Creo que este es el capítulo más raro que he escrito en toda la historia, así que por favor tengan paciencia.
Probablemente haya mucho OOC y muchas insinuaciones, pero creo que quedo "bien" dentro de lo posible.
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Cuando Iori llegó a su hogar ya era de noche y el evento había terminado, pero algo preocupaba a su calculadora mente.
Su cabeza se había obsesionado con la voz de Riku y no paraba de reproducir su melodiosa voz una y otra vez, pero lo que le preocupaba no era eso, era que no le molestaba en absoluto tener la voz del pelirrojo en su cabeza repitiéndose una y otra vez.
Cuando una canción queda atorada en tu cabeza (N/A. ¿No les sucedió con Monster Generation? XD) generalmente solo puedes pensar en sacarla de ahí, pero ese no era el caso porque lo que Iori quería inconscientemente era escuchar de nuevo esa suave y dulce voz.
¡¿Qué le sucedía?!¡¿Cómo podía pensar de esa manera?! No lo entendía y eso lo frustraba de sobremanera.
"Tal vez sea algo pasajero... luego se irá." Pensó en un intento de no perder la cabeza por el creciente estrés y la ansiedad acumulándose. "Solo cálmate... no es nada, solo necesitas dormir."
Pero sabía de sobra que ninguna noche de sueño podía quitarle esa voz de la cabeza, mucho menos podría quitarle ese pensamiento de querer escuchar nuevamente esa voz en persona.
Era realmente frustrante su situación. No saber exactamente lo que tu corazón te dice, o saberlo pero en verdad no querer escuchar. Tal vez si su cerebro se callara un rato podría escuchar algo más que ese "¡PELIGRO!" que su mente no paraba de gritarle.
Hubiera seguido hundiéndose en su miseria de no ser por su celular que comenzó a sonar con insistencia. Al encender la pantalla el numero de Yamato apareció y como no tenía ya nada que perder respondió. -¿Nikaido-san?-
La voz al otro lado no era la de Yamato, de hecho, no le parecía ni remotamente familiar. -¡Lo siento!- Pero si Iori debía admitir algo era que aquella era una voz increíblemente suave y gentil, pero no femenina. -¡Yamato-san me dijo que debía llamar a alguien, pero no se la mitad de los contactos en el celular!-
Iori resistió la urgencia de suspirar. -¿Qué tiene ahora Nikaido-san?-
-Esta depresivo...otra vez.- El otro chico sonaba casi exhausto e Iori no pudo evitar sentir pena.
-¿Probaste la cerveza? Eso le ayuda...-
-Sí, a estado bebiendo un largo rato ya, pero creo que solo esta empeorando.-
Iori no tenía tanto contacto con Yamato y sabía muy poco de él, así que no iba a ser de mucha ayuda si seguía inventándose las cosas. -Debe haber un número que diga "Mitsu" o "Mitsuki".-
Unos segundos pasaron hasta que la voz volvió. -No hay nada parecido...-
¡Claro que no había nada parecido!¡Era Nikaido Yamato de quien hablaban! Iori esta vez suspiró. Estaba realmente cansado y se arrepentía de haber contestado. -¿Futuro novio de Nagi?¿Chibi?¿Pequeño Mitsu?¿Propiedad de Nagi?¿Próximamente ocupado?¿Amante de rubios?-
-¡Ese está!-
Iori no supo si sentirse aliviado o asustado, pero por su decreciente seguridad mental decidió ignorarlo. Definitivamente sería una noche larga.
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Solo había contestado una llamada de Yamato y ahora estaba en esa situación tan incómoda. Cuando Yamato le dijo que quería que fuera a su departamento con toda la cerveza que pudiera conseguir no entendió las implicaciones de esta petición, pero después de ver como Yamato se bebía todas las latas que le eran posibles mientras quejas y quejas salían de su boca, Sougo supo que estaba más que desanimado.
Sougo sabía muy bien lo que era la depresión. Y tambien sabía perfectamente que Yamato no era depresivo, pero no encontraba otra forma de decirle a esa manera de estar desanimado al extremo y querer ahogar todas tus penas con alcohol. Tal vez miseria sería la palabra correcta.
-¡Ese idiota!¡Cree que me gustas!¿¡Puedes creerlo!?- Ya era la septuagésima quinta vez que Yamato se quejaba de lo mismo, pero Sougo no hacía más que asentir y en ocasiones negar a la vez que le pasaba otra lata de cerveza y tiraba la vacía. -¿¡Tu y yo?!¿¡Qué clase de idiota le dijo algo así?!-
Sougo no era un genio y era malo con los sentimientos de otras personas, pero había que estar ciego para no ver que Yamato no estaba molesto por la insinuación, estaba molesto porque la persona que insinuó aquello fue Yaotome Gaku.
-Debería tener el premio al mas idiota.- Sougo asintió otra vez, Yaotome Gaku podía ser un idiota en muchos ocasiones, pero estaba consciente de que había gente que merecía ese premio mucho más que Gaku. Yamato, por ejemplo.
