Hey, Dad. [Larry Stylinson] [...

By fanfics_everywhere

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La vida de un famoso puede ser genial: fiestas, amigos, sexo, drogas y alcohol. Sin embargo, un error del pas... More

»Información poco interesante.
#NC: Libro de entrevistas.
#0: Prólogo.
#1: El niño en mi cocina.
#2: Yo soy tu hijo.
#3: Benjamin ❝El salvador de carreras❞ Tomlinson.
#4: Feeling like Alexis Sánchez.
#5: Desorden en palacio.
#6: Ziam.
#7: Son cosas de niños.
#8: Nightmares.
#9: Ahuyentando a los pretendientes.
#10: La bruja del oeste.
#12: 'L' de Louis.
#13: Explicaciones para una cabellera rizada.
#14: Memorias de un embarazo.
#15: Stay with me.
#16: Memorias de un padre soltero.
#17: Crazy Little thing called love.
#18: Adore you.
#19: Y ahora, ¿qué?
#20: Memorias de una relación fracasada.
#21: Halcón caído.
#22: Siempre hay motivos.
#23: Un día en la vida de Charlotte.
#24: La creación: Ben Tomlinson.
#25: Un día en la vida de Chris.
#26: Final.
#27: Marzo es sinónimo de escuela.
#28: Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta.
#29: Ben vs Colegio.
#30: Memorias de un ❝Leeds Festival❞
#31: Zouis.
#32: And I'd marry you, Harry.
#33: Niall Horan.
#34: Familia.
#35: I do.
#36: Wedding party.
#37: Un paseo por Venecia.
#38: Pijamadas.
#39: ¿Un nuevo integrante en la familia?
#40: Felicidades, chicos.
#41: Hormonas.
#42: Feliz cumpleaños, Ben.
#43: Final countdown.
#44: Valerie Tomlinson Styles.
#45: Lo inesperado siempre llega tarde.
Epílogo: Hey, dad.
Agradecimientos.
Bonus: baby, I can feel your halo.
cONCHETUMARE !!!!111!!!1!

#11: Entre dientes y abuelos.

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By fanfics_everywhere

{Escuchen la canción en multimedia, he ahí mi infancia}

                                                La última semana del mes llegaba sin previo aviso y al estar tan entretenidos en sus propios asuntos, padre e hijo, no se habían dado cuenta de que tan sólo les quedaban algunos días para compartir antes de que Ben tuviese que abandonar la casa de Harry —antes de que Louis llegase a su propia casa— quizá por un largo periodo indefinido de tiempo. O hasta que su padre de ojos azules se enterara por la televisión de que Ben estuvo con Harry y lo castigara hasta que cumpliese la mayoría de edad y Louis enfrentara a Harry —cosa que Ben no creía posible— por llevarse a su hijo.

Sin embargo, Ben ahora sólo está relajado jugando en frente del espejo ya que Nina no está en casa como para jugar. Ben hace caras graciosas junto con su polera favorita de spiderman, mirando sus dientes y descubriendo en el acto que tiene otro suelto.

—¡¿Qué tenemos aquí?! —Ben exclamó, mirándose más de cerca— ¡Un diente suelto! ¡Oh, por Dios!

—¿Ben? —Harry gritó desde la habitación— ¿me llamaste?

—No, papá —el menor contestó, mirando hacia la puerta— sólo estoy cantando.

—Está bien. Apresúrate, hora de aventura ya está por comenzar.

El menor se encogió de hombros, mirándose en el espejo de nuevo. Movió un poco el diente suelto, haciendo que un poco de sangre saliese de ahí. Ben abrió los ojos, y enjuagó  su boca rápidamente. Aún así, después de haber hecho eso, siguió jugando con su diente.

—Soy tan bonito, ya lo sé —canturreó, molestando su diente suelto— soy tan precioso, eso también. Soy tan-¡AH!

El grito de Ben se escuchó hasta la habitación de Harry. El rizado mayor frunció el ceño, levantándose rápidamente de la cama, Ben no era de los que gritaba mucho, así que él supuso que podría haberle pasado algo realmente malo, sin embargo, lo llamó, si contestaba es porque aún estaba vivo, sino, ahí debía empezar a preocuparse.

—¿Ben?

—¡Papá! —Ben gritó, alarmando a Harry— ¡PAPÁ!

