Amores Perdidos [+18]

By PerfectWriting13

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Pierre y Alaska no saben que están ligados para estar juntos. Ellos solo saben que cada día se encuentran en... More

Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9 🔞
Capítulo 10
Capítulo 11 🔞
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25 🔞
Capítulo 26 🔞
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 🔞
Capítulo 31
Capítulo 32 🔞
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38 🔞
Capítulo 39 🔞
Capítulo 40 🔞
Capítulo 41 🔞
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 🔞
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59 (Final)
Epílogo
Agradecimientos
Caja de preguntas

Capítulo 15 🔞

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By PerfectWriting13

"No hay beso que no sea principio de despedida, incluso el de llegada"

George Bernard Shaw

***

| Pierre |

Genial... Esto no pudo haber ido más lejos, me involucre con una chica que hasta el momento ha sido la fascinación para mi madre y mis hermanos, si antes hubiera pensado que Alaska sería ese estereotipo de mujer que mi propia familia amaría desde luego no hubiera optado por la opción de elegirla como mi acompañante en la cena de beneficencia, pero cómo podría haberlo esperado cuando apenas Ruby y yo tuvimos que encargarnos de mentirle a nuestra madre sobre la sospecha que conocí con más profundidad a Alaska cuando terminé en su consultorio con mi hermana. La realidad es que aunque antes nos encontrábamos cada día en Starbucks y una vez en el centro comercial podía desnivelar la mentira pero es mejor que mi mamá aún siga creyendo que todo ha surgido por pura casualidad, porque como le prometí a Alaska, no la llegaré a meter en ningún problema aunque tenga que sacrificar mi cuello para que ella no sea la perjudicada y termine por manchar su reputación.

Después de aquella cena, solo me quedó 1 día para planear muy bien todo, desde la información que ambos debemos de decir hasta lo que está prohibido mencionar, no es algo del otro mundo tener que hacer como un currículo de mis destrezas y cualidades solo para librarme de unos días de mi propia madre y sus preguntas, pero aunque me cueste aceptar, también tuve que conocer más a Alaska, de la forma en que menos pensaba y quería.

Y la verdad es que hubiera sido fácil que ella se negará a viajar con nosotros en año nuevo pero considerando que mi madre es una mujer insistente y muy persuasiva, es mejor tramar nuevos planes antes que ella llegue a buscar una forma en la cual aceptemos sus condiciones. Además, creo que esté encuentro será el último en que habrá entre Alaska y yo, es mejor que empecemos un año nuevo comenzando ambos desde cero porque siendo realista, ella se está ganando con mucha facilidad mi familia y yo no deseo que rompa las barreras que yo he logrado obstaculizar con cualquier mujer que quiere entrar a mi vida personal.

Alaska tiene buenas cualidades, más positivas que negativas que es difícil tener que mostrar un defecto en ella, quizás esa es la razón por la cual tanto mi madre como Ruby la aprecian mucho desde que ella se vino de viaje con nosotros, es increíble que con solo tres días que han pasado juntas, parecen como si fueran amigas de toda la vida. Y no es por nada, pero de seguro Alaska, ya tiene ese pase de bienvenida en la familia. Porque además de ser nutrióloga, una mujer emprendedora, fuerte y honesta, también viene de buenas raíces de una familia que a pesar de ser pobre le brindo el mejor cariño que un hijo desea en un hogar. Eso es lo que ha llamado la atención de mi madre y es de admirar porque ella es una mujer dura de convencer y lo digo, porque mis anteriores acompañantes por no decir amantes, mi madre las rechazo y las catálogo en la lista negra, en donde ella siempre cruzó los dedos para que no me quedará con ninguna de ellas.

Es irritador tener que hacer planes precipitados y rápidos en vacaciones, pero mi decisión final ya está tomada. Cortaré mi relación con Alaska en año nuevo, es la única forma para que mi familia la olvide y ella siga con su vida con otro hombre.

Sigo convenciéndome que es la mejor idea que he tomado hasta el momento, intento concentrarme en ello pero la vista de la nieve en todos los pinos y ramas secas de algunos árboles me obstruyen mis pensamientos, venir a Alaska ha sido una maravillosa idea, después de todo, fue algo que Skandar y yo comenzó con una simple idea para luego compartirla con nuestros padres y así planear el viaje, pero aunque las cosas terminaron por ser diferentes he de decir que no la he pasado fabuloso como lo tenía imaginado. No lo digo por Alaska, porque con ella ha llegado a haber momentos sumamente morbosos y clandestinos, y no me quejo de ellos pero si he de molestarme porque no he podido tener un rato privado con ella y la razón proviene porque no quiero darles a todos por entender que entre ella y yo hay algo. En vez de eso, desde los tres días que nos hemos hospedado en la cabaña de mis padres en Juneau, Alaska y yo hemos tomado distancia, es decir, que nos hemos tratado como amigos nada más... En donde no hay roces, ni besos, ni sexo, nada. Eso por lo menos quizás llegué a convencer a mi madre que Alaska solo es más que otra chica que invito a una de mis fiestas.

El problema ronda que durante las últimas tres noches nos hemos encontrado, las cuales no he podido tolerar no tocarla, no es que no pueda vivir sin ella porque en realidad puedo hacerlo, pero es de menos que hacerme calentar con su ropa de pijama es algo que no soporto. Y aunque esas tres noches apenas he podido besarla y tocarla, no han sido suficiente y son por dos motivos. El primero siempre alguien se despierta en la madrugada haciendo que ambos nos separemos del casi el sexo duro que podemos tener porque pueden atraparnos y segundo, no he tenido tiempo de concentrarme bien desde que sé que Ginger está aquí.

