Hey, Dad. [Larry Stylinson] [...

By fanfics_everywhere

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La vida de un famoso puede ser genial: fiestas, amigos, sexo, drogas y alcohol. Sin embargo, un error del pas... More

»Información poco interesante.
#NC: Libro de entrevistas.
#0: Prólogo.
#1: El niño en mi cocina.
#2: Yo soy tu hijo.
#3: Benjamin ❝El salvador de carreras❞ Tomlinson.
#4: Feeling like Alexis Sánchez.
#5: Desorden en palacio.
#6: Ziam.
#7: Son cosas de niños.
#8: Nightmares.
#10: La bruja del oeste.
#11: Entre dientes y abuelos.
#12: 'L' de Louis.
#13: Explicaciones para una cabellera rizada.
#14: Memorias de un embarazo.
#15: Stay with me.
#16: Memorias de un padre soltero.
#17: Crazy Little thing called love.
#18: Adore you.
#19: Y ahora, ¿qué?
#20: Memorias de una relación fracasada.
#21: Halcón caído.
#22: Siempre hay motivos.
#23: Un día en la vida de Charlotte.
#24: La creación: Ben Tomlinson.
#25: Un día en la vida de Chris.
#26: Final.
#27: Marzo es sinónimo de escuela.
#28: Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta.
#29: Ben vs Colegio.
#30: Memorias de un ❝Leeds Festival❞
#31: Zouis.
#32: And I'd marry you, Harry.
#33: Niall Horan.
#34: Familia.
#35: I do.
#36: Wedding party.
#37: Un paseo por Venecia.
#38: Pijamadas.
#39: ¿Un nuevo integrante en la familia?
#40: Felicidades, chicos.
#41: Hormonas.
#42: Feliz cumpleaños, Ben.
#43: Final countdown.
#44: Valerie Tomlinson Styles.
#45: Lo inesperado siempre llega tarde.
Epílogo: Hey, dad.
Agradecimientos.
Bonus: baby, I can feel your halo.
cONCHETUMARE !!!!111!!!1!

#9: Ahuyentando a los pretendientes.

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By fanfics_everywhere

                                                                Harry se miró en el espejo del baño haciendo algunas muecas raras a su reflejo. Acomodó sus rizos de tal manera que quedaban todos hacia atrás, dándole un aire un poco intelectual; las ojeras debajo de sus ojos que adquirió días atrás, desaparecieron y todo gracias a Ben. Alisó un poco su camisa blanca, y sonrió. Él estaba listo para comerse el mundo y otras cosas.

El rizado salió del baño y se dirigió hacia su habitación para dar los últimos toques a su vestimenta, algún pañuelo u otra cosa que le diera algún detalle propio y único a su ropa, o algo que lo hiciese ver diferente. Harry se veía jovial, fresco como una lechuga y todo gracias a dormir bien. Los sueños de Harry se habían detenido cuando Ben decidió ir a dormir con él en vez de ir a su habitación como solía hacer antes.

Sin embargo, los recuerdos de Louis le acechaban al ver a su hijo y sus ojos azules, o incluso, cuando el menor tenía esa actitud tan irritante como la que su ex-novio tenía, de todas maneras, Harry sabía que no era culpa del menor ser igual que su padre, era culpa de la genética. Todo es culpa de la genética.

Aun así, el rizado no sacaba por completo a Louis de su cabeza, sobre todo después de esos sueños que se repetían constantemente y en diferentes escenarios, todos terminando en lo mismo. Un beso, una palabra dulce y un adiós. Era por eso, por este motivo, que él tenía una cita en casa para olvidar a Louis,— no se arriesgaría de dejar a Ben solo, no después de lo que hizo con su casa— como muchas otras veces lo había hecho.

Y no, Harry no era muy conocido por enfrentar sus problemas cara a cara, por el contrario, él se iba por la salida fácil, una salida donde él no saliera lastimado otra vez, donde no se rompieran los pedazos pegados de su corazón. Y una cita era una salida perfecta, al menos para él. Algo sin compromisos, por el momento.

