Un fino llanto me hace separar de los Potter. El pequeño Teddy se ha despertado molesto en los brazos de su padre, que no sabe como calmarlo y me acerco hacia ellos.
- Debe necesitar un cambio y también tendrá hambre - le comento mientras que lo tomo en brazo y disminuye un poco su llanto - Creo que es hora de que todos almorcemos, si se ponen de pie regresaré las mesas y haremos un receso.
Todos me hacen caso y enseguida se levantan y con un rápido movimiento de mi varita regreso toda a la normalidad y Dumbledore da la orden de que se sirva la comida.
-¿Necesitas ayuda? - me pregunta Harry trayendo mi bolso.
- Nosotras la ayudaremos - le dice su madre junto con la mía.
- Bien, les guardaré un lugar.
Harry me da un corto beso antes de irse a sentar con nuestros hijos. Tanto Lily como mi madre me acompañan hasta el aula más cercana y le paso a mi madre a Teddy por un momento mientras que preparo sus cosas sobre el escritorio.
- Ya lindura - le digo recostándolo en su manta - Tranquilo bebé, en un momento estarás limpió.
-Eres buena en esto - comenta Lily.
- Ahora y gracias a lo concejos de Molly y de mi madre, sino con Harry no hubiéramos sabido que hacer - le digo dejando el pañal sucio a un lado.
- Pues ahora no te sería de mucha ayuda - me comenta ella sonriendo.
- Es práctica y mucha paciencia - les digo a ambas - Sin contar que Teddy salió muy tranquilo, solo llora si está sucio o tiene hambre o sueño.
- Por lo que vimos, tú y mi hijo hicieron un buen trabajo con este niño - comenta Lily - Son muy jóvenes, pero aún así no le dieron la espalda.
- Tonks, su madre... con ella fuimos muy unidas, sino contar que adoro a tío Rem - le explico intentando no llorar - Cuando Remus nos pidió que fuéramos los padrinos, en un momento tan complicado nos hizo feliz y cuando los perdimos... Teddy quedaba como un huérfano más de la guerra y con Harry nos prometimos salir adelante y hacerlo el niño más feliz del mundo.
- Se nota cuanto amas a Harry - me dice mi madre.
- Lo amo tanto como ustedes amaran a sus esposos - les digo levantando al pequeño y me ayudan a guardar las cosas - Regresemos antes de que piensen que estamos planeando algo.
Regresamos al gran comedor y tomo mi lugar entre Harry y J.S (James Sirius, para no confundirlos) y delante de Teddy y Albus. Acomodo mejor al bebé y de mi bolso saco su biberón y Harry utiliza magia para prepararlo y comienzo alimentarlo.
- Es extraño... - murmura Teddy.
- ¿El verte como bebé? ¿Estar casi cincuenta años en el pasado? ¿Conocer a tu padre qué es más joven que tú y al tío Sirius? - le pregunta buscando molestarlo J.S.
- Iba a decir que era extraño que estuvieras más de cinco minutos en silencio - le responde en cambio y el pequeño Albus solo ríe.
- ¿Son así siempre? - les pregunto.
- Es su manera de demostrarse afecto - me responde Albus - Pero uno aprende a ignorarlos con el tiempo.
- Nuestro hogar suena divertido - me comenta Harry.
- Nunca imaginamos que terminaríamos teniendo cuatro hijos - les digo siendo honesta y dejando el biberón vació a un lado.
- Cierto, lo dices a menudo - me responde Teddy - Pero al final agregas que ahora que nos tienes, no sabrías que hacer sin nosotros.
- No lo discuto.
Harry toma al bebé y lo acomoda entre sus brazos para que yo pueda comer. El viaje en el tiempo me provocó bastante hambre. Noto como mis padres hablan entretenidamente y con grandes sonrisas. Lo de ellos siempre ha sido amor a primera vista, no importa el momento en el que se conozcan. Por otra parte, Lily habla con su futura suegra, que por la cara de James sospecho que están hablando sobre él. Draco es quién más me sorprende al interactuar con su hijo, ignorando por completo a los otros Malfoy. Sé que vamos por buen camino.