Sí... La amante de mi padre bajo el mismo techo. ¿Cómo sucedió eso? Fácil, mi madre invitó a la madre de Ginger y a ella a que también nos acompañará al viaje. Y es que hasta el momento no he tenido el valor de contarle a mi madre que la hija de su mejor amiga se está acostando con mi padre y ambos son unos hipócritas porque desde que estamos todos viviendo en la misma cabaña, ellos hacen como si solo fueran amigos mientras que en la noche tengo la impresión que se van de la cabaña, alquilan un hotel y se deben de estar follando como conejos.

Pensar eso me provoca asco y molestia, no es fácil tener que vivir con una mentira más grande de las que he ocultado últimamente, amo a mi madre y me duele saber que una noticia así la romperá, aún ni siquiera sabe que Ruby tiene hemocromatosis y cáncer de hígado porque tanto ella como Alaska han intentado esconderlo para evitarle un mal gusto a mi madre. Pero sé que pronto ella lo sabrá y su mundo se irá abajo y si le llega a la vez, la noticia de mi padre, es probable que eso la derrumbe.

Suspiro y puedo ver como una pequeña capa de aire caliente brota encima de mí por mi aliento, hace frío pero la vista es hermosa al lado de un buen café y encontrarse arropado. Quisiera tener más momentos como esté pero no puedo estar tranquilo teniendo en mente dos problemas en uno, el más importante es el que me está matando pero el otro, solo es una simple excusa para alejar a otra mujer de mi vida.

— ¿Despierto tan de mañana?—me doy la vuelta y la veo con una pequeña sonrisa.

Oh mierda. Porque las mujeres pueden ser tan sexys a plena mañana, ni siquiera puedo describir lo mucho que me gusta y me deleito mirando a Alaska con un vestido de pijama corto color rosa, un suéter a juego y sus cabellos cayendo en cascada por sus pechos... Me gustaría tomarla aquí mismo pero no. Concéntrate Pierre, alguien puede estarlos mirando y es posible que lo poco que has resistido los últimos días se vaya a la basura por tu terquedad de querer sentir de nuevo a Alaska bajo tu cuerpo.

La última vez que estuve con ella fue el día del evento, después que termino, nos fuimos a una de las habitaciones del hotel y ahí, la hice mía por tercera vez, me encanto verla con aquel vestido pero me quedé sin palabras al solo verla con el ligero y los cubre pezones, eso me incentivo a no perder el tiempo y volver a tenerla solo para mí.

—Y ¿tú?—me apoye en las barandas del balcón.

—Nah, solo voy por un té... me estoy muriendo del frío. —Reí.

— ¿En serio? O es una mentira como el típico vaso con agua. —Elevé una ceja.

—Eso quisieras escuchar—se dio la vuelta para darme la espalda.

Mis ojos recorrieron su espalda hasta su trasero en donde pude ver como esté se mueve en un buen ritmo que acelera mi sangre y el latido de mi corazón.

Contrólate... Respira... Piensa de forma coherente.

Me muerdo el labio creando diferentes imágenes de Alaska desnuda y yo penetrándola contra la pared, en la encimera, en la baranda, en mi cama, en la alfombra, en los sillones de la sala... Dios, porque tenemos que tener compañía.

Me quedo en mi lugar y dejó que se vaya, es una mala idea tener que perseguirla y más ahora que ya está amaneciendo y todo el mundo empezará a despertar. Tengo que controlar mi masculinidad y mi excitación para no irla a buscar y si es posible meterla entre el cuarto de limpieza solo para tenerla unos segundos. Esa mujer me matará.

Antes de poder reunirme con todos para desayunar, camine en dirección a mi habitación y ahí empecé a ordenar mis maletas, esté día donde casi se acaba año nuevo, no nos quedaremos en Juneau, que es la capital de Alaska, sino que tomaremos un vuelo de tres horas para llegar al aeropuerto de Fairbanks, aquí nos quedaremos lo que reste el día, como mañana hasta al medio día, debido que el viaje hasta Reino Unido tendremos que tomar escala y eso significa casi trece horas de viaje, lo cual es un poco irritador.

Saco mi maleta al pasillo para llevarla pronto a la sala y dejarla ahí antes que todos reúnan su equipaje y se vea una montaña de maletas. Escucho unos pasos bajar del segundo piso y es cuando me encuentro a mis hermanos con rostros soñolientos y cansados, anoche nos la pasamos hasta tarde hablando y tomando vino que fue imposible no evitar contar muchas cosas personales que no hubiera querido que Alaska escuchara, pero hay cosas que no se llegaron a guardar y ahora me doy cuenta, que cuando regresemos a Reino Unido, ella sabrá más de mi vida de lo que el resto de mujeres que estuvieron conmigo, no tuvieron la oportunidad.

—Vaya, que rostros los que traen—me burle de ellos.

—Sólo porque debemos viajar... No porque estuviera en la cama aún—Skandar se acariciaba la frente para aliviar el dolor.

— ¿Qué hora es?—bostezo Ruby.

—Las siete de la mañana. —Dije mirando mi reloj.

—Oh Dios.

Skandar se tiró en uno de los sofás para quedarse dormido nuevamente, eso sin decir que Ruby también cayó en el mismo sofá hasta cerrar sus ojos y dormirse encima de nuestro hermano menor. Ay Dios, menudos hermanos que tengo, eso sin decir que Ruby a pesar de ser la mayor, ella parece ser también como mi hermana menor.

