#23: Un día en la vida de Charlotte.

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                                Ben estaba sentado en la cama a un lado de Nina tarareando alguna canción, su pie encima de un par de almohadas aún con la bota ortopédica puesta. Tendría que tener la bota, al menos, una semana y sin hacer ningún movimiento para que el proceso de curación fuese mucho más rápido.

Ambos se encontraban jugando play, hipnotizados por la televisión por lo que no sintieron a Charlotte entrar hasta que la mujer se cruzó en frente del televisor. Ben pausó casi inmediatamente el juego soltando un grito de terror al pensar que perdería la partida frente a Nina, mientras la ama de llaves sacaba la ropa sucia, paseándose por todo del cuarto del menor.

—¿Cómo estás, Ben?

Charlotte preguntó, tomando el cesto de la ropa sucia, a punto de salir de la habitación. El menor sonrió, dándole un asentimiento de cabeza.

—Estoy bien, nana.

—¿Necesitas algo?

—No, nana.

La mujer le sonrió, luego, giró un poco la cabeza para mirar a su nieta.

—¿Y tú, Nina? ¿Necesitas algo?

La pelinegra negó rápidamente, dándole una sonrisa rápida para volver su vista al televisor. Ben sacó la pausa del juego, y ambos se concentraron otra vez, frunciendo el ceño adorablemente. La mujer mayor se encogió de hombros, cerrando la puerta para ir al cuarto de lavado y dejar al ropa sucia ahí.

Bajó rápidamente las escaleras observando en el camino a Harry y Louis acurrucados en el sofá, mirando alguna película. Aunque Louis sólo observaba a Harry en vez de la película y Harry trazaba patrones invisibles en los brazos de Louis. Era adorable. Ella sonrió con ternura. A su punto de vista, la pareja parecía más sólida que antes, incluso, mucho más sólida que en las memorias que Harry le había compartido a Charlotte.

La mujer suspiró, siguiendo su camino.

Al entrar en la lavandería, puso la ropa blanca a lavar, rociando detergente encima de ésta, colocando en marcha la lavadora y luego, dejó la habitación para dirigirse al jardín donde Stefan se encontraba en pantalones cortos y una camisa cualquiera lavando su tan preciado auto y medio de transporte.

El jardín era bastante grande como la casa y como todo allí, en realidad. Con metros cuadrados de verde pasto, flores y árboles donde habían un par de hamacas colgadas, balones de fútbol junto con un arco —adquisición de Ben— esparcidas por todas partes y sillas con sombrillas para cuando la familia quisiera salir a tomar un poco de sol. Aunque, Harry jamás se había metido con el jardín ya que esa era propiedad de Charlotte y un poco de Stefan. Él tenía su propio taller de mecánica.

—Buenas tardes, Stefan —la mujer saludó, tomando sus cosas de jardinería.

Algo que amaba Charlotte, además de sus hijos y nietos, eran las flores y todo lo relacionado con la jardinería, por este motivo, Harry le había construido partes especiales para la mujer, en donde ella pudiese guardar los instrumentos que usaría para arreglar las flores y colocó sombra para que ella no estuviera expuesta al sol.

Stefan se giró con la manguera en la mano izquierda al sentir que lo llamaban, le sonrió a Charlotte al verla cerca de donde él estaba, saludando con la cabeza.

—Buenas tardes, Charlotte, ¿cómo se encuentra hoy?

—Muy bien, ¿y usted?

—Bien, gracias.

Hey, Dad. [Larry Stylinson] [M-preg] [AU]Where stories live. Discover now