Harry Evans El Mago Gris [Ter...

By TadachiMukusoki

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Harry Evans, es un mago excepcional, digno heredero de la casa Slytherin. Aunque se dice que es el único capa... More

capitulo 1
capítulo 2
capitulo 3
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
advertencia
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capitulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35
capítulo 36
capítulo 37
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
capítulo 41
capitulo 42
capítulo 43
capítulo 44
capítulo 45 y final

capítulo 4

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By TadachiMukusoki

Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

Harry x Luna/Evelyn (OC).

04: Amigos y Sombreros.

Despues de esperar, un largo tiempo (mes y medio, quizás) y de estudiar casi todo cuanto podía de los libros para las materias y de algunos libros de la biblioteca, Harry finalmente fue llevado por su madre a la estación King Cross de la ciudad de Londres. Antes de salir de casa, su abuelo lo llamó. Para sorpresa e incredulidad de Harry, su abuelo realizó un hechizo. ¡Realizó un hechizo, cuando se supone que solo era un retrato con los recuerdos de George!

Recuerdo

Ese hechizo encadenó y restringió algo que George ya había sospechado, desde la primera vez que vio a su nieto por medio de los muchos retratos que tenía la casa, sobre George Evans. Desde el primer día, que él llegó a la casa, siendo tan solo un bebe, día y noche el hombre había estado estudiando desde el mundo espiritual y consultándolo con los otros retratos de familiares magos, sobre ese símbolo que llevaba su nieto, al final su sospecha fue real: Harry tenía dentro de sí, un trozo del alma de ese bastardo, que había asesinado a James Potter. Aunque George ignoraba si fue a propósito o si fue un accidente de ese sujeto al momento de tratar de matar a Harry, pero por ahora, solo podía restarle aun más sus movimientos a un trozo de alma sin consciencia, mediante el hechizo Aurea Uisio (Ilusión Dorada), gracias a que todos los retratos de cientos de magos, que habitaban la casa, unificaron sus magias, para que George pudiera hacer un milagro como ese. Quizás Harry lo sintiera, quizás solo Voldemort lo sintiera, pero George sonrío, porque en caso de que lo hubiera sentido, sería como ser atravesado con una espada al rojo vivo.

Fin del Recuerdo

―Bien, ya llegamos ―dijo ella, antes de romper a llorar y abrazar al joven pelinegro― ¡Mi pequeño será un gran mago!

―Mamá ―se quejó Harry. No era que no le gustaran las muestras de afecto, era que estaban rodeados de Muggles y no le gustaría que su madre alzara la voz.

―Lo lamento ―dijo su madre recomponiéndose y colocando un mechón de cabello, detrás de su oreja. Kira abrió los ojos un segundo, estaba sobre la maleta de Harry y saltó, hasta quedar sobre el cuello y los hombros de su dueño, a modo de bufanda, su madre sonrío. Recordó cuán bien se llevaba con Umbra, su lechuza ―Bien Harry, todo lo que tienes que hacer es... ―su madre lo hizo girar ―Toma el carrito y corre hacía la viga del andén 9, en realidad no es muro, sino un portal. Aparecerás en el andén 9¾, ni siquiera vas a chocar. Kira maulló ―Iré de visita muy pronto.

―Te quiero ―dijo Harry abrazando a su madre.

―Potter ―dijo una voz detrás de Lily, quien se giró, encontrándose con un hombre de cabellos largos y ropas negras, además de un bastón con empuñadura de serpiente.

―Hola, Malfoy ―dijo Lily con una voz calmada y una sonrisa en sus labios, para luego mirar a los niños que acompañaban a Lucius, para despues sacar una bolsa con monedas del mundo mágico y algunas piedras preciosas y se la entregó a Harry, el niño le agradeció con un abrazo.

―Draco Malfoy ―dijo el niño rubio.

―Evelyn Malfoy ―dijo la niña.

―Harry Evans ―dijo el pelinegro presentándose.