Mi madre fue la siguiente en bajar y detrás de ella mi padre, intenté forzar hacer una sonrisa para que ella no sospechara que algo no se encuentra muy bien entre la relación padre e hijo, fuera fácil fingirlo todo pero en ocasiones no he podido ser discreto cuando siempre aparece Ginger entre nosotros.

—Buen día—sonríe mi madre.

—Buenos días, mamá—le doy un beso en la mejilla antes que ambos nos quedáramos mirando a mis hermanos.

—Ruby... Skandar... Levántense, tenemos que irnos pronto. —ambos gruñeron como respuesta.

Quedará tiempo para que ambos desayunen y se den un baño, después de todo, no hay mucha prisa cuando todos parecemos habernos levantado antes de la hora.

—Buenos días. —Nos saludó, Alaska. —Pasen al comedor, el desayuno está servido. —Eso fue lo que hizo resucitar a mis hermanos.

— ¡Si! ¡Comida!—Skandar salió corriendo como un niño.

Mi padre, como todo un amargado y frío hombre porque desde que llevé a Alaska al evento de beneficencia y mi madre la invitó a esté viaje familiar, él se ha comportado muy mal con ella y es demasiado vergonzoso tener que escuchar a mi propio padre decirle y preguntarle cosas muy impropias y personales a ella como si buscara ofenderla e intimidarla; es aquí en donde viene el asunto que no he podido evitar tener los últimos días, peleas con mi padre por defender a Alaska. Y la verdad, aunque no es mi responsabilidad hacerlo, tengo que también tomar fuerzas para no decir la verdad cuando mi lengua está a punto de soltarse, porque si soy sincero, aunque Alaska no venga de una familia millonaria, ella es una gran persona y hasta el momento, no le ha faltado el respeto a mi padre, lo cual es de admirar porque no cualquiera puede aguantar las palabras e irritaciones que un hombre como mi padre puede hacerle y decirle a una mujer.

— ¡Oh querida! No debías haberlo hecho—mi madre la abraza.

Le doy una mirada a mi padre y puedo ver esa sombra de enojo bajo sus ojos, pero su rostro cambia al escuchar la voz de una persona y es cuando yo retomo su apariencia.

—Celia, Ginger... Vengan. Alaska hizo el desayuno, así que no debemos esperar hasta que todo se enfríe. —Ambas mujeres caminaron en dirección al comedor seguido de Ruby y mi padre.

Mi madre y yo nos quedamos en la sala esperando a que todos entraran para nosotros proseguir con el camino. Alaska fue la siguiente en irse para así sentir como mi madre se me acercaba y me susurraba muy debajo y cerca del oído unas palabras que me hicieron quedarme desconcertado y callado.

—Ella es la indicada.

(...)

Arribamos a Fairbanks al mediodía, mayormente la tarde casi solo se centró que las mujeres cocinaron mientras que los hombres nos fuimos a comprar provisiones al supermercado, en donde ahí, al ver unas velas aromáticas y un buen vino de cosecha estadounidense, no dude en comprarlo; la noche antes que llegará año nuevo fue cómoda y tranquila, sin agregar que preferí ignorar a mi padre y a Ginger para no arruinar más la noche, casi toda la cena de nuevo mi madre se centró en los dones culinarios de Alaska, de igual forma, de las observaciones que ella le hacía a mi hermana para que no comiera cosas cítricas que podían dañar más su salud; ya entre las horas de la llegada de año nuevo, hicimos el brindis y una oración que mi madre como devota a su religión, realizo antes de escuchar el reloj de la casa, sonar que ya ha llegado año nuevo. Fue así que la tradición entre familia se hizo y como momento final, desde lo alto de la azotea de la casa, observamos con mi familia el acto de fuegos artificiales y una hora después, las auroras boreales que aparecen en esta fecha en Fairbanks.

Después de la hora de celebración de año nuevo, nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones, pero en cambio yo, en vez de ir a dormir, me quedé despierto esperando el momento indicado para planear mi idea de la mañana, la cual sigo pensando que será la mejor del momento.

El reloj marca las 2:15 am, es posible que siguiéramos celebrando año nuevo si no tuviésemos que marcharnos del país para ir a casa, pero es de esperar que debo de reintegrarme con la construcción y mis padres no pueden faltar tampoco con su trabajo y más mi madre que es doctora y a veces le dan turnos de noche.

Tiro las sábanas y empiezo a moverme a través de la casa, cojo la botella de vino y las velas para luego ir hacia la planta baja de la casa en donde se encuentra el jacuzzi. Es aquí en donde empiezo a decorar el ambiente, dejo las velas aromáticas en algunas esquinas y a unos metros del jacuzzi, agarro los botes de jabón y derramo un poco en el agua mientras está cae y puedo sentir como empieza a esparcir el vapor. Bajo la iluminación de la habitación y cuando creo que ya está listo el pequeño ambiente que he creado, agarro mi celular y hago una llamada, la cual espero que no tarde en contestar, Alaska.

— ¿Hola?—parece que la he despertado.

—Ve a la planta baja de la casa, te estaré esperando cerca de la puerta. —Cuelgo antes que empiece a preguntar.

He considerado pasar la última noche con Alaska de la mejor forma, el día de mañana cada quien retomara su vida, ella se irá por su camino y yo por el mío y aunque me cueste pensar que lo disfrute con ella es mejor dejar que todo sea como siempre he planeado cuando busco una mujer, es mejor no tener compromisos y mucho menos enamorarse cuando siento que aún puedo tener todo bajo mis manos.

