La Primera Ruptura

Galing kay Julie18_08

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Lo único que Derek deseaba en la vida era equilibrio y tranquilidad, pero con lo exigente que era consigo mis... Higit pa

0. Un discurso inolvidable
1. Una residencia casi vacía
2. La ironía de la ventana
3. Era un buen tipo
4. Algunos favores
5. Ventajas y desventajas de una amistad
6. La chica de la fiesta
7. Lo que la gente piensa
8. La inexistencia del amor
9. Respira
10. No está bajo control
11. Patrones
12. Amigos y sus amantes
13. Algo de malhumor
14. Compañeros en la tragedia
15. Malentendidos
16. Terapia: la profesional y la amateur
17. Dos ventanas
18. Un momento
19. Viaje
20. Relaciones fracturadas
21. Cuestionamientos
22. Sigue corriendo
23. Coincidencia
24. Ser cuidadoso
25. Buenos términos
26. La posible existencia del amor
27. Relaciones platónicas
28. ¿Qué?
29. Bajo la lluvia
30. Acuerdos
31. Casi
32. Un poco de caos
33. El glamour de la mañana
34. Un límite difuso
35. Hablando del drama
37. Un juego perdido
38. Una noche sin sueño
39. Una prueba
40. Se acerca
41. Como lo concretamos
42. Los últimos días
43. Casa
44. Algunas cosas inevitables
45. Más que un hotel
46. En lo público
47. Ir con lentitud
48. Un joven con reservas
49. Perturbaciones
50. Unas últimas palabras

36. Cambié, ¿tu cambiaste?

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Galing kay Julie18_08


El melodioso tono en ascenso de mi teléfono móvil me despertó. Lo busqué a tientas sobre la mesita de noche y me lo llevé a la oreja por inercia, sin siquiera contestar. Dejé escapar un ruidoso quejido e intenté despabilarme para tomar la llamada, por lo que me restregué los ojos y contesté como debía.

-¿Hola?- dije mirando el techo.

-Hola, ¿te desperté?- preguntó la animada voz de mi madre.

-¿Pasó algo?- pregunté irguiéndome enseguida.

Mamá me llamaba al menos una vez a la semana para asegurase de que continuaba vivo, pero generalmente lo hacía durante la noche cuando sabía que no estaba ocupado. Debido a esto fue que me pareció extraño que quisiera hablar conmigo un fin de semana durante la mañana.

-La verdad es que sí...- suspiró.

-¿Estás bien?-

-Sí, de maravilla.- dijo despreocupada.

-¿Entonces...?- insistí, menos ansioso al captar su tono relajado.

-Me preguntaba si querrías desayunar conmigo.- dijo.

Fruncí el ceño confundido por unos instantes mientras me quitaba las mantas de encima y ponía mis pies sobre el piso. Las cortinas de mi habitación estaban cerradas, pero podía adivinar que afuera el sol ya había salido.

-Estás aquí.- afirmé, porque no necesitaba ser muy inteligente para adivinarlo.

Abrí las cortinas y me asomé por la ventana. El sol me cegó por un segundo, pero pronto vi la camioneta negra estacionada frente a la residencia y a mamá observándome desde ella con una sonrisa gigantesca.

-Ya bajo.- suspiré.

Me duché en cinco minutos y me vestí con pantalones deportivos y una sudadera, esperando que ella no tuviera planeado comer en ningún lugar refinado donde pudieran prohibirme la entrada por no mimetizarme. No estaba preparado para comidas lujosas y la verdad era que tampoco tenía muchas ganas de esmerarme en mi atuendo, ella entendería.

Cuando salí me sorprendí al ver que no se encontraba sola, sino que ella y mi hermana me esperaban junto a la camioneta. Apuré el paso observándolas con el ceño fruncido por la confusión y las abracé para saludarlas. Les eché un rápido vistazo y por como se veían supuse que llevaban más de un día en la ciudad, pues se veían demasiado bien como para haber venido directo del aeropuerto.

-¿Qué hacen aquí?- quise saber.