Ben pasó por fuera de la habitación de su padre tarareando alguna canción de un programa infantil, pero se detuvo en la puerta al ver a Harry todo arreglado y perfumado, y lo más sorprendente, duchado. Frunció el ceño y entró en la pieza como si nada, mirándolo de pies a cabeza.

—Papá, ¿vamos a salir? —preguntó, sentándose en la cama. Balanceando sus piecitos.

Harry lo miró a través del espejo, sin dejar de arreglarse:—No, Ben. No vamos a salir.

—¿Saldrás tú? —Ben hizo un puchero— Prometiste que no saldr-

El rizado mayor le cortó inmediatamente antes de escuchar alguna queja salir de sus finos labios. Una de las cosas, quizá, más irritantes de Ben, es cuando se pone a reclamar y empieza a gritar o hacer un escándalo cuando no consigue lo que quiere.

—No, Ben —Harry dijo— No voy a salir.

—Entonces, ¿por qué estás vestido de esa forma? —Ben preguntó, ladeando la cabeza— dudo que te vistas de esa manera para ayudar a Charlotte hacer aseo.

El rizado rodó los ojos, dejando el espejo de lado para sentar a un lado de Ben. La cama se hundió a su lado, y Harry le sonrió acariciando la cabellera rizada de su hijo suavemente.

—Tendré una cita — comentó, con cuidado, observando las reacciones de su hijo— aquí, en casa. Por lo que necesito que te comportes y vayas a tú habitación. E intentes no asesinar a nadie en el acto.

Ben frunció el ceño, bastante molesto por aquella decisión. Él no quería por nada en el mundo que su padre tuviese una cita, menos con algún desconocido o algún posible pretendiendo que pudiese quitarle el puesto a su padre Louis. Él no podía permitir eso. Al menos, no cuando él estuviese vivo.

—¿Quién es tú cita?

—No lo conoces, Ben —Harry besó la frente del menor, levantándose— pero si las cosas van bien, creo que podrías pasar tiempo con él. ¿Está bien?

—Claro, papá.

—¿Te comportarás?

Ben soltó un bufido.

—Pondré lo mejor de mí. 

El rizado titubeó un poco ante sus palabras, pero finalmente, asintió y salió de la habitación.

Ben se bajó de la cama a penas su padre colocó un pie fuera de la habitación. Eso no se podía quedar así. Ben tenía que maquinar un plan para que la cita de su padre fracasara, así, él y Louis volverían a estar juntos, posteriormente. Él tenía que pensar en algo rápidamente, antes de que perdiera a su padre para siempre. Los engranajes en su cabeza empezaron a funcionar,  a trabajar a toda máquina creando diferentes tipos de planes macabros con los que podría acabar la cita de su padre, sin embargo, necesitaba ayuda. Y ya sabía a quién recurrir.

Bajó las escaleras corriendo como alma que lleva al diablo saliendo al patio trasero. El día se estaba terminando, y sólo quedaban los colores del atardecer pintando el horizonte: naranjas, rosados, morados y empezaban aparecer las estrellas a lo lejos y ella estaba ahí. Ella se encontraba en el jardín jugando con una pelota naranja, la lanzaba con precisión al arco, concentrada en lo que hacía, por lo que no lo vio acercarse, ni tampoco lo escuchó.

—¡Nina!

La chica de cabellos negros pegó un salto tanto así que la pelota salió disparada al otro lado del jardín casi despedazando algunas rosas que se encontraban por ahí. Girándose para ver a Ben con el ceño fruncido, ella le dio un suave golpe en el brazo derecho.

—¡Hombre! ¡Casi me matas de un susto!

—Si no fuera por el casi —Ben murmuró, aguantando la risa. Nina lo fulminó con la mirada— lo siento, pero no estoy aquí para asesinarte.

—¿Qué pasa, Ben? —Nina preguntó, acercándose— te ves algo preocupado. ¿Estás enfermo?