Salgo de la habitación y espero que Alaska no ignoré mi llamado y se quedé en su habitación, porque si llega a hacerlo, me tocara ocupar el plan B, el cual es ir hasta ella y convencerla a que esté conmigo aunque sea un rato. Pero para mi suerte, esto no es algo pasajero sino que pienso tardarme lo que consideré mejor para ambos, recordando que está es nuestra despedida.

Pasan diez minutos y no veo que ella aparezca, estoy a punto de mover un pie cuando el sonido chirriante de la puerta me alarma pensando si es ella u otra persona, pero al ver su pequeña figura a través de las sombras y el poco alumbrado del pasillo, me hace sentir conforme a que no ocupare mi plan B.

Ella ya se encuentra más despierta, puedo ver como trae el albornoz puesto y algunos mechones de su cabello se han salido del moño que se ha hecho; que mala suerte que a mí no me guste disfrutar mucho tiempo con la misma mujer, sino sería fácil de acostumbrarme a tener una Alaska adormitada en frente de mí cada mañana lista para hacerla gemir hasta que se quedé sin voz.

—Pierre, es de madrugada. —Se rasca los ojos.

—Sí. —Digo con afirmación.

— ¿Qué hacemos aquí?—ella pregunta con curiosidad al ver una luz tenue detrás de mi espalda.

—Pasar nuestra última noche juntos—ella abre los ojos admirada.

— ¿En serio?—sigue sorprendida.

—Ven. —Alzo mi mano para que ella pueda tomarla y seguirme.

Al principio parece dudar de su propia capacidad para tomar una decisión razonable, pero cuando comprende que está es la última vez que estaremos juntos, me da su mano y pronto hago que ella me siga para entrar en aquella habitación.

Cierro la puerta y me doy cuenta como ella se queda maravillada por el escenario, no es romántico u ostentoso pero por lo menos prioriza a ser un lugar confortable.

El olor a manzana y canela trae ese recuerdo de navidad, a pesar que ya estamos comenzando año nuevo aún los artefactos que enlazan la época navideña dejan un buen ambiente a la habitación, todo es cálido y silencioso que no tardo en acercarme a ella para comenzar a poner mis manos en las cintas de su albornoz.

—Por fin. Solo tú y yo. —Beso su cuello.

Escucho como su respiración se vuelve agitada y de cómo no menciona ni una palabra cuando le quito el albornoz y la dejo solo con el vestido de pijama, puedo ver como sus pezones se han endurecido y ahora se marcan en aquella delicada tela de satín; muerdo mi labio y me permito tomarme el tiempo de susurrarle cosas calientes en su oído mientras tiro de los tirantes del vestido para ir deslizándolo por todo su cuerpo hasta dejarlo caer al suelo, en donde me encuentro solo con sus bragas color negro; su piel pálida y suave resalta el color y me permite ver cómo ha empezado a temblar bajo el rocé de mis dedos por cada centímetro de su piel.

Bajo las bragas y pronto las dejo caer dejándola desnuda, ver lo receptiva y colaboradora que está me tienta a tomarla más rápido de lo pensado pero me controlo ante la idea que no solo he venido aquí por sexo, sino que también para hablar.

Han sido cuatro días difíciles, normalmente estoy acostumbrado a poder vivir sin el sexo diario pero desde que le quite la virginidad a Alaska, parece que me he vuelto adicto a su cuerpo, no voy a mentir pero jamás había descubierto la sensación de ser el primer hombre en penetrar a una virgen, aún puedo recordar como ese día, casi pierdo la conciencia al sentir lo estrecha que era Alaska, casi tuve un orgasmo con solo haber entrado en ella y eso sin decir que cuando se quedó dormida, como no hubiera querido seducirla más para volver a tener sexo.

A pesar que Alaska es nueva en esto, no dudo que ella podría ser una buena amante, es fácil de instruir y dominar que es probable que el sexo sea colosal cada vez, pero no quiero acostumbrarme a ella, es mejor dejarla ir cuando aún ninguno de los dos siente algo por el otro, además, ella necesita de un hombre que la ame y le haga el amor. Alaska es una mujer increíble y de gran corazón y por ello, es preferible que ambos no nos acostumbremos a lo que hacemos, y aunque a veces sienta ese pellizco de celos al imaginármela con otro hombre, no puedo quitarle esa libertad.

—Oh, sí—escucho que gime al mordisquear su cuello mientras toco por fuera su vagina.

Me separo de ella y la tomo de la mano para hacerla caminar hasta el jacuzzi, la ayudo a entrar y puedo ver como su piel se eriza al tocar el agua, no está caliente pero es seguro que con el frío que hay de temporada, le ha provocado un cambio de temperatura radical en su cuerpo.

Tomo dos copas que he sacado del almacén y empiezo a llenarlas del vino tinto que he comprado en el supermercado; le entrego una copa a ella y yo me quedo con la otra.

— ¿No entraras?—pregunta con timidez.

Sonrió y dejo la copa de vino aún lado para quitarme primero la camisa de algodón y lanzarla al suelo, luego prosigo con mi pantalón y termino con mis bóxers.

—Si sigues mirando de esa manera, terminaras violándome. —Reí a lo que ella quito la mirada.

Oh Alaska, tan inocente, tan delicada y tan hermosa. Aprovecharé de esta noche para tenerte lo más que pueda a mi lado y así tú jamás olvides esté recuerdo que te dejaré marcado en tu mente y en tu piel.