-Esa no es la mejor forma de agradecernos la visita.- dijo Maya abriendo la puerta trasera de la camioneta.

Los tres subimos y nos acomodamos en los asientos. El vehículo se puso en marcha al instante, por lo que asumí que mamá ya le había dicho al chófer nuestro siguiente destino.

-¿Entonces?- insistí.-Digo, verlas es genial... pero, ¿acaso tu no deberías estar en clases?- pregunté apuntando a mi hermana.

Maya enarcó un ceja y me observó como si fuera estúpido, pero de todas formas se cruzó de brazos y comenzó a hablar.

-Estoy viendo mis opciones para el próximo año, el lunes hablaré con el Decano de la Facultad de Negocios.- explicó.-Es la segunda universidad que visito en la semana.-

-Y yo vine al hotel a asustar al gerente con mi presencia, todos se ponen nerviosos cuando aparece la dueña.- contó mamá con una risita.

-Oh.- murmuré.

Mi hermana estaba a menos de dos meses de terminar de una vez por todas la escuela y ya se había decidido por seguir una carrera en negocios, lo que probablemente tenía a papá amándola más que antes por seguir sus pasos. Ante esto fue que durante el viaje se dedicó a contarme de su paso por la primera universidad, ya que al parecer mis padres le tenían bastante confianza y la dejaron viajar sola a visitar sus universidades favoritas.

Recordé cuando yo hice mi "tour universitario" y lo divertido que fue conocer diferentes lugares, pero Maya no se veía tan emocionada. Incluso me atrevería a decir que esperaba terminar pronto con todo el asunto.

Media hora más tarde estábamos ordenando el desayuno en una cafetería con una vibra de lo más rustica y relajada, tenía pisos oscuros que hacían juego con las mesas y el resto de las aplicaciones de madera; además de varias plantas y decoraciones en cobre. Lo mejor era que habían cómodos sillones de cuero marrón en los que pude sentarme completamente a gusto a disfrutar de mi té y de las tostadas que pedí.

-¿Por qué no me cuentas qué tal tu vida?- quiso saber mamá cuando se cansó de la conversación trivial.

-Bien.- respondí.

Me miró poco impresionada y bebió de su taza de café sin quitarme los ojos de encima. A su lado vi que Maya me hacía un gesto de advertencia, lo cual me llevó a buscar algo bueno que decir en los próximos segundos.

-¿Estás seguro de que no hay nada que debas decirme?- inquirió mamá, esta vez sonriéndome amable.

Esa sonrisa no era realmente amable, sino que decía "Te estoy dando la oportunidad de no tener que gritarte en esta linda cafetería y molestar a los demás clientes, así que habla" Sí, las expresiones de mi madre decían oraciones completas.

-Bueno... la próxima semana iré con el equipo a las preliminares.- dije porque fue lo único que se me ocurrió.

-Dios...- masculló Maya frotándose la frente.

-Ok.- resolvió mamá.-Ayer fuimos con Maya al hotel porque se quedará allí mientras esté en la ciudad, obviamente... Pero  no sabes la sorpresa que me llevé cuando me dijeron que había alguien usando tu tarjeta de socio en los servicios del hotel.- dijo.

-Oh.- dije entendiendo.

-Sí, "Oh"- repitió ella.

-Puedo explicarlo.- dije enseguida.

-Eso espero.-

-Los dormitorios de Alice se inundaron y necesitaba quedarse en algún lugar, así que se la entregué para que se alojara algunos días en el hotel... digo, no es como que yo la use demasiado.- expliqué con rapidez.

-Primero: esa tarjeta de socio es de uso personal para cuando tengas necesidad de usarla.- dijo alzando un dedo frente a mi.-Segundo: le dieron la segunda mejor habitación, ¿sabes cuál es?- quiso saber y asentí.-Entonces sabes lo costoso que es, y no me importa que tu la uses porque eres mi hijo, pero...- suspiró y cerró los ojos.-Tercero: Alice está en mi lista negra desde que terminaron, así que supongo que sabes que no me gusta nada que esté en mi hotel a costas tuyas.- terminó.