De un momento a otro, Harry se encontraba más que preocupado corriendo —prácticamente— por el estrecho pasillo hasta el baño.

—¡¿Hijo, estás bien?! —el rizado preguntó al llegar, mirando a Ben con preocupación palpable en su rostro— ¿qué pasa?

El menor se encontraba aún frente al espejo con su diente en mano, un poco de sangre salió de su boca, pero él la botó rápidamente bebiendo un poco de agua del grifo con su mano libre. Harry se acercó más para ver qué demonios había pasado con Ben, ya que en un baño, no podían pasar cosas tan terribles o que atentaran contra la integridad física de su hijo. 

—Oh, rayos —Ben exclamó, mirando a su padre con un puchero— Se me cayó un diente.

Ben le mostró el pequeño diente de leche que sostenía con su dedo índice y pulgar. Harry rodó los ojos, recuperando el aire perdido al preocuparse demás.

—¡Ben! —él suspiró— me asustaste. No vuelvas a gritar de esa manera.

—Pero se me salió un diente.

El menor hizo un puchero otra vez, pasándole a Harry el pequeño diente de leche blanco que se le había caído. El joven de rizos negó con la cabeza, tomando el diente, examinándolo con cuidado de no botarlo. Luego de un rato, dejó el diente en el lava manos para mirar a su hijo con una sonrisa.

—¿Debería llevarte al dentista?

Ben se cruzó de brazos y negó fuertemente con la cabeza.

—¡Jamás! Odio a los dentistas. Y sus agujas y sus “no te dolerá nada” ¡Mentiras!

Harry rodó los ojos.

—Está bien, pero miraré en caso de que realmente deba llevarte —Ben soltó un suspiro, pero asintió abriendo la boca, el rizado examinó el lugar vacío en donde debía ir el diente. Ya no salía sangre o tenía algo extraño. Por el contrario, venía saliendo el otro diente que lo sustituiría— está todo bien. No dentista por ahora, pero dejaremos tú diente debajo de la almohada para el hada de los dientes, ¿sí?

Ben asintió frenéticamente, sus ojos brillando.

—¿Me traerá algo?

—Dinero, por supuesto —Harry asintió, sonriéndole de lado. Ben también sonrió, mostrando su nuevo lugar vacío— te ves gracioso sin diente.

—¡No te burles! —Ben rió, haciendo muecas graciosas— ahora sí me veo gracioso.

—Ya, deja eso —Harry comentó soltando una carcajada, tomando la mano pequeña de su hijo— vamos a ver televisión.

Ambos volvieron hasta la habitación de nuevo, Ben antes de salir tomó su diente en su pequeña mano, y caminó con una sonrisa hasta la habitación prácticamente saltando. Se lanzó en la cama, colocando su diente con el que ganaría dinero más tarde en la mesita de noche, subió el volumen al televisor mientras Harry se recostaba a un lado de él, sacándose las botas rápidamente.

—¡Hora de aventura, llama a tus amigos! —Ben cantó a todo pulmón— ¡vamos a tierras muy lejanas! 

Harry soltó una pequeña risa viendo a su hijo emocionado debido a un programa infantil. Sus ojos brillaban y su sonrisa era más que grande, tanto así, que sus hoyuelos se marcaban demasiado. Harry lo miró con cariño. Al rizado le gustaba la vitalidad que su pequeño hijo irradiaba, no se había dado cuenta de que sus días eran bastante solitarios y grises hasta que Ben llegó a su vida. De alguna manera, el pequeño había hecho que sus travesuras —a pesar de que lo sacaban de quicio— también le devolvieran la juventud y aumentaran la responsabilidad.

Harry pensó, en que si le dieran a elegir entre pasar la noche con alguien y estar con Ben, él realmente elegiría a Ben ahora, porque se había convertido en algo tan preciado para él que no lo quería perder, sobre todo, cuando recién lo había encontrado o más bien, cuando Ben lo había encontrado a él.

—¡Papá!, ¡papá! —Ben le llamó— te estaba hablando, ¿me escuchaste?

Harry negó con una mueca.

—Lo siento, bebé —comentó, sacando el cabello de su frente— estaba pensando. ¿Qué me ibas a decir?

—Te iba a decir que el viernes tenemos un partido para el campeonato —el menor respondió— ¿En qué pensabas?