Una hora más tarde, los sillones vuelven aparecer y el libro se posa en las manos de mi madrina.
- Quiero leer el próximo - nos avisa.
- Pero...
- El siguiente, es el primer partido de Quidditch - le aviso a James para que no proteste y parece funcionar bastante bien.
- Capítulo cuatro: Halloween.
- Por sus caras, cuarteto de oro - nos dice Dumbledore - La paz se termino en el capítulo anterior.
- Posiblemente, sí - les dice Hermione.
Septiembre y Octubre, pasaron volando en un parpadeo, por así decirlo. Nos habían dejado demasiado deberes que intentamos no acumular. Me puse ayudar a ambos, ya que a Ron le costaba y Harry tenía menos tiempo a causa de su entrenamientos de Quidditch. Papá le envió una carta para felicitarlo, luego de que le contara.
- Fue un lindo gesto, gracias Fraddy - le dice su amiga.
- Es mi sobrino Lily, no tienes que agradecer nada de lo que vaya hacer por él.
Lo único raro, para no decir peligroso que nos paso, fue cuando las escaleras se movieron a su voluntad y por mala suerte terminamos del lado derecho del tercer piso, donde claramente esta prohibido. Íbamos a regresar por donde vinimos, pero apareció la maldita gata Filch y no nos quedo otra más que correr para no ser atrapados, intentamos encerrarnos en la primera puerta que vimos, pero estaba cerrada; era una suerte de que fuera curiosa y haya leído tanto libros, utilice el encantamiento de "Alohomora" y en segundos ya estábamos del otro lado.
Nos dimos la vuelta y vi, claramente, lo que reguardaba esa habitación. Durante un momento, pensé que estábamos en una pesadilla: aquello era demasiado, después de todo lo que había sucedido.
Estábamos mirando directamente a los ojos de un perro monstruoso, un perro que llenaba todo el espacio entre el suelo y el techo. Tenía tres cabezas, seis ojos enloquecidos, tres narices que olfateaban en dirección a nosotros y tres bocas chorreando saliva entre los amarillentos colmillos.
-¡¿Pero qué rayos hacia una bestia así en el castillo?! - grita mi madre y las demás mujeres compartían sus dudas.
- Ya lo sabrán - se anima a decir Harry.
- Un perro de tres cabeza... ustedes están dementes - comenta Sirius.
- No sabíamos que eso estaba ahí, de lo contrario no hubiéramos entrado - le dice Ron.
Estaba casi inmóvil, con los seis ojos fijos en ellos, y supe que la única razón por la que no nos había matado ya era porque la súbita aparición lo había cogido por sorpresa. Pero se recuperaba rápidamente: sus profundos gruñidos eran inconfundibles.
Recuerdo que abrí la puerta. Entre Filch y la muerte, prefería a Filch. Fue una suerte que no estaba del otro lado. Con los chicos comenzamos a correr hasta que llegamos a la sala común de Gryffindor, con la adrenalina corriendo por nuestras venas. Luego de que nos habíamos recuperado del susto, habíamos hablado un poco del tema y recordé que debajo del perro gigante había una especie de trampilla porque, seguramente, custodiaba algo importante. Harry nos contó de que tal vez fuera el pequeño paquete que Hagrid recogió en Gringotts.
- ¿Y qué podría ser tan valioso para tener tanto resguardo? - pregunta James.
- Por qué sospecho que ustedes lo averiguaran - comenta mi padre casi resignado a la idea.
- Era de vida o muerte la situación - le explica Hermione - Ya lo entenderán.
Todo eso fue ya hace una semana atrás, aparte de ese suceso no cambiaron bastante las cosas. Sobre todo con Hermione, qué continuaba enfadada conmigo por haberme puesto del lado de los chicos el día de la clase de vuelo.
- Bien, admito que exageré un poco - nos dice ella.
- Tú solo respetabas las reglas Herms - le dice Ginny - Ellos te corrompieron.
- No es cierto, Hermione también no incentivo varias veces a romper las reglas - le dice Ron - Espera a leer el próximo libro.
- Ninguno tenemos el historial limpio, pero siempre fue para salvar a otros.