-Y tú ¿qué cuentas? Me vendría bien algo para quitarme este asunto de la cabeza.-
Sougo suspiró, no tenía nada que contar y aunque lo tuviera sabía de sobra que en ese estado Yamato jamás lo tomaría en serio. -Nada en realidad, Yamato-san.-
-Te ves decaído desde que entraste aquí.-
Sougo rió, así que si lo había notado. En realidad no importaba la razón de ese pequeño sentimiento de tristeza que se había quedado en su pecho al escuchar a Yamato quejarse y quejarse de la insinuación sin parar. ¿Tan mala pareja serían?
-No es nada.- Se autoconvencio de que ese sentimiento era solo por la cena de negocios que su padre había organizado y a la cual le obligó a ir.
Sintió a Yamato moverse en el sofá, probablemente ahora intentaba acomodarse mejor. -Sabes, me gustaría llamar a Gaku y decirle que no tenemos nada. Sería una tontería que siguiera creyendo eso.- De nuevo Sougo asintió y le paso su teléfono. -Como si tu y yo pudiéramos tener algo ¿no crees?-
"Eso desearía creer." Sacudió la cabeza, no era correcto pensar eso. Tan sólo asintió sin mirar a Yamato en el proceso.
-Te agradezco que te hayas quedado ¿sabes?- Yamato le dijo de manera repentina. -Eres una gran persona.-
"Estoy lejos de eso." Un pequeño suspiro fue lo único que logró salir de su boca, pero de alguna manera formó una pequeña sonrisa y consiguió sacar una sola frase. -También eres increíble, Yamato-san.- No era una mentira, de hecho, era la única verdad que había logrado sacar en toda la noche.
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Su habitación siempre había sido la más desordenada de la casa. La ropa tirada por el suelo que pocas veces recogía, los muebles llenos de polvo y la cama hecha un desastre. Su escritorio lleno de libros de texto de los que solo quería deshacerse. Pero una cosa era la que hacía que su habitación fuera también la más hermosa y llena de color.
Las maravillosas repisas que había en cada pared de su habitación todas llenas de libros que leía una y otra vez. Sobre su cama estaban las repisas que tenían sus discos favoritos que escuchaba cada vez que podía. En definitiva las paredes de su habitación tenían un orden especial que hacía que todo el desorden en el suelo desapareciera.
Pero, de nuevo, al pensar en la habitación de su hermano mayor cualquier rasgo positivo en su propia habitación desaparecía.
Aquel día había sido un buen día dentro de lo posible y considerable. Pero se sentía mal porque no estaba tan emocionado como siempre de ver a Tenn, de hecho, había pensado muy poco en su hermano mayor ese día.
Le preocupaba un poco que lo único en lo que su cabeza pudiera concentrarse era en esa escena en la torre después de que su hermano mayor hubiera desaparecido de nuevo. Pero es que lo hacía infinitamente feliz pensar que Iori creía que su voz era bonita.
"Nanase-san, su voz es mágica, realmente hipnótica. Jamás había escuchado nada remotamente parecido. Tienes la voz más perfecta que haya podido escuchar nunca." Era eso exactamente lo que le había dicho y nada en el mundo podría haberlo hecho más feliz.
Alguien creía que su voz era mejor que la de Kujou Tenn. Alguien no lo veía como la sombra de su hermano mayor. Alguien en verdad creía que su voz era perfecta. Eso en verdad lo hacía feliz. Mas feliz que nada en el mundo.
Hubo un ligero sonido de golpes en la puerta, por la delicadeza de estos supo en seguida que se trataba de su madre o bien de su hermano mayor, pero Tenn se quedaría con sus amigos esa noche. Sin pensarlo mucho más abrió la puerta y comprobó que era su madre al otro lado.
-Riku, cariño, vamos a cenar hoy con otra familia ¿puedes arreglarte?- Su madre no dio muchos mas detalles, pero Riku tampoco los pidió, solamente asintió asegurandole a su madre que bajaría lo más pronto posible.
Y pasados unos minutos estaba completamente listo para irse. Supuso que la cena era con motivo de aumentar el negocio de sus padres, alguna oportunidad probablemente se habría presentado y debían aprovecharla. Por alguna razón que todavía no comprendía lo habían arrastrado con ellos.
Llegaron al cabo de treinta minutos al restaurante en el que cenarían. El restaurante en cuestión era un lugar bastante elegante, amplio y demasiado más limpio de cualquier otro, probablemente se veía de esa manera por la iluminación y por los blancos suelos y paredes. Se preguntó con que clase de gente estarían cenando toda esa noche, pero, más importante, ¿quién iba a pagar por aquella cena?
Sus dudas no fueron aclaradas hasta el momento en que llegaron frente a una mesa en específico. Sus ojos se abrieron de par en par, no cabía la menor duda de que la familia con la que cenarían era la poderosa y adinerada familia Osaka.