Ben lo miró con la cabeza ladeada y un intento de puchero. Entonces, a Harry se le ocurrió un plan malévolo.

—Estaba pensando —Harry sonrió, abalanzándose hacia su hijo— ¡en hacerte cosquillas!

El menor abrió los ojos, intentando escapar.

—¡No!

Sin embargo, era demasiado tarde. Harry ya estaba sobre él haciéndole cosquillas sin compasión alguna. El menor se removía bajo de su padre, intentando que él se detuviera y dejara de torturarlo. Pero Harry era demasiado pesado para sus manos y brazos delgados y pequeños. Ben estaba inmovilizado, y reía fuertemente, su risa inundando la habitación; el lugar donde debía estar el diente se lucía vacío al momento de reír a carcajadas con la boca abierta.

—¡Muere, mocoso! —Harry gritó— ¡muchas cosquillas para ti!

—¡Papá, ya para! —Ben rió, casi sin fuerzas— ¡no respiro!

Entonces Harry se detuvo, él sabía por experiencias propias que no era divertido cuando te hacía falta el aire, o incluso, esa sensación. Así que lo dejó libre, mientras él sólo se reía y miraba a su hijo recuperar el aire perdido, con una mano en su estómago, exhalaba exageradamente. Unos suaves golpes en la puerta de la habitación atrajeron la atención del mayor.

Charlotte se encontraba para en la puerta con su delantal de cocina blanco, manchado ocasionalmente con lo que parecía ser salsa. Ella tenía una sonrisa en la cara, probablemente, por haber visto la escena anterior.

—¡Hey! —Harry saludó, levantándose de la cama— Charlotte, ¿qué tal?

—Señor Harry, lamento interrumpir —Charlotte le sonrió—  pero lo buscan abajo.

Harry frunció el ceño. Él no estaba esperando visitas. Había arreglado todas las cosas del nuevo álbum con Chris, y Zayn y Liam habían tenido que viajar por un par de días, así que no esperaba a nadie.

—¿Quién es, nana?

Los ojos de Charlotte brillaron de una manera única. Esa manera que Harry conocía bien, esa que le decía que era algo importante. Harry alzó ambas cejas.

—Es mejor que se entere por usted mismo.

Y entonces, Charlotte desapareció por la puerta. Harry se acercó a ella, a punto de salir de la habitación, pero antes, le avisó a su hijo, quien aún estaba acostado en la cama con los brazos extendidos mirando el techo:—Iré a ver quién es. ¿Bien?

El menor asintió.

—Yo intentaré recuperar el aire perdido —Ben exhaló, moviendo una mano— si no bajo en cinco minutos, dame por muerto.

Harry rodó los ojos.

—Exagerado.

El mayor dejó la habitación casi abalanzándose por la escalera. Escuchó una risa muy familiar venir desde la sala, y no era la de Charlotte o si quiera la de Stefan, sino...

—¿Mamá? —Harry comentó con una sonrisa, entrando en la sala— ¿qué haces aquí?

La mujer de ojos verdes y cabello caoba lo miró con sus ojos deslumbrantes. Harry amaba a su madre tanto como amaba cantar. Ella siempre lo había apoyado en todo incluso en los días más difíciles del rizado. Anne se acercó a él, mirándolo hacia arriba mientras Charlotte desaparecía al jardín.

—Es un placer verte también, Harry —Anne bufó abrazándolo— hemos venido de visita.

Harry correspondió el abrazo gustoso. Su madre seguía oliendo a frutos secos y algún perfume que utilizaba desde su niñez. El rizado alzó una ceja mirando a su madre al terminar de abrazarla y preguntó:—¿Hemos?

Y antes de que él pudiese preguntar algo más, Robin entró en la casa con un pequeño bolso y algunos regalos en su mano. La nueva pareja y esposo de su madre lucía siempre igual. Bajito, con barriga y su cabello entre blanco y gris, sin mencionar su sonrisa afable. Esa que le inspiró confianza casi inmediatamente hace un tiempo atrás, cuando recién lo conocía.

—¡Harry! —Robin exclamó, dejando las cosas en el suelo— hijo, me alegro de verte.

—¡Robin, yo también!

