La Primera Ruptura

By Julie18_08

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Lo único que Derek deseaba en la vida era equilibrio y tranquilidad, pero con lo exigente que era consigo mis... More

0. Un discurso inolvidable
1. Una residencia casi vacía
2. La ironía de la ventana
3. Era un buen tipo
4. Algunos favores
5. Ventajas y desventajas de una amistad
6. La chica de la fiesta
7. Lo que la gente piensa
8. La inexistencia del amor
9. Respira
10. No está bajo control
11. Patrones
12. Amigos y sus amantes
13. Algo de malhumor
14. Compañeros en la tragedia
15. Malentendidos
16. Terapia: la profesional y la amateur
17. Dos ventanas
18. Un momento
19. Viaje
20. Relaciones fracturadas
21. Cuestionamientos
22. Sigue corriendo
23. Coincidencia
24. Ser cuidadoso
25. Buenos términos
26. La posible existencia del amor
27. Relaciones platónicas
28. ¿Qué?
29. Bajo la lluvia
30. Acuerdos
31. Casi
32. Un poco de caos
33. El glamour de la mañana
34. Un límite difuso
35. Hablando del drama
36. Cambié, ¿tu cambiaste?
37. Un juego perdido
38. Una noche sin sueño
39. Una prueba
40. Se acerca
42. Los últimos días
43. Casa
44. Algunas cosas inevitables
45. Más que un hotel
46. En lo público
47. Ir con lentitud
48. Un joven con reservas
49. Perturbaciones
50. Unas últimas palabras

41. Como lo concretamos

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By Julie18_08


Lo mejor del edificio en el cual se encontraba el departamento de Marco era que los pasillos tenían grandes ventanales desde los cuales se veía la ciudad y unos cómodos sillones grises. Esto era genial porque llevaba alrededor de diez minutos en su piso y aún no me atrevía a tocar el timbre de su departamento.

Contemplé el exterior sin que nada se atravesara realmente por mi cabeza, tan sólo necesitaba un poco de tiempo para deshacerme de la tensión en mis músculos y la sensación de vacío que sentía en el estomago. Respiré hondo mientras estiraba mis brazos y luego dejé que mi cabeza descansara en el respaldo del sillón, mi reflejo distorsionado se observaba en la brillante cerámica oscura.

Sentí que mi teléfono móvil vibraba en mi bolsillo y al ver el nombre de Alice en la pantalla lo único que atiné a hacer fue lanzarlo al otro lado del sillón. Me cubrí el rostro con una mano y otra vez traté de nivelar mi respiración, porque no podía evitar sentir el desequilibrio acercarse cada vez que algo me la recordaba.

Habían pasado cerca de cinco días desde que le había dicho que lo nuestro ya no daba para más, pero en rigor la ultima vez que hablé con ella fue hace tan sólo unas horas. Alice no era de las que se alejaban sin al menos intentarlo, por lo que en verdad no me sorprendió que comenzara a aparecerse en mi residencia tratando de hablar conmigo o que me llamara constantemente.

Estaba seguro de que el problema no era que ella no entendiera lo que le estaba pidiendo, es decir, que me dejara en paz; lo que sucedía era que aún no lograba aceptarlo por completo. Me quería convencer de reconsiderar mi decisión y no estaba dando señales de rendirse pronto.

Todo ese asunto con ella combinado con los exámenes de fin de año habían hecho que no pudiera ver a Marco, lo que a su vez implicaba que no habíamos hablado demasiado. Alice seguía manteniendome alejado de él y yo no sabía qué hacer.

"Ir a verlo..." me había dicho Ben, y como siempre seguí su consejo.

Pero allí estaba, atormentándome por el sonido de mi teléfono móvil y no atreviéndome a llamar a su puerta. Quería moverme, quizás correr hasta quedarme sin aliento para concentrarme en el cansancio y no en esto.

Agarré mi móvil de mala gana y me lo eché en el bolsillo mientras me ponía de pie, pues me aproveché de la frustración del momento y las ganas de moverme. Fui hasta la puerta y toqué el timbre dos veces, esperé impaciente y con una extraña sensación recorriendome la espalda.

La puerta se abrió casi al instante y me relajé enseguida al ver a su prima, Carla. Recordé que cuando la conocí estaba enferma, pero hoy se veía realmente bien y por su atuendo supuse que estaba a punto de salir a algún lugar.