―Disculpa, muchacho ―dijo Lucius mostrando curiosidad, sin dejar su porte elegante― ¿A qué se debe el llevar tu apellido Muggle?

―Usar mi otro apellido, podría acarrearme problemas con algunos miembros del personal de Hogwarts, señor Malfoy ―dijo Harry.

―Grandiosos modales ―dijo Lucius con una sonrisa y dejando pasar el asunto ―Tu forma de pararte, la postura de los pies, mirar a los ojos y una gran calma ―miró a Lily ―Un trabajo maravilloso con tu hijo, Evans. Bien jóvenes, los dejaremos aquí, solo corran hacía el muro ―Lucius apuntó con su bastón ―No teman, no serán heridos.

―Si señor ―contestaron los tres.

Draco estaba listo para correr, pero Harry le detuvo delicadamente― ¿Ocurre algo, Sr. Evans? ―preguntó el rubio manteniendo los modales, ante el pelinegro y ante su padre.

―Las damas primero, Sr. Malfoy ―dijo Harry, Draco se sonrojó y asintió.

―Bien, aquí voy ―dijo Evelyn, quien miró a su hermano ―Deséenme suerte.

―Que Merlín esté con usted, Srta. Malfoy ―dijo Harry.

―Puedes hacerlo, Evelyn ―dijo Draco, quien tampoco se creía eso de "atravesar una pared", pero para sorpresa de los tres jóvenes, la chica desapareció ―Wow.

―Su turno ―dijo Lucius. Draco fue primero y luego Harry― ¿Deseas hablarme, no es verdad?

―Jamás creí que te atreverías a dirigirle la palabra a una "Sangre Sucia", Lucius ―dijo Lily con una sonrisa burlona.

―Heriste mi orgullo cuando éramos más jóvenes, al derrotarme en el torneo inter-escolar ―dijo Lucius ―Te ganaste mi respeto ―ambos caminaron hacía una cafetería, donde Lily le mostró su descubrimiento de su descendencia ―Una hija perdida del maestro Salazar y con un miembro de la sagrada familia Yaxley ―el hombre se dio cuenta de lo que leía y se giró para mirar a Lily, perdiendo su porte altivo― ¡¿Eres una descendiente de la unión Salazar-Yaxley?! ―Lily le tapó la boca.

―Lo descubrí junto con Harry ―dijo ella ―Si nuestros chicos terminan en Slytherin y si la magia de Harry es liberada del modo que yo tengo pensado, entonces...

Él podría ir tras ellos ―dijo Lucius preocupado, pocas cosas escapaban a la mirada y mente ágil de Lucius Malfoy― ¿Lo hablaremos con Fudge?

―No ―dijo Lily ―Solo... deseemos que no aparezca este año, que no desee atacar Hogwarts. Fudge ha convencido al ministerio de que él murió.

―Eso es estúpido ―gruñó Lucius ―Escapaste apenas con vida de tu hogar y con tu hijo en brazos, ¿Quién lo mató?

―Supuestamente, Frank y Alice lograron sellarlo, luego de que lo malherí, tras atacarme a mi ―dijo Lily.

― ¿Existe alguna prueba? ―preguntó Lucius.

― ¿Además de que ambos dieron sus vidas por proteger a su hijo Neville? ―preguntó Lily.

―Olvídalo mujer, vamos al ministerio ―dijo Lucius, poniéndose de pie, la viuda lo siguió. Lily habían encendido las alarmas de su cerebro. Lucius deseaba que estuviera equivocada o que Frank y Alice Longbottom hubieran logrado herir (aun más si era posible) a Voldemort, ambos temían por la risible idea de que las barreras mágicas no estuvieran activadas y sus hijos en peligro.

Risible: si, posible: también. Pues todos sabían que Voldemort siempre tenía un plan B, siempre estaba al acecho y siempre estaba varios pasos delante de sus enemigos.

¿Y quiénes eran sus enemigos?

Todos aquellos que pasaran por Hogwarts.

