan en problemas con respecto a su adolescencia o sino, con alguna equivocación que termino por ser otro recuerdo más en su memoria.

Ver esa parte natural y sencilla de Pierre ha conllevado que el interés que le tengo siga aumentando, a pesar que él trata de verse como un hombre fuerte y sabelotodo, al final, por dentro es una persona frágil y de sentimientos buenos; sin duda alguna, sigue siendo esa persona que siempre espere.

Termino de cerrar la clínica y puedo ver como un auto ya me está esperando, así que emocionada por saber que pronto estaré en casa, termino por ponerle llave a la puerta y así ver como él sale de su vehículo para encontrarme en la acera de la calle, puedo ver un cansancio reflejado en sus ojos, como también un poco de granito en su cabello, no dudo en acercarme hasta él y limpiar sus rizos para quitar el polvo de la construcción; pero mientras que sigo tocando y enredando mis dedos en cada mechón de su cabello castaño, siento como él me toma de la cintura con un brazo y empuja hacia él para chocar con su cuerpo.

— ¡Oye!—ríe al sentir como le doy una mirada impresionada pero con gracia.

—Es una linda noche, ¿no lo crees?—mira hacia el cielo.

Ambos miramos como aún el atardecer sigue en pie, pero ya se puede ver a lo lejos algún par de estrellas iluminar el cielo.

—Sí, además hay luna llena—señalo.

Pierre me da una mirada pícara que termina por hacerme sonrojar, no puedo creer como es fácil que él pueda provocarme sensaciones prodigiosas en mi cuerpo, es más, ni siquiera debe de decir alguna palabra para hacer que yo empiece a pensar cosas que aún entre ambos no se han llegado a dar.

—Quisiera saber que pasa por esa mente—susurra en mi oído.

Muerdo mi labio y me trago todas aquellas palabras que por el momento no es bueno soltarlas, quizás el caso de tener intimidad ahora que hay luna llena no sea el momento adecuado, además estamos tratando aún de llevar la relación muy bien ahora que entre ambos hay una conexión mucho más relajada y fuera de tensiones.

—No importa—deja una pequeña sonrisa—, por ahora, ¿qué quieres? ¿Ir a cenar a un restaurante o prepararte la cena?—abro mi boca emocionada.

—Pierre Beckham... ¿Tú? ¿Haciendo la cena?—me burlo de él.

—Bueno... No soy un chef pero puedo hacer algo especial—veo ese orgullo en sus ojos.

—Entonces, sorpréndeme con una buena cena. —Me soltó para luego abrirme la puerta y así poder entrar al auto.

En el tiempo en que nos transportamos desde Lambeth hasta Walworth, nos mantuvimos en silencio, quizás la mayor parte porque pensaba que Pierre puede estar creando alguna idea acerca de la cena que preparará, así que dejé que mejor él llegará a pensar algo creativo para poder sorprenderme está noche.

Apenas llegamos a la casa para luego observar como él pronto se iba a la habitación y regresaba con rapidez para dirigirse a la cocina; me quite la chaqueta y los zapatos de tacón para pronto acercarme a la cocina, desde la distancia en que me encuentro, no sé si Pierre ya se dio cuenta que lo estoy observando pero es posible que se encuentre tan sumergido en hacer la cena que no me dice ni una palabra, en vez de eso, se mueve de un lado hacia el otro, tomando cacerolas y ollas, cortando verduras, preparando salsa, lavando los platos para ir poniendo en ellos una ensalada de pepino con aderezo y pronto comenzar a sacar unas copas.

Me acerco a él para darle una mano, pero apenas soy consciente de que agarro un cucharon para mover la salsa cuando él me lo quita de las manos y me da una sonrisa traviesa que hace que lo vea seria.

—Te quiero ayudar—intento quitarle el cucharon.

—Dije que yo haría la cena—alardeó.

Subió el cucharon mucho más arriba de su cabeza haciendo que aunque me pusiera de puntillas no lo alcanzara; crucé los brazos e hice un puchero con mi boca para solo escuchar como él reía con mucha gracia. Puedo ver como se hace a un lado y usa el cucharon para tomar un poco de la salsa de tomate y luego soplarla hasta ponerme en frente el utensilio.

