Narra Calum.
Ese día había una feria en Sidney, así que los chicos me habían invitado para ir a divertirnos. Faltaba poco para hora así que decidí tomar mi guitarra y empezar a componer. La verdad era que hace tiempo nada salía de mi cabeza, solo ideas inconclusas, pero nada nuevo. No importaba cuanto esfuerzo y tiempo le dedicara, siempre el resultado era el mismo.
«Tonight we're fading fast
I just wanna make this last
If I could...»
¡Era muy estresante! Llevaba tratando de escribir canciones hace tres meses y siempre terminaba tal como había empezado. Siempre me había caracterizado por aportar a nuestra banda con canciones de buen contenido y sonido, pero ahora me sentía... vacío. No podía escribir, no sentía ninguna emoción o sentimiento. Necesitaba un cambio de ambiente, de aire, quizá un cambio de chip.
A los minutos después me paré de la cama, entré a la ducha y me arreglé. El agua fría ayudaba a que mi cerebro se despejara, pero no funcionaba, nada funcionaba. Los chicos no tardaron mucho en aparecer y, como siempre, sentía como les fallaba.
—¡Hey, Hood! Milagro que estés listo —me dijo Mike mientras pasaba. Yo solo sonreí, pero mi mente seguía preocupada por mi aparente bloqueo.
Luke pasó de largo hasta donde había dejado mi guitarra. Sentí un escalofrío cuando la tomó entre sus manos y me preguntó—: ¿Estás componiendo?
—Trataba. —le corregí.
—Tranquilo. —me dijo Ashton palmeando mi hombro—. Dale tiempo al tiempo.
—Sí, Ash tiene razón. ¿Quién dice que la salida de hoy no pueda cambiar en algo? —agregó Luke.
—Quizá haya chicas —dijo Mike pícaramente.
—No lo sé, chicos. Me siento muy raro, diferente, ¿Desde cuándo necesito chicas o algo para componer? Siempre las letras salían solas.—dije pasándome la mano por la cara.
—¡Esta bien! —dijo Luke dejando caer las manos a sus costados—. Dejen de lamentarse y vayamos a divertirnos.
Dicho esto salimos. Mis ganas porque esto funcionara eran grandes. Mi único propósito en esta vida se estaba arruinando por mi culpa. Escribir era todo lo que me llenaba y me hacía sentir vivo, pero gracias a mi incompetencia me sentía más muerto que nunca.
Llegamos a la feria, a decir verdad era muy grande y linda, pero mis pensamientos andaban en otros lugares. Años atrás habría alucinado por estar aquí y que alguien quisiera subirse a los juegos conmigo para que me dejaran pasar, pero, seamos realistas, una vez que creces ya nada vuelve a ser lo mismo o a sentirse igual.
Paseamos por muchos puestos, caminamos y caminamos entre bromas de las que yo intentaba disfrutar, pero sabía muy dentro de mí que no importaba cuanto lo intentara, mi mente seguía perdida. Mis ojos se desviaron hacia un carte que decía "Madam Marion", seguramente era otra de las muchas señoras que creen leer la mano para así decirte tu "destino". Yo no caía en sus juegos, no me gustaban esas cosas. No creía en esas cosas.
—"Madam Marion". —leyó Ashton—. ¡Oye! ¿Por qué no entramos?
Miré a Ashton como si quisiera matarlo y, en serio quería. Nos conocíamos hace bastante como para saber todos secretos de cada uno y ellos sabían cuanto detestaba que me dijeran como debía vivir mi vida o esperar de ella.
—Vamos, Calum, será divertido. —me animó Luke y me sorprendió que también cayera en eso.
—¿Quién sabe lo que te tiene deparado el destino? —me dijo Mike en un tono burlón.
—Yo no creo en esas cosas. No me pienso meter ahí. —respondí algo fastidiado.
—Vamos, quizás esto te ayude a saber porque ya no escribir canciones. —me dijo Ashton.
Todos me miraron esperando la respuesta que tanto querían y sabía que tarde o temprano me harían ceder, así que entre con ellos al famoso lugar donde me dirían todas las mentiras que debía creerme.
Cuando entramos me fijé en como lucía. Era algo raro, lleno de cosas... de esas que salen en las películas. Incluso me dio un poco de escalofríos de tan solo imaginar que clase de rituales hacían ahí. La verdad era que no estaba tan mal, hasta podría habérmela comprado.
—¿Qué necesitan? —dijo una mujer apareciendo por detrás de una cortina. No lucía tan mayor, a mi parecer era como de treinta y cinco años. Su cabello era negro, pero muy, muy negro casi tan, o más, negro que sus ojos.
—Vinimos a saber si ustedes puede... Bueno... Este...
Mike se veía algo ¿nervioso? Siempre se hacía el valiente, bromeando con cosas que a los demás asustarían, pero ahora era él quién quería salir corriendo de aquí. Quizá lo aterró el lunar en el mentón de la señora.