-Eres tú.- dijo arrugando la nariz.

-Sí... hola.- contesté.-Lo siento, quizás debí llamar antes de venir.- reconsideré.

Carla se cruzó de brazos y me examinó cuidadosamente. Por la forma en la que se paraba en el umbral de la puerta supuse que no tenía intenciones de dejarme entrar aún, cosa que en realidad no me sorprendió en lo más mínimo. Si lo pensaba, era muy probable que Marco le hubiera contado todo y que a ella no le gustara lo que escuchó.

Lo pensé por un rato y llegué a la conclusión de que yo tampoco querría que alguno de mis amigos o mi hermana comenzara a salir con alguien con mis circunstancias... Tendría que ganarme su confianza, ya lo veía venir.

-Mira, no soy la madre de Marco y sé que sólo puedo opinar, pero si alguna vez...-

-¿Qué estás haciendo?- la interrumpió su primo.

Carla se quedó con el dedo a medio camino de apuntarme, lista para amenazarme o advertirme que no fuera un idiota, supuse. Se volteó para encontrarse con Marco y no sé qué cosa se dijeron con la mirada, pero ella terminó por resoplar irritada y apartándose del camino.

-Entra, de todas formas ya me iba.- me dijo ella.-Espero verte más tarde, ¿ok?- me preguntó recogiendo su bolso de un sillón.

-Claro.- contesté.

Entré al departamento y ella salió dedicándome una ultima mirada escéptica. Enseguida se me vino a la mente Dana, pues de alguna forma ella se habría comportado así con Marco si los roles se invirtieran... bueno, puede que ella fuera un poco más intensa y hostil que Carla, pero la intención era la misma: proteger a alguien querido.

Con cierto abatimiento me di cuenta de que yo era el desgraciado de esta relación.

Suspiré metiendo mis manos dentro de mis bolsillos y luego me volteé para encontrarme con Marco. Él avanzó hasta la cocina sin prestarme demasiada atención, lo que hizo que yo sí le prestara atención a él. Lo seguí mirando su espalda, notando que andaba descalzo y que tenía el cabello ligeramente húmedo.

Puso agua a hervir y abrió algunos gabinetes, dejando en el mesón todo lo necesario para beber té o café. Miré lo que hacía sin hablar, porque de alguna forma me sentía obligado a mantener la boca cerrada.

-Ahí tienes.- dijo deslizándome una taza humeante al cabo de unos minutos.

-Gracias.-

-¿Cómo estás?-

Me lo preguntó mirando el interior de su propia taza, ciñendo sus dedos a su alrededor y con un deje de impaciencia. Bebí apenas un sorbo de mi té porque en ese momento en realidad no tenía muchas ganas de tomar nada, a decir verdad sólo quería resolver esto rápido.

-Mal.- dije alejando la taza de mí.-Alice es complicada.- me quejé.

Decirlo era como sacarse un peso de los hombros y entendí que necesitaba desahogarme. Comencé a caminar el círculos por la sala mientras me frotaba la nuca, el dolor muscular se había convertido en una de las señales de que estaba estresado y eso me irritaba.

Sabía que Marco me observaba algo perplejo desde el mesón de la cocina, probablemente porque no me había visto muchas veces de esa forma y no era necesario conocerme para saber que no estaba feliz.

-¿Quieres contarme qué pasó?- me preguntó.

Se lo conté a pesar de que ya le había repetido la historia a Dana, Ben e incluso a Maya cuando me llamó la noche anterior. Simplemente aún no podía dejar de hablar de Alice, pues lo quisiera o no, quitármela de la cabeza seguía siendo una tarea difícil para mí. Estaba seguro de que quería intentarlo con Marco, eso no lo iba a cambiar ni ella ni nadie: pero al mismo tiempo temía que en algún momento lograra hacerme dudar.

-Desearía que no me hubiera seguido hasta aquí.- suspiré restregándome los ojos.

-¿Habrías preferido continuar ignorándola?- quiso saber.

Él tomó su taza y fue a sentarse a uno de los sillones, cuando pasó junto a mi me dio unas suaves palmadas en el brazo para indicarme que lo siguiera. Me desplomé pesadamente al otro extremo del sillón, llevándome ambas manos a la cabeza en un intento por ordenar mis pensamientos.

