Alba y el príncipe dormido.
Sole regresó a casa con su hija en brazos, Oli había organizado una pequeña fiesta con los empleados más leales y amigos más cercanos a la joven.
Ella veía como todos celebraban la vida de su hija y eso la hizo sentir nostalgia y algo de culpa, había pasado los últimos meses sumida en su dolor y se había vuelto egoísta al creer que era la única que había perdido a Marcelo, pero aquella gente, sus amigos los que la habían incluído en la hermosa familia que eran, seguían ahí, trabajando duro cada día y luchando para que el hotel siguiera siendo el paraíso que era desde muchos años atrás.
- Cariño deja que sostenga a la niña...- Sole le entregó gustosa a la bebé, Sonia empezó a hablarle con cariño a la pelirroja que lloraba al ser apartada de su madre.
- Yo... quiero decirles unas palabras...- el silencio reinó en ese pequeño lugar de la playa.- Se que los últimos meses no he sido la persona más fácil, creí que Marcelo despertaría pronto y quería que este lugar estuviera funcionando como el lo dejó, pero el tiempo ha pasado y el no ha vuelto... quiero prometerles que a partir de hoy, las cosas serán como antes, seguiremos siendo la misma familia que Marcelo dejó y Villa Nascosta será el mejor hotel de la zona, seguirá siendo un pedazo de cielo como el lo llamaba...-
Algunos rieron recordando al hombre y su manera tan particular de llamar al lugar.
- El jefe aún duerme, pero nosotros no y cuidaremos de este lugar por el, usted y su hija tienen mucha gente que las quiere.- Sole sonrió agradecida por las palabras de aquél jóven.
- Marcelo sigue con nosotros, y aunque se tardé un poco más en volver, lo vamos a seguir esperando con el mismo entusiasmo de siempre.- Oli derramó una que otra lágrima al pensar en su amigo.
- Aunque no lo parezca Marcelo es muy fuerte, aunque no tanto como yo...- la gente rompió a reír por la broma de Leo.
- Marcelo volverá, no creo que después de amenazarlo con robarte de su lado se quede muy tranquilo.- Sole miró con asombro a Gabe y el solo sonrió divertido.
- Bien, basta de tristeza! Estamos celebrando el nacimiento de mi sobrina así que todo mundo a bailar!- Marissa tomó a Pietro y lo sacó a bailar siendo imitados por varias parejas.
Sole dejó que la música invadiera sus oídos y de nuevo con su hija en brazos comenzó a bailar, la niña aún lloraba, tratando de calmarla Sole dedicó palabras de amor a su pequeña.
- Deja de llorar pequeño solesito...-
Un viento fresco acarició su piel, con más tranquilidad Sole observó la vida que la rodeaba, Gala bailaba alegremente con el enorme rubio que era su nuevo novio, Gabriel era acosado por algunas mujeres, eso la hizo reír pues también deseaba que encontrará el amor tal como Gala lo hizo, Marissa reía sin parar por las bromas del jóven que bailaba con ella y Sonia bebía de su copa de vino algo apartada de los demás.
- Todo bien Sonia...?- La mujer sonrió orgullosa al ver a Sole como madre.
- Te vez preciosa cariño...- Sole le devolvió el gesto.
- Me lo has dicho mucho últimamente, pero quiero saber qué te pasa, te veo algo triste desde que llegaste...-
- Tú padre y yo nos vamos a divorciar.- Sole abrió mucho los ojos, eso era algo que no esperaba.
- Yo... no sé qué decir, lo siento mucho...- Sonia acarició con cariño la mejilla de la chica.
- También yo cariño, pero bueno muchas cosas buenas salieron de esa relación, conocí a dos chicas maravillosas, sabes que tu y Gala son como mis hijas verdad?-
- Y tú eres como una madre para nosotros...- dijo la mayor uniéndose a su charla con Ángela dormida en sus brazos.
- Estoy tan orgullosa de ustedes dos, de ver las mujeres que son, de lo mucho que aman a sus hijas, Diletta estaría tan felíz de ver como se cuidan la una a la otra, del amor que tienen por su familia...- Sole no pudo mas y abrazó a la mujer.