En esa mañana de Halloween me despierto con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que el profesor Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba en que ya estábamos listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos nos moríamos por hacer; desde que vimos cómo hizo volar el sapo de Neville. El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicáramos. La pareja de Harry era Seamus Finnigan. Ron, sin embargo, tenía que trabajar con Hermione Granger. Era difícil decir quién estaba más enfadado de los dos. Por mi parte, me tocaba trabajar con Neville.
- Y ahora no se olviden de ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando — dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre —. Agitar y golpear; recordar, agitar y golpear. Y pronunciarlas palabras mágicas correctamente es muy importante también.
Era un poco difícil. Harry y Seamus agitaban y golpeaban, pero la pluma que debía de volar hasta el techo no se movía del pupitre. Seamus se puso tan impaciente que la pincha con su varita y la prendió fuego, y Harry tuvo que apagarlo con su sombrero.
Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte.
—¡Wingardium leviosa! —gritaba, agitando sus largos brazos como un molino.
—Lo estás diciendo mal. — escuché que Hermione lo regañaba —. Es Win-gar-dium levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.
—Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente — dijo Ron con rabia.
Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agita la varita y dijo las palabras mágicas. La pluma se elevó del pupitre y llega hasta más de un metro por encima de sus cabezas.
—¡Oh, bien hecho! — gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo—. ¡Miren, Hermione Granger lo ha conseguido!
- Sospecho que tío Ron no se lo tomo muy bien - comenta Teddy.
- No, por supuesto - le dice Hermione.
Me concentré y con suma claridad pronuncié las mismas palabras y mi pluma también comenzó a tomar vuelo.
- ¡Pero que maravilla! - vuelve a exclamar el profesor - ¡Diez punto a Gryffindor por ambas!
Al finalizar la clase, Ron estaba de mal humor, pero no tanto como antes. El profesor me detuvo un momento para hablar y los chicos, me prometieron guardar un lugar en el comedor. Por suerte, solo había sido una breve charla, solo quiso felicitarme por lo bien que me va en su clase.
Al salir, me apresuro por alcanzarlos, pero me detengo al escucharlos.
—No es raro que nadie la aguante — dijo Ron a Harry, cuando se abren paso en el pasillo —. Es una pesadilla, te lo digo en serio.
Alguien choca contra Harry. Era Hermione. Apenas pude ver su cara y me sorprendió ver que estaba llorando.
- ¿Hiciste llorar a mamá? - le pregunta sorprendida Rose.
- No te preocupes, se revindicó el mismo día - le dice Hermione salvando a su novio.
—Creo que te ha oído.
—¿Y qué? — dice Ron, aunque parece un poco incómodo — Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.
Y eso me molestó aún más. Los alcanzo y los detengo sujetando sus brazos. Ambos me miran algo asombrados por mi expresión.
- No creí que fueran tan crueles, me han decepcionado - fue lo único que les digo antes ir por Hermione.
- Lo teníamos bien merecido - dijeron ambos.
- Y con toda la razón del mundo.
Me ausenté a las clases de la tarde por estar buscándola y no había podido encontrarla. Me fije en nuestra habitación, en la sala común, en la biblioteca, en el campo de quidditch y en el lago y nada.
-¿Recorriste todo eso para encontrarme?
- Por supuesto, eres mi mejor amiga - le digo con honestidad.
- Pues hiciste bastante ejercicio para encontrarla - comenta Sirius.
Hasta que casi a la hora de la cena escucho a Parvati que Hermione esta llorando en el baño, era una tonta por no haber ido ha fijarme ahí. Al llegar, el lugar estaba vació, no me sorprende porque ya era hora de la cena. Solo la puerta de un cubículo estaba cerrada.
- ¿Hermione?
- Largo, quiero estar sola - respondió y escuché su voz un tanto ronca de tanto llorar.
- No voy hacerlo - le dije apoyándome en la puerta - ¿Tienes idea de cuanto me ejercite buscándote? Y me siento como una bruta por no haber venido antes a ver aquí. Hermione, quiero pedirte disculpa. Sé que tú eres muy estricta con las normas y eso, pero yo soy un poco... bueno, bastante impulsiva. Desde el principio, me caíste bien, pero luego dejaste de hablarme por eso. Quería ser tu amiga, aún quiero si tú también estás de acuerdo.