Robin y Harry siempre se han llevado bien. Principalmente, porque el esposo de su madre siempre lo ha tratado como a su hijo, le ha dado consejo cuando lo ha necesitado y jamás lo ha juzgado por algo mal que haya hecho, y Harry, por lo general, metía la pata cada dos por tres. Pero él estaba ahí, a pesar de todo.

—Oh, corazón —Anne apretó sus mejillas con cariño— te he extrañado tanto. ¿Cómo has estado, amor?

—Bien, mamá —Harry le sonrió— las cosas han ido de maravilla.

Anne le sonrió, a ella también se le formaban, un poco, los hoyuelos típicos de ellos.

—Es bueno escucharte decir eso, amor.

Unos pasos rápidos y suaves se escucharon desde la escalera. Ben bajaba los escalones rápidamente, tarareando alguna canción de algún programa infantil, como era su costumbre hacer la mayor parte del tiempo.

Siempre fuiste el más blanco, el que nunca tuvo sarro —Ben cantó, entrando en la sala— Oye, pa-¡Ah, gente!

El menor se escondió en las piernas de Harry, mirando a las dos personas desconocidas para él con curiosidad, sintió que su padre colocaba su mano en su cabeza infundiéndole confianza. Ben notó que la mujer se parecía a Harry, sin embargo, algunas piezas aún no encajaban en su cabeza como para averiguar que ella era su madre.

A veces, para ser un sádico y un ingenioso creador de planes para destruir una casa, Ben no era muy inteligente cuando se trataba de ecuaciones fáciles, en este caso, parentescos familiares. Quizá eso, probablemente, lo había heredado de Harry. Entre muchas otras cosas.

Anne miró al pequeño de ojos azules parpadeando repetidas veces, de alguna manera le recordaba a su hijo y a el ex novio de éste; pero ella no creía que el menor fuera algo de Harry, eso sería… imposible —a pesar de que se pareciesen— al menos para ella.

—¿Quién es él? —Anne inquirió frunciendo el ceño— No estás robando niños, ¿verdad, Harry?

Harry parpadeó sorprendido.

—¿Qué? ¡No, mamá! ¿Cómo se te ocurre, si quiera? No es como que si fuera pedófilo.

Ben miró a Harry hacia arriba antes de preguntar:—Papá, ¿qué es pedófilo?

El rizado lo miró con el ceño fruncido.

—No ahora, Ben.

Anne escuchó el apodo por el que el menor llamó a Harry: papá.

—¿¡Papá?! —ella preguntó escandalizada— ¿¡Papá?!

—¿Es tú hijo? —Robin preguntó atónito.

Robin y Anne intercambiaban mirada entre ellos, y luego observaban al rizado mayor esperando alguna respuesta que aclarara las dudas no hechas. El chico de ojos verdes suspiró. Él había olvidado un pequeño detalle: contarle a sus padres que tenía un hijo. Pensó que ellos se enterarían gracias a la prensa tarde o temprano, pero al parecer no era así. Las cosas nunca eran como Harry esperaba que fueran.

—Uhm, yo, erm bueno quizá pasé por alto- se me había olvidado contarles —Harry se movió nervioso, jugando con sus manos— es mí hijo, ¿no les dije que tenía un hijo?

Un silencio como de tres segundos se instaló en la sala.

—¡¿Un hijo?! —Anne casi se desmaya. Robin abrió los ojos sorprendido—Harry Styles, ¡¿cómo se te olvida contarnos algo así?!

El rizado se encogió de hombros, moviendo la mano, como quien no quiere la cosa, restándole importancia.

—Mamá, me conoces. Soy algo despistado.

Anne colocó sus manos en su cintura, mirándolo con reproche.

—Estamos hablando de un niño, Harry — comentó— simplemente no puedes olvidarte de eso. ¡Es como olvidarte de respirar!

Harry se encogió de hombros otra vez ya que al parecer era lo único que podia hacer en esos momentos. La miró con cara de cachorrito bajo la lluvia esperando por el perdón al ser tan despitado. Él siempre solía hacer eso cada vez que se metía en problemas, y hasta el momento, daba resultado, ya que su madre rodó los ojos bufando, pero miró a Ben con simpatía y curiosidad.

—¿Quién es el padre? —preguntó Robin, mirando al pequeño con las cejas alzada.

Harry respiró antes de pasar una mano por su cara, y luego, contestar con un suspiro:—Louis.