- Te amamos Sonia, eres nuestra madre.- la rubia rompió a llorar.
- Valentín no sabe la hermosa mujer que eres, la hija que se pierde...- Sole se apartó un poco y sonrió con ternura a la mujer que la había criado.
- Eso no importa, dejó de hacerlo hace mucho...-
- Todo estará bien Sonia...- está vez fue gala quién hablo.
- Puedes vivir conmigo, necesitaré mucha ayuda con este torbellino...- dijo Sole divertida.
- Me encantaría...- dijo Sonia.
4 años y medio después.
Sole revisaba los últimos papeles que tenía pendiente, luego de meses de trabajo por fin habían terminado de constituir el salón de eventos en el terreno libre del lugar, una hermosa construcción, decorada con pedrería moderna y un techo de cristal que dejaba ver las estrellas por las noches, ya tenía agendadas varias bodas que se celebrarían en las siguientes semanas.
Miró con cariño la fotografía que estaba frente a ella en el escritorio, Marcelo sonreía con ella sentada en brazos, el agua los cubría hasta la cintura debido a la marea que subía de repente, delineó con amor el rostro de su amado y sonrió con tristeza, había pasado tanto tiempo de aquello.
El fuerte golpeteo de la puerta la hizo sonreír con felicidad, sabía muy bien a quien pertenecía esa ansiedad.
- Sí...?- el golpeteo paró unos segundos y volvió con más insistencia.
Sole divertida se levantó y alisó su vestido azul que caía hasta sus tobillos, se miró de reojo en el espejo, su cabello rubio estaba sujeto en una coleta alta aún así llegaba hasta su cintura, los lentes cubrían las esmeraldas y la hacían ver cómo alguien de su edad, ya no era aquella chiquilla que había llegado a Italia y había encontrado el amor, ahora era una madre que iba a jugarle una broma a su hija.
Se escondió trás el perchero donde estaba colgado su abrigo y esperó.
La puerta se abrió dando paso a dos pelirrojas que la buscaban con curiosidad.
- Donde está mi mamá, Ángela?- la mayor de las pelirrojas se encogió de hombros.
- Tal vez ya se fue...- Ángela quiso reír al descubrirla escondida pero se quedó callada siendo cómplice de su tía.
- Mamá!- Alba comenzó a buscarla molesta y Sole quiso abrazarla.- ya llegué!-
Cuando tuvo oportunidad Sole tomó en brazos a la niña y la levantó en el aire, Alba gritó como si de un fantasma se tratará para después reír junto a su madre y su prima.
- Te extrañé tanto cangrejito!- la niña abrazó más fuerte a su mamá.
- También yo mamá, la abuela quería que me quedara con ella en California...- Sole sonrió con amargura, la madre de Marcelo llevaba años tratando de convencerla de mudarse a California con ellos.
- Tú abuela está loca cariño.- La niña la miró con asombro y Sole quiso pegarse en la frente, su hija era una niña que todo se creía.
- Y el abuelo también está loco?-
- Muy loco...- siguió jugando Sole.
- Vaya así que aquí están mis mujeres favoritas...- Marissa veía a las tres con una sonrisa de oreja a oreja.
- Tía!- Ángela corrió hacia la otra rubia que no tardó en tomarla en brazos.
- Vamos con tu madre, Ángela, la pobre te está buscando como loca...-
- Adiós Ángela! Adiós! Adiós!- Sole y Marissa se rieron a carcajadas, ese par siempre se despedía como si no se fueran a volver a ver.
- Adiós Alba! Adiós tía!- la rubia le lanzó un beso a su sobrina y siguió abrazando a su hija.
- Como te la pasaste en California amor?- la niña sonrió felíz.
- Jugué mucho en la playa, pero quería volver contigo y tía Marissa y mi abuela Sonia y mi tía Gala y mi tío Leo y el papá de Ángela y mi tía Oli y mi primo Gonzalo...- Sole le tapó la boca a su pequeña parlanchina.
- Ya entendí cariño nos extrañaste a todos.- la niña asintió frenéticamente y quitó la mano que su madre había puesto en su boca.