—No, no es eso —Ben suspiró teatralmente— Papá tiene una cita.

Nina alzó ambas cejas:—¿Y a mí me importa porque...?

—¡Mi familia depende de eso, Nina! —el menor la tomó de los brazos y la sacudió— ¡Y necesito de tu mente brillante para arruinar la cita! ¡Te necesito! ¡Nina!

—¡No me sacudas, Ben!

El menor la soltó rápidamente, sonriéndole en modo de disculpa e inmediatamente cambiando su cara y sus acciones por una actitud suplicante ante una Nina con los brazos cruzados por sobre su pecho y una ceja alzada.

—¿Me ayudarás? —Ben rogó, juntando sus manos delante de ella— ¿por favor?

Una de las tantas cosas que Nina Evans amaba, era hacer destrozos, por ese motivo, en su cabeza una idea brillante pasó casi como algo que ya hubiese planeado antes. Colocó un mechón negro de su cabello detrás de su oreja, sonriendo con complicidad a Ben.

—Me encanta hacer destrozos —Nina pasó una mano por el cuello de Ben— cuenta con ello, cariño.

Ben besó la mejilla de la pelinegra, pasando una mano por su espalda.

—¡Eres la mejor!

—Lo sé.

Y abrazados, caminaron dentro de la casa. Nina comentando parte del plan y Ben añadiendo algunos detalles para que todo saliera perfectamente mal.

-×××-

#Pretendiente número uno:

Harry se encontraba algo nervioso ante su cita. Por lo general, él sólo era de los que follan y hasta nunca más, sin embargo, ahora intentaría realmente tener una cita. Intentaría empezar con algo serio, aunque sea, por un tiempo y si no funciona, pensaría quedarse soltero hasta morir. Unos golpes suaves en la puerta dieron a entender que el citado había llegado, el rizado suspiró mirando una última vez la sala.

En la mesita de centro tenía dos copas con champaña, algunas cosas para comer y la iluminación era tenue. Los cojines especialmente esponjados para la ocasión, y un poco de música suave. Él inhaló encaminándose hacia la puerta, siendo recibido por una sonrisa brillante. El chico que venía a casa era realmente guapo. Su cabello negro desordenado le daba un toque jovial, y sus ojos verdes le miraban con diversión. Era delgado, pero no tan alto como Harry. El chico de rizos lo hizo pasar, cerrando la puerta tras del chico.

—Hola, Harry.

La voz del muchacho era suave como la tela, algo ronca y áspera casi como al del rizado pero una nota un poco más alta. Harry le sonrió, indicándole que pasara hacia la sala.

—Hey —saludó— ¿Cómo estás, Logan?

—Genial —el chico le sonrió, Harry pudo notar un hoyuelo en su barbilla— ¿qué hay de ti? ¿Cómo te trata la vida?

—De maravilla —el rizado comentó— por favor, toma asiento.

Y así, Logan y Harry conversaron animadamente, bebiendo un poco de champaña en el sofá. Sus piernas se rozaban un poco sin ser eso algo insinuante. Harry disfrutaba, de cierta manera, la compañía de Logan, era extraño tan sólo conversar y ya con algún chico. Y Logan era interesante; el chico de cabellos negros contaba acerca de sus estudios, y cómo se convirtió en modelo de ropa interior, mientras, que en el piso de arriba, un par de cabezas y mentes brillante y malévolas observaban la escena con intriga.

—¿Qué haremos, Ben?

Nina lo miró con las cejas alzadas.

—Aún no estoy seguro.

Ben se mordió el labio, pensando en lo que harían. Ambos se encontraban en los escalones altos de la escalera, en una posición estratégica para que Harry no los viera, sin embargo, ellos los veían bastante bien, susurraban con cuidado y Nina observaba la escena buscando algo en beneficio a ellos, algo con lo que atacar después.

—El chico se ve muy limpio —Nina comentó, susurrando— deberías usar eso en su contra.