Ben sonrió con orgullo al escuchar el nombre de su otro padre.

—¿Louis? —Anne repitió, su boca frunciéndose— ¿el mismo Louis que t-?

—Sí, mamá —Harry zanjó entre dientes— el mismo.

—¿Por qué ahora?

El rizado soltó un suspiro otra vez mordiendo su labio con recelo, esa había sido una de las preguntas que no lo habían dejado dormir por un par de noches. ¿Por qué ahora? Él no lo sabía, pero esperaba saberlo pronto.

—Eso quiero saber cuando vuelva de su viaje.

Anne frunció el ceño ante la respuesta. Le parecía ridículo que él no supiera el “¿por qué ahora?”, sin embargo, no podía enojarse con Harry por algo que no estaba en sus manos —al menos eso creía— y, de todas maneras, ella sólo no podía enojarse con su único hijo varón al cual amaba más que a su propia vida. Soltó un suspiro. Sonrió levemente acariciando la mejilla de Harry.

—Hablaremos de esto luego, ahora quiero conocer a mí nieto.

Harry asintió, girándose y agachándose para quedar a la altura de Ben. El menor lo miró con curiosidad. Harry le acarició el cabello inspirándole confianza.

—Ben, bebé —Harry comenzó— ellos son tus abuelos. La abuela Anne y el abuelo Robin, ¿está bien?

Ben parpadeó con comprensión.

—¿Abuelos? —Harry asintió— oh, como la abuela Jay.

—Sí, pero ella es la abuela Anne. Ahora, ve, salúdala y se adorable.

—Soy adorable desde que nací.

—No, no lo creo. Pero al menos, intenta.

—Que poca fe me tienes.

Y con eso, Ben se encaminó hasta donde se encontraba Anne. La mujer lo miró con ambas cejas alzadas, ahora que sabía que él realmente era hijo de Harry, notó que se parecía demasiado a su hijo, excepto por los ojos azules de quien, ella sabía, eran de Louis. Anne no odiaba a Louis por haber dejado a Harry, pero tampoco era su persona favorita en el mundo; menos cuando su hijo lloró casi toda una semana en sus brazos por la pérdida de su amor. Sin embargo, ahora que miraba a Ben, algunas piezas en su cabeza empezaron a encajar.

Quizá Louis lo había dejado porque estaba embarazado y no quería interponerse. Anne no sabía con exactitud, pero no quiso pensar más respecto a eso. En cambio, se agachó para quedar a la altura de Ben y mirarlo más de cerca. A pesar de los años, ella se mantenía en forma.

—Hola, cariño —Anne le sonrió— ¿cómo te llamas?

—Soy Benjamin —el menor contestó, moviendo sus manos— ¿tú eres mamá de papá?

—Así es, amor.

—Se parecen —Ben tocó el hoyuelo en la mejilla de Anne con cuidado— los dos tienen estas cosas en la mejilla. Y los ojos iguales.

—Bueno, creo que los genes han trabajado bien —Anne colocó una mano en la cara de Ben— tú también tienes hoyuelos.

Harry miró la escena conmovido, al igual que Robin. Quizá debió haberles dicho, desde que Ben llegó a casa, que él tenía un hijo. Y ellos lo hubiesen aceptado tan bien como lo estaban haciendo ahora. 

—¿Cuánto tiempo lleva contigo, Harry? —Robin preguntó.

—Alrededor de un mes —el rizado miró a Robin— él realmente es encantador cuando quiere serlo.

—Parece que sí —Robin soltó una risa— creo que a tu madre le encantó. Ojalá no quiera llevárselo a casa. Ya no estamos para cuidar a niños.

—Lo sé, Rob —el chico de ojos verdes soltó una risa— y créeme, tú tampoco querrías tenerlo en casa. Él es muy...

—¿Desordenado?

Robin preguntó con una sonrisa en la cara. Ambos sin despegar la mirada de la conmovedora escena que estaba ocurriendo frente a sus ojos.

—No.

—¿Odioso?

Harry hizo una mueca.

—Un poco.

—¿Destructivo?

—¡Esa es la palabra! 

Anne soltó una pequeña risa, echando la cabeza hacia atrás para que la carcajada escapara. Ben se separó un poco de ella y miró a su padre con el ceño fruncido.