—Saber si ustedes puede leerle la mano a mi amigo —dijo Luke señalándome. Yo solo aparte mi mirada y él continuo—. Hace días anda algo raro, ya no es el mismo. No compone música, está como... bloqueado.
—Está bien. Veamos que se puede hacer. —dijo sentándose para luego mirarme a mí—. Trata de poner de tu parte. Si no crees, no funciona tan fácil.
Hizo un ademán para que me sentara y la miré confuso. ¿Cómo sabía ella eso? Bueno quizá por mi cara de incredulidad. No era tan difícil leer las expresiones faciales.
—Dame tu mano. —me dijo y yo le hice caso. Miré para otro lado queriendo que se acabará luego—. Hey, mírame. Necesito que pongas de tu parte.
La miré sin dejarme intimidar por su intensa mirada. Accedí de mala gana y fue ahí cuando ella cerró los ojos. Comenzó hacer expresiones raras con su cara, como si estuviera viendo una película de Sherlock Holmes.
—Tu corazón está muy solitario. Está lleno de tristeza y cerrado, casi puedo ver el candado desde aquí. —dijo abriendo los ojos. ¿Sarcasmo? ¿Dónde?
—¿Cómo? —pregunto Ashton.
—Crees que tienes el control de él, ¿No?—me preguntó sonriendo como si supiera algo que yo no.
Todos se me quedaron mirando y yo negué con la cabeza haciéndoles entender a todos que no le creía nada y no caería en su juego.
—No te preocupes. —me dijo haciendo que la mirara de nuevo—. No durará por siempre. Llegará una chica que te dará vuelta el mundo. Te volverá loco y te hará cuestionarte todo lo que para ti antes era perfecto.
—¿Y como será? —preguntó Mike.
Estaba confundido ¿Una chica? ¿Qué mas señora sábelo todo? Me pregunto cuanto ganará engañando a la gente.
—Bueno, ella es... diferente. Su personalidad hará enfermar a tu amigo.—le respondió mirándome fijamente—. No puedo dar características físicas a menos que la vea.
—Ya no aguanto más. Nos vamos. —dije parándome de la silla.
—No seas infantil —me dijo haciendo que parara a la mitad del camino—, sabes perfectamente, muy dentro de ti, que hay algo que te falta. Algo que esperas. Una vez que la conozcas comenzarás a escribir de nuevo tus canciones.
Eso fue lo último que escuche, no iba a seguir escuchando tantas tonteras, no iba a perder mi tiempo.
—Wow. Eso fue... increíble —añadió Mike una vez que estuvimos fuera.
—Estabas todo meado, Mike. —dijo Ashton soltando carcajadas muy contagiosas haciendo que todos se pusieron a reír menos yo.
—Vamos hermano, si no crees en estas cosas no te enojes, solo fuimos a divertirnos. Tú dices que no pasara.
Narra _______ (Tn).
Ese era un día muy importante para mí. Mi mejor amiga y yo estábamos esperando los resultados de una prueba de intercambios.
Bueno, les explico. Mi mejor amiga, Ariana, una chica baja, ojos verdes, cabello largo y rubio oscuro —ella dice que es castaño— soñamos, desde que tenemos catorce años, con irnos de intercambio a Australia y, ahora, estábamos a segundos de saber si habíamos aprobado.
No estábamos solas, nos acompañaba su madre y su padre. Ellos son muy buenas personas, me llevo excelente con ellos. Estaba mi madre, bueno ella es increíble siempre me apoya en cuanto a mis sueños. Mi hermana, ella es muy buena conmigo, una fastidiosa pero muy querida persona. Y bueno por ultimo estaba Ian... nuestro increíble mejor amigo. Me faltarían palabras para expresar el cariño que le tengo, es un chico increíble que siempre está ahí para nosotras, es el mejor músico del mundo, toca guitarra, bajo, batería... en fin, es el mejor.
—¡Tu teléfono, Ariana! —le grité cuando vi que estaba sonando.
Ella abrió sus ojos verdes lo más que pudo y se apresuró a contestarlo. Sus padres estaban expectantes a ver que le decían y si llamaban del asunto de los intercambios. Todos estábamos esperando en mi casa.
Cuando Ariana colgó me miró y dijo—: Quedé.
Todos comenzaron a celebrar y sus padres corrieron a abrazarla. En ese momento mis piernas temblaban como nunca, apenas me podía mantener en pie. Mi corazón estaba tan acelerado que ya lo veía salir de mi pecho.
—Tranquila bruja, todo va a salir bien. —me dijo mi hermana. No me salía el habla así que solo asentí, luego de eso sentí una mano en mi hombro, era Ian.
Sentí mi móvil vibrar en mi pantalón y me desesperé intentando sacarlo.
—Con calma, _______ (Tn). —me regañó mi mamá.
"¿Aló?" hablé en cuanto pulsé responder.
"¿_______ (Tn) Torres?" me habló una mujer por el otro lado de la línea.
"Sí, soy yo."
"Bueno, mi nombre es Patricia Venegas y la llamaba desde el programa de intercambios que postuló..."