Cuando escuché que le quité el seguro a la puerta, me corro para que pueda salir. Lo que ninguna de las dos esperaba era que una enorme cosa horrible entrara por la puerta. Jalé de su Túnica para alejarla de eso, antes de que la golpee con su bastón. Era un Troll.
- ¿Un Troll? - dice mi abuela seria - ¿Qué hacia un Troll aquí?
- Apestar el lugar abuela - le digo en broma para aligerar el ambiente - Alguien lo dejó entrar para causar una distracción.
Con Hermione estamos agazapada contra la pared opuesta, con aspecto de estar a punto de desmayarnos. El personaje deforme avanza hacia nosotras, chocando contra los lavamanos.
—¡Distráelo! — el grito de Harry desesperado, me hace dar cuenta que él junto con Ron habían venido a salvarnos.
-Estábamos en el comedor cuando anunciaron que había un Troll en las mazmorras y cuando regresábamos hacia nuestras habitaciones, nos acordamos de las chicas y fuimos por ellas - les explica Ron antes de que su madre le preguntara.
El trol se detuvo a pocos pasos de Hermione. Se balanceaba, parpadeando con aire estúpido, para ver quién había hecho aquel ruido. Sus ojitos malignos detectaron a Harry. Vacila y luego se abalanza sobre él, levantando su bastón.
—¡Eh, cerebro de guisante! — gritó Ron desde el otro extremo, tirándola una cañería de metal.
El ser deforme no parece notar que la cañería lo golpea en la espalda, pero sí oye el aullido y se detiene otra vez, volviendo su horrible hocico hacia Ron y dando tiempo a Harry para correr.
—¡Vamos, corran, corran! — nos gritó Harry, tratando de empujarnos hacia la puerta, pero Hermione no se podía mover. Sigue agazapada contra la pared, con la boca abierta de miedo.
Los gritos y los golpes parecen haber enloquecido al trol. Se vuelve y se enfrenta con Ron, que estaba más cerca y no tenía manera de escapar.
Entonces Harry hace algo muy valiente y muy estúpido: corre, dando un gran salto y se cuelga, por detrás, del cuello de aquel monstruo.
-¡Estás demente! - lo regaña su madre bajando el libro - ¿Cómo hiciste algo semejante?
- Iba atacar a Ron, no lo iba a permitir - le responde sin dudarlo - Nosotros cuatro no medimos el peligro cuando se trata de salvar al otro.
- ¿Entonces está no será ni la primera y única vez? - le pregunta Molly muy preocupada.
- Lo lamento Tía Molly, pero no - le respondo.
La atroz criatura no se dio cuenta de que Harry colgaba de su espalda, pero hasta un ser así puede sentir si uno le clava un palito de madera en la nariz, pues la varita de Harry todavía esta en su mano cuando saltó y se ha introducido directamente en uno de los orificios nasales del trol.
- Que asco papá...
- No lo hice con esa intención.
Chillando de dolor; el trol se agitaba y sacudía su bastón, con Harry colgado de su cuello y luchando por su vida. En cualquier momento el monstruo lo destrozara, o le dará un golpe terrible con el bastón.
Hermione estaba tirada en el suelo, aterrorizada. Ron empuñó su propia varita, sin saber qué iba a hacer; y se oye gritar el primer hechizo que se le ocurrió:
—¡Wingardium leviosa!
- ¿Cómo vas a usar ese? - le pregunta George.
- Tenía once y estaba asustado por mi vida y la de mis amigos. Ese fue el único hechizo que llegó a mi cabeza y funciono.
El bastón salió volando de las manos del trol, se elevó, muy arriba, y luego da la vuelta y se dejó caer con fuerza sobre la cabeza de su dueño. El trol se balanceó y cayó boca abajo con un ruido que hizo temblar la habitación.
Harry se puso de pie. Le faltaba el aire. Ron estaba allí, con la varita todavía levantada, contemplando su obra.
Hermione fue la primera en hablar.
—¿Está... muerto?