- Sabes a quien más extrañé?- Sole negó perdida en esos ojos azules que la miraban llenos de vida e inocencia.- A príncipe, mamá llévame a ver a príncipe!
Sole la abrazó más fuerte, constantemente visitaban el hospital donde Marcelo aún dormía, ahí las enfermeras le habían contado que el "príncipe" dormía bajo el hechizo de un hada malvada y solo el beso de la princesa lo despertaría, Alba sabía muy bien que el príncipe era su padre y le encantaba visitarlo, se la pasaba contándole lo que aprendía en el jardín de niños y de presumirle como podía hablar perfectamente español idioma que Marcelo nunca logró dominar, eran muchas las tardes que madre e hija pasaban ahí.
- Justamente eso iba hacer...- la niña sonrió mostrando su dentadura y Sole la besó de nuevo enamorada de su cangrejito como solía llamarla.
En el hospital todos las saludaron pues las conocían a la perfección, Sole se sorprendió de manera poco grata a la ver a sus suegros fuera de la habitación de Marcelo, el médico que la conocía desde el cáncer que la invadió en su llegada al país la miró en búsqueda de ayuda, ella sabía bien que era lo que querían, aún así disfrazó su rostro con una sonrisa amable.
- Cariño entra y espérame junto a príncipe, si?- la niña asintió y entró no sin antes saludar al doctor quién le devolvió el saludo lleno de ternura y tristeza por la situación que pasaban esas maravillosas mujeres.
- Señora Grace, señor Alessandro, me sorprendí mucho de no verlos en el hotel después de encontrar a Alba, así que vinieron directo hacia aquí, que se les ofrece?- Sole decidió ser directa sabía claramente las intenciones de los señores.
- Sole vinimos a solicitar, a exigir que desconecten a marcelo.- ella se cruzó de brazos molesta.
- Esa decisión no les pertenece.-
- Somos sus padres, claro que nos pertenece.-
- Y yo la madre de su hija...-
- Entiende muchacha, nuestro hijo se fue hace años, debes dejarlo descansar está no es una manera digna de mantener su cuerpo, además estás dañando a nuestra nieta, la pobre niña cree muchas fantasías por tu culpa...-
- El va a volver, yo lo sé...-
- Tal vez con Marcelo no podamos intervenir, pero la custodia de Alba esa sí que podemos pelearla, cuando un juez se enteré de todas las fantasías y mentiras que metes en la cabeza de nuestra nieta no dudarán en darnos su custodia...-
Alba cerró la puerta con seguro, ya había escuchado a su mamá pelear en varias ocasiones con sus abuelos y siempre era el mismo tema.
Con cuidado arrastró una silla y la puso a lado de la cama del príncipe, con torpeza se subió y es que el vestido verde que su abuela le había puesto aquel día no se lo hacía fácil, ella estaba acostumbrada a usar shorts y andar descalza en la playa.
Tomó fuertemente la mano pesada del príncipe y la apretó tratando de despertarlo, al no funcionar besó varias veces su mejilla.
- Mamá dijo que necesitabas mis besos para despertar, me fuí unas semanas así que te debo muchos...-
Pasaron varios minutos y el príncipe no respondía, afuera su madre había comenzado a elevar la voz.
Alba se recostó en el pecho de su papá, escuchaba su corazón latir tranquilo y decidió platicar con el,contarle sus vacaciones en aquel lugar lejano.
- La abuela me dijo que iría a vivir con ellos, pero no me gusta California, ahí no está mi mamá, ni mis tías, ni Ángela...-
Al ver que el seguía sin responder decidió seguir hablando.
- Despierta príncipe, si no despiertas me iré y mi mamá se quedará sola, la he visto llorar por tí, te extraña y yo no quiero que me aparten de mi mamá...-
La mano que sostenía la de Alba comenzó a apretarse y moverse lentamente, la niña se incorporó rápidamente y miró la unión de sus manos una y otra vez.
- Sole...- Alba pegó un grito de emoción al oír por primera vez la voz del príncipe.
- Si Sole! Sole es mi mamá! Despierta príncipe!-