"Sí." dije para que dejara de hablar tanto y me dijera lo que quería escuchar.
"La llamaba para decirle que ha quedado seleccionada para el intercambio con destino a Australia..."
En ese instante tuve muchas ganas de llorar y sentí que Ariana se tiraba encima de mí para abrazarme. Estábamos cumpliendo nuestros sueños ¡Por fin nos iríamos a Australia! Tenía ganas de restregarles en la cara nuestro triunfo a todos aquellos que nos dijeron que no lo lograríamos, a quienes nos trataban como locas, como ilusas. Bienvenidos sueños...
Nuestro vuelo saldría a las 5:00 am así que ellos se fueron a casa para pasar últimas horas con su familia, ya que nosotras podríamos celebrar más tarde, estaríamos seis meses en Australia, soportándonos.
—Estoy muy feliz por ti, bruja —dijo mi hermana mientras me abrazaba fuertemente. Yo también estaba feliz, tan feliz, que no se podía ni expresar con simples palabras.
—Gracias. Yo igual estoy muy feliz, todo el esfuerzo, las horas de estudio, las restricciones, todo... —decía mientras sentía como mis ojos se llenaban de lagrimas.
—Te lo dije, hija, todo el esfuerzo es recompensado.
Estuve todo el día con mi madre y mi hermana. Fuimos a comer, luego a comprar las cosas que me faltarían y finalmente a nuestro hogar, para poder ordenar las cosas y descansar. El gran día se avecinaba.
—¿Se puede?
Kiara, mi hermana estaba parada en el umbral de la puerta. La miré con ternura, ¿Qué haría sin la loca que me hacía reír?
—Claro. —le dije.
Bueno les cuento. Kiara es mi única hermana, es muy hermosa, muy, pero muy hermosa, y no exagero. Desde pequeñas siempre ha llamado más la atención ella que yo debido a sus increíbles ojos pardos, su desarrollado cuerpo y, pues, todo de ella. Mi hermana es modelo y tiene diecinueve años. Desde pequeñas ella fue la atracción de cualquier cámara y no le costaba posar para ellas. Pueden decirme cualquier cosa sobre mi hermana, puede dar mala impresión o lo que sea, pero ella y mi madre son mi todo. Siempre está ahí para apoyarme y aconsejarme cuando mamá no está. Es tan importante para mí que haría cualquier cosa para que ella estuviese feliz.
—No quería molestarte, solo...
Ella me miró con sus hermosos ojos y solo con eso supe lo que ella quería. Abrazarme. Kiara no es muy cariñosa o de piel, pero yo me encargo de eso.
Me acerque casi trotando a su encuentro y la abrace muy fuerte. Mis lágrimas caían por mis mejillas y estaba segura que las de ella también, aunque ella dijese que no es sentimental.
—Te voy a extrañar tanto, bruja —me dijo y pude confirmar mis sospechas. Estaba llorando y me apretaba con todas sus fuerzas.
—Yo también ¿Crees que voy a poder encontrar una hermana más loca que tú? —dije para cortar la tristeza. Ella solo rió y me abrazo nuevamente.
—¡Hey! Debes contarme todo, absolutamente ¡Todo! ¿O crees que me creo el cuento de que vas a ir a Australia porque te gusta el país y quieres conocer sus costumbres? Soy tu hermana, no cualquier tonta. Debe haber un chico que te guste, o vas a ir a encontrar alguno.
¡Dios! Que nadie pueda creer las buenas intenciones de uno. Ariana y yo siempre nos hemos querido ir a descubrir lo que queremos. Siempre he sentido que mi destino no está aquí y no lo voy a encontrar si me quedo sentada aquí.
—¡Kiara! Yo no soy tú. Además si fuera así no hay problema...
Dicho esto, escuché el grito de Kiara. Me espantó tanto que me llevé una mano al pecho. ¿Les he dicho lo loca que es?
—¡Lo sabía! —dijo molestándome.
—¿Qué paso niñas? ¿Están bien?
Miro a mi madre, incrédula. Se había asustado a tal punto que había salido corriendo de la ducha, se había puesto la toalla y su cabello estaba lleno de espuma.
—Sí, mamá, tú sabes cómo es esta tonta. Sigue con lo tuyo, te amo. —finalice lanzándole un beso.
Ella nos miro como si quisiera matarnos, de seguro lo haría luego, y dijo—: Está bien, las amo. Kiara, cierra esa boca.
Kiara le frunció el ceño y mamá desapareció.
—Así que... ¿Hay un chico? —me dijo Kiara mientras se incorporaba en mi cama.
No le conteste. En ese momento recordé a alguien... de que había chicos había chicos, pero no era ese mi motivo para ir a Australia... o al menos yo no lo pensaba así.
—El silencio otorga...
Tomé una almohada y se la arroje. Puede que sea mi hermana adorada, pero le gusta insistir cuando sabe que no quiero contestar. Ella recibió la almohada y comenzó nuestra guerra. Al rato después ella se fue a su pieza y yo me quede profundamente dormida.
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*Capítulo corregido*