Entro al jacuzzi y de la mesa de un lado, tomo mi copa de vino, puedo ver como una parte de mi cuerpo se cubre de espuma por el jabón; el olor de las velas, el sabor del vino y el ambiente tranquilo causa en mí, una bonita velada; agradezco que Alaska no sea de las mujeres que arruinan los momentos de silencio, en vez de eso, ella parece apreciarlos sin tener alguna incomodidad.

La miro detenidamente y puedo ver como algunos mechones de su cabello ya se han pegado a su rostro y de cómo esté, ha empezado a tornarse un poco rojo.

— ¿Está caliente el agua?—preguntó por si ella no siente agradable el agua.

—Esta perfecta. Calmo el frío que tenía. —Respondió.

Su dedo repasa todo el contorno de la copa, su inseguridad ante la bebida me hace entender que no toma con frecuencia vinos, es posible que ella sea más tradicional con las bebidas, pero no la culpo de ello, hoy los vinos que más se disfrutan son aquellos que son considerados los más antiguos, porque esos son los que traen una fragancia más suave y un sabor único e irreconocible en el paladar.

— ¿Qué tipo de vino es?—pregunta.

—Un Carbenet Sauvignon. —Su rostro muestra que no entiende de vinos. —Te gustara, sentirás un cosquilleo en la boca, esté es del año 2012 y por el tiempo, se ha ido conservado haciendo que su aroma se vuelva muy dulce y su sabor sea profundo y aterciopelado. —Comenté.

—Sabes mucho de vinos—dijo animada.

—Escojo lo mejor—dije antes de moverlo.

Alaska bajo la mirada y siguió contemplando el vino, debía de hacer que lo probará antes que cambiara de opinión, así que tomando la iniciativa, me recompuse en el jacuzzi y la mire a los ojos.

—Hagamos un brindis. —Enarca la ceja.

— ¿Para quién?—dijo.

—Por nosotros. Para que tengamos una estupenda despedida y que nos divirtamos el tiempo que nos quedé estar aquí. —Levanté la copa.

—Por nosotros y está noche—levanto la copa.

—Salud.

—Salud.

Chocamos nuestras copas y bebimos un poco del vino para ver como ella primero hacia un gesto y luego lo normalizaba al tragarse la bebida, se relamió los labios y una gota roja se resbalo en su mentón haciendo que se la quitase rápido antes de caer y desaparecer entre la espuma.

—Cuéntame un poco de ti—elevé la ceja.

¿No ha sido sufriente con haberme conocido más estos cuatro días para ahora querer saber más de mí?

—Vamos, no seas aburrido—me insistió.

— ¿Qué te parece si hacemos un juego?—dije a lo que ella no mencionó nada. —Tú haces una pregunta, yo te doy tres opciones de respuesta y adivinas cual es la correcta. —Explique la estrategia del juego.

— ¿Qué pasa si yo gano?—Dijo.

—Tú eliges. —Ella sonrió.

—Está bien. —Se a recostó en el jacuzzi.

— ¿No dirás?—pregunto interesado.

—Es una sorpresa. —Me guiña el ojo.

—Bueno, si quieres jugar así. —Le doy menos importancia al asunto.

Pienso que esto será muy fácil, ya que Alaska al no conocerme muy bien, es sin dudar que ella se equivocará.

—Haremos tres rondas de preguntas. Igual si yo gano, harás lo que yo te diga—hizo una gesto de menor importancia.

Pensé en tres preguntas que podría hacerle a ella que estén acorde al tiempo que la he conocido, solo así podré ganar.

—Empieza tú. —Le accedí mi turno.

— ¿A los cuántos años perdiste la virginidad?—pregunto.

—Opción a, a los quince años. Opción b, a los dieciséis u opción c, a los dieciocho. —Le di mis opciones.

— ¿Opción b?—respondió con dudas.

Gruñí molesto como aprobación que había perdido la virginidad a esa edad.

— ¿Cómo sucedió?—reí.

—Mis amigos me llevaron a un club nocturno para mi cumpleaños y una de las strippers termino en una habitación de hotel conmigo después de excitarme con su baile. —Ella puso los ojos en blanco con mis palabras.

—Que inocente. —Se burló de mí.

—Me toca. —Le di una mirada. — ¿Alguna vez te has tomado fotos desnuda?—achinó sus ojos.

—Opción a, nunca. Opción b, posiblemente y opción c, siempre. —Me toque la barbilla.

—Opción a. —Observé una sonrisa en sus labios. — ¡¿Qué?! ¡Lo has hecho!—Digo sorprendido.

—Posiblemente. —Encogió los hombros.

Interesante. Aunque recordando que una vez me excito solo con haberme enviado una foto de ella solo con las bragas puesta mientras su delineada figura se expuso ante la cámara.

— ¿Alguna vez has estado con un hombre?—fue la siguiente.

—Opción a, sí. Opción b, no. Opción c, talvez. —Se quedó pensando.

—Opción b. —Inclinó su pierna dejándome ver una porción de su piel y su rodilla.

—Opción a. —Abrió sus ojos en grande. —Tienes que especificar más las preguntas ángel. —Enarcó la ceja. —He estado con un hombre pero no me implica haber tenido sexo con él, fue en un trío con una mujer en donde ambos la follábamos. —Hizo una mueca.

—Tienes razón. Vamos empate. —Asentí.

—Un lugar en dónde tienes cosquillas. —Proseguí.

—Opción a, el cuello. Opción b, en las caderas. Opción c, en la planta de los pies. —Mencionó sus opciones.

