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Un corazón humano.
1 año y medio atrás...

Despertar, asegurarse de que su hija estuviera bien, atender el hotel, visitar a Marcelo en el hospital, sufrir por su eterno sueño, volver a casa.

Anochecer, terminar labores en el hotel, llevar a su hija a la cama y leerle un cuento, sonreír hasta que su pequeña durmiera, llorar hasta el cansancio en el antiguo despacho de Marcelo deseando tenerlo con ella.

Esa había sido la rutina autoimpuesta a la que se había sometido por años, hasta esa noche en medio de cuatro paredes. Gabriel había encendido una chispa que había permanecido apagada en su interior y con eso había traído una nueva rutina a ella.
Solían verse al menos una vez cada  mes, y ahí la rutina cambiaba.

Despertar, asegurarse de que alba estuviera bien, terminar en tiempo récord los pendientes del hotel, avisar a su familia que llegaría tarde y encargarles el cuidado de su hija, ir hasta Gabriel y perderse en el por unas horas.

Nadie cuestionaba su actuar, pues ella nunca daba motivos para sospechar algo raro y sabían que de vez en cuando necesitaba estar a solas para después volver con más energía a todo aquello que dependía de ella.

Casi medio año llevaba esa relación clandestina, era extraño como nadie había notado el cambio en ellos, Sole estaba viva de nuevo, ya no parecía un ser automático y Gabriel estaba más en paz incluso más creativo , era tanto el cambio en el que  pasaba más tiempo en Italia que en México, aún cuando Gala y su hija seguían viviendo en el lejano país.

Sole entró con confianza a esa galería de la que todos hablaban y dónde solían apreciar el talento del famoso pintor mexicano, como cada vez que iba recorría los pasillos admirando las obras de Gabriel, cada trazo, cada color, todas ellas tenían una parte de su alma y eran hermosas.

Una vez estuvo vacía llegó hasta su oficina/estudio, el estaba muy concentrado en una nueva pintura y ella decidió no interrumpir hasta que terminara.

- ¿No te parece que esto ya lo vivimos?- preguntó el divertido, con un pantalón de mezclilla lleno de pintura al igual que su torso desnudo.

- Si, no es la primera vez que te veo terminar así después de pintar.- dijo ella divertida.

- No me refería a eso.- dijo el besándola con intensidad y llenando su blusa blanca de pintura.

- Se de que hablas, es como volver a esos años. Recuerdo que iba a buscarte a tu estudio después de la escuela.-

- Gran época la que vivimos, pero esta es mejor.- siguió diciendo el sobre sus labios.

- Espera, al menos salúdame.- dijo ella entre risas.

- Hola. - dijo el mientras desabrochaba su pantalón.

Cuando estuvo en ropa interior la tendió sobre el sofá que había puesto especialmente para ella y sus visitas prohibidas.

- ¿Qué tal estuvo tu día?- siguió el con el juego mientras devoraba su piel.

- Fue un día muy pesado. ¿A ti como te fue?- respondió ella dándole más acceso a su cuerpo.

- Normal, vendí algunos cuadros y una mujer hermosa vino a verme.-

Sole sonrió divertida y lo ayudó con su labor para desnudarla.

- Eres la mayor obra de arte que he visto en mi vida.- dijo Gabriel admirando la piel blanca, ligeramente tocada por el sol y adornada por muchas pecas que recorrían sus hombros y bajaban hasta sus pechos.

- El arte es algo subjetivo Gabe.-

El soltó una risa por su comentario y ante la mirada relajada de ella terminó por desnudarse y acompañarla en ese sofá que los acogió a la perfección. Gabriel se recostó a sus espaldas y permanecieron unos segundos abrazados, solo escuchando el sonido de la ciudad, los autos pasando, alguien cerca tenía música, era una atmosfera única.

Amor bajo llave.Where stories live. Discover now