—Vamos, prueba. —Intenta animarme a probar su creación.

No tardó mucho en tomar una decisión cuando uso mi dedo índice para pasarlo en la punta del cucharon en donde se encuentra un poco de la salsa, lo llevo hasta mi boca y puedo sentir como mis papilas gustativas se estremecen con el delicioso sabor a tomate, pimienta y romero.

—Dios... —Apenas puedo articular.

—Eso significa que apruebas la salsa—dice alegre.

Antes que él mueva el cucharon, de nuevo tomo un poco de salsa pero esta vez, en vez de llevar el dedo a mi boca se lo pongo en frente para que pueda probarlo, pero cuando él se va acercando a mí para lamber mi dedo, pronto cambio de dirección y embarro su barbilla de salsa.

— ¡Alaska Gardener! ¿Qué has hecho?—se toca el rostro impresionado.

—Eso es por no dejarte ayudar—lo castigo.

Pero apenas puedo salir huyendo con risa cuando me atrapa y me eleva en sus brazos mientras pataleo como una niña, me regresa hasta la cocina y es aquí en donde él me llena en un lado de la mejilla de aderezo.

— ¡Pierre!—Él deja salir una carcajada al ver como intento limpiarme.

Estoy a punto de sorprenderlo cuando atrapa mi mano y me hace acercarme a él hasta chocar con su pecho, nos quedamos mirando unos segundos pero la ansiedad de sentir su perfecto aroma y de tenerlo a unos centímetros de su rostro, me impiden controlar mi cuerpo que es imposible no pensar en cosas pecaminosas; pero mis hormonas se alteran más cuando él termina por presionar mis labios contra los suyos, formando un beso intenso que provoco que sintiera calor y emoción. Doy gracias que es luna llena y que por lo menos podamos reaccionar de esta forma sin tener alguna interferencia; muerde mi labio inferior y me empuja más hacía él en donde puedo sentir su gran virilidad.

—Lo siento por interrumpir su momento romántico.

Ambos nos separamos e intento mirar hacia otro lugar que no sea el portal que divide la cocina de la sala, porque mis mejillas empiezan a acalorarse de la vergüenza al ver la madre de Pierre con una sonrisa traviesa.

— ¿Mamá? ¿Qué haces aquí? Y ¿cómo entraste?—Dice un Pierre desconcertado.

—Soy tu madre, así que Mason no debería prohibirme el paso para entrar—pronto veo detrás de la señora Beckham, se encuentra Mason con una mirada de miedo por si Pierre lo regaña.

Pierre que no se imaginaba que su madre aparecería de esa forma en su penthouse, termina por suspirar y darme una mirada desconsolada, así que interpretando por su silencio lo que me quiere decir, solo me queda de otra que actuar como lo hemos prometido.

—No te preocupes, Mason. Puedes retirarte. —Le ordena Pierre a su asistente de servicio.

Cuando esto sucede, de nuevo aparece ese incómodo silencio, estoy a punto de decir algo pero al parecer la madre de Pierre suele ser la que termina por cortar aquella cuerda tensa que hay entre los tres.

— ¡Qué bien huele aquí! ¿Me invitan a cenar?—dice ella motivada.

—Claro que sí, le enseñare el comedor para que pueda sentirse más cómoda—actúo con rapidez.

La señora Beckham sonríe y me espera a que la llevé al comedor, así que moviéndome de la cocina hasta ella, la llevo hasta la enorme mesa que tenemos para tomar una silla y jalar de ella para que pueda sentarse la madre de Pierre. Ella impresionada por lo que estoy haciendo, me sienta y pronto empujo la silla hacia adelante.

—Gracias Alaska. —Me regala una cálida mirada.

—Traeré la cena. Espérenos unos minutos señora Beckham. —Le señalo para irme a la cocina.

—Claro. —Su sonrisa se agranda cada vez más.

Vuelvo hacia la cocina y puedo ver como Pierre ya tiene montado toda la cena, la comida ya están en sus platos y en la copas ya está el vino.