-Sí...- dije entre dientes.

-Mamá, fue una emergencia.- intervino Maya con tranquilidad.

-¿Emergencia?- preguntó ella con desaprobación.-¿Qué mierda está haciendo ella aquí? No entiendo, se supone que terminaron... no me digas que volvieron, por favor, me muero.- dijo cubriéndose los ojos.

-Bueno, eh...-

Me rasqué la nuca incómodo. Nunca se me ocurrió pensar que tal vez Dana no era la única que no estaba de acuerdo con que retomara mi relación con Alice, y la verdad era que quería argumentarle a mamá que no había hecho nada terrible, pero... De alguna forma entendía su punto.

-Mamá, te conté que Alice se transfirió aquí ¿no te acuerdas?- le preguntó Maya.

-Lo olvidé.-dijo horrorizada.-Ok, ok... estoy bien.- respiró profundo y me miró.-Ahora, cuéntame qué está pasando.- exigió.

-Estamos...- entrecerré los ojos, preguntándome cómo decirle a mi madre todo el asunto.-Estamos teniendo algo casual, ¿sí? no es serio.-

Maya sacudió su cabeza suavemente de un lado a otro, con una sonrisa burlesca que no aprecié en ese momento. Era obvio que se estaba divirtiendo con la desgracia ajena y quise mostrarle la lengua, pero era demasiado mayor para hacer ese tipo de cosas en un lugar público.

-Tienes que aprender a superar a tu primer amor.- dijo.-¿Te imaginas si todos estuviéramos volviendo siempre con la primera persona que nos enamoró?- preguntó.-Si eso pasara yo estaría viviendo en Alemania con un idiota que no ha crecido. No, probablemente ya nos habríamos separado porque cambia de mujer cada tres meses.- exclamó alzando ambas manos a la altura de su rostro.

-¿Estás hablando del Sr. Collins?- preguntó Maya, tan perceptiva como siempre. 

-¿Cómo...?-

-Es el único socio que vive en Alemania y que sé que conoces desde la escuela y que además lleva a una compañera nueva a todas las galas anuales del hotel. Espera... ¿tuviste algo con él?- preguntó Maya llevándose una mano a la boca con asombro.

-¿Y?- apoyé en la presión.

-No tengo que hablar de eso con ustedes.- respondió mamá levantando su taza.

-¡Mamá!- se quejó Maya.-¿Papá sabe? ¿Por qué eres así?-

-Eric sabe todo.- dijo con obviedad.-Además, tú no me juzgues... tienes como cuatro novios en casa.- le dijo indignada.

-¿Tienes cuatro novios?- le pregunté a Maya confundido y ligeramente molesto.

-No tienes idea de lo movido que ha sido este año.- dijo ella con tranquilidad e incluso diversión.-Tengo varias novedades, pero estamos aquí para hablar de ti.- dijo volviendo el foco de la conversación hacia mi.-Entonces, volviste con Alice.-

-Es complicado.- resumí.

Tanto mamá como Maya se miraron poniéndose de acuerdo mentalmente y procedieron a observarme con atención a que desarrollara un poco más mi historia. Era gracioso que ambas se tomaran un tiempo de sus planes para visitarme con el fin de enterarse de los dramas que me acosaban, pero también era consciente de que mi familia era la que menos sabía de todo lo que me pasaba y probablemente la más preocupada por mi bienestar.

Además, ellas recordaban el desastre que fui durante las vacaciones y no habían visto mi mejoría como Dana y Ben, quienes sabían que mi humor actual era mucho mejor que el de principio de año.

-Mamá, quiero preguntarte algo.- dije y ella me animó asintiendo.-¿Recuerdas que hace unos años les dije a ti y a papá que me gustaba mi compañero de laboratorio? Antes de que comenzara a salir con Alice.- le pregunté.

-Sí.- dijo ella.