-Tal vez, no lo sé.- admití.-Es sólo que... han pasado tantas cosas este año.-dicho esto me quité la gorra de béisbol y la observé un momento.-Creo que hay varias que no te he contado.- mascullé.

-No nos conocemos hace mucho.- dijo con la voz baja.-Estoy seguro que hay muchas cosas que no nos hemos dicho.- agregó.

Alcé la vista en su dirección y lo observé con el ceño ligeramente fruncido. Sus ojos castaños me miraban con quietud, pero había escondido la mitad de su rostro tras el tazón que sostenía y eso me hizo sospechar. ¿Sospechar de qué? Ni idea, pero sí me di cuenta de que cada vez que hablábamos era de mis problemas o de nuestros problemas; nunca de los suyos. ¿Acaso tenía algún problema?

-¿Hay algo que quieras decirme?- le pregunté con cautela.

-Estamos hablando de Alice.- dijo.

-Bueno, ya le dije que se había terminado y se molestó; será difícil manejarla mientras esté dolida, pero puedo hacerlo.- dije apresuradamente.-¿Qué hay de ti? ¿Hay algo que necesites resolver antes de que podamos...?-

-El año ya va a terminarse, volverás a casa y ella volverá contigo.- dijo interrumpiéndome.-Creo que estoy preocupado.-

-No deberías...-

-Acabas de decirme que temes comenzar a dudar, así que no me digas que no me preocupe.- me recordó.

Me acerqué y le quité la taza de las manos con suavidad para dejarla en la mesita. Él se irguió y pronto nuestros ojos se encontraron a la misma altura. Estar así de cerca aún se sentía nuevo y emocionante, podía ver sus ojos con más claridad y escuchar su respiración lenta y suave.

-Por favor, no te preocupes.- le pedí.

-Si vuelves a caer...- dijo entre dientes, pero se detuvo a media frase.-Ya elegí confiar en ti, no me decepciones.- masculló sin mucha seguridad.

-Entendido.- asentí.

Llevé mi mano a la altura de su rostro y seguí la forma de su pómulo con el pulgar, bajando hasta el angulo de su mandíbula y finalmente alzándole un poco el mentón. Él se apartó el cabello del rostro mientras me miraba expectante, manteniéndose quieto en su posición.

Dejé varios besos en los lugares donde se encontraban sus pecas, luego en sus mejillas y en el borde de la mandíbula. Él tan sólo se había sujetado de mi hombro con una mano, como si estuviera reteniendome o sosteniéndose a sí mismo; era difícil de adivinar.

-Esto se siente extraño.- murmuró.

Bajó la mirada y una sonrisa nerviosa apareció en su rostro. Por instinto también sonreí, pero en respuesta a la ansiedad que me produjo ese comentario. Entendía que esto fuera nuevo y diferente para él, pero Dana tenía razón en algo... no quería pasar por lo mismo que Ben.

-¿Por qué?- le pregunté.

-No me detuve a pensar qué pasaría si dejabas a Alice, creo que no pensé que en verdad lo harías...- dijo pensativo.

-Tienes que comenzar a creerme cuando digo algo.-

-Me gusta tener reservas, no me puedo creer todo lo que me dicen.- dijo mirándome con los ojos entornados.

-Astuto.- indiqué.

Me incliné un poco en su dirección y lo besé. A diferencia de la primera vez no me quedé esperando que él marcara el ritmo, por lo que simplemente me dejé llevar por mis propios impulsos, lo que resultó en un beso más intenso y exigente.

-Despacio.- murmuró deslizando una mano por mi hombro.

-Quiero preguntarte algo.- dije luego de dejar un ultimo beso en su boca.

-Sí, estamos juntos.- me contestó antes de que pudiera hablar.-Pero hablaba en serio cuando dije que quería ir lento.- agregó.

-No tengo problemas con eso.- le contesté.-Yo sólo quiero saber si...-

Necesitaba saber si iba a tener que actuar como si él no me gustara, como si fuera Matt o Ben; otro amigo con el cual pasaba el rato hablando de la vida y de sus particularidades. Si tendría que estar pendiente de mis impulsos, si tendría que mantener las manos alejadas y los ojos apartados. Necesitaba saber en qué me estaba metiendo.

-¿Acaso estoy viendo inseguridad?- preguntó observándome con cierto asombro.

-Oye, tu no eres él único con preocupaciones.-

-¿Qué pasa?- quiso saber buscando mi mirada.