—Oye... —Me interrumpe a medio camino cuando empiezo a llevarme los platos. —No te preocupes, actúa de forma natural, ¿sí?—asiento.

Dejo los platos sobre la mesa y escucho como la señora Beckham empieza a elogiar el plato solo con su olor; Pierre aparece y no tarda en poner las copas de vino también en la mesa. Ambos nos sentamos y pronto el sonido de los cubiertos al chocar con los platos son el único ruido que destella en el comedor.

—Y bien, ¿qué haces aquí mamá?—termina por romper el hielo, Pierre.

—Escuche rumores de una relación amorosa que mi hijo tiene con una mujer ordinaria, así que quise saber si todo es real. —Ella empezó a cortar la carne de res del estofado que su hijo preparo.

—Bueno, creo que ya afirmaste tus dudas. —Dijo él con serenidad.

—Sí y estoy decepcionada de ti, hijo. —Contuve el aire de mis pulmones.

Sé que por un lado le agrado a la señora Beckham... Bueno, eso creo después de haber pasado el año nuevo con la familia de Pierre pero por lo contrario, no creo que ella haya fingido su buen carácter conmigo solo por no ponerme incómoda ante su hijo, ya que el padre de Pierre, si me dejó en claro que no le agrada nada mi presencia y la cercanía que yo tengo con Pierre.

—Pensé que tú me dirías que estás saliendo con Alaska. Y no armarías ese espectáculo de desinterés en las vacaciones de fin de año. —Pierre se puso tenso.

—Lo siento por no haberte dicho nada, pero quiero llevar un control y orden con mi relación, no quiero precipitar las cosas y llevarlo todo muy rápido. —Contesto él.

— ¿Rápido? Desde ¿cuándo te preocupas por eso, Pierre?—lo ataco su madre.

—Ya te dije mamá, quiero llevar esto de forma paciente. —Intenté comer pero se me hacía imposible al escucharlos a ambos.

— ¿En serio? Y, ¿por qué entonces viven juntos? Si dices que quieres llevarlo con paciencia. —Está vez de reojo miré la cara de Pierre.

—Porque Alaska es mi novia. —Fue directo sin importar la sorpresa que se llevaría su madre.

Puedo ver como la señora Beckham termina por subir la mirada y abrir de forma grande sus ojos hasta ver con perfección sus pupilas. Ella abre la boca asombrada y nos da una mirada a ambos; estuve a punto de interpretar que no le ha gustado nada la noticia cuando deja ir un grito de alegría y aplaude como una niña.

— ¡Por fin mi hijo vuelve a creer en el amor!—Se toca el corazón. —Y esa persona es Alaska. —Me da una mirada. —Oh hijo, ¿por qué le ocultas tantas cosas a tu madre?—ella parece casi llorar.

Ni siquiera pude comprender todo lo que estuvo sucediendo los últimos minutos cuando Pierre le contó todo a su madre sobre nuestra inesperada relación de noviazgo, eso sin decir que cada vez podía ver un alegría en las palabras de la señora Beckham cuando nos preguntaba cosas de nosotros y eso sin decir, de lo maravillada que está con saber que yo soy novia de su hijo. Pasamos conversando del mismo asunto aproximadamente dos horas, estaba cansada de decir verdades y mentiras que luego le dejé todo el trabajo a Pierre antes que yo soltara de la boca, algo inaudito que arruinara la velada.

—La cena estuvo estupenda—empezó a despedirse la señora Beckham de nosotros—, por el sabor y sazón sé que lo hizo Pierre, así que espero pronto probar tus propios platos, Alaska. —Asentí sin negar.

—Mason te pasará dejando a tu casa, mamá—le mencionó Pierre.

—Está bien, solo para que no te preocupes. —Le dejo un beso en la mejilla. —Antes que se me olvide, mañana habrá una celebración entre familia, en la casa de playa que tenemos en Stackpole, así que tienen que ir. —Pierre suspira.

—Mamá... —Él está a punto de poner una excusa.

—Nada de negarse, hijo. Esto ya estaba planeado, así que deben de ir. —Nos dio una orden.

—No faltaremos. —Dije de forma precipitada.