Las barreras se mantenían altas, siempre y cuando el director pensara constantemente en la seguridad del alumnado y el profesorado, pero Dumbledore era un hombre más de palabra, que de acción y creía a Voldemort muerto (igual que todos). Pero algo dentro de Lily (y ahora dentro de Lucius), les hacían pensar distinto, así que salieron rápidamente de King Cross, para dirigirse al edificio de los ministerios del Reino Unido y hablarlo con el Ministro de Magia.

Anden 9 ¾

Harry, Draco y Evelyn se encontraron del otro lado, rodeados de otros alumnos como ellos o personas encartadas con folios, hombres hablando de lo que se enseñaría ese año en Hogwarts.

―Increíble ―dijo Harry.

―Así es ―dijo Draco con una sonrisa.

―Si entramos por allí ―dijo Harry mirando el andén.

―Hagámonos a un lado, más bien ―dijo Evelyn, la pareja masculina de obedeció y se hicieron a un lado, justo cuando un chico de cabello rojo y sus (aparentes) hermanos mayores entraron al andén. Evelyn hizo un gesto con la cabeza y el trío fue hasta, donde se encontraban una pareja de hombres, cargando los equipajes, preguntaron nombres y con sus varitas, los nombres aparecieron en las maletas, en letras góticas de color plateado.

―Pueden llevar a sus compañeros, jóvenes ―dijo uno de los hombres, refiriéndose en los animales de compañía, como lo era Kira, quien maulló.

―Gracias ―dijeron Draco y Harry, antes de formarse en la fila, junto a Evelyn.

―Disculpa, Evans ―dijo Draco, quien bajó la voz― ¿Realmente esa marca en tu frente, fue hecha por ya-sabes-quien?

―Mi madre alcanzó a salvarme, me sacó de nuestra casa tras la muerte de mi padre ―dijo Harry ―Al parecer... su hechizo no pudo surtir efecto, debido a que mi madre fue más rápida, utilizó algún hechizo del cual nunca me habló y salimos de nuestra antigua casa. Actualmente vivimos en la casa de mis abuelos.

―Hechizo de tele-transportación ―dijo Draco, los otros 2 asintieron ―Pero, tuvo que haber sido muy rápido.

―Aun así, me dejó una letra C ―dijo Harry, señalando por primera vez su marca. Solía ocultarla bajo un hechizo sencillo, llamado Aurea Uisio (Ilusión Dorada), obsequio de su abuelo. Algo que comprobaron los gemelos, al ver la marca desvanecerse de a poco, quedando muy escasamente visible.

El tren lanzó un pitido y poco a poco los estudiantes subieron, los jóvenes acabaron por sentarse juntos, en uno de los pocos vagones que aun quedaban libres.

―Bien, por fin un vagón ―dijo Draco.

―Si ―dijo Evelyn sonriente y sentándose en una de las sillas.

― ¿Puedo? ―preguntó Harry cortésmente.

―Adelante ―dijo Evelyn.

―Solo es un asiento, Harry ―dijo Draco, sintiéndose cercano con Harry, nada más haberlo conocido hace unos minutos, solo para darse cuenta de que acababa de dejar caer su máscara de lord y futura cabeza de la familia Malfoy ―Rayos.

― ¿Estabas fingiendo? ―preguntó Harry, ya acomodado junto a Evelyn, quien solo le sonreía a su hermano. Ambos decidieron confiar en un joven a quien habían conocido hace menos de unas horas, le contaron sobre sus vidas: Era un tanto complicado, porque ninguno de ellos tenía muchos deseos de ser como su padre, pero al mismo tiempo se les exigía etiqueta, aquello no estaba mal, pero tampoco deseaban acabar llegando a Slytherin, pues habían crecido con los horrores cometidos por los Mortífagos y Voldemort. Eso les hacía tener un terror colosal hacía su padre, comenzando a verlo como un monstruo desde los 7 años, pues el hombre contaba sus hazañas son ningún pudor, les enseñó sobre la sangre pura y no habían arraigado aquel extremismo de su padre. Eran una pareja de niños aterrorizados por su padre y sus ideas de supremacía, solo querían aprender magia, querían poder hacer amigos y alejarse lo más que pudieran de su padre y el legado maldito y oscuro que parecía estar destinado para ellos.