—Opción c. No puede ser el cuello ni las caderas porque te las he besado y tocado—asienten.

—Buen punto. —chaqueó los dedos.

—Si pierdes en está, ya sabes... —le guiñé el ojo.

— ¿Qué es lo que más te gusta del sexo?—elevé la ceja.

—Opción a, follar a las mujeres. Opción b, masturbarlas u opción c, intentar hacer cualquier posición. —Ella pareció analizar todas las opciones.

—Opción a. —Mordí mi labio.

—Sí pero era la opción c. Así que perdiste. —Ella abrió sus ojos.

Sonreí con victoria al ver que le jugué una trampa y cayó con mucha facilidad, Alaska aún le falta mucho por lo que conocerme pero estoy satisfecho con lo poco que he descubierto de ella ahora, además si gané, tengo derecho a mi premio.

—Ven aquí. —La llamé.

Ella se levantó un poco y se dirigió hasta donde me encontraba, antes que se pusiera a mi lado, la tome de los brazos y la puse encima de mí, ella con vergüenza y timidez, evadió la mirada mientras sus mejillas se llegaban a tornar rojas.

—Como ya conoces que es lo que me gusta del sexo, haremos una posición sexual—pase mis manos llenas de espuma en su hombro.

— ¿Cuál?—pregunta casi con la voz entrecortada.

—Haremos la mecedora. —Observo como el nivel de su respiración empieza a agitarse.

La muevo un poco y exactamente la dejo en mi regazo, su vagina se encuentra cerca de mi pene que tengo la intención de penetrarla una sola vez, pero necesito calmar mis ansias por probar nuevamente su cuerpo para no terminar de arruinar todo.

—Está es fácil. Puedes moverte como deseas y solo mantendrás tus manos en mi cuello o cabeza. ¿Comprendes?—asiente.

Muerdo mi labio y puedo ver lo hermosa que es la mujer que tengo en frente, antes de poder comenzar a penetrarla, paso mi mano desde sus hombros hasta su vientre, ella ha cerrado los ojos que lo único que me déjà observar es como el mismo placer la está llevando a su límite; no puedo verle por completo el cuerpo por el agua y la espuma blanca, pero no dudo que sus pezones ya deben estar erectos y de cómo su vagina, debe estar ya lubricada de sus mismos fluidos.

La levanto y posiciono mi pene en el lugar indicado para sentirla receptiva y caliente; un gemido se escapa de mis labios cuando mi miembro empieza a entrar en su estrecha vagina, siento como mi pene es bienvenido en aquel cálido lugar para después mantenerlo un rato dentro de ella mientras se adapta a mi tamaño.

— ¡Ah! ¡Sí!—escucho sus palabras cerca de mi oído.

—Ahora muévete. —Le susurro.

Sé que Alaska jamás ha montado a un hombre y aunque yo sea la exclusividad en todo, me hace sentir feliz y dominante ante la idea que se llevará un buen recuerdo de mí.

Ella se levanta y puedo sentir como mi pene sale de ella de forma lenta hasta volver a mojarse bajo el agua del jacuzzi, pero su movimiento es rápido cuando vuelve a posicionar mi miembro y se desliza en él.

—Oh cielos, así... —gruño al sentir como vuelvo a encontrar la solides de su vagina.

Mis manos van a sus caderas y la ayudo a maximizar los movimientos, intento no acelerarlos y tampoco convertirlos en profundos.

—Pierre... Oh... Ay... Sí... —Empezó a moverse.

Una de mis manos recorría su espalda, me acerco a ella y empiezo a besarle el cuello, el aroma del jabón ya se encuentra impregnado a su piel y puedo disfrutar de morder, lamber y besar aquellas partes.

Alaska empieza a moverse más rápido, cuando sus manos se posicionan en mi cuello, una de ellas empieza a bajar por la parte superior de mi hombro, al sentir eso, me pongo en alerta y tomo su mano para ponerlas en otro lugar de mi cuerpo, ella sigue inconsciente de lo que he hecho, lo cual ella sigue moviéndose en círculos provocando que gima y que mi cabeza recaiga hacia atrás.

Su mano se desliza por todo mi torso hasta que yo me levantó y pronto la beso. El beso es intenso, explosivo y salvaje, muerdo su labio inferior y en aproximación meto mi lengua en su boca, el sabor a vino tinto calienta mi cuerpo y provoca sensaciones excitantes en mí, siento como la aprieto a mi cuerpo y de cómo sus pechos ya se encuentran aplastándose en mi clavícula.

Me alejo un poco de ella para tomar la liga que sostiene su cabello para soltárselo y así ver como su lacio cabello cae en encima de sus pechos y detrás de su espalda; mis dedos apartan unos mechones que me prohíben verla, puedo ver en su rostro como disfruta del momento, casa envestida que da, tengo que hacerla resistencia de no llegar a mi orgasmo, ella lo hace estupendo, con solo experimentar esté tipo sexo, la idea de alejarnos casi queda en el olvido.

— ¿Qué sucede?—pregunto al ver que se detiene.

—Yo solo... Quiero disfrutar más. No quiero que todo termine pronto. —Suspiro al ver su rostro.

Quiero pensar que ese rostro no es de melancolía o tristeza, pero como no reflexionar si lo es cuando sus ojos me muestran su sinceridad en las palabras y de la forma en como ella se está entregando.