Riku no sabía mucho de la gente poderosa o política, ni siquiera del mundo del espectáculo, pero no había un alma en todo Japón que no supiera de los Osaka. Lo poco que él sabía era que aquella familia estaba caracterizada por ser la dueña del FSC, una de las compañías que tenían más influencia en todo Japón. Igualmente sabía que en aquella familia todos los hombres contaban con un par de bellas alas blancas y las mujeres con finas y delicadas orejas de cualquier felino.
Al acercarse para saludar su madre hizo la presentación por él, pero pudo sentir las miradas tan amenazantes de toda la otra familia. Los Osaka a simple vista parecían hostiles, quizá a excepción de la mujer que se encontraba al lado del hombre que parecía ser con quien iban a hablar de negocios.
-Ah, veo que también tienes un hijo bastante apuesto, Souchi-san.- Soltó su madre. -Osaka Sougo ¿no es así?- Finalmente Riku vio a quien parecía ser la persona menos hostil en toda aquella familia.
Era tan solo un chico que no debía tener muchos mas años que él quien le sonrió a su madre suavemente. Riku debía admitir que tenía una sonrisa dulce y sin una pizca de hostilidad o maldad, su manera de hablar y su voz tan calma le recordaron tanto a su hermano mayor que no sabía bien como sentirse con él.
Pero algo que quizá paso por alto antes con Sougo fue la capucha que jalaba con firmeza para forzarla a quedarse sobre su cabeza, al inicio solo pensó que debía ser algo tímido, pero después de varios segundos de observación fue claro que debajo de aquella capucha se escondían un par de orejas blancas.
Le pareció raro, puesto que había visto las alas de Sougo y no esperaba que el chico fuera una mezcla en una familia que por generaciones nunca tuvo más que descendencia pura.
Durante la cena Sougo debió notar la gran cantidad de atención que recibía de parte de Riku y puesto que habían sido obligados a sentarse juntos el mayor de los dos decidió que lo mejor sería quitar ese ambiente tan incómodo de entre los dos o toda la cena sería bastante horrible para ambos.
-Riku-kun ¿verdad?- Riku pegó un pequeño salto al no esperar que el otro quisiera entablar una conversación, pero asintió por ser cortés. -Tus...um... tus orejas son lindas.-
Espera... ¿¡qué?! Riku casi tiene un ataque ahí mismo. No esperaba ese repentino cumplido y su cara debió decirlo todo pues Sougo rápidamente se disculpó por tal afirmación a minutos de conocerse.
Después el silencio incómodo volvió. Riku intentó juntar suficiente valor para hablar, pero no encontraba nada inteligente que decir ¿qué podía decir? Tal vez podía regresar el cumplido. -Tus alas son muy lindas igual.-
Riku pudo ver como las orejas del otro se movían bajo la capa, pero Sougo simplemente jaló con más fuerza para detener cualquier movimiento. ¿Acaso eso no dolía?
-Gracias...-
Riku quiso evitar a toda costa un silencio incómodo de nuevo, así que intentó entablar una conversación, pero el otro chico era aún peor que Iori. Iori por lo menos contestaba más de tres palabras que permitían mantener una "conversación", pero Sougo pocas veces contestaba con más de dos palabras.
-Si tan solo Tenn-nii estuviera aquí.- Mumuró Riku llegados a un punto muerto en el que no pudo continuar hablando de nada, pero Sougo escuchó y miró al pelirrojo durante mucho tiempo y se regañó mentalmente por no notarlo antes.
-Eres el hermano gemelo de Tenn.- Afirmó Sougo y una ligera sonrisa comenzó a formarse en sus labios. -Eres mucho más lindo que él...-
Riku se congelo un segundo antes de que sus orejas cayeran abajo en su cabeza y su cara se volviera tan roja como su cabello. -¿¡Eh?!¡Lindo...mas que... ¿¡que Tenn-nii?!- No era sorpresa solo porque Sougo lo dijera de esa manera sino también porque era imposible que fuera más lindo que su hermano mayor.
Sougo, por otro lado, soltó una ligera y suave risa para después aventurarse y posar una mano sobre las orejas de Riku. -Definitivamente, incluso tus orejas son más suaves que las de Nanase-san.-
-¿Conoces a Tenn-nii?- Riku movió un centímetro su cabeza en un intento de que Sougo continuara acariciando sus orejas, probablemente que un extraño tocará sus orejas así era malo, pero en ese momento no podía importarle menos.
-Soy su compositor.- Soltó Sougo con una pequeña mueca. -Pero siento que Nanase-san odia que lo sea.-
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Hasta aquí llegamos porque si no moriré por escribir tanto :"v
Además de que creo que haré barcos amorosos de ahora en adelante, necesito darme fanservice de mis Shipps que jamás existirán :""v
Un ejemplo de esos shipps son el YamaSou y el SouRiku (porque sí, Riku es pasivo >:v), también el TamaIo, el RyuuGaku, el YamaNagi, etcétera. Por eso tantos triángulos amorosos xd
En fin, ya veremos que sucede después, pero parejas definitivas son TamaSou, IoRiku, Nagimitsu y YukiMomo, las demás están en un "ya veremos".