—Bien. —Ella sonrió. —Entonces, nos vemos mañana. Que tengan una hermosa noche. Adiós Alaska. —Se despidió de mí.

—Adiós señora Beckham. — Me despedí de ella con el gesto de un beso entre mejilla a mejilla.

—Llámame Dayana, querida. Ya te lo he dicho. —Alargo una sonrisa.

—Claro. —Musito.

Ella se va y de nuevo nos quedamos Pierre y yo a solas, antes de poder planear algo para él día de mañana, él pronto suspira y se acaricia la cabeza con un poco de estrés adquirido por la noche; pongo mi mano en su cabello y empiezo a darle masajes en su cuero cabelludo, es posible que no hayamos esperado ambos la noticia pero si queremos demostrar que todo esto es real, debemos dar hechos también y no solo palabras, solo espero que todo funcione a la perfección.

(...)

Abro una bolsa de maní con limón y empiezo a comerla con tanta ligereza que es un milagro que no termine por ahogarme con alguna semilla que pueda quedarse atorada en mi garganta; suspiro un poco pesado e intento darme aire mientras los nervios me siguen comiendo por dentro al solo pensar que de nuevo tendré que soportar el mal humor del padre de Pierre, es imposible que crea que él dará su brazo a torcer y querrá llevarse muy bien conmigo cuando sé que no le agrado y no soy el prototipo de mujer que debería estar al lado de su hijo, eso sin decir que, si supiera el plan de que ambos intentamos cortar el lazo del destino que nos une, al final, él sería el primero en alegrarse.

En el camino, a lo lejos veo la costa de la playa Barafundle Bay, hay pocas casas, hoteles y hostales que son contables los metros en que se localizan cada una de ellas; por un momento me olvido de mis nervios y del padre de Pierre para centrarme en el hermoso paisaje, la mayoría de las construcciones son antiguas y rusticas que casi me recuerdan a algunas imágenes que se pueden encontrar en los museos, son tan hermosas que no puedo dejar de verlas.

—Bienvenida a Stackpole Estate. —Doy un pequeño brinco al escuchar la voz de Pierre.

—Es hermoso esté lugar—no dejo de ver hacia el lado de mi ventana.

Pierre da un giro en una calle hasta que pronto todo el camino es cubierto por grandes árboles que empiezan a dejar en la vista sus maravillosas hojas de tonos verdes oscuros y claros; el sol ya se encuentra oculto en el lado oeste de la pequeña ciudad, el cielo se torna de un color azul negro y las nubes se alejan con el viento dejando el paso libre a la luna y las estrellas. Sigo observando el cielo que pronto por el parabrisas del vehículo visualizo un enorme letrero en letras de hierro, no tardo en leerlo en mi mente hasta que las puertas se abren y Pierre entra su Mitsubishi dentro de aquel terreno verdoso, mostrando a un par de metros una casa de piedra.

— ¿Es una villa?—digo admirada.

—Sí—termina por estacionar dentro un garaje que se abre de forma automática.

— ¿Es tuya?—pregunto cuando él sale del auto y va hasta mi puerta.

Abre mi puerta y me ofrece su mano para que yo pueda salir, agradezco por un lado que Pierre me haya dado mi espacio en el camino, sino es posible que haya reaccionado como una desquiciada por no poder controlar todas las emociones que han empezado a arrasar por mi cabeza, eso sin decir, que ahora que ya estoy pisando una de las propiedades de los Beckham hace que me sienta intimidada y no solo por conocer la familia de Pierre, sino que no he convivido más que un par de horas con ellos, cuando ahora debo de pasar el fin de semana.

—No, bueno, creo que la villa será heredada a Skandar pero eso es lo de menos. —Parece despreocupado al contar la noticia.

Agarra mi mano y me lleva directo a la puerta principal, inhalo aire con mucha profundidad hasta que ya mi nariz no me permite tomar más aire; me detengo por un segundo y siento la mirada de Pierre encima de mí, bajo la mirada y me encuentro con mis sandalias blancas las cuales están pisando un suelo que está cubierto de grava.

—Conozco esa mirada—me toma de las mejillas y me hace verlo a los ojos.