-Ok.- asentí.-Bueno, ahora también me gusta un compañero, no de la carrera... del equipo de béisbol.- le dije y esperé atento su reacción.

Ella asintió pensativa. Maya no estaba sorprendida porque se enteró en las receso de invierno. 

-Ya lo sabía, Maya nos contó cuando te fuiste de casa la última vez.- dijo como si fuera obvio.-Entonces, ¿cómo va eso?-

-¿Acaso no te guardas nada?- le pregunté a Maya frunciendo el ceño.

-No sabía que era un secreto.- dio por toda respuesta.

-Bueno, no lo es...- acepté.

-¡Cómo sea, ya lo sabemos! ¡Sólo usa protección!- dijo mamá como si quisiera volver al tema con rapidez.-¿Eso significa que Alice ya no te gusta tanto como antes? ¿entonces para qué estás con ella? Podrías encontrar a alguien mejor, ¿que tal el chico? ¿cómo es? ¿puedo conocerlo?-

-Mamá.- la interrumpí antes de que continuara bombardeándome con preguntas.-Gracias por la aceptación, pero no sé si eso dure demasiado.- admití.

Me hundí en el sillón frotándome los ojos con cansancio. La cosa era que Marco seguía evitándome desde que hablamos, me dirigía la palabra en las practicas sólo cuando era necesario y me di cuenta de que se esforzaba por no mirarme. No sé por qué me sorprendí cuando comenzó, no sé por qué creí que todo seguiría como antes; tal vez no pensé que el silencio se extendería tanto... Fui estúpido.

-¿Por qué?- preguntó Maya.

-Está molesto conmigo.-

-Derek, tengo años de experiencia en relaciones...- comenzó mamá.

-Relaciones fallidas y una semi exitosa.- murmuró Maya.

-Así que cuéntame y juro que en dos minutos te tengo la solución a todos tus problemas.- continuó ella.

-Gracias, pero prefiero arreglarlo por mi cuenta.- sonreí.

-Te estás perdiendo una oportunidad única...- dijo como si eso hiciera su oferta más atractiva.

-El consejo que te dará es el mismo que me dio a mi.- intervino Maya inclinándose sobre la mesa.-"Deja que fluya"- dijo imitando el tono de voz de mamá.-¿No sabes quién te gusta más? Deja que fluya; ¿Tuviste una discusión? Deja que fluya; ¿Dudas de tus decisiones? Deja que fluya; ¿Te expulsaron de tu academia de baile?Pues fue el universo, oh... y deja que fluya.-

-Es un buen consejo.- lo defendió ella cruzándose de brazos.-En fin... cuéntanos más.- me apremió.

-Ok, veamos...- suspiré resignado.







Golpeé suavemente la puerta de la habitación y esperé apoyando una mano en la pared. Alice abrió y sonrió al verme, lanzó sus brazos alrededor de mi cuello depositando un fugaz beso en mi mejilla y luego se adentró en el cuarto.

Observé el lugar superficialmente y vi su computadora y libros sobre el escritorio, cuando avancé hasta la pequeña sala de estar también noté los platos vacíos de su almuerzo. Ella se sentó en el sillón y usó el teléfono de la habitación para pedir que alguien viniera a retirarlos, cuando colgó seguía observándome con complacencia.

-No te estaba esperando, pero me alegra que vengas de sorpresa.- dijo.

-Sí...- asentí yendo a sentarme a su lado.-¿Cómo estás?-

-Bien.- dijo.-Estaba escribiendo un informe para mi clase de bioquímica, pero estaba a punto de tomarme un descanso... necesito relajarme un poco con todos los trabajos que nos han enviado.- se quejó.

Estábamos a menos de dos meses de terminar el año académico y era común en esta época que todos comenzáramos a sentir la presión del final del semestre. Yo no quería pensar en mis responsabilidades, pues poco a poco mis calificaciones estaban comenzando a subir otra vez y estaba seguro de que si me estresaba caerían en picada como en el primer semestres

-¿Y ya se ha resuelto el problema de tu dormitorio?- indagué.