-¿Seremos privados con esto o está bien que la gente sepa?- pregunté.

Marco deslizó su mano por mi brazo con suavidad y luego buscó mi mano, la sostuvo con firmeza y dejó que sus ojos vagaran por mi rostro. Se notaba pensativo, lo que para mí no era una buena señal... me incomodaba la idea de esconderme.

-Está bien.- dijo asintiendo.-Ya se lo he dicho a algunas personas y no fue tan terrible, creo que está bien.- continuó asintiendo.

-No te ves muy seguro.-

-No sé si esté listo para ese porcentaje de la sociedad que no lo aprueba.- admitió.-Pero no quiero mentir y esconderlo...-

-Eres...- le tomé el rostro con ambas manos y lo contemplé.-Maravilloso.- sonreí.

-No me digas eso, que puedo empezar a creérmelo.- rió.

-Eso espero.-

-¿Cómo fue para ti?- me preguntó.-Ya sabes, contarlo.-

-Tenía quince, creo, y un día me di cuenta de que mi compañero de laboratorio me ponía los pelos de punta.- recordé.-No tuve la oportunidad de decírselo porque... bueno, conocí a Alice y tomé otro rumbo.- dije incomodo sólo ante la mención de su nombre.-En fin, me di cuenta de que también me gustaban los chicos y simplemente lo acepté como algo que era parte de mí.- resumí.

-¿Dudaste?-

-La verdad no...- dije pensativo.-Sentirlo una vez fue suficiente para mí, además nunca lo vi como un problema o algo que evitar.- le conté despreocupado.-Sé que para algunas personas sí es un problema, pero he tenido la suerte de no encontrarme con nadie que me lo diga a la cara.-

-Haces que suene fácil.-

-Para mi lo fue, no para todos.- dije.-Si te soy sincero me asustaba un poco que quisieras esconderlo, pero tampoco quería presionarte.-

-Sí... no trabajo bien bajo presión.- rió frotándose la mejilla.-Entonces, ¿no te miraron raro en tu casa cuando llevaste a un chico?-

-Oh...-

Me llevé una mano a la barbilla, de pronto recordando que nunca le había dicho a Marco que en realidad no había tenido ninguna relación con otros chicos. Sabía que podía sonar un poco extraño, principalmente porque la mayoría de las personas probaban ciertas cosas antes de declararlas... yo lo había hecho al revés.

-¿No les gustó?- preguntó al ver que no contestaba.

-Oh, no.- negué.-Mi familia no es prejuiciosa, lo consideran normal, nunca me han dicho nada.- le aclaré.

-Mierda, en verdad has tenido suerte...- bufó asombrado.

-Hay algo que deberías saber.- le dije.-Sé hace años que soy bisexual, pero siempre preferí a las chicas y la verdad es que nunca he tenido una relación con un chico.- dije con rapidez.-Así que deberías sentirte muy especial, hace tiempo que no me interesaba tanto por...-

-Espera.- me interrumpió.-¿No haz estado con otro chico?- me preguntó.

-No tuve tiempo.- me defendí.-Salí como con tres chicas, luego apareció mi compañero, pero al poco tiempo conocí a Alice; y con ella estuve por el resto del tiempo...- dije en un breve recuento de mis relaciones.

Marco estaba sonriendo mientras me escuchaba, de hecho, se veía bastante entretenido; y por si fuera poco lo hizo evidente cuando comenzó a reír. Se llevó una mano a la cabeza y se dejó caer de espaldas en el sillón, porque al parecer esto era lo más gracioso que había escuchado en años.

-¡No te creo!- exclamó.

-No me esperé esta reacción.- le dije agarrándolo del brazo para hacer que volviera a sentarse.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?-

-No lo sé... no pensé que fuera importante.- admití.

-Saber que tenías experiencia me ponía muy nervioso.- dijo rodeándome el cuerpo con los brazos.

-¿Experiencia?- pregunté.

-Ahora me siento mejor.- suspiró.

Las manos de Marco se aferraron con un poco más de fuerza a mi espalda y sentí que me cosquilleaba la piel. Se veía más relajado, como si en verdad se hubiera sacado un peso de encima y eso le permitiera librarse de esa tensión que lo acompañaba cada vez que estaba conmigo.

-¿Sí?- pregunté alzando una ceja.

-Sí.- asintió. 










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