—Creo que no puedo lidiar con mis propias inquietudes del día—musito.

— ¿Te acuerdas lo que te dije antes de irnos del penthouse?—empiezo a hacer memoria.

—Que no me dejarías sola en esto. —Asiente.

—Y que prometo defenderte de todo aquel que quiera hacerte daño. —Sonrío.

Vuelvo a inhalar aire y está vez con valentía levanto la cabeza, ambos volvemos a reintegrar el paso para llegar hasta la casa, ni siquiera Pierre debe de tocar la puerta cuando está es abierta por un hombre de edad mayor, nos da un saludo y no tarda en cerrar la puerta. Me quedo observando la casa por dentro y no puedo dejar de ver su estructura, todo es tan diferente que me impresiono ver un poco de modernismo sin perder la calidad antigua de la casa, hay muchos objetos que deben de ser valiosos para la familia.

— ¡Ya están aquí! ¡Qué alegría verlos a ambos!—La señora Beckham me da un abrazo a mí y luego a su hijo.

—Lo siento por la tardanza, pero tuvimos que tomar otros senderos para no tomar el camino largo—Pierre se quita su chaqueta.

Antes de poder decir alguna palabra, detrás de la madre de Pierre aparece el señor Beckham, como no es de impresionarme, aparece con un rostro de pocos amigos y eso sin agregar que no deja de verme como si en verdad fuese su enemigo; intento no evadir la mirada y sigo inmersa en lo que debe de estar pensando él sobre mi llegada, pero dejo mis pensamientos a un lado cuando Pierre entrelaza su mano con la mía.

—Hola papá—Pierre lo saluda de forma fría.

—Hijo... —Su padre le sonríe. —Señorita Gardener. —Me saluda.

—Buenas tardes, señor Beckham. —Le regreso el saludo.

—No esperaba su llegada, mi esposa menciono que esto solo sería una reunión entre familia, no entre gentuza. —Observé como las comisuras de sus labios intentaban mostrar una sonrisa.

Trague hondo y me guarde todas las palabras que intentan salir de inmediato de mi boca, pero por respeto a Pierre y su madre, no digo ni una sola palabra, es demás, me las vuelvo a tragar para no hacer un espectáculo que pueda ocasionar una discusión entre familia y la gentuza, es decir, yo. No demuestro ni un gesto de dolor o enojo ante la idea de saber que éste fin de semana no será muy bueno, de todas formas, lo estoy haciendo por la señora Beckham, no por otro.

— ¡Elton!—lo regaña su esposa.

—No creo que hayas tenido que ser tan frívolo, papá. —Pierre termina por hablar.

—Yo solo decía la... —Lo interrumpe él.

— ¿La verdad?—Pierre suelta una risa áspera. —Siempre tan soberbio, porque mejor no sueltas la verdad de todas las verdades de la familia. —Enarco la ceja.

— ¿Qué quieres decir Pierre?—su padre empieza a ponerse en una postura seria.

—Lo que trato de decir es que...

— ¿Qué sucede aquí?—Pierre deja de hablar y sus ojos se abren al ver a una sola persona.

Me doy la vuelta y de las escaleras veo bajar a un señor de aproximadamente unos sesenta años, su cabeza está cubierta por cabellos platinados que ya suelen verse de color blanco, sus ojos negros resaltan su piel pálida que apenas tiene color y deja ver algún que otro lunar, también, las arrugas ya reflejan una vejez en la persona, no solo en su rostro sino que en sus manos; nos da una mirada a todos pero no deja de observar a una sola persona, y es que parece ser que ahora soy su centro de atención.

— ¿Pierre?—su voz es tan tosca y lenta que puede asimilarse como un instrumento viejo pero delicado. Lleno de valor.

—Abuelo. —Pierre lo saluda con mucho respeto.

El señor baja un par de escalones más hasta llegar al primer piso, nos da una mirada a todos con mucha cautela y observación que no quita esos ojos sospechosos de nosotros.

— ¿Qué pasa, Pierre? ¿No me presentaras a tu invitada o qué?—dice aquel señor.