—Bien, lo tengo —Ben comentó, de repente, mirando a Nina— tú irás hacer ruido en el patio.

—¿Con qué? —Nina se mordió el labio— no puedo sacar algo de la cocina.

—Puedes romper algo, que sé yo —el menor se encogió de hombros— mientras tú haces eso. Yo intentaré convencer al chico de que papá es la persona menos limpia del mundo.

—¿Crees que funcione?

—¿La verdad? —Nina asintió, Ben le sonrió de lado— no tengo idea. Pero intentemos.  Tú sólo has lo tuyo. ¿Está bien?

—Bien.

Entonces, Nina bajó rápidamente las escaleras intentando emitir el menor ruido posible y salió al patio por el ventanal de atrás. Ben esperaría hasta que la chica hiciera un sonido y su padre se levantara para ir hacia al que Harry llamaba Logan. Mientras, se quedaría ahí, escuchando algo de la conversación poco interesante, a su parecer, que ambos adultos tenían.

—No puedo creerlo —Harry rió, tapando su boca con su mano— ¿en serio no encontraban la ropa?

—¡En serio! —el oji verde sonrió— al final, estaba en el techo de la cabaña. Unos chicos, en modo venganza, la dejaron ahí. ¡Fue gracioso ver a Dylan intentar sacar todo!

—Me lo imagino y me da risa.

Harry bebió un largo sorbo de su champaña, sintiendo la mirada de Logan sobre sí.

—Así que —Logan comentó, de repente, dejando su copa en la mesa— ¿estás solo?

—Lamentablemente —el rizado suspiró con dramatismo, dejando la copa también en la mesa— desde hace mucho que ya no sal-

Sin embargo, un sonido de algunas macetas rompiéndose, llamó su atención. Tanto Logan como Harry —y Ben, desde la escalera— miraron hacia el lugar del ruido con curiosidad, Ben sonrió, bajando un escalón. Harry alzó una ceja intrigado, se levantó del asiento frunciendo el ceño y miró a Logan a modo de disculpa, preguntándole:—¿Me esperas?

Logan asintió frenéticamente.

—Claro, no hay problema.

Harry salió de la sala, encaminándose con sus pasos ligeros hasta el lugar del sonido, saliendo por la puerta de la cocina, el taco de sus botas sonando con cada pisada. Ben seguía escuchando que algunas cosas se rompían a lo lejos y sonrió, pensando en felicitar a Nina por su gran trabajo después. Bajó rápidamente de las escaleras, entrando despacio y sin hacer ruido hasta la sala donde Logan se encontraba observando todo el lugar con curiosidad desde el sofá.

Sus ojos verdes se movían por cada cuadro colgado, por los juegos en un mueble, entre otras cosas; sus manos descansaban en sus rodillas.  Logan miraba a todas partes, hasta que dio con un par de ojos azules en medio de la sala que le observaban divertido.

—Hey —Logan sonrió, inclinándose hacia delante— ¿cómo te llamas, corazón?

Ben descartó la idea de ser odioso, al chico parecían gustarle los niños. Así que, él sólo sonrió, mostrando sus hoyuelos.

—Soy Ben, el hijo de Harry —contestó, sentándose a un lado de él en el sofá— ¿tú quién eres?

—No sabía que Harry tuviese un hijo —Logan murmuró, mirándolo con la cabeza ladeada, sin perder la sonrisa— soy Logan, la cita de tú padre.

—Oh, Logan —Ben asintió como si lo conociera de hace mucho— con razón papá se duchó hoy.

Logan se acomodó más en el asiento, mirando a Ben con curiosidad. Sus ojos verdes detallaban al pequeño con cuidado, y se preguntaba quién sería el padre o madre de esa linda criatura. Pero él no preguntó eso, sino, otra cosa:— ¿A qué te refieres?

—¿Papá no te lo dijo? —Ben comentó, escuchando a lo lejos que las últimas cosas se rompían de a poco.

—¿Decir qué cosa?