Me quedo observándola un instante, pienso en las miles de cosas que pueden estar pasando por su cabeza, esperando que de todas ellas no haya un sentimiento de cariño; levanto mi mano y con mi dedo índice, empiezo a rozar cada parte de su cuerpo, ella se deja y mientras que paso por aquellos lugares en donde descartamos las posibles cosquillas, termino por llegar hasta sus labios vaginales, encuentro su clítoris y empiezo a masturbarlo. Mi boca se acerca a uno de sus pechos y antes de tomarlos, mi lengua lambe toda la areola de uno de ellos hasta que de un empujón, ya me encuentro besando todo su pecho.

Mis manos agarran sus caderas y hacen que ella se mueva de arriba hacia abajo de forma lenta y rítmica, de nuevo se me hace fácil deslizarme en el interior de Alaska al sentir como sus fluidos cubren todo mi pene. Me quedo sin oxígeno cuando ella entra todo mi miembro en una sola estocada rápida, esta vez de nuevo el impulso la hace moverse seguido y salvaje.

Dejo de tocar sus caderas para poner una mano en su trasero y la otra en su espalda como soporte, el sonido del agua salpicar velozmente se ha vuelto una melodía estimuladora, abro mis ojos y Alaska sigue moviéndose mientras mira hacia abajo.

Queriendo probar sus labios, de nuevo la agarró del cuello y el beso, ella parece tener la misma ansiedad que lo profundiza más, tocó con mi otra mano su pecho hasta que ella acelera más los movimientos. Profundos. Cortos. Rápidos. Salvajes.

Gimo al sentir como mi orgasmo está a punto de llegar.

—Sí... Vamos Alaska... Córrete. —Sigue resistiendo a pesar de estar a punto de explotar.

—Pierre... —Sonrió al escuchar como grita mi nombre. —Me encanta.

—Demuéstramelo entonces. —Susurro en su oído.

Alaska me besa y yo no me preocupo porque tome las riendas del asunto, ella lo hace perfecto que no quiero interrumpir el momento, cada vez que mi pene entra en ella, me deja sin respiración y eso sin decir, que sus besos son ese balance de suavidad y dulzura ante el sexo brutal.

— ¡Ah!

Ni siquiera soy capaz de detener mi orgasmo cuando ambos llegamos al mismo tiempo, su interior parece tomar todo mi esperma que un gemido sale de mis labios al sentir como su vagina parece acariciarme después de la ola fuerte del orgasmo.

Ella cae en mi pecho y espera unos momentos para poder recomponerse, su cuerpo tiembla, dejo un beso en su cabeza después de quitar varios cabellos de su rostro que ya se encuentran mojados, su rostro se encuentra rojo y me parece un acto muy tierno después que hemos terminado de tener sexo.

Se levanta de mi pecho y algo en mí me hace sentir inseguro, quiero que se quede otro momento así... pero pronto borró esas ideas de mi mente cuando sus dientes agarran su labio inferior y empiezan a morderlo; soy el siguiente en levantarme para rozar mi dedo en sus labios y así darle un beso profundo.

Estoy a punto de volver a tomarla ahí mismo cuando la puerta de la habitación se abre y Alaska y yo nos quedamos petrificados al ver a mi hermano asombrado al vernos juntos en el jacuzzi. Él que había empezado a convencerse que entre nosotros no había nada, termino por cerrar la puerta e irse.

—Mierda—digo molesto.

Alaska que aún no ha reaccionado y no sabe qué hacer, solo la muevo un poco para yo salir del jacuzzi; la noche ha terminado gracias a Skandar... Debí de haber cerrado la puerta con llave cuando aún estaba consciente que esto podía suceder.

Agarro una toalla y empiezo a secarme mientras Alaska es la siguiente en salir, agarro uno de los albornoces del ropero para luego ayudarla a ponérselo.

—Tu hermano... —La detengo antes que hable.

—Iré a hablar con él. No creo que haya quedado traumado cuando también ha hecho esto con estudiantes de su universidad. —Parece no convencerse con facilidad.

Acaricio su mejilla mientras parece seguir pensando en lo sucedido, antes de poder marcharme para alcanzar a Skandar, hago que me vea a los ojos para intentar calmarla antes que se vaya a dormir.

—Podré arreglarlo, ¿sí?—hace una mueca.

—Confío en ti. —Asiento.

Me inclino un poco hacia su rostro para rozar sus labios contra los míos, ella parece esperar el momento para besarla, pero me detengo en admirarla un último momento hasta que con cuidado la beso, busco la forma en mantener sus labios plasmados sobre los míos, pero cuando la respiración empieza a faltarnos no queda de otra que separarme de ella.

—Buenas noches. —La suelto para empezar a alejarme.

—Buenas noches, Pierre. —Musita.

(...)

Toco la puerta de Skandar y espero a que me habrá para hablar con paciencia con él, pero entre más pasan los segundos ni siquiera se escucha los pasos de él aproximarse a la puerta, intentaría tocar más fuerte pero es posible que cualquiera se levante y no es lo que deseo ahora, antes de poder hablarle con susurros a mi querido hermano menor, la puerta se abre de forma lenta y antes de poder encararlo, se hace a un lado para darme su autorización de entrar a su territorio.

— ¿Solo amigos?—cruza los brazos y evita reírse.

—Sí—encojo los hombros intentando no darle importancia al asunto.

—No será, ¿amigos con beneficio?—le hago un gesto serio.

— ¿Quieres que opine lo mismo cuando tu llevas a algunas amiguitas a la casa y terminan con lo mismo?—elevo una ceja y sonrío maléficamente.

—Prefiero no discutir, sobre ello—responde con el mismo carácter serio.

— ¿Qué hacías o mejor dicho, que buscabas allá abajo?—él suspiró.