-No estoy segura, Holly dijo que me avisaría.- dijo pensativa.

Asentí frotándome la barbilla. Estaba retrasando lo inevitable y la verdad era que no tenía una buena forma de decirle que mi madre ya no la quería ahí. 

Estaba casi listo para decírselo cuando tocaron la puerta, la mucama del piso retiró las cosas con rapidez y desapareció con la misma eficiencia luego de que le entregara propina.

-Entonces... que bueno que viniste.- me dijo Alice.

Se abrazó de mi pecho con suavidad y pronto comenzó a besarme el cuello, su mano se deslizó por mi pecho lentamente y se coló bajo mi sudadera. Cerré los ojos tratando de concentrarme, esto no era para lo que había venido y aunque así fuera no estaba de humor.

Poco más de cuatro semanas en esta relación abierta y era tan obvio que ya nada era como antes que comenzaba a preguntarme cuál había sido su utilidad. Cuando eramos novios pasábamos el día juntos, charlábamos y buscábamos cosas que hacer con nuestros tiempo, otras cosas además de tener sexo. Ahora terminábamos en la cama cada vez que nos veíamos y conversábamos un poco al terminar, generalmente de cosas triviales como nuestras clases y el tiempo.

No creí que sería así, tan... casual.

-¿Estás aquí?- me preguntó.

-¿Qué?-

Alice me besó y acarició mi rostro con sus manos. Apenas se separó unos centímetros para mirarme a los ojos y me sonrió con amabilidad, otra vez apoyándose en mi pecho.

-¿Qué pasa?- quiso saber.

-Ya sabes, lo de siempre.- suspiré.

-No te creo nada.- rió.-Dime antes de que sea muy tarde y deba volver a mi informe.- me recordó apuntando su computadora.

-No puedes seguir quedándote aquí.- dije finalmente.

-Está bien...- asintió luego de un instante de sorpresa.-Bueno, eh... gracias por la ayuda.-

-Te ayudaré a encontrar otro lugar, llevaré tus cosas y...-

-¿Algo malo sucedió?- me interrumpió levantándose del sillón.

-No.- negué no muy convencido.-Es sólo que mamá está en la ciudad, en el hotel... y prefiere que no te quedes.- le expliqué.

Ella me observó con el ceño fruncido y comenzó a ordenar sus cosas de sobre el escritorio, se veía pensativa y confundida; pero continuaba guardándolas sin comentar nada. O al menos así fue hasta que tuvo una pila de libros sobre la computadora y me miró mordiéndose el labio.

-Creí... creí que le agradaba a tu madre.- dijo al fin.

-Pues, sí.- aseguré levantándome.-Cuando eramos novios.- agregué.

-Por supuesto.- resopló.-Debe odiarme ahora.-

Me habría gustado decirle que no era así, pero estaba claro que mamá ya no la consideraba lo suficientemente buena como para aceptarla de vuelta en la familia. Es más, ella era la que estaría más en contra de que volviéramos alguna vez.

-No es personal.- le dije.-Se habría enemistado con mi ex sin importar quién fuera.-

-No lo sé.- negó.-Siempre fue tan amistosa...-

-Las cosas cambiaron, Alice.- intervine antes de que siguiera haciéndose preguntas innecesarias.

-Más de lo que creí.- murmuró.-Tu también has cambiado, es gracioso... creo que sólo yo soy la misma.- rió con incredulidad.-Tanto drama existencial sólo para ser la única que sigue igual.-

Tuve el impulso de comenzar a decirle todas las formas en las que había cambiado, pero nada se vino a mi mente. Alice era exactamente igual a como la recordaba, tenía las mismas ideas y convicciones, se comportaba alegre y segura de sí... Era sólo Alice.

-Aún tienes tiempo.- sugerí.

-¿Cómo lo hiciste tú?- me preguntó expectante.

-¿Yo?-

-Es como si hubieras crecido, puede que madurado.- apuntó y reí.