—Él no es muy limpio que digamos —Logan alzó las cejas indicándole que continuara— no se cambia la ropa interior y no se baña a menudo. 

El cuerpo de Logan se tensó visiblemente.

—¿No lo hace?

—No —Ben sonrió inocente— por lo general, sólo lo hace dos veces al mes.

—¡Ay, Dios! —el chico comentó, mordiéndose el labio con impaciencia— ¡eso es anti higiénico!

—Lo sé —el menor asintió en acuerdo. Escuchó de fondo algunos pasos, así que se apresuró en terminar su actuación— bueno, me voy. Espero que recapacites eso de salir con papá. Nadie quiere a alguien sucio. ¿Verdad?

Logan negó rápidamente:—Por supuesto que no.

Los pasos se acercaban cada vez más. Ben se bajó del sofá caminando de espaldas hasta donde se hallaba la escalera, sonrió antes de despedirse con la mano y desaparecer.  Logan se levantó del sofá, removiéndose incómodo. Por lo general, él no era de influenciarse por lo que decía la gente, mucho menos por un niño pequeño, pero era diferente, porque ese niño pequeño era el hijo del chico con que estaba a punto de dar el siguiente paso.

Harry llegó a la sala segundos después de que Ben saliese de ahí, miró a Logan con disculpas antes de dar sus explicaciones. Sin notar que el chico de cabellos negros, estaba bastante nervioso. 

—Unos delincuentes rompieron mis flores, tendré que aumentar la seguridad —Harry explicó, pasando una mano por su cuello, sonriendo de lado, acercándose a Logan— ¿en qué estábamos?

—Sí, sobre eso, yo ya me iba —Logan comentó, alisando un poco su sweater— recordé que- erm. Tengo que hacer algo. Y ya sabes, esos algo nunca pueden esperar.

Logan caminó un poco rápido hacia la puerta, casi cayéndose en el intento. Harry alcanzó a agarrarlo por poco antes de que su cabeza tocase el suelo.

—¿Te sientes bien? —preguntó, ayudando a Logan a colocarse de pie.

—Sí- yo sólo- Estoy bien —el muchacho se apresuró más hasta la puerta— gracias por todo, Harry. Adiós. En serio debo irme.

—Eh, ¿adiós?

Logan abrió la puerta torpemente, mirando una última vez a Harry antes de apresurarse hacia la salida. Harry miró con el ceño fruncido la puerta cuando Logan desapareció por ésta y pasó una mano por su cabello.

—¿Qué demonios fue todo eso? —murmuró, soltando un suspiro y encaminándose hacia la cocina.

—Eso estuvo bien.

Nina apareció a un lado de Ben con la cara manchada de tierra y algunas hojas de árbol en su cabello. Ambos se encontraban en su escondite original.

—¡Eres la mejor!

—Lo sé, corazón de melón.

Ben miró a Nina unos segundos, sacando suavemente algunas hojas de su cabello. Nina le sonrió de lado, y con una estruendosa carcajada que salió después de unos segundos de mirarse, ambos terminaron de subir rápidamente las escaleras hasta la habitación del oji-azul, cerrando la puerta tras de sí, siguieron riéndose hasta que el subidón de adrenalina su bajó por completo de sus pequeños cuerpos.

—¡Somos unos genios! —Nina chilló, saltando estúpidamente.

—Dame esos cinco —Ben alzó sus mano y chocándola con la mano pequeña de Nina.

 

 

#Pretendiente número dos:

Una de las cosas que se destacan de Harry, es su terquedad y perseverancia. Él nunca se rinde, al igual que su pequeño hijo. Esa es una de las pocas cosas que Ben realmente heredó de Harry, además de lo físico y algo de su carácter.

Esta vez, fue un estudiante de fotografía el privilegiado. El chico era muy hermoso a vista de cualquiera: ojos cafés, cabello rubio, tez pálida y algunas pecas esparcidas por su rostro, pequeño en estatura y no tan musculoso en contextura. Alguien perfecto, y que sabía apreciar las cosas hermosas de la vida. Se llamaba Tyson.