—No lo creo — dijo Harry — Supongo que está desmayado.
Se inclina y retira su varita de la nariz del trol. Esta cubierta por una gelatina gris.
—Puaj... qué asco.
La limpia en la piel del trol.
- ¿Ustedes cuatro sobrevivieron al ataque de un Trol?
- Sí, no lo recordaba tan así - comenta Harry.
Un súbito portazo y fuertes pisadas hicieron que los cuatro nos sobresaltemos. No nos habíamos dado cuenta de todo el ruido que hemos hecho, pero, por supuesto, abajo debieron haber oído los golpes y los gruñidos del trol. Un momento después, la profesora McGonagall entra apresuradamente a la habitación, seguida por Snape y Quirrell, que cierran la marcha. Quirrell dirige una mirada al monstruo, se le escapa un gemido y se deja caer en un inodoro, apretándose el pecho.
- ¿Y ese tipo quién es? - pregunta James.
- Nuestro Profesor de Defensa contra las artes Oscuras.
-¿Bromeas?
- No tío Frederick, es cierto.
Snape se inclinó sobre el trol. La profesora McGonagall miró a Ron y Harry. Nunca la había visto tan enfadada. Tiene los labios blancos.
—¿En qué estaban pensando, por todos los cielos? — nos dijo la profesora McGonagall, con una furia helada. Harry miró a Ron, todavía esta con la varita levantada — Tienen suerte de que no los haya matado. ¿Por qué no estaban en los dormitorios?
Snape dirigió a Harry una mirada aguda e inquisidora. Harry clavó la vista en el suelo.
- Yo se lo puedo explicar, profesora - dije dando un paso al frente - Hermione ha tenido un mal día y estaba aquí en el baño, yo la vine a buscar antes de la cena y esa cosa apareció de la nada. Ambas tuvimos mucha suerte de que nuestros amigos hayan venido a buscarnos y por ende, a salvarnos.
- Gracias por su honestidad señorita Gryffton - me dijo la profesora un poco más calmada - Han sido muy valientes en venir por ellas, les daré cincuenta puntos a Gryffindor debido a su valor. Ahora regresen a su sala común, que nos encargaremos nosotros de esto.
- Es bueno que no hayas mentido - me dice la Profesora McGonagall.
- La verdad era lo único que nos iba ayudar.
Nos marchamos en silencio, aún estaba algo aturdida por lo sucedido. La sala común estaba llena de gente y ruidos. Todos comían lo que les habían subido. Hermione, sin embargo, se quedó sola, cerca de la puerta, esperándonos.
- Hermione, Hannah... lamento haber sido un bruto - nos dijo Ron, en verdad arrepentido.
- Igual yo - agregó Harry.
- Yo si los perdono - le respondí y los sorprendo a ambos con un abrazo - Gracias por ir a salvarnos.
- Es cierto, gracias por eso - agregó ella.
Desde aquel momento Hermione Granger se convirtió en nuestra amiga. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y derrumbar un trol de tres metros y medio era una de esas cosas.
- ¿Así que desde ahí se hicieron amigos inseparables? - nos pregunta Luna.
- ¿Nunca se pelearon? - agrega Sirius.
- Creo que en tercer año, fue cuando las cosas se complicaron - le responde Hermione - Casi la mitad del año me mantuve peleada con Ron por una tontería.
- Y yo con Harry, discutimos varias veces por tener diferentes punto de vistas - agrego.
- A pesar de todo, siempre arreglábamos nuestros conflictos - acota Harry.
- Cierto, a ninguno le agradaba estar molesto con el otro por demasiado tiempo.
- Suenan como nosotros - nos dice James - Con Sirius tenemos suerte de que Freddy y Remus nos tengan tanta paciencia.
- Ellos nos aman - le explica Sirius haciéndonos reír.
Lo malo de eso, fue que puse al tanto a mi familia y me enviaron un vociferador, que me dijo por más de media hora lo preocupados que ambos se sentían y la enorme gratitud hacia los chicos.
- Diría algo, pero yo hubiera hecho lo mismo - comenta James.
- Aquí termina este capítulo - nos dice Lily y se lo pasa a James.