Por eso mismo, querían hacer amigos, querían dejar de lado esas etiquetas querían...

―Nadie jamás ha sobrevivido a una maldición, pero yo sobreviví al Avada Cadáver, solo por la velocidad de mi madre. No era más que un bebe indefenso y que no entendía, ni sabía lo que ocurría a mi alrededor ―dijo Harry ―No llevo ni un mes de haber conocido el mundo mágico y ya casi todo el mundo me conoce y creen que vencí a... ese hombre ―ellos asintieron.

― ¿De qué es tu varita? ―dijo Evelyn cambiando el tema de repente, sacando la suya ―La mía es de tejo y una pluma de de fénix.

―La mía es de espino y pelo de cola de un unicornio ―dijo Draco con una sonrisa.

―La mía es de acebo y pelo de cola de un Thestral ―dijo Harry con una sonrisa.

―Disculpen ―dijo una chica de piel blanca, cabello castaño y ojos del mismo color― ¿Puedo entrar?

―Adelante ―dijeron los otros 3.

―Perdona, ¿eres Harry Potter? ―preguntó la chica, el chico asintió incomodo, sabía lo que venía ― ¡Wow, es un placer! ―dijo la chica, tomando la mano de Harry ―Lo lamento ―recobró la compostura ―Soy Hermione Granger.

―Draco Malfoy, ella es mi hermana Evelyn ―dijo el rubio presentándose a sí mismo y a su gemela.

―Harry Evans ―dijo el chico, la chica le miró extrañada. ―El porqué cambiar mi apellido, es por mi propio seguridad ―los hermanos Malfoy y la chica Granger, razonaron que podrían existir Mortífagos en Hogwarts y acordaron referirse a él, ya fuera con su apellido materno o solo con su nombre.

―Tienes un don, Evans ―dijo Draco con una sonrisa ―De camino a la plataforma, yo estaba enmascarado en un porte altivo, dispuesto a hacerme pasar por un lord en representación al "alto estatus" de la casa Malfoy y... mírame ahora: solo un adolescente con un par de amigos y su hermana.

―Aunque me consideren cursi ―advirtió Evelyn, haciendo una pausa ―Si el destino existe, él quiere que seamos amigos ―los otros 3 asintieron y colocaron las manos juntas, para luego asentir, Kira maulló suavemente.

Cibus (Alimento) ―murmuró Harry, empuñando su varita, de la punta surgió una luz gris, haciendo aparecer un par de latas de atún destapadas, Kira maulló nuevamente, enterrando sus garras en el cuello y hombro de Harry, antes de saltar sobre la comida ―El Cibus, hace que aparezca el alimento en el cual ustedes piensen.

― ¡Por Merlín! ―dijo una asustada Hermione, sacando su propia varita y mirando la herida― ¡Healing! (Curación) ―la herida en el hombro de Harry se cerró.

―Disculpen, ¿quieren algo del carrito? ―preguntó una señora, quien llevaba un carrito de comida, los jóvenes asintieron y compraron casi de todo: ranas de chocolate, grageas de todos los sabores, varitas de chocolate, babosas de gelatina, empanadas de pollo con champiñones, entre otros.

―Creo que estamos llegando ―dijo Draco, mientras que Harry, Evelyn y él, decidieron cambiarse, siendo que Harry y Draco se comenzaron a bajar los pantalones, olvidando a Evelyn.

― ¡AUN ESTAMOS AQUÍ! ―Gritaron la Malfoy y la Granger avergonzadas, ambas salieron corriendo del vagón, mientras que los chicos sonreían.

―Nunca entenderé porqué a las mujeres les da pena ―dijo Draco.

―A ellas les da pena y a nosotros...

―Todos los niños somos pervertidos, Harry ―dijo Draco, antes de que ambos terminaran de vestirse y lanzaran una risa, Harry abrió la puerta ―Listo, Evelyn, Hermione, pueden cambiarse ―las chicas respiraron y entraron, solo para notar a ambos chicos mirándolas.