Pero Tyson no duró tanto como Logan lo hizo. Él sólo tomó un poco de whisky con Harry antes de que el rizado tuviese que pararse de su asiento porque alguien estaba gritando en el patio. Ben hizo su aparición, como el chico inocente que suponía ser hasta que lo espantó por completo.

Le dijo a Tyson que Harry era de esos típicos chicos que jugaban con los demás y los metían en problemas gran parte del tiempo. Añadiendo, también, que sólo estaba experimentando con chicos porque él realmente le iba a las chicas. Para el tiempo en el que Harry estaba llegando a la sala, Tyson estaba indignado. Había agarrado su chaqueta de cuero y había ido meneando un poco las caderas. 

Mientras, en el mismo escondite de siempre. Nina y Ben intentaban no reírse de la situación, observando a Harry mirar la puerta con curiosidad y quizá algo de confusión.

 

 

#Pretendiente número ocho:

La siguiente vez que el rizado invitó a alguien él lo hizo a consciencia. Harry sospechaba, después de que todas las citas que había tenido y terminaban mal, que Ben estaba metiéndose en sus relaciones y que era el principal motivo por el cual sus citas se iban y se alejaban de él a veces con asco o con pena. Por ese motivo, eligió a uno de los chicos más odiosos que conocía para salir. Él técnicamente estaba esperando por su hijo para pillarlo con las manos en la masa.

Esta vez, Nina había preparado todo un espectáculo para llamar la atención de Harry. En el patio trasero colocó algunas bocinas que simulaban las sirenas de policía. Las había conseguido fácilmente en una tienda de bromas cerca de su casa. Ella ya estaba en su puesto, haciendo sonar los aparatos, mientras Harry se levantaba como muchas veces ya lo había hecho a averiguar qué demonios pasaba.

El chico al que Harry había elegido, no era tan guapo como los otros. Se llamaba Steve y sólo era un chico simple, pálido con la luz tenue de las lámparas, con ojeras debajo de sus ojos miel y vestido de negro. Él sólo daba un aspecto escalofriante si lo veías por mucho tiempo. Sin embargo, Ben le tenía mucho más miedo a perder la oportunidad de juntar a su familia que al chico en sí.

Por lo que se acercó a él, haciendo su típica aparición en la sala.

—Hola —él saludó con su sonrisa fingida.

Steve lo miró de pies a cabeza, alzando la ceja cuando sus ojos conectaron con los del menor.

—¿Quién eres tú? —  preguntó.

Ben se estremeció un poco pero mantuvo su postura.

—Soy el hijo de Harry.

—¿¡Hijo!? —el chico parecía alarmado, de repente. Eso lo hacía lucir más tétrico de lo que era— ¡él no me dijo que tenía un hijo!

—¿En serio? —Ben preguntó, mirando a los lados— pues, lo soy. Soy su hijo.

—Esto cambia las cosas —Steve comentó, levantándose del sofá— dile a tu padre que lo siento. Pero no salgo con hombres que tienen pequeños monstruos como tú.

—Le dejaré el mensaje.

Y con un portazo de indignación, él se fue, dejando a Ben con una extraña mueca en el rostro. De un momento a otro, Harry apareció en la sala, mirando a Ben con el ceño fruncido, colocó sus manos en sus caderas, balanceando un poco el pie.

— ¿Qué demonios acabas de decirle a mis citas?

El menor soltó una sonora carcajada antes de correr hasta las escaleras en busca de la "Libreta del mal" —una libreta que creó junto con Nina en donde anotaba cada cosa que le hacía a los pretendientes— ellos la apodaron así después de una maratón de hora de aventura.

—Déjame ver.

El menor abrió la libreta y sacó un lápiz de El capitán América. Mordió la punta de su lápiz, mirando los desordenados garabatos que tenía por letra, enumerando miles de cosas. Ben sabía escribir desde que tenía seis, y a pesar de que no escribía perfectamente, al menos se entendía lo que decía en las hojas blancas. O él lo hacía.