—Abuelo, ella es mi novia, Alaska Gardener... —El señor me da una mirada evaluativa. —Alaska, él es mi abuelo, Kelian Beckham.

Sin saber qué hacer, solo termino por alzar la mano para darle el típico saludo de apretón de manos, pero él como todo un inglés, agarra mi mano y no tarda mucho tiempo en soltarla. No puedo comprender mucho todo lo que está sucediendo últimamente y más la actitud del abuelo de Pierre, solo sé que él pone sus manos hacia atrás y comienza a caminar pasando entre medio de su hijo.

—Muévanse, tenemos que cenar.

El silencio reina en la entrada de la casa, todos nos hemos quedado petrificados con la escena del señor Kelian que nadie dice o mueve tan solo un dedo, apenas soy consciente de que todos apenas pestañeamos mientras aquel señor de avanzada edad se mueve sin ayuda de un bastón o de la mano de alguien; Pierre es el primero es dejar ir un bufido hasta que toma mi mano y me hala para caminar en dirección de otra sala; entramos al comedor de la casa y Pierre toma una silla para que pueda sentarme y así luego él empujarla hacia adelante hasta sentarse y quedarse a mi lado.

Los padres de él son los siguientes en entrar y situarse en frente de nosotros mientras que el abuelo de Pierre se queda en medio de entre todos; estoy segura de escuchar otros pasos cuando en el portal se acerca dos personas más y entre ellas son, Ruby y Skandar. Los dos se detienen cuando ven la mirada de su abuelo, reconocía esa mirada fría y callada, tanto que ahora veo de dónde la heredo Pierre.

—Buenas noches—dicen ambos en unísono.

Ruby me regala una sonrisa y Skandar un movimiento de mano, les devuelvo el gesto de la misma forma hasta que ambos se sientan y esperan a que la cena sea llevada y cada quien pueda empezar a comer; una mucama aparece y empieza a dejar unos platos encima de los respectivos lugares de cada uno de nosotros.

—Por cierto, no es de aquí, verdad señorita Gardener. —Elevo la cabeza para ver el rostro del señor Kelian.

—No, soy estadounidense, señor—respondo tranquila.

— ¿De qué parte?—siguió preguntando.

—Soy del estado de Texas, crecí en un pequeño pueblo llamado Pflugerville. —Él parece escucharme con mucho interés. —Mis padres son granjeros, bueno, agricultores también. —Mencioné orgullosa.

—Granjeros... Dios—murmuró el padre de Pierre mientras tomaba un poco de vino.

— ¿Qué estudias? O ¿Eres ya una profesional?—Sigue haciendo más preguntas.

—Soy nutrióloga. —Corto un pedazo de carne.

— ¿En qué universidad te graduaste?—suspiré al ver que no se detenía el señor Kelian.

—Rice University.

El sonido de un tenedor caerse en el suelo provoca que todos miren a la persona que se le ha soltado de la mano.

— ¿Papá?—Ruby llama a su padre pero él no contesta.

— ¿Cómo es posible que hayas estudiado ahí?—pregunta anonadado.

—Conseguí una beca con mis excelentes calificaciones—intenté no gritar de la felicidad al ver que lo he impresionado.

Hasta los más pobres podemos llegar alto, no necesariamente desde que se nace, sino que con el tiempo, uno se va formando para alcanzar el éxito.

—Y, ¿qué le hizo venirse a vivir a Reino Unido?—prosiguió.

—Abuelo, puedes dejar las preguntas para después—habló Pierre.

—Estoy conociendo a tu novia, querido nieto. —Le di una cortante mirada el señor Kelian a su nieto.

—Siempre quise vivir en otro país, tener nuevas experiencias, tener mi propia clínica aquí y además quería salir de mi zona de confort. —Todos seguían en silencio, escuchándome.

—Y, ¿lo ha logrado?—juego con par de guisantes.

—Sí, bueno... La mayor parte. —Me sinceré. —Comenzar desde cero no es fácil.

—Y luego buscaste a mi hijo para poder salir adelante—todos miraron al señor Beckham—, como él tiene dinero, por supuesto se te llegó a facilitar la vida. —De nuevo a hacer ejercicios de respiración.