—Papá —Ben le llamó— sabes que escuché lo que dijiste, ¿verdad?

—Bueno —Harry pasó una mano por su cuello— ¿tú sabes que te quiero?

Ben soltó una risa negando con la cabeza.

—Sigues siendo un idiota, papá.

Harry rió.

—Pero soy tú favorito.

Anne ladeó la cabeza soltando un “aw”. Abrazó a Robin por la cintura colocando la cabeza en su hombro. Ver a su hijo en ese estado tan especial y tierno con una pequeña criatura tocaba su fibra sensible. Ella no esperaba que Harry fuera padre a tan temprana edad —ella consideraba que 24 era muy joven— pero al verlo allí, sonriéndole al niño que tenía en frente de él, abrazándolo, Anne sabía con certeza que era y sería un buen padre.

—Oye, Rob.

Robin la miró con curiosidad.

—¿Sí, amor?

—¿Puedes entretener a Ben mientras yo converso con Harry?

El esposo de Anne hizo una mueca.

—Anne, sabes que te amo, pero es un niño y y-

Anne hizo un puchero.

—¿Por favor?

—Está bien —Robin suspiró, soltando el agarre de su esposa— Ben, ¿quieres jugar a las escondidas?

Ben se giró al escuchar su nombre mientrqas una sonrisa ansiosa se asoma en su aniñada cara:—¡Sí, me encantaría!

Robin asintió.

—Bien, ve a esconderte mientras yo cuento.

Entonces, Ben se fue tan rápido como pudo. Subiendo las escaleras mientras Robin se iba a un lugar secreto para contar hasta diez. Anne miró a su hijo, agarrándolo del brazo suavemente, guiándolo hasta la cocina. Charlotte no se encontraba por ahí ya que ella aún estaba en el jardín. La mujer de ojos verdes hizo que Harry se sentara mientras preparaba unas tazas de té para ella y su hijo.

—¿Y bien? —ella comenzó, sirviendo el agua caliente en las tazas— ¿Cómo te enteraste?

—¿Enterarme de qué?

Anne le pasó su taza a Harry, buscando el té en la despensa. Lo dejó sobre la mesa al igual que el azúcar y algunas cucharas, sentándose finalmente, en frente de él.

—No te hagas —ella comentó— quiero decir, ¿cómo es que ahora recién te enteras que tienes un hijo?

—Bueno —Harry se encogió de hombros, colocando azúcar en su té— él sólo llegó un día y eso es todo.

—¿En serio? ¿Cuántos años tiene?

—Tiene siete —el rizado sonrió— y en serio, Ben llegó un día solo a casa fingiendo estar perdido. Charlotte lo atendió, ya sabes cómo es ella.

—Corazón de abuela —Anne rió— ¿no viste a Louis?

El aire se fue un poco de los pulmones de Harry al escuchar su nombre. Aunque no perdió el suficiente como para no poder respirar. Él inhaló profundamente antes de contestar:— No, no lo vi.

Anne se mordió el labio. Ella no quería abrir la vieja herida o sacar la venda de ésta. No le gustaba ver a su hijo sufrir por algo que había pasado hace ya tanto tiempo. Sin embargo, cuando ella estaba a punto de cambiar el tema, un sonido de algo rompiéndose, estrellándose contra el suelo les hizo dejar las tazas en la mesa y levantarse rápidamente. Luego una risa, seguida de un  “nos van a matar”; y algunos pasos rápidos.

—¡Benjamin! —Harry gritó, acercándose a la puerta de la cocina— ¡¿Ben, qué has hecho?!

—¡Yo no fui! —Ben gritó desde algún lugar de la casa, el rizado escuchó otra pequeña risa, antes de que Ben gritara de nuevo:—¡Fue el abuelo Robin!

Luego, Robin murmuró algo en voz baja, y Harry junto con Anne rodaron los ojos casi al unísono. Harry se volvió a sentar en frente de su madre soltando un exagerado suspiro incluso hasta para sus propios oídos. Entrelazó sus dedos en la mesa e hizo una mueca.

—Ben es un desastre — comentó, casi como un quejido.

Anne colocó una de sus manos en las entrelazadas de Harry, le acaricó los nudillos con el pulgar y le sonrió de manera reconfortante:—Pero es un desastre tierno.

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