—Bueno. Al pretendiente número cinco le dije que nunca te cambiabas el bóxer —comentó, pasando las hojas— al tres le dije que tenías una enfermedad en el ombligo que era bastante contagiosa. Y al siete, le dije que te gustaban las mujeres y que lo habías llamado para que fueran mejores amigos —Ben cerró la libreta, sonriendo con cuidado— creo que él se decepcionó un poco.

Harry no podía creer que en un cuerpo tan pequeño, se escondiera una mente tan brillante. Se preguntó qué demonios le daba Louis de comer al niño antes y después de que naciera, ya que eso no era muy normal, menos a su corta edad. Harry se acercó a la mesa, apoyándose un poco en ella.

—Y-yo... —el rizado abrió la boca— tú, ¿cómo es que-? ¡Tienes siete malditos años!

—No maldigas a los años —Ben se burló.

Harry llevó su dedo índice y pulgar hasta el puente de su nariz. Inspiró pesadamente, contando mentalmente hasta diez antes de estallar y gritarle al genio que tenía por hijo. Inhaló y expiró otra vez, mirándolo un poco más calmado que antes.

—Tú, niño —comentó, apoyándose en el borde de la mesa— sabes jugar con fuego sin quemarte 

—No sé hacerlo. Una vez intenté jugar con fuego y casi quemo la casa —Ben se encogió de hombros— Papá se enojó mucho, en serio.

—Estoy hablando... —el rizado suspiró, mirándolo con una ceja alzada— ¿sabes lo que es una metáfora?

—Sí —el menor asintió, moviendo sus manos— son de esos instrumentos de madera que tienen teclas de metal y tú tocas sus teclas con-

—¡Eso es un metalófono!

Ben lo miró confundido.

—¿No es lo mismo?

Harry pasó una mano por su cara, hablando a través de ésta:—Sólo olvídalo y ve a tú cuarto.

—¿Por qué tendría que ir a mí cuarto? —Ben frunció el cejo.

—Porque —Harry alzó una ceja— estás castigado.

El menor abrió los ojos casi tan grande como abrió la boca. Lo miró atónito.

—¿¿Qué!?

—No irás a jugar por una semana —Harry sentenció.

—¡No puedes hacerlo! —Ben reclamó, pisando fuerte— ¡Hice pedazos toda tú ropa y no me castigaste por eso! 

—¡Debí haberlo hecho en ese momento! Además, te recuerdo que soy tu padre —el rizado lo desafió con la mirada— puedo hacerlo. Estás castigado por lo de destrozar mí casa y ahora, MIS relaciones.

—¡Sólo intentaba que ninguno se acercara a ti! —Ben gritó frunciendo el ceño— ¡No quiero que estés con alguien más!

—¡No puede decidir eso por mí! —Harry frunció el ceño también— ¡es mí vida, no la tuya!

—¡Lo sé, pero soy parte de tú vida! —Ben pasó una mano por su cara— somos una familia ahora.

El rizado relajó su postura ante las palabras de su hijo.

—Y como familia —Harry habló suavemente— deberías apoyarme.

Ben no dijo nada más. Sabía por experiencia propia que Harry era un terco de primera. Además, se suponía que él no debía saber acerca de la razón real de su visita después de siete años. Así que sólo suspiró pesadamente, mirándolo aún con el ceño fruncido.

—Argh. A veces te detesto.

Harry se cruzó de brazos por sobre su pecho.

—El sentimiento es mutuo, Ben.

El menor se giró indignado, corriendo escaleras arriba para encerrarse en su habitación, cerrando de un portazo. Harry rodó los ojos, él sabía que hacer ese tipo de cosas era más que nada para demostrar su enojo, pero él no iría  a pelear por eso. No con Ben.

—Niños —suspiró, en cambio, encaminándose hacia la cocina en busca de una botella de agua.

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