—Demonios, ¿por qué no aceptas a Alaska?—Resaltó Pierre. —Estoy cansado que la veas de menos cuando ella es una mujer que se ha ganado la vida por su cuenta sin que yo le dé tan solo una libra. —Pierre tiro los cubiertos. —Además ella no es como Ginger que tiene que estarse revolcando en la cama de hombres mayores para conseguir dinero o lo que quiera. —Abrí mis ojos asombrada.

Le di una mirada a Pierre y me di cuenta como debajo de la mesa ha hecho sus manos unos puños, cada vez agarra más la tela de sus pantalones haciendo que se arruguen al tomarlos de una forma fuerte; sin saber lo que haré calmará a Pierre, termino por poner mi mano sobre la suya, él se da cuenta de mi tacto que pronto deja de fruncir el ceño para darme una mirada de reojo.

—No sé a qué te refieres y a dónde va esta conversación—sigue respondiendo el señor Beckham. —A la que dices llamar tu novia, ni siquiera lo parece... Te mereces mejores mujeres y te has quedado con el pez que se esconde siempre en la tierra esperando a ser devorado; tienes a tu alrededor mujeres con clase, que tienes altos estudios mejores que los de ella, con suficiente dinero y belleza y vienes apareciendo con...—Pierre se levanta de la mesa.

—Es suficiente, no sé porque me presente aquí teniendo en cuenta que esto podía pasar. Prefiero mil veces a Alaska que las demás mujeres que tú propones, pero sabes qué, si no puedes aceptarla a ella, tampoco puedes aceptarme a mí. —Me dio su mano para que yo la tomará y así empezáramos alejarnos.

—Pierre... ¡Pierre!... ¡No me des la espalda! ¡Ven aquí!

Los gritos del señor Beckham lograron que se escucharan por cada pasillo de la casa sonando como un eco desgarrador, Pierre solo agarro mi mano y me llevo hasta la entrada de la casa, pero hice que se detuviera antes que diera unos pasos más para abrir la puerta y así irnos de aquel lugar.

Cuando se dio cuenta que dejé de caminar, su rostro me dio por entender que no sabe porque no soy la primera en huir de la casa después de haber escuchado las terribles palabras de su padre, es posible que antes no me hubiera tardado en decidir esa opción de ser la primera en levantarme e irme de aquella casa, pero como dice mi madre, si huyo de los problemas ahora nunca sabré como enfrentarlos después. Y si mi reto es tener que agradarle o soportar al padre de Pierre aunque sea estos meses que estaremos juntos, por lo menos, haré ese esfuerzo.

—Vamos, no tenemos nada que hacer aquí. —Niego. —Alaska, no quiero que mi padre siga ofendiéndote. No lo puedo tolerar. —Dice cansado.

Me acerco a él y tomo sus manos para darles pequeñas caricias con mis dedos pulgares, le regalo una cálida sonrisa hasta pararme en puntillas y dejarle un beso en la mejilla.

—Regresemos, podré con ello. —Él se impresiona por la voluntad que he tomado en quedarme.

— ¿Segura?—dice aun dudando.

—Claro, de todas formas, prometiste defenderme y es lo que has estado haciendo. —Suspira. —Hazlo por tu familia, no se merecen esto y más cuando todos están reunidos. —Lo aliento a regresar.

—Bien, pero otra palabra y esta vez no me detendrás—río por lo bajo.

—Hecho.

Vuelve a tomarme de la mano y ambos caminamos juntos hasta el comedor, cuando entramos en aquella zona, aún todo el ambiente se encuentra tenso y nadie se dedica a decir una palabra; Pierre se vuelve a sentar en su lugar y yo en el mío y mientras reintegramos la cena, él dice unas palabras que dan por hecho el fin de aquellas preguntas de su abuelo y la discusión con su padre

—Muy bien, parece que has cambiado de opinión. —Dice el señor Beckham.

—No he regresado por ti. —Comenta, Pierre. —Agradécele a Alaska, ella decidió quedarse a pesar de tus palabras. Pero si vuelves a insultarla en frente de mis ojos, no te lo perdonaré, porque ella es todo para mí.

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Continuará...

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