-Deja decirte que he hecho un montón de idioteces y cometido varios errores, sin mencionar que no me siento excelente... así que no diría que maduré.-

-No creo que crecer signifique dejar de cometer errores e idioteces, crecer no es hacerse perfecto ¿no lo crees?- me preguntó.

Ella me observaba con atención, sus ojos grises estaban interesados en mí como si fuera a darle la respuesta a todas sus preguntas. Me sentí extraño, pues no creía tener ninguna respuesta sabia ni milenaria, yo sólo había cambiado porque no me quedó de otra.

-Sí, he cambiado.- acepté.-Y fue por ti.- dije al fin.-Porque hiciste que me diera cuenta de que no era como creía y eso me jodió, ahora he estado meses tratando de hacerme más fuerte sin ti y de ser quien quiero ser.-

-Derek...- me llamó.

-Esto es...- reí y me revolví el cabello.-Jugaste con mi identidad, esto es tan irónico.-

Me sentí inexplicablemente lleno de dudas, de pronto comenzaba a creer que había confundido la fuente de toda la tristeza, rabia y frustración... Quizás mi miseria y mala suerte no estaban allí porque perdí a Alice, quizás la verdadera fuente de todo fue que me perdí a mi mismo.

Mierda, ¿dónde estaba Ben cuando tenía revelaciones existenciales?

-Yo no... no te necesito.- le dije cubriéndome la boca.-Digo, quiero estar contigo porque es un proceso y te quiero, pero... pero no te necesito.- la apunté.

-Entonces... ¿nuestra relación abierta ya se terminó?- preguntó.

-Hablemos de esto luego, ahora deja que te ayude a empacar.- me ofrecí.

-Derek.- me detuvo parándose frente a mi.-No quiero perderte.- dijo con lentitud, como para que las palabras se grabaran en mi mente.

-¿De qué estás hablando? no me has perdido.-

-Lo sé, pero no estoy segura de si estás conmigo por completo.-

Tuve el impulso de gritarle algo por la línea de "¿Estar contigo por completo? ¡Pero si tu no quisiste seguir siendo mi novia!" Pero me abstuve de hacerlo porque no tenía ánimo de comenzar otra discusión, por lo que simplemente le acaricié el mentón y dejé un corto beso en sus labios.

-Quizás ya no sea tu novio.- dije poniendo énfasis en la ultima palabra.-Pero estaré contigo si me necesitas, así que no te preocupes... no voy a dejarte.-

-¿Estás seguro?-

-¿Estás bien?- le pregunté buscando su mirada.-Creí que estabas de acuerdo con como han sido las cosas hasta ahora, ¿estás dudando de algo?-

-Es sólo que...- me miró mordiéndose el interior de la mejilla, con el ceño fruncido.-Estás raro desde hace un tiempo, ¿pasó algo?-

Sin siquiera intentarlo se me vino a la mente Marco. Generalmente cuando estaba con Alice no podía pensar en nada más que en ella, pero desde que había hablado con él que su recuerdo se me venía a la mente sin que pudiera evitarlo. Al principio apenas lo había recordado, pero mientras pasaban los días e iba asumiendo que él no quería hablarme mi preocupación fue en aumento.

-Tuve un pequeño desacuerdo con alguien.- dije lo más vagamente que pude.

-¿Con quién?-

-Alice...- suspiré, no muy seguro de cómo responder.

-Entonces tenía razón.- masculló alejándose.-Estás teniendo problemas con esta otra chica, la que te gusta... mierda, no creí que sería celosa. No debería importarme que te importe alguien más, maldición.- se llevó las manos al rostro y respiró hondo.

-Sólo empaquemos.- resolví.

Escuchar la forma en la que su voz se desesperó un poco me sorprendió, principalmente porque... bueno, ella era la que no quería estar conmigo y resulta que ahora estaba teniendo celos. Si bien que se sintiera así le gustaba a mi ego había otra parte de mi que estaba profundamente ofendida, ¿Cómo se atrevía a decirme eso ahora? ¿Luego de todo este tiempo alejándome? ¿Cuando al fin estaba superándola?

No entendía. 









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