― ¡PERVERTIDOS! ―gritaron las chicas sonrojadas― ¡Desmaius! ―ambos cayeron inconscientes, cerraron la puerta y se cambiaron tan rápido como pudieron― ¡Rennervate! ―ambos despertaron.

― ¡No tenían porqué hacer eso! ―gritaron ambos, solo para que la rubia y la pelirroja no les prestaran atención.

El maullido de Kira les llamó la atención ―Estamos llegando ―dijo Harry, acariciando la cabeza de su felina compañera.

Todos se acercaron a la ventana, pero no veían el castillo.

A ver qué pasará ahora ―se preguntaron los dos niños y las dos niñas. El tren se detuvo y todos se bajaron, encontrándose con un hombre alto, de cabello y barba larga de color negro, vestido con una túnica café.

―Los de primer año, conmigo por favor ―dijo el hombre, los demás se acercaron a unas barcas de gran tamaño, el hombre les indico a cual ir, sacó su varita ― ¡Locomotor! ―las barcas o más bien, los remos a ambos lados comenzaron a moverse, por obra de la magia del hombre, escucharon un aviso y se agacharon cuando les dijeron, evitando unas algas raras o algo así, para despues ver un castillo negro, encontrándose con el mismo hombre, aunque todos jurarían que no lo vieron moverse, así que solo pudieron suponer que había sido un hechizo para teletransportarse― ¡Bienvenidos al a escuela Hogwarts!

Cuando las puertas se abrieron, una mujer a la cual el hombre se refirió como maestra McGonagall, les permitió entrar, fue poner un pie dentro del suelo de la escuela, que Harry se sujetó la cabeza con una mano, el dolor había iniciado sin ningún motivo aparente, notando unas imágenes que llegaban a su mente, sobre el castillo de Hogwarts, no entendía que era, pero aun así, era lo suficientemente inteligente, para saber que solo a él le estaba ocurriendo eso. Eran imágenes, al comienzo sin un aparente sentido, pero luego, fueron tomando sentido o forma, los alumnos de primer año, se situaron fuera de un par de grandes puertas, tras las cuales McGonagall y el hombre (de apellido Hagrid) desaparecieron.

Harry apretó los dientes y trató de aparentar calma, mientras que trataba de recordar algún hechizo para el dolor de cabeza o alguna pócima o algo, que le sirviera. Poco a poco tomaron sentido, eran recuerdos.

Recuerdo

Hogwarts era más que solo un castillo, más que solo la escuela de magia que representaba a Escocia e Inglaterra. El castillo significó la alianza de los magos más poderosos de ambos reinos, acabando así con la guerra entre magos de magia blanca y permitiéndoles una alianza. Fue el final de la guerra entre las familias Slytherin y Gryffindor, pues la amistad entre Salazar y Godric murió con el nacimiento de la escuela, la alianza con Helga y Rowena y los primeros alumnos.

A escondidas de los demás, Salazar creó una Cámara Subterránea, en la cual permitió que su mascota y amigo, un Basilisco femenino llamada Jade, vivir allí, además de que había un canal directo al lago Ness, donde podría cazar y volver al colegio, su misión era cuidar de los alumnos de la escuela.

Fin del Recuerdo

Harry lanzo un jadeo.

―Harry ―habló Evelyn― ¿Te encuentras bien?

―Lo estoy ―dijo el joven, Evelyn asintió y Kira maulló suavemente.

―Jóvenes ―habló la maestra McGonagall, saliendo de entre ambas puertas. Parecía imposible que una mujer con aquel delgado cuerpo, pudiera mover una puerta de semejante tamaño ―Adelante, por favor ―todos entraron, encontrándose 4 mesas, llenas de alumnos ―Ahora, tendremos la ceremonia de selección, cada uno de ustedes pertenecerá a alguna casa de Hogwarts. Esa casa y sus miembros serán su familia, aquellas cosas que hagan, sumarán o restarán puntos a su casa, pasaran su tiempo en la sala común de su casa, aunque obviamente pueden tener amigos de otras casas, recuerden que las suyas serán las más importantes y las representarán todo el tiempo ―todos asintieron y miraron como sobre una silla, era colocado un sombrero, Harry se preguntó si estaba viendo cosas.