—Iba con el mismo fin que cualquiera desea estar en un jacuzzi... —No dije nada esperando a que llegará a una conclusión— ¡Darme un baño caliente!

—Pero en medio de la madruga—seguí cuestionándolo.

—Hace frío—replicó.

No puedo culparlo, de todas formas estamos en Alaska, un país que en su época es más frío que en Reino Unido.

—Te puedo pedir el favor que no digas ni una palabra sobre lo que miraste—digo más calmado.

—Somos hermanos, además, ¿para qué quiero revelarle a alguien sobre esto?—Comentó. —De todas formas te recuerdo que a papá no le agradaría nada, saber de esto—gruñó.

—Me deja de importar lo que nuestro padre piense de esto. —Intento no sonar repulsivo al hablar de nuestro progenitor.

— ¿A qué se debe esos cambios? A ti siempre te importo lo que papá pensará de ti—le doy una mirada de compasión a mi hermano.

Lo siento, Skandar. No es hora para revelarte el secreto oscuro de nuestro padre, sé que si lo llegas a saber serás el siguiente en dejar de pensar que él sigue siendo tu héroe, y además, eres capaz de explotar y confrontar a papá antes de lo que yo lo he hecho.

—Lo sé hermano, pero sabes que Alaska no es una mala persona y por nacer en una clase media, no lo hace verla de menos. —Skandar asiente.

—Tienes razón. —Se toca el cuello.

—Bueno, solo quería decirte eso. —Empiezo a caminar en dirección a la puerta.

—Oye, Pierre. —Me detengo. —Alaska es hermosa. —Achino los ojos.

—Ni se te ocurra acercarte a ella. —Le amenazó.

—Solo era un comentario para darte celos—rodé los ojos.

—Solo duérmete. —Cerré la puerta antes de verle la sonrisa de burla.

Menudo hermano menor que tengo, sabe muy bien como darme celos.

(...)

Quince horas de viaje parece ser demasiado agotador para mi cabeza y mi trasero, necesito llegar a mi casa lo antes posible para poder mantenerme ocupado unas horas antes que la lluvia de los papeles de todos los proyectos, lleguen a caerme encima. La única forma en que podré tener la mente ocupada es trabajando, más ahora que llevó a Alaska a su casa, todo el viaje fue silencioso y tenso, ninguno dijo ni una palabra y apenas pudo despedirse de mi familia aunque mi padre no permitió que se le acercará, lo cual mintió que debía de hacer una llamada urgente a su trabajo. Nunca pensé tener que lidiar con ese tipo de problemas que me causan molestia y furia en mi padre, no sé porque él se comporta así con ella, cuando en realidad, debería sentirse feliz porque Alaska no busca mi dinero y tampoco una posición social superior de lo que es ahora.

Detengo el auto en frente de los apartamentos en donde vive Alaska, ella mira a través del vidrio del vehículo, la ventana de su piso; antes de poder bajar y tomar su pequeña maleta, soy el primero en ayudarla en tomar sus cosas para llevarlas a su apartamento, por lo que he llegado a saber su compañera de piso no se encuentra, lo cual hace que ella no sienta la presión de esconderme y evitarme los últimos segundos que nos quedan para vernos.

Subimos en el ascensor y cuando esté se detiene para abrir la puerta, ella camina mientras escoge entre su llavero, una llave pequeña que es la de la cerradura de la puerta. La empuja un poco y pronto toma la maleta de mi mano para dejarla a un lado y así verme a los ojos.

—Bueno, creo que... Esta es la despedida final, ¿no?—intenta sonreír.

—Sí, la verdad... Todo fue divertido. —Respondí.

—Gracias por el viaje.

—No fue mi idea pero al menos no la pasaste sola como otras veces—asiente.

—Eres muy afortunado, Pierre. —Enarco la ceja. —Tienes una gran familia y aunque no le haya agradado a tu padre, es un hombre con mucho honor. —Me sentí mal al ver como ella habla bien de él mientras que mi padre ni siquiera intentó llevarse bien con ella.

Además, quisiera decir lo mismo ahora, pero ¿cómo? Si mi padre engaña a mi madre con una chica más joven que mis hermanos, agregando que Ruby tiene hemocromatosis y cáncer de hígado y ahora, mi madre que le caerá todo ese peso encima cuando llegué a saber la verdad y no puedo excluir a mi pequeño hermano quien sufrirá por todo.

—Tengo que irme, necesito mantenerme al tanto de las empresas y de mis proyectos. —No era necesario darle explicaciones pero quería encontrar una excusa para irme ya.

—Está bien. —Suspiró. —Adiós Pierre.

¿Un simple adiós? No aprendiste mucho de mí en los últimos cinco días, Alaska.

La agarré de la cintura y pronto la acerqué a mi cuerpo, la besé hasta que se quedará sin aliento, no sería suficiente con un beso pero debo de valorar dos cosas, la primera, no soy quien para entrar a su apartamento y llevarla al límite con el sexo; y lo segundo, es mejor alejarme ahora que aun todo lo que ha sucedido tiene remedio.

—Adiós Alaska. —Toque sus labios los cuales se encontraban rojos.

—Adiós Pierre.

La solté y me di la vuelta para caminar en retorno a mi auto, lo que viví con ella fue estupendo... Una experiencia que la reviviría si me lo propusiera, pero es mejor que ella siga con su vida y yo con la mía, porque lo único que yo apreció de las mujeres por ahora es de tener sexo con ellas, nada que se implique con el amor.

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Continuará...

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