― "Harry, Evelyn" ―susurró Draco― "Llámenme loco, pero casi pareciera que ese sombrero tiene ojos y..." ―las palabras del rubio murieron, pues el sombrero comenzó a cantar.

― (...) No teman, seré colocado en sus cabezas y les diré a que casa pertenecerán ―dijo el sombrero, asombrándolos a todos.

―Abbott, Hannah ―llamó la maestra McGonagall, la chica se acercó, el sombrero fue colocado en su cabeza y pasaron algunos segundos, todos se preguntaron que debería ocurrir.

― ¡HUFLEPUFF! ―gritó el sombrero, la mesa dorada y negra comenzó a aplaudir, al tener a una nueva miembro. Todos lanzaron un jadeo de sorpresa y poco a poco, todos eran seleccionados a alguna casa.

―Boot, Terry ―llamó la maestra.

― ¡RAVENCLAW! ―gritó el sombrero

―Granger, Hermione ―llamó la maestra, luego de varios nombres.

― ¡GRYFFINDOR! ―Gritó el sombrero, la mesa aplaudió.

―Potter, Harry ―dijo la maestra McGonagall.

―Evans, Harry, así me he mantenido en el plano de los vivos, maestra McGonagall ―le corrigió el joven, mientras que caminaba hacía el sombrero, el cual fue colocado sobre su cabeza. Dumbledore, McGonagall y Quirrell, se sorprendieron por el apellido. Menos Snape, pues él ya estaba al corriente del cambio de apellido del joven, gracias a las cartas de su mejor amiga, además de que él ya había visitado al joven y más que ser su profesor de pociones, sería su "tío"

―Vaya, un joven como pocos. Un joven con talento ―dijo el sombrero, sorprendiendo al propio Dumbledore, el sombrero no solía ser tan "hablador"― ¡SLYTHERIN! ―la mesa de las serpientes aplaudió por tener al Niño-Que-Vivió. Snape se puso de pie y comenzó a aplaudir, antes de recobrar la compostura. Todos fueron llamados poco a poco, quedando los hermanos Malfoy y Harry en la misma casa.

Bienvenidos ―escucharon todos, era una voz femenina la cual parecía no venir de ningún lado en especial ―Yo soy Hogwarts, la hija de mis maestros: Salazar, Godric, Rowena y Helga. Vivirán dentro de mí y yo los cuidaré. Siéntanse en paz, pues nadie los dañará, mientras se encuentren dentro de mis terrenos, disfruten la comida y bienvenidos sean todos, ya sea a su primer o a un nuevo año escolar.

Bienvenidos, miembros de la casa de Salazar. Pueden llamarme Barón Sanguinario ―dijo el fantasma de cabello largo y rizado, bigote y barba, llevaba un atuendo plateado y cubierto de sangre ―Cualquier ayuda que necesiten con su magia o para ubicarse en la escuela, respecto a la cocina, biblioteca o algún salón, no duden en preguntarme y ahora, disfruten de la comida ―Dumbledore, hizo aparecer la comida y todos dieron paso a llenar sus platos.

Harry... Evans ―pensó Dumbledore― ¿Porqué cambiar de apellido, siendo los Potter una familia mágica, por un apellido Muggle?, ¿a qué se refería con que así se había mantenido vivo, Lily y Harry fueron atacados? ―se preguntó confundido, antes de sacar su varita y acercarla a sus ojos ―Visual Incremento ―sus ojos fueron hechizados y pudo realizar un "Zoom" desde el lugar donde estaba sentado― ¡LA CICATRIZ HA DESAPARECIDO! ―Dumbledore se quedó quieto en su silla, con los hombros y espalda recta, además de agarrar la silla con fuerza con ambas manos. Esa cicatriz, aquella que (se suponía) había sido provocada por Voldemort el día en el que atacó a James y a Lily en su casa, cuando trató de matar a Harry, marcaba al niño como un Horrocrux y según la profecía, solo Harry podría matar a Voldemort. Dumbledore deseaba acabar con Tom cuanto antes y por ello, mandó la carta casi un año antes, dando la aceptación de Harry en Hogwarts, él había amenazado a todo el profesorado de Hogwarts, para que educaran a Harry, aunque decir "amenazado" quizás sea ir muy lejos, solo les pidió ayudar lo máximo posible al joven, siendo más calmado y eligiendo mejores palabras con aquellos profesores o incluso amigos de James y Lily, quienes actualmente eran maestros, para que pusieran un gran empeño en Harry, todos asintieron.

Cuando Dumbledore se dio cuenta, casi todos habían terminado, él se puso de pie y dio un discurso sobre lo que significaba ser parte de Hogwarts, luego pidió a una pareja de alumnos de último grado de cada casa, que guiaran a los recién llegados a sus respectivas casas.

Hogwarts en la torre norte.

Hufflepuff cerca de la cocina.

Slytherin en las mazmorras.

Ravenclaw en la torre oeste.

Harry, Draco y Evelyn iban hablando, mientras que seguían a un miembro de su casa, el trío y los demás que eran de primer año, se sorprendieron al llegar a lo que parecían ser las mazmorras del castillo.

― "Usadas en el pasado, quizás en la edad media y la inquisición"―susurró Harry, quien había estado leyendo un libro de Hogwarts, la pareja rubia asintió.

―La contraseña, se dice en voz alta, además no es difícil encontrar la entrada a la casa ―dijo el compañero que los había guiado, los jóvenes notaron que la piedra de una sección de las mazmorras era casi blanca, en comparación en la piedra gris del resto de las escaleras, suelo y paredes en general ―Serpiente de Midgard ―la pared gris se hizo a un lado con un sonido grabe ―Bienvenidos a Slytherin, serpientes ―era una sala con un sillón pegado a la pared circular, sin dejar una oquedad, había una mesa grande y un par de estanterías de libros, además de un par de puertas ―la puerta derecha guía a la sección de las chicas y la derecha a la de los chicos ―entonces les entregó sus horarios y todos se retiraron a dormir.

―Descansen ―dijo Evelyn, yendo al lado de las chicas, tras despedirse de su hermano, de Harry y en general del lado masculino, antes de cerrar la puerta.

Los hombres acomodaron sus maletas y pertenencias donde los demás les indicaron, además de indicarles sus camas.

―Olvídalo, Evans ―gritó un divertido Draco, antes de saltarle casi encima, agarrándose de la escalera de un camarote y subiendo a la cama de arriba, Harry se rio del rubio y se acomodó en la cama de abajo, mientras que Kira se acomodaba al lado de su dueño, quien le puso en un rincón una lata de sardinas, por si le daba hambre.

Harry tuvo un sueño muy extraño: Era el maestro Quirrell, quien le felicitaba por ser parte de Slytherin, luego ya no era el maestro Quirrell, sino un hombre calvo con larga barba blanca y una túnica verde, quien comenzó a enseñarle unas palabras las cuales casi parecían las vocales, pero con una S por delante, algo como "Sa, Se, Si, So, Su". Luego, escribió unas palabras en un tablero, Harry las copio en su cuaderno y luego las dijo en voz alta, eran como susurros, era sonido siseante.

Al día siguiente, no recordó el sueño.

―Harry, arriba ―dijo Draco.

―Gracias, Draco ―dijo Harry.

―Rápido ―gritó Evelyn.

― ¿Es así los martes? ―preguntó Harry.

―Cada día, prepárate para el infierno ―dijo Draco.

―Los escuché ―dijo la chica, ya lista ―Somos los últimos, tienen que bañarse, iremos a desayunar y luego... volveremos aquí, para la clase con el maestro Snape.

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